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UNIVERSIDAD DE ARTES, CIENCIAS Y COMUNICACIÓN

Bachillerato de Formación General


Programa Especial de Titulación PET
Modalidad Presencial

PROYECTO TESINA

CALIDAD DE APEGO EN NIÑOS QUE SON INSTITUCIONALIZADOS Y


DADOS EN ADOPCIÓN (DE LOS 0 A LOS 2 AÑOS) Y LOS ASPECTOS
LEGALES LIGADOS AL PROCESO
ESTUDIO EXPLORATORIO DESCRIPTIVO

Profesora Guía: Claudia Rondini

Alumnos:
Solange Lecaros A.
Carlos Muñoz C.
Myriam Labrín Y.

Santiago de Chile 2008


Índice

Pág.
Introducción 3
Objetivos Generales 6
Objetivos Específicos 7
Marco Teórico 7
El Apego 7
Definición del Constructo 7
La figura Materna 8
La Relación Diadica 9
Plano General (Ley de Adopción) 10
Menores en Situación de Adopción 11
Consideraciones Psicosociales 12
Las Posibles Falencias que se Desprenden en Cada Área 14
La Adopción y las Leyes en Chile 14
Apego Inseguro o Desorganizado 15
Visión de Lecanelier en Relación a los Niños Institucionalizados 17
Áreas de Vulnerabilidad 17
Teoría Ecológica de Sistemas Según Urie Bronfembrenner 18
Desarrollo Biológico, Psicológico y Social del Niño 20
Instituciones que Regulan el Proceso de Adopción en Chile 21
Fundación Chilena de la Adopción 22
Fundación San José para la Adopción Familiar Cristiana 22
La Adopción a edad temprana: Una Necesidad 23
Adopción Temprana: Una necesidad para los niños y padres 25
Conclusiones 29
Bibliografía 32

2
Introducción.-

En la actualidad, existe un creciente énfasis en la conceptualización del desarrollo


socio-afectivo de los niños, lo cual se refleja en un sinnúmero de teorías y estudios
relativamente recientes elaborados en relación al Apego y al cuidado temprano
(Lecannelier 2004; Lira 2006). Sin embargo, la mayoría de estas investigaciones
se han centrado en contextos no institucionalizados (fuera de los hogares de
adopción) dejando fuera a aquellos niños que, por estar separados de sus padres,
no cuentan con figuras de apego significativas que propias de esta edad
(Calcagni, Hepp, Ortiz, Reyes & Robles, 2007). Por esta razón, como tema de esta
tesina, se ha elegido la calidad del Apego en niños que son institucionalizados
dados en adopción (de los 0 a los 2 años), y los aspectos legales ligados al
proceso.

Existen dos aspectos sobre el Tema que cabría revisar para un abordaje más
acabado de la problemática planteada.

1.- La ampliación de los cuidados de los menores, hacia otras necesidades


además de las biológicas implica invertir más en las instituciones de cuidado, lo
cual resulta problemático, debido a que no pueden desviarse recursos desde
áreas como la alimentación, salud e higiene. Además, dichos recursos tampoco
son susceptibles de ser invertidos sobre las potenciales carencias psicoafectivas
de los infantes institucionalizados, dado que, a la base de las instituciones de
adopción, existe una mentalidad biomédica (Asún, 1994), que enfatiza la
satisfacción de las necesidades clínicas y biológicas de los niños, en desmedro de
una mayor atención a los aspectos psicológicos y socio-afectivos que se han
demostrado necesarios para el desarrollo normal e integral del niño.

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Hay pequeños avances respecto al problema. La incorporación de nuevos aportes
teóricos provenientes de la psicología en relación a los niños institucionalizados,
han ido poniendo en evidencia que tanto las necesidades afectivas, cognitivas y
sociales deben satisfacerse a la par de las necesidades médicas para un
desarrollo satisfactorio. La consideración de los aspectos psicológicos
involucrados en la situación ha sido lenta porque, tal como se mencionó
anteriormente, se requiere de la inversión de nuevos recursos, los cuales muchas
veces no se encuentran disponibles. Sin embargo, algunas instituciones han
tratado de dejar atrás el carácter exclusivamente centrado sobre las necesidades
físicas de los sujetos, enfatizando ahora también la necesidad de prevenir las
posibles consecuencias negativas de la institucionalización a nivel psicológico.
Sin embargo, estos esfuerzos, no constituyen la norma para la mayoría de las
instituciones de adopción.

2.- Es importante la implementación de la nueva ley de adopción, promulgada el


año 1999, en la que se refleja el cambio de objetivos y enfoque del proceso de
adopción , tomando más en cuenta las necesidades del niño que será adoptado, y
no tanto las de las familias adoptivas.

Cabe señalar que en la actualidad existe una discusión teórica respecto a las
reales consecuencias que tiene el problema del que nos ocupamos, pues si bien
está claro que, en la mayoría de los casos, los niños presentan problemas
psicológicos de algún tipo posterior a su integración a la nueva familia
(Lecannelier, 2006), no se tiene claro cuán reversibles son estos daños y
dificultades.

Todo esto da margen para que el tema debe ser abordado con amplitud de
criterios y desde distintas disciplinas. En este contexto, se enfocará el trabajo en
un grupo objetivo, a saber, lactantes de 0 a 2 años, que permanecen
institucionalizados. Esto, porque la mayoría de los niños que están en
instituciones, son adoptados dentro de los primeros años de vida, y porque es en

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esta etapa en la que se forman los primeros vínculos afectivos, dando origen a un
modelo de apego específico en el niño.
En este proceso (formación del apego), la familia es un agente socializador de
fundamental importancia, en tanto transmite al menor las tareas que deberá
cumplir en sociedad de manera progresiva, sobre todo en los primeros estadios de
la vida lo que le permite al niño “establecer más firmemente los nuevos
aprendizajes, integrar los nuevos aprendizajes con los antiguos, y organizar
lentamente su mundo interno” (Cruces, 1984).
De esta manera, Jonson (citado en Bralic, Haeussler, Lira, Montenegro &
Rodríguez, 1978) señala que la primera infancia es el momento más importante
del proceso de socialización, ya que allí comienza la identificación personal: el
niño establece la diferenciación entre él y los demás. En este proceso la madre es
el principal agente socializante. Es aquí donde se instaurará la personalidad del
niño, la que se estructurará casi exclusivamente a merced de las experiencias
positivas y negativas de dicha etapa. En este contexto, el tipo de ambiente social
(y material) en el que el niño nace y crece adquiere una enorme importancia en
cuanto constituye la fuente de estímulos y experiencias que determinarán su
desarrollo normal o desviado. Se puede entonces suponer y reconocer la
vulnerabilidad del niño en este momento de su desarrollo.
Estudios realizados con niños que han sido criados en instituciones muestran que
“La institucionalización implica para el niño la ocurrencia simultanea de varias
condiciones negativas. Entre ellas, se destacan en primer término, la separación
del niño de su madre y la carencia subsecuente de otras figuras que sustituyan
social y afectivamente el rol materno…” (Bralic, Haeussler, Lira, Montenegro y
Rodríguez, 1978). Se ha evidenciado que dichos niños pueden llegar a tener
alteraciones en diversas áreas de desarrollo psíquico: rendimiento intelectual,
lenguaje y conducta emocional y social (Bralic et al, 1978).
En algunos casos estos efectos y reacciones frente a la institucionalización
pueden persistir hasta la adolescencia manifestándose en características
anormales de la personalidad. Algunos autores han observado que ciertos niños
con antecedentes de institucionalización presentan rasgos tales como, apatía,

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indiferencia, superficialidad en las relaciones interpersonales (Bolwlby, 1944).
Pueden caracterizarse por una menor capacidad para aceptar normas sociales,
junto a un deficiente desarrollo del sentimiento de culpabilidad, mayor agresividad
e impulsividad (Goldfarb, 1978 en Bralic et. al., 1978)

Con el objetivo de comprender la realidad del grupo en cuestión, se investigarán


teorías que describan el desarrollo socio afectivo esperable en un niño dentro del
rango etario especificado, para luego contrastarlo con el caso de infantes dentro
de instituciones de adopción, e identificar así posibles consecuencias negativas
de la institucionalización en el ámbito del apego (Bowlby, 1998), tanto en
condiciones de no vulnerabilidad, como en condiciones de riesgo.
También se estudiará, a grandes rasgos, el marco legal que rige los procesos de
adopción y el operar de las instituciones y fundaciones Chilenas que se dedican a
este tema. De esta manera, se pretende abordar la problemática desde distintas
perspectivas, la psicológica y la legal, y así proveer de un panorama más amplio
sobre el tema en análisis.

Objetivos Generales:

▪ Describir y analizar, desde el punto de vista psicológico, la vulnerabilidad de


los niños institucionalizados en la relación a la Teoría del Apego de Bowlby,
centrándose en el caso de niños de 0 a 2 años de edad.
▪ Describir y analizar, desde el punto de vista legal, el panorama de la
adopción en Chile, centrándose en el caso de niños de 0 a 2 años de edad
que permanecen institucionalizados.

