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Grandezas y miserias del rolandismo

Claude Coste

En el texto “Grandezas y miserias del rolandismo” (2016), publicado en Memorias


coloquio internacional Roland Barthes Amateur, Claude Coste habla sobre la subjetividad
barthesiana como la esencia de la creación intelectual. En la primera parte, Coste da un
panorama de los textos escritos en torno a la vida de Barthes. Primeramente, lo que el autor
de este texto propone hacer es tomar ya no ese término inventado por Barthes
(“marcelismo”), sino “rolandismo” para tratar la obra y vida de Barthes que cautiva no solo
en Francia, sino en todo el mundo (sin ser necesariamente una vida “novelesca”, aunque
algunos intereses posaron sobre sucesos como la relación con su madre, la homosexualidad,
su extraña muerte, etc.). Uno de los hechos biográficos más cautivantes sobre Barthes, dice
Coste, radica en el trato con sus estudiantes. A partir de esa relación existen tres biografías
(la de Louis Calvet, 1990; la de Marie Gil, 2012; y la de Tiphanie Samoyault, 2015), y
varios escritos sobre la amistad con el escritor francés, por ejemplo el libro de Éric Marty
Roland Barthes, le métier décrire. En libros como Les derniers jours de Roland Barthes de
Hervé Algarrondo, Roland Barthes, un été de Jean Esponde, Barthes deviene en un
personaje de novela. Ahora bien, en este tipo de textos, afirma Coste, se juegan dos temas:
por un lado el gesto de rendir un homenaje; por otro, presentar a Barthes desde su mejor
lado. Sin embargo, no todos los libros son elogios, y hay también, dice Coste, textos que
muestran aquello que habría bajo la “máscara” de Barthes. Lo importante en estos tipos de
textos (homenajes o no) es la subjetividad en la creación barthesiana.
En una segunda parte, Coste explica lo que se entiende por humores en la obra de
Barthes para seguir ese camino como parte del análisis de la subjetividad (una conciencia,
un objeto y una intencionalidad). Los humores remiten al cuerpo físico, sensible e
intelectual; tienen relación con las “repercusiones” que los diferentes hechos provocan en el
sujeto. Para abordar esta propuesta, Coste propone centrarse en tres puntos: la proyección,
la transfiguración y la ficción.
En cuanto a la proyección, Coste menciona que en el análisis que hace Barthes de Sobre
Racine, a la vez que reflexiona sobre la subjetividad general, reflexiona sobre la suya
propia (“existencial y crítica”). Para él, la literatura debe “institucionalizar” la subjetividad.
Para este estudio, Barthes toma vocabulario de Sartre, Marx, Husserl, Freud, Bachelard:
“fragmentos de pensamiento” que van creando una noción de sujeto. En esta combinación
de ideas, son dos las dominantes: el psicoanálisis (la “horda salvaje” de Tótem y Tabú,
Moisés y el monoteísmo de Freud) y la fenomenología sartreana (“la voluntad de poder, la
potencia de la mirada”) que buscan proponer una suerte de antropología del personaje
raciniano, la figura del sujeto. El sujeto como héroe trágico, por ese deseo de renacer,
deviene entonces en “héroe dogmático”: ese sujeto enamorado de la libertad, ese sujete en
contra de la doxa. El intelectual puede, dice Coste, concebir su vida como objeto de
transfiguración, objeto de argumentación de humores. Originándose el salto de la
proyección a la metamorfosis de la subjetividad.

Respecto a la transfiguración, Coste afirma que Barthes se niega a hacer una separación
entre las palabras del profesor y las del enamorado (esto parte del seminario “El discurso
amoroso” y Fragmentos de un discurso amoroso). El metalenguaje profesoral es una
manera del discurso amoroso; éste, el segundo, se dirige siempre a un destinatario
específico, ya presente, ya ausente. En esa línea, Coste se pregunta “¿a quién se dirige
Barthes en su seminario?”. A partir de un diario amoroso encontrado en la biblioteca
nacional de Francia, se figuran algunas posibles respuestas están las diferentes
concepciones con las que entiende Barthes la enseñanza: el lazo de lo afectivo y lo
intelectual, vida y escritura concebidas no como algo distante o separado, sino como una
modalidad de existencia; o, en otras palabras, no hay vida sin literatura: el libro y la vida
conviven de manera simultánea. Por una parte, toda realidad tiene que ver con el lenguaje,
con el verbo. Por otra, juega el papel de la consciencia: el sujeto como “espectador de sí
mismo”. De esa manera, el escritor proyecta su vida, luego la transforma en obra, y así
“argumenta sus humores”.

Sobre la ficción, Coste menciona que Barthes desea hacer de su subjetividad una
escritura novelesca, una ficción, otra escritura (“el libro por venir”, que bien pudo haber
sido esa novela interrumpida por su muerte, o esa “historia patética” que era su nuevo
proyecto). Esta ficción se trata de la imaginación, el salir del mundo para inventar otro
mundo distante del espacio del escritor; y el imaginario, “representación de sí”. Este nuevo
emprendimiento se vio interrumpido por su muerte.
En conclusión, Coste afirma que la obra bartesiana hallaba en la subjetividad el
emprendimiento de la creación intelectual.

Bibliografía

Coste, Claude. “Grandezas y miserias del rolandismo”. Memorias coloquio internacional


Roland Barthes Amateur. La Paz: IIL, Imprenta Stigma, 2016.

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