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Historia de la agricultura

La agricultura es el arte del cultivo y explotación de la tierra con el objeto de obtener productos con fines humanos o
con destino a los animales domésticos.

Existen variadas disciplinas y toda una infraestructura agrícola, científica e


industrial alrededor de estas actividades. Se incluyen en estas prácticas el
estudio, acondicionamiento de las tierras, cultivo, desarrollo, recolección,
transformación, distribución, etc.

Se trata de una actividad muy antigua, con origen en la prehistoria, y es


actualmente un sector económico indispensable y fundamental en la
alimentación mundial.

Se estima que la agricultura se ha desarrollado desde hace unos 8.000 a


10.000 años. Desde entonces todos los pueblos de la Tierra han
reconocido el valor que las plantas cultivadas tienen para la alimentación
humana y de los animales domésticos.

Algunos vegetales se han hecho tradicionales en muchos países, e incluso


en determinados de ellos se han convertido en monocultivos, y en la
fuente más importante de ingresos.
Cazadores recolectores.
Entre las variadas producciones agrícolas, se distinguen algunos
productos muy importantes para el ser humano, tales como los cereales, trigo, maíz, centeno, arroz, caña de azúcar,
remolacha azucarera, aceite, verduras y frutas.

En cuanto a la alimentación animal, son importantísimos los piensos a base de granos de la soja, maíz forrajero y
sorgo.

No todas las producciones agrícolas tienen valor alimentario, también existen numerosos cultivos dedicados a producir
materias para la industria, tales como el caucho, semillas oleaginosas para fabricar pinturas o compuestos químicos
sintéticos, plantas para la obtención de fibras, etc.

Se reconoce el valor de la agricultura al comprobar que casi la mitad de la población mundial se dedica a esta
actividad, aunque es cierto que su distribución es muy variable. Así, mientras que en África y Asia superan el 60 por
ciento de la población, en los Estados Unidos y Canadá apenas alcanza el 5 por ciento. Por su parte, en América del
Sur la población dedicada a estas tareas es casi la cuarta parte; en Europa Occidental supone alrededor del 7 por
ciento; y en los países de la Federación Rusa y los englobados en la antigua Unión Soviética alcanza el 15 por ciento.

Tipos de agricultura

En el neolítico se practicaba una agricultura itinerante (y que


todavía hoy practican algunos pueblos primitivos), que consistía
en abandonar las tierras una vez han sido agotados sus recursos
y buscar nuevos suelos productivos. Actualmente la agricultura
ha evolucionado hasta alcanzar carácter industrial, donde la
ingeniería genética, química y tecnología mecánica juegan
papeles fundamentales.

Se distinguen varios tipos de agricultura:

Trigo: fundamental en la dieta humana. Extensiva

La agricultura extensiva es aquella en la que se realizan labores sencillas, y en los que se emplean abonos orgánicos,
como estiércoles, prescindiendo totalmente de los fertilizantes artificiales. Es un tipo de agricultura defendible desde el
punto de vista ecológico, pues la tierra no suele estar sujeta a la presión que imprimen otras actividades, como la
agricultura intensiva o industrial.

Intensiva o industrial

La agricultura intensiva o industrial es aquella en la que se realizan labores complejas, y que depende totalmente de
fertilizantes artificiales para su óptimo desarrollo. Los suelos producen habitualmente de forma continuada, lo que
implica la necesidad de restituir también continuamente los elementos minerales que ya fueron asimilados por las
plantas; esto supone tener que enfrentarse a la larga a variados problemas medioambientales, derivados no sólo del
frecuente uso de productos químicos, sino también de la imperiosa necesidad de asegurar las cosechas contra plagas
y enfermedades mediante pesticidas, herbicidas, etc., que pueden terminar finalmente introduciéndose en la cadena
alimenticia.

Biológica

La agricultura biológica nació para dar respuesta a los problemas planteados por la agricultura intensiva. Se trata de
una actividad cada vez más demandada por los consumidores, respetuosa con el medio ambiente y la salud. Este tipo
de agricultura recurre a métodos naturales para luchar contra las enfermedades y plagas, y rechaza la utilización de
pesticidas y fertilizantes sintéticos.

Parcelaria

La agricultura parcelaria está limitada a superficies dispersas y reducidas. Existen muchas regiones en el mundo que
por sus características orográficas están dedicadas a este tipo de agricultura. Un ejemplo son los andenes o terrazas
andinas prehispánicas y que aún existen en la altiplanicie guatemalteca, donde se cultiva maíz, alubias y calabazas; y
café en las zonas más bajas de las laderas.

