Vous êtes sur la page 1sur 22

Escenas de Sweet Peril desde el punto de vista de Kaidan Rowe.

¿Alguna vez te preguntaste lo que Kaidan pensó sobre la sesión de


besuqueo contra la lavadora y secadora del corredor? ¿O qué pasó
cuando Kope y él viajaron a Siria juntos? Este es el momento de
descubrirlo.

Esta escena está escrita en el flujo de consciencia de Kaidan, y se


extiende por partes del capítulo 17 al 20.

Advertencia de contenido: Lenguaje y sensualidad (Kaidan no se


N
o puedo explicar la locura que reside en mi interior.

Mi padre una vez me llamó un “cavernícola” para Anna, y se


echó a reír, no porque estuviera bromeando. Se rio debido a
que sabe lo que siento, casi constantemente, y a él eso le
resulta gracioso. Divertido que yo luche por el autocontrol en
cada momento del día. Gracioso que en cualquier momento yo pueda
convertirme en un maldito Hulk embravecido de Lujuria.

Sólo que no de color verde. Gracias a Dios.

A veces temo estar cerca de Anna, temo que mi fuerza de voluntad se


haga trizas con un solo toque inocente. Fue por extremo estúpido
perseguirla al aeropuerto y rogarle que viniera a casa conmigo. Debí
haberla dejado regresar a Georgia. Pero cuando la estreché entre mis
brazos, en mi cama, escuchando el suave sonido de su respiración, no
me atreví a lamentar una última noche juntos.

Finalmente nos habíamos quedado dormidos hace poco tiempo, pero


como siempre, me desperté durante la noche lleno de una paranoia
conocida. Fue peor con ella a mi lado, a pesar del hecho de que los
Duques y los murmuradores estaban en Las Vegas esta noche. No podía
soportar la idea de que Anna esté en peligro debido a mi egoísta deseo de
tenerla.

Es compleja, mi preciosa Anna. Llena de dulzura. Un corazón que sangra


por las injusticias. Una capacidad brillante para el perdón de la cual me
vendría bien una lección, viendo cuánto quise asesinar a Kope cuando
descubrí que la había besuqueado.
Idiota. Él sabía que yo la amaba. Independientemente de lo que dije en el
teléfono, él sabía, y aun así había ido tras ella. Sentí mi tensión arterial
elevándose ante el pensamiento.

Kope podría tener la mentalidad de un santo, pero con los impulsos


demoníacos de la lujuria y la ira en sus venas, el tipo era capaz de
transformarse en un oso descontrolado si perdía el control. ¿Había
tocado a Anna mientras se besaban? ¿Había sido cuidadoso con ella o
rudo? ¿Cuánto lo habían disfrutado? Un pinchazo de dolor pulsó detrás
de mis ojos y me di cuenta que estaba apretando los dientes y agarrando
con fuerza las sábanas de la cama con mi mano libre.

Tranquilo, amigo. Enfócate en el presente…

A pesar de su dulzura, había visto cómo sus pequeñas manos se


cerraban en puños apretados cuando estaba enojada. Y el fuego en sus
ojos cuando perdía ante las ansias de su lado demoníaco. Yo entendía
esas ansias. Esa necesidad de perderse completamente en la pura
sensación física sin considerar las consecuencias. Ese impulso de
mandar todo a la mierda.

La diferencia radica en que ella quiere perderse en las drogas y yo en la


piel.

Pero la obsesión es la obsesión. Cada cual tiene la suya.

Anna gimotea a mi lado como un gatito y la arrimo más cerca, su rodilla


frotándose contra mi muslo. Y, oh Dios… su mano desciende sobre la
parte inferior de mi estómago. Solo unos centímetros más al sur, y sería
un hombre feliz.

Miro la empuñadura de la Espada de la Justicia yaciendo en la mesita de


luz. Se burla de mí, lo juro. La maldita. Odio esa jodida cosa, aunque sé
que eso la mantiene a salvo. Siempre su maldita cabeza está temblando
en mi dirección como si supiera lo que estoy pensando. Conoce todas las
cosas que me gustaría hacerle a su dulce Anna.

Cosas para las que me atrevería a decir que ella no está lista.

A la empuñadura parece no importarle una mierda que yo ame a Anna.


La amo. Y no uso esa palabra a la ligera. De hecho, nunca la he usado
antes.
Jamás.

Quiero decírselo a ella. Se lo he querido decir por mucho tiempo. Desde


el momento en que vi darle cada dólar que tenía a un completo
desconocido. Una mujer sin hogar de Hollywood. Nunca había
presenciado esa clase de acto desinteresado. Anna era la belleza
personificada de una manera que no creía que existiera.