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Objetivos específicos:

▪ Describir la vulnerabilidad de los niños institucionalizados en relación a la


Teoría del Apego de Bowlby.
▪ Describir el panorama de la adopción en Chile.
▪ Describir las posibles falencias que se desprenden de cada área
(psicológica y legal) con respecto al proceso de adopción.

MARCO TEÓRICO

EL Apego

Definición del Constructo

Tal como define Sroufe (2000), se puede caracterizar al apego como una relación
especial entre el bebé y quien lo cuida, como un sistema diádico de conducta que
evoluciona en el transcurso del primer año de vida y algún tiempo después, siendo
de manera inherente un constructo emocional. No sólo implica la existencia de un
“lazo afectivo” entre el padre, la madre, y el bebé, sino que también se caracteriza
propiamente en los términos de la regulación de la emoción del niño. De hecho, es
la “cúspide de la regulación emocional diádica, la culminación de todo el desarrollo
habido durante el primer año y un anuncio de la autorregulación que está por
llegar”. (Sroufe, 2000, p. 211).

Durante los años de posguerra, John Bolwlby psicoanalista inglés y principal


gestor de la coceptualización del constructo del Apego,. viajó mucho reuniéndose
con las figuras más importantes en el Campo del desarrollo infantil. Obtuvo su
nombramiento en la Organización Mundial de la Salud en enero de 1950, visitó
varios países de Europa (Francia, Holanda, Suiza y el Reunió Unido) así como
también los Estados Unidos. En cada país mantuvo encuentros con trabajadores

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interesados en la orientación y el cuidado infantil, vio algo de su trabajo y exploró
la literatura existente sobre el tema. Este estudio, mostró que la calidad de los
cuidados parentales que un niño recibe en sus primeros años es de vital
importancia, para el futuro de la salud mental. Un infante o un niño pequeño deben
tener una relación cálida, íntima y continuada, con sus figuras parentales para
poder desarrollarse de una manera óptima. La figura parental, es generalmente la
madre, pero puede ser el padre, otro miembro de la familia o incluso un sustituto
paterno.

En relación a lo anterior, existen estímulos que influyen más directamente en la


relación de apego, dentro de los cuales se encuentran el sonido, la vista y el
contacto físico con la madre. Además, existen ciertas pautas de conducta, que
también contribuyen a forjar este vínculo, a saber: succión, aferramiento,
seguimiento, llanto y sonrisas. Conjuntamente, cuanto mayor sea la experiencia de
interacción social de un bebé con determinada persona, mayor será su apego
hacia ella. (Bowlby, 1998).

La Figura Materna

La importancia de una figura materna estable, parece ser una condición necesaria
para el normal desarrollo del niño, pero no constituye por sí sola una condición
suficiente. El tipo de experiencia que el ambiente proporciona al niño, así como la
pertenencia a un determinado grupo social, pueden promover o interferir el
desarrollo normal, en tanto implique patrones particulares de estimulación o de
privación física, sensorial, emocional o social.
Por otro lado, desde una perspectiva psicológica, la preocupación por el desarrollo
del niño y su relación temprana con una figura parental, ha sido uno de los temas
centrales en lo que respecta a la teoría del apego.
Bowlby (1988), considera el apego como un constructo organizacional, planteando
dos hipótesis generales. Una de ellas, considera que la calidad del cuidado influye
en la calidad del apego, es decir, que la regulación inicial por parte del cuidador

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hacia el bebé será el pronóstico de la posterior regulación diádica. La otra
hipótesis postula que aquellas diferencias en el apego afectarán al autocontrol que
desarrollará el bebé más adelante. “La confianza en la persona que lo cuida se
transforma en una confianza en el yo junto con dicha persona y, al final, en una
confianza en si mismo”( Sroufe, 2000, p. 228).

La Relación Diádica

Existen diferentes tipos de relaciones diádicas, identificándose cuatro pautas


generales de apego (Strika, 2003, citado en Lira, 2006): Pauta de Apego Seguro
(el niño siente seguridad en las figuras parentales, por lo que se atreve a explorar
su entorno), Pauta de Apego Ansioso Resistente (el niño siente inseguridad en el
acceso a sus figuras parentales por lo que se muestra ansioso ante la exploración
del mundo), Pauta de Apego Ansioso Evitativo o Elusivo (El niño no confía en que
recibirá una respuesta, por el contrario, espera y sabe que será ignorado) y la
Pauta de Apego Desorganizado Desorientado (Es una alteración de las tres
pautas anteriores. Los niños se encuentran paralizados y/o aturdidos).
Además, la conformación de un apego seguro se postula como la base de
cualquier otra tarea del desarrollo humano, es decir que, sin la consecución
satisfactoria de este lazo socioafectivo, en algún punto, es dudoso que el
crecimiento personal suceda normalmente. Es por esto, que debido a la falta del
vínculo de apego entre el bebé institucionalizado y sus cuidadores, puede verse
perjudicado en su desarrollo posterior, aunque esto no significa que los efectos
sean irreversibles.
Se pronostica que una regulación diádica no eficaz de la emoción en la primera
infancia, tendrá consecuencias en las expectativas emergentes relacionadas con
la excitación emocional y, en el plano conductual, tendrá consecuencias para la
expresión, modulación y control flexible de las emociones del niño. (Sroufe, 2000).
Cuando falla el apego, aparecen serios problemas en la formación de la
personalidad del menor. Algunas de las áreas en que surgen aquellos problemas
son las siguientes: desarrollo social y conductual, desarrollo cognitivo,

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pensamiento causa-efecto, desarrollo de la consciencia, relaciones recíprocas,
paternidad/maternidad y aceptación de responsabilidades (Trastorno Reactivo del
apego, s.f.).
Aunque se considera que la madre biológica del niño suele ser la principal figura
de apego, ese papel también puede ser asumido con eficacia por otras personas.
Siempre que el cuidador sustituto brinde afecto y cuidados maternos al niño, éste
lo tratará como cualquier otro niño trataría a su madre biológica. (Bowlby, 1998, p.
402). Además, no es de antemano negativa la existencia de varias figuras de
apego. Por el contrario, puede ser muy conveniente, pues facilita la elaboración
del aprendizaje por imitación y la estimulación variada (Oliva, s.f.).

La adopción

La adopción es una medida de protección por excelencia, que se aplica en


subsidio de la familia de origen, cuando se han agotado todas las posibilidades
para que un niño/a pueda reintegrarse o permanecer bajo el cuidado personal de
sus padres o familia biológica.

El objetivo de esta medida es proporcionar a un niño, niña o adolescente que haya


sido legalmente declarado "susceptible de ser adoptado", (sea por la cesión,
inhabilidad o abandono del cuidado parental), una familia estable que le permita
crecer y desarrollarse adecuadamente, en un ambiente de protección y afecto.
Con ello se espera reparar, en lo posible, el impacto que han dejado en él o ella
las experiencias asociadas al abandono.

La adopción restituye al niño/a su derecho a tener una familia definitiva,


otorgándole la calidad de hijo/a respecto de los adoptantes desde el punto de vista
legal, con todos los derechos que ello implica y sin ningún tipo de diferencia
respecto de los hijos biológicos.

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Normas que regulan la adopción en Chile

En Chile, la adopción se encuentra regulada por la Ley N 19.620, publicada en el


diario oficial el 5 de agosto de 1999; por el presidente Eduardo Frei Ruíz Tagle, y
su Reglamento, Decreto Nº 944, de 2000, del Ministerio de Justicia contiene el
Reglamento del la ley y dicta normas sobre adopción de menores y por el
Convenio de La Haya sobre Protección del Niño y Cooperación en Materia de
Adopción Internacional de 1993, ratificado por Chile en 1999. Lo más importante
de este último cuerpo normativo es que coordina oficialmente las relaciones en
materia de adopción entre los países que hayan ratificado dicho convenio, con el
propósito de generar adopciones seguras entre el país de origen del niño/a y el
país de recepción, que constituirá su residencia definitiva.

Concordante con el espíritu de la Convención Internacional sobre los Derechos del


Niño, la Ley N 19.620 establece en su artículo Nº 1 que "la adopción tiene por
objeto velar por el interés superior del adoptado, y amparar su derecho a vivir y
desarrollarse en el seno de una familia que le brinde el afecto y le procure los
cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades espirituales y materiales,
cuando ello no pueda ser proporcionado por su familia de origen".

El principio del interés superior del niño, ha sido determinante en el nuevo enfoque
que actualmente rige todo el proceso de adopción, ya que tanto los especialistas
como los organismos que intervienen en él, deben resguardar siempre el bienestar
del niño/a por sobre cualquier otra consideración particular que pudieran presentar
los adultos interesados en su adopción.

La adopción como sistema, es reconocida mundialmente, siendo hoy en día un


tema de gran relevancia para el funcionamiento institucional de una cantidad
importante de naciones. Lo anterior se deduce a partir del creciente valor que se le
ha asignado a la familia para un completo desarrollo del ser humano, sobre todo a

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partir de la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño el 20 de
noviembre de 1959, y las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del
Niño, 30 años después. Frente a dichas iniciativas internacionales, las
legislaciones de muchos países, se han visto en la obligación de incluir dentro de
sus estatutos la consideración explícita de la condición del menor de edad como
objeto de derecho y, con ello, crear instancias para resguardar su bienestar físico
y psicológico.

