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68 HOMENAJE A ROBERT CASTEL MINERVA 26.

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Luis Enrique Alonso es economista y catedrático de sociología en la Universidad


Autónoma de Madrid. Entre sus publicaciones recientes destacan La era del consumo
(Siglo XXI, 2005), La crisis de la ciudadanía laboral (Anthopos, 2007) o Prácticas
económicas y economía de las prácticas (La Catarata, 2009). En este texto, fruto
de su intervención en el homenaje al sociólogo francés, Alonso analiza la categorización
de la pobreza que debemos a Castel, no como estado de carencia sino como
un proceso relacional vinculado a la erosión mercantil de las relaciones sociales
y profundamente conectado con las formas en que nuestra sociedad genera
ciudadanía y cohesión.

nueva pobreza y vulnerabilidad:


la sociología crítica de Robert Castel
LUIS ENRIQUE ALONSO

Jeanne Menjoulet, CC BY-ND 2.0


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Lo social queda reducido a un intercambio de numerosas en un derecho al reconocimiento de la naturaleza pública de lo


interacciones entre individuos que evacúa todos los aspectos social. En este sentido, conocemos una rearticulación completa
propiamente sociales y políticos de la vida. del Estado protector –benefactor y productor– hasta acercarse
– Robert Castel1 más a un Estado director o manager, que tiene como principal
misión activar el mercado total o, dicho de otro modo, ajustar a
los individuos a las nuevas disciplinas competitivas de todos los
1. INTRODUCCIÓN mercados en juego. El Estado ya no toma el papel de racionalizador
y sostenedor de las riendas del mercado, sino que, aumentando
Robert Castel nos enseñó como nadie a ver que la pobreza no es sus contradicciones entre las funciones de legitimación y las de
un simple estado de escasez, sino una diferencia estigmatizante acumulación que debe cumplir –así como entre sus dimensio-
construida en el seno de una sociedad determinada como expre- nes económicas, políticas y sociales–, se pliega ante las lógicas
sión de un déficit en la constitución de la ciudadanía. Además, su mercantiles, reproduciéndolas, difundiéndolas y ampliándolas.
análisis contribuyó como ningún otro a esclarecer cómo la sociedad Si bien, muchas veces tiene también que internalizar los costes
neoliberal ha fragmentado los sujetos sociales, individualizando sociales de la actividad mercantil nacional e internacional imple-
hasta el desmigajamiento la cohesión social básica y, con ello, mentando políticas sociales, cada vez más asistenciales, focalizadas
las bases de la participación distributiva. Así, la formación de los y parciales. La ambivalencia de la modernidad estalla así con efec-
vínculos sociales se ha fraccionado y diversificado hasta quedar tos ideológicos fuertemente fragmentadores e individualizadores,
débilmente estructurada en torno a círculos, pseudocomunidades a la vez que produce colectivos sociales en dispersión creciente:
(virtuales o reales), grupos de interés, identidades particulares, son los precarios y los nuevos pobres. La propiedad social sobre
tribus, estilos de vida o redes de relación. Lo que hoy resulta im- la que se había basado la ciudadanía laboral –es de nuevo un diag-
posible es encontrar prácticas y discursos institucionales unifi- nóstico acertado de Robert Castel– ha sido destruida y diseminada
cadores, como lo fueron el progreso, la reforma social, el Estado a favor de la esfera mercantil.
de bienestar o el derecho laboral, omnipresentes en la era de la Perdida ya la moral de los productores, el paradigma de la fle-
modernidad social y la sociedad salarial, arrasados ahora por la xibilidad se extiende por todas las representaciones sociales del
individualización y la segmentación de la producción material y trabajo, de tal manera que para muchos sectores de la población
la construcción de las convenciones del sentido común. el primer dibujo del vínculo laboral posible no es tanto ya el del
