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MI SALON DE CLASE - TANZANIA

Catherine Njau sube cada mañana por una carretera destapada junto a la montaña
Kilimanjaro, para llegar al colegio de secundaria Mboni, donde enseña Inglés hace 15 años.
Después de tanto tiempo, Catherine renueva constantemente sus métodos de enseñanza en
un contexto en el que reinan los métodos tradicionales; por ende se ve a sí misma como una
profesora moderna.
El Mboni es un colegio auspiciado por el gobierno, ubicado en una zona rural del norte
de Tanzania. El sistema de este colegio está basado en el sistema de educación Británico,
ofreciendo así cuatro años de educación básica secundaria a estudiantes que hayan
completado siete años de educación primaria. Mientras algunos de los 238 estudiantes
viven en aldeas cercanas al colegio, otros viven más lejos, a más de una hora de viaje entre
sus casas y el colegio. Al igual que la profesora Njau, a diario caminan hasta el colegio
desde las aldeas más bajas de la ladera de la montaña.
El gobierno nacional de Tanzania es quien asigna los profesores a los colegios, lo que
significa que, a menudo, se les encías a enseñar en regiones alejadas, así que
constantemente solicitan ser transferidos con ánimo de ser asignados cerca de sus pueblos
natales. La profesora Njau es afortunada de haber sido asignada a un colegio en la
comunidad en la que creció y enseña allí desde el inicio de su carrera. Como la mayoría de
sus estudiantes, ella es Chagga, una tribu de indígenas en el norte de Tanzania donde está
localizado Mboni. Ella usa su conocimiento acerca de la cultura de sus estudiantes para
ayudarles a tener éxito en el colegio. La quinta de 7 hijos, Catherine era responsable de
cuidar a su hermana menor. Cuando fué a la secundaria tuvo que trabajar para pagar su
propia matrícula; por ende, entiende el impacto que pueden tener las obligaciones
familiares y las presiones económicas en la vida y rendimiento académico de sus
estudiantes.
Cuando terminó sus estudios de básica secundaria, Catherine puntuó muy bajo en
matemáticas y contabilidad en los exámenes nacionales, razón por la cual no pudo estudiar
negocios como deseaba. Sin embargo sus resultados en el examen de Inglés fueron mejores.
Una profesora la animó para que aprovechara su punto más fuerte y estudiara la carrera que
le era más llevadera, de manera que podría llegar más lejos, consejo que ahora la profesora
Njau transmite a sus estudiantes. Njau continuó sus estudios de Inglés y pasó los exámenes
nacionales, posteriormente empezó a estudiar la Licenciatura.
“En el fondo de mi corazón sentí que si trabajaba duro en esto, sería una buena profesora,”
comenta Njau, reflexionando acerca de su paso por Marangu Teachers Training College,
justo bajando la montaña Mboni. “Yo creía en mí misma ya que si había sido capaz de
sortear todas esas situaciones difíciles, sería también capaz de enseñar y ayudar a otros
que afrontan las mismas situaciones que yo afronté.”
Actualmente Njau enseña a estudiantes de último año de básica secundaria divididos en
dos grupos de acuerdo a su rendimiento académico. Semanalmente pasa períodos de 80
minutos con cada grupo preparándolos para los exámenes de alta dificultad que van a
determinar si pueden continuar sus estudios o no. Aquellos estudiantes que les va bien en
los exámenes pueden continuar dos años más en el nivel avanzado de secundaria, mientras
quienes no pasan los exámenes empiezan a trabajar en su comunidad, la mayoría de ellos
como campesinos.
Una de las razones por las que los exámenes son tan difíciles, es porque el lenguaje en el
que dirigen las clases cambia de Swahili en primaria a Inglés en secundaria. Njau considera
que este es el mayor reto que enfrentan sus estudiantes. Los exámenes nacionales también
son en Inglés, lo que significa que su rendimiento depende mucho de sus habilidades en
esta lengua en todas las áreas, exceptuando Swahili Language y Literatura, a pesar de que
son solo 4 años en los que se usa el Inglés para enseñarles. La mayoría de los estudiantes de
secundaria batallan incluso teniendo una conversación básica en inglés, de manera que la
concepción de estudiar disciplinas difíciles como Química e historia en una segunda
lengua resulta intimidante.
