Vous êtes sur la page 1sur 11

Clases de sustantivos

Los sustantivos comunes


Los sustantivos comunes son aquellos que utilizamos a diario para nombrar las cosas
que nos rodean, los animales, los objetos, las plantas, los sentimientos; es decir, todo
aquello que forma parte de nuestro día a día.
Los sustantivos comunes se caracterizan porque no destacan un elementos sobre
ningún otro, y también porque siempre se escriben con letra minúscula (salvo si la palabra
en cuestión se encuentra al inicio de un párrafo o detrás de un punto), a diferencia de los
sustantivos propios.
Algunos ejemplos son los siguientes: mesa, silla, sofá, casa, coche, metro, silla, cuchara,
camisa, mochila, televisión, libro, armario, lápiz, ordenador, trapo, pinza, vaso, mechero.
Los sustantivos propios
A diferencia de los anteriores, los sustantivos propios sí que deben escribirse siempre
con mayúsculas.
Los sustantivos propios son todos aquellos nombres de persona, de ciudades, de
comunidades autónomas, de países, de regiones, de accidentes geográficos, de
movimientos literarios, artísticos, culturales, sociales o económicos; es decir, son todos
aquellos nombres que utilizamos para referirnos a una persona o un elemento
particular dentro de un conjunto mayor. De esta forma, los sustantivos propios
singularizan la realidad a la que nombrar, individualizándola y distinguiéndola del resto de
elementos que pertenecen al mismo grupo o conjunto.
Por ejemplo, son nombres propios:
Ejemplos:
Carlos, Susana, México, Buenos Aires, Italia, Roma, Sevilla, Marta, Lucas, Javier, Mar
Atlántico, Pirineos, Valencia, Extremadura.
En esta otra lección de unPROFESOR te descubrimos ejemplos de sustantivos comunes y
propios para que, también, veas las diferencias.
Los sustantivos concretos
Los sustantivos concretos son aquellos que hacen referencia a objetos o elementos que
tienen un límite percibido por los sentidos; es decir, todas aquellas realidades que
podemos intuir a través de nuestros sentidos que tiene un límite en el espacio, el cual está
más o menos limitado.
Así, todas los sustantivos concretos nombran realidades percibibles por los sentido.
Algunos ejemplos de sustantivos concretos son los siguientes: carpeta, mochila, plato,
taza, puerta, ciudad, río, montaña, tejado, espejo, botella, libro, teléfono, cama,
calendario, escoba.
Los sustantivos abstractos
Frente a los sustantivos concretos, los sustantivos abstractos son todos aquellos nombres
que utilizados para referirnos a las realidades que no podemos percibir a través de
nuestros sentidos; es decir, los sentimientos y las ideas que conceptual izamos en nuestra
mente como algo abstracto, sin forma definida.
Así, nombres como amor, miedo, paz, soledad, libertad, alegría, tristeza, desconfianza,
amargura, compañía, indiferencia, decepción, ilusión, desilusión, costumbre, certeza,
incertidumbre.
En esta otra lección te descubrimos qué es el sustantivo abstracto.
Los sustantivos colectivos
Los sustantivos colectivos son aquellos sustantivos que designan un grupo o conjunto
de elementos que forman parte de la misma clase o categoría. La principal característica
de los sustantivos colectivos es que estos se utilizan siempre en singular, puesto que,
aunque se refieran a muchos individuos, nombran una única realidad.
Por ejemplo, la palabra "gente" es un sustantivo colectivo en español, porque, pese a
utilizarse en general, hace referencia a un conjunto de personas. De hecho, para saber si
un nombre es colectivo o no en español podemos hacer la siguiente prueba, que es
parafrasear su significado por la expresión "conjunto o grupo de"; por ejemplo, "gente"
sería "conjunto o grupo de personas".
Otros ejemplos de sustantivos colectivos son los siguientes: jauría, pandilla, rebaño,
ejército, alumnado, archipiélago, equipo, cardumen, fauna, manda, muchedumbre,
vocabulario, abecedario, bandada, discografía, maizal.
Los sustantivos contables
Los sustantivos contables son aquellos sustantivos que se pueden contar, es decir que es
posible delimitarlos y separarlos numéricamente unos de otros. Por esta razón, los
sustantivos contables admiten pronombres y determinantes numerales, y se refiere a
elementos que resultan tangibles o, al menos, mensurables.
Algunos ejemplos de sustantivos contables son los siguientes: árbol, bancos, bicicleta,
calcetín, cable, automóvil, metro, billete, anillo, collar, móvil, reloj, llaves, carpeta,
enchufe, abrigo, zapatos, televisión, botella, palabra.
Los sustantivos incontables
Frente a los anteriores, los sustantivos incontables son aquellos que no se pueden
individualizar, y por tanto, tampoco se pueden contar, debido a que son
inconmensurables. Sin embargo, aunque no podamos utilizar numerales, si podemos
emplear expresiones como "un poco de", "gramos de" o "una cucharada de".
Algunos ejemplos de los sustantivos incontables más conocidos son los siguientes: aceite,
agua, aire, amor, odio, alegría, aire, arroz, azúcar, mantequilla, frío, calor, juicio,
inteligencia, desconocimiento, mayonesa, miedo, nieve, música.
Gentilicios
La palabra Gentilicio es usada como sustantivo para referirse a los habitantes de cierta
región o país, es decir, una persona nacida en Venezuela es Venezolana, una persona
residente de Caracas es Caraqueño, un habitante de Argentina es un Argentino, todo
dependerá de la etimología empleada en la región, y a partir de ahí surgen infinitos
gentilicios de acuerdo a la integridad cultural y étnica del lugar.

