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Se denomina enfermedades psicotóxicas a los síndromes resultantes de la deformación de la
relación objetal durante el primer año de vida del niño. Es el comportamiento patológico de la
madre el que deforma su relación con el hijo y actúa en forma de toxina psíquica, proporcionando
al niño estímulos impropios. Esta desviación de la conducta materna es siempre una forma de
rechazo del niño. Spitz describe diferentes conductas maternas que encubren el rechazo
subyacente y clasifica los trastornos del niño según su respuesta a la actitud manifiesta de la
madre.
La forma de estos trastornos sería más bien la resultante del interjuego entre la intensidad de los
sentimientos ambivalentes maternos y las características constitucionales del niño; y estos
sentimientos matemos son la consecuencia del clima afectivo familiar.
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Para que el niño reoriente en Inversión del reflejo de succión:
forma adecuada su reflejo de Esta forma de reacción del recién
succión es preciso que cambie la nacido es una protesta activa
conducta materna. contra el rechazo materno. Ocurre
en niños bien constituidos. En lugar
de perder el reflejo de succión, la
actividad bucal del niño parece
haberse invertido.
Reacciona con la madre empujando
el pezón con la lengua en forma
enérgica y sacándolo de la boca.
Junto a esta actitud anormal, toda
la musculatura del esqueleto entra
en tensión. El niño se echa hacia
atrás y su cuerpo se arquea.
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Falla en el vínculo: La Mericismo o rumiación: La
madre de estos niños suele rumiación es un trastorno
ser: inmadura y dependiente, psicosomático grave del primer año
depresiva, obsesiva y hostil, de vida del lactante.
rasgos que sin definir una Los lactantes rumiadores no se
personalidad específica dejan observar: se dedican a su
describen una mujer infantil, actividad autoerótica estando
incapaz de servir como Yo solos, y si alguien los mira la
auxiliar adecuado para su interrumpe. Excluye al mundo
hijo. No le proporciona los externo durante su actividad
estímulos necesarios ni lo autoerótica y autoagresiva a la vez,
protege de los excesivos. El pero se vuelve a relacionar con el
síntoma que sustituye la medio al conectarse con una
relación faltante crea persona.
excitación y sirve de descarga El trastorno se presenta en el
al mismo tiempo. Pero esta segundo trimestre del primer año,
relación sustituta no es con en el período en que se debería
un objeto; por lo tanto, no iniciar el establecimiento de la
aparece tampoco en los niños relación objetal. Consiste en una
rumiadores su indicador, la regurgitación voluntaria de la leche
angustia ante los extraños. recién tragada y ya cuajada,
La rumiación no se debe alimento que el bebé en parte
exclusivamente a una devuelve y lo retiene en la boca,
relación madre-hijo masticándolo, con movimientos
inadecuada, sino que giratorios de la lengua y la
cualquier factor que prive al mandíbula. En la regurgitación
niño de una relación íntima y también participan la faringe y la
estimuladora personal lo mano llevada a la boca,
predispone para el trastorno. provocando arcadas.
El trastorno dependería de la Delata así su necesidad de
privación ambiental. Cuando contacto, la falta de una relación
es la madre la principal afectiva por la privación de un
representante del medio, lo objeto libidinal que le dé cariño por
desencadenante es su lo que el infante recurre a una
relación defectuosa con el gratificación autoerótica, un
hijo. fenómeno frecuente en los niños
carentes de afecto.
Estas características señalan al
mericismo como uno de los
primeros patrones de una
organización defensiva contra la
psicosis, organización que
caracteriza las enfermedades
psicosomáticas.
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Hostilidad disfrazada de Dermatitis atópica:
angustia: . Las señales ambiguas son estímulos
A estas madres no les gustaba traumáticos que producirán dermatitis
tocar a sus hijos. Conseguían si existe hiperexcitabilidad cutánea
siempre que otras compañeras congénita. Esta localización dérmica
los cambiaran, los bañaran y les tiene algunas ventajas secundarias.
dieran de comer. Mostraron Sirve como mecanismo de defensa,
mucho miedo de tocados. Les como instrumento para incitar a la
parecía que los niños eran muy madre a que toque al niño, a que lo
frágiles y vulnerables y pensaban limpie y lo cure. Por otra parte, la
que con cualquier movimiento eczema proporciona al niño una
brusco o mal calculado podían satisfacción autoerótica por la picazón
dañados. y el rascado
Una madre ansiosa no brinda
suficientes posibilidades para el
ejercicio de las nuevas funciones.
Mantiene inmóvil al niño, no lo
toca ni lo saca de su cuna.
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Saltos de humor cíclicos: Juegos fecales: Jugar con los
Madres tenían un síndrome excrementos del segundo año de
depresivo y mostraban vida, el niño aprende a expulsar o
cambios de humor retener sus heces a voluntad.
intermitentes respecto de sus Está muy orgulloso de su producto
hijos: bienestar y alegría se y obtiene placer aun ensuciándose
alternaban con depresiones con él.
graves. La actitud cariñosa del Con el control, el niño transforma
principio cambiaba, en estas el gusto por sus excrementos en
madres, alrededor del asco y ya no juega con ellos.
noveno mes. Caían entonces
en una depresión profunda,
con rechazo no solo de los
hijos, sino también de todo
contacto con el ambiente.
