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Asumir


un compromiso:
identidad
y movilización en los
movimientos sociales
Alberto Melucci
..

l. LA ACCIÓN COLECTIVA ES UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL

En los análisis tradicionales de los fenómenos colectivos encon-


tramos dos orientaciones principales y recurrentes. Unas veces
se hace qincapié en el mismo hech~.a_a.s,:ci.QJ1 colY,Stiva 9!1e
uearece, de esta forma, COm() acci_óu_sin- acto¡;,_ una SUma acci-
dental de acóntecimientos individuales. La psicología de masas,
siguiendo esta característica, pone el énfasis en los factores de
imitación, irracionalidad, contagio o sugestión. En la sociología
del comportamiento colectivo, la acción colectiva se ve repre-
sentada como la respuesta reactiva a la crisis o desorden del sis-
tema social. Otro punto de vista tradicion.aLha buscad_p.J.us.lw-
damentos objetivos del feQómeno observado en la estru~
social y ha deducido la acción del análisis de las condiciones so-
rialéS ~~Ct<?.r ~_ earece~~er en- comúp. Aquí nos enco"'il-
1ramos con un qJ:.tor sin acción 1 ya que el espacio entre las con di-

.. ( il'lling Involved: Identity and Mobilization in Social Movements», en B. Klan-


"''llnans, H . Kriesi y S. Tarrow (comps.), From Structure to Action. Comparing
\ul'ial Movement Research Across Cultures, Greenwich: JAI Press, 1988, pp. 329-
HK Traducción de Marisa Revilla.
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ciones objetivas y las conductas colectivas empíricamente obser- rrolla la idea del movimiento social como el agente histórico ue
vadas se prueba siempre imposible de salvar. El viejo problema marcha hacia un estino e I eracwn o como la ma§..'L§!!ges_tio.-
de Marx (cómo pasar de la clase en sí a la clase para sí, de las nada y bajo el controi de ~n~__pocos ~g!tadores 1.
condiciones de clase a la acción de clase) permanece sin resol- Hoy nos encontramos al final de este ciclo, no porque se ha-
ver, como trasfondo. yan acabado las luchas por la ciudadanía o porque no queden es-
Estas orientaciones, que forman parte de los tradicionales es pacios democráticos que conquistar, sino porque los diferentes as-
tudios sobre los fenómenos colectivos que continúan influyendo pectos de los conflictos sociales se han separado progresivamente.
en este ámbito de estudio en la actualidad, comparten dos enun Los conflictos relacionados con las relaciones sociales constitu-
ciados epistemológicos. Primero se trata el fenómeno colectiv1 1 Y<?ndo un stsfema - ür un lado;y rasTuchas encaminadas a la ex-
-ya sea una reacción de pánico, un movimieñio social o un pro tensión de la ciudadanía para la concesión de derechos a grupos
..¡... ce-snfeVolÚcionario- como uñ dato e!iilJÍIJFO.!f!Ji!arig. ~ es, excluidos o marginados y para su iniciación en las «reglas del
seasurrt'eoe eiitraaaia uríiaad emr-írica del fenóménó, según l".'. juego»), p_?r otro, tienden a diferenciarse y a involucrar a distintos
perci6ida e interpretada ILO_r_e_Lo.b~Lvador, como realm enlt' actores.
eXistente. La ocurrencia de ciertos comportamientos individua . . - De nuevo son diferentes las formas de acción a través de
las cuales se expresa la resistencia a los procesos de moderniza-
l~ "'c""Oitc"omitantes forma una gestalt unitaria que se transfiw ción y a su extensión mundial. La diferenciación de campos, acto-
desde lo fenomenológico al nivel conceptual y adquiere consi ~ res y formas de acción no pernllte seguir con la ima en estereoti-
tencia ontológica: la reali~d....s.olectiva existe como objeto. /1.1
mismo tiempo, se insinúa el segundo enunciado en el proceso dt
cosificación del objeto «~eno_ coJectivo.!_: la idea de que l.t
dimensión colectiva de la acción social es un hecho incontrow •
----
pa a e los actores colectivos moviéndose en el escenario
tilsfonco como los personajes de un aráñia épiGQ_; igualmente de-
-- --- ---
sacreditada se encuentra la im~g~ o_Questa d~una masa amorfa
gmada exclusivamente por Sl!_S instintos gregarios.
tibie, lo dado que no merece mayor investigación. Los cambios en- lá estructura histórica de referencia vienen
En los años recientes la reflexión crítica ha empezado a rl't 11 acompañados de una nueva conciencia teórica, vinculada a la
nocer el carácter cuestionable de estos enunciados. Tanto l11 evolución en el debate mantenido en el seno de las ciencias so-
cambios en las condiciones históricas como la evolución en 11 eiales. La percepción de los fenómenos colectivos como datos
debate teórico han contribuido a este reconocimiento. Los rw• empíricos unitarios se revela como fundamento analítico mu ..
flictos que dieron lugar a la teoría y análisis de la acción co l• 1 lragtl e, mclüsive, mexistente. El progreso en la reflexión e in-
tiva están vinculados históricamente con formas de acción, e•• l11 vestigación dentro de los ámbitos sociológicos y psicológicos nos
que juegan un importante papel tanto la crisis del viejo 01 d111 lleva a considerar los fenómenos colectivos como resultado de
(las luchas sociales en sentido estricto), como las luchas po1 l1 múltiples procesos que favorecen o impiden la formación y el
ciudadanía. mantenimiento de las estructuras cognoscitivas y los sistemas de
La acción de la clase obrera en la fase del capitalismo ind11 relaciones necesarios para la acción. Lo que se da por sentado
tria! sirvió como modelo, unas veces temido, otras veces fav11t1 rn muchos análisis de la acción colectiva, esto es, la existencia de
cido, para el estudio de los fenómenos colectivos. Esta nt 111111 .................... _ - ...... 1,.+-~.,,..... .o. .... f.o ,,...,.,f, .... "]o ;L..,. oc- 13n oct":.l nPrcnPrtl,T":.l 11n n

combinaba la resistencia a la decadencia de las form as dr 1" "