Para los menores en situación de adopción, el caso es de mayor complejidad, ya


que su cuidado debe ser llevado por personas ajenas a su familia de origen, razón
por la cual se considera a estos niños sujetos a circunstancias de especial
consideración para los organismos de los Estados. Así, la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño del año 1989, establece el Principio del
Interés Superior del Niño como fundamento para todas las materias que regula,
dentro de la cuales está, claramente, la adopción. Dicho principio señala la
importancia de considerar las necesidades físicas, materiales y psicológicas del
menor, como objetos de protección mediante la ley y la acción institucional. En
cuanto a lo anterior, el tema de la Adopción Internacional también se ha hecho
presente, y el Convenio de la Haya el cual coordina oficialmente las relaciones
entre los países que han ratificado dicho convenio, con el propósito de generar
adopciones seguras entre el país de origen del niño/a y el país de recepción, que
constituirá su residencia definitiva (Leyes de adopción, s.f).

Esto último pone en evidencia, un aumento progresivo de las adopciones


realizadas en Chile, lo cual es muy relevante a la hora de considerar que mayor
cantidad de niños serán entregados a una familia y por tanto, dejarán de estar
institucionalizados (Carmona, 2006).

Este cambio considerable en el proceso en general, se debe a la puesta en


marcha en el año 1999 de la citada ley Nº 19.620 sobre la adopción, en la cual
hay muestras concretas de una nueva concepción por parte de las autoridades
sobre el trato de la infancia, sus necesidades y sus derechos, razón por la cual

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la ley se dirige a facilitar la difícil transición por la que el niño susceptible de ser
adoptado deberá pasar al insertarse en una nueva familia. Para ello, la ley
chilena se basa en tres componentes básicos (Trénova, 2001): uno de orden
psicosocial, otro de carácter jurídico, y uno procedimental.

Consideraciones Psicosociales

Las consideraciones psicosociales, hacen referencia a la importancia de tomar


en cuenta las características y necesidades de las partes en el proceso de
adopción (padres biológicos, niños y padres adoptivos); el elemento jurídico se
centra en la modernización de la ley con el objetivo de dar mayores garantías a
los actores; por último, el componente procedimental, comprende la necesidad
de garantizar que la formación de las familias adoptivas sea llevada acabo con
asesoría institucional y profesional, y así asegurarse del cumplimiento de las
exigencias estipuladas por la ley. Con todo, se considera la adopción como
“una institución social y legal cuyas medidas deben ser aplicadas por
organismos especializados, con equipos profesionales idóneos y capacitados
en la materia” (Trénova, J., 2001, p.2)
Claramente la implementación de la nueva ley ha traído muchos beneficios para
el sistema, como el mejoramiento del procedimiento de registro, la baja en los
niveles de riesgo de las adopciones fallidas y un mayor interés por garantizar el
bienestar biopsicosocial del niño.

De igual modo vale la pena señalar que en los últimos años en nuestro país el
Servicio Nacional de Menores (SENAME), principal organismo estatal encargado
de los niños en situación de adopción, se ha preocupado fuertemente de que el
menor considerado susceptible de ser adoptado, reciba los cuidados adecuados
antes, durante y después del proceso de adopción, por sobre cualquier interés
particular que pudieran presentar los adultos involucrados.
Estas nuevas iniciativas se deben a que desde el año 2003 el enfoque
empleado por el SENAME se ha desplazado del asistencialista, a un sistema de

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protección integral. Por esto mismo, ha decidido focalizar y especializarse en la
atención de lactantes y preescolares, esto es niños menores de 6 años de edad
vulnerados en sus derechos, asumiendo paulatinamente dicha responsabilidad
en el Departamento de Adopción y Primera Infancia. La creación de esta nueva
área tiene como objetivo el despejar oportuna y tempranamente la situación del
abandono y vulnerabilidad de los menores, brindándoles una atención e
intervención profesional acotada, especializada y de calidad, que evalúe la
situación biopsicosocial del niño, para definir su pronóstico de egreso y su
incorporación a la familia adoptiva más adecuada a sus características y
necesidades individuales (Carmona, 2006). Para lograr esto, lleva a cabo
actividades que comprenden principalmente el apoyo y la orientación a la
familia de origen del niño(a), la recepción y el cuidado de éste(a), y la
evaluación técnica de los solicitantes y su preparación como familia adoptiva
(Ley sobre Adopción 19.620, 1999, art. 7).

Debilidades Posibles de Corregir

Actualmente existen ciertas deficiencias o impedimentos que dificultan el buen


funcionamiento tanto del proceso de adopción, como de la estadía de los niños
en la institución. Por un lado, el carácter del procedimiento mismo − “Programa
de Adopción” − en Chile, posee una estructura basada en dos etapas, que
retrasa mucho la adopción misma. La primera, tiene como objeto declarar que
el o la menor es, efectivamente, susceptible de ser adoptado(a); la segunda, se
aboca a la constitución del estado civil del adoptado, y se subdivide según la
residencia de los adoptantes, es decir, según éstos sean chilenos o extranjeros.
Cada una de estas dos etapas principales se extiende, en general, por más de
1 año, e incluso puede llegar a una situación en que el niño permanezca
indefinidamente al cuidado de una institución de menores. Es aquí donde entra
en juego la otra deficiencia persistente en nuestro país, ya que existe una
precariedad en los recursos con que cuentan la principales instituciones de

14
menores, por lo cual la mayoría del capital alcanza sólo para cubrir las
necesidades básicas de los niños (alimento, vestuario, salud, etc), siendo muy
difícil solventar el costo de un número de personal óptimo para realizar una
atención personalizada de los infantes en lo relativo a sus necesidades socio
afectivas.
Lo más, radica en el hecho de que producto de estos dos factores, el largo
tiempo del proceso de adopción y la falta de recursos para cubrir todas las
necesidades de los niños institucionalizados, es que se puede ver fuertemente
afectado el desarrollo de los menores, lo cual implica sumarles una nueva
situación adversa a su crecimiento, ya que hay que recordar también que estos
niños ya acarrean una historia previa de abandono que los puede haber
marcado prematuramente.

De lo anteriormente señalado, se desprende que las necesidades de los


lactantes institucionalizados abarcan, no sólo la satisfacción biológica, sino
también de aspectos psicosociales, entre ellos la sociabilidad, vínculos afectivos
y estimulación cognitiva. Para esto se ha revisado una serie de publicaciones
recientes que respaldan, sin descuidar las necesidades biomédicas, la
implementación de un paradigma cada vez más enfocado en lo psicosocial para
la intervención con menores institucionalizados.

La Adopción y la aplicación de sus Leyes en Chile

Como ya se dijo, en Chile se promulgó una nueva ley de adopción que tiene
importantes repercusiones en la concepción de la institucionalización. Se escogen
dos tesis que abordan el tema. Una de ellas revisa la nueva definición de
adopción, a saber: “acción de adoptar, recibir un hijo, con los requisitos y
solemnidades que establecen las leyes, al que no lo es naturalmente”. Sigue con
una definición de persona: “ser existente que es acreedor a un máximo deber de
respeto y protección por el sólo hecho de existir, independiente de sus cualidades

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accidentales” (Acosta, 2002, p.5). Se considerará entonces, a persona como el
“ser digno” Así, quedan manifiestos los principios legales implicados en el proceso
de adopción; la segunda, versa sobre el Derecho a la Personalidad (Arroyave,
2001), describiendo cómo distintos Estados han ido mostrando cada vez mayor
interés por una protección integral de la persona, incluyendo la creciente
importancia que adquiere la identidad del hijo y como lo aborda la psicología. Se
logra así un trabajo integral, multidisciplinario, que presenta un enfoque novedoso
para el paradigma actual. La autora postula que: “donde hay sociedad existe
derecho y la adopción deberá acomodarse a las exigencias e intereses que se
presentan como imperativo, pues su función es por sobre todo humanitaria, es de
protección” (Arroyave, 2001) El cambio de mentalidad supone no buscar un niño
para una familia sin hijos, sino una familia para el niño que lo necesita.

Requisitos Legales para la adopción en Chile

Matrimonios de chilenos o extranjeros residentes en el país 1


Art. 20 de la Ley Nº 19.620

▪ Tener dos años o más de matrimonio. (este plazo no se exige en caso que
uno o ambos cónyuges sean infértiles).
▪ Residencia permanente en el país.
▪ Actuar de consuno en las gestiones que requieran expresión de voluntad.
▪ Ser física y moralmente aptos.
▪ Tener entre 25 y 60 años de edad (no se exige si uno de los adoptantes es
pariente consanguíneo).
▪ Debe haber 20 años de edad de diferencia con el adoptado pero por
resolución fundada del juez puede rebajarse esta diferencia de edad.

1 Este punto se desarrolla más extensamente en el capítulo sobre los procedimientos de adopción.

16
Personas viudas
Art. 21 de la Ley Nº 19.620

▪ Para que proceda la adopción por personas viudas, de debe dar la situación
de no existir matrimonios que cumplan con todos los requisitos legales,
interesados en adoptar.

▪ Que la persona que quiere adoptar tenga residencia en el país.