Monocultivo

La agricultura de monocultivo es una actividad que está especializada en un único producto. Aunque los agricultores
de subsistencia de todo el mundo suelen cultivar variados vegetales, no suele ser así en el caso de las grandes
explotaciones de carácter comercial. Así, muchas explotaciones producen sólo café, té, cereales, cacao, o caucho. Un
ejemplo es la dependencia de Tailandia del arroz, que es uno de los mayores productores del mundo de esta
graminácea; o Sri Lanka, que depende enteramente de la producción de té.

Cuando se dedica una superficie a la producción de una sola especie,


suele proporcionar mayores beneficios económicos, ya que se
simplifica la gestión del suelo, la producción y su comercialización. Sin
embargo, puede dar lugar a la concentración de plagas que, aunque
habitualmente suelen ser controladas, pueden en ocasiones producir
la devastación y pérdida de la producción. La diversidad de cultivos es
una ventaja contra este problema, pero está limitada por las
características de los suelos, clima, y otros factores de carácter
económico.

Desde el Neolítico Variación de cultivos.

Se estima el origen de la agricultura en el Neolítico. Este periodo, que es el segundo de la Edad de Piedra (de ahí
"Neolítico" o "piedra nueva"), se sitúa aproximadamente hace unos 8.000 a 10.000 años.

La vida social de esa época comenzaba a estabilizarse tras el periodo de adaptación del Mesolítico en cuanto a
costumbres y tradiciones, y se iba alejando progresivamente de la vida nómada del cazador-recolector. Básicamente
se dedicaban al pastoreo, domesticación de animales, confección de tejidos, modelación de cerámicas y cultivo de la
tierra. Fue no obstante una época de cambios revolucionarios en las formas de vida.

Las culturas neolíticas más importantes aparecieron en Oriente Medio y la península Balcánica. La agricultura ocupó
sobre todo un lugar preeminente en las civilizaciones china, hindú, egipcia y mesopotámica.

Los primeros agricultores ocuparon variadas regiones: Irán, Irak, Jordania, Israel, Siria, Turquía, Sureste asiático
(Tailandia), África (Egipto, a lo largo del río Nilo), Europa (Macedonia, márgenes del río Danubio), China (río Amarillo),
India y Pakistán (valle del río Indo), México, etc.

Antes del desarrollo de la agricultura y el pastoreo, hace unos 15.000 a 10.000 años, la forma de subsistencia en todo
el mundo era, fundamentalmente, la caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Hoy en día, todavía existen
antiguos pueblos que sobreviven aprovechando recursos naturales como los citados, así como semillas, tubérculos
comestibles, miel, setas, etc., ejemplo de algunos pueblos y etnias significativas de Alaska, Canadá, Amazonia,
Australia, y otros apenas conocidos y desperdigados por numerosos países como Kenia, Tanzania, Etiopía,
Venezuela, Filipinas, Indonesia, Tailandia, Malasia, etc.

En cualquier caso, se trata de grupos poco numerosos que


apenas suponen un riesgo para el equilibrio del hábitat que
ocupan, en lo que respecta a sus actividades predadoras o
recolectoras y el mantenimiento de la diversidad biológica.

Las características actuales de los pueblos cazadores-


recolectores que han tenido poco contacto con otros pueblos más
avanzados, no deben ser muy diferentes de sus antecesores del
Neolítico en cuanto a la forma de vida y organización social. Por
ello, el aislamiento de esos pueblos nos da una visión
aproximada de como funcionaban aquellas comunidades, sólo
Vasijas para granos usadas hoy. desvirtuada en aquellos casos en que se produjeron contactos
externos, que generaron cambios en los hábitos de vida, así
como en la cultura y tradiciones propias.

Aquellas comunidades de cazadores-recolectores de la antigüedad que se mantuvieron aislados, demuestran unos


valores de solidaridad muy acusada. Así, predomina la igualdad entre sexos, se respeta extraordinariamente la
opinión de los ancianos, existen importantes lazos entre padres e hijos, y, sobre todo, existe un fuerte arraigo
comunitario.
Todo ello está fomentado por la necesidad de repartir los recursos disponibles entre todos los miembros de la
comunidad, con objeto de asegurar la supervivencia de todo el grupo. Todos estos valores sociales van cambiando
conforme las comunidades más aisladas toman contacto con otras más poderosas o de mayor nivel económico, o
debido a las influencias o contaminación de su cultura o estilo de vida.