ducción preindustiiales o protoindustriales (las luchas di11 111
mente relacionadas con el desarrollo del sistema emprcsa 1t.d ' ll
pitalista) con las demandas de acceso al Estado y de cxpnn•: itti1
de la ciudadanía. El conflicto industrial se ené"ontraba asi ltr 1il 1
Los estudios de Tilly (1975, 1986) y Moscovici (1981) arrojan una nueva
al problema nacional y a la extensión de los derechos polllu 11 1111 sobre estos aspectos. Véase también la contribución clásica de Bendix (1964,
los grupos sociales excluidos. En este contexto histórico Sl" 1l1 1117H), que sigue teniendo una importancia fundamental.
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pueden ser combinados de maneras distintas. El problema del Si volvemos a la tradición buscando respuestas a estas pre-
imahs~~ntra, o~0?.fll.la....~ ~licación de como esos guntas (necesariamente respuestas implícitas, ya que tales
elementos se combinan~yjlnel}, d~ ~C<il!tQ ~~.i2!!!!~l_Y se mantien t.: preguntas nunca se formularon como tales), nos encontramos
un actor «colectivo» 2 • con dos ámbitos recurrentes de explicación: las contradicciones
U no de los corolarios más importantes de esta evolución c.k 01
e~tructurales o las disfu~cione_§J!eJ .~ist~a sóéial, po~ l ado, y
las orientaciones teóricas es la posibilidad de aumentar la com las diferenctas psicológicas .2J~s _!!12_!:ivaciQ!!_e.,Undj vidt.:a}es,. p_or
prensión de los fenómeqo§ q)lect\yos eJ! términos.de acción. -Lo~ ~n cualquier caso, ninguno de estos factores es en sí mismo
avances en las teorías cognoscitivas y constructivas de la acción capaz de responder satisfactoriamente a estas preguntas.
humana nos ayudan a considerar los fenómenos colectivos c01111, De hecho, tanto los factores macroestructurales como las va-
procesos en los cuales los actores producen significados, com uni riables individuales implican la existencia de un espacio insalva-
can, negocian y toman decisiones. En otras palabras, J.2Lactorv\ ble entre el nivel de explicación propuesto y los procesos concre-
son capaces de~ ir_~all~ 1_a Lógicª lineal de estímulo-ro tos que permiten a un cierto número de individuos actuar juntos.
QUesta. De este modo, la acción colectiva tampoco puede sv 1
explicada a través de puros determinantes estructurales (po,
ejeiDplo,_§n t~.rniiñosefesílge stiÓ_ll, imitacióñ a· manipulaci (lll)
La explicación basada en la ~~J)ci~de_cQlldic.Lqpes estructura-
les comunes para ·ros actores da por sentada su capacidad para
¡~Tüar y decidir 1o qué tienen en..comun; en otras pah-
a'"'
~
Podemos ahora regresar a los enunciados implícitos comu 1H
en la tradición y examinar sus consecuencias en el análisis dt.: '',
brns, ignora los procesos que permiten (o impiden) a los actores
definir la situación como susceptible de una acción común. Por ~

~
fenómenos colectivos. Al considerar la acción colectiva como 1111 otro lacfc),IasaiTerenc iás mdividuales y lª s motivaciones no ex-
dato y una unidad ell}pmca ,. Ia~ é\.J;H:QAunacwñéSí:ra dicionnh , plican satisfactoriamente la cuestión de cómo ciertos iñdividuos·-
impicfenlá forniülacíón de una serie de cuestiones cruciales, q1 11 llegan a reconocerse y ·a- füfiñar parte de un «nosotros» .IUás o.
sólo hoy en día se illiTtty~ explícitamente en el debate cien Id u 11 menos m!_egrado. ··-- - ···
y se revelan de gran si'g ñiricación para cualquier teoría ele 1:1 "' Esta situación de callejón sin salida sólo se resuelve con una
ción colectiva: ., -

