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Prefacio.................................................
Introducción.............................................
El Proceso de Búsqueda...................................
¿Qué Sigue?.............................................
Agradecimientos
Apéndice I
Ejemplos de Buen Trabajo................................
Apéndice II
Conferencia de Bellagio de 1977.
Puntos Relevantes y Declaración de Principios..........
Apéndice III
Lista de Participantes en la
Conferencia de Ciudad del Cabo, 1998....................
PREFACIO
Pero esto no parecía ser suficiente. La verdadera fortaleza de la comunicación -el dar a la gente
la confianza y la convicción para apropiarse tanto del proceso como de los contenidos de la
comunicación dentro de sus comunidades- no estaba recibiendo el énfasis necesario y, con
demasiada frecuencia, ni siquiera estaba siendo considerada. En cierta manera, la comunicación
era equiparable a la declaración de impuestos. Tanto los individuos como las organizaciones
piensan en ella sólo cuando se acerca la fecha límite para presentarla y durante el resto del año
se la relega a una esquina remota de la conciencia.
Este documento describe una forma de enfrentar la siguiente fase de la comunicación en favor
de una causa. Nuestra forma de pensar ha sido influenciada en gran medida por aquellos que
nos han antecedido y por los campos en que han sido pioneros: mercadeo social, relaciones
públicas y comunitarias, comunicación para el desarrollo y comunicación estratégica.
Las ideas expresadas en este documento y la pesquisa que estamos realizando como resultado
de las inquietudes mencionadas arriba, reflejan una forma de abordar el problema que (hemos
encontrado) funciona bien a muy diferentes niveles -tanto en una aldea africana al sur del Sahara
como en un barrio de Nueva York. El trabajo que estamos desarrollando tiene como base los
intereses, deseos y destrezas de los grupos que son los receptores de la comunicación; los
mismos grupos que deberían controlar la forma y el contenido del proceso de comunicación.
Con gran satisfacción hemos descubierto el poder aglutinador de esta indagación. Durante los
últimos meses hemos encontrado que virtualmente todas las personas con quienes hemos
hablado -desde activistas hasta líderes de comunidades o de ONGs, hasta legisladores,
académicos, hombres de negocios, ejecutivos de otras fundaciones- han tenido una reacción
similar: “Maravilloso -quisiera saber más”. Estas respuestas nos motivan y alimentan nuestro
entusiasmo.
Estamos usando el término “comunicación para el cambio social” como una forma útil de
organizar y pensar. Este trabajo está basado en una premisa simple: Es posible encontrar
formas efectivas de usar la disciplina de la comunicación para contribuir a acelerar el ritmo del
desarrollo. Sabemos que cuando la comunicación se convierte en un elemento integral del
proceso de desarrollo y se la ejecuta inteligentemente, el proceso de desarrollo es más
sostenible. Creemos también que una intensa labor proselitista es necesaria para contribuir a
que la comunicación sea aceptada como el factor integral que es dentro del proceso de
desarrollo.
El objetivo de este documento, escrito por James Deane del Instituto Panos y yo, es estimular la
reflexión y generar discusión. Somos concientes de que tenemos más preguntas que respuestas
-y de que en ciertas áreas simplemente no hay respuestas. Pero confiamos en que hemos
resaltado los aspectos más importantes y propuesto algunas ideas innovadoras que pueden ser
adaptadas y transmitidas a muchas comunidades alrededor del mundo. Quedamos a la espera
de sus reacciones.
INTRODUCCION
Este documento es un informe sobre el estado actual del campo conocido como comunicación
para el cambio social, el cual se encuentra en plena evolución. Las ideas expresadas aqui son
una compilación de los aportes de una red de profesionales de todo el mundo, establecida por el
Departamento de Comunicación de la Fundación Rockefeller, para ayudarnos a explorar nuevas
ideas y someter a prueba conceptos innovadores sobre la comunicación.
En las páginas siguientes, los dos autores sostenemos que la comunicación para el cambio
social es una forma particular de hacer comunicación -y una de las pocas aproximaciones que
puede ser sostenible. Esta sostenibilidad se debe, en gran medida, a que los individuos y
comunidades afectadas se han apropiado tanto del mensaje como del medio - del contenido y
del proceso.
Creemos que ésta aproximación puede contribuir a acelerar el ritmo del desarrollo. De esta
premisa básica pasamos a preguntarnos “si” (y “¿cómo?” y “¿dónde?”) podríamos encontrar
trabajos interesantes e individuos comprometidos, que nos permitan poner a prueba la
efectividad de ésta aproximación.
Para poder hacer este trabajo, la Fundación Rockefeller reunió un grupo de activistas sociales,
académicos, cineastas y periodistas, representantes de agencias y fundaciones donantes,
expertos en comunicación electrónica, proveedores de servicios, y comunicadores profesionales.
