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CONCRETO
ARMADO II

MUROS EN VOLADIZO

30 de marzo de 2019
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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LA


IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL PERÚ

FACULTAD DE CIENCIAS E INGENIERÍA

ESCUELA PROFESIONAL ACADÉMICO DE INGENIERÍ A CIVIL

CONCRETO ARMADO II

DOCENTE:
ING. JORGE VASQUEZ SILVA

ALUMNA:

PINTO BERNALES, KARY JOHANA

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INDICE

I. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................... 4
II. ESTABILIDAD AL DESPLAZAMIENTO .................................................................................................... 7
III. ESTABILIDAD AL VOLTEO................................................................................................................ 10
IV. VERIFICACIÓN DE PRESIÓN ADMISIBLE EN EL SUELO ................................................................... 13
V. EJERCICIO DE APLICACIÓN ................................................................................................................. 17

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MUROS EN VOLADIZO
I. INTRODUCCIÓN
Los muros son elementos estructurales generalmente de forma prismática, su función es
soportar el empuje temporal o permanente por la tierra contenida, y transmitir esas
fuerzas en forma segura a la cimentación. Se conoce la existencia de muros de
contención desde tiempos muy remotos, por ejemplo muros de contención de tierras de
labranza, que se utilizaban para conseguir superficies más horizontales para los
sembríos, estos muros eran de piedra y fundamentalmente trabajaban por gravedad.

Más tarde los muros aparecen como murallas de defensa (así consta en tratados como
el de Vitrubio), y no es hasta el siglo XVIII cuando aparecen los primeros estudios más
científicos y técnicos sobre el tema, primero con el mariscal Vauban (1706) en su Tratado
de la defensa de las plazas, y después con el científico militar Coulomb (1773), que
desarrolló su teoría sobre empujes de tierras.

En la actualidad, el procedimiento habitual a seguir en el proyecto de muros, según


Terzaghi y Peck (1967), consiste en la repetición sucesiva de dos pasos:

Primero la selección tentativa de las dimensiones de la estructura;

Y segundo el análisis de la estabilidad de la estructura frente a las fuerzas actuantes.

Para cumplir con esta función de contener las fuerzas generadas por el suelo, los muros
cuentan distintos elementos que se los designarán como muestra la figura

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Muro en Voladizo
Los muros en Voladizo también conocido como muros Cantilever son siempre de
concreto armado, su forma de resistir el empuje de tierra es por medio de la acción en
voladizo de una pantalla vertical empotrada en una losa horizontal (zapata), ambos
adecuadamente reforzados para resistir los momentos y fuerzas cortantes a que están
sujetos por el acción del suelo (GUEVARA, 2008); y su estabilidad depende en general
del peso suelo que descansa sobre el pie del muro ayuda a impedir el volcamiento, entre
mayor sea la longitud de la zapata mayor será la fricción suelo-muro mejorando así la
seguridad del muro al deslizamiento. Por lo general su perfil transversal es en forma de
L o T invertida como se indica en la siguiente figura.

Las altura máxima del muro en voladizo debe ser menor a 10 m altura ya sea por efectos
económicos o por la falta de eficiencia frente a las fuerzas que actúan en alturas mayores.
Estos muros se diseñan para soportar la presión de tierra, el agua debe eliminarse con
diversos sistemas de drenaje que pueden ser: barbacanas colocadas atravesando la

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pantalla vertical, o sub-drenajes colocados detrás de la pantalla cerca de la parte inferior


del muro. Una característica principal de estos muros es su pantalla que por lo son
relativamente delgadas, con un espesor que oscila alrededor de (1/10) de la altura del
muro pero no menor a 0.30 m, claro está que depende de las fuerzas cortante y
momentos flectores originados por el empuje de tierra.

Se debe tener en cuenta también que el espesor de la base es función de las fuerzas
cortantes y momentos flectores de las secciones situadas delante y detrás de la pantalla,
por lo tanto, el espesor depende directamente de la posición de la pantalla en la base, si
la dimensión de la puntera es de aproximadamente 1/3 del ancho de la base, el espesor
de la base generalmente queda dentro del intervalo de 1/8 a 1/12 de la altura del muro.
Según Braja Das en su publicación “Principios de Ingeniería de Cimentaciones” da las
siguientes recomendaciones que son también validas:

 La dimensión de la base de estos muros debe oscilar alrededor de 0,5 a 0,7 de la


altura.
 El ancho de zapata debe ser 0.10 de la altura, considerando siempre que ésta
debe ser lo suficientemente ancha para proporcionar estabilidad contra el
volcamiento y deslizamiento, y para originar presiones de contacto no mayores
que las máximas permisibles.