- ¿A través de qué p.f2cesos construyen lo~ actores Ull ll 111


ción común? ·
- ¿Cómo se produce la unidad entre las distintas parlv\ , 11í
llamada al «ingenuo» enunciado de la acción colectiva como un
dato y como unidad. Sin embargo, es necesario cuestiüñ~
<lato para avenguar cómo se produce y diseccionar la unidad
L'mpírica para descubrir la phiriilldad-de élementos analíticos (de
orientaciones, significaciones y relaciones) q ue convergen en el /
J
veles y orientaciones presentes en un fenómeno empírico 1!1: ¡n mismo fenómeno. tL..
ción colectiva? En la perspectiva que propongo aquí, la acción colectiva se
- ¿Cuáles son los procesos y relaciones a través de lo'l l; ll li ronsidera el resultado de intenciones, recursos y límites, una
les los individuos se implican en la acción colectiva? , ,rientación intenciü'ñalc onstrmdiCrñediante relaciones socia:Iés
1ksarrolladas en-un sistema de oportunidades y obliga¿iones. No
2 Un gran número de estudios contribuyen al desarrollo de esta ¡w 1 '• 1" • 11
JHie ~o-r tanto, considerarse excfusivame.nte éomo el efecto de
Apunto aquí el papel d!': la psicología social cognoscitiva (véase, por l' Ít '" 'l 'l" 1 lus_Erecondicione~ estruc-~riief ~~~Er~sió!!,,.9~~<?.r~s
ser, 1980); la sociología de la acción (Touraine, 1973); el construclivl 'olll" ol 1 y creencias. Los in~iviou'?~.9~Et~ c2le~tivamente «c~rst~u.:.
sociología de la organización ( Crozier y Friedberg, 1977) y los prOCl'i'o t ,., ,¡, 1 1 Ym>> su accióñ mediante inversiones «organizadas»: esto es,~e~I­
de decisiones' (para una revisión y síntesis, véase Gherar.ói, 1985) . 1' 11 1 1 ""' 1 IIl' ll en téiñ:ilnos cognoscitivos el campo de posibilidades y lími-
de la acción colectiva jugó un importante papel la teoría de la movd" '" 1•' •!
h·s que perciben, mientrasqiie , aCmi§mo- tiempo , activañS'iiS
recursos (para una síntesis, véase Jenkins, 1983). En el campo de lo' '''" ' 11 i1l
tos sociales, han adoptado una aproximación constructi vista Ml' li ll ' 1 11 ii ll'laciones como forñi.a~de dotar ~~tido a_~u «e~ñfciS»"Y_
1984b, 1985), Hosking (i983), Brown y Hosking (1984), Dona ti ( 111H•I) n los objetivos que persigúe r1:-S-iempre oue observamos un nú-
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corto plazo y los objetivos a largo plazo; en la elección de los
mere determinado de individuos que actúan colectivamente, nos medios, entre el uso de los recursos para conseguir eficacia o
enfrentamos a ur(siiteñw ae f!~cióñ m~ultipol(i;1La acción colec- para consolidar la solidaridad; en las relaciones con el ambiente,
tiv2 flO es un fenómeno empírico unitario; la unidad, e_g. casQ.ae entre el equilibrio interno y los intercambios externos.
exütir, debe consideni rs e Cómo el resÜlta-do, no como el punto Los actores colectivos continuamente negocian y renegocian
de ~¡¡.rtida, un hecho que se debe explicar, no una evidencia. Los todos estos aspectos de su acción. Las funciones de liderazgo y las
acmtecimientos en los que los individuos actúan colectivamente formas de organización intentan dar un orden duradero y previsi-
corn~ inan diferentes orientaciones, involucran a múltiples acto- ble a estas definiciones. Cuando se observan fenómenos_colecti- e
reSéírñPilCan un sistema de oportunidades y obligaciones que vos, la atención se centra en los aspect9s ~.§..visibles de la acción ' -
dan forma a sus relaciones. - (acontecimientos, movilizaciones y actos de violencia); sin em-
Gos actores «producen» la acción colectiva porque son capa- bargO,estos -aspectos visibles son- las manifestaciones de un pro-
ces de dtillñirse a SI mismos y dedetinir sus relaciones con el am- ceso que actúa al nivel analítico que he descrito, normalmente ig-
bien ¡e (otros actores, recursos disponibles, oportunidades y obs- norado. Los acontecimientos, las movilizaciones, las exp resiones
táculos). La definición que construyen los actores no es lineal, de frustración o entusiasmo pueden ocurrir, e incluso pueden con-
sino producida por la interacción, la negociación y la oposición tinuar, porque un actor colectivo ha conseguido (y continúa pro-
de diferentes orientaciones. Los individuos contribuyen a la for- duciendo en el curso de la acción) una cierta integración entre la§. ~~: ·
mación de un «nosotros» (más o menos estable e integrado de- orientaciones que he indicado. Los factores de tipo coyuntural
pendiendo del tipo de acción) poniendo en común y ajustando, que favorecen Ia acción (por ejemplo, la estructura de oportuni-
al Ill ~nos, tres órdenes de orientaciones: las relacionadas con los dad sea política o de otro tipo; la existencia de empresarios; el
fines de las acciones (es decir, el sentido que la acción tiene para grado de integración o crisis del ambiente) contribuyen, sin duda,
el actor) ; las relacionadas con los medios (las posibilidades y a la explosión de los fenómenos colectivos. Pero estos factores
límites de la acción) ; y, finalment"é,""las que conciernen a las no pueden operar sin la capacidad del actor para percibirlos e
relaciones con el ambiente (el ámbito en el que una acción tiene integrarlos en un sistema interactivo y negociado de orientacio-
lugar)· - - nes que conciernen a los fines, medios y ambiente de la acción.
EJ sistema de acción multipolar de un actor colectivo se orga- Esta «construcción social» de lo «colectivo» está continuamente
niza, por tanto, a lo largo de tres ejes (fines, medios y ambiente) en funCionamiento cuando tiene lugar una acción_col~¡;;~. Un
que pueden imaginarse como un conjunto de vectores interde- fallo o un quiebre en este proceso constructivo imposibilita la
pendientes en estado de tensión . La forma «organizacional» de
acción.
la acCión es la manera en la cual el actor colectivo intenta dar Una vez clarificado el sentido en el que la acción colectiva es
una ~,midad aceptable y duradera a este sistema sometido a un producto, puedo introducir algunas distinciones que indican la
tensión constante. De hecho, la acción colectiva se enfrenta existencia, en los mismos fenómenos colectivos, de una pluralidad
a móJtiples requisitos. No es nunca la simpreéxpresiónoetiña de dimensiones analíticas. El carácter «colectivo» de un aconteci-
intemdón proposítiva, sino que se construye mediante los recur- miento puede caracterizarse, en términos fenomenológicos, como
sos ctisponíbles para los actores y de acuerdo coñ las posibi1i- la simple presencia de varios individuos que, compartiendo un
dade:g/obstác Ülos provistos por un determin~do ~mbiente. Los fi- mismo espacio y tiempo, manifiestan comportamientos comunes.
nes, nos medios y el ambiente crean continuamente posibilidades Sin embargo, es fácil observar que esta no diferenciación empírica
de tensión: los objetivos no son adecuados a los medios o vice- se puede someter al menos a tres distinciones analíticas:
versm. el ambiente posee muchos o pocos recur~;"os relevantes, los
medüos son más o menos congruentes con el ámbito de la acción, l. Algunos fenómenos colectivos implican solidaridad, esto
etc. s e dan situaciones de tensión incluso en el área de cada eje: es, la capacidad de los actores para reconocerse a sí mismos y ser
por ejemplo, en la definición de los fines , entre los objetivos a
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reconocidos como parte de la misma unidad social. Otros tienen Este conjunto de distinciones analíticas nos permite separar
el carácter de fenómenos de a¡rregacióa (Alberoni, 1977): pue- las diferentes orientaciones de la acción colectiva que pueden en-
den ser reducidos al nivel individual sin perder sus característi- contrarse, con variadas combinaciones, en los fenómenos empíri-
cas morfológicas y se orientan exclusivamente hacia el exterior, cos. Por ejemplo, en los mismos casos empíricos se pueden encon-
no hacia el grupo. En una huelga está probablemente implicada trar una competición regulada de intereses dentro de los límites
la solidaridad, mientras que una reacción de pánico estará más de un orden social dado, orientaciones de acción que extienden el
cerca del polo de conducta agregativa. conflicto más allá de los límites del sistema de compatibilidad,
2. Algunos fenómenos colectivos implican la presencia de comportamientos colectivos que son la suma de objetivos indivi-
un c,onflictQ, es decir, de una oposición entre dos o más actores duales y atomizados (como en algunos comportamientos de
que compiten por el control de los recursos a los que atribuyen masa), conductas desviadas que transgreden las reglas comparti-
un valor. Sin embargo, otros fenómenos colectivos se basan en el das, sin embargo, sin implicar conflicto, etcétera 4 •
consenso de los actores sobre las reglas y procedimientos de con- El reconocimiento de esta pluralidad de significados sugiere
trol y uso de los recursos valorados. Una manifestación antinu- cuestiones de investigación que normalmente se ignoran o que
clear implicará probablemente una orientación conflictiva y se reciben respuestas triviales: ¿cómo «construyen» los actores su
diferenciará en esto de una marcha de aficionados al fútbol des- acción de forma que pueda ser observada aparentemente como
conducta empírica unificada? ¿Qué favorece o impide la integra- C•
pués de un partido.
3. Algunos fenómenos colectivos realizan una transgresión ción de las diferentes orientaciones en un fenómeno colectivo
de los límites de compatibilidad del sistema de relacioñes sociales dado? ¿Cómo se produce el compromiso o la deserción indivi-
en el cual tiene lugar la accioñ. Llamo límites de compatibilidad dual teniendo en cuenta esta pluralidad de significados? Aten-
al intervalo de variación que un sistema puede tolerar sin tener deré a todas estas cuestiones en las siguientes secciones, expli-
que modificar su propia estructura. Otros fenómenos colectivos cando su importancia para la comprensión de los fenómenos
pueden describirse como formas de adavtación, del ar.den, por- colectivos contemporáneos e indicando, por tanto, algunos ele-
que se sitúan en los límites de variabilidad estructural de un sis- mentos de una respuesta.
tema de relaciones sociales. Muchas reivindicaciones organiza-
cionales que afectan exclusivamente a la redistribución de
recompensas dentro de una empresa se constituyen como ejem- 11. UNA ~VOCACIÓN E~TE~OLÓGlCy

plos del último caso. Sin embargo, cuando una protesta intenta EL CASO DE LOS «NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES>>

cambiar la estructura de toma de decisiones en una empresa, la


acción colectiva implica una redefinición de las fronteras actua- Un buen ejemplo de las ambigüedades a las que está sujeto el
les de la misma organización 3 • análisis de los fenómenos colectivos, en la ausencia de una clari-
ficación de los problemas conceptuales a los que me he referido
3
Un corolario para esta distinción es la necesidad de definir el sistema de lo constituye el debate sobre los «nuevos movimientos soéiai'e~.
referencia o el campo de acción considerado. Todo análisis que, implícita o ex- ífrllos últimos 25 años se han desarrollado formas de acción co-
plícitamente, introduce la .poción de una ruptura de los límites, implica la defini- lectiva en áreas que previamente quedaban fuera de los conflic-
ción de un sistema de referencia. Sin embargo, no todos los autores son cons-
cientes de esta necesidad 'c uando trabajan con formas <<disruptivas>> de acción
tos sociales; han emergido nuevos actores con modelos organiza-
tivos y repertorios de acción distintos de los de los anteriores
colectiva. Puede ser útil, por ejemplo, distinguir al menos el sistema que asegura
la producción de los recursos constitutivos de una sociedad, el sistema en el que movÍ!!li~o¿_ sociales. ~ r ·~ h ~·
- • - -"- ho