▪ Idoneidad física y mental.

▪ Requisitos de rangos de edad señalados anteriormente.

▪ Participación en algún programa de adopción.

Matrimonios no residentes en Chile 2.


Art. 29 de la Ley Nº 19.620

Rigen los mismos requisitos señalados precedentemente más los que a


continuación se detallan:

▪ Cuando no existan matrimonios chilenos o extranjeros residentes en el país


que cumplan con los requisitos legales para adoptar. Sin embargo, si el
interés superior del niño lo exige, puede el juez conceder la adopción a
matrimonios no residentes en Chile aún existiendo matrimonios residentes
interesados en adoptar.

▪ Deben acreditar su identidad.

▪ La adopción debe ser patrocinada por el SENAME.

2 Este punto se desarrolla más extensamente en el capítulo sobre los procedimientos de adopción.

17
Requisitos Legales para la adopción en Chile de los menores

Articulo 8: Los menores de 18 años que pueden ser adoptados son los
siguientes:
a) El menor cuyos padres no se encuentran capacitados o en condiciones de
hacerse cargo responsablemente de él y que expresen su voluntad de
entregarlo en adopción ante el juez competente.

Este procedimiento podrá iniciarse antes del nacimiento del hijo, siempre que sea
patrocinado por el SENAME o un organismo acreditado ante éste. En tal caso, se
efectuarán los trámites que correspondan y solo quedará pendiente la ratificación
de la madre y la dictación de sentencia (plazo 30 días, contado desde el parto).

b) El menor que sea descendiente consanguíneo de uno de los adoptantes padre


o madre (Art.11) y sólo ha sido reconocido como hijo por él o ella.
c) El menor que haya sido declarado susceptible de ser adoptado por resolución
judicial del Tribunal competente.

Los casos de abandono del menor en la vía pública, en lugar solitario o en un


recinto hospitalario, se entenderán comprendidos dentro de la causal de este
número. En dichos casos se presumirá el ánimo de entregar al menor en adopción
por la sola circunstancia de abandono.

Etapa de Evaluación. Susceptibilidad de Adopción

La "Susceptibilidad de Adopción" es la fase previa al "juicio de adopción


propiamente tal", en ella juega un papel importante el Servicio Nacional de
Menores (SENAME) en las tareas de apoyo y orientación a la familia de origen del
menor, la recepción y cuidado de éste, evaluación de idoneidad física y moral de
los solicitantes y su preparación como familia adoptiva.

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Artículo 12.- Procederá la declaración judicial de que el menor es susceptible de
ser adoptado, sea que su filiación esté o no determinada, cuando el padre, la
madre o las personas a quienes se haya confiado su cuidado se encuentren en
una o más de las siguientes situaciones:

1. Se encuentren inhabilitados física o moralmente para ejercer el cuidado


personal, de conformidad al artículo 226 del Código Civil.

Este artículo dispone:

“Art. 226.- Podrá el juez, en el caso de inhabilidad física o moral de ambos


padres, confiar el cuidado personal de los hijos a otra persona o personas
competentes.

En la selección de estas personas se referirá a los consanguíneos más próximos,


y sobre todo, a los ascendientes.”

2. No le proporcionen atención personal o económica durante el plazo de cuatro


meses. Si el menor tuviere una edad inferior a un año, este plazo será de treinta
días.

No constituye causal suficiente para la declaración judicial respectiva, la falta de


recursos económicos para atender al menor.

3. Lo entreguen a una institución pública o privada de protección de menores o a


un tercero, con ánimo manifiesto de liberarse de sus obligaciones legales.

Se presume ese ánimo cuando la mantención del menor a cargo de la institución o


del tercero no obedezca a una causa justificada, que la haga más conveniente
para los intereses del menor que el ejercicio del cuidado personal por el padre, la
madre o las personas a quienes se haya confiado su cuidado.

Se presume, asimismo, cuando dichas personas no visiten al menor, por lo menos


una vez, durante cada uno de los plazos señalados en el número precedente,

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salvo causa justificada. Para este efecto, las visitas quedarán registradas en la
institución.

Los que reciban a un menor en tales circunstancias, deberán informar al juez


competente del hecho de la entrega y de lo expresado por el o los padres, o por
las personas que lo tenían a su cuidado.

Los casos de abandono del menor en la vía pública, en lugar solitario o en un


recinto hospitalario, se entenderán comprendidos dentro de la causal de este
número. En dichos casos se presumirá el ánimo de entregar al menor en
adopción por la sola circunstancia de abandono.

Artículo 13.- El procedimiento que tenga por objeto declarar que un menor es
susceptible de ser adoptado, se iniciará de oficio por el juez, a solicitud del
Servicio Nacional de Menores o a instancia de las personas naturales o jurídicas
que los tengan a su cargo.

Cuando el procedimiento se inicie por instituciones públicas o privadas que


tuvieren a su cargo al menor, la solicitud deberá ser presentada por sus
respectivos directores.

Cuando el procedimiento se inicie por personas LEY 19910 naturales, éstas


deberán acompañar a la solicitud el respectivo informe de idoneidad, a que se
refiere el artículo 23, que los habilite como padres adoptivos.

En el caso de los menores de filiación no determinada respecto de ninguno de sus


padres, sólo podrá iniciar el procedimiento el Servicio Nacional de Menores o el
organismo acreditado ante éste bajo cuyo cuidado se encuentren.

20
De los procedimientos de adopción

Se debe distinguir entre matrimonios residentes en Chile y matrimonios residentes


en el extranjero.

Matrimonios residentes en Chile

1. Las personas interesadas en adoptar a un menor deberán estar inscritas en


los registros del SENAME según lo establece el Decreto Nº 944, art. 4º,
Reglamento de la Ley 19.620.
2. En un máximo de 5 días hábiles desde la fecha de la solicitud de
información, en Sename da respuesta a ésta.
3. Quienes deseen consultar directamente a SENAME deberán comunicarse
telefónicamente con las Unidades de Adopción de las Direcciones
Regionales del país.
4. Solicitar entrevista con un profesional de la respectiva Unidad quien
constatará el cumplimiento de requisitos legales, viabilidad de la solicitud y
proporcionará orientación acerca del procedimiento.
5. Cumpliendo con los requisitos legales y técnicos para proseguir el proceso,
se les derivará a evaluación social y psicológica con profesionales externos
y se les darán a conocer los documentos que es necesario reunir para
concretar su solicitud.
6. Si el resultado de la evaluación social y psicológica es favorable para los/as
interesados/as y son declarados idóneos por la respectiva Unidad de
Adopción Regional, ingresarán al registro de personas residentes en Chile
interesadas en adoptar a un niño/a, de acuerdo a lo prescrito por el Artículo
5 de la Ley N 19.620. Dicho momento constituye el hito en que por primera
vez podrán ser considerados como postulando a la adopción y a la espera
de concretar su enlace con un niño/a en particular.
7. Si por el contrario, los/as interesados/as son contraindicados
temporalmente por los profesionales que los han evaluado y también por la

21
correspondiente Unidad de Adopción, serán derivados a terapia, para ser
reevaluados después de cumplido el proceso terapéutico.
8. De ser negativo el resultado, se dará a conocer a los interesados/as los
fundamentos del rechazo.
9. Una vez que los/as postulantes ya se encuentran en el registro, deben
esperar que se les asigne un niño/a, período que puede demorar desde 12
a 30 meses aproximadamente.
10. En esta etapa de espera, las personas cuentan con un período de talleres
preadoptivos como instancias de participación para compartir inquietudes y
expectativas en torno a la adopción con profesionales idóneos del área.
11. En el momento en que ha ingresado a la respectiva Unidad de Adopción un
niño/a en condiciones de ser adoptado desde el punto de vista legal, se
procede a ubicar entre los postulantes la mejor alternativa de familia para
él/ella.
12. A continuación se debe proponer formalmente al Tribunal correspondiente
la opción seleccionada, a través de una terna o en forma individual, según
sea el procedimiento establecido para este efecto por el Tribunal.
13. Si el Tribunal ha decidido a favor de la familia, el niño/a entonces es
propuesto a ella. Si la familia acoge dicha proposición, es planificado el
encuentro con el niño/a, para luego comparecer ante el Tribunal de Familia
correspondiente a solicitar su cuidado personal.
14. Si el Tribunal confía la entrega del cuidado personal del niño/a a la familia,
con posterioridad se inicia el trámite para concretar la adopción ante el
Tribunal de Familia correspondiente al domicilio del niño/a.
15. En caso que el Tribunal y/o los/as interesados/as decidan no acoger la
propuesta de SENAME, la postulación continuará en proceso, a la espera
de otra asignación de un niño/a particular.
16. Finalmente, se realizan actividades de seguimiento del niño/a y la familia
adoptiva, tales como visitas domiciliarias y talleres post adoptivos.

22
Procedimiento de adopción matrimonios residentes en el extranjero.

1. Una vez seleccionado un matrimonio para un niño/a en particular, el


Departamento de Adopción realiza una Asignación Oficial al matrimonio o a las
autoridades pertinentes, según corresponda, solicitando evaluar la propuesta
realizada.

