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Eduardo Andrés Sandoval Forero

Eduardo Andrés Sandoval Forero

Eduardo Andrés Sandoval Forero

L
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la resistencia pacífica es una
obra que contribuye en forma significativa a los Estudios sobre la Paz y
Doctor en Sociología (Universidad
Nacional Autónoma de México),
Antropólogo (Escuela Nacional de
los Conflictos desde la perspectiva de la resistencia activa no violenta, Antropología e Historia), Magíster
en Estudios Latinoamericanos
forjada al calor de la política de la no dominación; crisol de la (UAEM). Investigador del CIEAP,
Universidad Autónoma del Estado
búsqueda real de la coexistencia multicultural pacífica y del respeto a de México.
la diversidad étnica y cultural, como alternativas de convivencia con Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores (Conacyt) desde
justicia, democracia y dignidad. 1995 (nivel II). Catedrático y
profesor invitado de universidades
de Estados Unidos, América del
El legado histórico de la Guardia indígena, su cultura de la resistencia, Sur, España e Italia.
Profesor sobre Derechos Indí-
su significado en el nuevo milenio, así como sus símbolos y rituales, genas, Paz y Desarrollo en la
estructura, acciones y perspectivas, son los componentes que el autor Cátedra UNESCO de Filosofía
para la Paz y el Desarrollo
aborda para hablar de una resistencia integral que forma parte de (Castellón, 2005, 2003 y 2001).
Profesor invitado en el posgrado
todos los ámbitos del mundo indígena; se trata de una resistencia
de la Universidad Autónoma
cultural, étnica, social, activa y no violenta que pretende fortalecer Indígena de México (2003-2008).
Autor de varios libros sobre
valores, costumbres, memoria, idioma, cultura, autonomía, cultura, grupos étnicos en México y
autoridades y organizaciones indígenas. migración. Entre otros, Premio
Estatal de Ciencia y Tecnología
2005 en el área de Ciencias
Sociales y Humanidades otorgado
por el Consejo Mexiquense de
ISBN 978-958-44-3125-7 Ciencia y Tecnología.
Eduardo Andrés Sandoval Forero

La Guardia Indígena Nasa


y el Arte de la
Resistencia Pacífica
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

1ª. Edición, Colombia, Mayo 2008


D.R. ®Eduardo Andrés Sandoval Forero

ISBN: 978-958-44-3125-7

© Ediciones Colección Étnica: diálogos interculturales


Fundación Hemera
www.etniasdecolombia.org
Hemera@etniasdecolombia.org
Bogotá, Colombia
Calle 19 No. 4-88, oficina 403
Tel.: +57+1+2836383

Coordinación editorial y revisión de estilo:


Olga Luz Restrepo Forero

Fotografía carátula: Ismael Paredes Paredes


Fotografías interiores: Ismael Paredes, Luis Carlos Osorio Rendón, Consejo
Regional Indígena del Cauca.

Se autoriza la reproducción total o parcial de este libro siempre y cuando se


solicite permiso al editor.

Diagramación e impresión:
EDITORIAL CÓDICE LTDA.
Carrera 15 No. 54-32 Tel.: 2494992
casaeditorial@etb.net.co
Bogotá, D. C.

Impreso en Colombia
Printed in Colombia
ÍNDICE
Pág.

Presentación .................................................................... 5
Introducción ........................................................................ 9
Contexto de la resistencia indígena ...................................... 15
El Cabildo indígena ............................................................. 39
El legado histórico de la Guardía Indígena .......................... 44
La Cultura de la Resistencia Indígena .................................. 54
La Guardia Indígena en el nuevo milenio ............................ 61
Que se vayan todos los guerreros ........................................ 66
La Guardia Indígena somos todos ....................................... 70
Guardia, símbolo, ritual y cultofilia ...................................... 72
Estructura y actividades de la Guardia Indígena .................. 80
Acciones de la guardia ........................................................ 82
Guardia al servicio de la comunidad ................................... 84
Perspectivas de la guardia .................................................... 89
Anotación final .................................................................... 96
La Guardia Indígena es noticia en Colombia ....................... 101
Referentes bibliográficos ...................................................... 139
Eduardo Andrés Sandoval Forero

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

PRESENTACIÓN

Para el Globo, que ahora observamos a veces,


las ciencias inventan modelos; sobre él,
nuestras técnicas actúan. ¿Reacciona?
¿Cómo lo hace? Hemos devenido actores globales,
como contrapartida, ¿responde la Tierra a nuestros actos?
¿Combate, diálogo o acuerdo?
Ante el riesgo de una lucha a muerte, hay que prever un contrato.
Esperanza de una vida común, vemos como nace una Naturaleza”.

Michel Serres

Hemera, luz del día, no es sólo un enunciado, o el significado de un


vocablo griego; es también la decisión de un grupo de personas de
aceptar la misión de ser instrumentos de luz que contribuyan al en-
tendimiento de y entre las culturas colombianas y latinoamericanas,
para que cada día seamos mejores aprendices de seres humanos,
capaces de respetar la otredad, la diferencia, el derecho y la digni-
dad del otro y su capacidad de ejercer su autonomía como sujeto
individual y colectivo de derechos.

En desarrollo de esa misión y de este propósito, la Fundación Hemera


inicia con esta publicación la serie editorial Colección Étnica:
Diálogos Interculturales; se trata de una serie de trabajos pro-
pios y de distintos autores, que busca ante todo promover el conoci-
miento, la interpretación, el análisis, la reflexión, el disfrute, la re-
creación y la conciencia sobre nuestras múltiples y diversas maneras
de ser y de existir, de relacionarnos con los otros y con la naturaleza;
que pretende evidenciar las múltiples construcciones y apuestas cul-
turales, políticas e identitarias de los nuevos sujetos sociales que está
produciendo esta era globalizada, y –por supuesto– las tensiones

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

que se producen en las relaciones de cooperación o dominación


que establecen estos sujetos.

Un nuevo sujeto, una nueva conciencia, un nuevo ser tiene que sur-
gir en este cambio de era si el género humano no quiere seguir ca-
vando su fosa: un ser armonizado con el universo, conciente de su
papel como parte, no como amo, de la naturalaza; conciente de que
los recursos de la madre tierra son para garantizar el bienestar de
todos; conciente de que la felicidad está en el ser, no en el tener, en
el encuentro y en el abrazo con el otro y con lo otro.

En esta oportunidad ofrecemos un trabajo inédito de Eduardo An-


drés Sandoval Forero, un antropólogo colombiano “Terco por la
Paz” que vive en la nación multicultural de México hace muchos
años. Él se dedica a la docencia en varias universidades y, aún en la
distancia, su mirada aguda le ha permitido vislumbrar la importan-
cia que algunos procesos indígenas colombianos tienen para la cons-
trucción del nuevo hombre, para la resolución de los conflictos que
a lo largo y ancho de la tierra nos han agobiado por décadas y
siglos, en América del Sur, en Estados Unidos, en Europa del Este,
en fin, en todos aquellos lugares donde el hombre ha sido “lobo”
para el hombre.

En este sentido, esta obra, “La Guardia Indígena Nasa y el arte


de la resistencia pacífica”, es un trabajo que recupera para la
historia y las generaciones futuras la experiencia de resistencia ac-
tiva no violenta de uno de los procesos más significativos del movi-
miento indígena en Colombia, del pueblo Nasa, también conocido
con el nombre de Paéz, cuya vida ha transcurrido principalmente
en una montañosa región del sur occidental departamento del Va-
lle Cauca.

A través de Eduardo Andrés, este singular pueblo, que ha iluminado


con su sapiencia no sólo la lucha reivindicativa de los derechos indí-
genas sino también la formación de las consciencias de mestizos,
afrocolombianos y gitanos para la construcción de un nuevo hombre
y un nuevo mundo, nos entrega su legado histórico como cultura de la
resistencia pacífica y activa a la discriminación y a la violencia, a la
intolerancia, al olvido, al abandono, a la tristeza, a la soledad y a

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

todos esos males que la cultura del individualismo ha propiciado en


el ser humano.

Parafraseando al autor, en el nuevo milenio la Guardia indígena


desarrolla una resistencia integral que se expresa en sus símbolos y
rituales, en su estructura, acciones y perspectivas, es decir, en todos
los ámbitos de su mundo percibido como totalidad. Es por ello que
alude a una resistencia cultural, étnica, social, activa y noviolenta
que pretende fortalecer valores, costumbres, memoria, idioma, cul-
tura, autonomía, autoridades y organizaciones indígenas.

Se trata de entender que la realización de un desarrollo favorable a


los pueblos indígenas está mediado por la existencia y fortalecimien-
to de sus formas propias de organización al interior y exterior de las
comunidades. Que su capacidad de organización impacta de mane-
ra directa el proceso autonómico étnico, que debe ser planteado como
parte de un proyecto político cuyo horizonte es construir relaciones de
poder que tiendan a revertir la histórica violencia estructural, la repre-
sión, la discriminación, el racismo y la violencia cultural cotidiana que
han sufrido por parte del Estado y los grupos violentos.

“Toda condena a la violencia es estéril si no va acompañada de la


búsqueda de medios alternativos” (Bobbio, 2000: 198). Los Nasa
no sólo condenan las violencias: han cimentado toda una cultura de
resistencia pacífica y activa que se alimenta de una cosmovisión y
práctica propia, y además le genera elementos nuevos de identidad
que se plasman y refuncionalizan mediante la Guardia Indígena y
sus mandatos contra la violencia, oponiendo acciones pacíficas con-
tra la guerra en sus territorios.

De esta manera, el presente trabajo representa un aporte significati-


vo a los Estudios sobre la Paz y los Conflictos desde la perspectiva de
una política de la no dominación, como punto de partida para la
búsqueda real de la coexistencia multicultural pacífica y del respeto
a la diversidad étnica y cultural, como alternativas de convivencia
con justicia, democracia y dignidad.

La dolorosa y compleja realidad de los Nasa, así como sus respues-


tas culturales de resistencia étnica y pacífica, son dignas de ser divul-

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

gadas, reflexionadas y aprehendidas por todos los pueblos interesa-


dos en la paz. Por ello, el presente texto tiene como premisa el reco-
nocimiento a la contribución que hacen los indígenas Nasa a la paz
con justicia y dignidad, al desarrollo cultural y organizacional, así
como a la pluralidad de la sociedad, lo que consideramos una he-
rencia para toda la humanidad, motivo de respeto y de registro en la
memoria histórica y colectiva de los pueblos indígenas de Colombia
y del mundo.

Fundación Hemera

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

INTRODUCCIÓN

Desde la Conquista por parte de los invasores españoles, la Colonia


y el período de Independencia dirigido y aprovechado por las élites
criollas, los indígenas han sido sometidos al saqueo económico, al
asesinato, al etnocidio de sus culturas, destrucción de sus identida-
des, persecución a sus organizaciones, mitos, ritos, credos, religio-
nes, idiomas, medicina tradicional, sistema jurídico, fiestas, danzas,
y todo aquello que corresponde a su cosmogonía de pueblos indí-
genas.

Así, el transcurrir histórico de estos pueblos ha estado caracterizado


por políticas indigenistas de destrucción, saqueo, dominación y re-
presión por un lado, y por otro, por la resistencia de los nativos fren-
te a todas las fuerzas externas a sus comunidades para defender sus
tierras, cultura y población, utilizando también todas las formas po-
sibles de lucha y de resistencia. Esa larga lucha se ha hecho tradición
y experiencia en los indígenas del Departamento del Cauca, al sur
de Colombia, y fue el abono para su organización en el Consejo
Regional Indígena del Cauca (CRIC), creado en febrero de 1971, el
cual continúa en lucha por la defensa de sus territorios, su cultura, su
identidad y su autonomía.

En 1978, el CRIC registró ese acontecer en su Plataforma Política:

Este hecho, o sea nuestra supervivienda, es el fruto de una


larga lucha, legal o ilegal, pacífica o violenta, que comenzaron
a dar nuestros antepasados desde la llegada de los españoles,
y que tenemos que seguir librando hoy en día para no ser
exterminados por nuestros enemigos.

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

A pesar de ser una población que desde la llegada de los españoles,


y en todos los períodos de la historia de Colombia ha sido afectada
por políticas, planes, programas y acciones de contenido etnocida,
los indígenas han resistido también con todas las formas a su alcan-
ce: sublevaciones armadas, resistencia pacífica activa, con sus orga-
nizaciones tradicionales, su cultura, con la defensa y recuperación
de sus tierras, con sus idioma, su identidad y sus maneras de redi-
mensionar su cosmogonía en cada tiempo en que las exigencias se
lo piden. Es decir que la resistencia indígena ha sido de tolerancia,
aguante, sufrimiento, pero también de luchas diversas contra las vio-
lencias que el Estado, los terratenientes, caciques y sectores de la
sociedad mestiza ejercen contra ellos en distintas dimensiones. La
resistencia indígena ha estado presente desde el primer día en que
los conquistadores emplearon las violencias para someterlos, y en
ese devenir los nativos han tenido guías de trascendencia histórica y
de pujanza ejemplar en la lucha como las del “Indio que bajó de las
montañas en defensa de su raza”.

Los indígenas han llegado al siglo XXI con secuelas de terror en sus
comunidades, violencias de todos los tipos y todos los bandos, que
han generado dolor e indignación contra el actuar aberrante de los
actores armados en sus territorios. Las violaciones a los derechos
humanos, al derecho internacional humanitario y a los derechos de
los pueblos indígenas se encuentran documentadas profusamente
por los organismos internacionales y nacionales, así como por las
organizaciones de los mismos afectados.

Frente al conflicto armado que los perturba, los indígenas de mane-


ra reiterada han manifestado que no es su conflicto y exigen el retiro
de todos los actores armados de sus territorios, y para ello han opta-
do por la resistencia pacífica en sus dimensiones políticas, económi-
cas, étnicas, culturales y de organización a través de los cabildos, los
resguardos y la Guardia Indígena que interactúa al interior como
forma de control social intra-étnica y de gobernabilidad intra-
comunitaria, y hacia el exterior del pueblo Nasa como forma de
control inter-étnico (relación con los no indios y el Estado).

Se trata de una resistencia cultural pacífica que entrelaza lo tradicio-


nal con lo moderno en todos los ámbitos de la vida cotidiana, con

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

reconstrucciones discursivas en un presente que se hace emergente


para la vida de los pueblos indígenas. Uno de sus resultantes es la
Guardia Indígena, legado de Quintín Lame, que sin duda constituye
una de las organizaciones de mayor relevancia en el proceso de
resistencia de los indígenas en Colombia, y que para las condicio-
nes actuales de los Nasa es de vital importancia en el proceso de
etnodesarrollo. En la perspectiva del antropólogo Guillermo Bonfil,
el mismo que en forma elocuente ilustró al México profundo y teo-
rizó el “etnodesarrollo”, podemos significar a la guardia con la no-
ción de “formas propias de organización que tiene el mismo senti-
do que la noción de cultura propia; es decir, se refiere a las formas
de organización social que están bajo el control cultural del grupo
en cuestión, independientemente de su origen histórico” (Bonfil,
1995: 474).

En este entender, el potencial y la realización del desarrollo favora-


ble para los indígenas se encuentra mediado por la existencia y for-
talecimiento de las formas propias de organización al interior y exte-
rior de las comunidades indígenas. Esta capacidad de organización
impacta de manera directa al proceso autonómico étnico, que de
manera irreversible tiene que ser planteado como parte de un pro-
yecto político que tenga como horizonte construir relaciones de po-
der que tiendan a revertir la histórica violencia estructural directa, la
represión, la discriminación, el racismo y la violencia cultural que
cotidianamente sufren por parte del Estado y los grupos violentos.

La dolorosa y compleja realidad de los Nasa, así como sus respues-


tas culturales de resistencia étnica y pacífica, son dignas de ser divul-
gadas, reflexionadas y aprehendidas por todos los pueblos interesa-
dos en la paz. Es por ello que el presente texto tiene como premisa el
reconocimiento y la contribución de los indígenas Nasa a la paz con
justicia y dignidad, al desarrollo cultural y organizacional, así como
a la pluralidad de la sociedad, lo que consideramos herencia para
toda la humanidad, motivo de respeto y de registro en la memoria
histórica de los pueblos indígenas de Colombia y el mundo.

Hacemos referencia a una cultura de resistencia no violenta que


tiene sus orígenes en el rechazo a la conquista, a la colonia, a la
dominación mestiza durante y después de la independencia y a la

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

resistencia pacífica activa contra todo lo que violenta la existencia


indígena en sus etnorregiones y comunidades.

Ha sido y es la resistencia consciente contra la dominación, la expro-


piación y las violencias en sus hábitats, conformando un complejo
cultural de resistencia no violenta cimentado en su devenir histórico,
en las organizaciones tradicionales, la identidad, la política, el pen-
samiento indígena, sus símbolos, mitos, ritos, organizaciones econó-
micas, y creaciones artísticas y literarias.

Estamos hablando de los Nasa que se han caracterizado por su or-


ganización indígena, su lucha histórica por la recuperación de sus
tierras, sus movilizaciones y por su influencia en el movimiento indí-
gena nacional. Los mismos que han obtenido entre otras, las siguien-
tes distinciones: Premio Nacional de Paz (2000); Premio Ecuatorial
por el cuidado ambiental, la superación de la pobreza y la defensa
de la identidad, otorgado por el PNUD (2004); Premio Nacional al
Mejor Plan de Desarrollo (1998-2000); y el reconocimiento de va-
rios de sus líderes como Maestros en sabiduría por la UNESCO.

En este texto ofrecemos una forma de entender cómo se ha desarro-


llado en Colombia la respuesta de las comunidades indígenas orga-
nizadas frente a las distintas violencias: la estructural que el Estado
colombiano históricamente ha ejercido contra los indígenas; la vio-
lencia de los terratenientes y caciques en regiones indias; la violencia
paramilitar y guerrillera, violencia social de discriminación y margi-
nación; y la violencia cultural contra los indígenas por su especifici-
dad como pueblos étnicos y culturales diferenciados de la cultura
dominante mestiza.

Ante toda esa parafernalia a la que han sido sometidos, los indíge-
nas se han conducido por los caminos transitados por Quintín Lame,
los de la resistencia pacífica no violenta pero sí activa, que implican
rehacerse como pueblo indígena ante las adversidades.

Generadores de una cultura de resistencia pacífica, activa y colecti-


va, han plasmado y organizado en la Guardia Indígena la respuesta
autónoma de recomposición de las comunidades, a través del
reforzamiento de su cultura propia y de su reinterpretación cosmo-

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

gónica en el desarrollo como pueblos indios para ejercer una neu-


tralidad activa contra la guerra y los guerreros.

Constructores de una cultura de resistencia que tiene sus raíces en la


matriz cosmogónica Nasa, en la herencia de las luchas que han li-
brado en el devenir histórico, en el pensamiento y en la acción de
Quintín Lame, “El indio que se Educó en las Selvas Colombianas”,
así como en las fortalezas y debilidades de sus organizaciones y diri-
gentes indígenas, se caracterizan por toda una tradición de pensa-
miento y de acción insumisa que se resiste a la dominación que
desde el Estado se proyecta junto con las prácticas de los guerreros
en sus territorios.

Una cultura de resistencia activa no violenta forjada en el corazón


de las comunidades y al calor de la política de la no dominación, se
constituye en el crisol de la búsqueda real de la convivencia multi-
cultural pacífica y del respeto a la diversidad étnica y cultural como
alternativas de convivencia con justicia, democracia y dignidad. En
este entender, la resistencia es integral, no es parcial ni fragmentada,
forma parte de todos los ámbitos del mundo indígena y por ello se
alude a una resistencia cultural, étnica, social, activa y no violenta
que en el proceso pretende fortalecer sus valores, sus costumbres, su
historia, su idioma, sus manifestaciones culturales, sus autoridades y
sus organizaciones indígenas.

Esta Guardia Indígena, así como todas las demás organizaciones


tradicionales del presente, patentan de manera elocuente el pensa-
miento Lamiano que se traduce en una herencia cósmica colectiva
transgeneracional, que garantiza mediante las resistencias el presen-
te y el futuro de los que hacen camino a través de la memoria activa
de sus ancestros y sus historias en lucha por la paz y la justicia.

Para comprender parte de esta práctica de resistencia y de transmi-


sión cultural a las nuevas generaciones, y para acceder a una prime-
ra aproximación de conocimiento y comprensión de la Guardia In-
dígena, se estructuró el presente material en apartados relativos al
contexto de la resistencia indígena, el Cabildo, La Guardia Indígena,
sus objetivos, funciones, estructuras, símbolos y acciones principales
realizadas. Un apartado más hace referencia a las perspectivas de la

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

Guardia Indígena, y otro presenta unas notas conclusivas. Todos


son abordados a partir de la cultura de resistencia pacífica, que con-
sideramos es la aportación central del proceso de formación, cons-
trucción y desarrollo de la Guardia Indígena Nasa. Al final se inclu-
yen las referencias bibliográficas que fueron utilizadas en el trabajo.

La base para la elaboración del presente texto fueron los diálogos y


entrevistas realizadas a indígenas Nasa, a fundadores y a responsa-
bles de la conducción de la Guardia Indígena. También sirvió la
observación directa realizada sobre la dinámica, acción y organiza-
ción que la Guardia Indígena implementó en la Segunda Audiencia
Pública conducida por las autoridades indígenas en Santander de
Quilichao, Cauca, Colombia.

En este sentido, la oralidad de los indígenas Nasa es el cimiento de


lo aquí expuesto; su textualidad se escribió tal y como fueron fluyen-
do las pláticas, por considerar que la palabra indígena y sus metá-
foras no pueden ser traducidas en sentido estricto a un lenguaje
“objetivo”, que trascienda y superponga este discurso oral al escri-
to “analítico” occidental, sin que sufra las alteraciones que suele hacer
la cultura dominante.

Resta expresar mi más profundo y sincero agradecimiento a los Nasa


por su amistad, confianza y hospitalidad brindada en mis visitas al
Cauca. A Ezequiel Vitonás, Jairo Perdomo y a Alfredo Muelas por
decidir compartir parte de su tiempo, conocimiento y experiencia
sobre la Guardia Indígena. A todos aquellos guardias Nasa que acep-
taron mi presencia en sus diversos aconteceres y desinteresadamente
platicaron sobre sus experiencias, vivencias, alegrías y tristezas en el
andar de un pueblo que se niega a desaparecer.

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Contexto de la resistencia indígena


“...Los indios de las Américas viven exiliados en su pro-
pia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino
una marca de maldición. No los distingue: los delata.
Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civili-
zarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?...”.

Eduardo Galeano: “El Descubrimiento”

Colombia es un país que tiene una larga historia de gobiernos civi-


les emparentados con todo un proceso de períodos tanto selectivos
como generalizados de violencia política. Así es como la historia de
los colombianos está marcada por cuatro dinámicas muy significa-
tivas: represión del Estado, represión y expropiación de tierras por
parte de los terratenientes a través de sus grupos armados, movi-
mientos armados revolucionarios o de resistencia pacífica de di-
versos sectores sociales. Esto quiere decir que la guerra como in-
evitable consecuencia del desbordamiento de la lucha de clases,
ha estado casi siempre presente en el ámbito nacional.

En general, el origen del conflicto armado en Colombia tiene sus


profundas raíces en la condición de violencia estructural que el
Estado colombiano ha ejercido contra la población desde sus orí-
genes, acentuándose en los recientes años con la utilización de la
guerra que la globalización neoliberal realiza en un país que tiene
abundantes riquezas naturales. Un ingrediente de gran envergadura
en la degradación del conflicto lo constituye la situación y la actua-
ción del Estado en Colombia. Si bien es cierto tiene su fundamento
legal, son cuestionables los hechos relacionados con: la violación fla-
grante de los derechos humanos civiles y sociales expresados en las
detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, los asesinatos y
el uso de la tortura; la privatización de los más elementales servicios

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

sociales como educación, salud y vivienda; el incremento exponencial


de la pobreza; el desempleo de más del 25 por ciento de la población
económicamente activa; el alto índice de corrupción en la adminis-
tración pública y en niveles políticos de gobierno; la incompetencia
de las fuerzas militares para garantizar la seguridad de la pobla-
ción y su vinculación comprobada con las siniestras fuerzas
paramilitares; la ausencia del Estado y sus instituciones en buena
parte de los municipios del país.

Independientemente de la discusión que se presenta sobre las cifras


de la pobreza, los datos de diversas instituciones oficiales, incluyen-
do las del mismo gobierno, muestran la gravedad de la situación. El
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define al
Índice de Desarrollo Humano (IDH) como el «proceso por el que
una sociedad mejora las condiciones de vida de sus ciudadanos por
medio de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus
necesidades básicas y complementarias y de la creación de un en-
torno en el que se respeten los derechos humanos de todos ellos».
En este sentido, los altos índices de la condición de pobreza en Co-
lombia significan que el desarrollo humano ha sido para tan sólo un
sector reducido de población.

