Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Ton Salman1
Resumen
Partiendo de las expectativas y promesas que acompañaron la llegada al poder del MAS
y de Evo Morales, y revisando los tipos de derechos del ciudadano y su relación con la
democracia que distinguió Marshall, se entra en un análisis sobre cómo distintos
sectores de la población boliviana aprecian las medidas del actual gobierno en torno a
dimensiones de la democracia social, la democracia pluricultural y la democracia
liberal.
Palabras claves
Democracia, democratización, Bolivia, MAS, derechos, derechos sociales,
interculturalismo, democracia liberal
Introducción
Fue una de las promesas más destacadas de las campañas del MAS y de Evo Morales en
2005 y 2009: renovar o incluso reinventar la democracia boliviana, la democracia que
había venido a menos por la corrupción, exclusión de sectores poblacionales “de
segundo rango”, elitismo, sumisión a prescritos neoliberales de poderes extranjeros, y
sordera para las quejas y los clamores de la población. Incluso, la promesa se tradujo en
el lema del nuevo gobierno: una revolución democrática y cultural.
Prolegomena conceptual
En los años 50 del siglo pasado, T.H. Marshall distinguió tres tipos o generaciones de
derechos del ciudadano que cualquier democracia consolidada debería respetar: los
derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales (Marshall, 1965; Lister y
Wincott, 2003: 201). Por considerar que el énfasis en esta triada estaba en el individuo
como único posible portador de derechos, críticos en los años 80 y 90, añadieron una
cuarta generación, o una cuarta dimensión de derechos: los derechos colectivos (Prats,
2009: 124-128; Assies, Van der Haar y Hoekema eds., 2000). Tomamos estos cuatro
tipos de derechos como nuestro punto de partida para ver porqué la gestión del actual
gobierno satisfizo a algunos y desilusionó a otros, y qué tiene que ver con las
expectativas que distintos sectores de la población tenían en torno a la renovación
democrática prometida.
Pero antes de entrar en este análisis, presentaremos un pequeño resumen sobre estos
cuatro tipos de derechos. Los derechos civiles, así arguyó Marshall, involucran los
derechos de libertad del individuo: basándose en la igualdad ante la ley y ante los demás
ciudadanos, destaca la libertad de la persona, de hablar y expresarse, de pensamiento,
filosofía o conciencia y de religión; respecto a la propiedad, a concluir contratos con
otra persona, y a la justicia. Este último elemento es clave en el modelo de Marshall,
porque implica el derecho de defender sus derechos frente a los demás en base a la
igualdad, y por medio de un proceso por ley, que garantiza la imparcialidad y combate
privilegios o la posibilidad de dar ventaja a unos sobre otros en base de género, apellido,
ingreso o cualquier otro criterio. Así, la justicia es la institución directamente asociada
con estos derechos civiles.
Los derechos políticos tratan del derecho de participar en la ejecución del poder político
en el entorno local y nacional del ciudadano, como electo en algún cuerpo de autoridad
política, es decir como electores de los miembros de tales cuerpos. Es, en otras palabras,
el derecho de participación y en este sentido el fundamento de la idea democrática. Aquí
otra vez se trata de un derecho igual ante todos los demás ciudadanos. Las instituciones
correspondientes son los parlamentos y consejos municipales, pero la base es el derecho
a la voz y al voto, a la democracia como forma de gobernanza de la comunidad o
sociedad.
Los derechos sociales tiene que ver con el derecho a una vida digna económicamente.
Es, dice Marshall, el derecho a la herencia y disfrute de una parte proporcional de la
riqueza del país, a una vida digna según, obviamente, el nivel de desarrollo económico
de un país. Como mínimo, sin embargo, articula el derecho a una vida con las
necesidades básicas cubiertas. Este derecho, enfatiza, es crucial para que los
ciudadanos estén en condiciones de disfrutar y ejercer los derechos cívicos y políticos,
en otras palabras, de efectivamente poder participar en la sociedad. Las instituciones
correspondientes son la educación, servicios de salud y la previsión social. Reitero que
estos derechos, así también destaca Marshall, posibilitan el ejercicio y disfrute de
derechos civiles y políticos: un hambriento o mal nutrido, un ciudadano sin techo o
analfabeto, carece de la mínimas condiciones para vivir libertades o participar en lo
político.
Así, dice Marshall, se puede distinguir tres generaciones de derechos que nacieron
respectivamente en los siglos XVIII, XIX y XX, esto basado en una reconstrucción de
la historia británica para llegar a tal aseveración. Este elemento, más varios otros,
llevaron a una serie de críticas hacia su modelo. De estas críticas nació la sugerencia
para distinguir una cuarta dimensión de derechos.
