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RESEÑA UNIDAD 5
TEXTO: ARENDT, H. De la historia a la acción. Barcelona: Ediciones Paidós, 1995, pp. 47-88.
El libro De la Historia a la Acción es una selección de ensayos de la escritora Hannah Arendt, escritos
en diferentes momentos de su producción bibliográfica. Aunque esta obra no es un texto bajo el
desarrollo de tema específico, les textos que la componen siguen una perspectiva: Las acciones
humanas responsables deben ser la base de la sociedad y, por ende, si el desarrollo tecnológico
avanza, también las responsabilidades del hombre son mayores al igual que sus formas de actuar
deben ser perfeccionadas. Específicamente vamos a abordar dos de los ensayos compilados en esta
obra. El primero es “Historia e Inmortalidad” publicado como una colaboración en la revista de
tendencia anticomunista Partisan Review en el año de 1957. El segundo de ellos “La Brecha entre
Pasado y Futuro” fue escrito como prólogo a su libro Entre el Pasado y el Futuro: Ocho ejercicios
sobre la reflexión política, publicado en 1961. Como ya se dijo, ambos escritos versan sobre la
importancia de la acción humana, sobretodo en una época en la cual los acontecimientos de la
creciente Guerra Fría aumentaban la incertidumbre de la humanidad. Para Arendt era necesario
retomar conceptos como justicia, razón, responsabilidad, virtud y gloria, que se habían perdido en
la concepción moderna de la política.
Hannah Arendt es considerada como una de las más grandes pensadoras del siglo XX, nacida en
Hannover, tuvo que abandonar Alemania por su condición de judía para luego asentarse en los EEUU
hasta su muerte en 1975. Por su experiencia de vida, dedicó gran parte de su reflexión académica
el pensamiento político, específicamente a preguntarse sobre lo que produce el mal y lo que no
funciona: las violencias políticas, los totalitarismos, el conflicto entre israelíes y palestinos, el
creciente poder de la sociedad de consumo, el incremento de refugiados en el mundo, la reducción
del espacio público y la degradación de nuestras libertades. Su intención –a través de tal
comprensión– es aprehender lo más notable del ser humano, aquello que resulta política y
humanamente relevante, y esto conlleva la resignificación de la categoría de “la acción” como
condición que nos determina como seres plenamente humanos en tanto libres. Y es en tal apuesta
en donde está el sentido que ella encuentra en “lo político”.
En la segunda parte del ensayo, que titula “La brecha entre el pasado y el futuro” alude a una
parábola de Kafka para explicar su idea del hombre como ser de acción dentro de la línea del tiempo.
Ilustra esta situación como dos fuerzas que antagonizan y se encuentran en sentidos contrarios en
un punto. Una de esas fuerzas es el pasado, de origen indeterminado, pero con fin exacto que el
punto en que se encuentra con la otra fuerza, que es el futuro con un origen también indeterminado,
pero en dirección opuesta. Y en el punto donde se encuentran estas dos grandes fuerzas existe una
“brecha” que es un “pequeño espacio atemporal en el mismo corazón del tiempo” donde se
encuentra ubicado el hombre.
Ahora bien, para habitar esta brecha el hombre debe echar mano de su pensamiento y de su acción;
el problema, sin embargo, es que no parecemos estar preparados para esta actividad de pensar, ya
que durante mucho tiempo al hombre le han dicho que pensar y que hacer por medio de la
“tradición”. Arendt manifiesta que esta labor de pensar siempre había estado destinada a aquellos
hombres que tenían esa función por oficio, es decir, los intelectuales. Sin embargo, propone que
con el advenimiento de la Época Moderna esta tradición ha perdido fuerza hasta desaparecer, por
lo que el hombre común adquirió la capacidad de pensar y actuar en su propia brecha; es él mismo
quien decide cómo pensar y que hacer en su espacio-tiempo.
En sus ensayos posteriores, Arendt anuncia su intención de mostrarle al ser humano cómo debe
aprovechar su espacio-tiempo para pensar, y de forma más específica para pensar políticamente; a
estas actividades ella los llamará “ejercicios de pensamiento político”.
En conclusión, la autora utiliza estos ensayos para mostrar atacar dos conceptos, el de “historia
como proceso” y el de “tradición”. Ambos atentan contra los acontecimientos particulares del ser
humano y lo confinan a ser un simple actor pasivo del tiempo. Su llamado es a valorar la acción del
hombre y darle vigencia por sobre la continuidad de la historia, de tal forma que cada generación y
cada individuo sea capaz de desarrollar su propia trascendencia desde sí mismo, sin esperar que una
tradición le diga cómo vivir o que una historia le diga qué tan importante va a ser su vida y sus
acciones.