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En la actualidad podemos encontrar un sinnúmero de usos del ozono, entre los que
destacan; la purificación de agua y ambiente, terapias médicas (cáncer, hiv, infecciones
diversas), esterilización de salas de operación, esterilización de material quirúrgico,
acuacultura, ganadería, producción avícola, etc.
La molécula de O3 entra en contacto con el tejido y por ser ésta muy inestable,
inmediatamente se separa un átomo de oxígeno, quedando de la siguiente manera: O2 + O.
Este átomo libre busca a su vez algo con qué combinarse y oxidarlo. Sus principales
objetivos son hongos, bacterias, virus, levaduras, células y tejidos muertos, toxinas,
productos de desecho metabólico celular y otros agentes contaminantes.
Lo que queda después de esta separación es oxígeno puro, mismo que es aprovechado de
manera directa e inmediata por las células, para sus procesos metabólicos
La acción del ozono es completamente natural y por ende se equipara al uso de antibióticos
y antisépticos, sin el riesgo de algún efecto secundario.
Sin embargo, el ozono tiene un tiempo de vida muy corto y a temperatura ambiente vuelve
a su estado de oxígeno en menos de 5 minutos; esto limita su uso. Aquí es dónde entra el
aceite vegetal, que al ser mezclado con el ozono modifica su estructura química y permite
el almacenamiento del ozono de una manera estable y activa por varios años.
Los compuestos que se forman al ozonizar el aceite son: ozónidos, peróxidos y aldehídos;
los tres son sustancias con propiedades germicidas. Asimismo, las propiedades físicas del
aceite le permiten penetrar en sitios donde otros antibióticos acuosos no llegan, como es el
caso de la alveolitis en los conductos radiculares de los dientes.
– Sinusitis – Eczema
– Resfríos – Fístulas y micosis
– Heridas de difícil recuperación – Infecciones de oídos
– Pié de atleta – Hemorroides
– Acné – Lastimaduras en tendones
– Dolores musculares – Laceraciones provocadas por quimioterapia
– Herpes genital – Infecciones de garganta
– Dolor de muela y diente – Sangrado de encías
– Hipersensibilidad de diente – Psoriasis
– Piquetes de abeja e insectos – Arrugas de la cara
– Descongestión nasal – Quemaduras
– Moretones
Resalta la idea de que un solo compuesto pueda actuar sobre tantos padecimientos, pero al
evaluar el modo de actuar y considerando al ozono como agente activo, ya no resulta tan
descabellado.
En el artículo anterior hablaba acerca del aceite ozonizado y de las propiedades terapéuticas
que posee. Su acción antiséptica resulta de la presencia del ozono como ingrediente activo.
Pero, ¿qué hay de la utilización del gas directamente con fines medicinales? Creo que vale
la pena saber acerca de ello, sobre todo por qué; por un lado, es una terapia medica que está
desarrollándose vertiginosamente en el mundo y que de alguna manera ha resuelto
patologías en donde la medicina actual ha tenido ciertas limitaciones, y por el otro, que se
trata del uso de un gas que por su naturaleza es tóxico.
¿Qué es el Ozono?
El ozono (O3) u oxígeno triatómico, es la forma más activa del Oxígeno (O2). A diferencia
de este último, el ozono posee tres moléculas de oxígeno.
Oxígeno O2
Ozono O3
Esta estructura química le confiere al ozono una alta capacidad oxidativa (es de hecho el
tercer oxidante más poderoso que existe en la naturaleza, después del flúor y el persulfato).
Sin embargo, el ozono es una molécula muy inestable que tiende a regresar a su estado
natural como O2 si las condiciones ambientales no le son propicias; es decir, su tiempo de
vida a una temperatura ambiente es corto.
La pregunta obligada entonces es; si el ozono al ser inhalado es un gas tóxico, ¿cómo es
que puede ser utilizado como un agente terapéutico?
El ozono posee una gran cantidad de propiedades. Veamos principalmente aquella que tiene
que ver con su gran capacidad de eliminar agentes tóxicos como bacterias, hongos y virus.
Esta propiedad ha sido lo suficientemente estudiada como para generalizar su uso a nivel
mundial en el tratamiento de aguas residuales y de consumo humano; así como para
desinfectar quirófanos en hospitales, .vegetales y alimentos, en agricultura, acuacultura,
ganadería, etc. De hecho, agencias como la FDA (Administración de Fármacos y Alimentos
de los E.U.A. ), han aprobado su utilización en estos casos.
