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El Código Civil sustituido reguló la causa entre los arts. 499 a 501 al tratar las
obligaciones en general y en particular su naturaleza y origen (libro II, parte primera,
título I) pero no la precisó como elemento autónomo del acto jurídico. De allí, que un
sector de la doctrina concibiera a la causa como elemento de la obligación (causa
fuente) y no del acto jurídico; aunque algunos autores consideraron que los arts. 500 a
502 aludían a la causa final.
El Código se manifiesta causalista y regula la causa como elemento del acto jurídico
(arts. 281 a 283) y, también, al tratar los contratos (arts. 1012 a 1014); comprendiendo
la causa objetiva y la subjetiva (se adhiere, así, al denominado dualismo sincrético).
Fuentes del art. 281: Proyecto de 1993 (CF), art. 953 bis; proyecto de 1993 (PEN), arts.
579 y 581; Proyecto de 1998, arts. 253 y 257.
II. Comentario.
1. Concepto de Causa.
(I) La causa objetiva, que identifica la finalidad perseguida por el negocio jurídico
(v.gr. en la compraventa, para el vendedor obtener el precio y para el comprador el bien,
es decir el intercambio de prestaciones), la cual es unitaria para las partes, uniforme en
la misma especie de actos jurídicos y sirve para tipificarlos y;
(II) La causa subjetiva, que se refiere a los móviles perseguidos por algún contratante
al celebrar el acto (comprar el inmueble para poner un comercio), los cuales, por
supuesto, son individuales y variables en cada negocio jurídico a diferencia de la causa
objetiva.
Esta interpretación no parece adecuarse al criterio según el cual los móviles para ser
casualizados deben ser siempre esenciales, exteriorizados y comunes (Rivera). Ya lo
había destacado Vélez Sarsfield en la nota al art. 926, con cita de Marcadé.
III. Jurisprudencia.
El art. 500 del Cód. Civil sustituido establecía la regla de Presunción de Causa como la
consagra el artículo en comentario.
Sin embargo, como se adelantó, el Código Civil sustituido no precisó a la causa como
elemento autónomo del acto jurídico; como sí lo hace el código vigente.
Fuentes del art. 282: Código Civil, art. 500; Proyecto de 1998, arts. 254 y 255.
II. Comentario.
1. Presunción de causa.
Para que el acto sea válido la causa debe ser real y lícita, de tal modo, habrá defección
en los siguientes casos; (I) Falta de causa; (II) Falsa causa; (III) Causa ilícita; (IV)
Frustración de la causa. Los efectos serán distintos según el caso.
El art. 1090 expresa que la frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a
la parte perjudicada a declarar su rescisión si tiene su causa en una alteración de
carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La rescisión
es operativa cuando la parte perjudicada comunica su declaración extintiva a la otra
parte. Si la frustración de la finalidad es temporaria, habrá derecho a rescisión sólo si
se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es
esencial. Por su parte, el art. 1091 regula la excesiva onerosidad. Remitimos a sus
comentarios.
El segundo párrafo del art. 282 dispone que el acto; es válido aunque la causa sea falsa
si se funda en otra causa verdadera. De tal forma, la falsedad de la causa no provoca
por sí misma la invalidez del negocio sino que invierte la carga de la prueba.
Acreditado que la causa es falsa, quien pretende mantener el acto deberá probar que
el negocio tiene causa y que ella es lícita (Rivera).
De allí, que el negocio simulado no siempre es inválido; si la simulación es lícita
produce efectos el acto real si concurren los requisitos propios de su categoría (art. 334).
En cambio, el acto celebrado con error esencial autoriza la declaración de nulidad (arts.
265 y 267). También la autoriza la simulación ilícita (art. 334).
La defección por falsa causa se da en la etapa genética del acto.
El acto jurídico debe procurar fines lícitos; de lo contrario, es inválido por tener una
causa ilícita y podrá ser declarado nulo. Según el art. 1014, la causa es ilícita si es
contraria a la moral, el orden público y las buenas costumbres y, en tal caso, la sanción
es la nulidad.
Adviértase que la causa ilícita produce la nulidad del acto jurídico cuando el motivo
ilícito es común a ambas partes (art. 1014); habiéndose interpretado que no es
necesario que exista un proyecto común a ambas partes, pero sí se requiere que el
móvil ilícito de una de ellas haya sido conocido por la otra de modo que haya entrado
en el campo contractual, evitándose así que un contratante de buena fe deba soportar
una nulidad por una causa ilícita que ha ignorado (Rivera). En tal caso, la parte
perjudicada con el obrar ilícito de la otra puede reclamar lo que ha dado sin
obligación de cumplir lo que ha ofrecido (art. 1014).
Al ser la causa ilícita contraria a la moral, el orden público y las buenas costumbres, en
principio, la sanción será la nulidad absoluta, pues el interés lesionado es de índole
general. Pero si el acto de causa ilícita afecta un interés particular, la nulidad será
relativa.
III. Jurisprudencia.
1. Carece de causa lícita el contrato que bajo la apariencia del ahorro y préstamo,
no cumple con las finalidades de “crear, mantener y estimular el hábito del ahorro”,
sino que constituye en realidad un juego de azar, pues no todos los ahorristas recibirían
los bienes comprados “en círculo”, sino sólo sesenta por cada mil aportantes (SC
Mendoza., sala 1, 9/10/1989, JA, 21/3/1990).
2. Corresponde declarar de oficio la nulidad del contrato cuya causa es ilícita al
tratarse de una venta de humo o influencia (SC Mendoza, Sala I, 23/9/2003, DJ, 2003-3-
1187).
El Código Civil sustituido no reguló una formula sobre el acto abstracto como lo hace la
norma en comentario.
II. Comentario.
1. Concepto.
2. Supuestos.