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● calendarios,
● agendas semanales,
● horarios,
● carteleras de notas,
● paneles de cumpleaños, asistencia y secretario,
● rótulos en los materiales del aula/sala a recurrir,
● agendas de lectura,
● listados,
● libros, revistas, afiches, juegos,
● carteles con los nombres de los niños y de personajes,
● bancos de datos,
● abecedarios de palabras, de nombres propios
(en un lugar visible y al alcance de los niños)
● mapas,
● materiales propios de la gestión de la biblioteca (ficheros, inventarios),
● tomas de notas,
● carteleras de recomendaciones, roles y acuerdos, etc.
Pero no basta que estén allí para que el ambiente alfabetizador funcione
como práctica social y cultural que se da en la clase se necesita de las
intervenciones del maestro para que se recurra a ellas como fuentes de información.
En las paredes de las salas/aulas suelen encontrarse listas de los nombres
de los niños donde cada uno de los soportes se presenten en formatos diferentes y
específicos para que permitan la fácil lectura (por su legibilidad) y resguarden
propósitos comunicativos para promover avances en el sistema de escritura. La
escritura del nombre si no se contextualiza como un conjunto de marcas gráficas
con una organización particular, se corre el riesgo que sólo se reduzca a la
representación de sus marcas gráficas sin sentido.
Completar el listado del ambiente alfabetizador no garantiza su conocimiento,
o que sea un recurso de uso para pensar las intervenciones para escribir otras
palabras. Los niños deben saber que ahí dice el nombre de quién, en cada una de
esas escrituras. Por ejemplo: en el panel de cumpleaños están los nombres de los
niños en los meses y saber cuáles son, es fundamental para ser utilizados como
referentes para escribir otras palabras, frecuentarlos y ponerlos en uso. Para ello
hace falta una continua y sistemática interacción con los mismos, en el marco de
situaciones habituales de interpretación y producción para transformarlos en objetos
lingüísticos.
Por ejemplo:
-Si los niños están listando en grupo animales de mar que desean investigar y
alguno de ellos pregunta "¿Con cuál va 'pulpo'? ¿Con la de 'Pulgarcito'?" El
docente puede sugerir: "Fíjate en la biblioteca que está 'Pulgarcito.'".
-Si están escribiendo el final de un cuento clásico que dictaron al docente -dado
que se han acordado diferentes finales para la versión en parejas- y alguien
pregunta "¿'mágica' va con 'ge' o con 'jota'?" La docente puede sugerir que
recurran a la toma de notas donde figura "magia" y también "varita mágica".
-Si están completando los datos del lugar, fecha, destinatario y firmante en la
invitación para la obra de títeres -cuyo cuerpo fue dictado al docente- y alguien
pregunta "¿Cómo se escribe "jueves"? ¿Y "mayo"?" La docente puede proponer:
"Vayan al almanaque y fíjense donde dice 'jueves'", "En el panel de los
cumpleaños está 'mayo' ¿lo encontraron?", "En tu nombre falta una letra, fijate
en tu cartel cuál es la que te falta..."
ALGUNAS PROPUESTAS
Todos los carteles deberían tener el mismo tamaño, forma, material, color y
se escribirse con el mismo bolígrafo o rotulador y con el mismo tipo de letra; para
que justamente varíe sólo lo que está escrito en cada una de ellas. El sentido de
En cuanto al tipo de letra, con los niños muy pequeños que inician estas
aproximaciones tomamos en general como referencia el uso de la imprenta
mayúscula ya que facilita la tarea de escribir y leer, aunque depende de las
condiciones que haya generado la maestra para que progresivamente estas
condiciones varíen y se pueda ampliar el repertorio de tipologías de letras.
Conservamos de un lado de la tarjeta el nombre escrito con letra de imprenta
mayúscula y del otro lado lo escribimos con otras tipologías (imprenta minúscula o
cursiva), haciendo explícito que dice exactamente lo mismo. Hasta se podría ir
variando en el fichero.
Es frecuente que varios niños de la clase tengan el mismo nombre y en ese
caso el maestro se sienta con ese grupo y resuelven la situación de común acuerdo,
podemos plantear que habrá dos carteles iguales porque se llaman igual. Porque en
muchos casos agregan apellido, usan el diminutivo, etcétera, pero lo importante es
dejar de incluir la inicial del apellido, ya que no tiene significatividad para el niño
como unidad lingüística.
A modo de ejemplo:
Organizaciòn de la Biblioteca àulica
Durante las primeras semanas de clase, la maestra desarrolla una secuencia de
trabajo para organizar la biblioteca; a lo largo de varios días, los niños exploran los
libros, se organizan los estantes donde se van colocando cartelitos para identificar
cada género -cuentos, libros para aprender, poesías y canciones catálogos-.