 Por la facilidad de trabajo, la parte superior del cuerpo (corona) debe ser mayor
que 0.30 m para la colocación apropiada del concreto,

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II. ESTABILIDAD AL DESPLAZAMIENTO


Cuando el muro experimenta un desplazamiento en la dirección libre, se dice que el muro
ha fallado por deslizamiento. Al igual que el caso anterior existen fuerzas horizontales
que desplazan al muro y otras fuerzas horizontales que las resistentes. La fuerza que
trata movilizar el muro es principalmente la componente horizontal del empuje activo de
suelos, mientras que las fuerzas de oposición son: la fricción o rozamiento que existe
entre el suelo y el muro, y la fuerza pasiva que se generan en la parte frontal de la punta
del muro.

La fuerza de rozamiento es función tanto de la magnitud de las fuerzas verticales que


ejercen presión en el terreno como del coeficiente de fricción entre el material del muro
y el suelo de fundación; aunque lo correcto sería usar la resistencia de este al esfuerzo
cortante.

Entonces el factor de seguridad contra el deslizamiento se expresa por la ecuación:

La resistencia cortante del suelo debajo de la losa de base se representa como:

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La fuerza resistente máxima que se obtiene del suelo por unidad de longitud del muro a
lo largo del fondo de la losa de base es:

Al ser un muro de contención uniforme en su sección, el diseño se realiza siempre para


un metro lineal de muro, entonces:

La ecuación 3.9 representa las fuerzas de fricción que impiden el deslizamiento, pero si
se observa la figura 3.4 otra fuerza que contribuya a la resistencia del deslizamiento es
la presión pasiva que se genera en la parte frontal de la punta, entonces al valor de
habría que sumarle el valor de:

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Aunque la presión pasiva es una fuerza estabilizadora, esta consideración no es muy


recomendable ya que algunas ocasiones no se pueden mantener la profundidad de
cimentación estable y al reducir la profundidad se reduce la fuerza, pudiendo ocasionar
un fallo en la estabilidad

Mientras que la única fuerza que genera un deslizamiento es el


empuje activa del suelo, pero su componente horizontal si fuera
el caso:

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El valor se comendado para es de 1.50, pero en la mayoría de los casos esto no se


cumple para lo cual se utiliza un dentellón, que no es más que una estructura de
hormigón que se coloca en la parte inferior de la zapata. Para la consideración de las
fuerzas resistentes generadas por el dentellón se hace a través de la ecuación en donde
la altura del muro (H) se remplaza por la profundidad cimentación, altura que se
considera hasta donde llega el dentellón

III. ESTABILIDAD AL VOLTEO


Uno de los principales análisis que hay que realizar para que una estructura mantenga
su estabilidad, es que ésta no sufra un volteo, si se observa el muro tiende con respecto
a un punto a girar al lado libre, en este momento se dice que el muro a fallo por
volcamiento. Las fuerzas que producen que la estructura giren alrededor del punto C.
Son principalmente el empuje del suelo que actúa sobre el muro y las fuerzas que se
oponen a que ello ocurra son precisamente todas las fuerzas verticales capaces de
producir momentos en sentido contrario respecto al mismo punto

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Entonces el factor de seguridad contra el volteo respecto a la punta, es decir, respecto


al punto C vendría dado con una simple ecuación:

La única fuerza horizontal que genera momentos que tienden a voltear el muro
respecto al punto C es la presión activa del suelo, entonces:

Presenta una inclinación igual a la inclinación del talud teniendo así:

Mientras que para el cálculo de los momentos resistentes se va considerar todas las
fuerzas verticales que actúan sobre el muro, principalmente el peso propio de la
estructura, el peso del suelo que se encuentra sobre el talón y si fuera el caso la
componente vertical de la presión activa del suelo .Para el cálculo de la fuerza vertical
del peso propio del muro y el peso del suelo: se considera que esta fuerza actúa en el
centro de gravedad de la sección, y puede calcularse de manera fácil subdividiendo al
muro y al suelo sección de áreas parciales sencillas y de propiedades geométricas
conocidas.