Primeros sedentarios

Las primeras sociedades sedentarias, es decir, ligadas a una vivienda estable, favorecieron el desarrollo de
asentamientos permanentes, así como de nuevas técnicas y materiales para cocinar y almacenar alimentos.

Las técnicas neolíticas consistían en pulimentar la piedra en vez de tallarla, con lo que se conseguían nuevas formas y
acabados. Más importante que la pulimentación fue la aparición de la cerámica hace aproximadamente 8.000 años
a.C., un hecho sin duda influido por la necesidad de almacenar las cosechas sobrantes y cocinar los alimentos, lo que
supuso una mejora notable en el régimen nutricional. De esta época son también las técnicas de la cestería con hilos
finos, y la confección de tejidos con determinadas fibras vegetales o lana de oveja.

Revolución neolítica

La agricultura fue, probablemente, una necesidad impuesta por


los nuevos condicionamientos poblacionales y medioambientales.
Es asumible la existencia de una escasez de la caza, pesca y
recolección, a causa de un aumento de población tras la última
glaciación, y que forzó a los cazadores-recolectores a buscar
espacios permanentes y estables, sólo así se comprende que
una vida tan fácil como es la de recoger los frutos que la
naturaleza produce de forma natural, fuese abandonada
progresivamente por otra forma de vida mucho más dura como
es la del agricultor, donde se requiere un considerable esfuerzo
para la preparación de la tierra, siembra, control de las malas
hierbas y recolección de las cosechas. Herramientas Neolíticas.

Hace unos 7.000 años a.C., los cazadores-recolectores ya conocían de sobra cómo funcionaban los ciclos de la vida
de los vegetales y animales, no en vano llevaban alimentándose de ellos desde hacía miles de años, así que no les
sería difícil adaptarse a las nuevos tiempos.

La evolución de la agricultura no se produjo de forma inmediata, sino que fue un proceso gradual a partir de las
actividades de recolección, caza y pesca, las cuales todavía hoy en día son practicadas por algunos pueblos
primitivos, y se ha ido estableciendo muy probablemente a partir de la domesticación de animales.

Existen evidencias de que las explotaciones se realizaban de forma mixta, combinando cultivo y cría de animales. La
domesticación cumplía dos funciones básicas: garantizar el suministro de carne sin depender de la caza, y la
utilización de los animales como fuerza de tiro.

Se sabe por hallazgos arqueológicos que el perro fue el primer animal doméstico hace 8.000 años, y con posterioridad
lo fueron la oveja, el buey y el cerdo. Se produjo así una "revolución neolítica", al descubrirse la agricultura y la
domesticación de animales como un perfecto combinado para sobrevivir dentro de las nuevas formas de vida
sedentarias.

Las nuevas actividades económicas basadas en la agricultura, exigieron de los incipientes agricultores su
permanencia en un lugar fijo para cuidar de los cultivos.

Por yacimientos arqueológicos se sabe que los primeros poblados neolíticos se establecieron en el Próximo Oriente
hace unos 8.000 años. Se trataba de pequeños grupos de casas adosadas de dimensiones muy parecidas entre sí,
construidas por lo general con piedra, madera y paja mezcladas con barro cocido; no disponían de calles y casi
siempre estaban rodeados por una zanja o empalizada para protegerse de posibles agresiones externas. En el
Neolítico se formaron importantes poblaciones, como Jericó, que alcanzó las 2.000 personas.

En esta época pudo propiciarse la aparición de un incipiente comercio mediante el trueque e intercambio, basado en
la existencia de excedentes alimenticios. Así, los granos de cereales que sobraban de las cosechas se intercambiaban
por otros de los que se carecía, ejemplo de la sal, que fue uno de los primeros productos que entraron a formar parte
del comercio.

Nuevas creencias religiosas

En las nuevas sociedades sedentarias basadas en la agricultura, nacieron nuevas formas de religiosidad influidas por
los diferentes fenómenos que observaban en el curso de sus actividades. Así, relacionaban como hechos atribuibles a
algún tipo de divinidad determinados fenómenos naturales, como la pérdida de cosechas ante una climatología
adversa, falta de fertilidad de la tierra, cosechas malas o escasas, etc. Este hecho queda patente en variadas pinturas
y grabados, donde se representan a hechiceros durante sus ritos o ceremonias religiosas.
Los primeros cultivos

Los arqueólogos pueden distinguir si los cereales hallados en un


yacimiento son recolectados de especies nacidas
espontáneamente o cultivados.