Las ideas presentadas en este documento son un reflejo de las discusiones sostenidas durante
dos conferencias -una en Abril de 1977, en el Centro de Estudios y Conferencias que la
Fundación tiene en Bellagio (Lago Como, Italia), la otra en Ciudad del Cabo, Suráfrica, en
Octubre de 1998.
En Bellagio nos comprometimos con una nueva agenda para la comunicación global: con una
comunicación que otorga poder (empodera, “empowers”) a la comunidad, que va de “muchos-a-
muchos” (horizontal vs. de arriba-abajo), que le da voz a los hasta entonces no escuchados y
que hace énfasis en contenidos y propiedad locales. Las acciones a seguir, sobre las que nos
pusimos de acuerdo al final de la conferencia, incluyen el compromiso de convencer a otros del
valor de esta aproximación (ampliar el debate), publicar escritos sobre la eficacia de este
enfoque, y continuar estudiando sus perspectivas en un escenario global. Durante la reunión de
Ciudad del Cabo continuamos nuestra pesquisa con un grupo más amplio de personas. Allí
desarrollamos una definición concreta y más incluyente de la comunicación para el cambio
social; establecimos un perfil de las destrezas y atributos necesarios para realizar éste trabajo;
empezamos a trabajar en una “caja de herramientas” (“kit del practicante” o “de transferencia de
conocimiento”), con la cual fuera posible desarrollar éstas destrezas/recursos necesarios;
llegamos a un acuerdo en cuanto a indicadores para evaluación, e identificamos organizaciones
e individuos que nos gustaría involucrar en este trabajo.
Lo que sigue es una explicación más amplia del valor y los beneficios de la comunicación para el
cambio social.
UN CONTEXTO PARA UNA NUEVA FORMA DE PENSAR
LA PREMISA
La iniciativa está basada en una premisa simple: desarrollos recientes -en tecnología de la
comunicación, en los sistemas políticos, y en los medios, y los nuevos problemas producto del
desarrollo- sugieren la necesidad de asignarle a la comunicación un papel mucho más amplio, y
radicalmente diferente, dentro de los programas para el desarrollo.
Segundo, se la ha usado para mejorar la imagen y el perfil del trabajo de las organizaciones
involucradas en el desarrollo, con miras a aumentar la credibilidad de su trabajo, facilitar la
obtención de fondos y a -en general- mejorar la imagen de las organizaciones.
La iniciativa de la comunicación para el cambio social considera que todos estos aspectos son
importantes y que el trabajo en el área de la comunicación recibe en general pocos fondos y está
subvalorado. Nuestra posición es que estos enfoques tradicionales de la comunicación son por lo
general insuficientes para enfrentar la realidad de los problemas del desarrollo. Ademas, estos
enfoques no siempre reflejan los cambios complejos que se están dando en el ámbito de la
comunicación en muchas sociedades de países en vía de desarrollo.
En este documento sostenemos que la comunicación puede jugar un papel más determinante en
facilitarle a la gente la toma de control de sus propias vidas y hacer una mayor contribución a
que sea posible para los ciudadanos y las comunidades establecer sus propias agendas en
relación con el desarrollo político, económico y social. En particular, puede contribuir a amplificar
las voces de los económica y politicamente marginados, incorporándolas a los debates públicos
y políticos del conjunto de la sociedad.
Creemos que la interacción entre la comunicación y el bienestar social en los países en vía de
desarrollo será redefinida radicalmente en los proximos años. La liberalización económica de las
comunicaciones, el uso de Internet, la telefonía celular y otras nuevas tecnologías, y un ambiente
político en proceso de cambio en la mayoría de estos países, coinciden en hacer del inicio del
nuevo milenio un momento crucial. Allí se verá qué tan exitosamente los países, y en particular
las naciones en vía de desarrollo, adaptan y explotan estos cambios.
Los problemás inherentes a este tipo de aproximación son los mismos que han plagado durante
décadas la práctica de la comunicación: cómo evaluar el impacto, más allá del simple listado de
los productos elaborados o de la descripción de las impresiones recibidas; cómo planificar el
trabajo de comunicación para el cambio social, tanto a nivel micro (de la comunidad) como
macro (multinacional), y a menudo en ambos niveles, simultáneamente; y cómo transferir los
conocimientos y destrezas a aquellos que más necesitan una “capacitación”, quienes
frecuentemente viven y trabajan en zonas de difícil acceso. También enfrentamos el reto de
identificar los mejores ejemplos de los cuales podríamos aprender -se trata de aquellos casos
que ilustran la fuerza de la comunicación para el cambio social, sin ser demasiado simplistas.
Estos son los temas que debatieron los grupos convocados por la Fundación Rockefeller. En
este documento se presentan algunas consideraciones preliminares sobre posibles soluciones.
Otros temas, tales como la transferencia de conocimiento a nivel local, se encuentran aún en
etapas exploratorias y requerirán más estudio, pilotaje y aplicación, especialmente en las
naciones en desarrollo con escasos recursos humanos y financieros.