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Para el cálculo de ∑𝑀𝑅 se va utilizar la tabla.

El valor mínimo deseable para el factor de seguridad con respecto al volteo es 2 ó 3


(Das, 2006).

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IV. VERIFICACIÓN DE PRESIÓN ADMISIBLE EN EL SUELO


En los primeros tiempos de la ingeniería de cimentaciones se elegía el área de las
zapatas de acuerdo con el criterio del ingeniero, basándose en su experiencia. En la
mayor parte de los lugares se inventaron reglas empíricas sencillas. Por ejemplo, en
algunas partes de los Estados Unidos, el ancho de una zapata corrida en pies era
igual al número de pisos de la estructura. No se pensó en dar áreas mayores a las
zapatas para soportar cargas más pesadas.

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Al principio de la década de 1870, la determinación de las dimensiones se hizo


apoyándose en una base más racional. Los ingenieros progresistas de aquellos días
recomendaban que las áreas de las zapatas en un lugar dado, se hicieran
proporcionales a las cargas que obraban en ellas, y que el centro de gravedad de la
carga debía coincidir con el centroide de la zapata.

Además, se creía que para cada suelo existía una presión específica bajo la cual los
asentamientos de las diferentes zapatas no excederían de valores razonables. Esta
presión, conocida como presión admisible en el suelo, se especificaba generalmente
en el reglamento de construcción o en las ordenanzas de la ciudad en la que se
localizaba la construcción.

Con el perfeccionamiento de la mecánica de suelos, se hizo evidente que la seguridad


o el asentamiento de una zapata dependen de muchos factores, además de la presión
ejercida en el subsuelo. Sin embargo, como el concepto de la presión admisible en el
suelo es tan cómodo, se ha conservado en la moderna ingeniería de cimentaciones,
pero con modificaciones y limitaciones dictadas por los criterios actuales.

En la concepción tradicional, una vez calculada la presión de hundimiento o rotura del


terreno se establece la presión de trabajo o presión admisible dividiendo aquella por
un coeficiente de seguridad global

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Se acostumbra a tomar F = 3, si bien en los casos en que se conoce con precisión la


resistencia del terreno y las cargas a aplicar, pueden justificarse valores algo
menores.
Se han intentado establecer valores diferentes de F según las solicitaciones
previsibles, como en el caso de la norma DIN 1054 (noviembre de 1969):

Sin embargo, a partir de 1964, en que apareció el Código Danés de Cimentaciones,


han comenzado a introducirse coeficientes de seguridad parciales en cada uno de los
parámetros que sirven para estimar la presión admisible, el empuje, etc. En el Cuadro
2.6 se indican los propuestos por el citado Código. en su versión de 1978.

El establecimiento de coeficientes parciales exige un conocimiento bastante preciso de la


variabilidad de cada parámetro. Meyerhof (1977) ha propuesto los valores que se indican en
los Cuadros 2.7 y 2.8.

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Una moderna tendencia intenta incluir en los coeficientes de seguridad la importancia


o coste de la estructura, ya que no resulta lógico adoptar el mismo nivel de riesgo en
un rascacielos que en un chalet. Sin embargo, esta problemática no es fácil de
cuantificar y se aplica de forma subconsciente o intuitiva al minorar los parámetros de
cálculo o las presiones de trabajo.

Otra tendencia se basa en concebir los parámetros geotécnicos como variables


aleatorias susceptibles de tratamiento estadístico. Los modelos de cálculo son
combinaciones analíticas de las citadas variables, por lo que en lugar de un resultado
único se obtiene una distribución probabilística del valor buscado (asiento, presión de
hundimiento, etc.).
A pesar de lo atractivo que puede resultar a priori, el método probabilístico, aplicado
a problemas expresados en forma de combinaciones de parámetros (como c, Ø y Y
en la determinación de la qadm) con sus correspondientes coeficientes de variación,
puede conducir, por producto de probabilidades, a deducir un riesgo teórico de rotura
muy superior a lo que indica la experiencia práctica.

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V. EJERCICIO DE APLICACIÓN
I.

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