Vous êtes sur la page 1sur 1

SECCIONES INICIO ES

OPINIÓN | COMENTARIO

Con Trump no solo gobiernan los peores, también los más incompetentes
Por PAUL KRUGMAN 1 de abril de 2019

Stephen Moore, la nominación más reciente del presidente estadounidense a la Junta de la Reserva Federal,
tiene experiencia en estar equivocado. Andrew Harrer/Bloomberg

Read in English

No es ningún secreto que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha


designado a muchos aliados incompetentes, y sin la formación adecuada, para
ocupar los puestos políticos más importantes. Hace unos meses, mi colega
Gail Collins les pidió a sus lectores que la ayudaran a seleccionar al peor
miembro del gabinete de Trump. Fue una tarea difícil por el gran número de
candidatos que cubrían el requisito a la perfección.

[Si quieres recibir las mejores columnas de Opinión de The New York Times en
Español en tu correo, suscríbete aquí a El Times]

Por cierto, el ganador fue Wilbur Ross, el secretario de Comercio. Ahora


parece una opción todavía más adecuada: se dice que su departamento preparó
un informe en el que declara que las importaciones de automóviles europeos
representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. No
solo es una afirmación ridícula, sino también peligrosa, pues le da bases a
Trump para arrancar una nueva fase de su guerra comercial que podría
causarle un terrible daño económico al país y aislarnos de nuestros aliados.
Ah, y por cierto, eso sí afectaría la seguridad nacional.

Sin embargo, hasta hace poco una agencia del gobierno parecía haberse EXPLORA NYTIMES.COM/ES

mantenido inmune a la continua invasión de ineptos: la Reserva Federal, la


institución más vital para la política económica. En general, los nominados de
Trump para la Reserva Federal habían sido economistas sensatos y respetados.
Así que lamento decirles que eso cambió el 22 de marzo pasado, cuando
Trump declaró que planeaba nominar a Stephen Moore para la Junta de
Gobernadores de la Reserva Federal.

A todas luces, Moore no cuenta con la preparación necesaria para ocupar ese
cargo. Es triste, pero la historia detrás de esta decisión va más allá de Moore, e Los secretos de Costa Rica detrás de un
decorado de lujo
incluso de Trump; se explica por la tendencia del Partido Republicano a
preferir charlatanes en vez de expertos, incluso los expertos de su partido.

En el caso específico de Moore, está de más decir que se ha equivocado en


todo. No me refiero a que haya tomado alguna mala decisión ocasional, algo
que le pasa a cualquiera. No, el hombre tiene un largo historial que incluye
haber predicho que las políticas de George W. Bush producirían un auge
magnífico, que las de Barack Obama ocasionarían una inflación desmedida y
que los recortes fiscales en Kansas favorecerían un auge “casi inmediato” de la
economía de ese estado, entre muchas otras cosas. Para colmo, por supuesto,
nunca ha reconocido sus errores ni ha reflexionado acerca de los aspectos que
contribuyeron a que se equivocara.

Además de lo que ya señalé, Moore tiene un problema con los hechos.


Después de imprimir un artículo de opinión escrito por Moore en el que todas
las cifras clave eran erróneas, un editor juró nunca volver a publicar su trabajo.
En sus escritos y declaraciones, siempre hay una miríada de errores de hecho.
La verdad es que son contadas las ocasiones en que Moore ha hecho referencia
a un dato preciso.

El problema es que Moore no le llamó la atención de manera aleatoria a


Trump. Desde hace mucho ha gozado de una posición destacada dentro del
movimiento conservador: ha sido autor de páginas editoriales para el Wall
Street Journal, economista jefe de la Fundación Heritage y un orador muy
frecuente en el circuito de conferencias de la derecha. ¿Por qué?

Podríamos decir que el Partido Republicano valora más la lealtad al partido


que la competencia profesional. No obstante, sería una explicación parcial,
pues hay muchos economistas conservadores que cuentan con una formación
profesional sólida, y algunos incluso son muy abiertos en cuanto a su
partidismo. Varios economistas conservadores distinguidos respaldaron sin
dilación las absurdas afirmaciones del gobierno de Trump sobre los beneficios
de los recortes fiscales, aunque bien sabían que no eran razonables.