2. El matrimonio y /o las autoridades pertinentes deben formalmente responder a


la propuesta de Sename. Si el matrimonio y las autoridades la aceptan, deben
emitir el consentimiento para continuar con el procedimiento de adopción. Si el
matrimonio o autoridad no acepta la propuesta, deberá señalar formalmente las
razones del rechazo y continuará en espera en el Registro de postulantes
residentes en el extranjero.

3. Al tener la aceptación oficial, el SENAME, iniciará el proceso de preparación del


niño/a, que concluirá en el acercamiento afectivo gradual entre el niño/a y los
solicitantes. Además dará inicio al proceso legal de la adopción, presentando al
Tribunal de Familia correspondiente, la solicitud de adopción.

4. La fecha de llegada del matrimonio a Chile, dependerá de la evolución del


proceso de preparación del niño/a y de la fecha que el Tribunal de Familia defina
para dar inicio a la primera audiencia en materia de adopción.

5. Luego de la llegada del matrimonio al país, debe tener una primera entrevista
con los profesionales del Departamento de Adopción, con el objeto de informarles
sobre el procedimiento de adopción internacional en general, características de los
niños/as y de los desafíos y requerimientos específicos que los niños/as pueden
exigir a los padres adoptivos, especialmente en la primera etapa de vida en
conjunto. Además, este momento se constituye en el primer encuentro directo de
la autoridad central chilena con el matrimonio seleccionado, logrando una
impresión personal del matrimonio y sus potenciales capacidades para asumir la
crianza de su hijo/a.

23
6. Con posterioridad, el matrimonio será recibido por los profesionales de la
Unidad de Adopción de la región de origen del niño/a, momento en que se le
entregará información actual sobre éste (su avance en el proceso de
acercamiento, preparación y reacciones al mismo), las etapas y tiempos del
proceso afectivo, legal y administrativo que van a vivir hasta concretar la adopción
y además se señale la coordinación - comunicación que ellos deberán mantener
permanentemente con el equipo de Adopción frente a cualquier dificultad que
pudiera surgir, durante su permanencia en la región.

7. Posterior a la entrevista, se concertará el encuentro del niño/a con el


matrimonio, etapa en la cual, si el Tribunal de Familia lo ha autorizado y el proceso
de acercamiento entre ambos ha sido favorablemente evaluado, el niño/a puede
egresar del establecimiento y vivir con sus futuros padres adoptivos.

8. El procedimiento judicial para culminar en la adopción tendrá una duración que


dependerá de cada Tribunal de Familia, no obstante la mayoría de los Juzgados
solicitan a lo menos dos audiencias para dictar sentencia de adopción. El tiempo
promedio de duración de esta etapa es de 4 semanas.

9. Finalmente, para concluir la adopción en Chile, el matrimonio deberá realizar la


tramitación civil de la nueva inscripción del niño/a como su hijo frente a las
autoridades chilenas, además de la obtención de pasaporte chileno y visto de
entrada al país de los solicitantes. Esta etapa se debe realizar en la ciudad de
Santiago y tiene un tiempo de duración de 2 a 4 semanas.

24
Fortalezas de la nueva Ley

La actual ley de adopción presenta varios cambios respecto del anterior


reglamento, que busca entre sus modificaciones facilitar la adopción al agilizar los
procesos necesarios para llevarla a cabo. Una vez que termina la etapa en que se
establece que el niño está en condiciones de ser adoptado podrá el proceso de
adopción propiamente tal, buscando salvaguardar un mejor vínculo afectivo entre
padres e hijos.

La declaración de abandono puede iniciarse antes del nacimiento ante el


SENAME u otra institución acreditada, de manera tal de que al momento del parto
sólo quede reiterar ante el tribunal la decisión de renunciar al niño, si la madre no
lo ratifica después de 30 días se entiende que decidió permanecer con su hijo.

Se adecua la ley de filiación, todos los hijos serán legítimos y tendrán los mismos
derechos. Amplia la posibilidad de que el niño crezca en una familia y no en una
institución, para lo cual se contempla la posibilidad de que adopten solteros o
viudos, los que sólo podían acceder a los tipos de adopción clásica o simple que
no otorga la calidad de hijo legítimo.

Busca privilegiar a las familias chilenas y regula la adopción en el extranjero,


cuando no existan matrimonios chilenos o extranjeros residentes que estén
interesados en adoptar un niño, se da la posibilidad a matrimonios extranjeros,
donde el niño sólo podrá abandonar el país una vez terminado el proceso y con el
estado civil de hijo.

La ley anterior presentaba planteamientos excluyentes en cuanto al tipo de


familias que podían adoptar, lo que determinaba al tipo de adopción al que podían
acceder que establecia derechos y obligaciones para las partes, por ejemplo en la
adopción simple y clásica la adopción era revocable y no constituía estado civil, en
donde las obligaciones hacia el adoptado tenían efecto hasta que este cumpliera
la mayoría de edad o hubiere perdido la finalidad que se tuvo para otorgarla, en

25
este caso la única modalidad que otorgaba el estado civil de hijo era la adopción
plena.

Al momento de evaluar a los adoptantes el profesional debe considerar la emoción


e intencionalidad de adoptar, descartándose aquellas que se vinculan a acciones
de caridad, para que en el futuro esta condición no perjudique el bienestar psico-
social del niño(a), debido a su condición y origen.

Cabe destacar, que la nueva Ley a juicio de los profesionales entrevistados es


“buena” en el sentido que garantiza la transparencia e idoneidad del proceso, por
el mismo hecho de que los evauladores son externos a la institución y que deben
inhabilitarse cuando trabajan en tribunales, juzgados y hogares, cuando conocen a
la(s) persona(s) adoptantes o algún familiar directo.

Apego Inseguro o Desorganizado

Las publicaciones anuales de la Fundación San José aportan información


actualizada y relevante respecto al tema. Entre las temáticas desarrolladas se
encuentran los riesgos a los que pueden estar sometidos los lactantes
institucionalizados, en especial los referidos a la formación de un apego inseguro o
desorganizado.
Según Lecannelier (2006) algunas de las principales variables que pueden poner
en riesgo a los niños institucionalizados son:
• Tiempo de institucionalización: uno de los factores que tiene mayores
consecuencias posteriores, “… a mayor tiempo de institucionalización, más
daño, más permanente, y más irreversible.” (Lecannelier, 2006. pag. 73)
• Recursos físicos del centro: calidad de infraestructura, disponibilidad de
espacio, etc. Estos factores están relacionados con la estimulación
temprana y el desarrollo cognitivo.
• Calidad del apego de las cuidadoras: tiene influencia en el vínculo que
podrá generar el niño con sus padres adoptivos.

26
• Razón de niños por cuidadoras: si son demasiados niños por cuidadora, el
niño puede experimentar una inestabilidad vincular, y no desarrollar un
modelo específico de apego.

En cuanto al tiempo de institucionalización, éste es crítico para las posibilidades


de que el lactante y sus padres adoptivos establezcan un vínculo de apego sano y
organizado. Lira (2006) describe tres etapas en la formación del apego:

1) Sensibilidad social diferenciada (3 a 6 meses): apego en formación. Se


inicia la capacidad de discriminación entre personas familiares y
desconocidas.
2) Apego definido (7 a 12 meses): vínculo preferencial con una persona
específica.
3) Apegos múltiples (13 a 16 meses): ampliación del círculo de apego,
incluyendo más figuras significativas que se organizarán en una jerarquía.

En el caso de los niños y niñas institucionalizados, señala Lira (2006):

La formación y establecimiento de los vínculos de apego ocurre en torno a los


seis meses de edad… con figuras parentales propicias, se esperaría que la
adopción previa a ese periodo favoreciera el desarrollo de un tipo de apego
seguro con los padres adoptivos (y otras personas) (p.59).

27
Visión de Lecannelier en relación a los niños institucionalizados

Lecannelier (2006) Psicólogo, Master en Epistimología, Universidad de Chile,


Ph.D. Desarrollo Infantil(c), Universidad Autónoma de Madrid y University College
de Londres, Coordinador de Investigación del Area Clínica Adultos, Universidad
del Desarrollo y Asesor de Investigación de CEANIM, se refiere a este tema,
señalando que, de acuerdo con numerosos estudios, no tienden a haber
trastornos de apego si la adopción transcurrió dentro de los siete primeros meses
de vida. Para los niños que eran adoptados posteriormente, las investigaciones
arrojaron que las posibilidades de formar un apego seguro o al menos organizado
se ven reducidas. Por ejemplo, en el estudio Bucarest Early Intervention Project se
evidenció que: “… a mayor razón de niños por cuidadores y a mayor tiempo de
institucionalización, mayor tendencia a presentar Trastornos Reactivos de Apego”
(Zeanah, Smyke, Koga, & Carlson, 2005 citado en Lecannelier, 2006).
A partir de la exposición de contenidos que se realizaron anteriormente, es posible
enfocar el problema de las carencias socioafectivas que afecta a los lactantes
institucionalizados desde una perspectiva psicosocial, que permite integrar todos
los aspectos revisados en un sólo modelo conceptual.