Sin embargo, estos interrogantes no deben ser entendidos como falta de convicción, ni nos
deben impedir adoptar en forma decidida la comunicación para el cambio social, cuyo potencial
permitirá salvar algunosd obstáculos importantes en el proceso de desarrollo.
La comunicación para el cambio social, por otro lado, se define como un proceso de diálogo
privado y público, a través del cual las gentes deciden quiénes son, qué quieren y cómo pueden
obtenerlo. Por cambio social entendemos un cambio en la vida deun grupo soccial, de acuerdo a
los parámetros establecidos por ese mismo grupo. Esta aproximación busca especialmente
mejorar las vidas de los grupos marginados (tanto política como económicamente), y está guiada
por los principios de la tolerancia, auto-determinación, equidad, justicia social y participación
activa de todos.
de las personas como objeto del cambio... a los individuos y las comunidades como
agentes de su propio cambio.
del diseño, prueba y distribución de mensajes... hacia el apoyo al diálogo y el debate
sobre temas claves de interés.
del traspaso de información a cargo de técnicos expertos... a incorporar adecuadamente
esta información a los diálogos y debates.
de centrarse en los comportamientos individuales... a centrarse en las normas sociales,
las políticas, la cultura y un medio ambiente adecuado.
de persuadir a la gente a hacer algo... a debatir sobre la mejor forma de avanzar en un
proceso de colaboración.
de expertos de agencias “externas” que dominan y guían el proceso... a otorgarle el
papel central a la gente más afectada por el problema que está siendo discutido.
El Punto de Partida:
Un Contexto de Comunicación que ha Cambiado...
Este nuevo ambiente de la comunicación está determinado por tres tendencias entrelazadas:
En general, y con importantes excepciones, en los países en vía de desarrollo estas tendencias
llevan a l a descentralización de la comunicación, y hacia un modelo de comunicación más
fragmentado, horizontal, de la gente-para-la-gente. Esto implica el abandono de modelos de
comunicación centralizados y verticales.
La mayoría de las personas en este planeta recibe la mayoría de la información sobre temas
externos a su comunidad inmediata a través de los medios impresos y de difusión abierta (radio
y televisión).
Hace 15 años, gran parte de la humanidad tenía una sola fuente para este tipo de información:
sus gobiernos. Los medios (tanto los de difusión abierta como los impresos) eran aburridos,
llenos de frases vacías, y su único propósito era transmitirle a la ciudadanía lo que debería saber
y pensar.
Dos tendencias generales cambiaron esta situación. Primero, desde el final de la Guerra Fría,
una combinación de presiones internas (generadas por los ciudadanos) y externas (a menudo en
forma de condiciones impuestas por donantes) han forzado a los gobiernos a relajar la censura y
a permitir una mayor libertad de expresión. Segundo, estas presiones de liberalización política se
han combinado con una liberalización económica y la desreglamentación de los medios.
El resultado en muchos de aquellos países con un fuerte control de los medios ha sido el
surgimiento de medios (prensa escrita, televisión y radio) dinámicos, generalmente populistas y
muy comerciales. Esto ocurre en la mayoría de los países en vía de desarrollo; en algunos de
ellos se crearon, además, nuevos medios comunitarios. Entretanto, los medios del viejo
monopolio estatal -en particular la radio- tienden a languidecer y pierden su audiencia frente a
una competencia más dinámica. Adicionalmente, se han visto enfrentados a un decreciente
apoyo del gobierno y un menor flujo de fondos estatales.
Estos cambios tienen implicaciones que plantean un reto a quienes trabajan en el campo de la
comunicación. Los monopolios de los medios establecieron una forma conveniente de comunicar
mensajes sencillos a grandes audiencias a través de un único medio. En ambientes mediáticos
más fragmentados esta posibilidad ya no existe y para acceder a la misma audiencia es
necesario enviar mensajes a través de diferentes medios, dirigidos a muchas audiencias
diferentes.
Y, tal vez más importante, el surgimiento de estos contextos de comunicación más complejos y
dinámicos plantea una pregunta de fondo: ¿A qué tipo de información tiene acceso la gente? ¿Le
otorga fuerza y voz a los sectores más pobres de la sociedad o contribuye, por el contrario, a
marginarlos aún más, económica y socialmente?
En los peores casos, ésto último ha sido el resultado de los nuevos contextos de comunicación.
Se ha pasado de transmitir propaganda estatal indigerible y dogmática, a transmitir una dieta
uniforme de música popular, a menudo occidental. En algunos países, los noticieros oficiales
fueron reemplazados por la ausencia de noticias, o por una información sensacionalista, inexacta
o irrelevante para la vida cotidiana de la gran mayoría de la audiencia, o por noticias tomadas en
su totalidad de fuentes internacionales. Dado que a menudo operan en un contexto anárquico de
regulación, las estaciones y canales -comerciales y privados- no tienen ninguna obligación de
emitir nada diferente a entretenimiento. En los casos más extremos, los medios han propiciado la
intolerancia, la fragmentación y el tribalismo. El ejemplo más lamentable es la “radio del odio”
-RTML de Rwanda, que contribuyó a que se perpetraran masacres en ese país.
