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También nos muestra que no tenemos que burlarnos de las personas por sus
defectos físicos, ya que pueden ser mejores en otros aspectos.
Esta fábula tiene un gran valor educativo, ya que hacer las cosas bien hechas
es importante en la educación y para ello es necesario ser pacientes.
El león y el ratón
El león se despertó con muy mal humor, empezó a gruñir, y agarró al ratón,
preparándose para comerlo.
Al león le resultó divertido pensar que un ratón podría alguna vez ayudarlo.
Pero fue generoso y finalmente lo liberó. Algunos días más tarde, mientras
acechaba a una presa en el bosque, el león quedó atrapado en la red de un
cazador.
Era incapaz de liberarse y rugió fuerte para pedir ayuda. El ratón reconoció
la voz y acudió rápidamente para ayudarlo. Mordió una de las cuerdas que
ataban al león y este se liberó.
-¡Bah! Trabajar tanto es para bobos, haz como yo, canta y disfruta del verano.
La pequeña hormiga sin decir más nada siguió su camino. En los siguientes días,
la cigarra seguía cantando y muchas veces componía canciones que se burlaban
de su amiguita la hormiga. Pero un día, la cigarra despertó y ya no era verano,
el invierno había llegado. La helada era la peor de todas en muchos años, trató
de abrigarse con hojas de su rama, pero no pudo. Hambrienta buscó comida,
pero no encontró nada.
Moraleja: no mientas, ya que puede que los demás no te crean cuando digas
la verdad.
El cuervo y el zorro
Moraleja: presta atención cuando alguien te dice cosas bonitas. Puede que
sea por interés.
El niño y los dulces
Esta fábula enseña a los niños a no ser tan egoístas, una cualidad muy
importante a la hora desarrollar su personalidad. En un mundo en donde la
individualidad prevalece, es bueno desde pequeños que lo niños aprendan a
compartir y a ser generosos con sus iguales.
La pulga y el hombre
– ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por
todo mi cuerpo y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?
– Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu
vida para siempre, ya que no tengo ningún motivo para seguir aguantando
tus picaduras, no importa si es grande o pequeño que pueda ser el prejuicio
que me causes.
Moraleja: nos enseña a que todo aquel que le hace daño a otra persona,
debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias. Ya que cuando uno
molesta, agrede u ofende a otros compañeros, debe saber que sus actos irán
seguidos de unas consecuencias.
El conejo y el cerdo
Pero el cerdito al vivir en una charca de barro sabía que nunca conseguiría
tener unos zapatos como los de su amigo conejo.
Todos los días limpiaba y limpiaba, pero nada seguían igual de sucios.
Un día jugando en el recreo tenía que hacer una carrera para ver quien era
el más veloz. El cerdito asustado, no sabía que hacer, ya que sus zapatillas
no eran como las de su amigo.
Moraleja: da igual el zapato que lleves, el esfuerzo por conseguir una meta
que te propongas no está en los zapatos sino en ti. Debes ser feliz con lo que
tienes, sentirte a gusto contigo mismo y confiar en ti.
Familia de hormigas
Paseando por el prado, se encontraron con otra hormiga, pero esta no era
de su misma especie, ya que era de color rojo y le faltaban dos patitas.
Angustiada, la hormiga roja les pidió ayuda para que la llevasen hasta su
casa, ya que podría morir enterrada por la nieve.
Una vez llegaron las dos a la casa de las hormigas rojas, estas sorprendidas
por la solidaridad de la hormiga negra, le regalaron toda la comida que
tenían.
Moraleja: hay que ayudar a los demás cuando lo necesiten, ya que algún
día también nosotros podemos necesitar esa ayuda.
También nos enseña a que no hay que prejuzgar ni discriminar a otros por
su raza o por su condición fisica, algo muy importante en la vida, ya que
tenemos que educar a nuestros hijos en la tolerancia y el respeto a la
diversidad.
El pájaro ruiseñor
Una noche cenando con su madre, esta le dijo que no debía cantar hasta mas
tarde ya que los cazadores pasarían a esa hora y si estos les oían podrían
matarle.
Moraleja: hay que estar muy atentos y escuchar a nuestros padres cuando
nos hablen, ya que un descuido nos puede salir caro.
El gato y el ratón
-¿Como lo has hecho?, no puede ser, si yo soy más. joven y más veloz que
tú.
Mientras tanto, el mono que luchaba contra las olas, fue visto por un delfín;
el cual creyendo que era un hombre, fue a salvarlo deslizándose debajo él y
transportándolo hacia la costa.
Moraleja: las propias mentiras del mentiroso son las que se encargan de
revelar la verdad en un pequeño descuido. Las mentiras tienen las patas muy
cortas, por tanto siempre saldrá a la luz la verdad.
El Astrónomo
Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro
en el cielo, el anciano salió de la ciudad para poder verlo con sus propios
ojos. Tan emocionado estaba el astrónomo mirando al cielo, que no se dio
cuenta que a pocos pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al agujero
comenzó a gritar pidiendo ayuda.