Pero no dije nada porque no era bueno para ella en ese entonces, y no
soy bueno para ella en este momento. Lo sé, pero no puedo permanecer
lejos. Soy un bastardo avaricioso y quiero su amor. Quiero saborearlo
cada vez que me mira y ve más allá de la Lujuria en mis ojos, ve al joven
que una vez fui, y al hombre que ahora la necesita desesperadamente.
Conoce las partes más feas de mí, y sin embargo todavía me acepta.
Todavía me quiere.

Creo que en eso que llaman amor incondicional… otra cosa que pensaba
que no existía.

Cierro los ojos e intento descansar, pero su mano me distrae bastante.


Así que la tomo y en su lugar la levanto hasta mi pecho. En sueños, ella
clava sus uñas en mi piel, rasguñando mi pectoral antes de quedarse
quieta otra vez, y creo que es la cosa más sexy y más adorable que he
experimentado. Por otra parte, había pensado exactamente lo mismo
cuando estuvo cocinando más temprano para mí. Y cuando sus manos
estaban tirando de mi cabello mientras mi boca estaba sobre su muslo. Y
otra vez cuando lamió la preparación de brownie del tazón. Y oh, Dios,
retrocedamos hacia el mordisco en SU MUSLO.

No pienses en eso, amigo.

No pienses en el aroma a peras calientes que te rodeó como un coñac.

No pienses en la seda de su piel contra tu lengua, y lo cerca que estuviste


de ese lugar donde nadie más ha estado.

No pienses en los sonidos de sus gemidos o cómo estuviste a punto de


hacer volar su mente amorosa y cómo no pudiste esperar a atraparla
cuando sus rodillas se doblaron debajo de su cuerpo tembloroso de placer.

Definitivamente no pienses en eso.


¡Dios! Empujé la palma de mi mano contra mi ojo para apartar las
imágenes.

Maldita empuñadura. ¿He mencionado cuánto odio esa cosa?

Está bien, sí, no soy perfecto cuando estoy con Anna. Sigo
experimentando mis pensamientos sucios sobre cada cosa traviesa y
sucia imaginable. Así es la vida cotidiana para mí. Pero ella hace
preguntarme lo que sería hacer el amor. Me hace querer tomarme mi
tiempo con cada milímetro de su cuerpo de la manera más
enloquecedora hasta que ella esté rogando por más.

Quiero hacerla rogar. Las súplicas desesperadas de mi pequeña Ann


serían muy atractivas.

Clavo la palma de mi mano en mi otro ojo.

Sí, a pesar de esos malos pensamientos, ella me hace querer mucho más
de la vida. Cosas que malditamente no tengo permitido querer. Cosas
que nunca puedo darle.

Y es por ello que el odio siempre vive en mi interior. Anna podría ser
demasiado buena para estar enojada por nuestras circunstancias, pero
yo ciertamente no. Estoy lo bastante furioso por los dos.

Abro un ojo y miro la empuñadura por si acaso.

Entonces me permito relajarme, y el sueño casi inmediatamente me lleva


a la deriva.

* * *

Hay terror puro en los ojos de Anna cuando su padre llama. No sé si está
más temerosa del hecho de que Belial me está enviando a una misión
con Kope, o que me está enviando a una misión en absoluto. Quiero
borrar el miedo de sus ojos, pero no puedo prometerle que no golpearé a
Kope en su maldita cara cuando lo vea. Tampoco puedo prometer que
estaremos a salvo en Siria. No le mentiré a Anna, y ella no es idiota.

Quiero decirle cuánto significa para mí que Belial me haya pedido ir, que
haya confiado en mí para esto, pero no estoy seguro de si puedo ponerlo
en palabras sin sonar como un completo idiota.
No tengo miedo. Me enfrento a la muerte todos los días. La vida ha sido
un camino arriesgado a lo largo de una línea fina con la mirada aguda de
mi padre o sus murmuradores siempre observando. Pero este viaje, esta
misión, es peligrosa de una manera que vale la pena morir. Es la primera
vez que me han pedido ayuda, en lugar de hacer daño. Una oportunidad
de morir de una manera honrosa… no es algo que pueda explicarle a
Anna. La confianza de su padre en mí me ha llenado con tanto orgullo
que es vergonzoso.

* * *

Cuando Kope aparece, la vista de sus manos, labios y todo acerca de él


me hace arder tanto con ira que quiero aporrearlo hasta dejarlo en una
masa sanguinolenta. Y si lo hiciera, probablemente se quedaría allí
parado sin defenderse, poniéndome furioso lo bueno que es él. Él saca
sentimientos de ser inadecuado en mí que no quiero reconocer. Él fue
elegido para estar al lado de Anna mientras viajaba alrededor del mundo
en situaciones peligrosas. Él fue su protector y compañero. Yo no. Y
Dios, lo odio por ello.

