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BERMAN, Marshall. Aventuras marxistas: Todo lo sólido se desvanece en el aire.

Madrid: Siglo XXI, 2016.

Tema Marxismo
Texto Libro
Método Materialismo dialéctico
Objetivo Complejizar el marxismo
Tesis El desarrollo individual es el gran problema de Marx
Cambio Adelantar

 Prefacio
 Introducción. “Atrapados en la mezcla”: algunas aventuras marxistas
I. Marx. El bailarín y la danza.
II. Libertad y fetichismo
III. Todavía esperando en la estación
IV. Studs Terkel. Dando vida al mural.
V. Los personajes de El Capital.
VI. Todo lo sólido se desvanece en el aire: Marx, la modernidad y la modernización
VII. Los signos de la calle
VIII. De París a Gdansk
IX. El “Chutzpagh” cósmico de Georg Lukács
X. Isaac Bábel. Esperando a los bárbaros
XI. Meyer Schapiro. La presencia del sujeto.
XII. Walter Benajmin. Un ángel en la ciudad.
XIII. Unchained Melody

[Trabajo forzado] “[…] El trabajador “mortifica su cuerpo y arruina su mente”, “solo se


siente él mismo fuera del trabajo, y en su trabajo […] se siente fuera de su ser”; “solo está
cómodo cuando no está trabajando, y cuando trabaja está incómodo. Por lo tanto su tarea
no es libre, sino forzada […]”. (p. 21)

[Gorbachov] “Mijaíl Gorbachov deseaba concederle un lugar en su parte del mundo.


Imaginaba un comunismo que pusiera acrecentar la libertad personal, no aplastarla. Pero
llegó demasiado tarde […]”. (p. 27)

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[De padre a hijo] “[…] El padre de Marx, que siempre había sido cálido y afectuoso con
su hijo, de pronto se dirige a él con un torrente de miedos histéricos. “Algunas veces”,
escribe Heinrich Marx, “mi corazón se alegra al pensar en ti y tu futuro. Y sin embargo,
como un rayo, me acude un temor: ¿corresponde tu corazón a tu cabeza?, y entonces no
puedo librarme de ideas que despiertan un presentimiento de miedo…” […]”. (p. 33)

[Misterio francés] “[…] No solo la represión y el asesinato masivo hicieron que las
derrotas fuesen tan espantosas para Marx y su generación […], sino el carácter misterioso,
incluso estrafalario, de las nuevas transformaciones sociales […]”. (p. 39)

[Derrotas y resurrección] “Las derrotas de 1848-1851 destrozaron la vida de Marx, no


solo política y económicamente, sino también psicológicamente. En el exilio,
desconectado, sin trabajo (excepto un trabajo intermitente de periodista, a menudo
brillante y original, pero normalmente mal pagado o sin cobrar), y siempre acosado por
la policía, Marx estuvo más que nunca metido en sí mismo y los peligrosos dinamismos
de su vida interior. Y sin embargo, explica Seigel, en las profundidades de su soledad,
Marx se salvó volviendo a lo que había reprimido. Redescubrió el poder del pensamiento
puro: sus poderes conceptuales y teóricos, que había deseado dejar dormidos, se
despertaban ahora maravillosamente y le proporcionaban una vida nueva y provechosa.
Renovó sus lazos internos con Hegel y sus fuerzas como pensador filosófico. Aceptó la
naturaleza misteriosa del capitalismo posterior a 1848, y el misterio de su aislamiento (y
el de tantos otros), y concentró todos sus recursos internos en penetrar bajo su superficie
y sondear sus profundidades. Buscando las estructuras y dinámicas ocultas del
capitalismo, Marx se puso en contacto con las fuentes de energía y dinamismo que llevaba
dentro de sí […]”. (p. 39)

[Marx y Weber: Religión y capitalismo] “[…] Marx sugiere aquí una conexión más
profunda entre la religión y el capitalismo que, incluso, la concebida por Weber: los
fanáticos de la religión y los del capitalismo comparten el mismo esquema mental
“fetichista”, en el que la distinción entre hecho y valor es borrosa, y en el que “no pueden
hacer otra cosa” porque su sistema de descripciones les impide siquiera la posibilidad de
elegir […]”. (p. 56)