En el informe que sobre Colombia emitió el PNUD para el año 2007,


se genera preocupación desde cualquier perspectiva, pues a pesar
del crecimiento económico de los últimos tres años, 4,8%, 5,1% y
7,6% respectivamente, se ha generado más exclusión y pobreza en
la mayoría de la población, figurando Colombia en el onceavo lugar
de los países más desiguales del mundo. Con respecto al análisis del
bienestar, el informe enuncia que el crecimiento económico es
inequitativo, insuficiente e insostenible en tanto que poco o nada hace
para reducir la pobreza que alcanza al 49.2% de la población.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),


organismo de las Naciones Unidas, hizo público en febrero de 2007
su informe Panorama social de América Latina 2006, donde es evi-
dente el lamentable desempeño económico y social de Colombia,
que afecta de manera directa la situación de las familias debido
principalmente a tres problemas que interactúan: pobreza, despla-
zamiento forzoso y violencia intrafamiliar.

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

En la dimensión de la política oficial, Colombia ha tenido como


característica la ausencia significativa de la oposición legal, ya sea
por la no aceptación de la clase política dirigente y gobernante, o
por la distorsión histórica que ha tenido la izquierda de considerar
que la lucha armada es la única y verdadera oposición y alternativa
política a los grandes problemas nacionales. Es por ello que se cues-
tiona la existencia de la democracia en el país, como también la de
la oposición y la izquierda. Los referentes más recientes que justifi-
can estas inexistencias los encontramos en el acuerdo bipartidista
de liberales y conservadores del Frente Nacional; en las fallidas ne-
gociaciones de paz entre la insurgencia armada y los representantes
del Estado; en el aniquilamiento físico de los líderes de oposición; y
en el genocidio político que el Estado cometió contra la Unión Pa-
triótica.

En el transcurrir del siglo XX, el Estado ha recurrido muchas veces


a estados de “excepción” como la “conmoción interna”, el “estado
de sitio”, el “toque de queda” o también denominado de “emergen-
cia”, para ejercer la más amplia y desenfrenada represión contra la
población civil, los movimientos sociales y los disidentes políticos. En
todos los tiempos y en todos los casos estos instrumentos han sido
utilizados por gobiernos represivos, no para prevenir los conflictos
violentos y defender las instituciones democráticas, sino para ejercer
el control social mediante el ejercicio de la violencia del Estado.

Colombia no es el único país que ha recurrido al “estado de excep-


ción”, fue usual en las décadas de los años 70 y 80 en el cono sur,
donde “... esta verdadera proliferación de estados de excepción te-
nía lugar en el marco de la dura confrontación ideológica de la
Guerra Fría, de la que muchísimos gobiernos se sirvieron para combatir
su propia disidencia interna. ... La versión más perversa de esta
concepción del Estado y del ejercicio del poder fue precisamente la
llamada ‘doctrina de seguridad nacional’ que, en algunas regiones
sirvió de fundamento político e ideológico a las más crueles y
aberrantes dictaduras de las décadas pasadas” (Despouy, 1999: 3).

El actual gobierno del año 2008 continúa por la senda de la repre-


sión, y por ello recurre a la denominada “Seguridad Democrática”.
La particularidad ahora estriba en que la represión contra sectores

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Eduardo Andrés Sandoval Forero

de la población, principalmente rural, se presenta en un contexto


nacional e internacional distinto a los años anteriores. Existe un
conflicto armado nacional entre organizaciones guerrilleras prove-
nientes de la izquierda versus el ejército del Estado, y los grupos
paramilitares aliados y creados por este ejército oficial. En el con-
texto internacional, además de la globalización de la economía y de
la pobreza, el imperio de los Estados Unidos de Norteamérica se ha
lanzado a dominar el mundo y no desaprovecha la posibilidad de
intervenir so pretexto de combatir el narcotráfico o las guerrillas
bajo la etiqueta de “combate al terrorismo”.

El Estado de la “Seguridad Democrática” busca por lo menos tres


objetivos: otorgar elementos políticos y constitucionales para incre-
mentar la intervención estadounidense; reforzar el gobierno represi-
vo; y defender la principal institución “no todas” del Estado colom-
biano: las fuerzas armadas. Esto, por supuesto, es una de las gran-
des contradicciones del Estado, pues en el derecho internacional y
en la Constitución Colombiana se contempla la posibilidad de que
los gobiernos adopten medidas de excepción con el propósito de
restablecer el orden constitucional y democrático, para garantizar
los derechos humanos de toda la población, y no para incrementar
la represión, apartándose de la legalidad, violando los derechos fun-
damentales signados en los diversos convenios internacionales.

La mayor descomposición del Estado colombiano se expresa en el


hecho de haber delegado el ejercicio de la violencia institucional a
los grupos paramilitares, en la confrontación con los subversivos y
contra la población civil que habita las zonas de influencia y de
operaciones de las guerrillas. Esta política contrainsurgente ha teni-
do dos consecuencias de gran impacto en la sociedad colombiana:
una, la violación de los derechos humanos más elementales de la
población civil; y otra, la progresiva autonomía de los paramilitares
respecto del Estado, lo que conduce a tal agrupación a una mayor
capacidad de gestión, de operación y de control militar, mediante el
terror, con la complicidad y el aprovechamiento de los grupos de
poder político y económico locales y regionales.

En síntesis, nos encontramos con un Estado ausente, sin legitimi-


dad moral, política, jurídica e institucional. ¿Será un Estado colap-

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

sado?; ¿un Estado débil?; ¿un Estado en transición?, ¿un Estado en


extinción?; o ¿un Estado diluido que comparte funciones con Esta-
dos paralelos establecidos por los narcos, los paramilitares y la in-
surgencia armada?

Diversas son las caracterizaciones que se hacen sobre el régimen


que preside Álvaro Uribe Vélez, así como disímiles son las opinio-
nes y las posturas políticas que sobre su discurso y sus acciones se
señalan. Desde la perspectiva del presente trabajo, en Colombia se
transita por un proceso dominante de derechización de la sociedad,
distinguido por la aceptación formal y real de los principios y de la
política de la derecha en todos los planos de la vida nacional.

Descrito de manera esquemática, el panorama de las violencias ar-


madas y sus confrotaciones por el control del territorio tiene su epi-
centro básicamente en extensas zonas de la geografía rural colom-
biana; pues en las ciudades, se manifiesta principalmente en las
comunas o barrios populares, donde además llegan los miles de
desplazados a engrosar los grandes cinturones de miseria. Esto hace
que la vida cotidiana de los citadinos, a un nivel más amplio, trans-
curra sin la visible y asaroza intimidación de los violentos, y que
buena parte de esta sociedad no perciba los horrores que se viven
en el campo.

En esta Colombia fragmentada por campos minados de guerreros y


ciudades que continúan su marcha en contextos ausentes de violen-
cia armada directa, han venido emergiendo, desde la sociedad civil,
movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales en de-
fensa de los derechos humanos, contra la guerra del Plan Colombia,
del Plan Patriota, y por el derecho a la justicia, la reparación y a la
memoria, para que este holocausto no quede impune y a los culpa-
bles se les aplique la ley. En este contexto ha tenido formación y
desarrollo la nueva fuerza política del Polo Democrático Alternativo,
cuya vitalidad y respaldo popular electoral le permitió constituirse en
la segunda fuerza política nacional en las pasadas elecciones para la
presidencia de la República y el Congreso, acontecidas en el 2006.

Se trata de un nuevo movimiento de izquierda institucional, desar-


mado, que desde la contienda electoral pretende disputarle el po-

19
Eduardo Andrés Sandoval Forero

der a los partidos tradicionales, apareciendo también como una


nueva izquierda alternativa a la nueva derecha encabezada por el
presidente Álvaro Uribe. En el momento de la creación de la nueva
izquierda, el ideario de unidad suscrito entre el Polo Democrático
Independiente y las fuerzas de coalición Alternativa Democrática,
evoca la lucha por una Colombia digna y democrática, y en ese
tenor, se plantea reconocer y proteger la diversidad étnica y cultural
de la nación colombiana, junto con el propósito de aplicar políticas
contra el racismo y la discriminación.

En este panorama nacional, las regiones indígenas se caracterizan


por padecer la dramática pobreza en medio de abundantes recur-
sos naturales, la existencia del caciquismo insaciable, el abuso del
poder, los despojos de tierra, la denegación de administrar justicia
rápida e imparcial, y la complicidad de los gobiernos municipales,
departamentales y nacional para transgredir sus derechos humanos
e indígenas. Esta situación no es nueva, deviene desde la devastadora
acción de los invasores europeos, ilustrada así por Quintín:

La abeja centinela está en la puerta de la colmena, atisbando


los zánganos ociosos que, sin trabajar, desean comer, zánga-
nos que se asemejan a los que llegaron el 12 de octubre de
1492 y se apoderaron de nuestras riquezas, de nuestras leyes
y costumbres y también de nuestra religión; y que, en calidad
de católicos, como lo eran los viejos veteranos de la Madre
España, con nosotros no fueron amigos, sino serpientes, para
matarnos con el veneno de la envidia. Y esa envidia existe
hasta hoy (…) no se ha esfumado o desvanecido… (Lame,
1987: 17).

En Colombia, según el censo de 2005 (DANE, Censo General 2005),


oficialmente son reconocidos 88 pueblos indígenas con una pobla-
ción de 1 378 884 personas, que equivalen al 3.4% de un total
nacional de 41 468 384 habitantes. La población indígena es una
minoría demográfica en un país donde el 80% de su población vive
en las ciudades. Las movilizaciones indígenas han estado sustenta-
das, al igual que el acometimiento de Quintín Lame, en la lucha por
la recuperación de la tierra, su organización social tradicional y la
cultura indígena. Otras demandas han sido incorporadas a partir de

20
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

la Constituyente de 1990: justicia, autonomía política, cultural y te-


rritorial, respeto al derecho indígena, a la medicina tradicional, res-
titución y defensa de resguardos, no pago de terraje, y derechos a la
salud, educación, vivienda en condiciones dignas. La consigna con
la cual se fundó el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y
que aún identifica a los indígenas, expresa claramente la cosmovisión
y su relación con la vida cotidiana: unidad, tierra, cultura y autono-
mía. Consigna que engloba y sintetiza la lucha que emprendió
Quintín en sus diversas manifestaciones, travesías, escritos y accio-
nes.

Otra característica presente en las etnorregiones indígenas ha sido


la constante de las violencias armadas ejercidas por el ejército del
Estado, las guerrillas y los paramilitares, que niegan sus territorios,
identidades, culturas y autonomías, mediante una confrontación
armada que suscita masacres de indígenas, desplazamiento for-
zado, destrucción de poblados, pérdidas de tierras, territorios,
cosechas, animales y enseres domésticos, así como la alteración
y pérdida de los sistemas tradicionales de organización indígena,
autoridad, cultura e identidad.

La doble moral tanto del gobierno de los Estados Unidos como del
gobierno colombiano, simulada a través de la “lucha contra el te-
rrorismo y el narcotráfico”, ha convertido en blanco de acciones
militares y paramilitares a la población campesina e indígena.

La respuesta del pueblo en Colombia ha sido la movilización par-


cial en contra del conflicto. Lo han hecho las mujeres, los obreros,
los estudiantes, los campesinos, los empleados y los indígenas con
un rotundo “no a la guerra”, “respeten nuestro derecho a la vida”.
¿Será que los violentos oficiales y subversivos respetan esta dinámi-
ca de resistencia civil pacífica contra el etnocidio? Las organizacio-
nes indígenas del Naya lo solicitan, lo exigen y lo requieren: “pedi-
mos a todos los grupos armados (oficiales, paramilitares e insurgen-
tes) respetar el derecho de la población a no comprometerse con
ninguno de ellos; que no sigan escudándose cobardemente en la
población civil y poniéndola como objetivo militar; que se respeten
los territorios, la autonomía de las comunidades, los derechos hu-
manos y el derecho internacional humanitario”.

21
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Pero hasta ahora la respuesta de todos los violentos ha sido coinci-


dente con el genocidio. El Estado decidió hacer la guerra a la gue-
rra y exige que la sociedad civil se implique en el conflicto defen-
diendo sus instituciones y sus gobernantes. En ese sentido, ha crea-
do impuestos especiales para incrementar el financiamiento de la
guerra y para pagar un millón de informantes. La subversión arma-
da en las últimas tomas de pueblos ha solicitado a la gente que no
se meta en el conflicto, que se excluya. ¿Cómo no movilizarse y
rechazar la toma de su pueblo que seguramente será destruido, no
sólo en sus casuchas, parcelas, enseres y espacios colectivos sino
también en sus vidas? ¿Por qué no hacerlo por su propia cuenta,
cuando el Estado no lo hace y además pone su cuota de represión?
El ejemplo lo dio la población indígena de Caloto en el Cauca, al
impedir la toma de su pueblo por parte de las FARC, en el año
2001, mediante una acción de resistencia pacífica.

Pero lo peor de esto es que son pueblos que han sido arrasados en
varias ocasiones por los todos los actores armados de manera
sincronizada: llegan las guerrillas y los destruyen para demostrar su
poderío militar; días después los paramilitares masacran parte de la
población, dejando otra parte para cuando llegue el ejército oficial
y remate con la devastación, desolación, persecución y desplaza-
miento de las personas más pobres y humildes del campo colom-
biano.

Esa violencia en espiral ascendente continuará su curso con mayor


intensidad contra los pueblos indígenas, hasta que el Estado en
Colombia no decida tratar la problemática de manera integral,
priorizando el ámbito político, la atención a las causas estructurales
de la violencia, la negociación política y social con los actores arma-
dos. Ello pasa por la recomposición del Estado y sus instituciones
democráticas, por la participación de la sociedad en esa reconstruc-
ción y el reconocimiento del origen político del conflicto armado, a
pesar de la lumpenización de algunos frentes armados de organiza-
ciones de origen político-revolucionario (narcotráfico, ataques a la
población civil: robo, secuestro, amenazas, asesinatos, persecucio-
nes, desapariciones, “vacunas”, incorporación forzada de menores
a la guerra, destrucción de viviendas, impuestos, asaltos, boleteo
...).

22
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Entre los diversos crímenes de guerra cometidos de manera fre-


cuente por el ejército oficial, los paramilitares, las guerrillas y los
narcos, que se enuncian en el Artículo 8 del Estatuto de Roma,
concerniente al Derecho Internacional Humanitario (DIH), figu-
ran: secuestros, ataques contra la población civil, toma de rehenes;
ofensivas y bombardeos a ciudades, aldeas y pueblos; reclutamien-
to de niños menores de 15 años; ataques contra instalaciones dedi-
cadas al culto religioso u hospitales; empleo de gases tóxicos y
asfixiantes. Estos delitos, al igual que el genocidio, son calificados
como crímenes de lesa humanidad y la Corte Penal Internacional
(CPI) es la instancia correspondiente para juzgarlos. Una máxima
democrática que nos da el conflicto en este país es que “ningún fin
justifica los medios que atenten contra los derechos más elemen-
tales del ser humano”, menos el de usar las armas contra civiles
desarmados.

La presencia del Estado en los territorios indígenas ha sido profun-


damente violenta, sin la más elemental responsabilidad social, polí-
tica, cultural y de seguridad a la vida que la Constitución le señala.
El Estado tiene en concreto solamente dos presencias: a través de la
policía y el ejército y por medio de las compañías multinacionales
que saquean los recursos naturales. Hacemos referencia a una vio-
lencia que excluye a los indígenas de los derechos básicos del ciu-
dadano y al mismo tiempo les arrebata sus territorios, tierras y re-
cursos naturales mediante la fuerza.

El Sistema de Información sobre Pueblos Indígenas de CECOIN


registra para el período de 1974 a 2004, un total de 6.726 violacio-
nes a los derechos humanos, correspondiendo a 1.869 asesinatos
políticos contra autoridades y dirigentes indígenas (Villa, W.
Houghton, 2005).

Por su parte, el presidente del Comité Ejecutivo de la Organización


Nacional Indígena de Colombia, Luís Evelis Andrade, en el Informe
a la Sala Segunda de Revisión de la Honorable Corte Constitucio-
nal de la República de Colombia, afirmó que en los últimos quince
años han sido desaparecidos 526 indígenas, y “La violencia política
le ha quitado la vida a más de 2800 hombres y mujeres que resis-
tían en nuestras comunidades, y ha desplazado y despojado de su

23
Eduardo Andrés Sandoval Forero

territorio a más de 70 mil de nuestros hermanos y hermanas” (Bo-


gotá, viernes 21 de septiembre de 2007).

De continuar la tenencia de asesinatos selectivos, masivos y de


desplazamientos forzados, en pocos años no habrá indígenas en
Colombia, extinguidos por la furia de los violentos. Son tiempos
definidos por los mismos indígenas como “tiempos difíciles para
todos”:

Para los Embera, que vemos todos los días caer a nuestros
líderes como hojas secas. Para los U´wa, que resistimos la
herida que nos hace con odio la industria petrolera para sacar
nuestra sangre y luego venderla para que los carros de Nueva
York se muevan no más un mes. Para los Nasa y Guambianos,
que recibimos en el pecho el fuego asesino de quienes no
quieren aceptar que somos capaces de mandar en nuestra
casa. Para los Ijkun, Wiwa, Koggi y Kankuamu, que somos
asesinados en grupos de a diez, como moscas, mientras el
Ejército mira para otro lado o se hace el sordo. Para los Yukpas,
que no tenemos dónde sembrar una mata de maíz, cuando al
lado hay unos que tienen toda la tierra del mundo. Para los
Pastos, que por defender nuestros territorios hemos tenido
que ver a los taitas asesinados, a los líderes desaparecidos y a
las comunidades amenazadas. Para los pueblos indígenas de
la Amazonía, que vemos llegar la guerra a nuestros ríos y
selvas, que vemos la llegada de cientos de desplazados bus-
cando dónde sembrar coca o sacar madera o extraer oro, que
somos invadidos por gentes armadas que quieren controlar
nuestros territorios a nombre del Estado o de una nueva so-
ciedad donde no parece que quepamos nosotros. Para los
pueblos indígenas, a quienes nos llueve veneno del cielo, como
una maldición, desde aviones manejados por gente que co-
bra por cada niño muerto y por cada metro de maíz quema-
do. En fin, para todos los pueblos que habitamos en las cos-
tas, serranías, en la zona andina, en la Amazonía y en las
fronteras... para los pueblos que estamos luchando por so-
brevivir (Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia,
julio de 2001).

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

En general los territorios de los indígenas en Colombia se localizan


en hábitats de gran biodiversidad, de riqueza hídrica y minerales
que se constituyen al mismo tiempo en regiones geoestratégicas
para los actores armados y las empresas nacionales y transnacionales.
A manera de ejemplo podemos citar las recientes violaciones de
territorios de los Embera Katio en el departamento de Córdoba con
la construcción de la Represa Urrá I y II; la exploración y explota-
ción de petróleo en territorio de los U´wa en Arauca y el irrespeto
total por parte del Estado y de los actores armados a las zonas sa-
gradas de los Indígenas de La Sierra Nevada de Santa Marta.

En los territorios de los indígenas del Cauca la historia ha estado


marcada por la violencia estructural socioeconómica y por la vio-
lencia directa ejercida por el Estado a través de su ejército y sus
policías. Por los terratenientes y sus grupos armados que, ampara-
dos bajo la sombra del Estado, han saqueado y robado mediante
violencia física las tierras de los indígenas. Por los actores armados
del conflicto, pasados y presentes, que han convertido los territorios
indígenas en escenarios de guerra y los han sembrado de muerte,
sufrimiento y desplazamiento forzado. Así, el común denominador
de la política y acción del Estado, los terratenientes, los caciques y
los actores armados ha sido el desconocimiento de las autoridades
indígenas, sus territorios, su identidad cultural y autonomía.

Una de las diversas teorías que caracterizan la situación de los indí-


genas en el sistema capitalista es la del “colonialismo interno”, que
considera en general que las relaciones y las condiciones de explo-
tación a las que los tienen sometidos el Estado y los mestizos, son
de tipo colonial, que corresponden y son prolongación de la época
colonial. Uno de los exponentes de esta teoría es el sociólogo Pablo
González Casanova (1965: 74-75), que al hacer alusión a la resis-
tencia pacífica no violenta y activa del EZLN y el zapatismo en Méxi-
co, alude a la forma en que construyen poder en forma pacífica, y
cuyo carácter innovador estriba en la renuncia a la lucha armada y
a la toma del poder político del Estado. En su ensayo de interpreta-
ción “Una nueva forma de pensar y hacer”, considera que:

Al abandonar la toma del poder por la fuerza, construir el


poder de las comunidades como proyecto que combina lo

25
Eduardo Andrés Sandoval Forero

micro y lo macro en el proceso de construcción de las bases


organizadas, con las variaciones que sean necesarias de unas
regiones y países a otros, y en distintas situaciones dentro del
mismo país o región. En este punto tal vez sea necesario acla-
rar un poco más que el proyecto de los zapatistas no corres-
ponde a la lógica anarquista o libertaria, por actualizadas que
estén, ni a la lógica estatista de toma del poder del Estado o
de reformas al Estado, por decaídas o desprestigiadas que se
hallen. (González, 2003: 17).

Por su parte, Franz Fanón, en Los condenados de la Tierra (1965),


plantea que el colonialismo es una forma explícita de violencia que
destruye las condiciones sociales autóctonas y la economía local,
imponiendo la cultura del colonizador. “El colonialismo no es una
máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violen-
cia en estado de naturaleza...” (Fanón, 1965: 54). Para este autor, a
diferencia del sociólogo Pablo González, la descolonización tiene
que realizarse con una violencia superior a la de los colonialistas, es
decir que frente a la violencia dominadora, la rebeldía tiene que ser
también violenta.

Las notas vienen al caso, pues a partir de diferentes o similares


caracterizaciones, se puede reflexionar y actuar en direcciones dis-
tintas. Frente a la violencia del Estado y demás actores que violen-
tan a los pueblos indígenas se puede evocar la violencia, o tam-
bién se pueden asumir múltiples formas de resistencia pacífica.
Sin duda que los costos son diametralmente diferenciales en vi-
das, en organización, cultura, política, sociedad, comunidad, fa-
milia e individuo.

Los Nasa, frente al contexto de adversidad etnocida en que se en-


cuentran, han logrado mantener su existencia principalmente por el
camino de la resistencia cultural-étnica que se construye en diferen-
tes aspectos, pensares, haceres y decires, a partir de los legados de
sus antepasados colectivos y de sus líderes indígenas. Una de las
tantas formas de resistencia activa y pacífica, basadas en el pensa-
miento y en la acción de Quintín Lame, es la Guardia Indígena, que
dentro de esa generalidad y contextualidad ha fortalecido la identi-
dad étnica, la autonomía y la cohesión social de las comunidades

26
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

en esas condiciones de adversidad y de permanentes violencias a


que se encuentran sometidos.

Su resistencia ha sido enmarcada y remarcada en la defensa de los


derechos indígenas, de los derechos humanos y del derecho inter-
nacional humanitario, a partir de principios vivenciales en sus co-
munidades y de rechazo a los actores armados. Frente a la acción
política, económica, militar y cultural del Estado hegemónico de
imponer su cosmovisión a los indígenas, al igual que las imposicio-
nes de los grupos guerreros, los indígenas trazan límites a estas
pretenciones y mediante la resistencia mantienen su existencia como
pueblos diferenciados, rechazan la violencia y exponen su discurso
antihegemónico invirtiendo el orden simbólico del sistema domi-
nante.

Para tratar en forma particular la resistencia pacífica indígena frente


al etnocidio, abordaremos el fenómeno registrado en territorios in-
dígenas del Departamento del Cauca, ubicado en el suroeste de
Colombia. De manera resumida, este departamento presenta las
siguientes características:

1. Habitan alrededor de 300 mil indígenas asentados sobre las


dos vertientes de la Cordillera Central.

2. Alta marginación y pobreza, es uno de los departamentos más


pobres de Colombia.

3. Economía principalmente agrícola.

4. La mayoría de la gente vive en el campo y en poblados meno-


res a 2.500 habitantes.

5. Concentra el número más grande de indígenas en Colombia


(Nasa y guambianos).

6. Cuenta con la presencia de una significativa población negra.

7. Ha sido gobernado por la oligarquía más conservadora y


ultrarreaccionaria de Colombia.

27
Eduardo Andrés Sandoval Forero

8. Las luchas indígenas y campesinas por la recuperación de la


tierra, la cultura y contra la represión han sido de las más
combativas en Colombia.

9. La presencia del Estado colombiano ha servido exclusivamen-


te para reprimir a la población civil.

10. En este departamento nació el Consejo Regional Indígena del


Cauca (CRIC) y la Organización Nacional Indígena de Colom-
bia (ONIC).

11. Es uno de los departamentos donde una parte de indígenas y


campesinos cultivan la planta de coca.

12. La hoja de coca (“mama coca”, como la llaman ellos), que


mambean los indígenas, tiene usos tradicionales, religiosos, cu-
rativos de medicina tradicional y de consumo alimenticio; tam-
bién la emplean en rituales, ceremonias y refrescamientos que
tienen trascendencia, impacto social y otorgan identidad a to-
das sus comunidades.

