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Hannah Arendt – La condición humana

La vita activa y la época moderna.


41. La inversión de la contemplación y de la acción
42. La inversión dentro de la vita activa y la victoria del homo faber

Al comienzo del capítulo “La vita activa y la época moderna” H. Arendt, atribuye
la alienación del mundo a tres grandes acontecimientos: el descubrimiento de América
y su exploración, la Reforma, que marca la expropiación individual y la acumulación de
riqueza social, y la invención del telescopio con el desarrollo de una nueva ciencia. A lo
largo de los puntos 35 a 40 explica por qué ha seleccionado estos acontecimientos y la
repercusión que han tenido para los hombres y para la condición humana.
La desaparición de las distancias o la insignificancia de las mismas debido a los
nuevos medios de locomoción, marca una alienación del hombre de su inmediato medio
terreno1, la expropiación de la tierra supone una alienación de la mundanidad del
hombre2, al hacer desaparecer del ámbito privado la fuente de la riqueza para el
desarrollo de la labor y convirtiendo a la sociedad en la sustituta de la familia3.
Pero el hecho al que presta más atención Hannah Arendt es a la invención del
telescopio y el surgimiento de la ciencia moderna, la matematización completa del
mundo, y de la consecuencia filosófica inmediata del pensamiento cartesiano4, la
sospecha del hombre cuando se mira a sí mismo y el abandono de la admiración como
camino de acercamiento y de conocimiento del mundo5.

“No era la razón, sino un aparato construido por el hombre, el telescopio, el que
cambiaba el punto de vista sobre el mundo físico; no eran la contemplación, la
observación y la especulación las que llevaban al nuevo conocimiento, sino la
intervención activa del homo faber, su capacidad de fabricar. Dicho con otras
palabras, el hombre estuvo engañado mientras confió en que la realidad y la
verdad se revelarían a sus sentidos y a su razón con tal de que se mantuviera
fiel a lo que veía con los ojos del cuerpo y de la mente. La antigua oposición
entre verdad sensorial y racional, entre la inferior capacidad de verdad de los
sentidos y la superior de la razón, palidecía ante este desafío... ante la obvia
implicación de que ni la verdad ni la realidad se dan, de que ninguna de ellas
aparece como es, y que sólo la supresión de las apariencias puede ofrecer una
esperanza de lograr el verdadero conocimiento.”6

Se abre la puerta a la duda del hombre sobre la capacidad de los sentidos y la razón
para alcanzar la verdad sobre el mundo físico. Se necesitan otros instrumentos para
alcanzarla que el hombre puede fabricar con su ingenio. Esta sospecha será la que altere
la jerarquía vita contemplativa y vita activa.

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2
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3
P. 285
4
P. 300
5
P. 301
6
P. 302
41. La inversión de la contemplación y de la acción

En principio, el desarrollo de la ciencia no se debe al deseo pragmático de


mejorar las condiciones de la vida humana en la Tierra, se debe más bien al deseo del
hombre de conocer y la constatación de que este deseo se alcanza mediante la acción,
es, en el fondo una búsqueda de la verdad más allá de las apariencias engañosas7.
Adquirir esa certeza supondrá la separación de la verdad científica y la filosófica, ya que
la primera requiere relación a lo que el propio hombre hace y comprobación mediante
una nueva acción, cosa que no se da en la verdad filosófica8.
Para Hannah Arendt en el s. XVIII se da, además, lo que ella considera que es la
desaparición de la vita contemplativa en su original sentido, y una alteración del orden
del pensamiento y la acción fruto de todo el desarrollo anterior. Se eleva entonces la
acción al rango más elevado del ser humano, y en virtud de esta están el pensamiento y
la contemplación9.
La cuestión es que esta inversión no se ha dado como otras inversiones de
sistemas filosóficos a lo largo de la historia, sino que ha ocurrido en base a un
descubrimiento demostrable. La filosofía se tiene que medir con este hecho, y la única
reacción que encuentra es la del subjetivismo y la introspección, abocada a un continuo
registro del movimiento constante de las percepciones sensuales y la no menos
constante actividad de la mente10.

“Después de que Descartes basó su propia filosofía en los descubrimientos de


Galileo, la filosofía pareció condenada a ir siempre un paso por detrás de los
científicos y de sus descubrimientos cada vez más asombrosos.11”

La filosofía ha dejado de ser relevante entonces para encontrar la verdad, pero


tampoco la ciencia la ha necesitado (ni siquiera cuando la filosofía ha pretendido hacer
una teoría total de la ciencia), y por lo tanto la acción en una nueva dignidad del todo
inesperada y sin precedentes, se ha convertido en prioritaria12.

42. La inversión dentro de la vita activa y la victoria del homo faber.

Arendt dirá que la productividad y la creatividad son los ídolos de la Época


Moderna13. Todo el progreso moderno queda de esta forma ligada a la manufactura de
útiles e instrumentos, y al desarrollo del experimento, que permite aprender sobre las
cosas no hechas por el hombre y ello mediante el cálculo e imitación de los procesos que
dan existencia a esas cosas.