Definición de gentilicio: La palabra gentilicio proviene del vocablo latino gentilicios, que es
derivado de gentilis y que significa tribu o familia. Esta palabra designa el origen de una
persona, es decir, el nombre de la localidad donde se nace, determina el gentilicio.

Como adjetivo, indica que el sustantivo calificado proviene de ese país, región o ciudad
por ejemplo: (esa estudiante de la Universidad de Palermo, En España, por lo tanto es
Española)
Ejemplos de gentilicios
 Afganistán: Afgano/a
 Alemania: Alemano/a
 Andorra: Andorrano/a
 Arabia Saudita: Saudí o saudita
 Argentina: Argentino/na
 Austria: Austriaco/ca
 Barbados: Barbadense
 Bélgica: Belga
 Bolivia: Boliviano/a
 Bulgaria: Búlgaro/ra
 Cabo Verde: Caboverdiano/na
 Camboya: Camboyano/na
 Camerún: Camerunés/sa
 Canadá: Canadiense
 Chad: Chadiano/na
 Chile: Chileno/na
 Ciudad del Vaticano: Vaticano/na
 Colombia: Colombiano/na
Patronímicos
El sustantivo patronímico son los derivados de algún nombre propio y habitualmente
terminan en -ez, pero también pueden terminar en az, iz, oz, uz. Una clara muestra de
estos sustantivos son los apellidos de origen español, los cuales se conformaron desde sus
orígenes a partir de nombres de pila.
Los patronímicos son sustantivos o nombres que sirven para designar el nombre propio,
sobrenombre y apellido que recibe el hijo tomando en cuenta el nombre de su padre (el
varón únicamente). Es decir, que son nombres que derivan de los nombres propios o de
pila del padre.

En la antigüedad se utilizaba para dar a notar o resaltar las cualidades del padre
heredadas al hijo, lo cual daba mayor renombre a las familias. En castellano son
comúnmente usados como apellidos.

Los patronímicos se distinguen de los matronímicos, es decir, los nombres o sustantivos


que provienen del nombre de la madre, por ejemplo: Cristinita de Cristina, Cristi de
Cristina, Lolis de Lola, Pastori de Pastora, etc.