se adoptan las decisiones que conciernen a la distribución d~ esos recursos y el


sistema de roles que permite el intercambio y disfrute de los recursos. El signifi- 4 Para un estudio detallado de los tipos de acción colectiva que se derivan de la
cado de la acción variará dependiendo de qué sistema se ve afectado o «modifi-
cado>> por la movilización colectiva. combinación de las dimensiones analíticas aquí descritas, véase Melucci (1982, 1984a).
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La importancia sociológica de estos fenómenos colectivos
inspiró, especialmente en la segunda mitad de los años setenta, tas corren el riesgo de verse atrapados en un debate intermi-
un número considerable de estudios, teóricos y empíricos, relati- nable. Tanto los defensores como los detractores de la «nove-
vos a la mayor parte de los países occidentales. Una de las cues- dad» de los movimientos contemporáneos comparten la mis-
tiones recurrentes en el debate sobre estos fenómenos colectivos ma debilidad epistemológica. La crítica al «paradigma de los
concierne a la «novedad» de los conflictos modernos: ¿qué es nuevos movimientos sociales» se basa en el hecho de que mu-
«nuevo» en los «nuevos movimientos sociales»? Este debate chas de las características de las formas de acción contemporá-
constituye una reveladora estructura de referencia porque ex- neas aparecían también en anteriores períodos históricos. De
pone las ambigüedades epistemológicas y las importantes conse- esta forma, la proclamada novedad sería sólo consecuencia de
cuencias que tienen en la comprensión sustantiva de un fenó- la «miopía del presente» sufrida a menudo por los sociólogos,
meno que juega un importante papel en los sistemas sociales sobre todo cuando se implican emocionalmente con el objeto
más avanzados. Siendo uno de los que introdujeron el término de estudio.
«nuevos movimientos sociales» en la literatura sociológica (_Me- En su versión más radical («nada nuevo bajo el sol»), esta
luccí,1?78, T9~0) ;-1te-obsery~rdo con asombro la progresiva...Q!!!.D- crítica, sin embargo, está basada en un historicismo ingenuo que
logización de esta expresión, qüe-;en e1 cursüOeiCfebate, llegó a.. a§llme_la continuidad sustancial del flujüh'l'Stúricq; es..1. l2.Q! fáñtO,
caractenzársec omo un verda~er? ~ar~digma». Ngunas contri- incapaz de percibir las diferentes localizaciones sistémicas
buciones recientes han propuesto de nuevo el «paradigma de los ..::_esto es, la diferente significación- de los sucesos y c~nductas
nuevos movimientos sociales», ya sea en términos de la investi- que, en el plano de los hechos, pueden aparentar innegables
gación empírica o como uno de los polos de comparación entre analogías y semejanzas. La versión más suave de esta crítica
los enfoques europeos y estadounidenses 5 • El problema de la («no todo bajo el sol es nuevo») está empíricamente justificada,
<<novedad» de los «nuevos movimientos» ha sido ampliamente pero, en mi opinión, esta justificación no la hace más válida. De
discutido y criticado en esta literatura. Desde mi punto de vista, hecho, los que critican la «novedad» de los «nuevos movimien-
sin embargo, el debate está centrado en un problema falso. «No- tos» comparten con los defensores de este «paradigma» la
vedad» es, por definición, un concepto relativo cuya función misma limitación epistemológica: ambos se refieren a los fenó-
temporal consiste en resaltar algunas diferencias comparativas menos contemporáneos como un objeto empírico unitario. Par-
entre tipos de fenómenos (en este caso, entre las formas tradi- tiendo de esta unidad, los defensores intentan cualificar esta no-
cionales de conflicto de clase y las formas emergentes de acción vedad, los detractores negarla o cuestionarla. El problema es, ,~
colectiva). Pero, si el análisis es incapaz de ir más allá de esta de- así, si el «movimiento de mujeres» o el «movimiento pacifista» "-..... --x
finición convencional y no puede determinar las características son nuevos o no: algunos indican las diferencias con el pasado, ü 1\V
específicas y distintivas del «nuevo» fenómeno, el acento en la otros resaltan la continuidad y analogía. '{)
«novedad» acaba siendo la envoltura de una subyacente debili- Lo expuesto hasta ahora da una idea de por qué un debate ~
dad conceptual. de este tipo me parece inútil: 1!1 acción colectiva contemporánea, ] ...~
Si no se percibe la naturaleza transitoria y relativa del con- en su unida..sL~írica, combina dtferentes onentaclonesy signi- (7
cepto «nuevo movimiento social», tanto críticos como analis- iCados. A menos que se distingan é identiliguenTales comp-c>-
ñeñte$ es 1mposí6le comparar diferentes formas de acción:-Se
puede-acabar considerando a los movimientos como -:peisoña-
jes» q'~e se mueven ;n e~enariohistórico y que afirman algún
5 Para la discusión comparativa de la literatura sobre teoría de movilización
de recursos y <<nuevos movimientoS>>, véase Klandermans (1986), Tarrow (1986) ,
tipo de esencia.
Cohen (1985). Una síntesis de resultados de investigación empírica sobre <<nue-
vos movimientos» se ofrece en Offe (1985). Otras contribuciones empíricas de
carácter comparativo son las de Rucht (1984, 1986) y Kitschelt (1985).
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«nuevos movimientos»VEl resultado es una: «miopía de lo visi- ~


¿Cuál es, por tanto, el resultado del debate 'l~>- que centra su ate'nción en los aspectos mensurables de la
sobre los nuevos movimientos sociales? acción colectiva (la confrontación con el sistema político y los
efectos en políticas concretas) e ignora la producción de nuevos
Paradójicamente, y sobrepasando las intenciones de los partici- códigos culturales, lo que constituye la actividad sumergida de
pan tes en el debate, el resultado favorable es, para mí, ~ta­ las redes contemporáneas de movimiento y la condición para su ;
~e~ÓOfi'- \ miento de la imagen de los movimientos como «personi]eS».La acción visible 6 • ~ _ _ _ _ _ ____.,-

__.....- ~ discusióñ'Sübre lo que es ·nuevo o lo que no lo ~§ enJos...feüóiñe":: A menudo los observadores describen la acción de los movi-
nos moderno s ba abierto uná vía para el reconocimiento- deJa mientos contemporáneos genéricamente como «protesta», apli-
p!uralidad de signi{lcados y de-formas de acción presentes en los cando de esta forma la simplificación empírica quené "'Cfiticado a
fenómenos colectivos concretos. Traspasando la consideración una gran variedad de formas de acción. El análisis, sin embargo,
«ingenua» de un ob]etoeñipírico global, podemos quizás reco- está reducido al nivel político 7 • En este punto de vista no dife-
nocer que los movimientos contemporáneos, como otros fenó- renciado, el concepto de protesta es el típico ejemplo de lo que
menos colectivos, combinan formas de acción que conciernen a he llamado reduccionismo político. Tal reduccionismo puede te-
diferentes niveles o sistemas de la estructura social, implican ner un aspecto negativo, pero puede también representar una
diferentes orientaciones y pertenecen a diferentes fases de elección metodológica consciente. Si el concepto de protesta se
desarrollo de un sistema o a diferentes sistemas históricos. Se limita explícitamente al nivel político, es decir, a las formas de
trata, por tanto, de entender la multiplicidad de elementos sin-- acción colectiva que implican un enfrentamiento directo con la
crónicos y diacrónicos y, después, de explicar cómo se mantie- autoridad, entonces, necesariamente, otros niveles de la acción
nen juntos en la unidad concreta de un actor colectivo. colectiva no son incluidos en este concepto. Sin embargo, si el
Una vez dicho esto, es todavía legítimo preguntarse si esta- red!!_Ccionism9~ es ªl?.F.fado implícitamente, tiende a eliminar o
mos observando la aparición de un nuevo paradigma de acción negar todas las dimensiones de la acción colectiva que no son re-
colectiva, no en un sentido empírico -referido a la totalidad del ducibles a lo político (se dejan de lado por ser consideradas
fenómeno observado-, sino en un sentido analítico, referido a como no interesantes, no mensurables, expresivas, folclóricas,
ciertos niveles, elementos y aspectos de la acción observada. De etcétera).
este modo, el problema se convierte en si hay niveles o dimen- El reduccionismo político también afecta a los niveles de ob-
siones de las «nuevas» formas de acción que pertenecen a un servación considerados significativos por los investigadores. Por
contexto sistémico diferente al del capitalismo industrial. ejemplo, la investigación cuantitativa sobre acción colectiva
Los críticos del «paradigma de los nuevos movimientos so- (Tilly, 1975, 1978; Tarrow, 1988) utiliza sucesos como unidades
c iales» dejan de lado esta cuestión demasiado rápido. El reduc- de análisis. Esta elección metodológica resulta una estrategia de
cionismo político -al que en breve regresaré- es el resultado mvestigación muy efectiva y ha contribuido sensiblemente a la
previsible de tal crítica. Si los movimientos contemporáneos no renovación de este campo ofreciendo una gran evidencia empí-
son «nuevos», el principal fundamento para la comparación con rica al estudio de la acción colectiva y de los movimientos socia-
formas previas de acción se encontrará en su impacto en el sis- les. Este enfoque privilegia el concepto objetivo de acción como
tema político. Serán relevantes para el analista sólo en cuanto comportamiento, incluso cuando lo que se observa es, de hecho,
que actúen como a«tpr.e~Jwlitlcos.:tfreC!üccioñi·stntf pólítl.cüeíí-
mina de ~ste modo el problema relacionaao cdne J'c ambio sist{ 6
Para la discusión de estos aspectos, véase Melucci (1984a, 1984b, 1985).
mlc:'O'eñ las sociedades avanzadas, sin ofrecer una resRuesta. Lo 7
Según mi propio conocimiento, sólo Tarrow (1983, 1988) ha propuesto una
ue es más, subestima las dimensiones socl_ales Y...9l~!U@!~s de la delimitación explícita del concepto de protesta al nivel político, como base para