Los niños y la maestra acuerdan que la docente leerá un cuento de la
biblioteca los lunes y los jueves y una poesía cada viernes, durante la última hora de
clase, por ejemplo. Después de la lectura, ella y los niños intercambian acerca de lo
leído y la maestra vuelve a mostrar el título del cuento y pide luego a los niños que
lo localicen en la tapa y se lo dicten para incluirlo en la agenda de lectura.
– “¿Cómo descubriste, Juan Sebastián, cuál era tu lugar? Escuché que estuvieron
conversando con Juan Pablo para ver cuál era el lugar de cada uno.”
La maestra propone, como vemos, una situación de lectura del nombre propio y del
nombre de alguno/s de los compañeros de la mesa. (para ampliar puede ver
propuesta de registro curso Nombre Propio donde se presenta una situación de
lectura de nombres entre tres)
Orientaciones para realizar las intervenciones
Dado que las tarjetas con sus nombres tienen el mismo tamaño, color y tipografía,
sólo la escritura puede brindar información. Es necesario comenzar a considerar
aspectos de lo escrito (la cantidad y calidad de los signos gráficos) para acceder al
significado. En su recorrido por el aula, la docente conversa con los niños sobre
casos puntuales. Los nombres de Lucero y Luciana empiezan igual y tienen
aproximadamente la misma extensión.
“Esta es la tarjeta de Lucero porque tiene con ´la o”, dice Luciana”. Ya no es
suficiente observar la extensión de la escritura ni que empiezan igual, es necesario
también considerar cómo continúan o terminan las palabras y tomar en cuenta las
letras identificadas -“la o”, “la a”- que volverán a usarse para leer y escribir otras
palabras.
Juan Pablo y Juan Sebastián son dos nombres compuestos y de larga extensión,
empiezan de manera idéntica. Muchos niños descubren -en el momento en que la
maestra escribe ambos nombres en el pizarrón y los lee con detenimiento-, que al
mismo nombre corresponden exactamente las mismas letras en el mismo orden;
será necesario buscar “la de Pablo” o “la de Sebastián” para diferenciar un cartel de
otro.
Es probable que en el grupo existan nombres en los que las letras iniciales y finales
coincidan. El maestro hace comparar los nombres a los niños que se encuentran en
esa situación, por ejemplo.
SONIA SILVIA PEDRO PABLO
JUAN JOAQUÍN ROSA ROSAURA ROSAMARÍA
Los ayuda en esta tarea mediante preguntas: ¿En qué se parecen estos dos
nombres? ¿En qué son distintos? ¿Cuál tiene más letras?, etc.
Esta misma actividad puede realizarse con todo el grupo, tomando un par de
nombres por vez. El maestro pide a los niños cuyos nombres tengan letras iniciales
y finales iguales, que los escriban en el pizarrón.
Luego se dirige al grupo y dice, por ejemplo: Aquí Juan y Joaquín escribieron sus
nombres. ¿Dónde dirá Juan? ¿Y dónde Joaquín? ¿En qué se parecen los nombres
de estos dos niños? ¿Qué comparten estos nombres? ¿Cuál es más extenso?
¿Qué miraron para darse cuenta que en Joaquín no dice Juan?, etc.
Nombres compuestos
Es posible que en el grupo, algunos niños posean nombres formados por dos
palabras y que alguna de ellas coincida con el nombre de otro alumno o con una
parte del mismo, si éste es compuesto.
JUAN JOSÉ LUIS MARÍA CLARA
JUAN PABLO JUAN JOSÉ ANA MARÍA
El maestro conduce al grupo hacia la identificación de la parte igual contenida en
esos nombres y hacia el descubrimiento de su significado. Por ejemplo: Aquí María
Clara y Ana María escribieron sus nombres. ¿En qué se parecen? ¿Qué dirá en
estos pedacitos que son iguales (MARÍA)? Si aquí María Clara escribió todo su
nombre y aquí dice María, ¿qué dirá en esta otra parte (CLARA)?¿Qué dirá acá
(ANA)? ¿Quién se anima a escribir María? Ahora vamos a escribir Clara ¿Quién
quiere escribir Ana en el pizarrón?; etc.
A menudo, el maestro propone otros pares de nombres compuestos y trabaja con el
grupo en el mismo tipo de análisis.