Pero hay otros ejemplos. Los medios comerciales y comunitarios (y, en algunos casos, hasta
organizaciones de noticias y medios estatales revitalizadas) se las han ingeniado para atraer
grandes audiencias con una programación atractiva, popular e informativa. En Kampala, Uganda,
la estación de FM Radio Capital atrae algunas de sus mayores audiencias con su programa
Capital Doctor, en el cual se dan consejos e información sobre sexualidad, el VIH/SIDA y otros
aspectos de la salud. En Suráfrica, una propuesta de “edu-entretenimiento”, Soul City, que tiene
como escenario una barriada de Johannesburgo, se ha convertido en una de las telenovelas más
populares del país, a la vez que educa a la gente acerca de la diarrea, el VIH/SIDA y otros
temas.
De hecho, el éxito de la radio comunitaria comprueba, a pequeña escala, que las condiciones
están dadas para aplicar los principios de la comunicación para el cambio social en muy
diferentes contextos alrededor del mundo. La radio comunitaria ha tenido éxito no sólo en el
Africa al sur del Sahara sino además en sitios donde otros medios fracasarían, desde el noroeste
canadiense hasta el sureste asiático.
Sometidos a presiones similares, los medios escritos también están cambiando y muestran un
cubrimiento más entretenido, más accesible al público, y a menudo más penetrante, de las
noticias. Estos cambios muestran cómo -en los medios impresos, en particular- un periodismo de
mala calidad debilita muchas otras formas de discurso social y político, mientras que un
periodismo de alta calidad puede tener el importante papel de fomentar y estimular debates
públicos constructivos. Un periodismo bien informado, investigativo, puede introducir el elemento
clave de exigir responsabilidad, de exigir la rendición pública de cuentas. Esta “rendición de
cuentas” (accountability) es exigible tanto a los gobiernos, como a organizaciones
internacionales, ONGs y otras instituciones de la sociedad civil.
Estos cambios no se aplican a todos los individuos en todos los países, pero de una forma u otra
afectan a la inmensa mayoría de las personas, en casi todos los países. El nuevo contexto
plantea muchos problemas, pues llegar a muchas personas con un mensaje preparado es cada
vez más difícil y costoso. Pero este nuevo contexto también brinda oportunidades únicas:
trabajar con las comunidades, permitiendo que sus voces sean escuchadas; facilitarles el acceso
a la información que les dará poder; contribuir a configurar ambientes de comunicación que
funcionen a favor de la gente y no en su contra.
Para muchos participantes en esta iniciativa de comunicación para el cambio social, éstas
tecnologías representan una inmensa oportunidad:
Pero también debemos reconocer las limitaciones de estas tecnologías. En particular, la “brecha
informativa” entre los ricos y los pobres es muy grande. Una de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) más baratas -el teléfono- nos ilustra qué tan aparte se
encuentra hoy el mundo de los pobres del mundo de los ricos, en cuanto al acceso a éstas. Una
cuarta parte de los países del mundo tiene menos de una línea telefónica por 100 habitantes. La
mayoría de las personas en los países en vía de desarrollo -el 60% del total- vive en áreas
rurales. Pero en estos países más del 80% de las líneas telefónicas se encuentran en áreas
urbanas1. La distribución de las nuevas TICs no es más equitativa. El 84% de los teléfonos
celulares, el 91% de los aparatos de fax y el 97% de los usuarios de Internet se encuentra en los
países desarrollados.
Sin embargo, las telecomunicaciones se están volviendo más baratas, más confiables y más
accesibles, y éstas tendencias se mantendrán. A pesar de las limitaciones, parece probable que
estemos presenciando el surgimiento a nivel internacional de estructuras organizacionales
basadas más en redes que en jerarquías. Es en esta revolución donde se manifiesta más
poderosamente el aumento en la comunicación horizontal, persona-a-persona, la cual crea
oportunidades profundamente nuevas para debates públicos y políticos más incluyentes.
El colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría han tenido profundos efectos, y aunque
un análisis exhaustivo de ellos está por fuera de los límites de este documento, debemos
mencionar sí dos aspectos centrales.
Segundo, esta liberalización política ha estado acompañada por una -aún más profunda-
liberalización económica. Hemos presenciado el rápido desarrollo de una nueva economía
global. Como dice Manuel Castells, “por primera vez en la historia todo el planeta es capitalista,
ya que aún las pocas economías centralizadas que quedan sobreviven o se desarrollan a través
de sus vínculos con mercados globales, capitalistas.” Como están descubriendo todos los
gobiernos -incluido el de China-, mantener un control centralizado y estrícto de la información en
una economía de mercado (la cual, a su vez, depende de la tecnología de las comunicaciones)
es no sólo difícil sino con frecuencia ineficaz.