13. Allí nació y se desarrolló la primera autodefensa indígena ar-


mada “Quintín Lame” en la década de los ochenta, en franca
lucha contra los terratenientes y el Estado colombiano.

14. Ha sido territorio de paso, de operaciones, de campamentos,


de entrenamiento, de movilizaciones, de logística y de recluta-
miento por parte de casi todas las agrupaciones armadas:
Movimiento 19 de Abril (M-19), Fuerzas Armadas de Revolu-
cionarias de Colombia (FARC), Ejército de Liberación Nacio-
nal (ELN), Ejército Popular de Liberación (EPL) y las
paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

15. Por primera vez en la historia de Colombia, los indígenas y


campesinos se impusieron en el proceso electoral contra los
partidos tradicionales y eligieron a un indígena como gober-
nador del Departamento del Cauca. De igual manera, la ma-
yoría de los municipios que cuentan con población indígena
han designado alcaldes de sus grupos étnicos.

28
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

16. La organización indígena es un ejemplo latinoamericano: CRIC,


Organizaciones de Cabildos, Escuelas de Salud Indígena, Es-
cuela de Derecho Propio, Guardia Indígena, gestión de pro-
yectos productivos, recuperación de la medicina tradicional,
de la cultura y de producción de alimentos prehispánicos, en-
tre muchas otras.

17. El Departamento del Cauca posee gran parte de la riqueza


hídrica de Colombia.

Este departamento ha sido uno de los más azotados por las accio-
nes de los grupos violentos. La historia de los últimos diez años
registra en su territorio las más cruentas incursiones armadas, tanto
del ejército como de los grupos violentos, contra la población civil y
particularmente contra los indígenas.

La gran cantidad de pueblos y caseríos devastados por este accio-


nar demencial ha dejado entre sus habitantes: muertos, heridos,
desplazados, caseríos destruidos, viudas, huérfanos, enfermos men-
tales, incapacitados, hambre, desolación y destrucción del tejido
social. Todos los actores del conflicto les dan plomo a los indígenas
en esa disputa carnicera por el poder y el control del territorio, la
economía y la población.

Las acciones militares realizadas contra los indígenas han sido acom-
pañadas de un discurso que tiene como explicación de las masacres
“el daño colateral”. Unos violentos se lavan las manos de las “muer-
tes inocentes” que generan sus atentados, sus combates y sus accio-
nes con el “daño colateral”, que no son más que crímenes “colate-
rales” contra los indígenas y la sociedad civil indefensa, ajena a la
disputa por el poder en Colombia. Otros violentos declaran abierta-
mente la guerra contra estas comunidades, que consideran bases
de apoyo de sus enemigos. En el Departamento del Cauca, en los
últimos cuatro años, les han exigido su renuncia a más de 38 alcal-
des indígenas. La mayoría han obedecido, otros han sido asesina-
dos, pero el colmo de la barbarie se presentó a mediados de julio de
2004 cuando fue secuestrada una niña de tres años para que su
padre dejara el cargo.

29
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Días antes de que las FARC tomaran la cabecera municipal de


Toribío, municipio localizado al nor-oriente del Cauca, el 12 de julio
de 2002, cerca de ocho mil indígenas en acción de resistencia pací-
fica se lanzaron a las calles para impedir el secuestro de su alcalde
elegido popularmente y dijeron: “No permitiremos que la guerrilla
se nos lleve al alcalde, nosotros lo elegimos y nosotros decidimos
cuándo se va”. Hicieron valer su derecho a elegir sus propias auto-
ridades por el sistema cultural jurídico y su organización social tra-
dicional, diferente a la del Estado o a la de cualquier organización
violenta.

El 14 de abril de 2005 Toribío y Jambaló fueron nuevamente de-


vastados por el accionar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC). Un menor fue muerto, hubo cerca de 50 heri-
dos, varias viviendas y medios de producción y subsistencia fue-
ron destruidos. El Plan de Vida Nasa y todos los tejidos de organi-
zación, gobierno propio, cultura, producción, y su estructura como
pueblo indígena fueron afectados negativamente de manera di-
recta.

Toda esta actuación de los violentos del Estado y de los grupos


armados ilegales en los territorios indígenas confluye en un etnocidio
de estos pueblos en Colombia, que destruye sus comunidades, sus
costumbres, sus organizaciones, su cultura, su base económica, su
entramado social. Los persiguen, asesinan y a otros los obligan al
desplazamiento interno.

Pero no basta el cerco militar, el genocidio y la destrucción más


aberrante de sus culturas; a esto se suma la más cruel y despiadada
acción terrorífica contra la población y el medio ambiente: las
fumigaciones indiscriminadas contra todos los cultivos so pretexto
de acabar con los plantíos de coca y amapola, como parte del Plan
Colombia, impuesto por el gobierno de los Estado Unidos.

La pretendida solución al conflicto político y social, y a un enfrenta-


miento armado interno de más de cuarenta años, ha sido el Plan
Colombia, el cual ha resultado ser más dañino como remedio, que
la misma enfermedad. Se trata de un Plan que demagógicamente
ha buscado combatir el narcotráfico, pero en su aplicación ha pre-

30
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

tendido eliminar la subversión armada, reprimiendo a las comuni-


dades campesinas e indígenas que habitan en los territorios del ac-
cionar guerrillero. El poder imperial derrochando armas y dinero
en terror contra campesinos e indígenas, para afianzar su poderío y
el de gobiernos sumisos que con políticos y terratenientes se apro-
pian a sangre y fuego de la tierra de las familias que laboran en el
campo.

El impacto de la escalada de la violencia por medio del Plan Co-


lombia, a corto plazo se puede resumir en: formación de campos de
muerte, desplazamiento forzado de unos cuatro millones de cam-
pesinos e indígenas al año 2008, destrucción del medio ambiente y,
detrás de todo ello, el despojo de tierras por parte de latifundistas,
gobierno y miembros de agrupaciones violentas. Es decir, un
etnocidio acompañado de una contrarreforma agraria que se en-
cuentra organizando a los nuevos dueños del país en el sector agra-
rio.

La historia ha sido elocuente en demostrar de manera fehaciente


que las causas profundas de las violencias no se atienden ni su-
peran con la persecución, represión indiscriminada, violencia del
Estado, desaparición de líderes, ejecuciones extrajudiciales, des-
plazamientos forzados y confrontación armada a los movimien-
tos sociales y étnicos a través de las fuerzas armadas del Estado
o paramilitares. Esa inadmisible guerra sucia en la que se involucra
el Estado ha conducido al campo a una catástrofe nacional y hu-
mana sin precedentes, con las más flagrantes violaciones a los dere-
chos humanos y a todos los derechos establecidos internacional-
mente, sin que se generen las mínimas condiciones de resolución de
los grandes problemas nacionales en lo social, político, económico
y militar. El colapso del Estado benefactor en Colombia tiene como
consecuencia, entre muchas otras, el dominio y control de los dife-
rentes grupos violentos de extensas zonas donde la institucionalidad
no tiene presencia, o se subordina y colude con los actores arma-
dos.

La falta de sentido nacional y de la más elemental sensibilidad hu-


mana de la clase política en el poder frente a la mayoría de la po-
blación colombiana que se debate en la pobreza, la represión y la

31
Eduardo Andrés Sandoval Forero

falta de satisfacción de necesidades básicas de alimentación, vesti-


do, vivienda, salud y educación, han puesto en riesgo la seguridad
nacional, la de toda la población colombiana y la de ellos mismos,
al persistir en un modelo político y económico que ha hundido al
país en la miseria. A pesar de ello, su población reivindica el dere-
cho a la vida, al trabajo, a su tierra y a la paz con justicia, democra-
cia y dignidad.

Hasta ahora, las decisiones no se han orientado a atender la deses-


perante situación económica de los excluidos y se han mantenido
intactas las estructuras socioeconómicas violentas, soportadas en la
represión física directa y en la construcción de un Estado autoritario
y policiaco que suprime y viola de facto las garantías individuales y
colectivas de la población. Este modelo de las armas por encima de
la política, o de la política de las armas, tiene el apoyo creciente y
directo de EE.UU. mediante la ayuda militar más significativa de
América Latina, convirtiendo a Colombia en el tercer país del mun-
do de mayor recepción militar con su correspondiente “crisis huma-
nitaria”1.

En lo particular, las acciones de los violentos y la aplicación del Plan


Colombia en sus territorios no les permite a los indígenas ejercer la
autonomía territorial y regional, nombrar a sus autoridades, disentir
de todos los violentos del Estado y de los que se oponen a éste, y
tener el más elemental de los derechos: la vida.

Desde la perspectiva cultural, redimensionada a los demás aspectos


del mundo real y relacional de los colectivos, el asunto tiene que ver
con lo que los antropólogos denominan el reconocimiento o no del
“otro”. Al respecto considero pertinente lo expuesto por Louis
Dumont (1983: 260-263), quien plantea que el reconocimiento de
otra cultura diferente se puede dar por medio del conflicto o por
medio de la idea de jerarquía en su comprensión teórica, sin que
signifique cargas valorativas de superioridad o inferioridad. Para el

1
Según el Informe 2006 de la Comisión Colombiana de Juristas, el 75% de los
delitos de lesa humanidad cometidos en los últimos 4 años han sido responsabili-
dad del Estado colombiano.(http://www.coljuristas.org/documentos/
documentos_pag/SituacionDDHH 2006).

32
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

caso de los indígenas en Colombia y en toda América Latina, el


reconocimiento que el Estado y la cultura mestiza les han otorgado
ha sido, de manera dominante, a través del conflicto en sus diferen-
tes acepciones. Sociológicamente, la presencia del conflicto en so-
ciedades multiculturales es parte consubstancial al funcionamiento
de la sociedad, pero la forma en que se enfrente el conflicto hace
que su transformación sea funcional y de fortalecimiento colectivo,
o disfuncional y de destrucción de unos contra otros.

En el contexto que estamos abordando, bienvenida es la perspecti-


va que expone Stella Ting-Tomey sobre “Teoría de los Conflictos
Interculturales”, en el Capítulo 7 de su libro Managing Intercultural
Conflicts Effectively (2001), al definir el conflicto “como la percibida
o real incompatibilidad de valores, expectativas, procesos y resulta-
dos entre dos o mas partes provenientes de culturas diferentes, acerca
de temas substantivos o de la relación” (Ting, 2001:1).

Ciertamente el Estado colombiano, expresión oficial de poder y


cultura mestiza, genera la confrontación por su etnocentrismo, into-
lerancia y no reconocimiento en el sentido de las realidades de la
otra cultura, la indígena, que si bien no es pura en su esencia por-
que ha integrado de manera forzada o voluntaria elementos y con-
ductas de la cultura dominante, es de esencia diferente en lo que
denominamos genéricamente el continuum cosmogónico. Este con-
flicto intercultural tiene manifestaciones claras en la violación,
irrespeto y no aceptación de las expectativas culturales de los indí-
genas, y para ello el Estado recurre a toda su fuerza y poder sin
mediar en o general al sentido del reconocimiento del otro en su
derechos humanos, jurídicos, políticos, sociales, culturales y colec-
tivos.

La manifestación del conflicto en el terreno de la cultura, en el cam-


po de la interculturalidad, es una de las expresiones de dos concep-
ciones opuestas sobre el Estado-nación, donde la práctica y el ejer-
cicio de Estado hegemónico se desarrolla no en la soberanía popu-
lar como lo promulga la Constitución, sino en la política neoliberal
de privilegiar la privatización y la economía de mercado monopo-
lista, al servicio exclusivo de oligarcas nacionales y empresarios
transnacionales. Esta política de Estado cuidador del gran capital,

33
Eduardo Andrés Sandoval Forero

se acompaña del desmantelamiento y privatización de las más ele-


mentales instituciones encargadas de la seguridad social: educación,
salud, recreación, y vivienda.

Tenemos entonces un Estado que de facto excluye a la mayoría de


la población y de manera particular a los grupos con identidad,
pensamiento y visión de mundo distinta a la dominante. Que pro-
mueve una política de identidad neoliberal con prácticas excluyentes
e intolerantes de los “otros”, los indígenas, a quienes pretende im-
ponerles por la fuerza la economía, la política y la sociedad mesti-
zas. La respuesta indígena es la resistencia en todos los ámbitos:
cultural, económica, social, étnica y política, convirtiéndose toda
esa resistencia en un impedimento real para el avance del neolibe-
ralismo en el campo.

Pero el Estado también juega con la política, las declaraciones, los


discursos y la teoría de la interculturalidad oficial. Es por ello que el
otro reconocimiento, el teórico, ha sido en buena parte otorgado en
Colombia y varios países de América Latina, y por las constantes
resistencias y luchas indígenas que para nada han sido idílicas. Y es
que el reconocimiento del “otro”, del indígena, en cualesquiera de
sus dimensiones, incluyendo una tercera que implica respeto, diálo-
go, aceptación, valoración, inclusión y cooperación real, se encuen-
tran circunscritas e interactúan en contextos sociales, económicos y
políticos concretos, que de manera general en Colombia han sido
de dominación, represión, exclusión, negación, rechazo, destierro y
explotación.

Paradójicamente, la Constitución de Colombia reconoce los territo-


rios indígenas y la jurisdicción especial para estos pueblos, referido
no solo al reconocimiento que hace el Estado sobre la diversidad
étnica y cultural de la nación sino también otorgando el reconoci-
miento para ejercer en dichos territorios derechos políticos, cultura-
les, económicos, sociales y jurisdiccionales autonómicos, es decir,
sin la injerencia de otras fuerzas externas a lo indígena. Por supues-
to, ni el Estado, ni los subversivos violentos, ni los paramilitares, ni
los narcotraficantes respetan tales determinaciones constitucionales
que fueron producto de las luchas de los indígenas por más de un
centenar de años.

34
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Constitucionalmente Colombia tiene una de las cartas magnas más


avanzadas en América Latina, con respecto al reconocimiento
multicultural del país y a los derechos de los pueblos indígenas. Los
reconocimientos étnicos fueron incorporados en la nueva constitu-
ción de 1991, producto de sendas luchas y de la participación di-
recta en la Asamblea Nacional Constituyente. También por lo que
denomina Mac Ewan (2001) “rendijas democráticas”, que son es-
pacios que dejan las democracias representativas, susceptibles de
ser utilizados por la población en general, en núcleos poblacionales
pequeños o en dimensiones nacionales para generar nuevas formas
de organización política, social y comunitaria, diferente a la del Es-
tado.

La Constitución de Colombia consigna: Autonomía indígena: Los


territorios indígenas estarán gobernados por consejos conformados
y reglamentados según los usos y costumbres de sus comunidades
(Art. 330). Estos consejos cuentan con cierta autonomía económi-
ca, perciben y distribuyen recursos, velan por la preservación de los
recursos naturales, representan a sus comunidades ante el gobierno
y pueden diseñar políticas, planes y programas de desarrollo dentro
de su territorio.

Estas disposiciones legislativas son importantes, pues además de la


legalidad que otorgan, conllevan implícito el reconocimiento de la
diversidad y la pluralidad en Colombia. También son relevantes toda
vez que son el referente jurídico para que los grupos étnicos proce-
dan a ejercer su autonomía. Sin embargo, para el caso que nos
ocupa, tal como lo manifiesta Dieterich (2006), estudioso de la de-
mocracia participativa, tener una nueva Constitución sin tener una
abrumadora superioridad de fuerzas reales no tiene importancia
alguna, como lo demuestra, entre otros ejemplos, la realidad co-
lombiana, que no ha superado los marcos de la declaratoria y el
manejo político, impidiendo la materialización de los derechos indí-
genas en la vida cotidiana de las comunidades.

Pero también la práctica de los valores democráticos en la vida so-


cial, contenidos en la Constitución, es motivo de persecuciones,
criminalización, encarcelación, y asesinato. Aquellas organizaciones
de la sociedad civil, étnicas o indígenas, cuya actuación ponga en

35
Eduardo Andrés Sandoval Forero

peligro al sistema, son proscriptas de manera legal-formal o no, se-


gún sea el caso. Todo lo que cuestione o ponga en peligro al sistema
será perseguido o desprestigiado hasta hacerlo desistir en el intento,
o hasta que sus acciones cesen de una u otra manera. Un ejemplo
al respecto son las constantes persecuciones y sanciones a las radios
comunitarias y radios indígenas.

El discurso público constituye uno de los elementos de mayor enga-


ño en la relación del Estado con los pueblos indios, la oratoria se
sustenta no en la realidad, en los hechos, en lo acontecido, sino en
lo que el Estado necesita decir; es una “… adscripción abreviada de
las relaciones explícitas entre los subordinados y los detentadores
del poder… que difícilmente da cuenta de todo lo que sucede en las
relaciones de poder.” (Scott, 2000: 24-25). Un discurso público que
justifica la jerarquía, el orden impuesto y la violencia del mismo
Estado, que “… comprende un ámbito de apropiación material, un
ámbito de dominación y subordinación pública y finalmente, un
ámbito de justificación ideológica de las desigualdades…” (Scott,
2000: 140). Se trata de un diálogo unilateral y violento que censura
y criminaliza el discurso y la acción práctica de los dominados, no
sólo por el menosprecio al indígena, sino también por tener códigos
que pertenecen a cosmogonías diferentes, inentendibles e inacepta-
bles para el poder.

La violabilidad a los preceptos constitucionales y a la realidad de las


comunidades permite afirmar a los indígenas, que:

La autonomía no es verdad, no hay autonomía en los territo-


rios indígenas, estamos en un proceso de rescatar la autono-
mía. No podemos tener autonomía donde hay bases de alta
montaña, soldados campesinos, red de informantes, e insta-
laciones construidas en los territorios indígenas. La presencia
del gobierno colombiano es militar, y en defensa de los inte-
reses de las multinacionales. La autonomía real debe ser la
comunidad sin intervención externa (Muelas, indígena Nasa).

El 19 de agosto del 2002, “Día Internacional de los Pueblos indíge-


nas”, las Naciones Unidas cuestionaron al Estado colombiano por
“la falta de medidas para la protección de las comunidades indíge-

36
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

nas ‘condenadas’ al exterminio si continúa la agudización del con-


flicto armado”. El director encargado del organismo, Amérigo
Incalcaterra, al entregar un balance del caso colombiano, dijo que
“tan sólo en lo que va corrido del año (2002) han muerto violenta-
mente 115 aborígenes. Hoy, el 12 por ciento de la población des-
plazada en Colombia es indígena”. Y más adelante en documento
leído en Radio Caracol de Colombia el funcionario denunció que
“es tan grave la situación que en Murindó, Chocó, hace un mes un
niño de once años murió de diarrea ya que no pudo ser transporta-
do a un centro de salud por la falta de combustible restringido por el
ejército y los grupos armados”.

Han sido centenares los indígenas asesinados por el Estado, los te-
rratenientes, narcotraficantes, caciques y violentos en los últimos 25
años. Otros tantos han sido desaparecidos, encarcelados, tortura-
dos, perseguidos, secuestrados, y ahora obligados a renunciar a ser
autoridad de su colectividad. Lo más aberrante de la destrucción de
la organización social tradicional indígena, y del etnocidio en mar-
cha, es no aceptar el derecho que tiene un grupo social que de
manera natural y cultural se opone al neoliberalismo y a su indivi-
dualismo a ultranza mediante el colectivismo y el comunitarismo de
los indígenas. Por eso, mientras quede un sólo indígena en tierras
caucanas, estará presente el espíritu de Manuel Quintín Lame, diri-
gente pacifista indígena de los Andes del Cauca, encarcelado mu-
chas veces por el gobierno colombiano.

La situación descrita enmarca las condiciones de paz imposible a


las que están sometidos los indígenas debido a la diversidad de
violencias, la segregación social, la miseria, el racismo, el despojo y
todas aquellas lacras de exclusión que se fundamentan en el
etnocentrismo de la cultura y las prácticas intolerantes del pensar
occidental. Esta situación fue descrita por Quintín Lame, en sus
pensamientos como indio:

Siempre el indígena está debajo de la bota del blanco, como


esclavo; y el indio que defiende sus derechos es perseguido
como un ladrón facineroso, por el no indígena. Este enemigo
busca de mil maneras aplastar material, oral y civilmente al
indígena que se acerca a conocer el jardín de la ciencia. La

37
Eduardo Andrés Sandoval Forero

ignorancia supera a todo y en todo porque ésta dice saberlo


todo y la sabiduría dice que no sabe nada; pues la ignorancia
dice todo lo que piensa y la sabiduría dice lo justo y conve-
niente. (Lame, 1987: 17).

Frente a esta dramática realidad etnocida, los indígenas Nasa han


construido y conformado programas políticos alternativos que se
materializan en proyectos económicos, sociales, culturales, educati-
vos, identitarios y de organización étnica como la Guardia Indíge-
na. Contra las violencias armadas, durante más de tres décadas los
pueblos Indígenas, al igual que los campesinos, afros, sindicatos,
estudiantes y comunidades urbanas, han exigido y reclamado el
cese al accionar de las armas a través del diálogo, la negociación y
la concertación entre gobierno, actores armados y sociedad civil.
Estos indígenas y los demás sectores sociales han elaborado, pre-
sentado y divulgado diversas propuestas de defensa de los dere-
chos indígenas, de la vida, de los derechos humanos, del derecho
internacional humanitario y de políticas de desarrollo social que
contribuyan a la resolución y transformación pacífica del conflicto.
Por desgracia, ni el Estado colombiano, ni los distintos actores de
las violencias han escuchado las voces de la paz, y el conflicto al
igual que la impunidad se incrementan en esa espiral de violencias
que victimizan a la población que se niega a coparticipar en el con-
flicto.

Las dinámicas de la Guardia Indígena, así como las actividades rea-


lizadas por las demás organizaciones Nasa, se contextualizan tam-
bién en el movimiento social nacional e internacional que lucha
contra la imposición hegemónica del neoliberalismo globalizante,
expresión violenta que amenaza la existencia de la diversidad cultu-
ral, lingüística y étnica de los pueblos diferenciados. Esta resistencia
étnica, que también es parte de la resistencia de los explotados, se
articula con otros movimientos anti-hegemónicos que proponen de-
mocracia, justicia y libertad como modelo de organización social
que concrete condiciones de vida digna para toda la población. La
democracia que pretenden no es la que el sistema ofrece, simula,
enmascara y engaña, sino la misma que practican los pueblos indí-
genas en sus asambleas comunitarias, en su participación masiva,
en sus discusiones, acuerdos, desacuerdos, disensos y consensos.

38
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Es decir, la democracia participativa real, de deliberación, acción,


inclusión, que tiene como principios rectores, no la demagogia
declarativa del discurso oficial y jurídico, sino el reconocimiento real
de la pluralidad y el multiculturalismo como bases de los derechos
económicos, sociales, culturales, políticos y étnicos.

El Cabildo indígena
El Cabildo indígena, institución creada por los españoles, con el
devenir del tiempo ha sido reformulado y asumido como organiza-
ción propia, con autoridades nombradas colectivamente. Simbóli-
camente, son embestidos de autoridad mediante el Bastón o la Vara
de Mando. En la Cartilla No. 2 del CRIC, cuyo contenido hace refe-
rencia a la organización, así lo explican:

Claro está, hay una diferencia entre la forma como funciona-


ban los cabildos cuando los creó la Colonia o la Colombia de
la Independencia, y la forma como estaban funcionando
cuando nació el CRIC. Y también hay una diferenta entre
los cabildos antes del CRIC y desde que el CRIC viene orga-
nizando (CRIC, 1983: 32).

La esencia y la base de la organización indígena la constituyen los


cabildos, que son la máxima autoridad de cada comunidad o res-
guardo indígena. El Cabildo es una forma de organización tradicio-
nal con la que los indígenas se sienten identificados, incluso en el
caso de haber perdido la lengua y la mayor parte de las costumbres
propias (CRIC, 1977b: 136).

El Cabildo es la manera propia que tienen los indígenas de ejercer


autoridad y ganar experiencia con el mando político sobre la comu-
nidad, y en relación con las autoridades de la sociedad dominante
(CRIC, 1978C: 94), por ello el CRIC se propone como tarea princi-
pal el desarrollo y fortalecimiento de los Cabildos (CRIC, 1975A:
33). También los cabildos están conformando organizaciones eco-
nómicas en los resguardos, independientes del Estado, e impulsan
distintas organizaciones para el trabajo comunitario y solidario como
la minga y el cambio de manos.

39
Eduardo Andrés Sandoval Forero

El reconocimiento histórico de su condición de indígenas en con-


textos del presente, se manifiesta en sus comprensiones y conside-
raciones tanto en el nivel subjetivo como en las concreciones prác-
ticas que tienen sobre la lengua, el trabajo comunitario, la medicina
indígena, la música, las tradiciones, las danzas, el derecho propio,
la educación indígena, y dentro de todo ello, los resguardos y los
cabildos.

La ley 89 de 1890, en su artículo 3º. Dispone:

En todos los lugares que se encuentre una parcialidad de in-


dígenas habrá un pequeño Cabildo nombrado por éstos con-
forme a sus costumbres. El período de duración de dicho Ca-
bildo será de un año, de 1º. de Enero a 31 de Diciembre. Para
tomar posesión de sus puestos no necesitan los miembros del
Cabildo de otra formalidad, que la de ser reconocidos por la
Parcialidad ante el Cabildo cesante y en presencia del Alcalde
del distrito.