Para preparar mejor a sus estudiantes de Lengua Swahili para los retos que van a
enfrentar en secundaria, incluyendo las clases de Inglés intermedio, Njau dirige un curso
intensivo cada verano. Más adelante, cuando sus estudiantes están cerca de terminar sus
estudios en Mboni, los ayuda a prepararse para los exámenes nacionales los cuales son
escritos por el Consejo de Exámenes Nacionales de Tanzania, una rama del Ministerio de
Educación, pero son planeados y vigilados por profesores locales preparados para la tarea.
Njau les enseña vocabulario que aparece frecuentemente, los anima para que estudien los
exámenes pasados, los cuales están archivados en la biblioteca, y les hace trabajar en
grupos para crear carteles que resuman las obras de Literatura que les serán preguntadas.
Njau permanentemente exhibe las carteleras en la biblioteca para que les sean de ayuda a
otros estudiantes durante los siguientes años.
Njau se enorgullece de ser una profesora moderna y está constantemente probando
nuevas maneras de animar a sus estudiantes para que se comuniquen en Inglés durante la
clase. En el sistema de educación tradicional de Tanzania centrado en el profesor, este entra
al salón de clase y se limita a explicar, mientras se espera que los estudiantes solo copien
literalmente del tablero. “Los estudiantes no tienen muchas actividades para participar,”
dice Njau. “Pero una vez entras a mi clase verás que muchos estudiantes están participando
en diferentes actividades dentro del aula.” De hecho, recientemente ella incorporó tres
actividades distintas en la fase de presentación de una clase de 80 minutos con estudiantes
improvisando una dramatización, respondiendo preguntas en grupo de discusión y
continuando un párrafo en el que los estudiantes desarrollan una idea basándose en las tres
primeras oraciones de una historia.
Todo esto sucede en un salón equipado solamente con filas de escritorios de madera y
sillas alineadas en siete columnas y únicamente dos pasillos entre ellas. Hay una pizarra
pero no hay libros, por lo que Njau crea sus propias lecciones basándose en los temas
señalados en el programa nacional. Cuando le preguntan por los materiales que usa, señala:
tiza, papel y rotuladores, y luego explica que su recurso más importante son sus propios
alumnos, quienes ayudan a facilitar el aprendizaje de sus compañeros. Por ejemplo ella
asigna algunos estudiantes que dirigen actividades para romper el hielo al inicio de cada la
clase; además, Njau hace que sus estudiantes expliquen lo que han aprendido al final de
cada clase. Por otra parte, los estudiantes también se escuchan los unos a los otros con
entusiasmo durante las presentaciones en clase y han desarrollado una cultura de sentirse
cómodos corrigiéndose mutuamente cuando cometen un error.
A pesar de lo novedoso de su método, Njau señala que sus estudiantes han respondido
bien. Ellos se mueven, cantan, juegan y hablan en voz alta. Incluso a aquellos estudiantes
que usualmente no participan, se les ve animados y activos en las clases. “Ellos lo aman y
se integran,” menciona. Njau toma el ruido en el aula como una señal de que la clase ha
sido un éxito, esto demuestra que sus estudiantes están volviéndose más seguros de sí
mismos al hablar en Inglés.
Njau toma un enfoque proactivo para encontrar nuevas técnicas y probarlas en sus
clases. Busca en su computadora portátil cuando la red de datos que usa en su celular es
suficientemente fuerte para conectarse. Además lee libros y revistas. Posteriormente trata
de implementar con sus propios estudiantes las actividades que leyó. Ella cree que en 10
años todos los profesores a lo largo y ancho de Tanzania usarán métodos participativos en
sus clases. Como coordinadora regional de Kilimanjaro en la asociación de profesores de
Inglés en Tanzania, Njau dirige talleres para compartir con otros profesores los métodos
que ella ha aprendido, pero alienta a aquellos profesores que no tienen acceso a
oportunidades de desarrollo profesional para que lean y traten nuevas ideas por cuenta
propia. Ella cree que cambiando sus técnicas de enseñanza, los profesores pueden cambiar
sus escuelas y colegios, sus comunidades y eventualmente la sociedad entera.