Así, se encuentran diversas áreas en las que esta vulnerabilidad estaría presente
en los niños que se encuentran en la situación referida en este trabajo y estas
serían:

Areas de vulnerabilidad

1. Ambiente y estimulación: Desde la biología, tenemos que el desarrollo


neuronal óptimo sólo ocurre en condiciones lo suficientemente estimulantes
para el menor. Esto incluye tanto el ambiente físico como socio-afectivo en el
que el se encuentra inmerso. En las instituciones de adopción, el acceso por
parte del niño a estos recursos es bastante limitado.

28
2. Socialización: como lo anteriormente expresado, la presencia de figuras
paternales es principal en tanto agentes socializadores, los cuales introducen
al niño desde pequeño a determinadas pautas culturales. Para los niños
esperando ser adoptados, es difícil contar con dichas figuras, debido al
constante cambio de cuidadores y la poca disponibilidad de los mismos.
3. Modelos de apego: contar con una figura a partir de la cual desarrollar
pautas conductuales es un aspecto central para el logro de un apego seguro o,
al menos, organizado. Sin embargo, en el caso de los niños institucionalizados,
es muy difícil adquirir un modelo tal, debido a la carencia de una figura
cuidadora estable.
4. Ley: el proceso legal de adopción dura cerca de dos años, poniendo en
jaque las posibilidades de que los padres adoptivos jueguen un rol principal en
la formación del modelo de apego del niño, hecho que ocurre en el primero año
de vida.
5. Importancia del enfoque: como se ha visto, la primacía de una visión
biomédica y, en algunos casos, asistencialista para la atención de niños
susceptibles de ser adoptados, descuida las necesidades afectivas de los
lactantes.

Teoría Ecologica de sistemas según Urie Bronfembrenner

Para tener una mirada más amplia como se artícula el problema desde una
perspectiva psicosocial, los factores identificados pueden ser ubicados dentro de
los sistemas postulados por Bronfembrenner (1977b,1979) quien plantea una
visión ecológica del desarrollo humano para dar cuenta de todas las dimensiones
que estarán involucradas.

De esta manera, dentro del microsistema se encontrarían la institución en la que


está inserto el niño, así como también las cuidadoras con las que tiene trato
directo, y los demás niños que están institucionalizados. En este nivel,
encontramos los factores de riesgo los ámbitos de Ambiente y estimulación,

29
Socialización y Apego. En el mesositema se ubican las condiciones de trabajo de
las cuidadoras, su formación previa y el nivel de instrucción proporcionado por la
institución, los programas implementados dentro de ella, y los recursos con los
que cuenta. Aquí, entonces están en juego los mismos ámbitos del nivel anterior.
El exosistema comprendería los aspectos legales que regulan el proceso de
adopción, y la presencia o no de fondos estatales para subvencionar los
programas de intervención. Por último, en el macrosistema, se ubica a la
perspectiva biomédica desde la cual se aproxima al cuidado de los lactantes en
cuestión, enmarcada en la Importancia del enfoque antes referida.
Con todo, se observa que el problema que nos enfocará exige una visión integral
del mismo, a la cual sólo puede accederse desde una perspectiva psicosocial, por
lo tanto, la institucionalización en sí no debería ser un riesgo inevitable para el
desarrollo del apego seguro del niño y su desenvolvimiento posterior. Sin
embargo, es necesario fortalecer las construcciones del apego entre el bebé y sus
cuidadores, y así otorgar bases seguras para su desarrollo posterior, fomentando
su autonomía, desarrollo emocional, identidad y autoestima.

30
Urie Bronfenbrenner
T. ecológica de sistemas
Escenarios que no lo Valores, leyes,
contiene, pero si lo pautas y cultura
de la sociedad en
afecta. Relaciones
general.
sociales y/o formales

Cronosistema
Patrones y
actividades del
entorno próximo al Ss
niño. Existen
vínculos.
Conexiones
entre los
distintos
microsistemas

31
Desarrollo Biológico, Psicológico y Social del niño

Durante el transcurso de los primeros años de vida, diversos factores tienen


incidencia en el desarrollo biológico, psicológico y social del niño. Por un lado, en
lo biológico, comienza a establecerse el funcionamiento de las bases neuronales
del cerebro, mediante un proceso selectivo. Por otro, se da paso a las primeras
interacciones del individuo tanto con el ambiente como con sus padres y/o
cuidadores, cuyo tipo de relación de apego será el inicio determinante para una
adecuada socialización futura.
Desde una perspectiva neurobiológica, la característica esencial del período inicial
de la vida es que el cerebro genera neuronas y forma sinapsis sobre lo que
finalmente utilizará. Posteriormente se produce una poda neuronal, en que si las
sinapsis no son usadas ni reforzadas por estímulos y experiencias ambientales
determinadas, se eliminan. Ello implica que si el ambiente en que vive el infante no
brinda condiciones óptimas para su desarrollo, no se reforzarán ni la cantidad ni el
tipo de vías neuronales adecuadas, y por ende, la poda neuronal será mayor y
más perjudicial para su desarrollo. (Chile, Servicio Nacional de Menores, 2002).
El bajo potencial de desarrollo neuronal provocado por la debilitación afectiva y
táctil aumenta el riesgo de que el niño desarrolle a largo plazo una variedad de
dificultades cognoscitivas, conductuales y emocionales. (Chile, Servicio Nacional
de Menores, 2002).
Es importante también señalar que la privación sensorial, desatención y otros
sucesos traumáticos que los niños internados podrían experimentar, generan un
incremento en el nivel de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina,
destinadas a responder ante los peligros físicos o psicológicos, preparando al
cuerpo para luchar o para huir. Como consecuencia de esto, el niño aprende que
el mundo es un lugar peligroso tras haber estado expuesto a un trauma
prolongado o repetido, y el cerebro lo recuerda incluso después de estar inmerso
en un hogar seguro. (Trastorno Reactivo del apego, s.f.).

32
Todo esto nos lleva a pensar que las carencias afectivas y ambientales a las que
están sujetos los niños dentro de instituciones para la adopción, tendrían
repercusiones directas sobre su desarrollo neuronal.

Finalmente, desde una perspectiva psicológica, la preocupación por el desarrollo


del niño y su relación temprana con una figura parental, ha sido y es uno de los
temas centrales en lo que respecta a la teoría del apego.

Instituciones que regulan el proceso de adopción en Chile

SENAME: Servicio Nacional de Menores, organismo facultado por ley para


asistenciar a la infancia en riesgo social . Su misión es dar, un mayor énfasis en la
superación de las carencias afectivas del niño, sobretodo porque son concientes
de que mucho de ellos están expuestos a desarrollar sentimientos de abandono
asociados a patrones regresivos de comportamiento, caracterizado por miedo,
enfados y agresión, especialmente cuando la permanencia en el establecimiento
es prolongada es por esto mismo, que la red de protección especializada en la
primera infancia, pone mucho énfasis en relevar la generación de vínculos
tempranos que fomenten un apego seguro en los menores, a través de una
intervención individual dirigida a la estimulación cognitiva, emocional, psicomotora
y socioeducativa de los menores. Con estos mismos fines, se ha promovido
también la reconversión de los establecimientos residenciales de alta cobertura o
masivos, de modo de minimizar los efectos negativos que provoca la pasividad de
la atención en el desarrollo social, afectivo y psicológico de los niños(as) en
aspectos como la privacidad y personalización de la atención (Carmona, 2006).
Vale la pena mencionar también que además de ofrecer un Programa de Adopción
propio, el SENAME, regula el funcionamiento de las fundaciones que se dedican a
este ámbito, proveyendo la acreditación necesaria para funcionar, de acuerdo con
normas establecidas por la ley. Dentro de las fundaciones, que configuran la
acción privada respecto de la institucionalización de menores en proceso de
adopción, se encuentran:

33
1.- La Fundación Chilena de la Adopción: Institución privada sin fines de lucro
fundada en el año 1986. Colabora con el SENAME y está acreditada para
ejecutar programas de adopción. La fundación ofrece lo que denomina “Programa
Integral de Adopción”, que incluye orientación tanto para la familia de origen como
la que recibirá al niño, además de asesoría en la regularización de situaciones de
adopción

2.- Fundación San José para la Adopción Familiar Cristiana: Institución sin
fines de lucro fundada en 1994 por la trabajadora social Bernardita Egaña, con el
fin de “…crear una institución al alero de la Iglesia Católica, que diese una
respuesta real a los graves problemas sociales como el aborto, abandono y
maltrato de niños, y pudiera entregar a las mujeres con embarazos no deseados,
la adopción como una alternativa válida en un clima de acogida y afecto,
otorgándoles herramientas para enfrentar su maternidad conflictuada.” (Quienes
Somos, s.f). La Fundación, contempla casas de acogida para madres con
embarazos no deseados, y para los niños(as) dados en adopción. Además, cuenta
con un centro de atención y asesoría para los padres adoptivos, y el Centro de
Desarrollo Central en Adopción (DIA), dedicado a investigación, atención y
capacitación de los actores involucrados en el proceso de adopción. Además de
esto, la fundación organiza un seminario anual relacionado con la adopción. Hasta
la fecha, se han organizado siete Encuentros Internacionales de Adopción,
publicando cada vez un libro que presenta los trabajos expuestos (Calcagni y
Rivera, 2006).
Con todo esto, queda más claro el nuevo enfoque en que se está basando nuestro
país respecto a la situación de los niños institucionalizados susceptibles de ser
adoptados. Es notorio como ha aumentado el interés y consideración de las
necesidades biopsicosociales de los menores, pero dado lo reciente de todas
estas iniciativas (2003), es que aún se puede decir que existen desafíos
pendientes. Por una parte, es indispensable intensificar los esfuerzos para
optimizar aspectos de la calidad de vida al interior de los centros residenciales, lo

34
que implica mejorar los estándares de educadoras por niños(as), a fin de
personalizar la atención y favorecer el desarrollo de un apego seguro. Por otro
lado, es necesario diseñar estrategias de trabajos con tribunales de familia, para
así lograr que se agilicen los procedimientos judiciales.
La solución a ambos desafíos aún no está concretada, de igual modo parece
sumamente destacable que se estén planteando como metas esenciales para el
desarrollo de nuestro país. Todo esto hace patente, que las carencias socio-
afectivas en lactantes institucionalizados susceptibles de ser adoptados, ya forman
parte de un problema psicosocial universalmente reconocido, y que poco a poco
nuestra sociedad está intentando tomar cartas en el asunto, creando las medidas
necesarias para proveer los recursos, tanto económicos como humanos, que
puedan solventar las necesidades que no están siendo cubiertas.