Ejemplos

 Muchos ejemplos de sustantivos patronímicos:


 Fernández - Fernando
 Martínez - Martín
 Enríquez - Enrique
 Pérez - Pedro
 González - Gonzalo
 Ramírez - Ramiro
 Sánchez - Sancho
 Méndez - Mendo
 Dieguéz - Diego
 López - Lope
 Rodríguez - Rodrigo
 Pelayez - Pelayo
 Alvarez - Álvaro
 Hernandez – Hernán
Fabulas
EL LEÓN Y EL RATÓN

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó


a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y
rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado,
le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle
cumplidamente llegado el momento oportuno. El león
echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la


selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol.
Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del
león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos
y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las
cumplirán.

LA ZORRA Y LAS UVAS

Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver


colgando de una parra unos deliciosos racimos de
uvas, quiso atraparlos con su boca.

Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:

-- ¡ Ni me agradan, están tan verdes... !


Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no
eres capaz de alcanzar.
LAS RANAS PIDIENDO REY

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que


vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les
enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su


charca.
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se
escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el
leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada
la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande
desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose
sin descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde
Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y
devoró a todas sin compasión.

A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de
a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.
EL ÁGUILA Y LOS GALLOS
Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al
fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral,


ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se
subió a una tapia alta dándose a cantar con gran
estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde


entonces el gallo que había perdido la riña se quedo con
todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.
EL CABALLO VIEJO

Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a la


piedra de un molino. Al verse atado a la piedra,
exclamó sollozando:

-- ¡ Después de las vueltas de las carreras, he aquí a


que vueltas me he reducido !