Lo odio por todos los años que ha negado la necesidad de sumergirse en


la cama de cada mujer que le hacía ojitos. Lo odio por no darle una
paliza a cada hombre que empuja su ira. ¿Por qué no puede joderla, sólo
una vez? Los últimos pocos meses sin sexo han sido un infierno para mí.
Lo he hecho por amor a Anna, pero he sido incluso más cabrón de lo
normal.

Anna es la gracia salvadora de Kopano mientras está en mi sala de estar


todo cortés y compuesto, ella es lo único que lo mantiene de una pieza.
Ella y el recordatorio de que su padre quiere que Kopano lidere esta
misión a Siria. Francamente, no quiero terminar en el mal lado de Belial,
así que me sacudo el enfado y dejo que la chica del maquillaje me ponga
una barba.

Resulta que sigo siendo sexy con una gran barba y ojos marrones en vez
de azules.

* * *

Estar volando es relajante. Sé que debería estar nervioso por lo que se


viene en Siria. O molesto por las miradas que los demás pasajeros no
dejan de darme. Quiero gritar:
—No soy un jodido terrorista, así que basta con las miradas locas.

Idiotas. En su lugar cierro los ojos, porque el cielo es uno de los únicos
sitios donde me siento a salvo. Los murmuradores no se molestan en
volar aquí arriba, y planeo aprovecharme de ese conocimiento durmiendo
en paz.

Las palabras de Anna en el aeropuerto llenan mi cabeza: Siempre has


sido tú para mí. Solo tú. Y con eso en mi mente duermo más y mejor de lo
que lo he hecho en mucho tiempo.

Bueno, resulta que es bueno tener a Kopano cerca cuando estás en


Oriente Medio. Su árabe es perfecto. Puedo hablar francés y español
fluidos, pero sólo sé unas pocas frases en árabe. Así que mantengo mi
boca cerrada y permito que Kope hable mientras viajamos a través de
Damasco donde nos encontramos con un contacto humano para
conseguir nuestras armas, y luego nos detenemos cerca de una mezquita
llena y examinamos el área.

Mis ojos escanean hasta que aterrizan en un tipo con turbante marrón
en la cabeza. Resalta por la forma cuadrada de su cuerpo y la redondez
de su rostro, a pesar de que le han dado una barba marrón como a mí.

—Ahí —le digo a Kopano en voz baja—. Cerca de la esquina. —El hombre
mira hacia nosotros cuando hablo, justo cuando Kope mira en su
dirección—. ¿Eres tú, Flynn? —pregunto. Está demasiado lejos para
escucharnos con oídos humanos normales. Extiendo mi audición y la
abro alrededor de él.

El hombre asiente una vez.

—Soy yo, amigo. —Pasa su mano sobre su boca para ocultar el hecho de
que está hablando, y con un acento australiano ni más ni manos—. Los
seguiré en esta maldita excusa de moto y mantendré mi distancia. Ya he
explorado la zona y hay una colina cercana donde puedo vigilar desde
lejos. Tal vez a treinta minutos fuera de la ciudad. Pegaré un grito si algo
parece sospechoso. Hay tres guardias fuera del establecimiento, y suena
como al menos dos dentro. No creo que estén siendo amables con sus
prisioneros, si saben lo que quiero decir.

Ah, mierda.

Kopano se pone absolutamente rígido junto a mí.


—Debemos irnos —dice—. Ahora.

Estoy de acuerdo. Ambos nos dirigimos hacia el coche mientras Flynn se


sube a un artilugio scooter-ciclomotor. Apesta ser él.

Navegamos lejos de la zona ajetreada y nos dirigimos hacia un pueblo


más pequeño en las afueras de la ciudad. Se siente más de treinta
minutos en el seco camino lleno de baches. Las luces de la ciudad y los
sonidos y las esencias de las especias hace mucho que han
desaparecido. El paisaje es más árido, aunque hermoso en su manera.
Lejos por delante de nosotros, Flynn toma un camino de grava que lleva
hacia unas colinas bajas. Es el anochecer fuera, un momento del día que
siempre se puede sentir un poco siniestro, más aún cuando estás
entrando en una zona de sombras con ojos sospechosos asomándose por
las ventanas de las construcciones de chozas bajas.