Por las pruebas halladas en excavaciones de Oriente Próximo


que datan de hace unos 19.000 años, se estima que en esa
región se recolectaban formas silvestres de cereales (no
cultivadas previamente), como cebada y trigo, además de otras
plantas y frutos. Por la riqueza de la fauna identificada, se deduce
la existencia de una forma de vida basada en la recolección, la
caza y la pesca.
Primeros asentamientos humanos.
Los estudios arqueológicos apuntan a que entre los 12.000 y
10.000 años estas prácticas se intensificaron como una costumbre; en yacimientos del Próximo Oriente se han
encontrado granos de trigo cultivado que ya pertenecen al sexto milenio a.C., indicativo de que la costumbre terminó
por convertirse en cultivos programados o intencionados.

Los primeros granos cultivados fueron el mijo y sorgo en el norte de África; arroz en la India y China; y maíz en
América; en este último (México y otros países del continente americano) se conoce la existencia hace unos 8.000 de
la producción de calabazas para la alimentación y construcción de vasijas.

En cuanto a Europa, se extendieron el trigo, cebada y centeno, probablemente introducidas desde Asia. Así, mediante
datación del carbono 14 se sabe que en China, hace unos 8.500 a 7.000 años, se cultivaba el mijo y la col. En general
el arroz, mijo, y variados cereales, ya se cultivaban en el este y sur de Asia, extendiéndose el arroz a Corea y Japón
hace unos 4.000 años.

Otro cultivo de gran importancia en la cuenca mediterránea, como es el olivo, es probable que ya se realizase hace
unos 8.000 años.

Las primeras herramientas

Las primeras herramientas utilizadas en las tareas agrícolas del Neolítico eran básicamente las mismas que utilizaban
en el Paleolítico para recolectar raíces, las cuales estaban construidas de madera y piedra. Posteriormente, mediante
piedras afiladas, sílex, hueso, y maderas más o menos torneadas se armaron azadas para cavar la tierra, hoces para
recoger el grano, e incluso arados rudimentarios a base de ramas de árboles convenientemente modificadas para
levantar y voltear la tierra a mano, con objeto de prepararla para la siembra. Posteriormente, se adaptó el arado para
ser tirado por animales.

La agricultura en movimiento

Como ya se ha dicho, durante el neolítico se fueron estableciendo sociedades sedentarias, que se alejaban
progresivamente de las actividades típicas de los pueblos nómadas cazadores- recolectores, para dedicarse a la
agricultura. No obstante, muchos asentamientos con intención de permanentes tenían que ser abandonados
periódicamente, ya que los campos perdían su fertilidad por sobreexplotación, obligando a esos pueblos a realizar una
agricultura itinerante.

En determinadas regiones de Europa, allí donde no existían tierras de labor para colonizar, se aclaraban los bosques
talando e incendiando a continuación, dejando así un campo fértil para la producción agrícola el cual, tras sucesivas
cosechas, iba perdiendo esa capacidad quedando exhausto a los pocos años, obligando a los agricultores a levantar
de nuevo los asentamientos y buscar nuevas tierras o bosques para aclarar, al desconocerse otros sistemas de
conseguir abonos. Otros asentamientos, como los que se concentraban a lo largo del Nilo, mantenían la producción
de las tierras durante mucho más tiempo, gracias a los limos que el río iba depositando en sus márgenes, y que
servían de abono para los campos próximos en cada temporada.

Las nuevas civilizaciones agrícolas

Las innovaciones agrícolas que se llevaron a cabo durante el


neolítico concluyeron prácticamente con la introducción de los
metales. A partir de entonces se inició un periodo histórico donde
las nuevas civilizaciones agrícolas tendieron a mejorar las
técnicas ya conocidas, especialmente las herramientas, y a
establecer esfuerzos cooperativistas. En este periodo destaca
Roma por su importante literatura sobre temas agrícolas, pero no
fue menos importante la agricultura de Mesopotamia, Egipto,
China y la India. Patricios romanos.
Roma

Roma fue un referente importante, no sólo por la forma de gobierno, estructura social y económica, y la aplicación del
derecho, sino también por el conocimiento de los temas agrícolas y la arquitectura aplicada a esa actividad.
Se estima que el imperio romano comenzó precisamente basado en una sociedad rural de agricultores sin ninguna
relación cooperativa que alcanzó su máximo desarrollo durante la era cristiana, para convertirse de una sociedad rural
a otra fundamentalmente urbana.