La constitución del ciclo sociodisciplinario neoliberal se ha trabajador flexible como el del parado flexible o el pobre flexible.
realizado como un proceso de reactivación y generalización del Nos encontramos así con sujetos que vagan de unas prácticas a
mercado y la competencia como entes absolutos (que dictan otras, condenados a una interinidad y a una rotación de empleos
normas y definen la racionalidad misma). Asociado a esta re- permanente, sin posibilidad de establecer ningún plan de futuro,
mercantilización general existe también un proceso paralelo de obligados a vivir en el día a día: son los hijos de la desregulación,
institucionalización del riesgo y la inseguridad – y Robert Castel fue con modos de vida preocupantemente desestructurados. En esta
el primero en poner la gestión de riesgos en el centro del análisis jerarquía de ocupaciones, los grupos frágiles (ciertos jóvenes,
social2–, como regulador cognitivo de lo social en todos sus niveles inmigrantes, mujeres sin recursos) son relegados del fragmen-
(del mercado de trabajo a las operaciones financieras, de la polí- to secundario del mercado laboral a la vulnerabilidad absoluta y
tica internacional a la amenaza del terrorismo, de las prácticas de a la nueva pobreza, engrosando un ejército de reserva siempre
ocio al consumo alimentario, de la idea de normalidad social a las disponible o prescindible ante las fluctuaciones de la demanda,
percepciones de la pobreza, etc.). De esta manera, la disemina- sometidos a la temporalidad, a pseudotrabajos a tiempo parcial
ción y desformalización de las fuentes de riesgo e inseguridad ha no elegidos, a la desprotección social: en suma, a la precariedad
alimentado un modelo de gestión privatizada e individualizada de radical, donde cualquier dimensión moral del trabajo deja de te-
las estrategias de defensa, y por ello nos enfrentamos a todo tipo ner sentido y es sustituida por una simple sumisión fatalista a los
de prácticas de ajuste personal a los ciclos de actividad mercantil. ciclos de negocios.
Del mismo modo, nos encontramos ante el refugio en posiciones
neoconservadoras frente a la percepción construida del aumento
de las amenazas y los peligros procedentes del exterior (terroris- 3. PRECARIEDAD
mo, delito internacional, inmigración incontrolada, etc.). Esta
gestión biográfica –inestable por definición– de los horizontes de La precariedad laboral se convierte así inmediatamente en preca-
trabajo y de vida acaba produciendo todo tipo de fragmentaciones riedad social y, de ahí, el paso a la nueva pobreza es inmediato en
ofensivas y defensivas de la población (la individualización por un entorno social cada vez más fragmentado, defensivo y reactivo.
arriba o por abajo, buscada o impuesta, positiva o negativa, por La biografía productiva fordista era un continuo que discurría en-
exceso o por defecto sugiere agudamente Robert Castel), desde la tre una incorporación relativamente temprana al trabajo corriente
división básica que establecen los ciudadanos de pago respecto y una jubilación relativamente tardía de la vida activa, en una tra-
de los que no pueden pagar su propio derecho a la ciudadanía, yectoria levemente ascendente dentro de una misma empresa o
hasta las múltiples maneras de adaptación defensiva en forma de con mínimos cambios entre categorías muy homogéneas. Hasta
comunitarismos degradados, localismos o reacciones xenofóbicas. el propio concepto de parado en ese ciclo fordista se explicaba por
oposición a la pobreza tradicional: la emergencia de la categoría,
incluso estadística, de parado se construía como una categoría
2. LA CRISIS DE LA CIUDADANÍA SOCIAL formal que recogía a los asalariados que, coyunturalmente, se en-
contraban privados de empleo. Categoría que, en ningún caso,
Por lo tanto, en el actual ciclo de autocontrol mercantil, la ciudadanía se podía confundir con la indigencia de la que se encargarían las
se ha convertido más en un deber de normalidad económica que oficinas de ayuda social a excluidos. El trabajo (y hasta la falta de