Tal concentración quizás no sea tan importante y tal vez pueda ser contrarrestada por los
modelos de comunicación más horizontales y descentralizados descritos arriba. Pero ambas
tendencias -hacia una descentralización de la producción de información, independiente de los
gobiernos, y hacia una concentración de la propiedad de los medios de comunicación, en manos
de las transnacionales- deben interesar a todas las personas involucradas en la comunicación.
Esas tendencias están íntimamente ligadas a la pregunta sobre quién controla la información que
la gente recibe.
Temas tales como el VIH/SIDA, la salud reproductiva y los derechos reproductivos, y otros como
el uso del tabaco, han destacado más claramente que nunca cómo las enfermedades están
relacionadas no sólo con la pobreza y la desnutrición, sino también con los prejuicios, la
desigualdad social, política y económica, y con la desarticulación del tejido social. Estos temas
han atraido la atención sobre aquellos contextos sociales y políticos en los cuales los temas de
sexo y sexualidad son habitualmente reprimidos o son difíciles de debatir en público.
Estos problemas, de gran complejidad, están obligando a las sociedades a cambiar -a cuestionar
costumbres y prácticas (sociales, políticas y religiosas) fuertemente arraigadas. De etsa amplia
gama de temas -que va del VIH a los derechos reproductivos, de la violencia doméstica a la
mutilación genital de la mujer- se desprende la necesidad de un cambio social y político más
ámplio. Este cambio está determinado tanto por lo que sucede dentro del país, como por los
debates a nivel internacional. Pero si ha de ser sostenible, el cambio tiene que originarse desde
adentro de la sociedad.
Los medios por los cuales una sociedad cambia, y quién dispara estos cambios, son temas
difíciles, que generan discusión. En parte, estos cambios vendrán de la educación sobre temas
tales como el uso del condón -pero muchos de los cambios más profundos que deben darse en
las sociedades, tales la equidad de género, deben ser el producto de la abogacía y de debates
públicos vigorosos, dentro de (y entre) las sociedades.
El objetivo de esta concepción es establecer conexiones -en cada nivel y entre niveles. Implica
establecer conexiones entre las políticas globales de intercambio y las comunidades locales,
significa establecer conexiones entre muchos tipos de actividades diferentes. Por ejemplo, entre
los temas mismos (tales como VIH/SIDA, violencia intrafamiliar) y los medios que existen para
debatirlos y discutirlos: radio comunitaria, grupos femeninos de radioescuchas, medios
nacionales bien informados y dispuestos a escuchar, programación de calidad en los medios
(p.ej. Soul City), telecomunicaciones.
Esta concepción implica enmarcar y adelantar los debates en una forma y en un lenguaje que no
sean excluyentes. Implica la responsabilidad de los académicos en particular, pero en general de
todas las personas involucradas en el desarrollo, de comunicar las investigaciones y la
información no sólo a sus colegas, sino también al público general en los países en vía de
desarrollo. Implica “devolver” la investigación y el análisis a sus lugares de origen.
Tal vez lo que sugiere, por encima de todo, es que el papel más importante tanto para las
instituciones donantes como las de desarrollo, es crear un ambiente para el cambio. Sugiere que
estas organizaciones deben ser continuar impulsando y diseñando estrategias de desarrollo,
pero que, además, su papel es el de crear las condiciones bajo las cuales las sociedades de los
países en vía de desarrollo puedan evaluar, cuestionar y adaptar esas estratégias y empezar a
diseñar ellas mismas sus propios planes.
En esta concepción se busca crear nuevas oportunidades para someter al debate y al diálogo
públicos las decisiones sobre desarrollo y planeación y para permitirle al público -y no sólo a los
expertos- tener un papel más proactivo en dar forma al debate sobre los temas de desarrollo.
EL PROCESO DE BUSQUEDA
Hace tres años empezamos a plantearnos las preguntas difíciles: ¿cómo podemos demostrar
que la comunicación -estratégicamente planeada e implementada- puede en realidad producir
los cambios sociales deseados? ¿Podemos probar que ésta forma de concebir e implementar la
comunicación es tan sistemática, científica, sustentable y medible como otras ciencias sociales?
Y ¿podemos ir más allá de la publicidad y de actividades de promoción, hacia una nueva forma
de pensar y realizar la comunicación, una nueva forma que parte de las necesidades sentidas de
la comunidad o de los grupos de interés, que involucra al receptor de la comunicación en la toma
de decisiones y que, muy importante, puede ser sostenida y replicada?
Principiamos esta pesquisa en la forma en que se inicia gran parte del trabajo en esta Fundación
-con un grupo de gente que se reunió en una conferencia en Bellagio. Si bien éste puede no
haber sido un método original, el proceso de exploración utilizado -la metodología de conferencia
de búsqueda (“search conference”)- dió resultados alentadores. Reunimos gentes muy diferentes
con pocas cosas en común, excepto la convicción de que la comunicación DEBE hacerse en
forma diferente. Nosotros, individual y colectivamente, sabíamos que estábamos en la cúspide
de un giro evolutivo en la historia de la comunicación para el desarrollo. Sentíamos que nuestro
trabajo debía ir más allá de la adopción de la tecnología electrónica o de “conectar” a regiones
“no conectadas” del mundo. También creíamos -junto con otros, ciertamente- que la disciplina de
la comunicación puede estar pobremente definida, ser incomprendida y subvalorada y que sus
contribuciones al proceso de desarrollo son a menudo ignoradas.
