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Razón instrumental

¿Instrumento de destrucción?
Lorena Gil / CI:17.589.955.

La escuela de Frankfurt plantea severas críticas a la modernidad. Sus


autores más destacados fueron: Theodor Adorno, Herbert Marcus, Marx
Horkheimer, J. Habermas; todos ellos tuvieron que huir de la Alemani nazi, lo que
convirtió a la escuela de FrankFurt en un bunker de pensamiento generado desde
el exilio. El presente ensayo se propone explicar la crítica que plante la escuela de
Franfurt a la razón instrumental y sugerir, desde una perspectiva psicológica,
herramientas con las que se puede hacer frente a la razón instrumental.

¿Cómo razonan los seres humanos? ¿Qué procesos los llevan a determinar
cuáles hechos son ciertos y cuáles hechos falsos? En la actualidad, con el
fenómeno de las fakenews, a diario se pueden encontrar referencias de engaños
masivos. Las personas se encuentran recibiendo una cantidad de información
abrumadora y no pueden distinguir qué es cierto y qué no.

Para lograr esa distinción entre engaño y realidad, la persona debe razonar
pero ¿Qué es la razón? Se puede entender como el “órgano para la comprensión
de la verdadera naturaleza de las cosas y para el establecimiento de los principios
directivos de nuestra vida” (Jayaro 2018; p4)

Los primeros filósofos al referirse a la razón hicieron dos distinciones: La


razón objetiva y la razón subjetiva. La primera busca el conocimiento objetivo de la
realidad, para los intereses y la autoconservación de la existencia humana; la
segunda, la razón subjetiva, busca establecer la relación entre una cosa o un
pensamiento y un fin determinado, es decir, para entender para qué sirve una
cosa o pensamiento.

Marx Horkheimer señala que la razón objetiva fue imponiéndose a la razón


subjetiva, porque creaba una realidad que superaba a los mitos y a las
supersticiones.
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En la ilustración esta razón objetiva cobra fuerza y emprende frontales


ataques contra el principal manto que impedía el desarrollo del pensamiento: la
iglesia y la religión; y con la religión también atacó la metafísica, explica
Horkheimer, y atacando la metafísica, se debilitan los cimientos que contienen la
verdadera esencia del ser humano.

La razón objetiva triunfa pero no sobre la iglesia, que reina aún en nuestros
días, el triunfo fue sobre la metafísica y contra el concepto mismo de razón,
porque “Este triunfo de la razón sobre la religión y la metafísica, la hizo ver como
un instrumento social sumamente práctico, sin embargo, también iba a significar
que se fuera desvaneciendo una de sus principales funciones, como lo es la de
ser depositaria de una verdad, a la que antaño se atribuía vigencia sobre la
ciencia, el arte y la política y toda la humanidad.” (Jayaro 2018, p4)

De alguna forma, la batalla por liberar al hombre, como individuo pensante,


fue atándolo aún más a formas vanas de racionalidad, en el siglo XV, retoma
fuerza el concepto de nación, desplazando a la religión, y posteriormente con la
revolución industrial aparecerá la idea de “interés egoísta” permeando los diversos
escenario del desarrollo humano individual y social.

Con el afianzamiento de la modernidad, la razón pierde autonomía y se


transforma en instrumento. Horkheimer explica que “La razón aparece totalmente
sujeta al proceso social. Su valor operativo, el papel que desempeña en el dominio
sobre los hombres y la naturaleza, ha sido convertido en criterio exclusivo. Las
nociones se redujeron a síntesis de síntomas comunes a varios ejemplares. Al
caracterizar una similitud, las nociones liberan del esfuerzo de enumerar las
cualidades y sirven así a una mejor organización del material del conocimiento.”
(Jayaro 2018, p4)
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De esta forma se llega a la razón instrumental, donde no es posible


encontrar cosas o pensamientos con sentido propio porque la razón
instrumentalizada desconecta los conceptos, el conocimiento, de sus más
profunda raíces, ofreciéndolas como se ofrecen objetos inocuos carentes de
esencia que los distinga.

“La razón instrumentalizada, se encuentra a merced de manejos


ideológicos. “La afirmación de que la justicia y la libertad son de por sí mejores
que la injusticia y la opresión, no es científicamente verificable y, por lo tanto,
resulta inútil. En sí misma, suena tan desprovista de sentido como la afirmación de
que el rojo es más bello que el azul o el huevo mejor que la leche.” (Horkheimer en
Jayaro; 2018:p5).

Es aquí donde se encuentra la crítica fundamental a la razón instrumental


que desarrolló Horkheimer y los mayores exponentes de la escuela de Frankfurt,
la mayoría de ellos fueron judíos que tuvieron que huir de la Alemania nazi,
viviendo los efectos de la guerra, cuestionaron que la razón instrumental llevó a la
humanidad a dos guerras mundial, entonces, algo estaba mal.