Hay cabildos que tienen gobernador, gobernador suplente, alcalde


mayor, alcalde mayor suplente, fiscal y tesorero. La directiva del
cabildo es la máxima autoridad, y generalmente son seis personas.
El gobernador es el representante legal, pero los que ayudan a ope-
rar se nombran directiva del cabildo, otros se llaman plana mayor y
alrededor de ellos están los alguaciles que son los que vienen a
representar a cada una de las veredas. Dependiendo del tamaño de
la vereda tienen tres alguaciles, otros cinco, otros dos, otros uno.
Dependiendo del tamaño del resguardo, estos pueden llegar a tener
20, 30, 50 ó 60 alguaciles que son los que andan llevando el bastón
de autoridad, y el gobernador es el que encabeza a los alguaciles.

El cabildo es el conjunto de los que portan el bastón de autoridad,


y el cargo de gobernador o alguacil es un servicio que se presta de
manera gratuita a la comunidad: Es un servicio comunitario no re-
munerado, que otorga status, prestigio, reconocimiento, respeto y
autoridad que redunda en el compromiso de continuar con la cultu-
ra, la organización y la identidad de los Nasa.

40
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Jairo Perdomo, indígena Nasa2, Consejero de la Asociación de Ca-


bildos Indígenas de la zona norte del Cauca (ACIN) por parte de
Jámbalo (diciembre de 2006), afirma que la máxima autoridad del
resguardo es el cabildo en cabeza del gobernador.

En el Cauca hay 135 cabildos. Somos aproximadamente 300


mil indígenas en el departamento. Los más somos los Nasa,
siguen los guambianos, siguen los yanaconas, los totoroes,
emberas, y otros en la costa. Vivimos ocho pueblos indígenas
en el Cauca.

Desde la cosmovisión se han descubierto unos términos, por


ejemplo el Nejwe´sx Thutesa, que es como decir el goberna-
dor. También se dice Sa´th Nejwe´sx, que sería el capitán,
esa figura que viene del occidente. Sa´th Nejwe´sx es el orien-
tador, es el guiador, el que aconseja, es el que sabe más lo
que es la historia, como generó la vida, como se ha ido lu-
chando para tener los resguardos, todo el proceso histórico,
entonces es el que sabe, es el capitán.

El gobernador es la máxima autoridad, es el representante


legal y entonces coordinan. Hay algunos U´Kawe´sx (Cabil-
dos) que ya no tienen la figura de la capitanía porque dentro
del proceso de la discusión con la visión, ese término de
capitán no es nuestro, es más un término sacado de la parte
militar y puesto al cabildo. Dentro de las estructura de los
cabildos la Guardia Indígena es un programa, de manera que
a nivel del Cauca ya están consolidando todos los cabildos la
Guardia Indígena.

Loa cabildos indígenas que se encontraban débiles, desintegrados,


o en extinción, inician un franco proceso de recuperación a partir
del programa elaborado por el CRIC en 1971, con la conjunción de
reivindicaciones tácticas inmediatas y también mediatas de orden

2
“Nasa es igual a Páez. Lo que pasa es que la palabra Páez es puesta por los
españoles. Nuestro nombre concreto es Nasa, no somos paeces porque paeces
quiere decir “piojo venidero”, es un nombre que viene de afuera, de los españoles
que le pusieron ese nombre a los nasas”. (Perdomo, 2007).

41
Eduardo Andrés Sandoval Forero

económico, político, étnico y cultural que plasmaron en siete pun-


tos: (CRIC, Cartilla No. 1: 25).

1. Recuperar la tierra de los resguardos.


2. Ampliar los resguardos.
3. Fortalecer los cabildos indígenas.
4. No pagar terraje.
5. Hacer conocer las leyes sobre indígenas y exigir su justa aplica-
ción.
6. Defender la historia, la lengua y las octubres indígenas.
7. Formar profesores indígenas para educar de acuerdo con la
educación de los indígenas en su respectiva lengua.

Es evidente que el programa del CRIC en todas sus dimensiones


interrelaciona al cabildo con sus reivindicaciones, es decir que la
función política, organizativa, estructural y educativa del cabildo se
constituye en determinante de la lucha de resistencia de los indíge-
nas en el Cauca.

Este programa ha sido enriquecido e incrementado mediante la


construcción y fortalecimiento de sus organizaciones, así como en
el transcurrir de sus luchas que, de manera particular, en los últimos
veinte años han sido contra la violencia de los terratenientes, del
ejército del Estado, de las subversión armada, de los paramilitares y
de los narcotraficantes, todos ellos ocupantes de los territorios indí-
genas.

Las violencias en los territorios indígenas los ha obligado a reivindi-


car el “Derecho a la vida” (CRIC, 1979a: 209). Con justa razón ese
derecho primario los obliga a resistir activamente a los constantes
accionares de los violentos, que de manera recurrente saquean sus
poblados, asesinan dirigentes, masacran comunidades, destruyen
sus cosechas, roban sus animales, torturan y desaparecen indíge-
nas, amenazan y obligan al desplazamiento forzado.

Lo expuesto en 1980 es otra de los testimonios que dan cuenta de


la problemática étnico-cultural en Colombia:

42
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Queremos que en la sociedad liberada del mañana cada gru-


po étnico tenga derecho a su autonomía cultural, sin que se
instituya una cultura colombiana que oprima a las demás.

Lucharemos por un Estado multi-étnico, que brinde la posibi-


lidad de autogestión, no solo para nosotros los indígenas, sino
para todos los grupos étnicos regionales. Toda forma de opre-
sión racial o cultural deberá quedar definitivamente erradicada
(CRIC, 1980b: 240-241).

El reconocimiento como especificidades étnico-culturales, así como


la concreción de la autogestión y autonomía indígenas, nos remite a
comprender que no basta con que el Estado Colombiano consigne
en su Constitución la declaración formal de los grupos étnicos; que
los propósitos de los pueblos indios se logran mediante la lucha
política y la lucha por la tierra en alianza con los demás sectores
explotados y oprimidos del país.

Para los indígenas la lucha por la tierra no es el todo, pero constitu-


ye una base de gran importancia que significa el sustento de su
cultura, que remite a una “madre naturaleza” fuente de existencia,
de vida y de cultura. Así lo definieron en 1974:

Para nosotros el concepto de cultura, que es lo básico, no


puede restringirse a la suma de algunos elementos tomados
fuera de contexto, como la lengua, las creencias, los mitos, las
leyendas, la música y las danzas, sino que es el marco global
de nuestras vidas, donde la tierra es la base y punto de parti-
da, y donde nuestras formas de gobierno y de control social
aseguran la cohesión de ese todo y permiten que evolucionen
hacia el futuro (CRIC, 1974b: 16).

También abordan las formas comunitarias de la tierra y las diferen-


tes maneras de realizar trabajo colectivo. Formas y trabajo afecta-
dos considerablemente por el despojo de sus tierras, las violencias,
el deterioro de sus organizaciones tradicionales y la destrucción de
sus culturas en muchas de sus comunidades, pero que a pesar de
ello, en otras comunidades se mantienen, fortalecen y recrean, den-
tro de la perspectiva histórica de recuperar el mundo indígena
adecuándolo al presente.

43
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Luchar por la recuperación de la tierra, además del legítimo dere-


cho que le asiste a toda persona o colectivo saqueado, es para los
indígenas un elemento de identidad, de cultura, y también de ex-
presiones jurídicas relacionadas con los cabildos, los resguardos y el
ejercicio del derecho propio en sus territorios. Es decir que la recu-
peración de la tierra engloba la existencia misma de los indígenas, y
por eso señalan que la tierra “Significa unión, porque en ella elabo-
ramos todas nuestras intenciones, nuestra lengua, nuestras costum-
bres; si en ella trabajamos, de ella sacamos nuestra educación; con
ella clarificamos nuestras ideas” (CRIC, 1978c: 113).

En síntesis, las organizaciones indígenas tradicionales, así como


aquellas que se han formado en los tiempos recientes, y de mane-
ra particular el CRIC, se han propuesto el desarrollo y fortaleci-
miento de los cabildos como instituciones que, entre otras cosas,
les permiten ejercer autoridad, organizar a las comunidades, apli-
car justicia propia, defender tierras y territorios, fortificar la cultu-
ra, identidad e idiomas, crear proyectos económicos, recuperar
tierras, hacer mingas, e implementar programas como el de la
Guardia Indígena.

El legado histórico de la Guardia Indígena


La situación general en que se encuentran los indígenas en Colom-
bia y en toda Latinoamérica, desde el arribo de los conquistadores
españoles, es de paz imposible, debido a las estructuras socioeconó-
micas injustas, al racismo, exclusión y explotación a que han sido
sometidos. También por la violencia sociocultural expresada de
manera importante en la no aceptación real de sus culturas y en la
imposición de la cultura occidental. Por la exclusión real de pueblos
originarios de la democracia formal. Por el desconocimiento de sus
derechos colectivos; por el racismo del Estado y de la sociedad
mestiza; por la violencia física ejercida por el Estado, los gamonales,
terratenientes, grupos paramilitares y parte de los distintos grupos
violentos que incursionan en sus territorios. Como dicen los indíge-
nas zapatistas en México: “El enemigo tiene muchas caras: despojo,
esclavitud, explotación, miseria, ignorancia, desempleo”.

44
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Frente a estas políticas etnocidas, los indígenas del Cauca han lu-
chado para revertir esas condiciones de paz imposible y crear con-
diciones de paz integral, duradera y justa a través de sus cabildos y
en torno a la consigna emitida por el Consejo Regional Indígena del
Cauca: Unidad, tierra, cultura y autonomía. En el presente estos
cuatro aspectos se constituyen en el eje de la resistencia indígena,
en elementos integradores de la identidad reinterpretada, reideada
y recreada a las circunstancias de las violencias que los siguen
asechando. Para el caso que nos convoca, la violencia física por
parte de todos actores armados contra los indígenas, ha tenido va-
rias respuestas étnicas, una de ellas ha sido la construcción de la
Guardia Indígena.

Tilly Charles (1988: 29) remarca que “La violencia colectiva perte-
nece a la esfera política y los cambios en su forma nos indican que
algo importante está sucediendo en el sistema político mismo”. Es
decir que las violencias colectivas de manera indistinta por lo me-
nos tienen un significado político o están orientadas por el campo
político, en donde, para el caso colombiano, unas violencias tienen
clara definición política, o se asumen bajo la definición de acción
política, y otras, no manifiestan la adscripción política pero son par-
te de un campo político.

Frente a la violencia, la población civil suele expresarse contra esas


acciones que de manera delictiva atentan contra sus vidas, y esa
acción colectiva, Tilly la denomina “contención”, en cuyas expre-
siones se encuentran las demandas, los pliegos petitorios, los recla-
mos, las movilizaciones, las marchas, los plantones, etc., que tienen
como característica contener de manera pacífica la violencia. “Cada
una de estas formas de interacción opera dentro de límites clara-
mente fijados según la ley, la costumbre, el conocimiento, vínculos
sociales existentes y creencias compartidas”. (Tilly; 1988: 9). La con-
tención y sus discursos forman parte del acontecer de la política y
de la cotidianeidad de la lucha política en su carácter social, mismas
que los actores sociales denominan resistencia, y que en el caso
indígena se presenta y manifiesta en las luchas por derechos, obli-
gaciones, posiciones en la estructura de poder y contra el etnocidio
al que se encuentran sometidos.

45
Eduardo Andrés Sandoval Forero

La respuesta de los indígenas ha sido:

Nosotros nos hemos declarado como pueblos en resisten-


cia ante el etnocidio. El etnocidio ocurre cuando la acción
de grupos políticos o religiosos, y la acción u omisión del
Estado, cada uno por su lado o todos al tiempo, impiden a
uno o a varios pueblos su permanencia espiritual y política,
su integridad cultural, y su reproducción social y económi-
ca. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido y está ocu-
rriendo en Colombia (Congreso de los Pueblos Indígenas
de Colombia, julio de 2001).

Los indígenas siempre han estado en lucha contra el etnocidio des-


de la llegada de los invasores españoles. Más de cinco siglos de
resistencia activa por el derecho a vivir como pueblos diferentes, y
contra todas las distintas políticas, planes, programas y acciones
que los gobiernos han implementado por desaparecer al indio. Han
sido permanentes las violaciones a los derechos humanos y a sus
derechos como pueblos indígenas por parte de los grupos violentos
y del Estado colombiano, con sus violaciones masivas y sistemáti-
cas de los derechos individuales y colectivos realizada por sus orga-
nizaciones armadas regulares o paramilitares, destruyendo los pro-
yectos de vida de los indígenas, arrasando el medio ambiente y
robando las tierras y territorios nativos. Ante todo esa parafernalia,
la resistencia pacífica y activa se constituye en un sagrado derecho
indispensable y necesario para garantizar por lo menos el derecho a
vivir. Esta resistencia es la única posibilidad de la existencia de estas
poblaciones, de manera que la claudicación a esta lucha significa el
aniquilamiento y la extinción de los pueblos indios.

La organización de los pueblos indígenas ha sido el mejor antídoto


contra las políticas y acciones etnocidas, y la Guardia Indígena es
parte de la organización de los indígenas del Cauca que lucha por
la construcción de la paz en sus territorios con las banderas de la
autonomía indígena, el respeto a sus autoridades, su cultura, su iden-
tidad, la defensa del derecho a la vida, los derechos humanos, los
derechos indígenas, los constitucionales y el derecho internacional
humanitario.

46
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Así lo han comprendido sus líderes, y así lo explica Alfredo Muelas,


indígena Nasa coordinador de la Guardia Indígena en el departa-
mento desde 1999 hasta 2004, fecha en la que pasó a ser el repre-
sentante legal de una de las instituciones importantes del movimiento
indígena.

La Guardia Indígena es un proceso de resistencia que se pue-


de mirar desde el año 1500, es un proceso que trasciende
con diferentes actores. Prácticamente uno puede mirar que la
primer Guardia Indígena fue la Gaitana, cacica de Tierradentro,
Nasa que asumió la defensa armada del territorio contra los
españoles3.

Un segundo momento de la Guardia Indígena es cuando el cacique


Juan Tama asume como guardia el diálogo y la negociación:

En 1700 Juan Tama4, líder indígena, muy importante por su


manera de guardia, de guardar, de cuidar, es buscar la de-
fensa jurídica de los títulos. El gobierno no le pone cuidado,
no le cumplió, y se hizo el pendejo frente a las interpretacio-
nes de Juan Tama; entonces decide hacer un ejército arma-
do que actúa como una fuerza de choque frente al ejército
nacional.

En los años de 1700, la resistencia indígena organizada tuvo como


líderes a los Caciques Juan Tama, Manuel de Quilo y Ciclos.

Del cacique Juan Tama se le conocen todos los títulos de los


pueblos indígenas que podemos hablar de 71 títulos colonia-
les que es la herencia o legado que le deja al movimiento
indígena. Son títulos firmados por Tama como cacique indí-
gena y la corona representada en su respectivo rey.

3
Cacica La Gaitana: 1535 - 1550.
4
Juan Tama fue un indígena Nasa, nacido en la finca San Isidro de los terratenien-
tes más poderosos de Colombia. Hijo de terrajero, hace la defensa jurídica de los
territorios basada en la ley. Mediante su lucha con los de Vitancó y Pitayó, logra
imponer a las autoridades coloniales el reconocimiento de las tierras indígenas.

47
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Un tercer momento de resistencia y Guardia Indígena es el liderado


por Quintín Lame, indígena nacido en el Departamento del Cauca5.
Lame fue uno de los indígenas más perseguidos por el Estado co-
lombiano, por los terratenientes y por los caciques del Cauca y del
departamento del Tolima. Múltiples fueron sus formas de resisten-
cia, así como también sus detenciones. Innumerables fueron los ofi-
cios, los pliegos, las solicitudes, los memoriales, las peticiones y las
gestiones legales que Lame elaboró y envió a los gobiernos depar-
tamentales, a Bogotá la capital de Colombia y a la Corte Suprema
de Justicia, en defensa de los derechos de los indígenas y denun-
ciando los asesinatos de su gente, que de manera recurrente realiza-
ban el ejército, la policía y los terratenientes a través de sus grupos
armados.

Una de sus principales acciones de resistencia fue la de promover


entre los indígenas terrazgueros el “No pago de terraje”. Por los
años de 1916 incrementó su rebeldía y generó un importante movi-
miento indígena por la libertad, la recuperación de las tierras, y
también por la participación política de los indios en el gobierno
nacional (Lame, 1971). Quintín Lame asume la continuidad dentro
de la ruptura de la lucha indígena y las resistencias contra el Estado,
los terratenientes, los caciques y los políticos que en su tiempo repri-
mieron, saquearon, humillaron y violentaron a los nativos en Co-
lombia. Asume el legado combativo de sus ancestros en otros tiem-
pos y momentos, dejando la herencia de su pensamiento, su andar,
su lucha y su perseverancia en defensa de los derechos de los pue-
blos indios de Colombia, en tiempos que también se caracterizaron
por la constante de robo de tierras, explotación y represión.

La lucha de Quintín y sus resistencias impactaron de manera impor-


tante a los indígenas de los departamentos del Cauca, Huila y Tolima.
En la década de los años ochenta del siglo XX, escuchamos de
manera común en los resguardos de Chaparral, Ortega, Coyaima y
Natagaima en el Tolima, el nombre, las enseñanzas y las orientacio-
nes de Quintín Lame. Los indígenas del Tolima lo conocieron, lo
siguieron, aprendieron de su lucha, y es por ello que su memoria se

5
Lame nació en 1890, hijo de un terrajero en Polindara, Cauca (Castrillón, 1973:
20).

48
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

encuentra enraizada en el caminar, el luchar y el resistir pacífico


pero activo en la defensa de sus territorios, sus derechos humanos y
sus derechos como pueblos.

Francisco Aroca, organizador de los resguardos y cabildos de


Coyaima y Natagaima, líder del movimiento pijao en el sur del Tolima
en la década del 70, exaltaba en las reuniones el pensamiento y el
ejemplo de su guía Quintín Lame. Muchas fueron las recuperacio-
nes de tierras que los pijaos realizaron en esa década bajo la con-
ducción de Aroca, quién siempre tomó el ejemplo de la lucha del
indio Quintín, y por ello solía decir: “Para recuperar nuestras tierras,
fortalecer los resguardos y consolidar los cabildos, tenemos que te-
ner espíritu Quintiano”. Y en efecto, la constitución de resguardos,
cabildos, tierras recuperadas, cultura, organización y resistencia en
el Tolima fueron dirigidas por Aroca y otros dirigentes que convivie-
ron con Quintín y estudiaban su pensamiento en sus manuscritos y
los retransmitían en asambleas comunitarias, en grupos de estudio
y en las familias mismas.

La resistencia étnica-cultural heredada por Quintín se construyó y


desarrolló con todo el pensamiento y las acciones que realizó para
salvaguardar de la destrucción del Estado y los terratenientes a la
comunidad y su comunalidad, a la cultura, la identidad, el territo-
rio, y las tierras de los indígenas. Este legado de Lame es el crisol de
las actuales resistencias indígenas en el Cauca, Tolima, Huila, y de
otros pueblos indígenas dispersos en la geografía nacional.

Un cuarto momento de Guardia Indígena que se construye a partir


del pensamiento y la práctica de los movimientos y dirigentes ante-
riores, pero que de manera particular tiene soporte en las enseñan-
zas de Quintín Lame, es el emprendido por el Consejo Regional
Indígena del Cauca (CRIC) en 1971:

El siguiente paso de Guardia Indígena que es la defensa de


los pueblos indígenas, de nuestro plan de vida, tomamos al
Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) con sus princi-
pios de Unidad, Tierra cultura y autonomía, decide retomar a
la Gaitana, Juan Tama y Quintín Lame como proceso para
rescatar la autonomía y la convivencia de los pueblos indíge-

49
Eduardo Andrés Sandoval Forero

nas. El CRIC se propuso organizar nuevamente la Guardia


Indígena en 1971, como necesidad de enfrentar tres poderes:
la política con los partidos tradicionales, los terratenientes y la
iglesia. En ello la Guardia Indígena juega un papel protagónico
por ser la responsable de dirigir las acciones.

El CRIC nace en medio de una represión generalizada en el país, de


resistencia y lucha de los sectores empobrecidos del campo; junto
con la naciente Asociación Nacional de Usuarios campesinos
(ANUC), que enarboló la bandera del revolucionario Emiliano Za-
pata en México: “Tierra para el que la trabaja”.

El pueblo Nasa ha sido un pueblo luchador que lleva más de qui-


nientos años de resistencia activa, de defensa del plan de vida de
los pueblos indígenas en Colombia. Es un pueblo que se ha mante-
nido en guardia y en lucha por la vida a través de toda su historia,
cuy devenir se expresa en el Himno Nasa:

Llevo sangre de Paéz


de los que siempre han luchado
de la conquista hasta hoy
Vivimos porque peleamos
Contra el poder invasor
Y seguiremos peleando
Mientras no se apague el sol.

La actual guardia es la del pasado pero en el presente, la de los más


de quinientos años de lucha, la del batallar de Quintín Lame pero
concurrente en el siglo XXI. Esta guardia indígena ha sufrido cam-
bios a lo largo de la historia, adaptándose a las condiciones políti-
cas, sociales, económicas y religiosas en tiempos específicos, por lo
que su estructura, funciones y dinámicas han sido modificadas cons-
tantemente mediante reconstrucciones e interpretaciones que los
indígenas en forma individual y colectiva realizan otorgándole sen-
tido a su mundo social y cultural, con aspectos estructurales que le
dan nuevas configuraciones a su etnicidad en general y a sus comu-
nidades en particular.

La guardia ha tenido en sus diferentes tiempos la generalidad de la


lucha por los derechos de los pueblos indígenas, en cuyo centro ha

50
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

estado la lucha por la recuperación de la tierra. Sin embargo, en el


primer período, el trabajo de la Guardia Indígena se centró princi-
palmente en la lucha contra los invasores españoles, contra el des-
pojo y el saqueo, llegando a tener accionar armado. En el segundo
período, la guardia asume la lucha a través de las leyes, de la lega-
lidad, pero al no ser respetadas las mismas leyes de la cultura domi-
nante, trasciende al movimiento armado.

En los años de 1970 a 1980 del siglo XX, la represión de los orga-
nismos del Estado arremetió contra el movimiento indígena del
Cauca: asesinó líderes, realizó masacres colectivas, destruyó cose-
chas, robó ganado y enseres, quemó ranchos, encarceló dirigentes,
persiguió sin cuartel a los indígenas que reclamaban sus tierras ro-
badas por los terratenientes y los acusó de ser auxiliadores y miem-
bros de las guerrillas. El Estado también tomó como pretexto para
incrementar y justificar la represión, la presencia en la etnorregión
indígena de las guerrillas de izquierda, paramilitares y grupos arma-
dos del narcotráfico.

En el contexto descrito, en el año 1977 se conforma en el escenario


caucano el primer comando armado que fue la base del Movimien-
to Quintín Lame, guerrilla integrada por indígenas Nasa que con-
formaron una organización de lucha no tradicional, de acción ar-
mada clandestina e ilegal, “en defensa de las comunidades indíge-
nas”. El movimiento de defensa propio, organizado en el Quintín,
retoma las banderas y las reivindicaciones planteadas por sus líde-
res ancestrales Juan Tama en 1700 y Quintín Lame entre 1916 y
1967. Consigna en sus volantes y sus pláticas tres ejes discursivos: la
autonomía, la defensa comunitaria y espiritual, y el respeto a las
autoridades indígenas6. Muelas comenta que:

El Quintín Lame fue otra manera de Guardia Indígena, fue la


defensa armada del territorio, fue la protesta amada frente al
abuso de sectores como los terratenientes y la burguesía
caucana. Hubo la necesidad extrema de tomar las armas, de

6
El Movimiento Quintín Lame, después de establecer negociaciones con el Go-
bierno Nacional, se desmoviliza y reinserta en el año de 1991. Una referencia
etnográfica del Movimiento Quintín se encuentra en el libro de Espinosa (1996).

51
Eduardo Andrés Sandoval Forero

hacer resistencia y de perpetuar los principios del movimien-


to indígena.

En el quinto período, la Guardia Indígena es el resultado de un


proceso de cambios y transformaciones a lo largo del devenir histó-
rico, que la hacen emergente en un contexto nacional determina-
do por todos los tipos de violencia contra la población indígena,
haciendo que la guardia en las postrimerías del siglo XXI reivindi-
que en primer término los senderos de la paz con justicia y digni-
dad.