El Estado tiene, según los defensores de esta idea, la obligación de proteger dichos
grupos, asegurar su acceso a todos los derechos y servicios y, de acuerdo a algunos
teóricos, en los casos en que corresponde, respetar su cultura y facilitar su auto-
regulación 2.
El segundo campo era el referido a las relaciones étnicas (Ramírez, 2009). Aquí,
obviamente, están en juego los derechos colectivos, la cuarta dimensión de derechos. La
queja principal de una serie de movimientos sociales aliados del MAS, especialmente
los de carácter étnico, era la persistente exclusión de pueblos indígenas de posiciones de
poder o influencia en lo político, en ministerios y en general en asuntos de su interés.
Exigían una revalorización de sus tradiciones y culturas, y su presencia e influencia en
el diseño y las formas de gestión del nuevo Estado, el Estado Plurinacional. Ya no
estaban conformes con un reconocimiento legal, con el reconocimiento de territorios
indígenas o de la pluriculturalidad (reforma constitucional de 1994). Querían un rol más
pleno en el “edificio” estatal y el futuro boliviano.
Estos movimientos étnicos desarrollaron un discurso cada vez más asertivo sobre
derechos étnicos y colectivos, sobre autonomías, sobre justicia y democracia
comunitaria, y sobre un rol para sus cosmologías, normas y procedimientos en el diseño
de la institucionalidad estatal, de los canales de participación política y en el campo
público (Mayorga, 2011: 108-110; Tapia, 2011: 31-43; Prats, 2009: 77-98; Iraegui,
2012: 224-231; Crabtree y Chaplin, 2013: 40-41).
Los sectores más expectantes de este tipo de renovación democrática fueron los pueblos
indígenas o por lo menos aquellos ideológicamente afines a discursos sobre la
revitalización de sus culturas, el reconocimiento de sus normas y procedimientos, su
autodeterminación, sus autonomías y la justicia comunitaria. Allí pertenece el
vocabulario de la democracia comunitaria, la inter con intraculturalidad, la autonomía
indígena, el vivir bien y, obviamente, la consulta previa. Los pobres no-indígenas, como
los colonizadores (ahora interculturales), los sin tierra, algunos sectores de los
cooperativistas mineros, los informales, los asalariados fabriles y urbanos y los
maestros, verbalmente apoyaron estas demandas, pero sus prioridades eran otras:
estaban más en torno a derechos sociales que en torno a derechos colectivos culturales.
Lo mismo va para grandes partes de los profesionales progresistas urbanos.
Los puntales de este tipo de innovación democrática fueron en primer lugar estos
sectores profesionales urbanos. Y el MAS también logró ganar su apoyo, tanto en 2005
como en 2009. Algunos dicen gracias a Álvaro García Linera, otros dicen gracias a la
total putrefacción que, en ese entonces, caracterizó a la camarilla de Acción
Democrática Nacionalista (ADN), Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR),
Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Nueva Fuerza Republicana (NFR) y
otros. Parece plausible, sin embargo, que este tipo de innovaciones democráticas no
fueron las prioridades de los pobres, los indígenas, ni la mayoría de los movimientos
sociales que apoyaron al MAS.
Los sectores satisfechos con estas medidas democratizadoras son los sectores de menos
recursos. Los campesinos que reciben luz y agua potable, y buenos precios para su papa
y quinua, los ancianos que reciben su bono dignidad, las madres que obtienen su bono
Juana Azurduy, muchos empleados públicos (aún cuando demandan más) por sus
aumentos salariales, los que trabajan en la edificación y la construcción de nuevas
carreteras porque hay empleo, los cooperativistas porque obtienen privilegios a cambio
de su apoyo político, los fabriles por un aguinaldo extra, todos aquellos y muchos más
apoyan la gestión del gobierno. Para ellos, el campo de la democratización étnica y la
expansión de derechos civiles y políticos es de importancia secundaria; la democracia,
antes que nada, tiene que entregar lo más importante: pan, protección, ingreso (Baviskar
y Malone, 2004). Ellos, por lo general, aprecian la democratización que se realizó en
este campo.
Los que critican la falta de democratización en este campo son, en primer lugar, los
profesionales urbanos progresistas, los intelectuales, periodistas, artistas y otros. El
autoritarismo les molesta. Esto molesta mucho menos a los beneficiarios de las nuevas
políticas socioeconómicas. Sobre “autoritarismo” no se escucha muchas quejas de
cocaleros, cooperativistas, interculturales, transportistas, maestros o la COB. La
ampliación y profundización de la democracia liberal, enfatizando derechos civiles y
políticos universales, no es su primera preocupación.