No presumáis de la fortaleza de la juventud. Para


muchos, la vejez es un trabajo muy penoso.
Clasificación de los adjetivos
Clasificación de los adjetivos
Son posibles muchas clasificaciones según el punto de vista que se adopte. Es tradicional
la que distingue entre determinativos y calificativos. Resulta el siguiente cuadro:
Determinativos
Los determinativos sirven para determinar la extensión en que se toma el significado del
sustantivo. Son pronombres con función adjetiva (demostrativos, posesivos, indefinidos,
interrogativos) y numerales. Conviene advertir que tal definición de adjetivos es
puramente funcional, lo cual viene confirmado por R. Lenz que determina el adjetivo como
toda palabra variable que modifica o determina a un sustantivo.
Respecto de los adjetivos determinativos algunos gramáticos consideran que hay que
referirlos a los pronombres y numerales, porque tienen muchas particularidades como
clases de palabras. Los adjetivos también tienen muchos rasgos comunes con los
sustantivos, sin embargo los diferenciamos, como deberíamos diferenciar a los adjetivos
de los pronombres y numerales.
Calificativos
Los calificativos, que a veces se llaman adjetivos verdaderos, describen al sustantivo
expresando alguna cualidad del objeto: grande, rojo, joven, triste, etc. Algunos adjetivos
calificativos, en vez de manifestar directamente la cualidad del objeto determinado, se
limitan a expresar alguna cualidad que se aprecia en otro sustantivo, del cual suelen
proceder: poético, artístico, militar, político, legendario, etc.
En muchos casos el significado del adjetivo depende tanto de él como de los sustantivos
que modifica. Compárese, pues, la significación del adjetivo telegráfico en diversas
frases: red telegráfica, respuesta telegráfica, agencia telegráfica, clavo telegráfica,
orgenización telegráfica, mapa telegráfico, etc.
Los calificativos, a su vez, se subdividen en especificativos y explicativos, o bien,
epítetos. Los e s p e c i f i c a t i v o s restringen la significación del sustantivo
disminuyendo su extensión, individualizándolo. Si decimos los animales feroces queremos
concretar la cualidad de estos animales, distinguiéndolos de todos los demás de su
especie. Se sobretiende que el adjetivo feroces expresa una idea no contenida dentro del
concepto que tenemos del sustantivo animales, que lo mismo pueden ser mansos que
feroces. Estos adjetivos suelen ir pospuestos a los nombres.
Los adjetivos e x p l i c a t i v o s, en cambio, no restringen la significación del sustantivo,
sino la explican, expresándola como inherente al sustantivo, como algo, que se comprende
según la idea que nos hemos formado del objeto. Concebimos, por ejemplo feroz al
animal, fiero al león, manso al cordero, blanca la nieve, roja la sangre, azul el mar, negra
la desdicha, etc. Al mismo tiempo los adjetivos explicativos, o epítetos, ponen de relieve
estas cualidades inherentes del objeto. Suelen anteponerse a los sustantivos.
La distinción entre explicativos y especificativos es a veces dudosa y depende de la
intención del hablante. Compárense, por ejemplo: El profesor anciano y el anciano
profesor. El sustantivo profesor no supone implícita la cualidad de anciano y por lo cual se
considera especificativo y viene pospuesto al nombre. Pero en segundo caso la cualidad de
anciano aparece, para el hablante, como esencial del profesor y se emplea ya como
epíteto. Lo mismo si dijéramos el león fiero, el cordero manso, podríamos dar a entender
que los había sin estas cualidades. Entonces estos adjetivos pasarían a la categoría de
especificativos. Parece, pues, evidente, que el adjetivo pospuesto restringe la significación
del nombre.
En algunos adjetivos la colocación determina un cambio en el significado, mejor dicho, en
el efecto subjetivo para el que habla: grande, pobre, malo, bueno, simple, etc. El sentido
recto se conserva en los adjetivos pospuestos, mientras que en los antepuestos aparece
una nueva acepción más o menos figurada: un amigo pobre – la pobre madre; una
muchacha simple – por la simple razón; una escena triste – un triste sueldo; etc.
Ejemplos
Simpático Lento Rígidos
Simple Tenebrosa Hábil
Limpio Fuerte Especial
Impulsivo Intrépida Amable
Ansioso Redondo Moderno
Ruidoso Pequeña Delgada
Irresponsable Grande Maduro
Enfermo Grandes Curioso
Nueva Cordial Alto