~~
accrOr1colectiva corúempofáñea, fundamentales en el caso de los su modelo de <<ciclos de protesta» .
- _.-'
~-r ZONA ABIERTA 69 (1994) 167
166 ZONA ABIERTA 69 (1994)

el producto de relaciones y orientacio~s que constituyen la es- Ill. EL COMPROMISO INDIVIDUAL: EXPECf ATIV AS, IDENTIDAD Y ACCIÓ N
tructura subyacente de la acción. Los~uces;;;!on el resultado
«objetivizado» (esrecialmente cuando :astuerdes soñ informes Ni los modelos macroestructurales, ni los basados en las motiva-
<fe'Prensa y grabaciones-públicas) de una fábriCa -de relacionés y ciones individuales tienen capacidad para explicar las formas
significados, de un proceso interactivo que es. la base de la ac- o
\~
concretas de acción colectiva o la implicación individual en tales
ción visible. acciones. Entre el análisis de los determinantes estructurales y el -~
Una visión constructivista no puede limitarse a considerar d~_las EE_eferencias individuales falta el anáiTsis aei nivel. mter-

~\
~
la acción como un suceso. Los estudios cuantitativos basados
en sucesos están relacionados con_el efecto final de la aq:ión,
medio relacioila'Clo coñlos proces()Sati"avés de los cuales los in-
dl'Viduos eva1'f!á"i'ry--retqp-~tó-que*lie_!!eO en coiñúñy deciden
IIO cóñ )a forma en que la acción se produce. Tal enfoque actuar conjuntamente.
ofrece importante información, pero requiere que el investiga- En los años recientes, el trabajo crítico se ha concentrado en
dor sea plenamente consciente de las limitaciOnes de su punto este nivel intermedio, en un esfuerzo por hacer comparables los
de vista: se concentra en la accióñ c olectiva como un «hecho» y enfoques europeos y estadounidenses 8 . La primera distinción
no como un proceso; por esta razón, tiende necesariamente a que resulta útil para la elimitación de este nivel identifica~­
privilegiar la escena pública y el enfn~ntamieñto con las autori- .tencial de movilización, las redes de reclutamientQ}y la motiva-
dades políticas (el área en el cual las relaciones sociales están ción._para la _ea.!_ticipación (Kiandermans, 1986).
ya cristalizadas como un sistema de orden). Además, excluye El concepto de potencial de movilización se refiere normal-
de su campo de análisis la red de relaciones que constituye la mente al sector de la población que, a causa de su situación,
realidad sumergida del movimiento antes, durante y después
de los sucesos. -- . ~-- -· -
mantiene actitudes favorables hacia cierto movimiento o hacia
..,_.._..,... .

ciertos temas. Según el sentido en el que se utiliza aquí el tér- 1


~j
Este punto de vista puede representar una delimitación cons- mino, sin embargo, el potencial de movilización no puede consi-
ciente y legítima del campo, una elección selectiva de un nivel es- derarse como una actitud subjetiva basada en las precondiciones
pecífico de análisis. Puede llegar a ser una forma «negativa» de objetivas; en tal caso, nos enfrentaríamos al problema insalvable

ft
reduccionismo en la medida en que niega el proceso de «produc- de la relación entre condición de clase y conciencia de clase que
ción» de la acción colectiva. Cuando niega estos procesos, ignora ya he mencionado. Si se parte de un enunciado dualista, se deb~
algunas dimensiones muy significativas de los «nuevos moVímfeñ: recurrir a un deus ex machina (los intelectuales, ef partido, la or-
tos»: 1as que se relacioi!I!n con la creación de modelos culturales ganización) parap\Tht!t-éri"felacioñ laspr'éconaiéioneso bjetivas
y Jos retos simbólico-;-. Estas dimensiones no pueden per~ibirse en y las actitudes subjetivas y para transformar las segundas en ac-
el nivelpolític9 y necesitan para ser detectadas un enfoque meto-
doÍógico diferente.
ció,!k SI la unióad'ñü eXiste como con~odesde el princiPió del
proceso, no- puede encontrarse en el final. Por tanto, él potencia·! ~~
De esta forma, el debate sobre los «nuevos movimientos» de movíliz ación de6e concebirse, desde el principio, como la
confirma la necesidad de centrar la especulación epistemológica percepción interactiva y negociada de las oportunidades y las
y metodológica en las cuestiones que he formulado. La posibili- restricciones de acción comunes a un cierto número de indivi-
dad de determinat específicamente lo que es «nuevo» en los mo- duos.
vimientos contemporáneos depende, en gran medida, de la capa-
cidad del análisis para traspasar la globali<;lad del fenómeno
,...., --
Mi primera propuesta de comparación de estos dos enfoques se encuentra
8