Discusión
Una ampliación, profundización o “culturalización” de la democracia resulta ser no un
solo proceso, sino varios procesos a la vez. Entran distintas “capas” de democracia y
democratización. Las propuestas y promesas del MAS para hacer más real, más
participativa, más “plural” la democracia boliviana contemplaron varios aspectos o
campos, y fueron selectivamente trabajados, realizados y apreciados por distintos
sectores de la población. Por eso, también los resultados de más de siete años de
gobierno del MAS provocaron diferentes reacciones entre la población boliviana. No
busqué realizar una evaluación sobre qué buena, o que exitsa o si ha fracasado la
política democratizadora del MAS. Más bien me interesaba explorar qué tipo o
dimensión de medidas y reformas en torno a la democratización provocaron qué tipo de
aprecio, rechazo o indiferencia entre distintos sectores del electorado del MAS.
Bibliografía
Assies, Willem
2010 Bolivia’s New Constitution and its Implications, en Adrian Pearce (ed.), Evo
Morales and the Movimiento al Socialismo in Bolivia – The First Term in Context,
2006-2010. London: Institute for the Study of the Americas
Axtmann, Roland
2003 Understanding Democratic Politics. London/Thousand Oaks/New Delhi: Sage
Publications.
Ayo, Diego
2007 Democracia boliviana – un modelo para (des)armar; 32 entrevistas realizados
por Diego Ayo. La Paz: Oxfam/FES/ILDIS.
Held, David
2006 Models of Democracy. Cambridge: Polity Press.
Klein, Herbert,
2010 The Historical Background to the Rise of the MAS, 1952-2005, en Adrian Pearce
(ed.), Evo Morales and the Movimiento al Socialismo in Bolivia – The First Term in
Context, 2006-2010. London: Institute for the Study of the Americas, 27-61.
Lievesley, Geraldine
1999 Democracy in Latin America, Manchester/New York: Manchester University
Press.
Madrid, Raúl
2012 The Rise of Ethnic Politics in Latin America, Cambridge: Cambridge University
Press
Mayorga, Fernando
2007 Encrucijadas – Ensayos sobre democracia y reforma estatal en Bolivia. La Paz:
Editorial Gente Común/ CESU/UMMS.
Mayorga, Fernando
2011 Dilemas, Ensayos sobre democracia intercultural y Estado Plurinacional.
Cochabamba/La Paz: CESU-UMSS, Plural
Peeler, John
2004 Building Democracy in Latin America. Boulder: Lynne Rienner Publishers.
Philip, George,
2003 Democracy in Latin America. Cambridge: Polity Press.
Postero, Nancy
2010 The Struggle to Create a Radical Democracy in Bolivia, en Latin American
Research Review, 45(4), 59-78.
Prats, Joan
2009 Por una izquierda democrática – escritos pensando en Bolivia. La Paz; Plural.
PNUD
2010 Los cambios detrás del cambio. Desigualdades y movilidad social en Bolivia. La
Paz: PNUD.
Salman, Ton
2012 “The MAS six years in power in Bolivia”, en European Review of Latin American
and Caribbean Studies 92, 89-98.
2011 “Customary law in search for balance: Bolivia’s quest for a new concept of
“rights” and the construction of ethnicity”, en Canadian Journal of Latin American and
Caribbean Studies, 36(72), 111-143.
2011 “Ciudadanía étnica, ciudadanía civil, sus tensiones y su reconciliación. El caso de
Bolivia” en Eduardo Córdoba (comp.) Estado plurinacional, institucionalidad y
ciudadanía. Cochabamba: CESU-UMSS, Ciudadanía, UMSS, ASDI, AEB, 79-94.
Sen, Amartya
2001 ‘Democracy as a Universal Value’, en: Diamond, Larry and Marc F. Plattner
(eds.): The Global Divergence of Democracy, Baltimore/London: The John Hopkins
University Press/National Endowment for Democracy, 3-17.
Squires, Judith
2003 Pluralism – Difference, en Axtmann, Roland, 2003, Understanding Democratic
Politics. London/Thousand Oaks/New Delhi: Sage Publications, 72-81.
Tapia, Luis et al
2008 Bolivia, 25 años construyendo la democracia – Visiones sobre el proceso
democrático en Bolivia 1982-2007. La Paz: Vicepresidencia del Estado: CIDES/UMSA,
fBDM, FES-ILDIS, PADEP/GTZ, Idea Internacional, PNUD-Bolivia.
Tapia, Luis
2011 El estado de derecho como tiranía. La Paz; CIDES-UMSA.