Las normas y el derecho romano, muy precisos en cuanto a las propiedades rurales, lindes, comunidades de aguas,
etc., eran aplicables a todos los ciudadanos y alcanzarían a numerosos pueblos que constituyeron un imperio
extendido por todo Occidente.

La agricultura romana también tenía su referente religioso. Existían variadas divinidades protectoras que se ocupaban
de que las tierras fueran fértiles y las cosechas abundantes. Algunos pequeños dioses tenían misiones específicas,
tales como cuidar de la siembra, la semilla, la espiga, etc.

Organización social

La organización social de Roma se basaba en el poder económico y estaba dividida en clases. La primera gran
división comprendía dos grupos: los esclavos y los hombres libres.

Esclavos

Los esclavos eran en Roma personas sin derecho alguno. A ellos


se destinaban los trabajos más penosos, como los agrícolas o los
desarrollados en minas y canteras. Podían ser vendidos, cedidos,
o legados en herencia, y sólo podían adquirir la libertad con
permiso de sus dueños. Con el cristianismo se alivió su situación
mediante leyes que prohibían actos bárbaros, como ser arrojados
a las fieras sin resolverlo un juez.

Hombres libres
Esclavos gladiadores en Roma. Los hombres libres eran los ciudadanos, los cuales estaban a su
vez divididos en dos clases, los patricios y los plebeyos.

Los patricios fueron los primeros en gozar de todos los derechos y desempeñar cargos públicos; a esta clase
pertenecían los nobles y ricos terratenientes, que se reservaban los puestos más relevantes del ejército y la
administración; y los caballeros o equites, que eran comerciantes de fortuna o financieros, también con cargos en la
administración o el ejército pero de menor responsabilidad.

Por su parte, los plebeyos eran aristócratas que desde los primeros tiempos se enfrentaron a los patricios por una
igualdad tanto jurídica como política, no conseguida en su totalidad pero con algunos significativos triunfos, como el
derecho a realizarse matrimonios entre ambas clases o desempeñar cargos públicos, y que más tarde daría lugar a
una forma de cooperación de los patricios con los plebeyos más ricos para el reparto del poder.

Otros plebeyos pobres, los proletarios, tenían como única riqueza sus hijos (de ahí lo de prole). Entre el siglo II y I
a.C. estos proletarios constituían una población importante, motivado por el crecimiento de los latifundios y el
empobrecimiento de los agricultores que no poseían tierras en propiedad; sobrevivían vendiendo el voto al que tenían
derecho y con las asignaciones gratuitas de alimentos.

Economía

La economía de Roma estaba basada en la explotación de los


recursos naturales y el trabajo de los esclavos, que estaba
centrado en la agricultura y la ganadería. Los romanos fueron
innovadores en el desarrollo de técnicas aplicadas a la
agricultura, tales como el regadío, drenaje de tierras, abonado,
barbecho, rotación de cultivos, etc. Los cultivos principales eran
los cereales como el trigo, el olivo y uno de los más apreciados,
la vid.

Las tierras cultivables, bosques y pastos, las cuales pertenecían


al Estado, eran al principio explotadas por esclavos prisioneros
de guerra y supervisados mediante capataces. Posteriormente, Acueducto de Segovia, en la actualidad.
conforme escaseaba la mano de obra cautiva, se iban
arrendando las tierras a agricultores particulares, los cuales pagaban a los propietarios en especie con una parte de la
producción. Este sistema feudal ya estaba firmemente establecido en la villa romana 400 años d.C. El modelo
económico estaba centralizado en Roma, y desde allí se imponía a todo el imperio.

La práctica de arrendar las tierras provocó grandes latifundios y el empobrecimiento de los pequeños agricultores
propietarios (no esclavos). La mayoría de las tierras eran propiedad de senadores; alrededor del año 218 a.C. la Lex
Claudia les prohibió que se dedicaran a cualquier otra actividad que no fuera la explotación de sus tierras.

