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Los servicios eco sistémicos son literalmente, servicios que aportan especialmente
los ecosistemas con elevados grados de biodiversidad y endemismo en beneficio de las
comunidades y habitantes que integran los ecosistemas (De la Barrera, Bachmann-
Vargas, & Tironi, 2015, pág. 2). En el caso de los Fundos El Carmen y El Rebaño, el bosque
esclerófilo (como ecosistema exclusivo del Chile Mediterráneo Central) sostiene una
gran biodiversidad que aporta una significativa cantidad de servicios ecosistémicos a
Quilpué y sus habitantes.
Estos aportes han sido cualificados y cuantificados (local y globalmente) (Navarro
Aracena, 2015) (Fagandini & Villanueva, 2012) (Rodríguez García , y otros, 2016), son
directos e indirectos (generalmente intangibles). Además estos servicios fueron
clasificados por el MMA( Ministerio de Medio Ambiente) según su función ecológica
(ecosistémica) en cuatro categorías: servicios de aprovisionamiento, servicios de
regulación, servicios culturales y servicios de hábitat. La primera apunta a fuentes
alimentarias, materiales (fibras, madera), “medicinales”1. Son los más sencillos de
evaluar de forma pecuniaria.
1
Existe acá cierta contradicción entre la consideración de recursos medicinales como materiales
tangibles, puesto que, a nivel de su uso, en Chile se intensifica como beneficio vinculado a la medicina
indígena/popular/ecológica y no por su componente activo”. En este sentido los estudios culturales o
Los servicios de regulación son todos aquellos que permitan la reproducción de
los servicios de aprovisionamiento tales como la polinización, la mantención del suelo,
etc. Los servicios de hábitat o de regulación favorecen el control de la temperatura,
como por ejemplo un bosque regulará efectivamente el clima de todo el ecosistema, así
como la erosión de los suelos. etc... La valoración de los servicios ecosistémicos de
aprovisionamiento y regulatorios del bosque esclerófilo mediterráneo del Chile Central,
Fundo el Carmen y Fundo el Rebaño, han sido relevante en estudios cuantitativos para
múltiples entidades, investigadora(e)s. En los últimos años varias han sido las
referencias a la importancia singular y global de la valoración de la biodiversidad de la
zona, (Fagandini & Villanueva, 2012) (Navarro Aracena, 2015) (Mary T. K. Arroyo, 2006)
(Simonetti, Grez, & Bustamante, 2002) (Pliscoff, 2002) (Vidal Bravo &
Zamorano Carreño, 2016).
Por último y tal vez los menos estudiados desde las áreas científicas afines
(biología, botánica, geografía, etc) y desde donde han emergido carencias
metodológicas para su abordaje son los servicios ecosistémicos culturales. Sus estudios
cuantificables tienen que ver con el turismo sustentable y recreacional. Sin embargo,
sus funciones indican según UNESCO: “corresponden a los beneficios otorgados
mediante el goce espiritual o estético, la transmisión de tradiciones e identidad, la
creación de conocimiento y el valor educacional y recreativo, entre otros”. Los servicios
ecosistémicos culturales de estos dos fundos, se han vinculado más en su valoración a
estudios arqueológicos, históricos, a organizaciones comunales y habitantes de la
comuna, que sin embargo tampoco han podido cuantificarlos(comercialmente) y por
tanto su impacto en la conservación ha sido menor.
En este sentido la gestión actual de los servicios ecosistémicos responde
fundamentalmente a un criterio de distribución espacial y de sus índices de
representatividad, así como de la valoración comercial y no comercial de estos
ecosistemas. (Rodríguez García , y otros, 2016, pág. 2). Los no comerciales representan
generalmente parte de servicios ecosistémicos culturales.
socio culturales(antrópicos) son parte de la recomendación para los estudios en áreas científicas de los
servicios eco sistémicos. (De la Barrera, Bachmann-Vargas, & Tironi, 2015, pág. 12). Esta la consideramos
más bien una botánica comercial.
Así los mecanismos de valoración para conservación de la biodiversidad se han
convertido en la principal preocupación y prioridad reconocida por: la comunidad
científica (fundamentalmente económica pecuniaria), las organizaciones de lucha por la
defensa de la biodiversidad del territorio (económica de supervivencia, educativa,
identitaria), y atendido provisionalmente por el mundo político de la planificación
urbana provincial y comunal. En este sentido lo que se observa a nivel de los estudios
locales no es distinto a una mirada panorámica de los estudios en torno a los servicios
ecosistémicos (De la Barrera, Bachmann-Vargas, & Tironi, 2015)observándose un interés
en la biodiversidad y sus cualidades (económicas, culturales, y patrimoniales) que
incluso a nivel global han sido relevados por múltiples organizaciones internacionales de
tipo ONG (WWF, UNESCO entre otras) (Zavala, Un tesoro escondido: Bosque Esclerófilo,
2017), que son muy influyentes en la opinión pública internacional pero que presentan
resistencia en los hechos concretos para su conservación pública y privada (gobernanza).
Las dificultades en torno a la puesta en valor de la conservación de “la matriz de
Biodiversidad” (Simonetti, Grez, & Bustamante, 2002)es que sigue estando
fundamentalmente en terrenos privados lo que hace difícil su conservación través de
organismos público como el MMA (Simonetti, Grez, & Bustamante, 2002) es el caso del
Fundo El Rebaño y El fundo El Carmen. A demás y conociendo las necesidades de la
sociedad contemporánea entorno a los beneficios de la matriz de biodiversidad
(aprovisionamiento, regulación, hábitat y cultural), no parecen ser atractivos para el
privado, ni para los organismos de proyección urbana local en conjunto a los gobiernos
municipales, que ponen el acento en otras prioridades comunales o en el caso de los
propietarios en otros negocios.