Jairo Perdomo, indígena Nasa, Consejero de la Asociación de Ca-


bildos Indígenas de la zona Norte del Cauca (ACIN) por parte de
Jámbalo (2006), relata que los mayores dicen que hace mucho tiem-
po la Guardia Indígena existía. Para los años de 1970, el movimien-
to indígena se moviliza por la recuperación de la tierra que los terra-
tenientes habían despojado a los indígenas en ese tiempo. Dice
Perdomo:

Los pájaros eran los que defendían a los terratenientes, ahora


son los paramilitares. Los pájaros estaban armados y mata-
ban a la gente, entonces los líderes y los gobernadores se
reunían clandestinamente en la noche, en el monte o en una
casas y ponían Guardia Indígena por el camino donde anda-
ban a unos 500 metros. La guardia ya venía.

En los años más recientes la violencia contra los indígenas se hace


sentir con mayor fuerza en el Norte del Cauca y de manera especí-
fica en Santander de Quilichao, cuando los paramilitares hacen pre-
sencia y empiezan a desaparecer gente, a realizar masacres colecti-
vas, a amenazar la población y a colocar letreros de destierros y
amenazas firmados por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Comenta Perdomo que:

Los gobernadores analizaron la situación y dijeron: eso es ver-


dad, las AUC van a entrar a los resguardos y nos van a masa-
crar diciendo que somos guerrilleros. Entonces vamos a or-
ganizar la Guardia Indígena y se fue trabajando la propuesta.

52
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Pero la guardia se presentó de manera visible en Jambaló en el año


2000, con la desinstalación de laboratorios para procesar cocaína,

Estaban montando unos laboratorios grandísimos con estra-


tegia desde Ecuador y Perú, cuando al gobernador de esa
época le tocó sacar unas cocinas de laboratorios de cocaína.
Entonces ahí fue que se organizó la guardia como tal, porque
nosotros sabíamos que en las cocinas había gente armada,
con radios, con teléfonos. Nosotros nos organizamos con la
guardia y creamos toda una estrategia para evitar una ma-
sacre, y entonces la Guardia Indígena tenía que capturarlos
(Perdomo, 2006).

La guardia empezó a realizar controles nocturnos en la parte norte,


y varias fueron las confrontaciones no armadas con los paramilitares,
las guerrillas y el ejército nacional, pues en el proceso, relata el Con-
sejero Perdomo,

Dijimos que la guardia tenía que ser un organismo defensor


del derecho a la vida, defensor de los derechos humanos.
Debe ser un organismo que defienda pero que también de-
nuncié públicamente cualquier actor que sea, de derecha o
de izquierda, porque aquí la izquierda también nos ha hecho
daño. Así empezó la Guardia Indígena en el Norte el Cauca, y
ahora la mayoría de los cabildos la están implementando; tam-
bién en Nariño, las comunidades indígenas la están confor-
mando.

La resistencia indígena es un fenómeno relacionado con la historia


Nasa y su aprendizaje es inherente a sus sistemas de organización
social tradicional que implican desafíos a la autoridad nacional
mono-étnica y a su funcionamiento institucional que no reconoce,
no acepta y no comparte a los otros que son la alteridad social,
cultural y de poder. En este tenor, la guardia indígena representa y
es depositaria real y simbólica de la alteridad Nasa, forma parte de
esa totalidad vivencial de identidad re-creada en torno a su particu-
lar quehacer del presente, que evoca la historia de las resistencias, y
que reconstruye el futuro.

53
Eduardo Andrés Sandoval Forero

La Cultura de la Resistencia Indígena


Las resistencias sociales, culturales, económicas, étnicas, políticas,
identitarias, y autonómicas, que rechazan la dominación, explota-
ción, represión, exclusión y racismo, son parte del entramado his-
tórico de los actuales pueblos indígenas; justamente por esas resis-
tencias es que aún todavía tienen existencia. Sin embargo, cada
pueblo tiene sus particulares formas, maneras, ámbitos, intensida-
des y medios de resistir que configuran culturas específicas de resis-
tencia frente a la devastadora cultura hegemónica que contradice,
irrumpe, impone y choca con el mundo indígena.

Las resistencias aludidas se engloban en el concepto de resistencia


indígena, queriendo decir con esto, que en la realidad se presentan
niveles y desniveles de ámbitos de resistencia, que no todas mar-
chan parejas y dependiendo de las circunstancias, unas u otras ten-
drán mayor relevancia. Estas resistencias tienen como principio la
participación del individuo dentro del colectivo con el propósito de
conservar al grupo, a la comunidad, al pueblo, o al cabildo en todos
sus aspectos y dimensiones que le son determinantes para su exis-
tencia, para lo cual requiere de una activa alteridad contra el orden
simbólico y real dominantes.

Las resistencias pueden ser violentas, pacíficas o combinadas, eso


depende por una parte de las condiciones objetivas y subjetivas de
las violencias ejercidas, y por otra de las mismas condiciones y di-
námicas generadas por los excluidos y marginados.

La alteridad aludida en este trabajo, la de los Nasas, se encuentra


asociada a la memoria histórica que engloba lucha - resistencia,
donde la agresión ha tenido como propósito someter, disminuir y
acabar a los descendientes de Quintín Lame, Juan Tama, la Gaitana,
y a todos aquellos líderes del CRIC, ACIN, y ONIC. Es decir que de
manera predominante, no exclusiva, las manifestaciones de las re-
sistencias en los Nasa han sido pacíficas con apego a las formas
tradicionales de organización y de lucha.

Así lo expresa el Mandato Indígena y Popular: “Siempre nos sirvió


volver a las raíces, echar mano de la sabiduría contenida en Nues-

54
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

tras memorias colectivas, escuchar a los mayores y acercarnos a la


naturaleza para hacernos parte de la vida y defendernos, defen-
diéndola…”.

Esta es una alteridad contundente, depositaria de la cultura y la


identidad Nasa que recurre a la conciencia de la memoria colectiva
y que por las circunstancias adversas en que se encuentran, se alte-
ra en lo simbólico, en lo social y en lo étnico, conformando un pro-
yecto político para enfrentar el propósito del etnocidio agresivo le-
gal, más no legítimo del Estado, del etnocidio ilegal e ilegítimo de
los grupos armados antiestatales y paraestatales.

La alteridad Nasa se expresa, entre otras formas, en la resistencia


cultural como pensamiento y práctica, cuya esencia es la no acepta-
ción, el rechazo y la confrontación a las imposiciones de la cultura
de la dominación que afecta negativamente el desarrollo de la co-
lectividad indígena, estableciendo fronteras de diferencia con lo otro,
con lo ajeno a sus habitus, a sus modos de pensar y de sentir. Esta-
mos frente a una alteridad que se reafirma con la resistencia como
parte de los otros, en un país diverso cultural, étnica y lingüísticamente
con formas de pensar y de vivir radicalmente diferentes a las
hegemónicas, con anhelos de reafirmar identidades propias.

En este sentido, la alteridad en la guardia indígena es depositaria de


la resistencia activa no violenta, que de manera obligada hace que
la lucha por recuperar, fortalecer, desarrollar o consolidar la identi-
dad esté estrechamente vinculada a la lucha por la autonomía real
Nasa, única garantía para impedir el etnocidio definitivo y la pre-
sencia de los violentos aludidos. Esta alteridad no institucionalizada,
y más bien objetada y agredida, permite la otredad de lo no reco-
nocido, de lo excluido, y por ello mismo es una alteridad censurada
y enjuiciada, que para el caso colombiano, dada la tradición auto-
ritaria y represiva del Estado y sus gobiernos, así como de los terra-
tenientes y del poder local es criminalizada y reprimida con toda la
maquinaria de las estructuras violentas y de los medios de comuni-
cación.

Es decir que la alteridad indígena es negada y considerada enemiga


del “status quo”, por esos otros que hacen del poder su mayor ido-

55
Eduardo Andrés Sandoval Forero

latría. Pero la alteridad Nasa no pretende la toma del poder político,


ni la destrucción del Estado, ni la confrontación armada contra sus
agresores, todo lo contrario, reclama autonomía y respeto a su pue-
blo y su cultura dentro de los límites del Estado, sin trascender sus
territorios, su ser y su pensar.

Esta resistencia pacífica indígena se gesta en los tiempos actuales


como producto de un proceso de continuidad y cambio, de un pa-
sado que se hace presente en contextos que también son históricos
en sus dimensiones estructurales y vigentes en sus manifestaciones
temporales. En la perspectiva de McFarland, la resistencia es un
proceso de cambio que sigue ciertas secuencias estereotipadas de
comportamiento que son promulgadas por actores que manifiestan
formas culturales (rituales) que guían la interacción. Este orden se-
rial puede ser entendido como un “drama social” compuesto por
las fases de ruptura y crisis en el ceremonial de deconstrucción, y
reparación y reintegración en el ceremonial de reconstrucción
(McFarland, 2004:1249).

Para el caso de la Guardia indígena, el ceremonial de la reconstruc-


ción tiene como punto de ruptura la presencia de fuerzas violentas
(Estatales, para-Estatales, grupos subversivos y narcotraficantes) que
afectan de manera significativa, poniendo en peligro la existencia
de las dimensiones étnicas, culturales, sociales, comunitarias y de
organización social tradicional indígenas.

La no aceptación de esas condiciones de afectación, conllevan a la


ruptura con esa realidad, de esa imposición, de esa vulnerabilidad
étnica. Este episodio de ruptura, de primera fase de la reconstruc-
ción, caracterizado por el cuestionamiento y no aceptación del “or-
den” impuesto, conlleva al establecimiento de posiciones ideológi-
cas de resistencia que pueden ser pasiva, activa, o violenta, en el
intento de restablecer la condición previa o de organizar un nuevo
orden sociocultural.

Durante la crisis (segunda etapa de la deconstrucción), el drama


social ha alcanzado un punto de retorno, es decir, los representantes
del orden son presionados para solucionar la situación. En el caso
que nos incumbe, es lo que podemos denominar el momento deci-

56
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

sivo de una circunstancia que se ha tornado grave y de consecuen-


cias importantes e imprevisibles. La crisis puso en evidencia la ca-
pacidad de recuperar la historia, la organización, la lucha, el ser y el
sentir indígenas. En esta etapa, los dirigentes Nasa se enfrentaron a
una realidad caótica de sus comunidades generada por los facto-
res externos mencionados, que los obligó a reflexionar sobre ese
drama social, para tomar decisiones que revertieran o por lo me-
nos atenuaran la ruptura violenta acrecentada con el transcurrir
del tiempo.

Frente al drama social impuesto por los actores externos, los gober-
nadores y mayores indígenas analizaron la situación, refrescaron su
historia, repensaron la lucha de Quintín Lame, y decidieron organi-
zar la Guardia Indígena a partir del principio de resistencia pacífica
indígena no violenta. Esta resistencia implica una transformación
en la lucha, en la organización, en la participación personal, en los
rituales y en el simbolismo que realizaban antes de la presente vio-
lencia y de frente a las nuevas adversidades.

El ceremonial de reconstrucción, que se constituye por las fases de


reparación y reintegración, a pesar de la terquedad de los indígenas
en la lucha por la paz, sigue en espera, pues esta fase requiere obli-
gatoriamente que los protagonistas externos (Estado y actores vio-
lentos) participen en las soluciones del drama social que ellos gene-
raron y de esta manera llegar a la reconstrucción integral de los
pueblos indígenas afectados reintegrándose a nuevas realidades de
convivencia pacífica soportadas en la justicia, la autonomía y la
democracia.

Resumido, tenemos una guardia indígena que a partir de los princi-


pios de Quintín Lame ejercita una praxis de resistencia civil étnica
ante las constantes arremetidas violentas de los distintos actores ar-
mados, que han hecho de los territorios y de los indígenas sus esce-
narios de violencia y terror. Una guardia que con el ejemplo de la
alteridad expresada en la resistencia pacífica no violenta, no preten-
de la toma del poder político, sino que busca el reconocimiento de
los derechos y el bienestar de las comunidades Nasas, que sin duda
significa modificar positivamente las relaciones asimétricas de do-
minación que el Estado y la sociedad les ha impuesto.

57
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Alteridad que dialécticamente se desarrolla en contextos históricos


de redefiniciones marcados por contradicciones, confrontaciones y
contraposiciones en el mundo simbólico y real socialmente consti-
tuido. Alteridad que recorre caminos de subjetividad entrelazada
con las realidades de la historia, la cultura y la lucha que integra a
los sujetos y a los colectivos indígenas en interpelación contra la
injusticia, las violencias, la discriminación, la exclusión, la desigual-
dad, la represión, la explotación y dominación.

Es decir que la alteridad indígena es multidimensional y confronta


los ámbitos de la política, la economía, la sociedad, la cultura, la
religión, los partidos políticos, el poder local y las relaciones des-
iguales de lo diverso originada en una matriz cultural con valores de
tolerancia, pluralidad, respeto a la diferencia y al disenso en sus
diferentes relaciones sociales, interétnicas, interculturales y de po-
der. Es una acción y reacción de la cultura de resistencia versus
cultura de discriminación, ésta última caracterizada por interpelar y
marcar negativamente la etnicidad y la identidad indígenas, gene-
rando condiciones de aislamiento, estigmatización, violencias, me-
nosprecio y etnocidios.

Esta cultura de la discriminación, explicada por Roberto Gutiérrez


(2005) en su texto titulado Cultura política y discriminación,

Ejecuta una reducción radical de los distintos sentidos de per-


tenencia […] ejerciendo una presión para que quien es discri-
minado abdique de su complejidad intelectual y afectiva y se
entienda a si mismo a partir justamente el rasgo estigmatiza-
do. No podemos dejar de subrayar aquí que el estigma es, en
su sentido básico una marca sociocultural que define
estructuralmente y, por lo tanto, muchas veces de forma per-
manente a una persona. Una marca que lo señala no sólo
como distinto sino como inferior, por lo que fácilmente puede
traducirse en exclusión, sanción, desprecio y violencia.
Gutiérrez (2005: 15).

Para el caso del estigma y la discriminación de los indígenas en


Colombia, podemos señalar que esta política sociocultural ha sido
estructural e histórica desde la invasión de los conquistadores espa-

58
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

ñoles. En los diferentes períodos históricos ha sido matizada, simu-


lada o abiertamente aplicada, pero finalmente constituida como
política y como cultura de interacción y de reproducción en todos
los ámbitos societales. Es suficiente ilustración el hecho de que los
departamentos del país con mayor proporción de población indíge-
na se ubican en los últimos lugares de la clasificación del Índice de
Desarrollo Humano, donde de manera general encontramos tam-
bién los índices más bajos en educación, salud, vivienda, empleo y
los más altos en desnutrición infantil.

Es decir, que las políticas y la cultura del estigma degradante y la


discriminación para con los indígenas son otra variante más de las
violencias a las que han sido sometidos. Esta corresponde al ámbito
de la violencia cultural y social que se entrelaza con la violencia
estructural de desigualdad socioeconómica que los excluye del sis-
tema hegemónico y de sus derechos como pueblos diferenciados.
Esta historia pasada que también es presente, se circunscribe en el
poder y la dominación en todos los aspectos de la vida cotidiana,
pero dependiendo de las circunstancias, el énfasis se centra en la
represión militar o paramilitar a nivel local, regional o nacional como
recursos de poder.

Por su parte, los indígenas activan sus formas tradicionales de resis-


tencia y recrea nuevas como la Guardia Indígena, frente a los insó-
litos acontecimientos, sin que por ello desaparezca la contradicción
entre dominados y dominadores. La alteridad del movimiento in-
dígena, que dicho sea de paso tiene entre sus limitantes la espa-
cialidad que tiende a ser regional, se constituye en el nivel de lo
contra-hegemónico por cuestionar la esencia y las apariencias de
la dominación por medio de la resistencia activa contra los violen-
tos, y sugiriendo nuevas formas del sistema social democrático,
donde obviamente se presente la participación directa de los indí-
genas en las decisiones que les atañe.

Es una resistencia múltiple en tanto que por un lado se enfrenta


pacíficamente a las violencias; por otro lado lucha por conservar e
incrementar su organización étnica; también resiste para defender
su cultura propia y apropiada; resiste en sus formas y dinámicas
productivas; y ofrece resistencia activa a todas las acciones e ideas

59
Eduardo Andrés Sandoval Forero

que pretenden imponer la hegemonía de un mundo único. Una


resistencia que en palabras de Scott (2000: 141) “surge no sólo de
la apropiación material sino de la sistemática humillación personal
que caracteriza la explotación”. (Scott, 2000; 141).

Estas resistencias tienen sus tiempos, ritmos, momentos, espacios,


instrumentos, organizaciones y acciones que se manifiestan depen-
diendo de las políticas, los momentos y los niveles de represión que
contra los indígenas se ejecuten. Por eso existen resistencias cotidia-
nas, otras temporales, otras permanentes, y otras que se entrelazan
en el entramado de un continuum histórico de cultura de resistencia
étnica, donde se concreta “Una afirmación periódica de la existen-
cia del grupo, un manifestación colectiva de su permanencia que se
expresa simbólicamente en el cumplimiento de la costumbre” (Bonfil,
1994:192).

De esta manera, la resistencia indígena se construye y desarrolla en


todos los entramados de la vida de los dominados con base en su
cultura, organización, política y memoria histórica, con la perspecti-
va de revertir esas relaciones de dominación y represión en otras
que garanticen la continuidad étnica con establecimiento de rela-
ciones de diversidad cultural no excluyente ni dominante. Es una
resistencia indígena en perspectiva democrática soportada en valo-
res, tradiciones, historia y cultura contra las imposiciones políticas,
económicas, sociales, culturales y militares en que se encuentran
asediados.

A pesar de todas las violencias sufridas, estos pueblos indígenas son


ejemplo de lucha por la vida mediante resistencias pacíficas activas
contra el etnocidio, la guerra, la muerte y el sufrimiento. Su resisten-
cia se enmarca dentro de la autonomía y el autogobierno indígenas
con profundos sentidos antisistémicos, que ante las violencias direc-
tas y estructurales ejercidas por el Estado y todos los grupos violen-
tos, han lanzado y construido propuestas de paz dignas de ejemplo
de amor a la vida, a la justicia, la democracia y la paz.

Una resistencia étnica que se puede calificar de antisistémica (en los


términos de Immanuel Wallerstein, 2005), toda vez que actúa al
margen de las instituciones del sistema establecido, con el propósito

60
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

no sólo de la defensa activa del pueblo indígena, de su territorio, su


cultura y su autonomía, sino también por propugnar cambios signi-
ficativos en las relaciones con el sistema en general que les permita
autodeterminar su propia vida colectiva.

La Guardia Indígena en el nuevo milenio


Desde fines del siglo XX y comienzos del XXI La Guardia Indígena
hace parte también de una estrategia de los indígenas Nasa que
tiene que ver con un todo, con lo que ellos denominan “plan de
vida”, que corresponde a una decisión comunitaria de resistencia
pacífica, con miras a hacer realidad la autonomía y la autodetermi-
nación en sus etnorregiones. Es por eso que la guardia hace parte y
se entrelaza con las autoridades de los cabildos, con las asambleas
indígenas, los congresos, las marchas, sus diversas maneras de co-
municación, las huertas Tüll en los sitios de Asamblea Permanente
para la seguridad alimentaria, las relaciones con indígenas de otros
grupos nacionales e internacionales, con los distintos programas de
educación formal, informal y no formal, con la Escuela de Derecho
Propio Cristóbal Sécue, con los proyectos productivos, con la eco-
nomía propia y solidaria, y en general con todo el acontecer coti-
diano de los indígenas en el Cauca. En palabras de un indígena, la
guardia es una minga en resistencia para la protección y el control
territorial con acompañamiento humanitario y solidario para la de-
fensa de la vida”, a través del fortalecimiento de las organizaciones
indígenas, sus autoridades, sus cabildos y resguardos.

Ezequiel Vitonás, Consejero Representante Legal de la ACIN (2007),


describe a la Minga en su artículo “Nuestra economía. Formas de
producción y distribución de la economía Nasa” (2003), de la si-
guiente manera:

La Minga. Esta ha sido una de las formas mas tradicionales


de las comunidades que consistía en citar una gran cantidad
de personas, vecinas dependiendo del tamaño del animal y
este a su vez del tipo de trabajo que se fuera a realizar para
compartir durante las actividades y al culminar estas labores;
en esta práctica se compartía todo el animal ya sazonado con

61
Eduardo Andrés Sandoval Forero

productos de la región como el mote (plato típico) aquí no se


miraba el valor del animal si no que lo importante era poder
reunirse para compartir trabajo, alimentos y en la tarde chi-
cha de maíz; era una convivencia tradicional. En estas labores
se desarrollaba todo un proyecto oral previamente para de
esta manera no quedar mal con los invitados, ya que era un
orgullo atender la vecindad; quien invitaba era el encargado
de cubrir todos los gastos para los que trabajaban y familiares
de estos que iban en la tarde a ayudar a cargar comida para la
casa y otros que en ocasiones aparecían para tomar la chicha
así que para todos había sin ninguna miseria.

La minga para los indígenas presenta superlativa importancia no


sólo cultural, sino también social y de perspectivas políticas para el
movimiento en resistencia, puesto que permite colectivizar el proce-
so, compartir conocimientos, experiencias, y estrategias comunita-
rias particulares de acuerdo a las formas propias de pensar, conce-
bir y entender el mundo Nasa para poder actuar en la complejidad
de sus realidades. Es por ello que la Minga en Resistencia en defen-
sa del Plan de Vida, en sus referentes espirituales y materiales, de
reciprocidad ritual, resulta de gran valía para la guardia y la resis-
tencia de los indígenas en Colombia en sus esperanzas de hacer
realidad la autonomía y la convivencia pacífica.

A manera de ejemplo, recordamos que la Asociación de Cabildos


Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), el Proyecto Nasa (Cabildos
de Toribío, Tacueyo y San Francisco) y el Consejo Regional Indíge-
na del Cauca (CRIC), realizaron la “Tercera Minga Pública en De-
fensa de la Vida, la Libre Autodeterminación y el Territorio”, el 17
de enero de 2007 en el municipio de Toribío, Cauca, en acción de
resistencia abierta contra las afectaciones que tienen sus comunida-
des por el ignominioso actuar de los violentos. En esta Minga pro-
cedieron las autoridades indígenas a declarar y posesionar a la
Guardia Indígena como Kiwe Thenza.

La Guardia Indígena llega al año 2008 con diferentes significados y


significantes para el movimiento en el Cauca y en el país en general.
En los hechos se constituye en organización y lucha por la defensa
del territorio que en el contexto colombiano implica la permanente

62
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

lucha por la vida, contra la muerte y contra el desplazamiento forza-


do. Esa resistencia pacífica, pero con un activismo participativo de
las comunidades, asume como primera defensa el territorio y sus
tierras que de manera permanente son violentados por todos los
actores armados cercando a una población que nada tiene que ver
con la violencia y que de manera reiterativa se manifiesta en contra
de la guerra y por la resolución pacífica y negociada del conflicto
armado.

Es decir que la Guardia Indígena es realidad y símbolo de una cul-


tura de resistencia por la vida, la dignidad y la autonomía territorial
del pueblo Nasa, y por eso es parte de los mandatos comunitarios
que los indígenas acuerdan en sus asambleas y congresos:

Hay un mandato en la zona norte, en el Congreso que se


realizó Jambaló en el 2002, unos 16 mil indígenas participan-
tes dijeron que los cabildos tenían que conformar un progra-
ma para los guardias indígenas. Dentro de las estructuras de
los cabildos y los proyectos comunitarios la Guardia Indígena
es un programa más. Están los proyectos comunitarios que se
llaman Planes de Vida. Es una estructura más orgánica que
tiene que ver más directamente con la comunidad, que tiene
que ver con organizar, capacitar, generar conciencia, enton-
ces han ido apareciendo los proyectos comunitarios (Perdomo,
2006).

Para marzo de 2007, funcionan 7 proyectos: Sa’t Finxi Kiwe (terri-


torio escrito por el cacique) de los resguardos de Guadualito, Las
Delicias, La Concepción y Pueblo Nuevo – Ceral, iniciado en 2002.
Proyecto YU’ LUCX de los Resguardos de Munchique, Los Tigres,
Canoas y el Cabildo Urbano, activado en 1991. En el mismo año,
nace el Cxa’cxa Wala del Resguardo de Corinto. En 1990, el pro-
yecto Integral del Resguardo de Huellas Caloto y también Unidad
Páez del Resguardo de Miranda. En Jambaló en 1987, el proyecto
Global del Resguardo, y en 1980 el proyecto Nasa de los Resguar-
dos de San Francisco y Tacueyó (ACIN, 2007)7.

7
En 1994 nace la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte de Cauca (ACIN),
reconocida por el Ministerio del Interior con la Resolución 052 del 2 de octubre.

63
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Con los proyectos se ha generado una conciencia, que yo


diría es conciencia de transformación del pensamiento, y un
poco con un objetivo de buscar una alternativa en el sentido
de que anteriormente todas estas comunidades indígenas eran
manipuladas por los liberales y los conservadores. Y allí tam-
bién estaba mucho el juego de la religión católica.