Cerca del agujero pasaba un hombre, el cual se acercó hasta el agujero para
ver lo que sucedía. Informado de lo que había ocurrido, le dijo al anciano:
-Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que salgas
por un lugar que desconoces, tienes que estar muy atento por donde caminas
ya que te puedes encontrar con cualquier cosa en el suelo.
– Mejor ¿Por qué no esperas un rato más hasta que despierte el Amo y te dé
el mismo de comer?
El perro, respondió:
-Mejor, ¿Por qué no esperas un poco más hasta que despierte el amo y te
salve?
Moraleja: hay que ofrecer nuestra ayuda a los demás siempre y cuando la
necesiten si no queremos que nos pase lo mismo que al asno. Hay que educar
a nuestros hijos para que sean personas solidarias y compartan con el resto
de sus iguales.
El cuervo y los pájaros
Un día el dios Júpiter citó a todos
los pájaros a una reunión para
elegir como Rey al más hermoso
de todos. Los pájaros, muy
halagados ante esta gran
oportunidad, de inmediato fueron
a las aguas del gran río para
lavarse y acicalarse para estar
presentables.
El cuervo, dándose cuenta de su
fealdad, se le ocurrió un plan que
consistía en recoger las plumas que
los pájaros dejaban caer al
acicalarse, para luego pegarlas a su
cuerpo. Es así que el cuervo pasó
varias horas colocándose las plumas para ser el más bello de los pájaros.
Entonces llegó el día esperado y todas las aves acudieron a la cita, entre ellos
el cuervo, que destacó al instante por sus plumas multicolor. Júpiter al verlo,
decidió coronar al cuervo por su gran belleza, pero los pájaros se sintieron
muy indignados por haber elegido al cuervo.
Debemos querernos tal y como somos, ya que solo así nos querrán los
demás.
El viejo perro cazador
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero
por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las
mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo,
alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
Moraleja: nos viene a decir que debemos ser respetuosos con nuestros
mayores, ya que hicieron lo posible porque nuestra familia tuviera una vida
feliz.
El perro y el reflejo
Había una vez un perro, que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba una
presa bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a si mismo en
el reflejo del agua. Creyendo que era otro perro y viendo el enorme trozo de
carne que llevaba, se lanzó a arrebatársela.
Decepcionado quedó cuando, por buscar quitarle la presa al reflejo, perdió la
que el ya tenía. Y peor aún, no pudo obtener la que deseaba.
Moraleja: no hay que envidiar a los demás y debemos ser felices con lo que
somos y con lo que tenemos, ya que como dice el dicho “la avaricia rompe
el saco”. Tenemos que conformarnos con lo que tenemos, y no pedir o exigir
más a nuestros padres, sino queremos que nos pase lo que al perro.
Las ranas y el pantano seco
Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por
tanto la abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un
profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:
Al lado del hogar de un modesto labrador, una culebra había decidido instalar
su nido. Un tarde, el pequeño hijo del labriego, pensando que era uno más
de sus juguetes, agarró al animal de tan mala manera, que este le mordió
en defensa propia. Una mordedura de la que no se pudo recuperar y que su
padre quiso vengar cortándole la cola a la culebra.
Enterado de cómo habían sucedido los hechos, el labrador sintió tal culpa
que fue en busca de la culebra para pedirle perdón y ofrecerle miel, agua,
harina y sal, como muestra de su sincero arrepentimiento. A pesar de la
nobleza de sus intenciones, la culebra no solo no le perdonó, sino que además
se permitió el lujo de decirle:
Un zorro que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el
cervatillo en medio, se apoderó de este y corrió pasando tranquilamente
entre ellos.
-¡Desdichados nosotros! ¡tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo
quedara para el zorro!
Y así con tales posturas, ambas se empecinaron en sus caprichos por muchas
horas y sin llegar a un acuerdo. Luego de discutir por un largo rato, las dos
avestruces amigas por fin entraron en razón y una de ella dijo:
Un día una nevada cayó sobre ellos, y, estando el aceituno lleno de follaje,
la nieve cayó sobre sus hojas y con su peso se quebraron sus ramas,
despojándolo inmediatamente de su belleza y matando al árbol.
“Vine aquí para beber agua. Es la mejor que he probado en mi vida. Ven y
pruebala por ti misma. Sin pensar ni siquiera por un rato, la cabra saltó al
pozo, apagó su sed y buscó una forma de salir. Pero al igual que el zorro,
también fue incapaz de salir.
“Tengo una idea. Ponte de pie sobre tus patas traseras. Subiré sobre tu
cabeza y saldré. Entonces yo te ayudaré a salir también”.
Moraleja: Mira ante de saltar. No hagas algo ciegamente sin pensarlo antes.
El huevo de oro
Había una vez un rico comerciante de tela que vivía en un pueblo con su
esposa y sus dos hijos. Tenían una gallina hermosa que ponía un huevo todos
los días. No era un huevo normal, sino un huevo de oro. Sin embargo, el
joven comerciante no estaba satisfecho con lo que solía obtener todos los
días.
Quería conseguir todos los huevos de oro de su gallina en muy poco tiempo.
Por tanto, un día pensó y al fin concluyó en un plan. Decidió matar a la gallina
y juntar todos los huevos.