7
P. 315
8
P. 316
9
P. 316: Estrictamente hablando, la inversión afectó solamente a la relación entre pensamiento y acción,
mientras que la contemplación, en el sentido original de contemplar la verdad, fue eliminada por
completo.
10
P. 319
11
P. 319
12
P. 320
13
P. 321
Hay un cambio fundamental en la pregunta que se hace el hombre, ya no busca
reconocer y admirar las cosas, comprender lo que son, sino saber cómo se han hecho y
en la medida de lo posible, reproducirlas.
Aquí hace una parada y retoma el hilo de su argumentación:
1. Surge una sospecha en la capacidad receptora de la verdad del hombre
2. Confianza en el hacer y la introspección para encontrar una esfera donde
coincidan saber y producir.
3. Abandono de todo intento de comprender la naturaleza y de conocer las
cosas no producidas por el hombre.
4. Traslado de la atención desde la ciencia natural a la historia como única
disciplina que solo trata con los productos de la actividad humana.
5. Aparición de una nueva filosofía política como consecuencia de la duda y la
introspección: un animal artificial, que funciona por sí mismo como lo hace
un reloj, este es el Estado.
Este esquema, sin embargo, no es completamente válido cuando hablamos de
los asuntos humanos:

La idea de que sólo lo que voy a fabricar será real -perfectamente cierta
y legítima en la esfera de la fabricación- queda para siempre vencida por el
curso real de los acontecimientos, donde lo que ocurre con más frecuencia es
lo totalmente inesperado.14

Y por eso, finalmente se da también una inversión dentro de la vita activa. La


fabricación termina por ocupar el rango que antes tenía la acción política15.
Esto ya está presente en Platón y Aristóteles que colocan la ciencia de la
fabricación por encima de la ciencia política, ya que contemplación y fabricación, para
ambos no están tan en oposición como contemplación y acción. En el fondo, la
fabricación parte de la contemplación de una idea.
En realidad, la filosofía comienza y termina en el asombro ante el milagro del Ser,
en sí mismo eterno, que no provoca ninguna acción. El artesano parte del modelo que
ve, que se le da (no es producto de la mente humana) y al intentar traducirlo en trabajo,
lo hace perecedero.
Es la contemplación del modelo la que triunfa y no la contemplación del Ser, por
eso se da la inversión dentro de la vita activa, de modo que ya no es el asombro del
filósofo sino el deseo del homo faber de permanecer el que modela la práctica de la
contemplación a la que se llega al prolongar indefinidamente el acto de contemplar el
eidos, el eterno modelo y forma que antes había querido imitar y cuya excelencia y
belleza sabía ahora que podía estropear mediante cualquier intento de reificación16.
En la época moderna lo que ocurre es, por tanto, un cambio en el énfasis del
producto y de su modelo guía, al proceso de fabricación.

14
P. 325
15
P. 326
16
P. 329
CONCLUSIÓN PERSONAL
Para construir este capítulo Arendt sigue apoyándose en el análisis histórico,
filosófico y terminológico. En estos dos puntos trata de dejar constancia cómo ha ido
dándose el proceso, al mismo tiempo que pretende explicar las dos inversiones que para
ella tienen una radical importancia en la consideración del hombre: la desaparición de
la vita contemplativa y la definitiva victoria del trabajo sobre la acción, consideradas
desde la perspectiva de la producción y la vida política.
Estas inversiones no son indiferentes a ningún hombre, sea o no consciente de
ello. Creo que está concluyendo su análisis sentando las bases de su principal teoría: ha
habido un cambio en la vivencia que el hombre hace de su propia condición humana y
creo que, para ella, este cambio, que pretende registrar en la modernidad, es más bien
negativo, no correspondiente a lo que la propia condición humana exige.

VOCABULARIO

Pensamiento17: Camino más directo e importante para la contemplación de la verdad.


Diálogo interior con el que uno habla consigo mismo, carece de toda manifestación
externa y requiere un cese más o menos completo de las demás actividades. Tras la
inversión, el pensamiento es asistente no de la contemplación sino de la acción

Contemplación18: Más allá del pensamiento y el discurso, contemplación de la verdad,


incapaz de comunicarse mediante palabras.

Experimento19: Permite aprender sobre las cosas no hechas por el hombre y ello
mediante el cálculo e imitación de los procesos que dan existencia a esas cosas. Marca
el paso de la pregunta sobre la existencia y la causa de algo, al proceso por el cual se
genera.

Proceso20: Sustituye al concepto de Ser, objeto de la ciencia desde que se da el cambio


de la pregunta del qué y el por qué al cómo. Es invisible y su existencia puede inferirse
solo a partir de la presencia real del objeto, al que se le supone un proceso de
producción.

17
P. 316-317
18
P. 317
19
P. 321
20
P. 322

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