observado y para explicar cómo se produce una realidad colec- en Melucci (1984b). Para una recopilacion crítica véase Klandermans (1986). En
el nivel intermedio véase Tarrow (1986), McAdam (1988), Snow y Benford
tiva a través de la convergencia e integración de los distintos ele- (1986) y Kriesi (1986). Una ampliación psicosocial de la teoría de la movilización
mentos que la componen. de recursos centrada en el nivel intermedio se ofrece en Klandermans (1984).
168 ZONA ABIERTA 69 (1994) ZONA ABIERTA 69 (1994) 169
Las redes de reclutamiento juegan un papel fundamental en tas redes y producen las estructuras de referencia cognoscitivas y
el proceso de implicación individual. Ningún proceso de movili- motivacionales necesarias para la acción.
zación comienza en el vacío y, contrariamente a lo que se for- De este modo, la motivación para la participación no puede
mula desde la teoría de la sociedad de masas (Kornhauser, considerarse exclusivamente como una variable individual, aun
1959), nunca quienes se movilizan son individuos aislados y de- cuando oper~ ei'iefñivéidcl individuo. La motivación está cierta-
sarraigados. Las redes de relaciones ya presentes en la fábrica rÍÍente enraizada en las diferencias psicológicas individuales y en
social facilitan los procesos de implicación y reducen los costes los rasgos de la personalidad, pero se construye y consolida en in-
de la inversión individual en la acción colectiva 9• teracción. Una influencia determinante en la motivación es ejer-
El ya clásico argumento de Olson sobre el free rider 10 es un cida por la estructura de incentivos, cuyo valor se origina en el ni-
término de comparación útil en este contexto. Como es sabido, vel de las redes de relaciones entre los individuos. La efectividad
Olson mantiene que el interés en obtener un bien colectivo es de los incentivos sobre la motivación individual proviene del re-
insuficiente para inducir a los individuos a pagar los costes de su conocimiento de su valor; pero los criterios de evaluación son
logro (ya que el individuo disfrutará igualmente de los frutos de siempre interactivos y se establecen a través del intercambio ac-
la acción llevada a cabo por los otros). Este argumento repre- tivo en el seno de las redes a las que pertenecen los individuos.
senta un peso crítico innegable frente al ingenuo presupuesto de A la luz de estas consideraciones está clara la debilidad de
que la acción colectiva se deriva de los intereses «objetivos» co- los modelos de la tradición política occidental que explican el
munes de varios individuos. Sin embargo, esta importante con- compromiso y la participación de los individuos. Simplificando,
tribución no va más allá de su función crítica. me voy a referir a ellos como «leninistas» y «luxemburguianos».
En el debate sobre el argumento de Olson se han formulado Al primer modelo pertenecen, paradójicamente, el propio leni-
numerosas objeciones. Fireman y Gamson (1979), por ejemplo, nismo, la psicología de masas y la teoría de la sociedad de masas;
señalaron que los individuos participan en la acción para obte- el p~puesto común es qJJL.el.compromiso es el result!do del
ner un beneficio colectivo porque son conscientes de que el be- trabajo de una minoría que arrastra a una masa indiferenciada
neficio no se conseguirá si cada uno espera que los demás ac- de inaiviauos en la dirección- dé..siiSJ.D.te.reses reales ~(en la ver-
túen. Otros autores dirigen su atención al papel jugado por la sión leninista) o en-la dirección de los propósitos de los agitado-
percepción individual de las oportunidades de éxito de la acción, res por medio de la sugestión y la manipulación (en el caso de la
lo que está frecuentemente relacionado con el número de parti- psicología de masas). El modelo «luxemburguiano», contraria-
cipantes y con la importancia de la propia contribución (Obers- mente al «leninista», atribuye al individuo la capacidad espontá-
chall, 1980; Oliver, 1984). Se ha señalado también que la existen- nea para movilizarse colectivamente ante situaciones de descon-
cia de una identidad colectiva es la co_~:tdJciOn para el cá~ tento, injusticia o privación. Lo que ambos modelos dejan de
lós costes y beneficíosae la acCión (Pizzorno, 198~al Como .fQ9.;: lado es que los individuos interactúan, se influencian recíproca-
clus1ón podeñiOSafirmar qúeTas re&sconstitu en un nivel in-
~
mente y negocian para definirse como un actor colectivo y para
termedio de fundamental impo aneJa para la comprensió~ delimitar el ámbito de su acción.
lOSprocesos ·de COtPP.romisg_ ind!vidl@!. Los individuos in te rae: Observemos más de cerca cómo tiene lugar el proceso. Los
túan, se influencian recíprocamente, negocian en el marco de es- individuos construyen sus orientaciones y hacen elecciones y
adoptan decisiones en el ambiente que perciben. En este con-
9
Entre las abundantes contribuciones de investigación empírica, véanse, es-
texto, el concepto de expectativa es fundamental para analizar la
pecialmente, Oberschall (1973), Wilson y Orum (1976), McAdam (1982), Me- conexión entre un actor y su ambiente 11 • La expectativa es una
lucci (1984a), Donati (1984), Diani y Lodi (1986).
10
Comúnmente se traduce como el problema del <<gorrón», el que intenta 11
La discusión crítica del modelo de expectativas se realiza en Melucci,
obtener un <<viaje gratis>> a costa de la acción de los demás. [N. de T.]
1982 (cap. 2).
170 ZONA ABIERTA 69 (1994) ZONA ABIERTA 69 (1994) 171