Mantengo un hilo de mi audición en una línea frágil detrás de mí,


concentrado alrededor de Flynn, quien ha encontrado un punto alto con
árboles para detenerse y observar. Puedo ver la colina claramente
mientras tomamos una calle lateral llena de baches a un edificio pequeño
y oscuro, con tres hombres delante de una cerca de alambre que rodea
todo el establecimiento. Todos se ponen más erguidos al ver nuestro
coche mientras nos retiramos a un lado y aparcamos.

Hemos decidido antes de llegar que yo voy a escuchar las advertencias de


Flynn mientras Kope se centra en la “transacción”.

No me asusto fácilmente, especialmente en lo que concierne a los


humanos, pero estos hombres con sus auras grises oscuras y pistolas
semiautomáticas parecen completamente locos. No es el tipo de
combinación que calma a un tipo, ¿no? Los trato como a los Duques, sin
hacer contacto visual, pero manteniendo mis hombros cuadrados
cuando salimos, como para no enseñar debilidad. Siempre soy
consciente de los puñales en mi tobillo y cintura y no dudaré en usarlos.

Kopano se yergue, maletín en su mano, y camina hacia delante sin una


pizca de temor o vacilación. Podría ser un príncipe de África con el aire
de importancia que está arrojando. Y por alguna razón me sorprendo
cuando ladra una frase en árabe mientras se acerca a ellos a paso
rápido, sonando aburrido y enfadado. Se ha ido su espíritu afable. Creo
reconocer la palabra “chica”.
Los guardias intercambian miradas y ceños fruncidos. Nos detenemos
frente a ellos. Antes de que alguno de los bastardos pueda responder,
Kope está ladrando otra vez como si estuvieran perdiendo su tiempo. Los
tres saltan un poco, claramente sorprendidos por este aparentemente
poderoso hombre fingiendo que proviene de Egipto. Kope levanta su
maletín, lo abre de un tirón para revelar montones de billetes
extranjeros, luego lo cierra de golpe y dice algo más en ese profundo tono
de malo.

Y no puedo evitarlo. Estoy impresionado. Tal vez tomó clases de


actuación en Harvard. No lo sé, pero es jodidamente brillante.

Finalmente uno de los guardias habla. Kope responde, sonando molesto,


pero da un paso atrás y levanta los brazos. Nunca suelta el maletín. Lo
cachean, cogiendo una pistola de su cintura. A regañadientes levanto
mis brazos cuando uno se acerca y le permito confiscarme mis cuchillos.
Me siento desnudo cuando las armas abandonan mi cuerpo, y no la clase
buena de desnudo. Tomo nota cuando pone las dagas en su bolsillo
izquierdo.

Y estamos dentro. Excelente.

Cierran el portón detrás de nosotros y se apresuran al edificio con armas


en las manos, atados sobre sus hombros. ¿Nadie le ha dicho a estos
esbirros que no corran con el dedo en el gatillo? Inquietante. Estoy listo
para tener a Zania y salir de aquí de una maldita vez.

Uno de los guardias le grita algo a un hombre que se levanta cuando


giramos la esquina oscura. El nuevo hombre nos da un vistazo, sus ojos
un poco salvajes. Debe tragarse lo que sea que los otros guardias le
cuentan, porque nos da un duro asentimiento y sacude su cabeza hacia
una entrada. Kope pasa a través de ella y yo le sigo.

Maldito jodido infierno.

Mi estómago se agria, justo como siempre lo hace cuando vamos a la


casa de Marissa y tiene a una nueva chica que está siendo entrenada
duramente en la obediencia. Pero Marissa no permite a los hombres que
peguen a sus chicas así. Zania es poco más que un montón marrón de
huesos sobre un suelo sucio. Desnuda. Y no, su desnudez no despierta
mi lujuria. En absoluto.
Uno de los guardias le da una patada con su bota y grita algo. Kope le
hace callar con un duro golpe de su mano y se pone en cuclillas a su
lado. Le habla a ella en un tono áspero y ella se acurruca más. Al menos
es un signo de vida. Kope repite la frase, más lento y más bajo esta vez, y
creo que entiendo suficiente del contexto para entenderlo.

—Ahora me perteneces a mí.

Kopano coge su muñeca y le da la vuelta. Siente su delgado bíceps,


comprobando su estado. Luego gira su cabeza y da un leve asentimiento
al tipo que está en la entrada. El hombre viene, pone su arma en el suelo
con un estrépito y abre el maletín, contando. Sus ojos se iluminan con
codicia. Grita algo a uno de los otros hombres, quien se va y vuelve con
un vestido negro de algodón. El idiota empieza a intentar vestir a Zania,
gritándole cuando no estira sus brazos para él.

