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1.- Por su parte en el Evangelio, si nos fijamos, hay un detalle que san Lucas
quiere que no perdamos de vista. En un primer momento de este relato, Jesús se
aleja un poco de la gente: subió a la barca de Simón y le pide que se la aparte
un poco de la orilla; y en un segundo momento, se aleja más, pero ahora: mar
adentro… pero ahora llevando a Simón, Santiago y Juan con él para hacerlos
vivir una experiencia decisiva.
2.- Porque se trata de “ver”, “oír” y “ser tocado”… como la experiencia misma
del profeta Isaías de la primera lectura. Simón Pedro al igual que el profeta, vio
y se sintió tocado por Jesús y esa experiencia le hace arrodillarse ante el Señor,
con cierto miedo y pedirle a Cristo: “¡Apártate de mí… porque soy un
pecador!”. Es prácticamente el mismo miedo que sintió Isaías: ¡Ay de mí, estoy
perdido! … Pedro y el profeta están ante lo Divino y ellos se sienten tan
pecadores, tan impuros… que temen ser aniquilados.
3.- Esa presencia divina es en un primer momento como aplastante para el ser
humano débil y pecador: Pedro se arroja a los pies del Señor… el espanto se
había apoderado de él…
4.- Misma experiencia tuvo Isaías. Pero el profeta será purificado para luego ser
enviado. A Pedro también se le encargará una misión: “recoger” a los hombres
que encuentre: “pescarlos”.
5.- Simón Pedro reconoce la abismal distancia que hay entre él y Cristo. Cuando
el Señor revela su poder en aquella pesca milagrosa, Simón experimenta lo
mismo que Isaías: miedo, intranquilidad, indignidad, y por ello cae de rodillas
y llama a Jesús: ¡Señor! El estupor se ha apoderado de él y de los dos hermanos:
Santiago y Juan. El estupor es una sensación de desconcierto por no saber qué
es lo que va a pasar en este momento… ¿Qué sigue?
6.- Jesús pide que no teman. Cuando Pedro con miedo, con estupor, le pide a
Cristo que se aleje de él, el Señor le responde que no le tenga miedo… le va a
dar una misión… ¡Tranquilízate! ¡Te necesito!
1.- Por la Palabra de Jesús, Simón aleja la barca de la orilla… por la Palabra de
Jesús, también nosotros hemos estado intentando ir cada vez más mar adentro…
2.- Por la Palabra de Jesús, Simón lanza la red otra vez al agua… a pesar de
haber tenido la noche anterior un gran fracaso… y a pesar de que ahora que
arroja otra vez la red, es una hora inoportuna para la pesca. Por la Palabra de
Jesús, nosotros lancemos otra vez nuestras redes a pesar de que hayamos tenido
algunos problemas o fracasos. Seguimos confiando en la palabra del Señor y en
que cada uno de nosotros somos colaboradores de Él por invitación suya.
3.- Por la Palabra de Jesús, Simón supera el fracaso de no haber pescado nada
cuando lo intentaron solos él y sus compañeros… Ahora con la orden y la
invitación de Jesús, todo es distinto… la pesca fue maravillosa…
4.- Por la Palabra de Jesús, Simón ya no se aleja de él, como al principio lo
propuso… en adelante así como Pedro permaneció íntimamente unido a Jesús,
así nosotros también: unidos al Señor podemos afrontar los retos de nuestra
vida.
5.- ¡Rema mar adentro! Le propone Jesús a Pedro… hacia lo hondo… lo hondo
del lago es la imagen del abismo de la muerte del que Jesús quiere salvar a los
hombres… ¡Mar adentro para nosotros significa ir a esos lugares donde los
hombres están cautivos para pescarlos… para atraerlos hacia Jesús!
6.- Ahora Jesús nos pide que dediquemos nuestras energías y nuestra existencia
a rescatar a los humanos de la cultura de la muerte (lo hondo del lago) e
invitarlos a la fiesta que es el reinado de Dios.
7.- En este domingo será ese nuestro trabajo, extender la invitación a todos los
hombres que se sienten lejos de Dios a regresar a la casa del Padre para cantar
con Jesús esta frase del evangelio: ¡Alégrense conmigo, porque este hijo estaba
muerto y ha vuelto a la vida… estaba perdido y ha sido encontrado! (Lc 15,23
y ss).