construcción de la realidad social que permite al actor relacio- (basada en la experiencia previa o en la comparación con los
narse con el mundo externo. Pero ¿sobre qué base se construyen grupos de referencia) y formulan la existencia de un desajuste
las expectativas y cómo pueden ser comparadas con la realidad? entre expectativas y realizaciones como base para la acción. Co-
~anteng~...9ue sólo si u~c!_9.! _2u~9_~yer5ibj~ ~l! _con~­ mo tales son una ampliación del paradigma frustración/agresión:
cia y su contmuidad teñ"drá capacidad para COI)~!ruir su propiO una diferencia percibida entre las gratificaciones esperadas y las
guión de la realidad social y para compárar expectativas y reafl: - realizaciones (frustración) produce una respuesta agresiva (en
zaciones. De este modo, cualquier teoría de la acción que in~ . términos colectivos, protesta, violencia, etcétera) .
_üZcilel C_?ncepto de expectativa implica .l!,lla ~!zyaf,~e teorí~ La simplificación excesiva de este modelo ya ha sido critica-
de l~de.n.tiQ~Esta dimensión, sin·embargo, raramente se ·eia- da por los autores de la teoría de la movilización de recursos
Or'á Cfeuiiá manera explícita. Un rápido repaso de los modelos (McCarthy y Zald, 1977; para una revisión, véase Jenkins, 1983).
que, en el ámbito de la acción colectiva, implican una teoría de La crítica explícita se refiere a la teoría de la privación relativa,
expectativas, revela la debilidad de sus fundamentos y el enun- pero se aplica implícitamente también a los otros casos. Los auto-
ciado implícito de una teoría de la identidad. Los modelos más res de la teoría de la movilización de recursos han señalado que
comunes pueden ser reducidos a las siguientes descripciones: el descontento está siempre presente en un sistema y que, como
tal, es insuficiente para justificar los procesos de movilización.
l. Subida y caída («rise and drop»): los ciclos de agitación y
Estos autores resaltan la importancia de los «recursos discrecio-
protesta colectiva ocurren cuando un período de aumento en los
nales» disponibles y de la «estructura de oportunidades» que
niveles de bienestar es seguido por una brusca caída en la capa-
hace posible la acción. La crítica revela lo inapropiado de la
cidad del sistema para satisfacer las necesidades de su población.
ecuación descontento (frustración) = movilización (agresión) y
2. Expectativas crecientes ( «rising expectations»): después
subraya la importancia de ciertas condiciones presentes en el am-
de un período de crecimiento ininterrumpido, durante el cual se
biente. Sin embargo, esta crítica ni se enfrenta a la debilidad fun-
produce una multiplicación de las expectativas comunes, apa-
damental del modelo ni formula una alternativa propia.
rece inevitablemente un desajuste entre la curva de expectativas
De hecho, el paradigma frustración/agr~si_ón y, en general,
y la de satisfacción real de necesidades. Este desajuste es la
todas las teorías basadas en expectati vas, asumen la cap_acidad
causa de la agitación social.
del actor para: a. mantener la unidad y la consistencia que le
3. Privación relativa («relative deprivation» ): un actor com-
permiten comparar expeétativas -y-recompensas en diferentes
para su posición y las recompensas adquiridas desde esa posi-
tiempos; b. relacionar su situación de privación con un agente
ción con las de un grupo de referencia considerado similar en la
\ identificable del ambiente, contra el que dirige la movilización o
escala de estratificación. Esta comparación da lugar a la apari-
1 la PF<2testª; y_c. r econocer los b(.'}nefieies esperados no sólo como
ción de malestar y movilizaciones.
deseables, sino como debidos. · - -· · ~· ~ ~
4. Movilidad descendente ( «downward mobility» ): cuando
En ausencia de estas condiciones (y, por tanto, si no se ad-
un actor está perdiendo su posición en la escala social y se com-
mite que el actor interviene en un proceso de construcción de
para con su posición anterior y con la posición relativa de otros
una identidad) es difícil afirmar que la simple privación de una
grupos de referencia tiene lugar una forma particular de priva-
gratificación esperada producirá una respuesta del tipo de la
ción relativa. ·
«VOZ», en otras palabras, una respuesta con connotaciones con-
5. Inconsistencia de posición («Status inconsistency» ): un
flictivas . De hecho, son posibles muchas otras respuestas en tér-
actor social percibe las diferencias entre los distintos elementos
minos de «salida»: sublimación, huida simbólica, búsqueda de
de su posición (ingresos, prestigio, poder) y sé moviliza para eli-
una vía de escape, etcétera 12 •
minar las discrepancias.
Todos estos modelos implican una teoría de expectativas 12 Sobre las alternativas salida y voz véase Hirschman (1970).
172 ZONA ABIERTA 69 (1994) ZONA ABIERTA 69 (1994) 173
La crítica realizada por los autores de la movilización de re- ocurre como proceso. Según se aproxima a formas más institu-
cursos indica que las expectativas se construyen en la evaluación ciOnalizadas de acción social, la identidad puede cristalizar en
de las posibilidades y restricciones del ambiente. De este modo, formas organizacionales, sistemas de reglas y relaciones de lide-
la teoría de la movilización de recursos revela la importancia de razgo. En las formas menos institucionalizadas de acción, su ca-
un nivel intermedio completamente ignorado por los modelos racterización es la de un proceso que debe ser activado conti-
que asumen una relación directa entre descontento y moviliza- nuamente para hacer posible la acción.
ción. Sin embargo, en lo que concierne a la identidad, la movili- - La identidad colectiva como proceso enlaza tres dimensiones
zación de recursos tiene las mismas limitaciones que las teorías fundamentales que distingo analíticamente , aunque en la
que critica. De hecho, conceptos tales como «recursos discrecio- realidad se entretejen: l. formulación de las estructuras cognos-
nales» y «estructura de oportunidades» no se refieren a realida- / citjvas r~lativas a los fines~ medios y ámbito de la acción; 2. acti-
des «Objetivas», sino a la caQ_acidad del a~o..!. .Qara percibir, eva- vación de las relaciones entre los actores1 quienes intera~túan, se
luar y ~minar las_p_osibliidadesy límites de su am"!?_iente: La
teoría de la movilización de recursos formula, por tanto , un
ciertopro-ceso de construcción de una identidad por parte del
actor, aunque no exa~ina este nivel de análisis. Esta teoría y los
/ comunican, negocian y adoptan decisiones; 3. realización de in-
1 ;eTSiones emoc ionales que permiten a los individuo s recono-
t cerse.
· • - La identidad colectiva es, por tanto, un proceso, a través del
j
- modelos basados en expectativas presuponen una teoría de la cual los actores producen las estructuras cognoscitivas comunes
identidad que dé fundamento a sus enunciados. Las expectativas que les permiten valorar el ambiente y calcular los costes y be-
se construyen y comparan con una realidad (con la realización, neficios de la acción; las definiciones que formulan son, por un
pero también con la estructura de oportunidad) sólo sobre la lado, el resultado de las interacciones negociadas y de las rela-
base de una definición negociada de la constitución interna del ciones de influencia y, por otro lado, el fruto del reconocimiento
actor y del ámbito de su acción. Que un actor elabore expectati- emocional. En este sentido, la acción colectiva nunca se basa ex-
vas y evalúe las posibilidades y lí~es de su acción implica un a clusivamente en el cálculo de costes y beneficios y una identidad
capacidad para definirse a sí mismo y a su ambiente. Este ero- colectiva nunca es enteramente negociable. Algunos elementos
~ ceso de «Construcctón» de un sistema de acción lo llamo identi- de la participación en acción colectiva están dotados de sig-
\ d'aaCOleéiiva. nificado, pero no pueden ser reducidos a la racionalidad instru-
La identidad colectiva es una definición interactiva y com- mental (ni son irracionales, ni están basados en una lógica de
partida, producida por varios individuos y que concierne a las cálculo) 13 •
orientaciones de acción y al ámbito de oportunidades y restric- La identidad colectiva así definida propone la exploración de
ciones en el que tiene lugar la acción: por «interactiva y compar- una dimensión analítica clave en el caso del análisis sociológico
tida» entiendo una definición que debe concebirse como un pro- de los fenómenos colectivos. La estabilidad o variabilidad, la
ceso, porque se construye y negocia a través de la activación concentración o difusión, la integración o fragmentación de tal
repetida de las relaciones que unen a los individuos.
El proceso de- construccíón, adaptación y mantenimiento de
una identidad colectiva refleja siempre dos aspectos: la compleji-
'"' concepto de identidad colectiva fue introducido en el debate socioló-
13 El

gico reciente por autores como Touraine (1973, 1978, 1984, 1985) y Pizzorno
dad interna del actor (la pluralidad de orientaciones que le ca- (1978, 1983a, 1983b, 1986). Para fa d'fs'cüsion del paradigma teórico, ~ii'sF'Co­
racterizan) y las relaciones del actor con el ambiente (otros acto- hen, 1985. Con respecto al concepto de identidad colectiva que aquí propongo,
res, las oportunidades y restricciones) . La identidad colectiva estos autores fracasan en la clarificación del proceso de construcción del actor
proporciona la base para la definición de expectativas y para el colectivo por medio de la interacción, la negociación y las relaciones con el am-
cálculo de los costes y beneficios de la acción. La construcción biente. La identidad aparece como un dato, un a especie de esencia del movi- •
miento, en el caso de Tourá.l ne; en el cas o dé' Pizzorno, el concepto parece fun-
de una identidad colectiva se refiere a una invéf'Slóñcontinua y

-
darse todavía en intereses comunes, de acuerdo con la tradición marxista.
174 ZONA ABIERTA 69 (1994) ZONA ABIERTA 6? (1994) 175

