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JOHN MILTON, en el paraíso perdido menciona “La mente es su propia morada y por sí

sola puede hacer del cielo un infierno y del infierno un cielo”. Haciendo una analogía con

la filosofía China donde uno de sus paradigmas principales habla del YIN YANG dos

energías opuestas que se necesitan y se complementan, la existencia de uno depende de la

existencia del otro y en términos generales es el símbolo de armonía y equilibrio entre las

dos energías.

También desde la teología cristiana en sus comienzos se observa en las sagradas escrituras

que existe el bien y el mal, y que refuerza que en nuestra vida debe existir caos para haya

luz.

(Zimbardo, 2007) en su libro plasma tres verdades psicológicas. La primera es que el

mundo está lleno de bondad y de maldad: lo ha estado, lo está y siempre lo estará. La

segunda es que la barrera entre el bien y el mal es permeable y nebulosa. Y la tercera es que

los ángeles pueden convertirse en demonios y, algo que quizá sea más difícil de imaginar,

que los demonios pueden convertirse en ángeles.

Como se mencionó anteriormente en las tres verdades Psicológicas, La primera es que el mundo

está lleno de bondad y de maldad: lo ha estado, lo está y siempre lo estará, todos nacemos

con el bien y el mal en nuestra mente, en la medida en que crecemos se va direccionando más

hacia uno de los polos dependiendo el contexto donde viva el niño, familias con valores y

educación promueven en el niño aprendizaje por repetición por ende demostraran respeto,

amistad, tolerancia y amor hacia los demás, sin embargo, aun con estos valores todos sentimos

desesperación, enfado, descontrol, con un valor agregado de autocontrol para reaccionar y saber

que esta mal, puede suceder que aunque este bien educado en su familia el niño o joven se deje

influenciar hacia malos pasos .


Otros niños en su crecimiento se enfrentan a circunstancias más complejas dificultades

económicas de los padres, extrema pobreza, desnutrición, abandono, falta de amor, terminando

influenciados por delincuencia común y la droga.

La segunda es que la barrera entre el bien y el mal es permeable y nebulosa. En la vida

algunas situaciones son más atractivas para las personas por su condición de poder, riqueza,

vanidad, la avaricia y la ambición, buscan la felicidad en lo mundano.

Y la tercera es que los ángeles pueden convertirse en demonios y, algo que quizá sea más

difícil de imaginar, que los demonios pueden convertirse en ángeles. Es muy duro ver la

realidad de la vida y como en todo el mundo los conflictos internos y problemas de la

sociedad nos han mostrado la cara más traumática al ver niños que deben divertirse, jugar y

estudiar, y en cambio, usan armas, atentan contra otros, expenden drogas. Al contrario,

desde la época de Jesús, nos presenta en sus sagradas escrituras como utilizó para su

predicamento personas ateas, invadidas por la avaricia, el poder, la maldad hacia los demás

y logro convertirlos en seguidores de su causa y pescadores de almas convirtiéndolos al

cristianismo.

En estas tres verdades, podemos analizar que el bien y el mal están presentes en todo

momento y lugar, encontramos que las apariencias de las personas pueden llegar a

engañarnos; muchas personas nacen con la maldad y otras que por circunstancias de la vida

se ven obligados a comportasen de tal manera. Teniendo en cuenta, que somos seres

pensantes y sabemos escoger entre el bien y el mal, debemos saber cuál es el mejor camino

para nuestras vidas.


(Zimbardo, 2007) también dice que “La idea de que un abismo insalvable separa a la gente

buena de la mala es reconfortante por dos razones. La primera es que crea una lógica binaria que

esencializa el Mal. La mayoría de nosotros percibimos el Mal como una entidad, como una

cualidad inherente a algunas personas y no a otras. Al final, las malas semillas cumplen su destino

produciendo malos frutos. Definimos el mal señalando a seres realmente malvados de nuestro

tiempo como Hitler, Stalin, Pol Pot, Idi Amin, Saddam Hussein y otros dirigentes políticos que han

orquestado matanzas atroces. También aludimos a males menores y más ordinarios, como el

tráfico de drogas, las violaciones, la trata de blancas, las estafas a nuestros ancianos y el acoso

escolar a nuestros hijos”.

A ciencia cierta no se podrá saber la cantidad de gente mala y gente bueno, ni de llegar

hacer una separación, ya que vivimos en un mundo donde muchas veces los lobos se

encuentran vestidos de ovejas y el que menos pensamos llega ser ese verdugo.

Muchas veces el poder y el dinero lleva a las personas por un mal camino ya que su

ambición, codicia y la lucha por mantener un buen estatus, los llevan a cometer las peores

atrocidades.

La maldad la encontramos en todas las clases sociales, algo si se debe dejar muy claro y es

que cuando se tiene dinero de por medio la maldad tiene más poder.

Pero también debemos recalcar que para que haya una luz incandescente de bondad, amor

por los demás, tolerancia y buena convivencia debe existir la maldad que nos recuerde que

no debemos llegar a realizar esas acciones por el bien de nuestra sociedad.

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