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SALOM�

Para agradar al sofista griego


Salom� le ofreci� en bandeja de oro
la cabeza de Juan el Bautista.
Pero el sofista se mostr� indiferente a su amor.

�Salom�, dijo el joven,


�lo que yo deseaba es que me trajesen tu cabeza�.
�l lo dijo bromeando.
Pero al d�a siguiente uno de sus criados le trajo

la rubia cabeza de su favorita


En una bandeja de oro.
El sofista, absorto en sus estudios,
hab�a olvidado aquel deseo de ayer.

Contempl� la sangre que goteaba, y sinti� pesar.


Orden� entonces que se llevasen aquellos restos sangrientos
de su vista, y continu�
leyendo los Di�logos de Plat�n.

Konstantino Kavafis

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