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[Comunismo] “[…] con la llegada de la sociedad comunista los hombres no tendrán que
rebelarse para ser libres: serán capaces de elaborar sus proyectos y diseños, de
desarrollarse en el día a día de la vida, en su jornada laboral, por medio de su trabajo. En
una sociedad de producción abundante y planificada, el trabajo se podrá hacer interesante
y relacionado con las inclinaciones individuales de modo que terminará el dualismo actual
entre necesidad “material” y libertad “espiritual”, de mantenerse y disfrutar de la vida.
Tal es, entonces, la visión de Marx de la libertad individual y su programa para extender
su alcance – bastante diferente del que usualmente se le asigna”. (p. 60)

[Working] “[…] La idea implícita de Working [de Terkel], como una especie de subtexto,
es algo así: los trabajadores saben que están siendo explotados, pero no se revelan, pues
usan toda su inteligencia y sensibilidad en dar significado a su trabajo, llenándolo de
belleza e interés para hacerlo propio”. (p. 77)

[Marx: Lenguaje] “[…] Marx es uno de los escritores más comunicativos de la historia;
de hecho, presentó las ideas más complejas de manera intensa y dramática; nunca escribió
en lenguajes esotéricos o exclusivos – como suelen hacer quienes escriben sobre él -, sino
como un hombre que habla a los hombres”. (p. 79)

[El Capital: Una novela] “[…] El Capital realmente nunca llega a terminarse: nos tiende
la mano entre los espectadores y nos desafía a que le demos un desenlace, a terminar con
el propio capitalismo”. (p. 84)

[Individualismo y comunismo] “[…] Marx se encuentra más cerca de algunos de sus


enemigos burgueses y liberales que de los exponentes tradicionales del comunismo,
quienes, desde platón y los Padres de la Iglesia, han santificado el autosacrificio,
desconfiado o abominado del individualismo y añorado el momento de quietud en que la
lucha y el esfuerzo lleguen a su fin […]”. (p. 105)

[Marx y Nietzsche] “[…] Todos los impulsos anárquicos, desmedidos, explosivos que la
siguiente generación bautizaría con el nombre de “nihilismo” – impulsos que Nietzsche
y sus seguidores atribuirán a traumas tan cósmicos como la muerte de Dios – son
localizados por Marx en el funcionamiento cotidiano, aparentemente banal, de la

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economía de mercado. Revela a los burgueses modernos como nihilistas consumados, a
una escala mucho más amplia de la imaginada por los intelectuales modernos”. (p. 108)

[Intelectuales proletarios] “[…] intelectuales, tal como los ve Marx, el hecho básico de
la vida es que son “trabajadores asalariados” de la burguesía, miembros de “la clase obrera
moderna, el proletariado”. Pueden negar esta identidad – después de todo, ¿quién quiere
pertenecer al proletariado? -, pero son arrojados a la clase obrera por las condiciones
históricamente definidas en las que se ven obligados a trabajar. Cuando Marx describe a
los intelectuales como asalariados, está tratando de hacernos ver que la cultura moderna
es parte de la industria moderna. El arte, la ciencia física, la teoría social, como la del
propio Marx, son modos de producción; la burguesía controla los medios de producción
de la cultura, como todos los demás, y todo el que quiera crear deberá trabajar en la órbita
de su poder”. (p. 126)

[Explotación mansiones] “La mayoría de los sucesores de Marx se centraron casi


exclusivamente en la opresión de los trabajadores manuales e industriales. Lukács nos
muestra cómo la fuerza de los análisis y acusaciones de Marx va más allá. De hecho, el
capitalismo trata a todos los hombres y mujeres como partes intercambiables, como
mercancías intercambiables por otras mercancías. Administradores, soldados, científicos,
incluso empresarios – todo el mundo en la sociedad moderna – están forzados a pasar por
el lecho de Procusto de la reificación y están sistemáticamente privados de la libertad que
cualquiera supone que disfruta. Incluso el capitalismo moderno “experimenta la misma
doble personalidad, la misma división hace que pase de hombre a elemento del
intercambio de mercancías y a observador objetivo e impotente de tal movimiento”. Los
capitalistas son recompensados por su pasividad interna y su falta de integración; pero es
importante ver el coste humano de este sistema, incluso para su clase dirigente. Lukács
profundiza en la acusación contra el capitalismo mostrándonos cómo, incluso en las
grandes mansiones, nadie se siente cómodo”. (p. 169)