Su partidismo tampoco ha sido moderado y delicado. Muchos todavía


lloramos la muerte de Alan Krueger, el economista de Princeton mejor
conocido por una investigación (que después han respaldado muchos otros
estudios) en la que demostró que los aumentos al salario mínimo por lo regular
no parecen reducir el empleo. Pues bien, James Buchanan, el economista
conservador ganador del Premio Nobel, criticó a quienes estudiaban esa línea
de investigación por considerarlos “una bandada de prostitutas que solo buscan
su provecho personal”.

Así que los conservadores podrían, si quisieran, pedirles asesoría a


economistas muy leales al partido que por lo menos tuvieran cierta idea de lo
que hacen. Pero ese tipo de economistas, a pesar de sus aparentes intentos
patéticos de ganarse el favor de los políticos, casi nunca llegan a ocupar
puestos clave, que más bien se otorgan a personajes de una incapacidad casi
surreal como Moore o Larry Kudlow, el economista jefe del gobierno de
Trump.

Muchos han descrito al gobierno de Trump como una kakistocracia —el


gobierno de los peores—, y no hay duda de que lo sea. Pero también podría
decirse que es una ineptocracia —el gobierno de los ignorantes e
incompetentes—. En este sentido, Trump tan solo hace eco de las prácticas
normales del Partido Republicano.

¿Por qué la derecha elige incompetentes para gobernar? Quizá solo sea porque
un partido de burócratas se siente incómodo cerca de personas que tienen
conocimientos reales o gozan de buena reputación por sus propios méritos,
independientemente de la lealtad que parezcan demostrar. Después de todo,
nunca se sabe cuándo decidirán ser fieles a sus principios.

En todo caso, llegará el momento en que tengamos que pagar el precio. Es


cierto, como escribió Adam Smith, que “es mucha la ruina en una nación”.
Estados Unidos no solo es un país rico, pacífico, con un poder inmenso y
avances tecnológicos. También somos una nación con una larga tradición de
servidores públicos dedicados.

Incluso en este momento, como he podido constatar a nivel personal, la gran


mayoría de los empleados del Departamento del Tesoro y el Departamento de
Estado, entre otros, son ciudadanos competentes y trabajadores que intentan
poner sus mejores capacidades al servicio de su país.

Por desgracia, si los trabajos de mayor responsabilidad se otorgan


sistemáticamente a los incompetentes, resultará inevitable que se produzca un
proceso de corrosión. Ya comenzamos a observar cierta degradación en la
respuesta de nuestro gobierno a sucesos como los desastres naturales.

Siento decirles que en el futuro habrá más desastres y con peores


consecuencias, y los encargados de resolverlos serán los peores de entre los
peores.

GOBIERNO DE DONALD TRUMP, RESERVA FEDERAL DE ESTADOS UNIDOS, STEPHEN MOORE, WILBUR ROSS

RELACIONADAS COMENTARIO

El poder de la mezquina furia personal El Times


15 de marzo de 2019 Suscríbete al boletín diario de The New York Times en Español:
una guía con las noticias más destacadas y los mejores artículos
para entender lo que está sucediendo en América Latina y el
COMENTARIO mundo.
¿Cómo va la guerra comercial? 6 de marzo de 2019
Escribe tu correo electrónico. Suscríbete
CIENCIA

¿Por qué un animal cambiaría su cuerpo por otro? No soy un robot


28 de marzo de 2019 reCAPTCHA
Privacidad - Condiciones

COMENTARIO
MIRA LA MUESTRA POLÍTICA DE PRIVACIDAD
¿Por qué nos sedujo tanto la trama rusa? CANCELA TU SUSCRIPCIÓN O CONTÁCTANOS CUANDO QUIERAS

28 de marzo de 2019

EDICIÓN English 中文 (Chinese) Español

© 2019 The New York Times Company Publicidad Privacidad Condiciones Preguntas Ayuda

Vous aimerez peut-être aussi