Al instrumentalizar la razón ésta perdió capacidad de hacer reflexivos a los


hombres, quienes en busca de “libertad” quedaron atados al instrumento, al
medio, a la simplificación y expansión de lo que se considera como verdad que
además se le denomina “razón”.

Cuando las ideas son instrumentalizadas, no es posible encontrar en ella


pensamiento con sentido propio, no existe autenticidad en tal pensamiento, tan
solo son cosas o maquinas, y como tal, se reproducen de manera serial. La razón
instrumentalizada adopta una especie de materialidad y ceguera, se torna fetiche,
entidad mágica, más aceptada que experimentada espiritualmente. (Jayaro 2018;
p4)

Al no ocurrir esta vivencia espiritual, el ser humano se ve invadido por


afirmaciones y/o certezas que provienen de su mundo exterior y que, de alguna
forma, evitan o resta capacidad de interiorización del contenido que se está
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percibiendo, al evadir este proceso interno y necesario, se evade también la


capacidad de discernimiento y por ende de razonar. Finalmente, la razón
instrumental cumplirá el cometido de servir a algo, pero no necesariamente servirá
a ese individuo que la acepta como verdad absoluta.

Sólo la duda puede llevar al conocimiento de forma auténtica. Es así como


aprenden los seres humanos a relacionarse con el medio ambiente en sus
primeros años de vida. Dudan, prueban, ensayan, se equivocan y continúan. El
bebé tiene curiosidad, cuando aprende a hablar pregunta, quiere conocer y
descubrir, esa capacidad cuestionadora es innata, sólo la aceptación de conceptos
instrumentalizados la hará mermar, acostumbrando al individuo a cualquier cosa
que le sea dada, ya que éste entenderá que es para su propio bienestar, sin
plantear incómodos cuestionamientos.

“A los ojos del hombre medio el principio de mayoría constituye a menudo


no sólo un sustituto de la razón objetiva sino hasta un progreso frente a ésta:
puesto que los hombres, al fin y al cabo, son los que mejor pueden juzgar sus
propios intereses, las resoluciones de una mayoría —así se piensa— son con toda
seguridad tan valiosas para una comunidad como las instituciones de una así
llamada razón superior… Pues ¿qué significa en verdad que “un hombre conoce
mejor sus propios intereses”?; ¿cómo obtiene ese saber, qué demuestra que su
saber es correcto? La afirmación de que “un hombre es quien conoce mejor…
“contiene implícitamente la referencia a una instancia que no es totalmente
arbitraria y forma parte de una especie de razón que existe no sólo como medio
sino también como fin. Si esta instancia resultara ser, una vez más, meramente la
mayoría, todo el argumento constituiría una tautología.” (Horkheimer en Jayaro;
2018: p6).
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¿Cómo enfrentar la instrumentalización de la razón?

Permitiendo al instinto humano, a la capacidad de intuir, o a la duda poder


plantearse como elementos válidos de los planteamientos tanto internos del
individuo como de los planteamientos que haga en su entorno social.

A un bebé, por ejemplo, no se le debe privar de su derecho/ necesidad de


explorar, el bebé manifestará su deseo de conocer el nuevo mundo que enfrenta
sea cual sea su escenario. Lo que distingue al adulto del bebé es que el primero
estará consciente de los riesgos que enfrenta cuando da rienda suelta a su duda
interna o a su instinto, allí deberá mediar la reflexión, para mantener un equilibrio
entre el individuo y su medio ambiente.

“Cada vez hacemos menos una cosa por amor a ella misma. Una caminata
destinada a conducir a un hombre desde la ciudad hasta las orillas de un río o a la
cima de una montaña, si la juzgamos conforme a pautas de utilidad, sería
contraria a la razón e idiota; la gente se dedica a distracciones necias o
destructivas. En opinión de la razón formalizada, una actividad es racional
únicamente cuando sirve a otra finalidad, por ejemplo a la salud o al relajamiento
que ayudan a refrescar nuevamente la energía de trabajo. Dicho con otras
palabras, la actividad no es más que una herramienta, pues sólo cobra sentido
mediante su vinculación con otros fines.” (Horkheimer en Jayaro; 2018, p7)

Hacer una cosa por amor a ella misma, puede ser una manera de seguir el
instinto, la intuición, que finalmente es la gran distinción entre humanos y
animales, ya que las funciones biológicas son similares y en algunos casos
idénticas. Sin embargo esa “luz” u “orientación” interior que es percibida por
algunos seres humanos, (especialmente por quienes, a veces sin darse cuenta se
oponen a la instrumentalización de la razón) es eso mismo que Descartes llamó
“intuición” y que consideró como elemento esencial para el desarrollo de la
ciencia.

No se trata de darle la espalda a lo que se puede verificar y comprobar, se trata de


hacer ciencia teniendo presente nuestra humanidad.
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BIBLIOGRAFÍA

Jayaro A. Resumen. Crítica de la razón instrumenta.


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%93N%20INSTRUMENTAL%20(1).pdf

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