Los ingresos del Estado tenían varias procedencias: impuestos de las provincias que cobraban los publicanos; venta
o arrendamiento a particulares de las tierras anexionadas durante las conquistas (ager publicus); y arrendamiento
privado de la explotación de las minas con determinados recursos, como la sal. Toda la hacienda era gestionada por
el Senado, que elaboraba un presupuesto, y cuyos ingresos y distribución controlaban los censores y cuestores.

Los romanos se distinguieron también por sus obras públicas; calzadas, puentes, anfiteatros, termas, acueductos,
etc., proliferaban por toda Roma y en general por todas las ciudades del imperio. Cabe destacar que algunos puentes
y calzadas todavía hoy se mantienen en pie e incluso pueden utilizarse con seguridad. En lo que respecta a la
agricultura realizaron robustas obras arquitectónicas; uno de los ejemplos más significativos es el acueducto de
Segovia, España, que sufre ahora la abrasión de la contaminación, y paradójicamente ha soportado estoicamente
todo tipo de inclemencias en el transcurso de los siglos.

Ver, también: Revolución agrícola

Fuentes Internet:

http://www.natureduca.com/

http://www.natureduca.com/agro_indice.php

http://www.natureduca.com/agro_hist_neolitico1.php

La revolución agrícola y su influencia en las primeras civilizaciones


Neolítico es un periodo de la Prehistoria que se inicia con la aparición de la agricultura y los primeros asentamientos
en forma de aldea. Se extiende entre los años 8.000 y 3.000 antes de Cristo. Su nombre proviene de los términos
griegos neo: nuevo y litos: piedra; es decir, la Nueva Edad de Piedra.

Se suele llamar a este periodo como el de la Revolución Neolítica o Revolución Agrícola, pues
en él aparecen las primeras manifestaciones de actividad agrícola.
Agricultura
Esta transformación económica se desarrolló por la influencia del cambio climático que obligó incipiente,
a las poblaciones de bandas de pastores a dejar las montañas y bajar a las tierras de los
valles en busca de las cada vez más escasas presas de caza; de hecho, deben abandonar las habitaciones que
habían erigido en las orillas de los cursos de agua.

La necesidad de encontrar una actividad de subsistencia llevó a los hombres del Neolítico a la recolección y
almacenamiento de cereales, que pronto iban a ser sembrados y cosechados. Paralelamente, el hombre logró
domesticar a algunos animales pequeños como el perro.

El primer lugar donde apareció la agricultura fue en el Cercano Oriente (en la actual Turquía asiática) y los vestigios
datan del año 8.000 antes de Cristo. También se han encontrado restos de actividad agrícola en el Valle del Indo que
han sido fechados hacia el 7800 antes de Cristo. Sin embargo, se estima que recién en el año 3500 antes de Cristo
algunas poblaciones lograron desarrollar la agricultura; el resto se mantuvo con sus hábitos de caza y recolección.

La adopción de la agricultura significó para sus usuarios la posibilidad de desarrollar


civilizaciones más avanzadas que las de sus contemporáneos, debido a los cambios
Atisbos de
culturales que produjo. El más importante es el paso de grupos nómadas a poblaciones
desarrollo.
sedentarias, motivado por la necesidad de desarrollar la agricultura y la ganadería, y de
establecer un lugar fijo de alimentación y residencia.

Consecuentemente, la sedentarización originó el desarrollo urbano y las ciudades; aunque es cierto que muchos
grupos humanos que se dedicaban a la pesca en las regiones costeras vivían en especies de aldeas, no contaban con
una organización funcional a la actividad económica y no habían logrado desarrollar ciudades.

Por otro lado, la adopción de la agricultura generó, por primera vez en la Historia del hombre, la posibilidad de contar
con excedentes alimenticios y se produjo un fenómeno de crecimiento demográfico; es decir, la población tuvo un
aumento sostenido en el tiempo.

La Revolución Agrícola ocurrida durante el Neolítico trajo una serie de consecuencias tanto sociales como culturales a
los insipientes asentamientos humanos.

Estos asentamientos donde se desarrolló esta revolución se encuentran distribuidos principalmente en el Próximo
Oriente, la costa este del Mediterráneo y el norte de África. Ésta distribución geográfica es llamada Fértil Medialuna.