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I. Privación afectiva parcial
En unos estudios realizados con la ayuda de Katherine M. Wolf sobre un total de ciento
setenta niños, observados durante año y medio, hemos encontrado treinta y cuatro que, tras
un mínimo de seis meses de buenas relaciones con sus madres, se vieron privados de estas
durante un período más o menos largo.
El sustituto de la madre que se les proporcionó durante el período de sepaarción no les
satisfizo. Estos treinta y cuatro niños presentaron un cuadro clínico, que progresaba de mes
en mes, en función del tiempo que duraba la separación.
Primer mes: Los niños se vuelven llorones, exigentes y se aferran al observador que
toma contacto con ellos.
Segundo mes: Los lloros se transforman en chillidos. Hay pérdida de peso.
Estacionamiento del desarrollo.
Tercer mes: Rechazo del contacto. Posición patognómica (los niños permanecen la
mayor aprte del tiempo acostados boca abajo en la cuna). Insomnio. Continúa la pérdida
del peso. Tendencia a contraer enfermedades intercurrentes. Generalización del retarso
motor. Rigidez de la expresión facial.
Después del tercer mes: se fija la rigidez del rostro. Los lloros cesan y son
reemplazados por gemidos extraños. El retraso aumenta y se convierte en letargia.
Si se restituye la madre al niño, o se consigue halalr un sustituto aceptable para este antes
que transcurra un período crítico situadoentre los finales del tercero y del quinto mes, el
trastorno desaparece con sorprendente rapidez.
Hemos llamado a este trastorno depresión anaclítica, debido a la semejanza que
presenta con el cuadro clínico de la depresión en el adulto. Insistimos en considerar la
estructura dinámica de la depresión anaclítica completamente distinta de la depresión en el
adulto.
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plenamente evidente. Estos niños, de pasividad total, yacían en sus camas, con el rostro
vacío de expresión,con aire generalmente idiota y presentando con frecuencia una
coordinación ocular defectuosa.
Ni siquiera podían presentar el cuadro patognómico acostándose boca abajo cuando
alguien se aproximaba. Después de cierto tiempo la motricidad se manisfestó en algunos de
estos niños en forma de spasmus nutans, con movimeintos extraños de los dos dedos que
recordaban lso movimeintos catatónicos o descerebrados.
Fueron observados hasta la edad de cuatro años. A esa edad cierto número de ellos no
llega a andar, ni a ponerse en pie, ni a hablar.
La poca resistencia a las infecciones, por una parte y el deterioro progresivo, por otra,
dieron en estso niños un porcentaje extremadamente elevado de marasmo y de muerte.
De los noventa y un niños que hemos estudiado durante dos años en este orfanato murió
el 37%.
La depresión anaclítica y el hospitalismo nos demuestran que la ausencia de
relaciones objetales causada por la carencia afectiva detiene el desarrollo en todos los
sectores de la personalidad.
Cuando la carencia de relaciones objetales hace imposible la descarga de impulsos
agresivos, el lactante vuelve la agresión sobre si mismo.
Se hace incapaz de asimilar la comida, cae víctima del insomnio, más adelante estos
niños se atacan activamente a sí mismos, dándose cabezazos contra los barrotes,
pegándose con el puño y arrancándose mechones de pelo. El deterioro progresa
inexorablemente, llevándoles al marasmo y a la muerte.
Se produce una defusión de los dos instintos. La agresión separada del impulso
libidinal, se vuelve sobre el niño privado de provisiones afectivas y produce el
deterioro.
En los niños sujetos a una prolongada carencia de provisiones afectivas cesan todas las
actividades autoeróticas de cualquier clase, incluso la succión del pulgar. Se diría que
el niño vuelve entonces al narcisismo primario: ni si quiera puede ya tomar su propio
cuerpo como objeto, tal como sucedería en el narcisismo secundario. Se tiene la impresión
de que, en estos niños sumidos en el marasmo, el impulso libidinal se emplea con fines de
conservación, para mantener lo más posible el resplandor de la fuerza vital que va
debilitándose.
No habían podido dirigir los impulsos libidinal y agresivo sobre un solo objeto idéntico, lo
cual resulta indispensable para llegar a la fusión de ambos impulsos. Privados de objeto en
el mundo exterior, los impulsos aún no fusionados volverán hacia la persona misma a la
que han tomado como objeto.
La consecuencia del retorno de la agresión no fusionada se manifiesta por el deterioro
destructivo del niño en forma de marasmo.
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A esta destrucción se opone a su vez la vuelta del impulso libidinal hacia el sujeto, y, por
un efecto análogo al narcisismo primario, aquel se agota en el esfuerzo de conservar la
vida.