1 Isidro López, «La metamorfosis de la Sociología crítica: entrevista con Robert Castel», en Minerva, 14, 2010.
2 Robert Castel, La gestión de riesgos. De la anti-psiquiatría al post-análisis, Barcelona, Anagrama, 1984.
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trabajo) se separaba, definitivamente, de la pobreza, que quedaba 4. CONCLUSIÓN: LA POBREZA


recogida en el circuito de la ayuda asistencial. DE LAS RELACIONES SOCIALES
El panorama postfordista es muy diferente: conocemos así el
esplendor del trabajo inestable, difuso y sin derechos, con cambios Es por esto que las políticas sociales que han desarrollado los
permanentes de ocupación y utilizaciones ambiguas o directa- Estados de orientación neoliberal han generado el concepto de
mente atípicas de las disposiciones normativas y contractuales exclusión social como un proceso de segregación estructural del
(becarios, autónomos, parados subsidiados, jubilados, etc.), todo capital social, donde la ciudadanía como valor colectivo queda frag-
ello circunscribiendo un mercado «balcanizado», institucional- mentada, segmentada y clasificada hasta aislar a amplios sectores
mente desorganizado y generador de riesgos sociales permanentes de la población en categorías socioadministrativas incapaces de
(desempleo, exclusión social, «desafiliación» o nueva pobreza generar estrategias políticas por sí mismas. Tanto los trabajos clá-
como pérdida de las relaciones estables con la sociedad), en el sicos de Norbert Elias sobre la exclusión social4, realizados a fina-
que el individuo capaz debe saber internalizar y gestionar, por les de los años cincuenta del pasado siglo, como los más recientes
sí mismo, su disponibilidad y adaptabilidad a las exigencias del dirigidos por Pierre Bourdieu o Loïc Wacquant5 –todos ellos en
nuevo y cambiante mundo del trabajo. la misma perspectiva de crítica a la doxa sociológica de Castel–,
La sistematización más interesante de esta situación la realizó nos remiten a la exclusión y la pobreza no como una carencia sino
el propio Robert Castel3 partiendo de la hipótesis de un doble eje como una distancia social y un proceso de oposición entre los
de integración por el trabajo –empleo estable, empleo precario, establecidos y los outsiders. Así, cuando la cohesión interna de los
expulsión del empleo– y la densidad de la inscripción relacional establecidos aumenta, cuando se cierran y alejan en distancia de
en redes familiares y de sociabilidad –inserción relacional fuerte, los outsiders, estos se desvinculan más y pierden contacto con las
fragilidad relacional, aislamiento social–; estas conexiones cua- redes de interdependencia. Si, políticamente, los mecanismos
lifican zonas diferentes de densidad conjunta de las relaciones de generación de cohesión de los establecidos cierran la posi-
sociales, zonas de integración, zonas de vulnerabilidad y zonas de bilidad de incrustarse en las redes de interdependencia social a
desafiliación. Evidentemente no hay correlación mecánica entre los outsiders, las intervenciones públicas del tipo «gestión de la
los dos ejes –eje laboral, eje relacional– y la pérdida de posiciones pobreza» o «nueva beneficencia», solo generan más exclusión
en uno no implica que no se pueda mantener la estabilidad social y estigmatización.
para ciertos individuos si en el otro eje se da una situación sólida La pobreza –lo sabemos desde hace más de un siglo gracias al
y solvente. gran clásico de la sociología George Simmel6– es hoy menos que
Por tanto, según Castel, el tema de la nueva pobreza es global e nunca un estado fijo, estático, cuantitativo y absoluto; es un pro-
institucional: la flexibilización y precarización del trabajo están ceso dinámico, difuso, cualitativo y relacional (características que
privatizando y separando cada vez más estos dos ejes, haciendo se refuerzan con este fenómeno que llamamos nueva pobreza), un
aumentar las distancias entre las zonas de integración y las zonas proceso que se relaciona directamente con la forma misma en que
de vulnerabilidad –riesgo de pérdida de ingresos laborales y de conformamos nuestro estatuto ciudadano y, por eso, con la forma
reconocimiento social por la temporalidad en la ocupación, por la en que se construyen los mercados e intervienen los Estados. Las
rotación y volatilidad en el empleo, etc.– y la desafiliación –desin- políticas contra la pobreza que no se plantean la raíz estructural de
tegración severa, pérdida total de autonomía, exclusión, mendi- la misma y solo la gestionan como un problema molesto y marginal
cidad, etc.–. Es decir, para Castel, el mecanismo de la flexibilidad se limitan a producir estigmatización y separación social. La forma
laboral combinado con el de la desformalización, desjuridificación en que se produce y gestiona la pobreza es la forma misma en que
y desinstitucionalización de todas las relaciones sociales –y espe- se produce y gestiona toda la ciudadanía: este es el saber que nos
cialmente las laborales–, está creando las condiciones para una ha legado el impresionante trabajo de Robert Castel y que no nos
sociedad exclusógena, donde a la vez que aumenta cualitativamente podemos permitir el lujo de olvidar.
el poder y la comodidad del grupo integrado, aumenta cuantitati-
vamente el tamaño y las dificultades de las zonas vulnerabilizadas y
desafiliadas. Por ello Castel concluye que la verdadera lucha contra
la pobreza no consiste, o al menos no únicamente, en tratar de
insertar a los excluidos, sino en luchar por una transformación y
© Luis Enrique Alonso, 2016. Texto publicado bajo una licencia Creative Commons
consolidación de las condiciones de trabajo y de vida. En efecto, Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0. Se permite copiar, distribuir y
mirar solo a los márgenes en los temas de cohesión social impide comunicar públicamente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando
muchas veces ver que los procesos se generan en el centro mismo. autoría y fuente y sin fines comerciales.

3 Siempre será necesario recordar la obra cumbre de su etapa dedicada al trabajo y la relación salarial: Robert Castel, La metamorfosis de la cuestión social, Buenos Aires, Paidós,
1997, sin olvidar obras más recientes, pero igual de penetrantes como El ascenso de las incertidumbres: Trabajo, protecciones, estatuto del individuo, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2010 y su clarividente aportación: «De la protection sociale comme droit» en R. Castel, y N. Duvoux, L’avenir de la solidarité, París, PUF, 2013.
4 Norbert Elias y John L. Scotson, Logiques de l’exclusion, París, Fayard, 1997
5 Véase del maestro Pierre Bourdieu la gigantesca investigación realizada bajo su dirección, La miseria del mundo, Madrid, Akal, 1999, y de su discípulo, hoy ya gran clásico
también de las ciencias sociales contemporáneas, Loïc Wacquant, Castigar a los pobres, Barcelona, Gedisa, 2010.
6 Afortunadamente, disponemos de una traducción al castellano reciente de su clásico texto: El pobre, Madrid, Séquitur, 2011.

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