Punto
El punto es un signo ortográfico que se usa principalmente como signo de
puntuación para marcar el final de un enunciado, párrafo o texto.
Es un signo circular de pequeñas dimensiones (.). Se escribe siempre junto al elemento
que lo precede, sea este una palabra, un número o cualquier otro signo, y separado por
un espacio del elemento que lo sigue.
El punto debe usarse, por un lado, por una cuestión sintáctica: se emplea para delimitar
enunciados y párrafos en un texto.
Pero, por otra parte, el punto también se relaciona el criterio que se emplee para la
organización de la información y la agrupación y jerarquización de las ideas en el texto,
para que este sea claro y coherente.
En este sentido, el uso del punto también responde al criterio del autor y la forma en que
este crea más conveniente o más ajustado a su propósito organizar la información en un
texto, según lo que pretende que los lectores interpreten.
El punto, dependiendo del tipo de unidad discursiva que se encuentre delimitando, podrá
recibir distintos nombres: punto y seguido, punto y aparte o punto final.
Asimismo, el punto puede usarse como signo de puntuación propiamente dicho o como
signo de abreviación (sr. EE.UU., etc.), así como con expresiones numéricas (1.2, 3.).
Tipos de punto
Existen tres tipos de punto dependiendo de su posición en el texto y su función: el punto y
seguido, el punto y aparte y el punto final.
Punto y seguido
El punto y seguido es aquel que se escribe al final de un enunciado a continuación del
cual, en la misma línea o renglón, se inicia otro enunciado. Es el punto que se utiliza para
separar enunciados dentro de un mismo párrafo.
Por ejemplo:
Una historia, cualquiera, se desvanece, pero la vida que ha sido rozada por esa historia
queda por toda la eternidad. El recuerdo se borra, pero queda otra cosa en su lugar.
César Aira. Una novela china (1987).
Punto y aparte
Se llama punto y aparte aquel que se pone al final de un párrafo a continuación del cual
se inicia otro enunciado en un párrafo nuevo. Es el punto que se usa para separar dos
párrafos distintos.
Por ejemplo:
—Nadie me entiende —dijo Esperanto.
Y abrió los ojos.
Y volvió a cerrarlos.
Ahora Esperanto regresaba desde el mismo sueño de siempre pero una cosa era más o
menos segura: esta vez no volvía al lugar de costumbre o, por lo menos, a alguno de los
posibles lugares de costumbre.
Rodrigo Fresán. Esperanto (1996)
Punto final
Como punto final denominamos aquel que se emplea al final de un escrito o de una
división relevante de este, como un capítulo o parte.
Por ejemplo:
No sonaron doce campanadas en las iglesias de París; pero dejó de nevar, y al día
siguiente brilló un frío sol.
Carlos Fuentes. Final de la novela Terra nostra (1975)
Cómo citar: Coelho, Fabián (s.f.). "El punto (.) - Qué es, Cómo se usa y Ejemplos".
En:Diccionariodedudas.com. Disponible en: https://www.diccionariodedudas.com/uso-del-
punto/ Consultado: 2 de abril de 2019, 07:04 pm.
LA COMA
La idea de coma se utiliza de múltiples formas de acuerdo al contexto. El término puede
referirse al signo ortográfico (,) que permite separar ciertos elementos en una oración:
interjecciones, vocativos, objetos enumerados, etc. También se usa para diferenciar entre
sentidos posibles y para establecer la anteposición de un elemento oracional.
Supongamos que una mujer le deja una nota a su esposo para avisarle que salió con sus
amigas y que regresará para la cena. En el texto escribe: “Fui a merendar con Marcela,
Ana, Carla y Magalí. Volveré antes de las 20 horas”. Como se puede advertir, la mujer
utiliza la coma para separar los nombres que enumera: Marcela (coma) Ana (coma) Carla
y Magalí.
Dependiendo de la oración, el uso de la coma en nuestro idioma puede resultar
absolutamente necesario para dar a las palabras el sentido justo; del mismo modo, la
omisión de ciertas comas puede alterar considerablemente el significado de un mensaje,
incluso volverlo opuesto al deseado. Por ejemplo: “las cajas que están sobre la mesa” no
tiene el mismo significado que “las cajas, que están sobre la mesa”; la primera frase habla
de “algunas cajas”, las que, a diferencia de las demás, “están sobre la mesa”, mientras
que en la segunda “solamente hay cajas en ese sitio, sobre la mesa”.
La necesidad de usar la coma en la comunicación escrita lejos está de ser un capricho de
los académicos, sino que se trata de un elemento fundamental de nuestra lengua, que
también afecta el modo en el que nos expresamosoralmente. En el habla, la entonación
de las dos frases expuestas en el párrafo anterior es muy diferente; a grandes rasgos,
podemos decir que en la segunda debemos hacer una pausa donde se encuentra la coma
y bajar unos cuantos tonos antes de continuar hablando.
En otros idiomas, como ser el inglés y el italiano, la coma también juega un papel muy
importante en la escritura y en el habla, aunque su uso difiere. Por esta razón, parte del
estudio de una lengua extranjera es aprender a usar los signos ortográficos, tanto los
que ya conocemos como los nuevos.
Este signo también puede usarse para distinguir, en un número, la parte entera de
la parte decimal. Por ejemplo: 3,5; 586,3; 98,569187.
Es sabido que en algunas partes del mundo se utiliza el punto en lugar de la coma para
separar los dígitos enteros de los decimales, pero esto no es correcto en nuestro idioma.
Sin embargo, dado que en Internet suele predominar el punto, es muy común encontrarlo
en artículos en español, incuso de periódicos y publicaciones de relativa importancia.
Coma, por otra parte, es una conjugación del verbo comer, que hace referencia a
la acción de masticar y tragar un alimento: “Mi madre no quiere que coma
hamburguesas porque dice que no son saludables”, “Creo que nada de lo que coma de
aquí al final de las vacaciones podrá superar esta excelente cebiche”.
En el ámbito de la medicina, se llama coma al estado caracterizado por la pérdida de la
capacidad para realizar movimientos voluntarios, de la sensibilidad y de la conciencia. El
concepto, en este caso, procede del vocablo griego kôma, que se traduce como “sueño
profundo”.
La persona que está en coma, por lo tanto, se encuentra inconsciente y no puede
moverse. Se trata de un síndrome vinculado a una alteración grave de las funciones del
cerebro.
Se denomina coma etílico al estado que provoca una sobredosis de alcohol. Por lo
general, el coma etílico sobreviene cuando el nivel de alcohol en sangre atraviesa los 300
mg/dl, aunque existan cierto factores relacionados directamente con la resistencia a esta
sustancia, como ser la edad del sujeto, su metabolismo, la cantidad que haya consumido
en un período dado y la variedad de bebidas que haya mezclado.