En el proceso de tratar de comprender qué deberíamos hacer y por dónde comenzar, nos dimos
cuenta de que el tipo de trabajo que debe hacerse en comunicación no ha sido hecho a menudo
-especialmente no en áreas pobres de las naciones en desarrollo más necesitadas. Parece ser
que un nicho particular para ésta red es el identificar las destrezas necesarias, desarrollar formas
de capacitación, y llegar a aquellas personas y comunidades que con mayor certeza sean de
escasos recursos. Más adelante, trabajaremos con éstas personas y comunidades para llevarles
la comunicación para el cambio social.
Algunas de las preguntas que se nos hacen con frecuencia son: “¿Cómo es la comunicación
para el cambio social?” “¿Quién la practica?” y “¿Dónde está su mayor potencial?”
Al buscar experiencias ilustrativas de “buena práctica”, es importante recordar los principios de la
comunicación para el cambio social: otorga poder a los individuos y a las comunidades, los
involucra en la toma de decisiones que mejoran sus vidas; va de muchos-a-muchos; está basada
en ideales democráticos; permite que sean oidas voces que no estaban siendo escuchadas; las
comunidades controlan tanto el proceso de comunicación como los contenidos de los mensajes
que reciben. Esto podría parecer excesivo -rayano en lo ideal y poco práctico. Pero, aún así,
hemos encontrado ejemplos innovadores de trabajo en comunicación social en varios sitios.
Nuestro trabajo en los Estados Unidos, Africa y Asia nos ha mostrado que los más probables
practicantes de la comunicación para el cambio social son organizaciones pequeñas, en
dificultades y con muy pocos recursos. En cierta medida, la comunicación para el cambio social
se convierte en una forma de supervivencia. Con poco personal, un presupuesto bajo y
enfrentadas a medios de comunicación reacios a cubrir aspectos sociales en forma profunda,
algunas ONGs y organizaciones comunitarias han descubierto cómo trabajar con la gente más
afectada, para hacer que el proceso de comunicación funcione.
El contacto con la gente es diario y contínuo -las estaciones comunitarias son parte vital de los
vecindarios en los cuales operan. Ellas no solo “cubren” temas importantes - la estaciones guían
la comunidad en la toma colectiva de decisiones.
El Apéndice I incluye la descripción de tres estudios de caso, que reflejan muchos de los
principios de la comunicación para el cambio social.
UN DESAFIO CLAVE:
MEDIR EL IMPACTO
Gran parte de este trabajo consiste en estimular el diálogo y el debate al interior de las
comunidades y entre el público y -cuando funciona mejor- en asegurar que los motores del
cambio sean la misma comunidad y el público. En consecuencia, mucho del trabajo es
impredecible y lleno de riesgos. Como el diálogo y el debate son los objetivos inmediatos y son
difíciles de medir o de atribuirlos a una intervención particular y porque -como sabemos- el
cambio social es normalmente muy lento, este tipo de trabajo es muy difícil de valorar y evaluar.
Tales problemas son fundamentales. La comunicación para el cambio social puede ser sólo una
parte de la verdadera solución; puede contribuir a que la gente diseñe su propia agenda, articule
sus propias prioridades y deseos sobre cómo enfrentar la epidemia. Puede también contribuir a
moldear los debates públicos y la discusión sobre las políticas en los países en vía de desarrollo.
La comunicación para el cambio social puede tambien lograr que los donantes sigan estos
debates y respondan a ellos.
Evaluar el impacto en esta área sigue siendo difícil pero no es -creemos- imposible. Significa, sí,
que debemos desarrollar nuevas metodologías para hacerlo.
Medición y Evaluación2
¿Por qué Medir el Impacto?
Los donantes tienen el derecho a (y el deber de) exigir la evidencia de que sus fondos han sido
invertidos adecuadamente y de que se ha logrado con ellos lo esperado. Pueden tambien exigir
la evidencia de que los eventuales cambios efectuados en los proyectos, o la falta de resultados,
son justificados. Sin embargo, hay otras razones que explican por qué debemos medir el
impacto.
1. Rendición de cuentas -para poder rendir cuentas (es decir, para ser “accountable”) es
necesario conocer el impacto de las intervenciones en el campo de la comunicacion.
La rendición de cuentas se debe dar, primero que todo, ante la gente comprometida en
el acto de comunicación; el involucrarnos en aspectos importantes de sus vidas nos
impone esa responsabilidad. Además, proporcionalmente a sus medios, son ellos los
que hacen la mayor inversión de recursos.
