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Nietzsche, más que explicar el origen del humor, nos habla de su utilidad. Basa sus reflexiones
en la noción de la risa como compensación del dolor. Su postulado esencial es que el hombre
sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa. Sólo lo cómico
nos proporciona la fuerza precisa para soportar la tragedia de la existencia. En otras palabras:
Nietzsche se apresura a reírse de todo para no verse obligado a llorar.[1] Sus doctrinas del
Literatura 6to año: Comovisiòn humorística- Profesora Mariàngeles Belacìn
La segunda función de la risa es la de atacar a la seriedad del mundo. Nietzsche asegura que
estamos en los tiempos de la tragedia, de la moral y de la religión, y por ello el hombre no
puede reír. Y contra esta posición se rebela. El espíritu libre ríe sobre las ruinas de los viejos
conceptos: «Toda gran seriedad ¿no es ella misma ya una enfermedad? ¿Y un primer
afeamiento? El sentido de la fealdad se despierta al mismo tiempo que la seriedad; uno
deforma ya las cosas cuando se las toma en serio.»[4]
En los más, el individuo es una máquina torpe, lóbrega y chirriante que cuesta poner en
marcha: le llaman «tomar en serio las cosas» cuando se proponen trabajar y pensar bien con
esa máquina. [...] Y «donde hay risa y alegría, el pensamiento no vale nada», así reza el
prejuicio de esa bestia seria [el hombre] contra toda «gaya ciencia». ¡Muy bien! Demostremos,
pues, que se trata de un prejuicio.[5]
El humor sirve para criticar y demoler. Cuando Nietzsche asume la figura del «espíritu libre», la
risa entra a formar parte del armamento crítico del nihilismo integral. La misma expresión
creada por Nietzsche, «Monótono-theismus», con su connotación irónica, muestra el carácter
desacralizador de la risa aplicada a los sistemas de conceptos. Recurrir a la risa muestra que no
se intenta superar en el sentido moderno —oponer argumentos más verdaderos— a otros,
sino mostrar el carácter humano y, con ello, insignificante, pequeño, mísero, ridículo de los
supuestos grandes sentimientos que generan los grandes ideales. La Gaya Scienza cumple este
papel corrector como ciencia que puede reír de los resultados a los que ha arribado el espíritu
humano.
Muchas objeciones pueden hacerse a esta visión nietzscheana del humor, pero aparte de sus
consideraciones éticas —que no son el motivo de este trabajo— cabe decirse que la risa de
Nietzsche surge de una voluntad de reír, de una actitud deliberada; no analiza las causas
externas que la originan.