Kopano arrebata el vestido y aparta a los hombres. Él murmura con voz


ronca mientras le pone el vestido por la cabeza y le hace pasar los
brazos. Ella trata de escabullirse, pero él sigue y hace caso omiso de sus
gemidos en protesta hasta que está completamente vestida.

Todo el tiempo estoy gritando silenciosamente a todos que se den prisa


para que podamos largarnos de este agujero infernal. En el bolsillo de
mis pantalones de algodón, siento el satélite de mi móvil vibrar. Le doy
un vistazo rápido y maldigo silenciosamente. Es de Flynn.

Cree que tengo una sombra pero no han salido a la vista. Además, estoy
obteniendo miradas extrañas de dos hombres locales.

Le doy a Kope la mirada de "tenemos-que-darnos-prisa", y él asiente


imperceptiblemente.

Antes de que el tipo a cargo termine de toquetear el dinero en efectivo,


Kopano recoge a Zania en sus brazos como si ella no pesara nada. Ella
trata de luchar pero él la agarra con más fuerza y se queja en árabe para
acallarla.

El hombre en el suelo levanta la cara para dirigirle a Kopano una sonrisa


maligna de satisfacción, y Kope suelta algo sobre las armas. Otro hombre
entra con el arma de Kope y mis cuchillos. Rápidamente los cojo y sigo a
Kope cuando pasa a los hombres para irse. Todos están apiñados en
torno al dinero, sonriendo como si hubieran ganado la lotería. Un
hombre se arrastra a sí mismo para acompañarnos afuera.
Casi me he olvidado de Flynn hasta que oigo los sonidos distantes.
Palabras árabes, dichas en tono de pregunta. La moto arrancando. Pasos
corriendo contra la suciedad. Gritos y gruñidos. Ruidos de pelea.

¡Mierda! Mis palmas comienzan a sudar. Quiero ir allí y ayudar a Flynn,


o al menos llamarlo, pero no puedo con este maniático armado en
nuestros talones. De repente, la pelea se calma y oigo el zumbido de la
moto alejarse en dirección opuesta. Tal vez ha escapado.

Salimos del recinto y entramos en el coche donde Kope acuesta a Zania


en el asiento trasero. Tan pronto como estamos en la carretera, le indico
a Kopano que Flynn ha sido descubierto. Estamos tratando de decidir si
debemos ir a por él ya que tenemos escoltada a Zania, pero ella empieza
a gemir.

—Un trago —dice en árabe.

Desenrosco la tapa de una botella de agua y me reclino, poniéndola en


su mano mientras ella está acostada. Ella le echa un vistazo a través de
sus ojos hinchados púrpuras y me lanza la maldita cosa de vuelta. El
agua sale por todas partes antes de que la agarre.

Obviamente no es el tipo de bebida que quiere.

Está claro que no podemos ir de caminata a través de las colinas


desconocidas en busca de Flynn cuando tenemos a una Zania lesionada
con la que tratar. Kope y yo coincidimos en que Flynn probablemente se
escapó y que se reunirá con nosotros más tarde. Eso esperamos.

Intento ofrecerle a Zania algo de comer. Dios sabe que lo necesita. Está
demacrada. Pero me grita en inglés que la deje en paz y que no la toque.
Saco mi teléfono y le muestro las fotos de Anna y yo. Ella me mira
mientras observo la foto, sintiendo calor al ver la sonrisa de Anna.

Kope le murmura en árabe mientras conduce. Me imagino que le está


diciendo que está a salvo ahora. Recordándole quién es él, y explicándole
quién soy. Le oigo decir el nombre de Anna.

Esto parece calmarla. Hasta que todo su cuerpo empieza a temblar y


convulsionarse.

Mierda. Está teniendo un ataque. No tengo ni idea de qué hacer. Ella


tiene arcadas sobre el lado del asiento, pero no hay nada en su estómago
para expulsar. Me siento un poco impotente, sin saber qué decir ni qué
hacer.

Regresamos al desastroso hotel y Kope le dice que debe caminar por su


cuenta así no llamamos mucho la atención. Su paso lento es doloroso de
ver. Es tarde. Afortunadamente, el pequeño paseo desde el coche a la
puerta lateral no gana ningunas miradas curiosas no deseadas.

Dos hombres agarrando a una mujer maltratada hacia una habitación


no saldría bien, así que utilizamos nuestra audición para quedarnos
alrededor de una esquina hasta que nuestro pasillo está despejado.

La hija de Sonellion está destrozada. Camina con una cojera por sus
heridas, pero no nos deja acercarnos lo suficiente para ver lo que
necesita ser arreglado. Le preparo un baño caliente, pero ninguno de
nosotros hace un movimiento para desnudarla o tratar de ayudarla a
meterse. Se sienta en el suelo del cuarto de baño temblando
incontrolablemente, rogando por un trago.