Una neutralización del impulso, es decir, la transformación de la energía impulsora en
energía neutralizadora, podría evitar las perniciosas consecuencias de la defusión.
Pero, la neutralización presupone cierta medida de integración en el yo, el niño no es capaz
de ello antes del último trimestre del primer año. La primera fase mayor de la integración
del yo acontece en el período entre el segundo y el tercer organizador, es decir, entre el
octavo y el decimoctavo mes de la vida, y acaba cuando se adquiere la función simbólica
del lenguaje.
Cuando no está neutralizado, el impulso acaba en destrucción, ya sea del objeto o del
sujeto. Neutralizado, se mantiene en suspenso para ser utilizado cuando lo permita una
oportunidad más favorable, una razón más adecuada para alcanzar el fin. La neutralización
del impulso representaría también, pues, de esta forma, una función de rodeo.
Al mismo tiempo serviría de defensa. Incluiremos también la neutralización entre los
mecanismos de defensa familiares. La formación del principio de realidad debería entonces
considerarse como su precursor, su prototipo.
Capítulo II El método
Vamos ahora a recordar el método empleado en nuestros trabajos de observación y a
describir a los sujetos a quienes lo hemos aplicado.
Durante el estadio preverbal no puede aplicarse el método psicoanalítico propiamente
dicho. Nos hemos servido, pues, para nuestros trabajos de la observación inmediata
(directa) y de la psicología experimental.
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Hemos aplicado el criterio de validez, es decir, los test y métodos de observación fueron
tipificados con un número representativo de niños. También aplicamos el criterio de la
fiabilidad, han realizado las observaciones, alternativamente, un hombre y una mujer.
Hemos seguido el método llamado longitudinal, es decir, la observación de nuestro sujeto
durante períodos relativamente largos, hasta de dos años, en el transcurso de los cuales
repetimos mensualmente numerosos experimentos y test.
Esto nos permitió combinar el llamado método transversal con el longitudinal.
Observamos así mismo a un número de sujetos lo bastante elevado para llegar a
conclusiones estadísticamente significativas.
Renunciamos al método llamado clínico, que se aplica a sujetos seleccionados y lo
reemplazamos por un método experimental, en el cual observamos, sin elección previa, la
población entera de un determinado medio.
Esto nos ha permitido mantener un máximo de condiciones invariables en un medio dado,
e introducir una sola variable, formada por el mismo sujeto del experimento, ya que el
hecho del medio idéntico nos garantizaba condiciones también idénticas para todos los
sujetos que se encontraban en él.
Para comparar las condiciones fundamentales de diversos medios hemos elegido algunos
completamente distintos entre sí, bien en el aspecto cultural, bien en la raza a que los niños
pertenecían, sea por la situación económica y social de los padres, ya por otras condiciones.
Hemos sometido a cada uno de los niños estudiados a cuatro horas de observación
semanal. Los informes sucesivos de estas observaciones se han incorporado a la historia
clínica de cada niño.
1. Los test
Para obtener una base de comparación cuantitativa y objetiva hemos recurrido a la
aplicación mensual de los Baby test de Buehler y Hetzer. Hemos prevenido la posibilidad
de una influencia debida a la diferencia de sexos, manteniendo el principio de que el test
sea aplicado alternativamente por un hombre y por una mujer.
Los test permiten la cuantificación mensual de seis sectores diferentes de la personalidad:
1. Desarrollo y dominio de la percepción.
2. Desarrollo y dominio de la constitución física.
3. Desarrollo y dominio de las relaciones interpersonales.
4. Desarrollo y dominio de la memoria y de la imitación.
5. Desarrollo y dominio del manejo de objetos.
6. Desarrollo intelectual.
La cuantificación de estos test nos ofreció una serie de cocientes de desarrollo que
sirvieron para establecer un perfil del desarrollo en un momento dado o, en otras palabras,
un cuadro transversal.
2. Análisis en la pantalla
Con el fin de conservar una prueba objetiva de nuestras observaciones visuales, así como
para tener la posibilidad de un estudio exacto y repetido del mismo fenómeno, hemos
tomado películas, sirviéndonos del método que introduje en 1933 y que llamé análisis en la
pantalla.
Consiste en filmar a veinticuatro tomas por segundo, lo que no solo nos permite repetir la
observación a voluntad, con la frecuencia necesaria, sino también reducir a ocho tomas por
segundo la proyección del film.
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Cada niño ha sido filmado la primera vez que nos fue presentado, es decir, lo más
próximo posible al nacimiento, y a veces incluso durante su expulsión, en el transcurso del
parto.
A continuación hemos tomado en película todas las manifestaciones del niño examinado
que se apartaban de la media de los otros niños observados. Finalmente, hemos filmado las
experiencias realizadas sobre todos estos.
Hemos Aplicado los test de Rorscharch, así como los de Szondi, a las madres de algunos
niños observados.
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