[Rusia] “[…] incluso antes de la revolución rusa y la conversión de Lukács al


comunismo, insistía en que la Rusia atrasada y pobre estaba destinada a salvar al corrupto
y decadente mundo occidental”. (p. 177)

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[Bábel] “[…] Bábel intentó, pero falló, convertirse en un bárbaro; tuvo éxito, quizá contra
su voluntad, en ser un mensch […]”. (p. 195)

[Revisionismo] “[…] Uno de mis antiguos jefes en CCNY lo expresó de modo conciso:
dijo que no podía dar un curso sobre marxismo porque “1989 prueba que los cursos sobre
marxismo están obsoletos”. Pero hay otras formas de leer la historia. Lo ocurrido a Marx
tras 1917 fue un desastre. ¡A un pensador la beatificación no le viene mejor que un tiro
en la nuca! De modo que deberíamos celebrar su caída del pedestal como un suceso
afortunado. Tal vez podamos aprender lo que Marx tiene que enseñarnos si nos
encontramos con él al nivel del suelo, el mismo en que nosotros intentamos mantener los
pies”. (p. 226-7)

[Poder capitalista] “[…] su pacífica actividad económica devasta las sociedades


humanas como una bomba, desde las tribus más primitivas a la poderosa Unión Soviética
[…]”. (p. 230)

[Clave capitalista] “El factor crucial no es trabajar en una fábrica o trabajar con las
manos o ser pobre. Todas estas cosas pueden cambiar con las fluctuaciones de la oferta y
la demanda, la tecnología y la política. La realidad crucial es la necesidad de vender el
trabajo al capital para poder vivir, la necesidad de hacerse una personalidad para la venta
– mirarse en el espejo y pensar “¿Qué tengo para vender” – y un infinito miedo y ansiedad
de que incluso si hoy se está bien, mañana puede no haber nadie que quiera comprar lo
que se ofrece o se es, que el mercado cambiante nos declarará (como ya ha declarado a
tantos) sin mérito, que tanto física como metafísicamente nos encontraremos sin hogar y
a la intemperie […]”. (p. 233)

[Proletariado] “Un motivo para la prolongada fe de Marx en la clase obrera es que


muchos de los miembros de esta clase no saben que lo son. Muchos de ellos son las
personas que llenan los enormes edificios de oficinas en los centros de nuestras ciudades.
Llevan ropa elegante y regresan a casas acogedoras, porque ahora hay gran demanda de
su trabajo y les va bien. Pueden identificarse alegremente con los dueños del capital y no
tienen idea de lo contingentes y fugaces que son sus beneficios. Pueden no descubrir
quiénes son realmente, a qué pertenecen, hasta que los despiden o cesan… o sus
habilidades quedan obsoletas o se subcontratan o la empresa se ajusta. (Es fascinante ver

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cuántas de estas palabras aplastantes son nuevas.) Y otros trabajadores, los que carecen
de diplomas y no se visten tan bien, que trabajan en cubículos, no en las oficinas, pueden
no entender que muchas de las personas que les dan órdenes son realmente de su propia
clase y comparten su vulnerabilidad. ¿cómo se puede comunicar esta idea a personas que
no lo entienden o no lo pueden soportar? Para eso están las organizaciones y los
organizadores”. (p. 234)

[Stuart Mill] “[…] es importante ver cuánto terreno comparte Marx con el liberal más
inteligente y noble de todos, su contemporáneo John Stuart Mill. Como Marx, Mill llegó
a ver el “desarrollo libre” del ser como un valor humano fundamental; como Marx, creía
que la modernización lo hacía posible para todos. Pero al envejecer se convenció de que
la forma de modernización capitalista – con su competencia asesina, dominación de clase,
conformidad social y crueldad – anulaba sus mejores potencialidades. En la vejez, el
liberal más grande del mundo se proclamaba socialista”. (p. 236)

Comentarios

Lenguaje: Berman escribe muy bien. Para destacar está el uso de adjetivos impactantes
como “poderoso” o “misterioso”.

Revisionismo: Berman complejiza el marxismo, pero excesivamente lo vuelca contra la


experiencia soviética y lo acerca al liberalismo. Es algo que él mismo reconoce.

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