Sobrenombres
Recortes de nombres
A menudo los niños cuyos nombres tienen tres o más sílabas, son llamados
familiarmente con una parte del nombre. Serían ejemplos de lo anterior, los
siguientes casos:
Sebastián----- Sebas
Santiago ------ Santi
Teresa ---------Tere
Gustavo------- Tavo
Fernando------ Nando
Leticia---------- Leti
Máximo-------- Maxi
La característica común de todos estos ejemplos es que el sobrenombre está
íntegramente contenido en el nombre; en algunos casos es un recorte inicial
(Teresa-Tere) y en otros, uno final (Gustavo-Tavo) de la cadena oral.
El análisis debe conducir a que los niños descubran cómo se escribe ese recorte. El
maestro pide a Sebastián, por ejemplo, que escriba su nombre en el pizarrón y que
lo lea al grupo. Luego dice: Aquí Sebastián escribió su nombre. ¿Qué escribió?
Nosotros a Sebastián le decimos Sebas. Se solicita lectura con señalamiento para
ajustar la cadena oral a la cadena gráfica. También se puede identificar cuál será el
más largo, Sebas o Sebastián. Vamos a decir todos Sebastián. Ahora vamos a decir
Sebas. Para identificar su extensión se suelen silabear o compararlas pero es
necesario leer con señalamiento o escribirla para que puedan reflexionar en este
aspecto. ¿Cuando decimos o leemos Sebastián, hasta donde decimos también
Sebas? ¿Cómo empieza Sebas? Fíjense si en Sebastián está escrito Sebas.
¿Quién quiere copiar o escribir Sebas? Aquí dice Sebas (señalando Sebas en la
escritura Sebastián) ¿Y aquí qué dirá ( señalando tián)?, etc.
Ésta es una intervención que puede pensarse para realizar de manera individual, en
pequeños grupos. Los equipos podrían estar integrados por dos o más niños cuyos
nombres tengan la misma letra inicial o sílaba inicial.
El maestro arma una batería con palabras de las trabajadas en la sala/ aula a modo
de reflexionar cuáles de las que estuvieron escribiendo inician como sus nombres.
Así, por ejemplo, Sandra podrá pensar palabras de las que trabajaron en la lista de
materiales par armar el juego de la verdulería : sandía.
Luego se les propone reflexionar sobre ellas para ver hasta dónde comparten partes
iguales. En el caso que encuentren similitud con el cartel que dice sala amarilla o
salón de clases, podrán avanzar en la reflexión, pensando la “Sa”. Es probable que
descubran que tienen que empezar la escritura con la inicial del nombre pero que
luego no sepan sobre la continuidad. En todos los casos, el maestro los alienta para
que los escriban de la mejor manera que puedan.
Cuando hay más de un niño con las mismas iniciales, pueden realizar juntos este
trabajo para favorecer así la discusión y el intercambio de opiniones.
El maestro pide a cada niño que lea en voz alta, para que el grupo lo escuche, todas
las palabras que escribió que empiezan igual que su nombre.
Condiciones didácticas que propician situaciones de escritura en el aula
■ Concebir a los niños como escritores plenos. Considerar que todos
pueden escribir, cada uno con sus posibilidades y desde sus
conceptualizaciones acerca del sistema; que son capaces de producir textos
diversos en el marco de situaciones específicas evitando aquellas
situaciones en las que los niños quedan posicionados como meros
"copiadores" de textos irrelevantes en situaciones de poco sentido para ellos.
■ Ofrecer oportunidades para avanzar en el aprendizaje del sistema de
escritura y en el aprendizaje del lenguaje que se escribe simultáneamente
con propuestas centradas en la producción de textos que posibiliten alternar
situaciones de escritura directa y mediada por el docente.
■ Promover la producción cooperativa de escrituras para favorecer la
confrontación de conceptualizaciones diferentes y el intercambio de
conocimientos específicos, así como la adopción alternativa de roles
diferentes: escritor y lector de la escritura, dictante y registrador de lo que el
compañero dicta.
■ Propiciar un clima de confianza para que los niños puedan escribir,
solicitar y ofrecer información, confrontar ideas sobre lo escrito,
aproximándose paulatinamente a una producción escrita cada vez más
próxima a la escritura convencional. No se trata sólo de "escribir como
puedan" sino "lo mejor que puedan".
■ Propiciar el empleo de diversos soportes e instrumentos para escribir:
cuaderno, papelitos sueltos, libretas, hojas borradores y hojas definitivas,
afiches, máquinas de escribir o procesador de texto -si las hubiere-; lápices y
goma, tiza y borrador, fibrones, equipo de letras, etc.
■ Poner a disposición de los niños todas las fuentes de información
posible.