—Tal vez deberíamos darle un... —empiezo, pero Kope me interrumpe.

—No.

Ella gime y comienza a castañear un murmullo que rastrilla mis oídos.


Dios, está sufriendo.

—Sólo un maldito trago —le susurro a Kope en voz baja.

—Al final sólo hará que ella quiera más. Tiene que superar esto. —Su voz
suena segura, pero su rostro se ve preocupado cuando lo dice.

Zania gruñe algo hacia él en árabe, y estoy bastante seguro de que ella le
está diciendo lo que se puede hacer a sí mismo. Él no responde.

Me pongo de cuclillas a su lado.

—Por favor, Z. Tenemos que sacarte de aquí antes de que tu padre


regrese. Tienes que comer algo para que puedas estar más fuerte y sana.

Ella me mira, realmente me mira, por primera vez.

—Un trago —dice en voz baja. Es tan patética. Quiero ceder porque soy
débil y me sigo preguntando si uno va a dañar realmente. Pero puedo
sentir los ojos de Kopano mirando hacia abajo. ¿Qué haría Anna? Intento
canalizar su energía positiva antes de hablar de nuevo.
—Sé que se siente como que eso es lo que necesitas, pero no lo es.
Queremos ayudarte. —Estoy orgulloso de mí mismo por sonar tan gentil
y razonable. Abro la boca para seguir y ella me golpea directamente en el
ojo. Tengo que agarrarme a mí mismo para no caerme hacia atrás de
culo. Maldito jodido infierno, eso arde.

Me alejo de la chica Neph, que no parece como si pudiera levantar un


brazo, y mucho menos lanzar un golpe decente. Al parecer, donde hay
voluntad, hay un camino, porque estoy bastante seguro de que ha
ennegrecido mi maldito ojo. No es la primera vez que he sido golpeado
por una chica, pero es la primera vez que no me lo merecí.

Aun así, no me atrevo a enfadarme. Hasta que Kope se ríe.

—Cállate —le digo, levantándome—. Dale una oportunidad, chico


enamorado.

Frunce el ceño mientras paso junto a él y echo un vistazo a mis ojos en


el espejo. Sip. Se está inflamando y oscureciendo.

Espero que Kope intente el acercamiento suave, pero una vez más me
sorprende. Él le habla severo, dominando autoridad.

—Es el momento de bañarse, Zania. Vamos a salir y te bañarás. Nos


vamos en menos de cinco horas para nuestro vuelo a los EE.UU.

Ella envuelve sus brazos alrededor de su estómago y clama:

—¡Debieron dejarme morir!

—No ibas a morirte —gruñe—. Tu destino era mucho peor que la muerte.

—¡Tan sólo déjenme aquí!

—Báñate. Ahora. O te meteré y te limpiaré yo mismo.

Ella lo mira con malicia. Él da un paso hacia adelante con fuerza y ella
se escabulle hacia atrás.

—¡Bien! Me bañaré. ¡No me toques!

—Cuando llegue el momento de irnos —dice—, estarás presentable. No


podemos darnos el lujo de levantar sospechas.

Me aparta de un empujón del baño y lo sigo, cerrando la puerta detrás de


mí. No es hasta que se sienta en el borde de la cama con la cara entre
sus manos que su fuerte fachada se agrieta y empieza a temblar.

Quiero decirle que lo ha hecho bien, pero no me atrevo. En lugar de ello


me siento en el otro lado de la cama en silencio. Los dos nos relajamos
una fracción cuando escuchamos a Zania entrar en la bañera. Entonces
ella empieza a llorar un sonido lúgubre, completo con un sonido de
castañeos mientras se sacude, y eso me hace trizas.

Odio a los Duques. Los detesto con cada fibra de mi ser. Me siento ahí y
me permito imaginar a Anna, feroz y preciosa, apuñalando a cada uno de
ellos con la espada de fuego mientras todos nosotros los Neph los
sostenemos. Sus almas son extintas para siempre. Es una imagen
maravillosa y hace más por mí que cualquier fantasía sexual ha logrado
hacer.

Eso sí es decir mucho.

Y luego otro pensamiento me golpea y soy alcanzado por una ansiedad


repentina.

¿Dónde está Flynn?

Saco mi teléfono y trato de llamar a Flynn pero no hay respuesta. Luego


le escribo a Belial con el código que nos dijo que usáramos. Él responde
enseguida.

¿La tienes?

Sí, respondo, pero ahora F ha desaparecido.