Dicho en otras palabras, esta urgencia ecosistémica de conservación no ha sido
atendida por el mundo privado terrateniente del Fundo El Carmen(UC) y El Rebaño (Ossa
y herederos), quienes no ha considerado la valorización económica ecosistémica más sí
en otros ámbitos como el mercado inmobiliario. En este caso los indicadores de
crecimiento económico tangibles son los que aún comandan las prioridades para los
privados respecto a que conservar, pero también para gobiernos nacionales y
comunales (prioridades gobiernos comunales) (CONAMA, 2008, pág. 434) cuestión que
los estudios de economía ambiental local solo ayudan a relativizar parcialmente
(Fagandini & Villanueva, 2012).2 En este sentido se presentan graves contradicciones
entre el reconocimiento científico de estos servicios y las acciones concretas para su
conservación.
La dificultad estriba en que algunos servicios de mayor valor, son invisibles aún
para los mapeos de servicios a valorar (aquí incluimos intangibles, culturales) y por tanto
su cuantificación sigue siendo más difícil (Fagandini & Villanueva, 2012, pág. 28) de
valorar económicamente, y por tanto no existen mercados para ellos, y en este sentido
aparecen como menos atractivos al mundo privado y público en términos de beneficios
directos3.
Es importante resaltar que los países que han tenido resultados favorables en la
apreciación y conciencia ciudadana de los valores de la biodiversidad, presentan, por
ejemplo, una población que demostraba mayor conciencia acerca de temas ambientales
(más educación), menores niveles de pobreza, una infraestructura de apoyo para la
conservación y agencias ambientales bien establecidas (Rivera & Vallejos-Romero,
2015).
Sin embargo, esta discusión sobre la valoración, la conciencia del habitante
respecto a la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos, así como la capacidad y el
interés/desinterés del mundo privado y público en su conservación comienza a
tensionarse, en un contexto donde el cambio climático es inminente y la mayoría de los
terrenos con significativo valor por su biodiversidad son en la actualidad privados. Por
otro lado, hay que recalcar que el interés investigativo general en Chile respecto a la
valoración ecosistémica está puesto en la mayoría de los casos al desarrollo y
optimización de metodologías para la valoración económica de estos recursos. En el
caso del Fundo el Carmen y El Rebaño (De la Barrera, Bachmann-Vargas, & Tironi, 2015)
(Rivera & Vallejos-Romero, 2015) (Navarro Aracena, 2015) (Vidal Bravo &
Zamorano Carreño, 2016).
2
“…Las teselas con mayor valor económico están asociadas a los servicios de no uso, mientras que
las de menor valor están vinculadas al servicio de provisión de alimento y fibra” (Fagandini & Villanueva,
2012)
3
“…la inexistencia de mercados que reflejen e internalicen adecuadamente el valor de los distintos
servicios que la biodiversidad provee a la sociedad. Existen una serie de bienes y servicios que los
ecosistemas proveen, que pasan por el mercado, tales como los alimentos, pieles, frutas, semillas, agua,
etc., que luego son consumidos o comercializarlos y que tienen un valor directo que puede ser
representado por el precio de mercado (CONAMA, 2008, pág. 434).
En este sentido son de especial importancia los aportes a la conservación de la
comunidad que habita el lugar, lo que da evidencias de que su conservación actual está
también asociada a pequeñas comunidades periurbanas o rurales herederas de un
modo de supervivencia rural o a grupos de defensa ambiental que han sido
fundamentalmente ignorados por el gobierno local, tal vez por la falta de evidencia de
estos indicadores económicos.
La agricultura de supervivencia de las familias que habitaron desde principios del
siglo XX en estos fundos probablemente llevó a la conservación de parte importante
de la biodiversidad del sector. Las familias que habitaron este sector reconocieron en
ella efectos beneficiosos para la agricultura, lo que hoy se conoce en el ámbito científico
como servicios ecosistémicos de regulación o mantención.
Yo la arreglo, con pura tierra de hoja. Tierra de hoja de peumo. Yo traigo un tarro,
la harneo. Molidita la echo, pero no le hecho guano…Mire ese es peumo, pero no
se pueden cortar los peumos verdes tampoco. Está penado por la ley… solo que se
caigan de viejos, ahí se ocupa.
En este espacio llevo cuidando 38 años, yo soy la que cuida aquí en este lugar, fuera
de los otros primeros que estuvieron. Estuvo don Lucho Pérez, ahora nosotros. Está
penado por la ley, yo veo que el cabro (nuevos vecinos) está cortando voy bajo a la
municipalidad y llamo a los pacos para que se los lleven preso. Estos árboles son
nativos. No le hacen daño a nadie, no le piden agua a nadie, mire el molle como
está...
¿Acá en esta parte que sembraban? (le señalo la terraza que colinda con la
quebrada de los bellotos del norte)
En esta parte de acá abajo pura papa, ahí maíz con poroto. Tomate arriba y ahí
donde vivo yo, ahí se hacían las hortalizas.
¿Y está quebrada (le señalo la quebrada de los bellotos del norte) estaba igual?
Era penado, que no cortaran, que no cortaran molle verde, que no cortaran peumo
verde... No hacían tantos calores como hace ahora. Había harta agua para regar,
entonces se regaba todos los días regaba mi marido. Con el agua de arriba, (señala
hacia el norte) vienen de arriba, vertientes que vienen por las quebradas.