2. Progreso - comprender qué sucede y si ésto es lo que la gente quiere que suceda.
3. Mejoramiento - la información sobre toda medición y evaluación es crucial, tanto para
tomar decisiones estratégicas de fondo, como para determinar pequeñas intervenciones
más precisas, que permitan optimizar las ganancias obtenidas de las inversiones ya
hechas.
4. Motivación - la constatación de logro es esencial para la motivación. Una buena
motivación es un elemento esencial de toda actividad, incluyendo los programas de
comunicación para el cambio social. Las personas involucradas ganan energía y
motivación al saber que se hacen progresos. No saberlo puede llevar a lo contrario.
5. Credibilidad - datos confiables sobre el impacto de la comunicación para el cambio social
incrementarán la credibilidad de este campo y la inversión -local e internacional- en él.
¿Qué Medir?
La meta a largo plazo de toda acción relacionada con el desarrollo es ver un cambio
positivo en los problemas críticos. Todos queremos menos pobreza, más empleo, más
igualdad de género, erradicación del VIH/SIDA, más niñas en las escuelas, mejores
logros educativos, menores tasas de mortalidad infantil y materna, mejor nutrición,
menor número de accidentes y no violencia. Esta sería la medida crucial del éxito. Estos
cambios pueden tomar cinco años, o una década, o -probablemente- mucho más tiempo.
Las gentes involucradas en iniciativas de comunicación para el cambio social necesitan
información más inmediata que les indique si lo que están haciendo está contribuyendo
al proceso global de cambio. No es posible adelantar un programa durante 15 años sin
evaluar su impacto, y encontrar que se estaban tomando medidas equivocadas. Se
requiere información más inmediata sobre la contribución de la comunicación al cambio.
Aunque las acciones de la comunicación para el cambio social tienden a tener objetivos
y metas menos específicos e inmediatos, es de todos modos necesario desarrollar un
conjunto de indicadores que midan e indiquen si se han hecho progresos, y que
determinen la naturaleza de la programación de los proyectos.
Estamos iniciando ésta tarea; en la reunión de Ciudad del Cabo -con base en la
información, análisis y perspectivas delineadas arriba- se hicieron sugerencias sobre
posibles indicadores:
El diálogo y el debate son cruciales. Ellos indican que las gentes están
involucradas en los temas de interés, están motivadas para estudiarlos con
cuidado, y que al menos algunos de los grupos que participan en el debate
cuestionan las posiciones más ortodoxas, que pueden estar contribuyendo a
agravar los problemas más preocupantes. Por ejemplo, el papel de la mujer en
la política, la necesidad de una aproximación más abierta a los problemas de
salud sexual, igualdad de derechos para niños y niñas y la redistribución de la
tierra.
Información mas precisa al realizar diálogos/debates
¿QUE SIGUE?
En la comunidad de las ONGs, tanto en los países industrializados como en las naciones
menos ricas, hay un gran potencial para aplicar la metodología de la comunicación para
el cambio social y para estimular su uso. Los principios de la comunicación para el
cambio parecen obvios para quienes nos desempeñamos en los campos del desarrollo,
la filantropía y el trabajo social. Ellos llegan a la esencia misma de nuestro trabajo -es
decir, contribuyen a crear soluciones locales a los problemas sociales más críticos.
Sin embargo, las soluciones obvias son las que más a menudo se pasan por alto. “Por
supuesto que las técnicas de comunicación innovadoras son esenciales”, oimos con
frecuencia. “Por supuesto que debemos otorgar a ‘los de abajo’ el control sobre sus
propias historias y sobre la forma en que éstas deben ser narradas. Es claro que la
comunicación ‘horizontal’ es más efectiva que una vertical, de arriba-abajo”, opinamos
todos.
Creemos que un aspecto clave para responder el “cómo” es reclutar un grupo eficaz de
trabajadores de campo y pensadores, provenientes de todo el mundo, que tengan la
capacidad de entrar en contacto con otras personas, de entrenarlas y de poner en
práctica los principios de la comunicación para el cambio social. Estas personas deben
poder apoyar los trabajos que se estén realizando a nivel local y evaluar su efectividad.
O deberíamos, tal vez, preocuparnos menos por las destrezas y más por los atributos
personales?
En el futuro, debemos debatir las respuestas a éstas preguntas y analizar las posibles
soluciones, de acuerdo a las condiciones específicas de cada comunidad.
Al final de la conferencia en Ciudad del Cabo los asistentes nos comprometimos a una
serie de acciones, enumeradas a continuacion:
Definir/Refinar el Campo
Crear una “caja de herramientas” piloto, con conjuntos de destrezas que puedan ser
probadas en el campo. Asociarse con otras organizaciones para realizar este trabajo.
intercambio de Recursos
Crear un archivo, a través de una página Web, con los materiales aportados por los
miembros de la red. Usar otras estrategias de distribución.