Por otro lado, está el uso médico del ozono u ozonoterapia médica.
En términos generales se conocen cuatro vías paralelas de acción del ozono, que manejadas
adecuada y profesionalmente por el médico ozonoterapeuta, brindan beneficios
incalculables a los pacientes.
A continuación se relacionan algunas de las patologías en donde el uso del ozono medicinal
ha resultado exitoso. Para mayor información, consultar las referencias bibliográficas.
a) Enfermedades Infecciosas
– Helicobacter pylory
– Hepatitis crónica
– Infecciones herpéticas
– Infecciones por virus papiloma
– Resfriados
– Giardiasis, candidiasis, criptosporidiasis.
b) Enfermedades Auto inmunes
– Artritis reumatoide
– Síndrome de Sjôren
– Vasculitis
– Esclerosis múltiple
– Lupus sistémico eritematroso
– Enfermedad de Crohn
c) Enfermedades Isquémicas
d) Desórdenes Retinales Degenerativos
e) Enfermedades Dermatológicas
f) Enfermedades Renales
g) Enfermedades Hematológicas
h) Enfermedades Degenerativas
i) Cáncer
j) Enfermedades Ortopédicas
k) Síndrome de Fatiga Crónica y Fibromialgia
l) Traumatismos, Quemaduras, Cirugía de Emergencia, Ozonoterapia previa a trasplantes
o cirugías programadas.
Referencias Bibliográficas
Bocci, V. 2005. Ozone. A New Medical Drug. Dordrecht. The Netherlands; Springer. 277
pp.
Para redondear el tema de la ozonoterapia médica, considero adecuado presentar una breve
reseña histórica de cómo se ha desarrollado y porqué está cobrando tanto auge en la
actualidad. Asimismo, se presentan algunos casos clínicos que han sido resueltos
utilizando esta terapia como la principal; y finalmente se habla acerca de la potencialidad
de su desarrollo en países como México.
Historia
Aunque existen algunos registros que datan de 1785 y 1801, en donde se menciona la
presencia de un gas resultado de una descarga eléctrica; al parecer no existe duda de que en
1840, el científico alemán Friederich Schônbein fue el pionero o descubridor del ozono. Se
encontraba realizando algunos experimentos con pilas voltáicas y en presencia de oxígeno
detectó un olor característico. Inicialmente pensó que era un compuesto derivado del
nitrógeno, pero después comprobó que se trataba de un “oxígeno activo”. A partir de ese
momento se desarrollaron varios estudios para conocer las propiedades de este gas (ahora
sabemos que de manera natural se encuentra en sitios como la capa de ozono). Se pudo
comprobar que una de las propiedades características del ozono es su potente capacidad de
oxidación.
A raíz de ello, en 1857 el ingeniero Werner von Siemens desarrolló el primer equipo
ozonizador, que aunque con deficiencias en cuanto a la durabilidad de sus componentes
ante la exposición del ozono, a la fecha (con cambios considerables), se siguen utilizando
los llamados tubos “Siemens”.
Una vez conocida la capacidad desinfectante del ozono, se construyeron mejores equipos y
su uso se fue orientando más hacia el tratamiento de aguas residuales y para consumo
humano. En 1893 se puso en operación la primera planta potabilizadora de agua en
Holanda; y se puede afirmar que actualmente casi todas las fábricas de agua potable utilizan
el ozono al menos en una parte de su proceso.
Dentro del campo médico, se menciona que a principios de siglo XX, el dentista suizo, E.A.
Fischer, fue el primero en utilizarlo para infecciones bucales, mediante el uso de agua
ozonizada. Curiosamente lo utilizó en un paciente médico cirujano (Edwin Payr), quien
sufría de una severa necrosis pulpar. Los resultados sorprendieron a Payr, quien comenzó a
usar al ozono como desinfectante en cirugía (1935).
De ahí siguieron médicos como P. Aubourg, Wherly y Steinbarth, los cuales aportaron
valiosas publicaciones; y Hans Wolf quien publicó en 1979 el libro “Ozono Médico”. En
este libro ya hablaba de la ozonoterapia vía autohemoterapia. (ver artículo anterior). Para
ese entonces, el alemán Joachim Hansler había desarrollado un equipo ozonizador de tipo
médico; y junto con Wolf, conformaron en 1973 la primera sociedad médica del ozono.