Anteriormente los cabildos indígenas, hasta los años 75 y 80


eran mandaderos de la iglesia católica. Más que una autori-
dad eran los que ayudaban a organizar las fiestas patronales,
las reuniones. Los partidos tradicionales aprovechaban por-
que los Cabildos eran muy débiles y los utilizaban para hacer
campaña electoral, entonces el gobernador o la directiva del
Cabildo era la que hacía todo el trabajo de campaña para que
votaran por los políticos. Los Cabildos eran muy débiles y no
tenían la autoridad que decía la ley 89 de los pueblos indí-
genas.

Entonces cuando se crea en Toribio el proyecto Nasa, se em-


pieza a organizar los jóvenes, las mujeres, los grupos comuni-
tarios y se comienza un proceso de organización, concien-
tización y reconstrucción del pensamiento. Nuestros abuelos
eran Nasas indígenas, pero estaban apoyando todo lo que
tenía que ver con los partidos políticos, con el pensamiento
de occidente y no estaban pensando ni actuando como en
verdad somos los Nasas. Entonces se empezó toda una re-
flexión de construir proceso, generar conciencia política, y a
través de ese proceso empiezan a aparecer los movimientos
cívicos en los municipios. Aquí los liberales y conservadores
siempre nos han utilizado y engañado. Ahora vamos a des-
pertar y a colocar nuestros propios alcaldes. Ese trabajo se ha
venido haciendo poco a poco; no ha sido tan fácil.

En la Constitución de 1991 se reconoce a los pueblos indíge-


nas como pueblos originarios, ancestrales, entonces el Esta-
do reconoce dejando recursos a los cabildos mediante el Sis-
tema General de Participación. De esta manera, a los resguar-
dos legalmente constituidos les llegan recursos, de acuerdo al
número de habitantes del resguardo (Perdomo, 2006).

64
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

En sentido general, la Guardia Indígena se inspira en el pensamien-


to de Quintín Lame mediante la participación en los cabildos, mingas
de resistencia, asambleas permanentes, funciones cívicas, marchas
pacíficas, cuidanderos de comunidades, rescate de indígenas se-
cuestrados, diálogo con el Estado, acompañamiento y cuidado de
sus autoridades, diálogo con actores armados, y denuncia pública
de los abusos y atropellos que el Estado y los violadores de sus
derechos cometen contra ellos; todo esto entre muchas otras parti-
cipaciones que de manera implícita conducen al fortalecimiento
cultural y étnico de los indígenas.

Es así como la Guardia en su amplitud constituye un microcosmos


que concentra sus energías en impedir y hacer retroceder las accio-
nes de los violentos, mediante todo un movimiento pacífico pero de
gran actividad. Este microcosmos es al mismo tiempo reflejo de ese
gran cosmos de la vida espiritual, material, cultural y política de los
Nasa que se manifiesta también en la resistencia y la lucha contra el
capitalismo global, representando un espacio organizativo, tempo-
ral y espacial de cohesión étnica, de solidaridad y de valores que se
entretejen en ese mundo emergente de intereses comunes, necesa-
rios y posibles.

La guardia, entendida desde la visión lamista, es integradora de un


proceso de formación educativa con capacitación para la consoli-
dación de la resistencia pacífica activa mediante el fortalecimiento
de la organización indígena en comunidades, resguardos, regiones,
y en los cabildos que son las estructuras políticas de ejercicio de
autoridad, cultura, unidad, autonomía, derecho propio y acción de
los pueblos indígenas. Es también una organización con formación
y capacidad política a partir de la socialización de sus tácticas y
estrategias en las comunidades, así como de las diversas decisiones
que toman como guardia en las asambleas comunitarias.

La histórica violencia del Estado y los actores armados, que des-


configuran el sistema indígena, de-construyen el mundo nativo de
acuerdo a los entramados de la cultura de las violencias, que no
toleran el mínimo cuestionamiento del “orden establecido”, para
luego reconstruir discursos que descalifican, criminalizan, sancio-
nan, censuran y excluyen con el propósito de “argumentar”, “justi-

65
Eduardo Andrés Sandoval Forero

ficar”, “avalar”, “legitimar” e inventar “soportes jurídicos” que jus-


tifiquen el etnocidio, incluso desde las mismas instituciones del Es-
tado.

En sentido contrario, el histórico papel de la cultura de resistencia


indígena constituye todo un proceso de de-construcción de la
institucionalidad oficial y de los poderes violentos, así como tam-
bién un proceso de re-construcción de la etnicidad Nasa, entendida
como proyecto político propio a partir de su devenir histórico. Para
estas redimensiones, “La memoria histórica se convierte en un re-
curso fundamental que permite, por una parte, mantener vivo el
recuerdo de los agravios y las desventuras y, por la otra, colocar la
etapa de sometimiento como una situación transitoria, reversible,
que será cancelada definitivamente con el triunfo de la subleva-
ción” (Bonfil, 1994: 189).

Se trata de un colectivo que decidió llamarse Guardia Indígena para


proteger el territorio, para controlarlo, y para acompañar el proceso
humanitario y solidario de defensa de la vida en coordinación con
autoridades, programas y proyectos propios. Una guardia que brin-
da y forma parte del apoyo político que los Nasa construyen y desa-
rrollan en estrategias colectivas como la minga en resistencia, que
socializa y compromete a las comunidades y autoridades indígenas
en diferentes ámbitos. Esta guardia se relaciona de manera directa
o indirecta con organismos también de resistencia étnica como la
Escuela de Derecho Propio, la Escuela de Medicina Tradicional, la
Etnoeducación, los programas y proyectos para la producción, y
los diferentes organismos que tienen personería jurídica, pero que
también se inscriben en el contexto de la resistencia. Es decir, los
Nasa han hecho de la resistencia pacífica, un arte embestido de
política.

Que se vayan todos los guerreros


Las violencias contra los indígenas en Colombia, y de manera acen-
tuada contra los Nasa y Guambianos del Cauca, han sido tan im-
placables por su carácter de luchadores incansables de sus dere-
chos, de cimentadores y promotores de la organización indígena;

66
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

por haber recuperado parte de sus tierras, por promover la cultura


indígena y por su capacidad de movilización que ha trascendido los
marcos nacionales. En definitiva, por negarse a morir, a no dejar de
ser indios.

Pero con todo el desenfreno de las violencias que han sufrido y que
actualmente padecen los indígenas, ¿por qué una guardia pacífica
decide enfrentarse a ejércitos armados hasta los dientes, que ejerci-
tan la más bárbara violencia? Muelas da la lección:

Tenemos la bandera de la convivencia y la paz.

Es duro aceptar que el enemigo no tiene compasión, pero


ponerse al otro lado, no habría bandera para empuñar como
Guardia Indígena. Consideramos que algún día el pueblo co-
lombiano y la sociedad entenderán que estamos haciendo
exigencia justas de nuestros derechos.

Somos concientes que cuando los ejércitos de ocupación (los


paramilitares, las guerrillas y las fuerzas militares) matan líde-
res, matan conocimiento, estrategia, liderazgo, propuesta, es-
peranza. A diferencia de los ejércitos de ocupación, que mue-
ren son las bases, no los mandos, a nosotros nos matan líde-
res.

Al respecto, vale la pena recordar lo que el Filósofo italiano Norberto


Bobbio, en sus reflexiones sobre la guerra y las posibilidades de la
paz, subraya: “toda condena a la violencia es estéril si no va acom-
pañada de la búsqueda de medios alternativos” (2000: 198). Los
Nasa, no sólo condenan las violencias, sino que han cimentado
toda una cultura de resistencia pacífica y activa que se alimenta de
una cosmovisión y práctica propia, que además le genera elemen-
tos nuevos de identidad que se plasman y refuncionalizan a través
de la Guardia Indígena y sus mandatos contra la violencia: “Que se
vayan todos los guerreros”, oponiendo acciones pacíficas contra la
guerra en sus territorios.

Sin duda que son aleccionadoras las actuaciones y los pensares de


los Nasa con relación a la trasformación pacífica de los conflictos,

67
Eduardo Andrés Sandoval Forero

incluyendo los de carácter violento. Es un movimiento indígena de


resistencia pacífica que no renuncia a sus derechos y a su lucha,
como la recuperación de sus tierras que fueron despojadas en tiem-
pos pasados por los terratenientes, por lo que en septiembre de
2004 proclamaron el compromiso de luchar por “La liberación de
la madre tierra”.

El actual discurso indígena se encuentra permeado por la compren-


sión de una tierra que les pertenece y que les ha sido expropiada, y
por ello emerge la voz de la esperanza que a través de la lucha les
liberará la tierra de manera justa. La “madre tierra” hace también
alusión al pasado de las culturas milenarias, las que desde su naci-
miento crearon una relación simbiótica y consanguínea con la natu-
raleza. En esta proclama se recupera el pasado lejano e inmediato
indígena, así como la realidad del presente y la proyección del futu-
ro, en perspectiva cíclica del tiempo que integra la continuidad his-
tórica y la visión de futuro para los Nasa.

En comunicado público del 2 de septiembre de 2005, el Consejo


Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Asociación de Cabildos
Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) CXAB WALA KIWE, infor-
man del proceso de recuperación de tierras de una finca denomina-
da “La Emperatriz”, ubicada en el municipio de Caloto, estribaciones
del sitio de “Bodega Alta”, departamento del Cauca8. Explican los
motivos de la lucha por la libertad de la tierra y Manifiestan:

Seguimos caminando la palabra que proclamamos en el man-


dato del Congreso indígena y Popular para que la madre tie-
rra y sus pueblos recuperemos la libertad. Porque liberar la
madre tierra es defender la vida.

En este proceso de recuperación de tierras, la Guardia Indígena


estuvo presente y activa con sus varas y bastones de mando. La

8
En diversos comunicados los Nasa informan que en 1991, en el Nilo, fueron
masacrados 20 indígenas niños, mujeres y adultos. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos condenó al gobierno colombiano y exigió reparación. En el
2005, 14 años después, el gobierno no cumple sus compromisos y los indígenas
deciden recuperar en forma pacífica el predio de “La Emperatriz” que había sido
pactado a manera de reparación de la masacre.

68
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

respuesta del gobierno fue inmediata: la fuerza pública arremetió


con gases, golpes y disparos, causando heridos, detenidos, e impi-
dió la ayuda humanitaria, el abastecimiento de alimentos y la en-
trada de las ambulancias para atender los heridos9.

Los Nasa consideran que es una lucha justa la recuperación y la


libertad de la Madre Tierra, así como también “un derecho y una
obligación de todas las personas y todos los pueblos del mundo que
hemos sido desalojados y expropiados de territorios colectivos y
ancestrales”.

Esta cultura de resistencia pacífica, activa y colectiva de los Nasa,


consiste en todo un proceso de elaboración cultural basada en la
histórica lucha por sus derechos como pueblos diferenciados, en-
frentados en un contexto de violencias de todos los tipos en tiempos
de globalización económica, donde el Estado, la clase política y los
sectores del poder económico nacional se ocupan del cómo garan-
tizar sus intereses y los del capital transnacional, y no de los intere-
ses de los grupos subalternos nacionales como los indígenas.

Una cultura de resistencia no violenta que mantiene su dinámica de


manera permanente al recrearse a partir del pasado, pero que se
hace presente con discursos redimensionados, nuevas organizacio-
nes, otras formas de lucha que sintetizan a nuevos sujetos sociales
con expresiones significativas como la Guardia Indígena, en pleno
rechazo no sólo de las violencias sino de toda injerencia y domina-
ción cultural opuesta a la matriz del pensamiento Nasa. Esta cultura
pacífica y activa es producto de elaboraciones colectivas del pensa-
miento indígena y de las fortalezas y debilidades de sus organizacio-
nes tradicionales, que recrean políticas propias con profundo conte-
nido étnico de reconfiguración identitaria, transmisible culturalmente
a las nuevas generaciones a manera de proyecto propio e integral
en el entramado de la diversidad cultural.

9
El seguimiento a los aconteceres de ésta recuperación de tierras, acompañado de
una excelente información, se encuentra en Actualidad Étnica, Bogotá. Septiembre
9 de 2005-09-09: “Diario de una recuperación: El caso de “La Emperatriz” y los
Nasa del Cauca”, http://www.etniasdecolombia.org/periodico_detalle.asp?cid=
2811.

69
Eduardo Andrés Sandoval Forero

La Guardia Indígena somos todos


Niños, mujeres, hombres, jóvenes y viejos conforman la guardia en
los territorios indígenas. El objetivo de la Guardia Indígena es pre-
servar la vida, y a partir de ella la identidad, la cultura, la política,
los valores sociales, la economía. Por ello los indígenas señalan que
el significado de Guardia Indígena es resguardar, cuidar, preservar,
mantener el vivir. Hablar de la Guardia Indígena es prácticamente
pensar en que los pueblos indígenas existan y tengan vida. Para
pertenecer a la guardia, dice Muelas, hay que:

Tener la voluntad y la capacidad de aceptar que va hacer pri-


mero que los demás y ser primero que los demás implica
hasta no comer, pero que los demás coman, no dormir pero
que los demás duerman, no tener ayudas económicas pero
que los demás las tengan, me muero yo pero que los demás
tengan que vivir.

La mística y la moral es algo inobjetable de la guardia, y ello lo han


demostrado con creces en todas sus participaciones. En esto coinci-
den con una de las máximas de los indígenas zapatistas de México:
“Para todos todo, nada para nosotros”. La guardia no es la que se
va a enfrentar al enemigo, no es de choque, es de cuidar y preservar
con resistencia pacífica en todos los aspectos la vida en los resguar-
dos. Las autoridades y los tribunales indígenas enjuician a los que
realizan acciones violentas dentro de sus territorios.

La participación en la guardia es libre, pero la persona tiene


que tener conciencia de que ser guardia le va a permitir ser
autoridad. No para agredir, no para chocar, sino que es una
autoridad respetada. Juega un papel de servicio en la comuni-
dad. Estamos restableciéndolo como algo obligatorio, pero in-
dependientemente de la Guardia Indígena, todos somos guar-
dias. La Guardia es la responsable de la vida de la comunidad,
pero todo comunero tiene que ser conciente que no puede
hacer acciones si contribuyen a su inseguridad (Muelas).

Todo el pensar y el hacer de la guardia está en función del fortaleci-


miento del movimiento indígena. Puede ser el de dirigir una finca,

70
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

el movimiento, o una labor docente. Tienen que conocer la historia


del movimiento indígena y poseer capacidad de labor para que
aporte positivamente al movimiento.

La Guardia hace un acompañamiento a la autoridad tradicio-


nal para defender el territorio, la naturaleza, la vida de mane-
ra integral. No sólo la vida humana sino la naturaleza, el terri-
torio. La Guardia Indígena sirve para fortalecer los planes de
vida. Ellos son los que tienen más orientación política. Sirven
para generar conciencia, hay muchos jovencitos, niños de 10
años que les gusta, entonces se van formando políticamente.
Es una fortaleza, y la guardia tiene que coordinar mucho con
las acciones que hacen los Cabildos. La Guardia ha estado de
frente en todas las acciones que determinan los Cabildos. Si
hay movilización entonces es la guardia la que organiza, la
que ordena; si hay marcha o protesta entonces son los que
están al frente (Perdomo, 2006).

Desde la mirada de Edward Said (1995), con sus elocuentes apor-


taciones a la cultura de la resistencia en los países del Tercer Mundo,
podemos inferir que la guardia de los Nasa mantiene prácticas de
“resistencia primaria” en tanto se enfrenta pacífica y activamente
contra la intrusión externa. También prácticas de “resistencia secun-
daria” manifiestas en la cosmogonía y en la política que tienen como
horizonte recuperar y restablecer el sentido de la vida indígena con-
tra las arremetidas del poder occidental, a través del Estado y sus
instituciones, así como de los actores violentos.

Por eso los dirigentes Nasa insisten en que el papel de la guardia no


es simplemente tomar un bastón y ponerse al frente de la comuni-
dad y decir “yo soy Guardia Indígena”. Es más una responsabilidad
y una autoridad que se construye en cualquier espacio, trabajo,
obligación o compromiso mediante el ejemplo y el servicio a la
colectividad. Perdomo explica que cualquier comunero es guardia:
“nosotros decimos que en el momento del conflicto o de riesgo,
todos somos guardias”.

Es una resistencia que tiene expresiones en la acción y participación


física de manera pacífica contra la violencia de la dominación, pero

71
Eduardo Andrés Sandoval Forero

también de resistencia creativa y cultural que de manera conciente


rechaza la dominación de su población y territorio. Es decir, es toda
una construcción cultural de resistencia que dista mucho de ser sólo
una reacción a las violencias, trascendiendo a una comprensión de
la realidad pasada y presente a partir de la lucha que tienen que
librar en todos los aspectos para no desaparecer como pueblo indí-
gena.

Esta resistencia cultural se desarrolla con soportes de la historia mítica


de las luchas acontecidas desde la llegada de los conquistadores,
pasando por las resistencias violentas y pacíficas de la colonia, el
período de independencia, y las incontables rebeliones que realiza-
ron en los siglos XIX y XX. De manera reciente, la lucha mítica de
Quintín Lame constituye un símbolo y un icono que recupera viejas
y nuevas tradiciones que conforman los paradigmas de la resisten-
cia en el siglo XXI, en ese constante ir y venir a la raíz de la resisten-
cia que heredaron del indio rebelde que luchó, resistió y murió en
defensa de su raza.

Es una guardia vieja y nueva que se ha erigido como otro de los


emblemas de la identidad colectiva de los indígenas, representando
simbólicamente la lucha de los ancestros, la de sus familiares, pa-
rientes, conocidos, amigos y compadres del ayer y del hoy, en un
presente que entreteje relaciones de resistencia étnica y cultural
mediante la cooperación y solidaridad en la lucha por la vida del
pueblo Nasa. “Todos somos guardia” evoca a los caídos en la lu-
cha, a los presentes y a los del mañana en una organización garante
de una indianidad con pertenencia étnica, que señala derechos y
obligaciones que legitiman pertenencias comunitarias de resguar-
dos y cabildos en el Norte del Cauca.

Guardia, símbolo, ritual y cultofilia


El discurso explicito de los Nasa está marcado por el grito al dere-
cho a la vida, por el respeto a su cultura, el reconocimiento como
pueblos diferenciados, el respeto a su sistema cultural-jurídico, a su
medicina, a sus organizaciones tradicionales, y el respeto y recono-
cimiento de la Guardia Indígena. El Estado y los violentos no los

72
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

escuchan, no los entienden, no los aceptan. El etnocentrismo occi-


dental impide que el diálogo, la comprensión, la negociación y los
acuerdos tengan primacía y desplacen las violencias.

El discurso intragrupo de los Nasa se encuentra permeado por sus


propias dinámicas culturales, sus discursos, sus rituales, sus mitos,
sus ceremonias, sus símbolos, sus refrescamientos y sus prácticas
sagradas que conducen al fortalecimiento identitario de sus inte-
grantes con acciones y actos carismáticos de una Guardia Indígena
que se hace presente con bastones elaborados por ellos mismos,
que simbolizan a los guardianes y a la resistencia no violenta.

Los guardias cada año o cada seis meses tienen que estar
armonizando el bastón y a ellos mismos. Armonizar es hacer
un ritual, que lo hacen los médicos tradicionales, los Thë´
Walas, ellos analizan qué problemas van haber. Eso mismo lo
hace el Cabildo cada fin de año; el saliente refresca las varas
o los bastones de autoridad y se los entrega al otro entrante
refrescados sin ningún problema. Así mismo hace la guardia,
hay momentos que sólo tienen que hacer un ritual los coordi-
nadores de guardia de los resguardos con sus bastones, tie-
nen que ir al páramo, al río a bañarse, a armonizar. (Perdomo,
2006).

El ritual que pretende la armonización de los bastones y de la guar-


dia, lo realizan colectivamente mediante diversas ceremonias y dis-
tintos Thé Walas, sin que ninguna de ellas sea repetitiva. Cambia el
ritual, los espacios, las bebidas, los alimentos, los animales, los tiem-
pos, los ritmos, las plantas utilizadas, las oraciones, las invocaciones,
los movimientos, los decires y los haceres. En todo este acontecer
participativo del ritual, surgen y se fortalecen relaciones de solida-
ridad, reciprocidad y de interacciones sociales de profundo conte-
nido étnico que solidifican la cohesión y los vínculos identitarios
indígenas, que atraviesan la dimensión simbólica y los diferentes
componentes de las estructuras de organización propia.

Un principio del pensar Nasa que permite comprender el ceremo-


nial, los rituales, los mitos, las leyendas, la organización propia, la
medicina indígena, el derecho natural y todo lo concerniente a su

73
Eduardo Andrés Sandoval Forero

vida colectiva y cotidiana es el concepto de “armonía”. Sus opues-


tos obvios, son la no armonía, el desequilibrio, la descompensación,
la irregularidad. La armonía, para todos los casos, se consigue, se
restablece y se busca colectivamente con los médicos tradicionales
y en unión estrecha con la naturaleza.

Esa orientación del ritual de los coordinadores de guardia con


sus bastones, se ha dado desde el principio porque ahí está la
esencia de cualquier estructura organizativa; sino entonces la
estructura no funciona. Para nosotros los indígenas es así, si
yo creo algo y no se armoniza, no se ofrece a los espíritus, al
trueno, los espíritus del espacio no me van a ayudar, entonces
para que me ayuden yo tengo que ofrecerle a ellos, para de-
cirles yo estoy haciendo esto para esto, y entonces necesito
que me ayuden, me reciban y para eso yo estoy ofreciendo
esto y esto. A veces ofrecen guarapo o aguardiente en el ritual
mismo que hace el médico tradicional (Perdomo, 2006).

Los rituales realizados ponen en juego la diversidad de códigos de


la cultura Nasa, así como también se constituyen en interpeladores
de la legitimidad del poder, de las autoridades locales y de los gru-
pos violentos que intervienen en la desarmonización de las comuni-
dades indígenas. Más allá de ser normativos, los rituales activan un
sinnúmero de relaciones intraétnicas que refuerzan la cooperación,
solidaridad y resistencia con tendencia proporcional a las agresio-
nes y desarmonizaciones que el Estado, sus instituciones y los gru-
pos violentos generan en sus territorios, espacios y comunidades.
Son rituales que pretenden ordenar el cosmos con referencias en la
cultura, la organización, la economía, la religión y la política, resal-
tando la oposición simbólica como expresión de las contradiccio-
nes sociales existentes.

Estos rituales de la guardia indígena son también expresiones de la


resistencia que los Nasa producen en sus diversas interacciones y
les permiten, además de sus actos cohesionadores, explicar desde
su visión del mundo las formas y maneras en que se producen y
generan las fuerzas del equilibrio entre lo material, lo espiritual y
la palabra. Resisten re-creando simbólicamente formas culturales
como el bastón, los ritos y el discurso que de manera natural alte-

74
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

ran los códigos de conducta hegemónicos del poder y la sociedad


mestiza.

¿Cómo rescata una guardia sin armas, con unos bastoncitos de


madera, a indígenas secuestrados y detenidos por hombres guerre-
ros que se aprestan para matar todo vestigio de vida? Los Nasa
responden: “La forma de rescatar es el movimiento masivo, la mon-
tonera, así el enemigo esté armado hasta los dientes. Somos jóve-
nes, niños, adultos, mayores. Se obliga a que el armado respete,
que dialogue”.

El bastón es un símbolo de autoridad. La gente no indígena


lo califica como el palito o la varita, lo miran así despectiva-
mente. El bastón es un símbolo de resistencia de la Guardia
Indígena que puede tener el mismo equivalente de un fusil.
No estamos para enfrentarnos militarmente.

Ejemplos: Si un policía pretendiera agredir con el fusil a un


guardia que tiene un bastón, el sentido del policía se pierde,
porque pasaría a ser un abusivo, un homicida, si mata al indí-
gena que es un guardia que porta un bastón. Un bastón es
muy diferente a un fusil. Un guerrillero puede tener muchos
principios revolucionarios y de liberación pero si mata a un
Guardia Indígena que porta un bastón, es un homicida, es un
asesino. El palito del que hablan los medios de comunicación
es un símbolo de respeto, inofensivo, que no dispara (Mue-
las, 2006).

Los mismos indígenas afirman que el bastón es un símbolo, lo que


significa que además de su estructura real y material también deriva
en un constructo que simboliza a la autoridad Nasa, en esa otra
dimensión simbólica de la cultura que hace parte de su peculiar
contexto histórico referenciado en líneas anteriores. Un simbolismo
que al igual que todos los demás se recrea, se transmite y se acepta
en sus interacciones subjetivas poniendo a prueba la auto-adscrip-
ción individual y colectiva, llegando a conformar una super-identi-
dad indígena con imagen propia, como pueblos diferenciados.

La guardia y sus bastones son creaciones muy recientes de la resis-


tencia indígena, con cargas simbólicas re-creadas en las ceremonias

75
Eduardo Andrés Sandoval Forero

y rituales exprofeso, que ofertan nuevos símbolos de la cultura Nasa


con satisfactores espirituales, basados en el rechazo de las interven-
ciones violentas de los actores armados. Bastones que son distinti-
vos de la resistencia y que también modifican las formas convencio-
nales del simbolismo y la indumentaria indígena, mediante meca-
nismos de interacción y negociación simbólica que resignifican la
cultura Nasa en vinculación con su pasado.