La Adopción a Edad Temprana: Una Necesidad

El ser humano es la criatura más indefensa y vulnerable del reino animal al


momento de nacer, si no es cuidado, inevitablemente morirá, ya que su grado de
dependencia es total. Requiere que le sean satisfechas sus necesidades básicas,
como alimentación y abrigo, ya que no es siquiera capaz de desplazarse por si
solo.
Pero los requerimientos del bebé no son sólo de alimento y abrigo, la complejidad
psíquica del ser humano exige para su desarrollo integral, e incluso para su
supervivencia, de contención afectiva además de física. Para el niño se hace
esencial contar con una figura de referencia que le brinde amor, protección y
acogida, con la cual se identifique y con la que se siente unida. Desde recién
nacido, el bebé está en una relación de dependencia absoluta y requiere de
estabilidad y continuidad ambientan, que se establece desde la más temprana y
decisiva relación con la que constituye su figura materna.

Winnicott decía que no existe bebé sin su madre, para luego agregar que no hay
madre capaz de hacerse cargo de todos los requerimientos del bebé si no hay un

35
padre que cumpla la función de contener a esa madre. Es decir, se constituye una
dinámica relacional en que un bebé es atendido por una “madre corriente devota”
volcada a él y un padre como sostenedor de este vínculo desde su inicio.
(Stutman).

Surge así, desde el estrecho vínculo con la madre, la figura de la familia como
grupo de referencia para el niño, del cual sentirse perteneciente y acogido, que
brinda a la vez un espacio de protección y contención, dando seguridad y
estabilidad. Pero Winnicott, siempre prestaba atención en aclarar que la figura
materna no necesariamente es un rol desempeñado por la progenitora (si bien
esta puede presentar ventajas al momento de ejercer el rol), sino por una figura
que cumpla las funciones requeridas por el niño para su supervivencia y
desarrollo.

Es por ello que resulta central que esta figura sustituta sea capaz de satisfacer las
necesidades del bebé, que cuente con la capacidad, la disposición y las
condiciones para cumplir este rol. Ello nos enfrenta con la realidad de los niños
que no cuentan con sus progenitoras como figura materna y se encuentran, al
cuidado de instituciones a la espera que se les asigne una madre sustituta, o sea,
una madre adoptiva y una familia definitiva.

El niño en estas condiciones, enfrenta una experiencia temprana de abandono y


rechazo de sus progenitores, lo que constituye la agresión máxima que pude sufrir
un ser desprotegido que necesita de sus padres para poder vivir y desarrollarse,
amenazando con alterar todas las áreas de su desarrollo. Requiere entonces de
una experiencia vincular reparadora, que le permita reconstruir la confianza en la
figura de apego y en sí mismo, para desenvolverse en el mundo.

Sin embargo, antes de la llegada del niño a brazos de sus padres adoptivos, debe
esperar en una institución u hogar de tránsito, donde serán satisfechas sus
necesidades, pero ¿cuentan estos lugares con las condiciones suficientes para

36
criar al niño durante este periodo? ¿Hasta qué punto logran satisfacer sus
requerimientos? ¿Cómo afecta en su desarrollo emocional e integral esta etapa
carente de una figura materna? ¿Cuánto tiempo o en qué periodo de su vida
puede el niño permanecer en tránsito, antes de presentar consecuencias severas
en su desarrollo?

Adopción Oportuna: Oportunidad para el niño y Futuros Padres

Los vínculos de apego formados en la primera infancia, son los pilares de la vida
del individuo, representando la base y la orientación que tomará su desarrollo.
Son a la vez el sustento para establecer una identidad familiar, donde padres e
hijos se unen en relaciones íntimas que brindan seguridad, estabilidad, protección
y acogida.

Desde los postulados de la Teoría del Apego, en una etapa inicial, previa al
establecimiento del apego definido, el bebé irá aumentando gradualmente su
contacto con el entorno para comenzar a diferenciar reconocer, a las personas
con quienes interactúa, de modo de definir entonces una figura significativa. La
formación y establecimiento de los vínculos de apego, ocurre en torno a los seis
meses de edad. En que el bebé ya comienza a formar un modelo mental
específico para reconocer, anticipar y vincularse de un modo determinado con su
cuidador significativo.

Los cambios de cuidador o la presencia de más de uno de ellos simultáneamente


en la atención del niño, no tendría implicancias severas en el periodo previo a esta
edad, (seis meses), siempre que quienes cumplan esa función logren satisfacer
adecuadamente sus necesidades físicas y psicológicas. Ello facilita la
incorporación de la madre adoptiva en el entorno del bebé y favorece, que sea ella
quien se diferencia como figura del apego, ante la desaparición de los cuidadores
temporales del campo de interacción del niño. Con figuras parentales propicias,
se esperaría que la adopción previa permitiría revertir posibles condiciones

37
adversas experimentadas por el niño en los primeros meses de vida. Una
adopción posterior a esa edad, en que el niño ya ha vivido una experiencia de
carencias en el establecimiento de sus vínculos, siendo ésa una etapa crítica para
el desarrollo del apego (Lecannelier, 2004)

En la etapa previa a los seis meses, es esencial que se satisfagan las


necesidades del bebé en forma adecuada y oportuna, no resultando lo primordial,
si bien es significativo, quién lo realice. Es desde esta edad que toma mayor
importancia quién cumpla dicha función, momento en que se produce la
diferenciación Yo – No Yo. El niño comienza a “darse cuenta” de su entorno,
descubre su figura materna y los cuidados que ésta le provee, la madurez
alcanzada en esta etapa le permite reconocer su dependencia y la omnipotencia
va dando paso a su contacto con la realidad. La madre capta las destrezas y
habilidades, que su hijo va desarrollando para relacionarse con el mundo y
comienza a fallar gradualmente, de modo que le permite adquirir experiencia con
una realidad distinta de él, favoreciendo su interacción con el medio.

En este momento la identificación entre ambos cambia de dirección, la


preocupación materna primaria de la primera etapa favorece la identificación de la
madre con su hijo, que le permite captar sus necesidades para satisfacerlas
oportunamente, ahora es el niño quien se identifica con su madre, al captar su
existencia personal y separada de él y la propia dependencia hacia ella.

En adopción, la fase de dependencia absoluta puede verse prolongada más allá


del tiempo habitual, esto determinado por el momento que finalmente el niño es
acogido por sus padres adoptivos, quiénes le ofrecerán las condiciones necesarias
para una buena resolución de esta etapa. La madre adoptiva, cuando ha logrado
identificarse primariamente con su bebé será capaz de llevar a cabo la función de
presentación de objeto, ofreciéndole a su hijo justamente lo que él necesita y en el
momento oportuno, adaptándose a sus necesidades y otorgándole las condiciones
para que tenga, al menos una breve experiencia de onmipotencia primaria.

38
Característico resulta en los padres adoptivos el mostrarse en un primer periodo
sobreprotectores. Más allá de las aprehensiones y ansiedades producto de las
circunstancias propias de la adopción (como son la presión por crear un vínculo y
ser aceptados por el niño o la inseguridad en las propias capacidades para percibir
y atender sus demandas), este hecho permite una lectura positiva respecto al
proceso que viven en su nuevo rol parental. En alguna medida da cuenta en ellos
de la capacidad de asumir una fase de dependencia absoluta con su hijo que
repare la carencia inicial y que se irá superando gradualmente, cuando el niño
vaya percibiendo la estabilidad del entorno y la seguridad que le brindan sus
padres en la entrega de las funciones maternas primarias y cuidados básicos:
entonces surgirá también la falla gradual que el niño ya será capaz de tolerar,
asentándose el logro de la identificación con su hijo.