Mi corazón late, preguntándome si quiere que lo busquemos. Podría ir y


dejar a Kope con Z. Resulta que eso no es lo que tiene en mente.

Vete con o sin él.

Maldición, eso se siente mal, pero supongo que lo entiendo. Es mejor


tener una falta que dos. En este momento, con tan pocos aliados,
estamos jugando un juego de números.

Kope mira y levanta las cejas, así que le muestro los textos y asiente. Se
ve tenso, y lo entiendo. No voy a descansar hasta que estemos en el avión
lejos de aquí.
Me pregunto si es demasiado pronto para llamar a Anna, y después de
algunos cálculos imagino que estará despierta a estas alturas. Trato de
imaginar en qué tipo de travesuras la metió Blake la noche anterior.
Nunca has festejado hasta que festejas con el hijo de la envidia. Y
entonces trato de imaginar que probablemente la convenció de vestirse y
si la llevó a la pista de baile, y me siento un poco verde de celos. Espero
que por lo menos tenga fotos de ella en toda su sensualidad.

Ahora no puedo dejar de pensar en ella, así que marco su número y me


recuesto, sonriendo ante el sonido de su medio dormida voz ronca de
resaca cuando responde.

Maldita sea, ojalá Kope no estuviera en la habitación. Sí, soy un idiota


por pensar tal cosa cuando hay tanto en juego. Suspiro y me concentro
en su voz.

* * *

El resto del viaje es un borrón. Después de que Zania se baña y viste se


niega a hablar con nosotros de nuevo. Kope milagrosamente logra
hacerla comer tres bocados de caliente pan sin levadura de sus dedos.

No necesito ser un hijo de Astaroth para ver que hay un vínculo entre los
dos. Y tengo que admitir que siento un gran alivio por ello en muchos
niveles. Lo dejo cuidar de Z por el resto del viaje, sólo involucrándome
cuando es absolutamente necesario. Al parecer, sabe cómo lidiar con ella
de la manera que ella necesita, y no me importa otro ojo morado.

Flynn aparece en el aeropuerto todo andrajoso y cansado antes de


nuestro vuelo. Tiene un desgarro en la camisa, y la esquina de su barba
ha comenzado a despegarse. Le señalo directamente el baño para que se
arregle, contento de que esté de acuerdo.

Cuando aterrizamos en Ámsterdam más tarde ese día todos cambiamos


nuestros atuendos Árabes por vestimenta occidental. Escaneando en
busca de murmuradores y sin ver ninguno, palmeamos a Flynn en la
espalda y él sigue su camino por separado.

Zania parece frágil en sus vaqueros, como si no pudiera mantenerse


quieta y derecha. Sus brazos se cruzan y da golpes con el pie con furia
mientras mira en la tienda libre de impuestos a las botellas de licor.
Kopano se para entre ella y el cristal, y ella entrecierra sus ojos que ya
no están hinchados. Ahora están grandes y de color marrón oscuro y
llenos de fuego. A Kopano parece gustarle mirarla a los ojos, aunque él
no está claramente a gusto con sus deseos malsanos.

Ellos se miran fuertemente el uno al otro como si fueran a entrar en una


ronda de sexo enojado directamente contra la tienda libre de
impuestos. Eso sería un espectáculo. Me muerdo la lengua contra el
impulso de reír y decir: "Consigan una habitación." San Kopano podría
morir de humillación, un pensamiento que me ha traído alegría antes,
pero ya no.

Me alegro cuando nuestro vuelo es llamado. Un paso más cerca de ver a


Anna de nuevo.

* * *

Al momento del vuelo creo que va a haber un problema. La azafata ve a


Zania encorvada, abrazándose a sí misma, temblando y gimiendo. Kope
trata de distraerla, pero la azafata sigue pareciendo preocupada después
de su explicación de que Zania no se siente bien, pero no es una
emergencia. Sin duda se ve como una emergencia ante cualquier persona
con ojos.

Kope incluso trata de frotar su espalda para dar un buen espectáculo,


pero Zania se retira con un grito. Sí, estos dos van a hacer este avión
aterrizar si no son cuidadosos. Es hora de que ponga a funcionar mi
encanto.

Sonrío hacia la azafata desde mi asiento en el pasillo y le hago una seña,


para que se acerque, meneando dos dedos. Probablemente tenga treinta
años. Europea. Corre sus ojos sobre mí y una gran parte de su aura
preocupada se aligera, de pronto olvidada. Se inclina y me levanto un
poco hasta acercarme y susurrar.

—Entre nosotros —le digo—, creo que la chica de mi compañero está


embarazada, si sabes lo que quiero decir.