El simbolismo de la guardia y sus bastones puede ser comprendido


desde el enfoque antropológico de Cliffort Geertz, cuya teoría sos-
tiene que el hombre es parte de un entretejido inseparable con el
lugar de donde es y también con lo que el hombre cree ser, cuyos
comportamientos son regulados por la cultura, que se constituye
como sistema a partir de relaciones simbólicas que influyen
significativamente en la acción social. Parodiando a Geertz, los sím-
bolos referidos a la Guardia y sus bastones tienen tres niveles de
significación: el expresado verbalmente por los indígenas donde tie-
ne presencia la guardia; el significado simbólico que adquiere du-
rante los rituales; y las relaciones que tiene con los otros símbolos
del sistema cultural.

En un entender más amplio de la complejidad de la Guardia y sus


haceres, encontramos que los múltiples tejidos se unen en un culto
idolátrico a la vida. Una cultofilia que entrama a la naturaleza en
todo sus aspectos, al ser humano, y a la colectividad, como respues-
ta a todos los oponentes de esta trilogía. Cultofilia a todo lo que es
vida, que incluye sacrificios personales y familiares en función de la
defensa por la vida y hace que mediante los rituales públicos y pri-
vados se propicien interacciones intensas con sólidos sentimientos
de pertenencia.

Los entretejidos que hacen los indígenas alrededor de la Guardia


mediante el simbolismo de los rituales, cultos y ceremonias, combi-
nados con las acciones prácticas en las marchas, tribunales, recupe-
raciones de tierras, manifestaciones, consultas, mingas y demás ac-
tividades, son integradores de una complejidad cosmogónica que
hace presente a nivel integrativo la multirreferencialidad, la interac-
tividad, la memoria, la multidimensionalidad y la imaginación de
una etnicidad puesta a toda prueba en sujetos y colectivos insepa-

76
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

rables de sus territorios y sus hábitats cotidianos, que los integran al


proyecto propio con compromisos y lealtades acordadas y renova-
das espacial y temporalmente en red de redes de interacciones
múltiples.

Pero los Nasa también registran en su memoria momentos en que el


ejército y la policía han respetado a la Guardia Indígena, asimismo
realidades en que la represión se concentra contra la guardia sin
respeto ni miramiento alguno.

En todo el proceso de la historia de la vida republicana nin-


gún gobierno de Colombia nos ha puesto el buen corazón al
movimiento indígena, nunca lo ha respetado. Todo se ha lo-
grado luchando, en eso siempre insisten los mayores, que todo
se consigue luchando, hasta que no tengamos un gobierno
alternativo que respete al pueblo, las culturas y la diversidad
de pensamiento, la diversidad cultural y la pluriculturalidad
que tiene nuestro país, y uno de los proyectos es cómo noso-
tros podemos construir una política alternativa por el cual
nuestro pueblo tenga la capacidad de elegir el gobierno que
quiere (Perdomo, 2006).

Un acto de gran importancia para los Nasa son las Audiencias Pú-
blicas que realizan de manera especial, dependiendo de circunstan-
cias que consideran son de carácter imprescindible y obligatorio.
Estás audiencias han estado permeadas de política, declaraciones,
decisiones y determinaciones de las autoridades indígenas; muchas
de ellas son clara aplicación del derecho propio. Eso ha sido lo
explícito en las audiencias, las cuales se acompañan con la presen-
cia de la Guardia Indígena, con rituales, ceremonias, símbolos y
oratoria de líderes Nasa.

En la Tercera Audiencia Pública en defensa de la vida, la libre auto-


determinación y el territorio, celebrada el 17 de enero de 2007 en el
municipio de Toribío, las autoridades trataron aspectos relaciona-
dos con el Uus Yut’x Pehnxi (Tribunal Indígena Nasa) y la aplica-
ción de la justicia propia, la represión, los asesinatos y la violación
de sus mujeres por parte de la policía, el ejército y la guerrilla; la
violación al derecho a la palabra con el cierre de la emisora Radio

77
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Nasa de Toribío en 2004 por el Ministerio de Comunicaciones; los


desplazamientos internos y las violaciones al Derecho Internacional
Humanitario.

El último punto tratado en la audiencia fue presidido por la gober-


nadora de Caloto, y consistió en la toma de posesión de la Guardia
Indígena:

Para la autonomía y defensa del proceso del Plan de Vida,


prometiendo compromiso entre los participantes para velar
por la comunidad indígena, exigiendo a los actores armados
y fuerza pública el respeto con el avance del proceso interno.
(ACIN, Colombia: El Tribunal Indígena aconseja, 19 de enero
de 2007).

El ritual, con la presencia de gobernadores de resguardos, represen-


tantes de la ONU, de Derechos Humanos, Defensoría del Pueblo,
Senado de la República, el Movimiento Polo Democrático y de otras
organizaciones sociales, se realizó levantando los bastones de la
guardia y se escuchó:

En señal de este juramento ante Dios, la madre tierra, los


espíritus, las autoridades tradicionales y la asamblea, por el
cumplimiento de este mandato que se entrega por la comuni-
dad y para la comunidad, queda así reafirmada la responsabi-
lidad de velar por la vida y los derechos humanos y sujetos a
la orientación y las correcciones de la asamblea en su proce-
der para llevar a cabo este compromiso. (ACIN, 19 de enero
de 2007).

El ritual y su discurso ratifica lo que podemos señalar como princi-


pios de la Guardia Indígena: la defensa del proceso del Plan de
Vida, la autonomía y la defensa de la comunidad indígena. El ritual
concluyó con una exigencia a los actores armados y a la fuerza
pública para que respeten el proceso interno, es decir, la autonomía
indígena.

Desde una mirada sociológica, la guardia indígena es una construc-


ción social que hace parte de las complejas organizaciones tradicio-

78
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

nales, que con sus creencias, ceremonias, mitos, ritos, normas y


valores, e interpretaciones de si mismos y del mundo en general, a
partir de convenciones étnicas y culturales, cohesiona a los Nasa y
reconforta su identidad étnica en espacios y territorios de interacción,
con discursos propios de interpretación y compresión de sus proble-
mas para actuar persistentemente de manera colectiva sobre ellos.

En lo cultural, el servicio a la comunidad que la guardia presta tiene


que ver con las acciones de regulación interna que conducen a pro-
cesos de socialización de comportamientos colectivos propios de
los Nasa, con miras a mantener el orden cultural, evitar la perturba-
ción y la anomia cultural. Por ello, la guardia también es mediada
frecuentemente por los médicos tradicionales, para que por medio
del profundo simbolismo y ritualismo que emerge de lo sobrenatu-
ral, se mantenga o restablezca la armonía en las comunidades. Es
una guardia pensada no sólo para la resistencia pacífica activa con-
tra los violentos, los terratenientes y la represión del Estado, sino
también como organización de la participación en los ritos, los mi-
tos, los símbolos y la shamanería, conformando parte del sistema
de recuperación, creación y re-creación cultural indígena.

Esta guardia indígena sintetiza y recrea las raíces de la resistencia en


sus diversas manifestaciones sociales, culturales, económicas,
organizativas y políticas, que hacen de la resistencia una lucha con-
tra la dominación, el sometimiento, las violencias y el control exter-
no a sus comunidades. Es por ello que los rituales, las ceremonias,
los símbolos y los mitos, generan y acrecientan los sentimientos más
profundos de la identidad indígena y de la resistencia cultural de los
Nasa, que son interiorizados y pasan a ser adoptados inconsciente-
mente por el colectivo. Una identidad colectiva que corresponde a
una misión y visión común, generadora de nuevos códigos y creen-
cias compartidas frente a las violencias, edifica en lo más profundo
de sus integrantes el sentido de vida y de compromiso con la resis-
tencia no violenta asumida también como pensamiento alternativo.

Estas relaciones del mundo material con el mundo espiritual, ade-


más de compartir la experiencia, adscriben identidades étnicas en
dimensiones regionales, locales y comunitarias con efectos profun-
dos en el imaginario colectivo así como en la disponibilidad para la

79
Eduardo Andrés Sandoval Forero

protesta, la movilización, la manifestación y la rebeldía pacífica. Una


resistencia que previene y afronta las violencias, desarrollando lec-
ciones prácticas de educación para la paz, mediante la autogestión
de sus conflictos, el fortalecimiento de sus redes comunitarias y la
construcción autonómica posible.

De esta manera, la guardia indígena conjuga elementos objetivos y


subjetivos así como también realidades socioculturales e históricas
en un presente que se afianza en una firme voluntad colectiva de
ser, de estar y actuar con sentido de pertenencia. Una identidad que
aparece de manera conciente con claros sentimientos de adscrip-
ción, donde emergen intereses comunes en clara oposición a las
violencias y las políticas etnocidas.

La guardia ha construido una compleja identidad en la que conflu-


yen además de la historia personal y familiar de sus integrantes, las
dimensiones étnicas, espaciales, territoriales y políticas de los Nasa,
en procesos de internalización e identificación de individuos y co-
lectivos, con iconos y símbolos de resistencia materiales como el
bastón de chonta.

Estructura y actividades de la Guardia Indígena


La Guardia Indígena tiene un coordinador general de guardia del
resguardo y luego hay coordinadores veredales. El coordinador lo
escoge la comunidad en asamblea, pero también lo pueden hacer
en la coordinación veredal. Por cada vereda hay por lo menos diez
guardias activos dentro de la comunidad, pero recordemos que
dependiendo de las circunstancias, “todos somos guardia”.

El tiempo del coordinador de la Guardia Indígena lo decide


cada Cabildo. En algunos es indefinido, pero por ejemplo en
Toribío tiene un período de tres años y fue una decisión toma-
da entre los coordinadores veredales. El coordinador de Guar-
dia Indígena tiene que haber sido coordinador de alguna acti-
vidad.

Una persona externa no puede llegar a ser coordinador de guardia,


es una ley de Toribío. La persona debe saber la responsabilidad que

80
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

va asumir y no puede dirigir si no conoce qué son la guardia y el


movimiento indígena. Cada resguardo tiene sus criterios para de-
terminar a los coordinadores:

La autoridad son los Cabildos y el gobernador. En cada res-


guardo hay un coordinador de la guardia, pero se mueve y
actúa de acuerdo a la orden que dé el gobernador. También
tenemos un coordinador zonal que se rige por las orientacio-
nes de los gobernadores. No pueden tomar decisiones por
encima de las autoridades. El coordinador zonal no puede
disponer de guardias sin la autorización del gobernador
(Perdomo, 2006).

En la página web de los Nasa (www.nasaacin.net/prg_guardia.htm),


en la sección Guardia Indígena, se enlistan sus nueve actividades
principales:

1. Hacer control, vigilar los resguardos y alertar a la comunidad


de los diferentes peligros.

2. Controlar el movimiento interno y externo de los comuneros.

3. Controlar el tránsito de comerciantes y vendedores ambulan-


tes.

4. Acompañar a la comunidad y cabildos dentro del contexto de


la población civil.

5. Mantener informada a la comunidad y cabildos sobre el orden


público y exigir respeto como organización social a los sectores
del conflicto, bien sea de derecha o de izquierda.

6. Investigar los antecedentes y el destino de personas y vehícu-


los que ingresan al territorio.

7. Hacer decomisos, allanamientos, requisas con previa autoriza-


ción de la autoridad propia.

81
Eduardo Andrés Sandoval Forero

8. Defender los derechos humanos, denunciando todos los actos


que atenten contra el bienestar y la tranquilidad de la comuni-
dad.

9. Controlar los eventos importantes que se desarrollen en las


comunidades, tales como marchas, congresos, asambleas, etc.

Además de los nueve puntos, las autoridades Nasa realizan la capa-


citación permanente de los guardias indígenas para el conocimien-
to del derecho internacional humanitario, los derechos humanos y
la razón del movimiento indígena.

En líneas generales, las actividades enlistadas de la Guardia Indíge-


na se relacionan directamente con las técnicas de la noviolencia
colectiva: Hace al adversario inofensivo antes que ofenderlo y vuel-
ve el poder de los violentos impotente más que contraponerle otro
poder (Bobbio, 2000: 201). Técnicas que se derivan de la concien-
cia, del pensar y del hacer de los Nasas en torno a la renuncia de la
violencia como forma de lucha, y al desarrollo de todas las demás
formas de lucha por sus derechos y su libertad.

La guardia pone en juego todos los medios y factores de resistencia


activa no violenta para la protección de sus comunidades y la reso-
lución de los problemas a partir del tratamiento de los conflictos
mediante el diálogo, la negociación, los acuerdos, es decir pacífica-
mente. Su estructura, sus actividades y en general su organización,
conforman todo un tejido complejo unido por nudos comunitarios,
familiares y étnicos con cargas afectivas y sociales comprometidas
con un “nosotros”.

Acciones de la guardia
Muchas han sido y seguirán siendo las actividades de la guardia.
Todas en diferentes dimensiones y ámbitos se enmarcan en el con-
texto de la alteridad, signada por la resistencia pacífica con sus co-
rrespondientes significaciones, significantes, símbolos, metáforas,
ritos y ceremoniales propios de la cultura Nasa. A manera de ejem-
plo, y como “botón de muestra”, exponemos algunas de las accio-
nes de la guardia.

82
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Para el indígena Muelas, coordinador máximo de la Guardia Indí-


gena del Cauca desde 1999 hasta 2004, las principales acciones de
la guardia han sido:

1. Organizar, vigilar, controlar y garantizar la seguridad del


Congreso en la vía Panamericana, con los paramilitares, el
gobierno y las FARC presionando y por otra parte los ac-
tores económicos, especialmente los transportadores. De-
sarrollamos el Congreso con esa complicación de actores
(1999). Es el primer congreso que se organiza y se desa-
rrolla en una vía panamericana.

2. Asumí la responsabilidad de la seguridad de un juez inter-


nacional como es el caso del Juez Baltasar Garzón (2000).

3. Las marchas indígenas a Calí. Asumir la responsabilidad


de la seguridad de más de 70 mil personas. Es complicado
por la participación de los afros, los campesinos, los estu-
diantes, que para ellos no hay responsabilidad con los ca-
bildos, ni con la guardia, son marchas interculturales.

El Nasa Jaime Perdomo, resalta que la primera acción importante


de la guardia fue desalojar las cocinas de drogas de Jambaló. La
Guardia Indígena también ha rescatado comuneros secuestrados
por las guerrillas, el ejército del Estado o los grupos paramilitares.

En el año 2004 secuestraron al alcalde de Toribío y al exacalde


en el Departamento de Caquetá. Salieron como seis buses de
puras guardias y se fueron a rescatarlos, y los rescataron. Tam-
bién han rescatado milicianos que la fuerza pública, la policía,
el ejército o el DAS los lleva para juzgar y meter a las cárceles.
Los cabildos también los han sacado de las cárceles.

La guardia ha estado muy pendiente también de los montajes


del ejército. Capturan comuneros que están trabajando en las
huertas, que no tienen nada que ver con el conflicto armado
y después para demostrar resultados, asustan al indígena, lo
obligan a colocar el camuflado y después dicen este es guerri-
llero, y le encontramos en la maleta revólveres y granadas. El

83
Eduardo Andrés Sandoval Forero

ejército hace esos montajes. Y la Guardia Indígena ha estado


muy pendiente de esos montajes del ejército y de inmediato
actúa, generan las formas de comunicación y en el momento
menos pensado el ejército está rodeado de la gente, de la
guardia, y ya no lo pueden atropellar ni llevar. Esta ha sido
una forma de reaccionar.

Las acciones explicitas de la Guardia en general son las que desde


el exterior podemos observar, las que relacionan respuestas de re-
sistencia directa y activa contra agresiones físicas. Pero también la
Guardia tiene un intenso accionar al interior de sus comunidades
en función del proyecto político autonómico, de ejercer control so-
cial y territorial a partir del pensamiento propio. Es decir que la
Guardia contribuye en el proceso organizativo y en la formación y
fortalecimiento político estratégico del movimiento y la resistencia
indígena. Esa función política se socializa en y con las comunida-
des, mediante el desarrollo e implementación de programas y pro-
yectos como la “Minga en Resistencia por la Defensa del Plan de
Vida los Pueblos Indígenas”, que entre sus múltiples funciones tiene
formar los nuevos guardias del futuro.

Guardia al servicio de la comunidad


La guardia representa un todo que sociológicamente se puede com-
prender desde la denominada acción colectiva a partir de la inte-
gración, solidaridad y resistencia que conjunta una identidad signi-
ficativa del quehacer de una población que lucha por su existencia
como indígenas. Esos intereses comunes que se concretan en una
organización con estructura unificadora e identidad común entre
los individuos y el colectivo, son parte de los pilares de la moviliza-
ción de actores colectivos en contextos de resistencia con mecanis-
mos de interacción y de oportunidad de actuación enfrentados al
poder, la fuerza, las violencias, la represión y las amenazas en sus
comunidades y territorios.

Una resistencia y una guardia que se construye colectivamente en


interacción con el entorno y con el medio étnico, frente a las situa-
ciones amenazantes externas. Esto forma parte de lo que los Nasa

84
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

denominan “el proceso”, que por lo pronto nos aventuramos a de-


cir que consiste en la construcción de un plan integral de vida mate-
rial y espiritual de equilibrio, bienestar, armonía y paz, cimentado
en la justicia social. Sencillamente estamos frente a un ejemplo de
tratamiento pacífico de los conflictos, educación para la paz y de
convivencia pacífica.

En este sentido, Tilly Charles (1987) en Social Conflict, considera


que el mecanismo de oportunidad de actuación permite compren-
der el tránsito de la estructuración de la acción colectiva a la acción
propiamente dicha, es decir que incluye población, organización, y
acción con sus correspondientes controles de recursos, personas,
acciones y omisiones. Este conjunto de factores enraizados en la
cosmogonía Nasa, son los que posibilitan en el mundo indígena el
trabajo y la entrega total o parcial al colectivo, a lo comunitario; por
ello dicen:

No tenemos salario ni para el gobernador ni para el goberna-


dor suplente indígena, ni para la estructura del Cabildo que la
componen: gobernadores principal y suplente, alcalde ma-
yor, la capitanía, el alguacil mayor y los alguaciles que repre-
sentan la autoridad en las veredas (Muelas, Gobernador Su-
plente de Toribío a partir de diciembre de 2006).

Desde una lectura antropológica, los indígenas asignados a los car-


gos de responsabilidad en el Cabildo, resguardo y Guardia Indíge-
na, no reciben remuneración alguna, pero sí un status étnico de
autoridad que se relaciona con todas las actividades de organiza-
ción comunitaria, de participación política, de actividad mítica,
ritual y ceremonial, conducentes a construir cohesión social y garan-
tizar la continuidad y reproducción cultural de los Nasa.

¿Por qué no tienen salario si trabajan? “Porque es un aporte volun-


tario que le hacemos a la comunidad. Es una manera de que se siga
conservando como un servicio al pueblo” (Muelas, 2006). ¿De qué
vas a vivir en el año próximo? “Vamos a vivir de la solidaridad de
comuneros que creen en nuestras orientaciones y van a estar aten-
tos de las necesidades fundamentales” (Muelas, 2006).

85
Eduardo Andrés Sandoval Forero

A diferencia del pensar y el actuar de los mestizos, los status indíge-


nas no sirven ni son pensados por ellos para obtener prebendas,
salarios, poder o enriquecimiento ilícito. Esta dinámica comunitaria
y colectivista no se acepta ni se comprende desde la perspectiva
occidental, cuya base ideológica es el exacerbado individualismo y
acumulación de capital en detrimento de la mayoría de la pobla-
ción.

Ser Guardia Indígena tiene un alto costo para el guardia y


para los familiares. Es un sacrificio voluntario, y estamos pen-
sando en dar una orientación económica al guardia para que
establezca un proyecto productivo que le genere recursos a la
guardia para subsistir. (Muelas).

Como se ha anotado, la guardia hace presencia en múltiples actos y


con diferentes actividades Los costos también son múltiples, sobre
todo cuando la guardia actúa en las recuperaciones de tierra. La
arremetida represiva de la policía, el ejército, los cuerpos de seguri-
dad del Estado y los grupos armados de los terratenientes se van
contra todos los indígenas pero de manera especial enfilan sus ba-
terías y toda su saña bélica contra la Guardia Indígena.

Guardias muertos, golpeados, heridos y encarcelados son los resul-


tantes de la acción represiva contra las recuperaciones de tierra. Los
costos en la vida, la salud, la libertad, la economía, la familia y la
comunidad, suelen ser altos para ellos y sus parientes.

Lo expresado como orientación económica para la guardia, no con-


siste en dar un sueldo o salario, es crear los medios para que las
gentes tengan sus propios ingresos económicos. Es generar proyec-
tos productivos que sean desarrollados en sus parcelas para que
tengan los medios económicos suficientes que les permitan conti-
nuar con sus tareas y responsabilidades en la guardia y hacer inver-
siones productivas dentro del resguardo indígena que les generen
fondos propios. No se paga un salario a la guardia porque “se pier-
de el sentido de voluntad; además es considerada una obligación
por lo que todo el mundo debe sentir que es un trabajo voluntario”
(Muelas y Perdomo 2006).

86
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Las respuestas de los indígenas se fundamentan en el carácter


sociocultural de la vida comunitaria, en un orden social conforma-
do por la colectividad que determina las conductas tanto individua-
les como familiares y colectivas dentro de una socialización valida-
da por su cultura, por medio de sus organizaciones tradicionales y
del complejo sistema de reproducción y producción identitaria. Eso
es lo que denominó el Antropólogo mexicano Aguirre Beltrán “co-
herencia del grupo étnico”, sustetada en “mecanismos integrativos”:

El más poderoso de esos mecanismos es el que configura el


proceso de endoaculturación que internaliza, desde muy tem-
prana edad, las pautas sociales y culturales que dan al grupo
un genio particular y obliga a sus miembros a seguirlas sin
preguntarse por qué lo hacen. Simplemente las consideran
buenas y a ellas se apegan (Beltrán, 1987: 214).

Justamente, uno de los papeles importantes de las organizaciones


tradicionales indígenas, además del control social, es el de garanti-
zar que los patrones culturales étnicos cumplan su cometido
identitario y de cohesión social interna, así como de establecer rela-
ciones interculturales e interétnicas de reconocimiento y respeto con
niveles de igualdad en la otredad cultural. Retomando de manera
particular a la guardia indígena, varias son las dimensiones que
permiten cumplir los quehaceres mencionados: la misión, la visión,
el compromiso, la acción, la identidad, las creencias, la identifica-
ción, las conductas, la motivación, la disciplina, la cosmovisión, la
cultura y el proyecto político étnico.

Por todo lo que se ha expuesto de la Guardia Indígena Nasa, la que


reiteradamente se autodefine y trabaja como organización de “co-
munidades en resistencia pacífica”, es entendible que la American
Friends Service Committee (AFSC) haya postulado en 2007 a la
Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca al Premio
Nobel de la Paz, al igual que a la Comunidad de Paz de San José de
Apartadó, en reconocimiento cumplido al compromiso y ejercicio
de la no-violencia para conducir el conflicto en Colombia hacia una
solución pacífica y negociada10.

10
http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=3778.

87
Eduardo Andrés Sandoval Forero

La guardia indígena es también parte de las autoridades y del con-


trol social que necesariamente se acompaña de otras autoridades
naturales, sociales, míticas, históricas, tradicionales y culturales. La
guardia es una autoridad creada en tiempos de la globalización,
correspondiente al ámbito político y cultural que se entreteje con
líderes comunitarios, cabildos, comunidades, autoridades políticas,
proyectos económicos comunitarios, movilizaciones indígenas y re-
cuperaciones de tierras. Además interactúa con autoridades históri-
cas de tradición prehispánica como los thé walas, en intensa convi-
vencia con los espíritus de la naturaleza y en invocación permanen-
te de sus míticos héroes y dioses culturales. Representa y es una
sincronía del pasado indígena prehispánico y colonial con el capita-
lista en época de globalización neoliberal, en francos esfuerzos por
globalizar la solidaridad y la resistencia pacífica activa en la pers-
pectiva real y utópica de la esperanza de un mundo donde lo indí-
gena sea parte integral de la justicia, la democracia y la paz.

En un ámbito más amplio, los indígenas con todos los limitantes y


problemas señalados, son gobierno en ejercicio político y adminis-
trativo en las etno regiones del Cauca, en unas más que en otras,
donde coordinan con los consejos económicos la administración y
ejecución de los recursos de transferencia y municipales. En ese
ejercicio de autoridad la Guardia Indígena contribuye no sólo en el
control social sino también en el territorial como parte del gobierno
en actuación. Son sujetos sociales que en forma activa cumplen
roles al interior del pueblo Nasa, pero también de relaciones inter
étnicas en sus múltiples interacciones con la sociedad mestiza, con
otros pueblos indígenas y afrodescendientes, y con el Estado a tra-
vés de sus instituciones, lo que les ha permitido ciertas inclusiones y
reconocimientos como el acceso a presupuestos nacionales, seguri-
dad social, educación gratuita y participación en espacios de repre-
sentación política y de la administración pública.