dimensión variará considerablemente, dependiendo del grado decir, los que trabajan en sectores tecnológicos avanzados basa-
de estructuración del fenómeno colectivo (según una escala dos en la información, las profesiones de servicios humanos y/o
ideal continua que se moviese desde la pura agregación a la or- el sector público (en especial, educación y asistencia) y los que
ganización formal). mantienen altos niveles educativos y disfrutan de una relativa
La propensión de un individuo a implicarse en la acción co- seguridad económica; b. los que ocupan una posición marginal
lectiva está así ligada a la capacidad diferencial para definir una respecto al mercado de trabajo (por ejemplo, estudiantes, juven-
identidad, esto·es, al acceso diferencial a los recursos que le per- tud desempleada o «periférica», personas jubiladas, amas de
miten participar en el proceso de construcción de una identidad. casa de clase media); y c. elementos independientes de la «vieja
Estas diferencias también influyen en la calidad de las expectati- clase media» (artesanos y granjeros, especialmente en las movili-
vas representadas por los individuos o los subgrupos que partici- zaciones regionales y ambientales). El peso relativo de cada ca-
pan en los fenómenos colectivos. El grado de exposición de un tegoría es distinto, pero el grupo central de activistas y seguido-
individuo a ciertos recursos (cognoscitivos y relacionales) in- res se encuentra en el primer grupo 15 •
fluye en la posibilidad o no de entrada de este individuo en el Cada uno de estos tres grupos mantiene diferentes posicio-
proceso interactivo de construcción de una identidad colectiva. nes estructurales y participa por razones distintas. La «nueva
De este grado de exposición dependen las oportunidades indivi- clase media» se compone de, al menos, dos grupos distintos:
duales de participación en la negociación de esa identidad, y en nuevas elites que están emergiendo y desafían a las elites ya es-
particular: a. la intensidad y calidad de la participación de un in- tablecidas, y los profesionales de «capital humano», que experi-
dividuo, y b. el punto de inicio y la duración de su compromiso. mentan tanto el excedente de potencialidades ofrecido por el
Los factores circunstanciales pueden influir en la estructura de sistema como sus restricciones. La investigación empírica ha
oportunidades y en sus variaciones, pero la forma en que estas mostrado que estas personas están integradas en actividades e
oportunidades son percibidas y usadas depende del acceso dife- instituciones sociales, han participado en formas políticas y re-
rencial de los individuos a los recursos de identidad. des sociales tradicionales, son relativamente jóvenes y tienen ni-
Los estudios de militancia y participación muestran que los veles altos de educación. Todas estas características nos hablan
militantes y activistas de los movimientos son siempre reclutados de la posición central de estos individuos, su adhesión a los valo-
entre los que están altamente integrados en la estructura social, res más modernos y su relación con las estructuras centrales de
juegan un papel central en las redes a las que pertenecen y ti e- la sociedad. Su capacidad para la construcción de una identidad
nen a su disposición recursos cognoscitivo·s y relacionales sustan- está arraigada en el conjunto de recursos disponibles, recursos
ciales. Estos estudios también clarifican las diferencias entre los que pueden percibir porque están expuestos al conocimiento y
militantes y los individuos pertenecientes a grupos sociales mar- la información disponibles en la sociedad. El giro desde una po-
ginales, privados o decadentes. El segundo grupo se implica en sición de conflicto al papel de «contra-elite» es fácil para este
momentos avanzados, durante cortos períodos de tiempo y en grupo de individuos, ya que los procesos de institucionalización
los niveles de participación que tienen costes más bajos 14 • ocurren frecuente y rápidamente. Por ejemplo, los grupos de
---:::;> La evidencia empírica comparativa contenida en las investi - medio ambiente con altas habilidades profesionales pueden con-
gaciones sobre «nuevos» movimientos sociales confirma la natu - vertirse fácilmente en consultoras que trabajan en problemas de
raleza plural de los actores implicados. La base social de estos medio ambiente.
movimientos está localizada en tres sectores de la estructura so- El grupo «periférico» está también compuesto por una varie-
cial: a. la «nueva clase media» o «clase de cápital humano», es dad de actores. Algunos son «marginales prósperos», por ejem-
plo, estudiantes o mujeres de clase media que experimentan el
14
Para una revisión exhaustiva de la literatura empírica, véase Grazioli y
Lodi (1984) y McAdam (1988). '
5
Véase Offe (1985).

'G ~~w~
~~
176 ZONA ABIERTA 69 (1994) ZONA ABIERTA 69 (1994) 177

desajuste mencionado entre el excedente de posibilidades ofre- dad colectiva varían considerablemente, tanto en la intensidad
cido por el sistema y las restricciones reales de su condición so- como en la complejidad de las dimensiones involucradas, de
cial. Otros son marginales en sentido estricto (viejos o desem- acuerdo con el tipo de fenómeno colectivo en cuestión. Los in-
pleados); su acción debe explicarse en distintos términos: estos vestigadores, cuando se enfrentan a las dimensiones «colectivas»
grupos responderán a las condiciones de crisis sólo cuando se de la acción social, no pueden seguir evitando preguntarse sobre
dispone de un contexto de movilización ya existente. las inversiones emocionales y cognoscitivas de los actores en
Los grupos de la «vieja clase media» reaccionan ante desa- esta construcción interactiva y comunicativa.
rrollos sociales que amenazan su posición social previa. Aquí
domina la orientación populista o re-accionaria.
Estos tres grupos mantienen distintas capacidades para la
construcción y negociación de una identidad colectiva en el
tiempo; desarrollan, por tanto, diferentes expectativas. De este
modo, las razones por las cuales los individuos se implican en la
acción colectiva difieren. Para los grupos «centrales» o los «mar- REFERENCIAS
ginales prósperos», la probabilidad del compromiso está relacio-
nada, por un lado, con su grado de «centralidad» y de exposición Alberoni, F. (1977), Movimiento e istituzione, Bolonia: Il Mulino [Movi-
a la información y conocimiento esenciales en el sistema «mo- miento e institución, Madrid: Editora Nacional , 1984].
derno» y, por otro lado, con el impacto de los requisitos coyun- • Bendix, R. (1964), Nation-Building and Citizenship, Nueva York:
turales y contradictorios a los que están sometidos. Para los mar- Wiley [Estado nacional y ciudadanía, Buenos Aires: Amorrortu,
ginales o los grupos desfavorecidos, por el contrario, el grado de 1974].
exclusión yel ritmo de los procesos de crisis se constituyen como - (1978), Kings or People, Berkeley: University of California Press.
Brown, M. H. y Hosking, D.-M. (1984), <<Distributed Leadership and
las dimensiones diferenciales.
Skilled Performance as Successful Organization in Social Move-
También es importante considerar en qué nivel de la acción ments>> , ponencia presentada a la Conferencia del Grupo Europeo
se implican los diferentes individuos. Los pertenecientes al pri- de Sociólogos de la Organización en Nuevos Movimientos Sociales,
mer grupo tienden a implicarse en las primeras fases de la movi- Aarhus, Dinamarca, 27-29 de agosto.
lización porque pueden contar con sus recursos de identidad. Cohen, J. L. (1985) , <<Strategy or Identity: New Theoretical Paradigms
Los individuos pertenecientes al segundo grupo aprovecharán la and Contemporary Social Movements», Social Research, 52: 663-
ola existente de movilización como canal para su re-acción y 716.
tienden a abandonar antes. Crozier, M. y Friedberg, E. (1977), L 'acteur et le systeme, París: Seuil.
Diani, M. y Lodi, G. (1986), <<Ün Participation in the Ecological Move-
ment», ponencia presentada al Simposio Internacional sobre Nue-
IV. CONCLUSIÓN
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junio.
Donati, P. R. (1984), <<Ürganization between Movement and Institu-
Incluso en los niveles menos estructurados de la acción colec- tion», Social Science lnformation, 23: 837-859.
tiva, los actores «Organizan» su comportamiento, producen sig- Eiser, J. R. (11980), Cognitive Social Psychology, Nueva York: McGraw
nificados y establecen relaciones. La implicación o el compro- Hill.
miso individual necesitan, por tanto, explicaciones que atiendan Fireman, B. y Gamson, W. A. (1979), «Utilitarian Logic in the Re-
a la capacidad de los actores para «construir» su acción colectiva source Mobilization Perspective», en M. N. Zald y J. D. McCarthy
de maneras distintas. (comps.) , The Dynamics of Social Movements, Cambridge, Mass.:
Los procesos que caracterizan la construcción de una identi- Winthrop, pp. 8-45.
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