Medición y Evaluación
El camino que nos espera parece promisorio. Queremos agradecer a las casi 50
personas que iniciaron este viaje con nosotros y a los cientos de otros que han
expresado su interés en contribuir al avance de la disciplina. Confiamos en que a medida
que haya más información sobre este campo, aumentará también el número de
personas interesadas en él. Y confiamos en que el resultado de nuestra dedicación
colectiva a una comunicación más efectiva sea, finalmente, una mejor calidad de vida
para muchos.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo no habría sido posible sin el compromiso de los participantes a las dos
conferencias sobre el tema, patrocinadas por la Fundación Rockefeller. Queremos
expresar nuestra gratitud a estas personas, que invirtieron su tiempo, su talento y su
capacidad intelectual en este tema.
APENDICE I
Los siguientes tres segmentos describen proyectos que reflejan los principios de la
comunicación para el cambio social. El que hayan sido incluídos aquí no significa que
sean los perfectos representantes del mejor tipo de trabajo en el mundo, sino que su
aproximación ha sido exitosa.
Al viajar por la autopista N2 desde el aeropuerto de Ciudad del Cabo, durante 12 km uno
tiene al lado una cerca de planchas de concreto. De vez en cuando se vislumbran
pequeñas chozas de tablas, con techos de láminas de zinc o de plástico, con piedras
sobre ellas. Un observador casual no se da cuenta de que más de 700.000 personas
viven al otro lado de esa pared, en el vasto arenal de Khayelistsha, donde funciona
Radio Zibonele. La estación salió al aire ilegalmente, bajo el gobierno del Apartheid,
como uno de los proyectos de una clínica local. Originalmente transmitía información
sobre temas de la salud, una vez por semana.
EcoNews Africa es una ONG que analiza desde una perspectiva africana temas de
medio ambiente y desarrollo a nivel mundial e informa sobre actividades locales,
nacionales y regionales, que contribuyen a la búsqueda de soluciones globales.
Púlsar utiliza el Internet (correo electrónico) para distribuir a las radios comunitarias
noticias acerca de Latinoamérica, para los latinoamericanos. Púlsar capacita tanto a
corresponsales locales como a emisoras en el uso de las nuevas tecnologías.
Debido a que muy pocas radios comunitarias utilizaban el correo electrónico o el Internet
cuando Púlsar inició sus actividades en 1996, la promoción de las nuevas tecnologías se
convirtió en una de las principales estratégias de ésta iniciativa. Ellos diseñaron y
distribuyeron a 350 estaciones de radio un diskette, Viaje Virtual, que explica las
ventajas de las nuevas tecnologías de la información. Hoy la página Web de Púlsar atrae
miles de visitantes cada mes (www.amarc.org/pulsar).
APENDICE II
I. Cada voz tiene el derecho a ser oida y debe tener los medios para lograrlo.
II. Los sistemas de comunicaciónes y la tecnología deben, por lo tanto, estar al alcance
económico de todos, deben ser accesibles a todos.
III. Un proceso de comunicación que funcione en forma óptima debe permitir un flujo
constante de información, de muchos-hacia-muchos y no de uno-hacia-muchos.
IV. Las comunidades deben tener un papel central en la búsqueda de sus propias
soluciones de comunicación y en el desarrollo de sus propias estrategias de
comunicación.
Creemos que los procesos de comunicación sin mediadores, que nos permitirán
comunicarnos libre, directa y horizontalmente, nos darán una idea más clara de nuestras
propias posibilidades, enriquecerán nuestras culturas y crearán un diálogo sin límites, en
el que cada voz tendrá igual oportunidad de ser oída. De estos procesos de
comunicación surgirán, finalmente, sociedades esclarecidas, que valorarán la tolerancia,
la auto-determinación y la participación activa.
Creemos que las culturas del mundo no deben ser subyugadas por las culturas de las
naciones industrializadas, que detentan el control de los canales de comunicación.
Creemos que ideas con la capacidad de dar más plenitud a nuestras vidas están
surgiendo de voces que durante demasiado tiempo han estado excluídas del concierto
de voces de la humanidad. Muy a menudo son éstas las voces de los habitantes de los
confines del mundo, de la periferia de la sociedad. Ellos pueden no poseer imprentas o
torres de transmisión, pero sí la capacidad de asumir la responsabilidad por su propio
futuro. Hemos visto cómo, cuando se les ha dado la oportunidad, gentes hasta entonces
marginadas pueden crear soluciones a problemas globales complejos, y de hecho
podrían poseer la energía y visión que contribuyan a asegurar el futuro de todos.
Motivados a la acción por estos principios, hemos acordado trabajar juntos para lograr
que todas las gentes del mundo tengan acceso libre y abierto a los métodos, medios y
herramientas de la comunicación; entrar en contacto con comunidades de todo el
mundo, para conocer sus ideas y sus fortalezas; adoptar y divulgar la nueva
comprensión y el nuevo conocimiento, cualquiera que sea su origen.
Habiendo viajado desde 12 países, nos reunimos a finales de Abril, 1997, en Bellagio,
Italia:
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