En estas regiones, se ubicaron las primeras grandes civilizaciones de Occidente. Estas


estaban distribuidas alrededor de los grandes ríos que proporcionaban el agua y los
La fértil
nutrientes suficientes para tener una gran producción de alimentos. Estos grandes ríos son el
medialuna.
Tigris y Eufrates en Mesopotamia; y el río Nilo en Egipto.

La abundancia de alimentos, aseguró un gran crecimiento demográfico, lo que hizo crecer las aldeas que se
transformaron en ciudades. Conjuntamente con la revolución técnica, la revolución agrícola condujo a una división y
especialización del trabajo. Sólo bastaba que un sector de la población se dedicara a las faenas agrícolas para
sustentar a la ciudad. Así, el resto comenzó a dedicarse a otros trabajos, actividades y productos. Se desarrollaron la
artesanía, el arte, el comercio, la construcción y la administración.
De igual forma, la organización de la ciudad se hizo más compleja, llevando a la creación de instituciones, como el
Estado y la Religión, las cuales ejercían el poder, establecían la administración, y dirigían los destinos del cuerpo
social. Es decir que la sociedad alcanzó un alto grado de complejidad, en cuanto su organización y modo de vida.

El desarrollo urbano y la explosión demográfica provocaron la diferenciación social basada en la especialización de las
labores económicas; a partir de este momento, los hombres y mujeres se dividieron según su función en la
organización de la aldea. Las habilidades y capacidades técnicas dieron pie a la aparición de los agricultores, los
ganaderos, los artesanos, los guerreros, etc.

Ver: PSU: Historia y Ciencias Sociales;

Pregunta 53

Pregunta 54

Tardíamente comienza a desarrollarse una precaria actividad metalúrgica, presente tanto en armas como en
instrumentos de uso cotidiano; estas primeras manifestaciones de aleación de cuarcita y silex son consideradas un
antecedente de la Edad de los Metales.

En el Neolítico se han encontrado indicios de la existencia de las primeras religiones elaboradas, las que han sido
asociadas a los extraordinarios complejos arquitectónicos megalíticos. Se habla de Complejo Megalítico para referirse
a las construcciones de grandes tumbas de piedra que se encuentran diseminadas entre lugares tan lejanos como
Stonehenge (Inglaterra), Dinamarca y la isla de Malta (templos de Tarxien); las primeras datan del año 4000 antes de
Cristo.

Los complejos megalíticos son considerados como prueba de la actividad religiosa de las
primeras civilizaciones, y se relacionan con la especialización de las funciones (de culto en
Stonehenge.
este caso) que la adopción de la agricultura significó para ellas.

Con el descubrimiento de la agricultura y la ganadería el ser humano comienza a cultivar diversos cereales como el
arroz, el trigo y el maíz, o tubérculos como la papa (patata), en diversas regiones del globo entre el Sexto y el Quinto
Milenio a.C. Así, deja de depender de la caza, la pesca y la recolección, se transforma en autosuficiente, y ello le
permite adoptar un modo de vida sedentario (si bien algunas actividades como el pastoreo requerirán la práctica del
nomadismo o del semi-nomadismo).

En Japón encontramos un temprano desarrollo de la piscicultura. También cambian las prácticas alimenticias: es
inventado el pan, y también las bebidas alcohólicas.

Al haber crecido en aislamiento las primeras civilizaciones, las dietas propias de cada una
fueron diversas, en función de aquellos productos vegetales y animales que existieran en su
Uno de los
entorno inmediato. Así, el cerdo, la gallina y el arroz fueron propios de la dieta de China; el
primeros animales
trigo, la vid, la vaca y la oveja, fueron propios del Medio Oriente y el mundo mediterráneo; y el
domésticos.
maíz, el tomate, la papa (patata) o el tabaco fueron propios de la América Precolombina.

Sin embargo, estas barreras alimenticias fueron cayendo a medida que las distintas civilizaciones históricas fueron
entrando en contacto unas con otras y comerciando entre sí.

De esta manera, las especias (pimienta, nuez moscada, etcétera) llegaron desde Oriente a Europa gracias al
comercio musulmán durante la Edad Media, y distintos productos americanos hicieron lo propio después de que
América y Europa entraron en contacto durante el paso de los siglos XV a XVI.

Ver: Historia de la agricultura

Fuentes Internet:

http://www.escolares.net/trabajos_interior.php?Id=243

http://es.shvoong.com/social-sciences/1777031-historia-universal/

http://historiamaterial.blogspot.com/2007/08/primeras-civilizaciones.html

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