No es sino a partir de un conocimiento científico del accionar del ozono dentro del cuerpo
humano, como podemos considerarlo como un verdadero fármaco y eliminar así el efecto
placebo que podría derivarse de las creencias y necesidades del hombre de presentar
alternativas de curación milagrosas. Existen hoy en día países como Cuba, Rusia, Japón,
Austria, Suiza, Alemania e Italia, en donde la ozonoterapia se ha extendido ampliamente y
ha complementado el marco médico-científico prevaleciente. Los investigadores serios en
el mundo, han mantenido un bajo perfil en la difusión de resultados, ya que consideran que
el ozono tiene tanta potencialidad que puede ser y es sujeta, a críticas y descalificaciones.
Han procurado sustentar minuciosamente sus hallazgos, de tal suerte que ningún protocolo
establecido limite su aplicación. Esto por supuesto es de gran ventaja para nosotros porque
se garantiza que la aplicación del ozono, lejos de ser considerada como una terapia
alternativa o naturista, sea realmente una práctica médica seria.
Casos Clínicos
1- Acné polimórfico
20 pacientes diagnosticados con acné juvenil en diferentes grados, fueron tratados con
aceite ozonizado 2 veces al día después de lavar con jabón. El estudio se realizó durante 30
días con una evaluación a los 15 días y otra valoración al final del estudio. Los resultados
se muestran en la siguiente tabla:
15 DIAS 30 DIAS
EVOLUCION PACIENTES % PACIENTES %
SATISFACTORIA 15 75 20 100
INSATISFACTORIA 5 25 0 0
PRURITO 1 5 0 0
Lo interesante en este estudio no nada más estriba en que el 100% de los pacientes tratados
con aceite ozonizado se curaron en menos de 21 días, si no que con este tratamiento, la
inflamación, el dolor y el mal olor, desaparecieron prácticamente durante los primeros 15
días.
4- Gingivostomatitis infantil.
120 niños diagnosticados clínicamente con gingivostomatitis se distribuyeron en dos
grupos. El grupo control fue tratado con Iodoxuridina tópica y los 60 restantes con aceite
ozonizado también tópico. Para ambos se aplicaron dos curaciones locales al día y se
valoraron dos criterios: a) Disminución clínica de los síntomas (regresión de fiebre,
desaparición de dolor gingival, aceptación de alimentos); y b) Curación (desaparición de
heridas y normalización de los análisis sanguíneos).
Resultados:
b) Curación
Resultó sorprendente que la mayoría de los pacientes tratados con aceite ozonizado se
curaron en menos de 7 días, mientras que los del grupo control tardaron de 11 a 20 días en
sanar.
Aunque existe una gran cantidad de productos comerciales para atacar este problema, vale
la pena resaltar que la mayoría son micóticos específicos (contra hongos), mientras que el
aceite ozonizado ataca también a bacterias y a virus.
257 pacientes con esta enfermedad, fueron tratados con aceite ozonizado durante un
período de 6 semanas con 2 aplicaciones diarias. El 89% se curó completamente, el 10%
mejoró, el 1.2% permaneció igual y solo en uno de los casos se presentó una desmejora (no
se incluye en el estudio la causa de ello). El estudio resalta, además de los resultados
clínicos, la tolerancia, facilidad de aplicación y ausencia de efectos secundarios como
factores que favorecen su uso.
Hace menos de diez años, en México la palabra ozono no significaba menos que
contaminación, degradación y enfermedad. Tan solo unos años atrás, el químico mexicano
Mario Molina, galardonado con el premio Nóbel de química en 1999, nos dio una nueva
perspectiva de este trascendente gas. Pero ¿hasta dónde podremos considerarlo como un
novedoso fármaco capaz de modular nuestro sistema inmunológico, atacar infecciones y
salvar de la amputación a extremidades en pacientes diabéticos? Creo que únicamente será
a través de los resultados que se obtengan y de la madurez en nuestro sistema médico de
aceptar nuevas tecnologías. La responsabilidad de ello está en este momento en las decenas
de médicos que actualmente están practicando la ozonoterapia en el país y que de alguna
forma han constatado su eficacia. Después será el papel de la autoridad sanitaria la que rija,
regule y promueva su uso; y finalmente las universidades y centros de investigación,
quienes se encargarán de preparar ozonoterapeutas científicamente calificados. Por ahora
solo contamos con la experiencia de investigadores de otros países, quienes han venido a
presentar su experiencia.
Por lo pronto, la palabra por sí misma ha incursionado en áreas como la purificación del
agua y alimentos, la esterilización de quirófanos, etc. Parece ser que falta poco para que
llegue a la gente la idea en general de que el ozono equivale a una alternativa de curación.