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La monarquía es una forma de gobierno en la que la soberanía y el poder político recaen en

una sola persona: el monarca, también llamado Rey o Emperador.

El poder en esta forma de gobierno se traspasa de forma hereditaria, razón por la que el poder
político reside en grupos familiares a lo largo de varias generaciones. A estas familias se les da
el nombre de “dinastías”.

Características destacadas de la Monarquía

1. El poder monárquico es personal y vitalicio

El puesto del monarca es unipersonal y de carácter vitalicio, lo cual quiere decir que sólo lo
ejerce una sola persona hasta el día de su muerte, o hasta que se produce su abdicación,
renuncia o derrocamiento de facto.

2. El título monárquico es traspasado hereditariamente

De igual modo, por lo general el título de Rey se traspasa de forma hereditaria entre dos
familiares de la misma familia real.

A este tipo de monarquía se le da el nombre de monarquía hereditaria, y es históricamente el


tipo más común.

Dentro de la línea sucesora al trono, tienen prioridad los hombres sobre las mujeres, y los hijos
sobre cualquier otro tipo de parentesco.

En el caso de que muera un Rey y no existan hijos, la corona puede pasar a los hermanos,
sobrinos o primos. Esto depende de lo establecido según las leyes por las que se rija cada
monarquía.

3. Existen varios tipos de Monarquía

Monarquía Absolutista: Este es el tipo de monarquía en la que el monarca ejerce el poder sin
ningún tipo de restricción política.

En este modelo no existe una división de poderes, sino que el soberano –el Rey- gobierna
únicamente según su voluntad. Sin embargo, estas monarquías solían estar sujetas a ciertas
Leyes del Reino.

Monarquía Constitucional: En las monarquías constitucionales, el monarca ejerce su poder


sometido al marco de un conjunto de leyes establecidas por los ciudadanos en una
Constitución.

En dicha Constitución se delimita el reparto de los poderes políticos de la nación, como


también las funciones de cada uno de los elementos que pasarán a constituir al gobierno,
siendo el monarca uno de ellos.

Bajo esta forma, muchas monarquías europeas lograron mantenerse en pie luego de la caída
del Antiguo Régimen, que conllevó al nacimiento de las nuevas Repúblicas.

Monarquía Parlamentaria: En las monarquías parlamentarias se establece constitucionalmente


que el Rey debe rendir cuentas ante el parlamento.

En ellas, el parlamento tiene un poder superior al Rey, hasta el punto de que podría tener la
potestad de decretar una decisión que sea vinculante para él, y que éste deberá acatar.
En las monarquías parlamentarias, el poder del Rey está más limitado que en las monarquías
constitucionales. En la actualidad, dentro de estos gobiernos el título del Rey es el de Jefe de
Estado, sometido al Parlamento y al Jefe de Gobierno (Primer Ministro o Presidente).

Tanto en la monarquía parlamentaria como en la constitucional, el monarca, representando el


poder político tradicional, asume un compromiso de respetar el poder de los representantes
del pueblo basado en el consenso.

Monarquía hereditaria: son aquellas monarquías en las que el título del Rey es transmitido en
base al vínculo familiar, principalmente en orden de sucesión generacional.

Este sistema considera principalmente a los primogénitos del Rey como los siguientes en la
línea de sucesores al trono.

Monarquía electiva: la monarquía electiva es aquel sistema en el que el monarca reinante es


elegido por un grupo de personas y bajo condiciones que varían dentro de cada caso.

Sin embargo, algunos de los grupos que históricamente han sido los electores de monarcas
han sido los militares, asambleas, los miembros de la misma familia real, concejos de nobles,
concejos de sabios, entre otros.

El federalismo es una doctrina política que busca que una entidad política u organización esté
formada por organismos (estados, asociaciones, agrupaciones, sindicatos, etc) que se asocian
delegando algunas libertades o poderes propios a otro organismo superior, a quien pertenece
la soberanía (Estado federado o federación) y que conservan una cierta autonomía, ya que
algunas competencias les pertenecen exclusivamente. En otras palabras, es un sistema político
en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un grupo de Estados asociados, en
primer lugar, que luego delegan competencias a un Estado federal central.

Para entender mejor el federalismo existen cuatro características esenciales, así como
principios y procesos operacionales que son comunes en un sistema federal:

a) Constitución escrita. También conocida como carta magna y, una necesidad de las
democracias que forman federaciones para regular los principios por los que se regirá el
gobierno, pues si éstas tuvieran que actuar sin un cuerpo de leyes específico produciría
enfrentamientos.

b) División territorial. El federalismo está constituido por la división de poderes sobre la base
geográfica de cada territorio.

c) Descentralización. En un sistema federal existe tanto un gobierno central como unidades de


gobierno inferiores al central, tomando decisiones cada uno respecto a la provisión de ciertos
servicios públicos en sus respectivas jurisdicciones geográficas.

d) Suprema Corte de Justicia. Para contrarrestar la rigidez de la constitución escrita, se


requiere la acción judicial para que interprete dicha constitución y se puedan efectuar cambios
necesarios.
Algunos países con regímenes federales son: Austria, Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil,
Birmania, Estados Unidos, India, México, Rusia, Suiza (que a pesar de llamarse Confederación
Helvética funciona como una federación) y Venezuela.

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