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MORAL Y MORALIDAD

La moral efectiva comprende, no solo normas o reglas de acción, sino también, como conducta debida,
los actos que se ajustan a ellas. O sea, tanto el conjunto de principios, valores y prescripciones de los
hombres, en una comunidad dada, consideran válidos como los actos reales en que aquellos se plasman
o encarnan.

Como decíamos anteriormente, la moralidad es la moral hecha realidad, es decir es la forma en que cada
uno, en su vida cotidiana interpreta la realidad dentro de una moral específica a través de unos actos
concretos. Esto vuelve y nos lleva a lo que planteaba sobre las diferencias entre lo normativo y lo fáctico,
pues se pueden hacer ciertos paralelos (comparaciones) entre ellos y la moral y la moralidad en donde
los primeros (lo normativo y la moral) se relacionan con principios, normas e imperativos y los segundos
(lo fáctico y la moralidad) se relacionan con actos concretos que tienen un significado moral. Adolfo
Sánchez Vázquez propone que la moral designaría el conjunto de principios, normas, imperativos o ideas
morales de una época o una sociedad dadas, en tanto que la moralidad haría referencia al conjunto de
relaciones efectivas o actos concretos que cobran un significado moral con respecto a la moral dada. La
moral se daría idealmente, la moralidad realmente. La moralidad sería un ingrediente efectivo de las
relaciones humanas concretas (entre individuos o entre el individuo y la comunidad). Constituiría un tipo
específico de comportamiento de los hombres y, como tal, formaría parte de su existencia individual y
colectiva.

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