Localismos
Los localismos son palabras utilizadas en ciertas zonas geográficas y cuyo significado
solo es entendible íntegramente por la gente que vive o ha vivido en esa
tierra.A veces, esos vocablos tienen un significado distinto del original y en otras, se
utiliza un equivalente o sinónimo diferente en cada área. Vamos, que son términos de
muy andar por casa y que le decimos a alguien a quien conocemos y sabemos que nos va
a entender. ¿Os ha quedado claro qué son los localismos, dioses de la calle, o necesitáis
un sacrificio humano? Mejor un ejemplo:

Cuando en Castilla y León hay niebla y


temperaturas muy bajas, el campo se cubre de diminutos cristales de hielo blando, dando
lugar a paisajes blancos, como si hubiera nevado. En la zona de Valladolid se lo conoce
como cencellada, pero en Burgos lo llamarán carama.
Gonzalo Santonja, escritor y director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua,
cuenta qué son los localismos para él. Se declara un apasionado seguidor de los mismos,
ya que contribuyen a «enriquecer» el lenguaje, con «expresiones muy plásticas» y que
provocan una clara «fascinación» en quien las escucha por primera vez o no está
acostumbrado a utilizarlas. «El español vive en la pluralidad y hay una cosa que es
estupenda:en una conversación, por ejemplo, con un colombiano, tendrás la sensación de
que ellos hablan un lenguaje mucho más bello que el tuyo. Pero ellos pensarán lo mismo
de tu forma de hablar.
Las expresiones, las palabras específicas de una zona no impiden la comunicación, ni
siquiera molestan, sino que provocan una reacción de mutuo interés». Es, concluye
Santonja, uno de los grandes tesoros del español. Y vincula, en gran medida, la existencia
de estos vocablos, al contexto en el que se utilizan. «Cencellada es una palabra que creo
que solo he escuchado en Valladolid», explica.
Cómo escribir correctamente los localismos
Esto es sencillo, ¡oh, dioses del habla! ¿Cómo escribir correctamente los localismos que
salen de nuestra boca divina? Pues como escribiríamos cualquier otra palabra, excepto si
la queremos remarcar por algún motivo, bien porque nos interesa que el lector se fije en
que es un localismo, bien porque quien la dice tiene una forma especial de pronunciarla,
por ejemplo y queremos señalar eso. En tal caso, se utilizará la cursiva. Si el localismo
está mal dicho o escrito (a propósito, de todos es sabido que los dioses del habla son
dioses ortográficos también), se convierte en un vulgarismoy entonces también se
señalará mediante cursiva, como explica este artículo sobre el uso de las comillas y
cursivas.
Ejemplos
Arralado: Con miedo
Assa nigua: Que alguien está presumiendo
Atalaya: Controla o espera
Bien: Sustitución de la palabra sí
Burra: Camioneta
Cachito: Un poquito
Calentar la cabeza: Persuadir
Canche: Persona con el pelo rubio
Cantinear: Enamorar
Caquero: Que es creído

Concordancia
Se llama concordancia a la anuencia, el consentimiento o la correspondencia que existe
entre dos elementos. El término, que procede del latín concordantia, puede utilizarse en
diversos contextos.