La adopción temprana facilitará en los padres adoptivos esta identificación, ya que


compensa la ausencia de la preocupación materna primaria que comienza en este
período de embarazo y, en definitiva, da sustento a la identificación de la madre
biológica con su hijo: además facilita la sincronía con éste para comprender y
satisfacer sus necesidades y demandas, a menor edad el niño sea recibido por
sus padres, mayor será la compensación, favoreciéndose el vínculo y la prontitud
para generar una identidad común como familia.

Ante una adopción tardía, las consecuencias de un período de institucionalización


prolongado aparecen a nivel conductual (síntomas externalizantes: agresividad,
impulsividad, desinhibición e hiperactividad), emocional (déficit en la regulación de
la atención y el control inhibitorio de la rabia y la agresión), relacional (problemas
de relación con sus pares, dificultad para reconocer y respetar límites) y de apego
(formación de patrones de apego inseguro). El curso natural del desarrollo del
individuo se ve truncado cuando experimente una temprana exposición a
carencias significativas y se ve expuesto a un sostén vincular insuficiente, lo que

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se constituye en fallas no graduales, abruptas, que superan su capacidad de
sobreponerse (Ajuriaguerra y Marcelli, 1982)
Uno de los rasgos distintos que suele aparecer en estos casos es la “amistad
indiscriminada”, en ello, el niño tiende a ser amistoso y cariñoso con cualquier
persona extraña, sin mostrar temor o precaución, como sería esperable,
careciendo aparentemente de Ansiedad de Separación que regularía estos
acercamientos producto de no haber formado un vínculo estrecho con una figura
estable y cercana, que provea de protección, cuidado y regulación. Esta
característica deriva en conductas de riesgo que aumentan la probabilidad de
insertarse en entornos y situaciones peligrosos (prostitución, pandillas, secuestros,
etc.).
Es así que la adopción cumple un rol fundamental para el desarrollo de un niño, ya
que permite que se establezca una relación vincular entre padres e hijos, que será
la base de un desarrollo de personalidad sano. “Solo cuando una persona ha
recibido el amor gratuito de sus padres, puede ser capaz de amar a sus vez,
rompiéndose así el circulo vicioso del desamor e instaurándose el círculo virtuoso
del amor” (Hermosilla, 2003, pp. 82-83).

Pero es la adopción exitosa la que constituye una cura para la lesiones de un niño
abandonado. Una adopción frustrada, marcada por el rechazo implícito o explicito
de los padres hacia el niño, le significa una nueva lesión grave, de la que es
probable nunca se recuperará completamente, “Una adopción fallida es, por lo
común, desastrosa para el niño, a punto tal que habría sido mejor no hacer el
intento” (Winnicott, 1998, p. 168). Una adopción tardía aumenta significativamente
la probabilidad que ésta se constituya en una adopción fallida.

Si bien entendemos que una adopción oportuna debe realizarse no más allá de los
seis meses de edad, de modo de evitar el riesgo que implica para su desarrollo el
postergarla, debe comprenderse también la importancia de anticipa lo más posible
este encuentro, ya que ello facilitará en gran medida la creación de un vínculo y de

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una identidad familiar, tanto para el bebé como para los padres adoptivos, lo que
en ambos casos favorece significativamente el proceso de desarrollo del niño.

Conclusiones

Después de revisar los aportes que distintos autores e investigadores han


realizado sobre el tema del apego y la importancia de la satisfacción de las
necesidades psico-afectivas para el desarrollo, nos fue posible evidenciar un
avance con respecto al tema, por lo menos desde el ámbito teórico. Más
específicamente, el desarrollo de un apego seguro está siendo considerado como
un factor importante para un buen desenvolvimiento posterior en el niño, siendo la
lactancia un periodo crítico para el establecimiento de dicho vínculo. Con todo, los
estudios a los cuales hacemos referencia se centran primordialmente en contextos
no institucionalizados, es decir, casos en que el niño tiene un contacto directo con
sus padres y cuidadores primarios. Frente a esto, el caso de los niños que se
encuentran dentro de instituciones de adopción, por ejemplo, ha sido poco
explorado a pesar de que las consecuencias de la institucionalización remiten
directamente sobre aspectos tales como el desarrollo del apego. Estas carencias
se deben, según pensamos, a una visión meramente asistencial (clínica de la
asistencia) de los infantes susceptibles de ser adoptados, desestimando de esta
manera las necesidades en las que hacemos hincapié en este trabajo.
Consecuentemente el problema identificado aquí consta del hecho de que existe
una falta de recursos destinados al logro de lazos de apego en niños
institucionalizados, los cuales se encuentran en desventaja en relación a los que
cuentan con una red de apoyo suficiente para satisfacer dichas necesidades. Lo
anterior es una realidad dentro de la mayoría de los centros de adopción, debido a
que existen muchos niños en espera de ser adoptados y pocos cuidadores que
puedan darles la contención necesaria. Por un lado, esta situación ocurre por la
tramitación excesiva estipulada por la ley en el proceso de adopción. Además, y
como se dijo anteriormente, los recursos materiales, profesionales y asistenciales
se distribuyen hacia la satisfacción de demandas de tipo médico-biológico.

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Para abordar en plenitud el problema psicosocial que fue objeto de este estudio e
interés, fue necesaria una visión multidisciplinaria, tomando en cuenta tanto las
perspectivas biológica, social, psicológica, legal. En primer lugar, desde una
perspectiva biológica, el período inicial de la vida se caracteriza esencialmente por
el desarrollo neurológico, donde el cerebro genera neuronas y forma sinapsis de
acuerdo a las experiencias que el ambiente facilite, teniendo así el medio una gran
influencia en el desarrollo neurológico de los infantes. Los niños institucionalizados
viven en un ambiente que no brinda condiciones favorables para su desarrollo, ya
que no se refuerzan las vías neuronales adecuadas. Este bajo potencial de
desarrollo neuronal es provocado por un decaimiento afectivo y táctil, aumentando
el riesgo de que a largo plazo desarrollen una serie de dificultades cognoscitivas,
conductuales y emocionales.
Por otro lado, desde una perspectiva social, el proceso de socialización es
fundamental, conllevando consecuencias necesarias en el desarrollo integral de
las personas. Mediante el proceso de socialización el individuo aprende sobre su
cultura y los roles que debe cumplir, y precisamente en la primera infancia
comienza la identificación personal del niño, que se estructurará casi
exclusivamente merced a las experiencias positivas o negativas que le otorgue el
ambiente. Así, el ambiente social y material adquieren gran importancia en el
proceso de socialización. Los niños institucionalizados vivencian la ocurrencia
simultánea de varias condiciones negativas, primordialmente, la separación del
niño de su madre y la carencia subsecuente de otras figuras que sustituyen social
y afectivamente al rol materno. Los niños institucionalizados están propensos a
tener alteraciones en diversas áreas del desarrollo psíquico, como lo son el
rendimiento intelectual, lenguaje y conducta emocional y social.
Desde una perspectiva psicológica, la conformación de un apego seguro se
constituye como la base de cualquier otra tarea del desarrollo humano. Los niños
institucionalizados no adquieren de manera satisfactoria este lazo socioafectivo,
influyendo esto en el desenlace de su crecimiento personal, ya que éstos carecen
del vínculo de apego con sus cuidadores. Al fallar el apego en estos niños, pueden
surgir problemas serios en la formación de su personalidad, surgiendo a la vez

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problemas en las áreas del desarrollo social, conductual, cognitivo, pensamiento,
desarrollo de la conciencia, relaciones recíprocas, entre otros.
La adopción ha pasado a ser un tema de gran relevancia para la ley y el
funcionamiento institucional. Desde la perspectiva legal, los niños en situación de
adopción son objetos de protección, haciéndose evidente la consideración que se
tiene de sus necesidades físicas, materiales y psicológicas. Asimismo, al
considerar que a éstos niños los cuidados y afectos se le fueron negados desde
su nacimiento, tanto lo estipulado por la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño (1989), como el Servicio Nacional de Menores (SENAME) en
Chile, se han preocupado de que el menor reciba los cuidados adecuados antes,
durante y después del proceso de adopción, ya que las repercusiones que pueden
tener estas carencias de la primera infancia en el desarrollo posterior son
preocupantes.
Finalmente, un individuo es un ser psicosocial, una entidad dinámica y en
desarrollo que va implicándose progresivamente en el ambiente e influyendo en él.
Desde este plano, se concibe el desarrollo como un cambio perdurable en el modo
en el que la persona percibe el ambiente que la rodea y el modo en el que se
relaciona con él. Al mirar el problema que abordamos desde una perspectiva
psicosocial, éste puede articularse basándose en el enfoque ecológico de
Bronfenbrenner. Dicho enfoque propone la existencia de interacción entre
persona, ambiente y cultura, y la existencia de factores que propician el desarrollo
del problema en cuestión. Estos factores pueden ser ubicados dentro de los
sistemas ecológicos postulados por el autor: el microsistema, el exosistema, el
mesosistema y el macrosistema. Además, mirando las condiciones para el
desarrollo de los niños institucionalizados, pueden identificarse ciertos factores
que los hacen vulnerables a presentar, posteriormente, problemas en su
desenvolvimiento dentro del ámbito personal, social, e incluso intelectual. Esto,
debido a estar sujetos a una situación de desventaja inicial para su evolución,
respecto a otros infantes no sometidos al proceso de adopción.

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