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La Republica

Platón

El diálogo “La Republica” se compone de 10 libros, cada uno de los cuales


abordan una temática distintiva, y, sin embargo, la particularidad de esto, es que, a
pesar de que abordan una temática diferente, guardan en su inseidad, una estrecha
relación intrínsecamente inseparable, que incluso me atrevería a decir, ya
introducidos en el pensamiento platónico, una relación metafísica. ¿Por qué?
Porque lo que efectúa Platón es hacer de la metafísica, de su pensamiento
metafísico, el núcleo de su pensamiento, tanto político como ético.

Este reporte tratará de abordar, en su generalidad, el contenido de los libros


que compone el diálogo “La Republica”.

A lo largo del libro I, el tópico que maneja Platón con bastante frecuencia gira
en torno a la definición del concepto de Justicia. Se presentan 3 posibles
definiciones: la primera de ellas define a la justicia como la “devolución de lo que se
debe”, la segunda de ellas, “como beneficio a los amigos y perjuicio a los enemigos”,
y la tercera, como “lo que le conviene al más fuerte”. Finalmente, Platón, expone
que la justicia, como tal, es la excelencia del alma, es decir, que un alma justa
cumplirá la función que, a priori, le fue otorgada. Una función que beneficiará a la
armonía del Estado.

En el libro II, Platón, habla acerca del nacimiento del Estado: aquí se puede
divisar la presencia de un “socialismo primitivo”, en donde los integrantes del Estado
se unen para satisfacer las 3 necesidades que Platón demarca: alimentación,
vivienda y vestimenta. Cada uno de los integrantes, en función de la actividad que
dominan y que está acorde al tipo de alma que poseen, producirán productos para
las demás personas de la polis: las personas que constituyen el Estado.

En el libro III, se hace presencia el mito de las clases, una introducción a su


esquema sistemático del Estado. Platón expresa que hay 3 tipos: guardianes
gobernantes, auxiliares y labradores y artesanos, y posteriormente remarca que hay
que llevarlos al lugar que corresponden; guiarlos a sus estratos sociales según su
tipo de alma.

En libro IV, se presentan los diferentes partes de la excelencia que


constituyen al Estado. Para Platón son 3: la sabiduría, la fortaleza o valentía y, por
último, la templanza o moderación. Platón sostiene que no puede haber justicia si
estas 3 partes no conviven en armonía, propone que cada parte cumple un rol
fundamental dentro del Estado, dentro de la polis. En suma, la armonía total de
estas partes, genera un “Estado sabio”. Posteriormente, habla sobre las partes del
alma: racional (sabiduría y gobernantes), irascible (fortaleza o valentía y auxiliares
o guerreros) y concupiscible (templanza o moderación y campesinos y artesanos).

En el libro V, trata de la igualdad entre las mujeres y los hombres;


posteriormente, coloca sobre la mesa el tópico del filósofo: para Platón, filósofo es
aquel que no confunde las ideas con las cosas, es aquel que está en constante
apertura al conocimiento, aquel que coloca el acento en la pregunta y no en la
respuesta. El filósofo es aquel cuyo conocimiento gira en torno a la idea de Bien, lo
Justo y lo Bueno.

En el libro VI, trata la temática del bien supremo y el dualismo ontológico. En


primer lugar, Platón sostiene el alma esta decantada completamente al sumo bien,
esto es, a la idea de Bien, idea que, en palabras de Platón, es de mayor importancia
que la Justicia. Realiza una metáfora sobre la idea del Bien y el Sol: el sol, para
Platón, además de iluminar los objetos, nos disipa de las tinieblas de la ignorancia
y nos arrojada a ver las cosas sin las cadenas que hacen del objeto o cosa, algo
diferente. La idea de Bien funciona similar, sólo que, a diferencia del sol que nos
hace ver los objetos sin ese velo de maya, la idea de Bien nos hace ver las ideas
en su total plenitud, nos eyecta a observar la existencia y esencia de las demás
ideas que están por debajo de la idea de Bien. Dicho esto, expone su famoso
dualismo ontológico que se compone de 4 estadios: eikasia-sombras, pistis-objetos
sensibles, dianoia-entes matemáticos y nous-ideas (idea de Bien e idea de Justicia).

En el libro VII, se presenta su famoso mito de la caverna. Para Platón la idea


de Bien debe de jugar el papel fundamental de cambiar el pensamiento del sujeto.
El fuego de la caverna es el sol, dice Platón; pero por fuera de ella, el sol es la idea
de Bien, y únicamente aquellas personas que logren salir del lugar en tinieblas serán
los aptos, los idóneos para ser gobernantes, en este caso, los filósofos. La
educación juega un papel fundamental en Platón, ya que es ésta misma la que
produce la conversión en el sujeto: ese paso de las tinieblas a la luz (educación).

En el libro VIII y IX, habla acerca de los tipos de gobierno o enfermedades


del Estado, los cuales Platón identifica con el siguiente nombre: Timocracia,
oligarquía, democracia y tiranía. En la timocracia el gobierno impera sobre los
militares, en la oligarquía sobre los ricos, en la democracia, Platón pensaba que las
decisiones estaba en clinamen hacia el libertinaje y la anarquía, y, por último, la
tiranía, en donde se presentaba un exceso de libertad y anarquía, lugar donde
“demagogo” favorito del pueblo de apoderaba del mando. Durante el libro IX, da
pruebas fehacientes de que la tiranía es la peor opción como forma de gobierno en
el Estado, y propone que el filósofo, aquel que está más cerca de la idea de Bien y
de la Justicia, es el indicado para ocupar el puesto de gobernante, un tipo de
gobierno de tipo monárquico o aristocrático.

Y por último, en el libro X, Platón, teoriza acerca de la inmortalidad del alma


y el destino de las almas injustas y justas.

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