Concordancia
En el ámbito de la gramática, la concordancia es la congruencia de tipo formal que debe
registrarse entre las informaciones flexivas de aquellos vocablos que están vinculados a
nivel sintáctico.

Lo que hace la concordancia gramatical es establecer la relación gramatical entre los


distintos constituyentes. Para esto apela a referencias cruzadas que llevan a cada palabra
a adoptar una cierta forma de acuerdo a los rasgos que determina otra palabra: ambas,
por estos rasgos, concuerdan.

El número y el género son dos de los rasgos que permiten el desarrollo de la concordancia
gramatical, que puede ser verbal, nominal o de otra clase. Para expresarse de manera
correcta, tiene que existir una concordancia entre los artículos, los adjetivos y los
sustantivos que forman una oración, por citar un caso.

Esto quiere decir que, si vamos a usar el sustantivo “casa”, por ejemplo, tendremos que
emplear también un artículo femenino y singular (“la”) y un adjetivo que resulte
concordante (como “grande”): “La casa grande”. Expresiones como “El casa grande”, “Las
casa grande” o “La casa grandes” no tienen concordancia.

En la música, la concordancia es la proporción que mantienen las diversas voces que, en


una composición, suenan juntas.
Se habla de concordancia genética, por otra parte, para aludir a la existencia del mismo
rasgo fenotípico en una pareja de individuos, por lo general de gemelos monocigotos
aunque también puede ser cualquier par e individuos que se encuentren en el conjunto
que está siendo estudiado.

Se le llama concordancia al estar de acuerdo en dos asuntos, o al vínculo lógico que existe
entre dos cosas.
La concordancia en gramática es la regla que obliga a que las palabras sintácticamente
vinculadas en una oración tengan una relación correcta, ya sea en género, número,
tiempo o modo, dependiendo de si es un sustantivo, un adjetivo, un verbo, etc.
Es decir que cuando un enunciado tiene concordancia, todos sus elementos variables
tienen que contar con el mismo número, género, persona y modo.
Tipos de concordancia:
Concordancia nominal: que consiste en la igualdad de género y número de los elementos
de la oración, principalmente del sustantivo.
Concordancia verbal: es la relación correcta de persona entre el sujeto (es el que lo
marca) y el verbo.
Concordancia por el sentido de la oración: es cuando la relación se da por medio de
vocablos, sin que existan reglas gramaticales.
Ejemplos de concordancia por el sentido de la oración:
Su alteza está enfermo.
Su alteza está enferma.
En la primer oración se habla del rey, en la segunda se habla de la reina. En los dos casos
existe concordancia.
Ejemplos de concordancia nominal:
El niño es juguetón, travieso y simpático.
Las canicas son redondas, divertidas y bonitas.
En estos ejemplos, los sustantivos (el niño y las canicas) son las que marcan el género y
número de las demás partes de la oración, en el primeroson masculino y singular, en el
segundo femenino y plural.
Ejemplos de concordancia verbal:
Juan cocina su comida todos los días.
Las alumnas cumplieron con su tarea.
En estos casos el sustantivo tiene concordancia con el verbo en cuanto a su tiempo y
número.
Ejemplos de concordancia:
El niño compró una paleta.
La pelota está muy bonita.
El caballo negro es veloz.
Cuando un texto no tiene concordancia se dice que tiene discordancia.

Vous aimerez peut-être aussi