Buscando mejorar sus habilidades y subir su certificado “Diploma de enseñanza” a
“Licenciatura”, empezó a tomar clases online en Lingüística Inglesa en la Open University
of Tanzania a principios de este año. Aunque no recibirá su título sino hasta el 2021, desde
ya incorpora a sus clases lo que va aprendiendo y ha advertido que el Programa Nacional es
compatible con un enfoque basado en competencias para la enseñanza del Inglés.
Njau está comprometida a crear un entorno donde sus estudiantes también tengan los
recursos para desarrollarse. Siempre ha dado bolígrafos y libros de ejercicios para los
estudiantes que los necesitan, pero ella quería ir más allá. En 2013 escribió un proyecto
para Project Corps Partnership, proyecto que llevó a la construcción de una biblioteca para
que los estudiantes tengan acceso a libros y construyan su propio aprendizaje. Esta
independencia es particularmente importante en un país donde los estudiantes no tienen
libros de texto y dependen exclusivamente de conferencias y notas de sus maestros
copiadas de la pizarra. Cuando la Biblioteca abrió, Njau movió su escritorio de la sala de
profesores a la biblioteca y ahora sirve como bibliotecaria, ayudando a los estudiantes a
encontrar libros, respondiendo sus preguntas y animándolos a hablar con ella en inglés.
Con una sala para guardar libros y otra con mesas y sillas grandes, la biblioteca sirve
como punto de encuentro para que los estudiantes participen regularmente en uno de los
muchos clubes facilitados por la Njau. El espacio abierto y acogedor es una rareza en un
país donde las clases de más de 50 estudiantes son normales y los alumnos a veces tienen
que compartir escritorios. Njau estableció la biblioteca para dar más instrucción a los
estudiantes sobre su propia educación durante la clase. Todos los miércoles, las dos
docenas de miembros del Club de Inglés vienen a jugar y cantar, mientras que los 15
estudiantes que forman el Club de Narradores de Cuentos practican contando historias
tradicionales en inglés, Swahili y Chagga. Inicialmente, Njau dirigió las reuniones del club,
pero ahora se posibilita que los estudiantes lideren las actividades ellos mismos. Los clubes
incluso presentan sus dramatizaciones, canciones e historias durante las asambleas de la
mañana que tienen lugar en los campos del desfile escolar, lo que ayuda a establecer una
cultura del Inglés en toda la escuela. Njau también se preocupa por el cuidado personal de
los estudiantes y su bienestar. Junto con su esposo, el director de la escuela, ella dirige un
curso de Habilidades Para la Vida Después de Graduarse donde los estudiantes aprenden
cómo tomar decisiones saludables y planificar para su futuro. Se le presta especial atención
a las necesidades de sus alumnas y les enseña sobre salud y empoderamiento. Njau se ha
asociado con un grupo de mujeres para proporcionar productos de higiene personal a las
niñas en la escuela. Este proyecto ha resultado en un aumento significativo en la asistencia
estudiantes mujeres. La mayoría de las mujeres del grupo utilizan los ingresos que obtienen
de esta asociación para pagar las cuotas escolares de sus hijos.
Njau se ve a sí misma como un ejemplo a seguir para sus estudiantes y regularmente
discute la importancia del inglés con ellos usando su propia vida como ejemplo. "Me
enorgullece hablar abiertamente con ellos sobre cómo el inglés me ha ayudado y ha
cambiado mi vida", dice, y explica cómo utilizó sus habilidades en inglés para conseguir
donaciones y así poder financiar sus proyectos. “A través del inglés, logré escribir
diferentes proyectos. Esos proyectos aún existen y están ayudando a la comunidad y a mi
escuela”. Ella anima a otros maestros a comenzar a trabajar para mejorar sus comunidades
con los recursos que tengan disponibles, ya que fue su trabajo en proyectos voluntarios lo
que abrió la puerta a mayores oportunidades, como la donación de fondos. "No debes
esperar a que te paguen", aconseja. "Necesitas tener el espíritu de voluntariado".

Este artículo fue escrito por Riah Werner, una becaria de lengua inglesa en el Instituto
Pedagógico Nacional para la Formación Técnica y Profesional en Côte d’Ivoire. Sirvió
como voluntaria del Cuerpo de Paz en Tanzania y también ha enseñado en Corea del Sur,
Tailandia y Ecuador.

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