Sus ojos se abren.

—¿Embarazada? —susurra de nuevo.

Asiento. Sonrío.
—No lo han anunciado todavía, pero estoy bastante seguro. Ella no ha
estado sola por un rato, pero no es nada de qué preocuparse, cariño. Va
a estar bien.

Le guiño por si acaso. Luego mojo mis labios. Su aura aparece roja y mi
cuerpo reacciona sin permiso.

No, recuerdo. A veces me odio a mí mismo realmente.

—Bueno, está bien entonces —dice la azafata, rozando una mano por mi
hombro y brazo. Mi cuerpo se tensa y estoy conteniendo la respiración—.
Si necesitas algo, házmelo saber. —Se acerca más—. Cualquier cosa.

¡Vete, vete, vete, y por el amor de Dios, no me toques otra vez!

Le doy un guiño y ella finalmente se gira para marcharse por el


pasillo. Con una rápida mirada a un lado encuentro Kope y Zania
mirándome. O más bien, lanzándome dagas con los ojos. Supuse que no
les importaría lo del embarazo, pero bueno. Tengo preocupaciones más
inmediatas. Me desabrocho y me dirijo rápidamente a los aseos en la
parte trasera del avión.

Malditas urgencias Nefilim.

* * *

En algún momento Zania se duerme, todavía encorvada y su frente


termina en el muslo de Kope. Jajajaja, el tipo está congelado como una
piedra mientras pretende no estar afectado. Aprovecho el momento de
paz y paso a la fila detrás de nosotros, que está vacía. Apoyo la cabeza
contra la ventana con los brazos cruzados y me duermo inmediatamente.

Me despierto en algún momento posterior a un sueño vívido en el que


estoy destruyendo la inocencia de Anna. Es un sueño bonito, pero
prefiero no tenerlo en público. Los sonidos de Zania llorando y las suaves
advertencias de Kope me acompañan de vuelta a la realidad con una
sacudida desagradable. Miro hacia abajo y encuentro que la azafata me
ha cubierto con una manta. Tomo el bulto azul y lo meto en mi travieso
regazo. Entonces inclino mis codos sobre mis muslos, reboto mis
rodillas, y presiono mis pulgares en mis sienes en un intento de
calmarme.
Trato de pensar en cosas que no son suaves y cálidas. Cosas que no
gimen, arquean y doblan. Pienso en camiones de trabajo retumbando a
través de la tundra helada de la Antártida.

No ayuda. Estoy maldito.

Pensar en Anna hace cosas locas a mi cuerpo, pero también es lo único


que me calma. Ella me conoce y todavía me ama. Por supuesto, no lo
sabe todo. Me moriría de vergüenza si supiera la mitad de ello. Pero sabe
lo suficiente.

Aprieto los dedos sobre mi frente tan fuete como puedo. Mi rodilla rebota
más rápido.

Nunca he querido a nadie como quiero a Anna, y no se trata de la


emoción de perseguirla ella. Por lo que sería mi suerte no poder tenerla,
podría nunca tenerla. Al menos no físicamente. Dios, eso es jodidamente
deprimente. Pero al mismo tiempo, tengo el corazón lleno de una manera
en que ninguna otra cosa lo ha logrado. No puedo creer que sea posible
incluso sentirse de esta manera. Aguantar tanto tiempo sin sexo. Pero es
posible, porque la amo. Y ella me ama.

Podemos hacer esto.

Estoy lleno de energía. No puedo esperar a aterrizar. Quiero ver a Anna


abrazar a Zania, que consuele a esa chica rota con la misma energía
positiva con la que me llena, energía que te hace creer que puedes luchar
contra los demonios en tu interior y los exteriores por tu cuenta. Energía
que te hace creer que puedes ganar.

Tal vez soy cursi por pensar esto, pero a la mierda.

El amor manda.
Wendy Higgins nació en Alaska y vivió en todo Estados Unidos antes de
establecerse en el área de Washington, DC. Asistió la Universidad
George Mason para la carrera de licenciatura en escritura creativa, y la
Universidad de Radford para su Maestría en currículo e instrucción.
Wendy daba clases de inglés de IX Y XII grado en una escuela rural antes
de convertirse en madre y escritora. Actualmente vive en el norte de
Virginia con su esposo, hija e hijo. Sweet Peril es su segunda novela y
sale a la venta el 30 de abril del 2013; el tercer ejemplar se titulará
Sweet Reckoning, y se tiene previsto que salga a la venta el 29 de Abril
de 2014.
Flochi

Aяia

Flochi

Martinafab

MaryJane♥

Flochi

ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Vous aimerez peut-être aussi