Justamente, mantener esas inclusiones que han conquistado a tra-


vés de los largos años de lucha y lograr nuevos espacios y condicio-
nes de relaciones menos desiguales con el Estado que impidan la
aplicación de políticas regresivas en sus derechos, les conduce a
pensar y actuar como sujetos que asumen su autonomía e imple-
mentan los mecanismos necesarios para su desarrollo, entre ellos,

88
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

los del control estratégico del territorio por medio de su Guardia


Indígena.

En este sentido, la Guardia Indígena en su expresión manifiesta se


encarga del control social interno y del control del territorio en ge-
neral, pero en sus aspectos implícitos es constructora y re-construc-
tora en la aplicación y cumplimiento de leyes emanadas colectiva-
mente, de atención y resolución de conflictos intra-comunitarios,
familiares, personales e intercomunitarios. Cumple el rol de protec-
ción, control y reproducción sociocultural mediante el ejercicio de
la aplicación de normas y sanciones, con acompañamiento huma-
nitario y solidario para la defensa de la vida indígena, entendida no
sólo como la protección física sino en el sentido amplio, profundo,
real y espiritual de lo que compone e integra la vida. Es decir, que la
Guardia, en los tiempos, espacios y condiciones actuales, es un com-
ponente más de la compleja arquitectura del tejido social Nasa,
donde convergen cosmogonía, cultura, identidad, autonomía, lu-
cha y memoria.

Perspectivas de la guardia
El movimiento indígena Nasa y sus diferentes organizaciones llegan
al 2008 con planes, programas, proyectos, y también con innume-
rables problemas y contradicciones que tienen que ver con las rea-
lidades de todo conglomerado humano, y además las propias de
sus relaciones y afectaciones con el Estado colombiano y con los
actores armados en sus territorios.
El primer contradictor es el gobierno colombiano. A pesar de
que sabe que tenemos la razón y que hay condiciones para
que no haya desigualdad en este país, decide hacer lo que
hace. El segundo gran contradictor son los ejércitos de ocu-
pación que asesinan la esperanza de los pueblos. El otro gran
agente de desesperanza y de desestabilidad del país son las
multinacionales que violan la soberanía del Estado, roban sus
recursos, proyectan sus riquezas, asesinan a los pueblos, pues
para ellos es primero el poder económico que la humanidad.
Son los enemigos no solamente de los indígenas sino de to-
dos los pueblos del mundo (Muelas, 2006).

89
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Ciertamente el problema central desde la perspectiva política en su


contexto amplio, se encuentra en un régimen que se declara demo-
crático pero en los aconteceres de la práctica política no admite ni
tolera la disputa por el poder, ni siquiera desde los procedimientos
instrumentales institucionales y pacíficos. Los reclamos, las peticio-
nes, las solicitudes, las reivindicaciones y las exigencias de la aplica-
ción y el respeto de la política institucional han sido una constante
para los indígenas así como para los movimientos sociales y organi-
zaciones política no controladas por el Estado.

De hecho y de pensamiento, se trata de la exigencia de la puesta en


práctica de la política enunciada por el Estado a través de su Cons-
titución, sus leyes, sus instituciones y sus voceros, con el único pro-
pósito de dignificar a las personas, del respeto a los derechos huma-
nos y colectivos, de la participación en el desarrollo social y econó-
mico del país, de manera que se reduzca la pobreza, la exclusión, la
marginación y la discriminación. Se trata de que el Estado por me-
dio de sus instituciones legales sea garante de hecho y de derecho
de la justicia, la democracia, la no violencia, la paz y el reconoci-
miento de todos los otros que no pertenecen a la clase política del
país. Mientras ello no suceda y continúen las violencias económi-
cas, sociales, políticas, culturales y físicas, Colombia seguirá estan-
do dominada por las polarizaciones y la Guardia Indígena será una
alternativa más para atenuar y en algunos casos revertir las situacio-
nes lacerantes de las violencias etnocidas, de exigencia del respeto
a los otros, basado en el reconocimiento y la solidaridad colectivas.

En medio de tan ensombrecido panorama, ¿qué perspectiva tiene


la Guardia Indígena?

Continuar siendo los cuidanderos de la pervivencia de los pue-


blos. Deben ser los coordinadores de la defensa de la cultura
de la administración de los recursos, de las organizaciones
indígenas, de los recursos naturales. Entendiendo que la Guar-
dia Indígena somos todos, y los que estamos al frente como
coordinadores o guardias puntuales somos motivadores de
un ejercicio que es responsabilidad de los pueblos indígenas
(Perdomo, 2006).

90
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Desde la conformación del CRIC (1971) los Nasa empezaron a dar


formación política en los resguardos, con resultados aún no evalua-
dos de manera suficiente por los mismos indígenas. Más de 37 años
de labor política étnica remiten a una experiencia de organización y
de lucha de gran valía para todos los pueblos indígenas de América
Latina, a pesar de obvios altibajos, fortalezas, debilidades, acierto y
errores que se han presentado en contextos donde las etno regiones
indígenas son escenario de guerra de los grupos violentos en Co-
lombia. Estas realidades han incidido para que las organizaciones
de los Nasa en los últimos años estén dando formación en derechos
humanos y derecho internacional humanitario.

¿Han pensado en dar formación militar a la Guardia Indígena?


Perdomo responde:

¡No! No nos metemos con formación militar porque el movi-


miento indígena del Cauca en la historia ya tuvo una expe-
riencia que fue la del Movimiento Armado Quintín Lame, que
surgió en el momento del proceso de las recuperaciones de
tierra, cuando la agresión fue muy fuerte por parte de los
terratenientes contra las comunidades indígenas que recupe-
raban sus tierras.

En ese momento surgió el movimiento Quintín Lame, pero


estaba generando un problema: había confrontación con las
FARC, los mayores empezaron a mirar que había confronta-
ción entre nosotros, porque algunos de las FARC eran comu-
neros y los del Quintín también eran comuneros, entonces en
un momento dado había muerte entre nosotros y eso no pue-
de ser así.

Dejemos las armas, dijeron los mayores, hagamos el proceso


de paz y vamos por la vía política, por el uso de la palabra
dijeron los mayores en esa época. Porque todo el tiempo nos
habían callado matando, asesinando, secuestrando, pero hoy
tenemos que usar la palabra y vamos a hacer valer la palabra.

La conclusión de los mayores corresponde a por lo menos tres di-


mensiones interrelacionadas: 1. Todos los actores armados ataca-

91
Eduardo Andrés Sandoval Forero

ban sin piedad a los indígenas, incorporaban a muchos de ellos en


sus filas, los dividían y los confrontaban entre sí. 2. Los actores ar-
mados, incluyendo el ejército del Estado y los paramilitares,
desestructuran el movimiento indígena con el objetivo de aniquilar-
lo. 3. El pensamiento indígena debe darle prioridad a la palabra y a
la armonía de la vida, sin violencia y con lucha pacífica.

Meses después del proceso de “Liberación de la Madre Tierra” (Sep-


tiembre de 2005) organizado por la Guardia Indígena Nasa, co-
munidades de guambianos, totores, kokonucos y yanaconas se
adhirieron al proceso y tomaron 16 predios en 7 municipios del
departamento del Cauca, denotando un enfrentamiento que hace
referencia a la dignidad humana, donde “La práctica de la domi-
nación y de la explotación produce normalmente los insultos y las
ofensas a la dignidad humana que a su vez alimentan un discurso
oculto de indignación” (Scout, 2000: 31). Igual que los Nasa, fue-
ron brutalmente reprimidos y sindicados de tener relación con las
guerrillas.

El discurso público del Estado, a través de sus instituciones y los


medios de desinformación se expresa claramente engañoso y men-
tiroso de los aconteceres en las relaciones conflictivas de los indíge-
nas y el Estado. Se presenta como el defensor de la ley, no da cuen-
ta de su actuar represivo y sin límites contra los indígenas y vuelve a
prometer diálogo, acuerdos, promesas y cumplimientos.

El discurso del Estado lleva el sello de relaciones de poder domi-


nantes y en él se condensa toda su fuerza física y simbólica de de-
claración de guerra contra los indígenas. Criminalizan al movimien-
to, intensifican las amenazas y la represión: la persecución de los
líderes se convierte en el distractor principal que utiliza el sistema
para desviar la lucha y poner a los indígenas a la defensiva, dejando
la lucha por la recuperación de la tierra y obligándolos a concentrar
sus esfuerzos en el rescate de los detenidos y desaparecidos.

En un comunicado expedido por la ACIN (septiembre 20 de 2005),


en agradecimiento a todos los que acompañaron, apoyaron y se
solidarizaron con la lucha por la Libertad Para La Madre Tierra, se
dice:

92
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Los mayores no están seguros de que hayamos hecho lo co-


rrecto, pero aceptaron la decisión de la asamblea y el Acuer-
do que se firmó con el Gobierno. “Nunca se ha recuperado la
tierra para luego salir de ella y dejarla abandonada por un
pedazo de papel que tiene promesas de un Gobierno que
nunca cumple”, expresó un mayor la noche del martes 13 de
Septiembre al terminar el acto de protocolización y firma del
acuerdo. La gente no confía en el Acuerdo. Sería absurdo que
después de 14 años de incumplimientos y mentiras, de
masacres, persecuciones, represión, amenazas, irrespetos y
abusos de todo tipo, un diálogo y un acuerdo fueran acepta-
dos como una respuesta real. Además, el problema de fondo,
el que diera origen desde nuestra esencia ancestral, desde
nuestra relación con la vida a la recuperación de La Empera-
triz y Guayabal, está lejos de resolverse. Mientras la tierra no
sea colectiva y mientras nuestra relación con todo lo que vive
en el territorio no esté en equilibrio y armonía, el Proyecto de
Muerte seguirá amenazando los Planes de Vida y la vida mis-
ma está amenazada.

Ante lo implacable del modelo de dominación, surgen las pregun-


tas: ¿hasta cuándo el robo de tierras, las golpizas, las masacres, las
detenciones, las desapariciones, la exclusión, el menosprecio, el
engaño, la mentira, el abuso de poder, las amenazas, las desapari-
ciones, los desplazamientos, y todas las demás lacras derivadas de
un etnocentrismo sin fronteras?. Y también es legítimo pensar y pre-
guntar ¿hasta cuándo tendrá paciencia una Guardia Indígena para
continuar por los caminos de paz? Un dirigente Nasa responde:

Ahora con la liberación de la madre tierra han surgido los


nietos de Quintín Lame, y los cabildos han dicho que no va-
mos a ir por la vía de las armas. Estamos armados con basto-
nes y vamos a hacer valer nuestro derecho mayor, el derecho
propio, nuestra oralidad tradicional, la palabra y vamos a ir
por la vía de la negociación hasta donde sea posible. Todas
las decisiones las tomaremos en un Congreso, en un evento
grande.

A pesar de la represión del Estado, de la ocupación de sus territorios


por los actores armados del conflicto y de todos los agravios sufri-

93
Eduardo Andrés Sandoval Forero

dos, los Nasa siguen siendo tercos por la paz y persisten en sus
formas cotidianas de resistencia. Sin duda, la Guardia Indígena cons-
tituye un espacio étnico de retroalimentación cultural pacífica con
sentido colectivo, en relación directa con las autoridades y la aplica-
ción de derecho propio.

Las reflexiones no se detienen, y con la llegada del Tratado de Libre


Comercio, impuesto por los Estados Unidos a Colombia, los indíge-
nas realizan movilizaciones, consultas y acciones en contra del tra-
tado. En ese tenor, los Nasa discuten en torno a su participación
como movimiento indígena en el contexto nacional e internacio-
nal, y de manera particular, el aporte de la Guardia Indígena en la
globalización de la resistencia pacífica activa. Con seguridad que
en estos tiempos de guerras locales, regionales, nacionales y mun-
diales, la cultura Nasa de resistencia pacífica y activa en su pensar,
en su palabra y en la dinámica de la organización, la Guardia
Indígena dejará huella y trascendencia para los indígenas y pueblos
del mundo.

Las reflexiones y discusiones tienen como telón de fondo la existen-


cia de un país multicultural y plural, donde el Estado no promueve
las correspondientes soluciones estructurales conducentes a la apli-
cación real de los preceptos constitucionales nacionales e interna-
cionales relativos a los derechos colectivos de los pueblos indíge-
nas, de manera que de hecho, y no sólo de declaratoria, a los
indígenas se les respete su cultura, sistemas económicos, organiza-
ciones tradicionales, medicina, tierra, territorio, medio ambiente,
derecho propio y todos lo que les es inherente como pueblos.

Al año 2008, las distintas autoridades indígenas Nasa han sido cla-
ras en sus pronunciamientos, planes de vida, formas de lucha y
resistencia pacíficas, no violentas y activas contra todo lo que ame-
naza su dignidad. Tienen una fe en la paz, enraizada en su cultura,
en la armonía con la naturaleza, en su historia, sus líderes, y de
manera reciente en el quehacer de Quintín Lame, en sus muertos
del ayer y de hoy, que de continuar por esa senda, seguirán siendo
cosechadores de hombres de paz y ejemplo de convivencias en si-
tuaciones de diversidad étnica y cultural. Toda esta resistencia la
podemos comprender a profundidad en la apasionada lucha “Por

94
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

la liberación de la Madre Tierra”, en esa significación femenina con-


ceptual de tierra y lucha.

Sin embargo, no deja de ser preocupante que ante la intensidad de


las violencias, de los desplazamientos, las violaciones al territorio y
a las mujeres, algunos grupos de indígenas decidan que es tiempo
de decir un “Basta ya” de todo ese holocausto, no con la resistencia
activa y pacífica, sino también con resistencia armada. Esa lamen-
table posibilidad siempre estará latente en grupos marginados de la
organización indígena, de las autoridades tradicionales y del pro-
yecto identitario de los pueblos originarios. También de personas y
grupos de indígenas que por diversas circunstancias de la compleji-
dad del conflicto y sus actores, son influenciables o coaccionados
por actores externos a participar en esa aventura de trastocar desde
adentro el sistema indígena, lo que inevitablemente conduce a
exponenciales sacrificios humanos y desastres para sus pueblos.

Frente a esas amenazas, el mejor antídoto contra la resistencia ar-


mada seguirá siendo la organización indígena y su objetivo identitario
étnico, que fortalezca al sujeto colectivo autonómico con base terri-
torial y con compromisos propios en comunidad y región, estableci-
dos a través del diálogo, el consenso y el respeto al disenso con
amplio contenido reflexivo y práctico de inclusión democrática y
autónoma. Esa será la garantía de mantener un tejido social y un
proyecto de vida colectivo, enraizados en el pensamiento y en el
andar de la cultura de resistencia pacífica pero activa, en las dimen-
siones de la política, el derecho propio, la organización, la econo-
mía, el medio ambiente y la cultura indígenas.

Central es el proyecto identitario de los indígenas, asumido como


proyecto político propio para garantizar la continuidad de la resis-
tencia pacífica. Una identidad que se tiene que construir y recons-
truir no sólo en la interacción con las otras culturas, sino también en
la permanente confrontación, discusión, acuerdos y desacuerdos al
interior del mundo indígena. Esa gran tarea, la de establecer los
equilibrios necesarios de la identidad, es justamente la que neutra-
liza las intervenciones del Estado a través de sus distintas institucio-
nes, de los partidos políticos, de las denominaciones religiosas, de
los grupos violentos, de los narcos y en general de la cultura occi-

95
Eduardo Andrés Sandoval Forero

dental que cotidianamente atenta contra el proyecto político de for-


talecer y desarrollar la etnicidad.

El futuro del camino de la resistencia pacífica activa, depende de la


fortaleza que la organización indígena cimiente en torno a su proyec-
to político identiario, y éste seguirá siendo construido al calor de la
lucha contra todo lo externo que sin miramiento y consentimiento
alguno atentan contra el proyecto político, con el propósito de des-
truir la etnicidad, la organización indígena y la resistencia pacífica. En
otras circunstancias, agentes externos y actores internos conjuntamente
pondrán en peligro el proyecto político colectivo indígena, la organi-
zación, los programas, los planes y todas acciones que el movimiento
requiere o proyecta para continuar por su propia senda.

También el futuro de la resistencia pacífica está condicionado al


manejo de las contradicciones internas dentro del conjunto del pue-
blo Nasa, y de manera particular en cada resguardo. En ello, las
autoridades indígenas son la clave para la resolución interna de los
conflictos dentro de los marcos permisibles de la cultura, la identi-
dad, el derecho propio y los intereses del colectivo. La realidad his-
tórica demuestra que ningún pueblo tiene inmunidad frente a los
infortunios y aconteceres difíciles de la vida, y ello justamente pone
a prueba la capacidad de la resistencia pacífica y del proyecto polí-
tico indígena frente a las adversidades más extremas de la vida, las
cuales incluyen las propias contradicciones internas que impiden
muchas veces avanzar en el sendero trazado, pero que en otras cir-
cunstancias son pivote del fortalecimiento y desarrollo de los pue-
blos indígenas.

Anotación final
La resistencia pacífica integral de los Nasa, pensada y actuada a
través de los cabildos y los resguardos por medio del pensamiento
de Quintín Lame ha sido posible en una de sus concreciones más
tangible de organización: la Guardia Indígena. Todo este sistema de
organización Nasa les permite desarrollar una fuerza cohesionadora
cultural, social, política e identitaria forjada en una lucha por defen-
der sus derechos como pueblo indígena y por el derecho a la vida.

96
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

La Guardia hace parte de un sistema cultural que se practica en la


etnorregión Nasa con rasgos distintivos en su organización, su
simbolismo y espiritualidad en la vida cotidiana de los indígenas.
Su dinámica y participación colectivas en los derechos y obliga-
ciones de un pueblo que decide andar a contracorriente de las
violencias, con las únicas armas que otorgan el pensamiento y las
acciones de resistencia pacífica activa, se constituyen en patrimo-
nio cultural de todos los pueblos indígenas que ameritan ser respe-
tados y reconocidos internacionalmente.

El trabajo de la Guardia Indígena, como estrategia colectiva con


participación individual, así como sus diferentes prácticas étnicas,
se entrecruza con el ritualismo que reiteradamente practican los Nasa,
consolidando las acciones de eficacia simbólica, estructural y fun-
cional que otorgan nuevos sentidos al mundo social y cultural de
los indígenas. Esta guardia de resistencia pacífica desarrolla coexis-
tencias implícitas y explicitas, así como discursos propios de solida-
ridad que unen a las comunidades y las cohesiona frente a las agre-
siones del mundo mestizo y de los violentos en particular.

La participación colectiva de la guardia, el papel de cuidador, orga-


nizador, los desfiles, el bastón, las ceremonias y todos los diversos
rituales que realizan, simbolizan la cultura de los indígenas frente al
poder y las violencias, diferenciados por el accionar colectivo de
una resistencia étnica pacífica pero activa en defensa de la vida y de
los pueblos indígenas de Colombia.

La resistencia de los indígenas Nasa es integral, al igual que su


cosmovisión y el pensamiento de Quintín Lame; así lo han asumido
y lo ponen en práctica. La resistencia en el ámbito económico se
resume en su “Economía propia y solidaria”; en el político en la
“autodeterminación y autonomía indígena”; en el cultural en la “lu-
cha por la identidad”; en el organizativo mediante la defensa y for-
talecimiento de los cabildos; y en otros aspectos a través la medici-
na indígena, la educación propia, el derecho propio y en general lo
denominado Plan de Vida Nasa.

Es decir, que la resistencia cultural integral les ha permitido su exis-


tencia como pueblos y ella es parte inherente a su condición de

97
Eduardo Andrés Sandoval Forero

indígenas herederos del pensamiento del “indio que bajó de las


montañas”: Quintín Lame. Abandonar la resistencia o negarse ella,
en las condiciones de opresión, discriminación, exclusión y racismo
que el Estado les impone, y de la violencia que los terratenientes
(con sus grupos armados) y otros actores armados violentos ejercen
en sus territorios, sería la aceptación al etnocidio más penoso de su
historia.

La resistencia indígena Nasa manifiesta todo un complejo que in-


cluye la política, la cosmovisión, las creaciones culturales, sus nue-
vas organizaciones sociales como la Guardia, sus símbolos, iconos,
sus manifestaciones, movilizaciones, y todos aquellos elementos
materiales y de subjetividad que confluyen en el arte de resistir. Los
mitos y sus representantes míticos, como Quintín Lame, son de vital
importancia para el imaginario y la práctica de la resistencia pacífi-
ca no violenta.

A pesar de este arte de resistencia pacífica creado por los Nasas, y


de la complejidad de la dinámica pacífica de la guardia, los indíge-
nas son maltratados por el Estado, los terratenientes, los gamonales,
los narcotraficantes, y por todo el elenco de grupos violentos que
hacen presencia en sus territorios.

Las luchas en el siglo XXI de los Nasa, al igual que las de todos los
indígenas en Colombia, son las mismas que dirigió Quintín Lame
en el sentido de sus derechos como pueblos diferentes en contextos
nacionales poco favorables, con un Estado y una sociedad nacional
caracterizados por el racismo y la discriminación contra los indios y
los afrodescendientes. Ciertamente, el discurso y las leyes han cam-
biado, pero las prácticas de las relaciones sociales, interculturales y
étnicas siguen siendo de conflicto, de agresión y de violencias, de
no inclusión de otras expresiones e identidades culturales diferen-
ciadas a las hegemónicas y dominantes en el país.

Por ese respeto al indio, a sus derechos, y por la inclusión, Quintín


Lame fue perseguido implacablemente por el Estado y los terrate-
nientes; de la misma manera, hoy los herederos de Quintín son
violentados por estos mismos actores y otros nuevos: las guerrillas,
los paramilitares y los narcotraficantes.

98
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Ante ello, el ejemplo Nasa es elocuente para el mundo: resistencia


en todos los ámbitos de su quehacer como pueblos; desarrollo y
fortalecimiento de la organización ancestral y de la Guardia Indíge-
na para garantizar el autocontrol interno, neutralizar los contradictores
del proceso y luchar por “la constante búsqueda de la armonía y
equilibrio dentro de cada comunidad y de su territorio”. Por ello es
que declaran: “Somos de manera conciente y consecuente, pue-
blos en resistencia con todos los pueblos, por la Libertad para la
Madre Tierra”. Así, mientras exista un solo indígena en tierras
caucanas y colombianas, estará presente el espíritu de Manuel
Quintín Lame: en “Defensa de mi raza”.

99
Eduardo Andrés Sandoval Forero

100
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

La Guardia Indígena es noticia en Colombia

Así registró www.actualidadetnica.com, durante el año 2007,


algunas acciones de la guardia indígena en sus territorios.
Notas periodísticas, crónicas, entrevistas, que construyen la historia
contemporánea de una pueblo en resistencia cultural y social
contra el olvido, la discriminación y la violencia.
Hechos que hablan de su impacto cotidiano en la vida de su pueblo.

Tenemos un muerto, pero el espíritu vivo

SIEC. Actualidad Étnica, Tacueyó/


Cauca, 18/12/2007. Una madre que no
volverá a ver a su hijo, Una niñita de 11
años que llora desconsolada la muerte de
su hermano, una joven que ya no podrá
conversar largamente con su esposo acer-
ca de todos sus anhelos, un caudal de in-
dígenas que ve morir de nuevo a uno de
sus comuneros; estos y muchos otros sin-
sabores ha dejado la Muerte de Lorenzo
Largo Dagua, alguacil y guardia del res-
guardo de Tacueyó, municipio de Toribio,
quien murió en una confrontación con la fuerza pública, y a quienes
las autoridades responsabilizan de su muerte.

101
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Las exequias de Lorenzo se llevaron a cabo el pasado lunes en el


cementerio de Tacueyó con un nutrido acompañamiento de las co-
munidades indígenas. La muerte de este joven indígena, de apenas
21 años, ha dejado una “tristeza profunda, pero a la vez enaltece
nuestras luchas”, manifestó Aida Quilcue, Consejera Mayor del Con-
sejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, en un sentido pronuncia-
miento. Aida expreso un sentido saludo de solidaridad y apoyo a la
familia de Lorenzo y un repudio total a las acciones que condujeron
a su muerte.

Al pronunciamiento de Aida se suman autoridades tradicionales de


Tacueyó y de todo el movimiento indígena del Cauca. Las acciones
que condujeron a la muerte de Lorenzo son “responsabilidad, en
primera instancia del gobierno departamental, en cabeza del gober-
nador del Cauca, Juan José Chaux, quien señaló a los indígenas
como guerrilleros”, denunció el CRIC. Luego todas las versiones de
autoridades indígenas del Cauca coinciden en responsabilizar a la
fuerza pública, particularmente a la policía por haber disparado la
bala que le causó la muerte al comunero nasa.

Para el senador Jesús Enrique Piñacué, la responsabilidad debe re-


caer sobre Álvaro Uribe Vélez, presidente de la República, por ser él
directo comandante de las fuerzas militares y permitir que se den
este tipo de acciones.

Los pormenores de las acciones que ocasionaron la muerte de Lo-


renzo las explicó una autoridad tradicional del Resguardo de Tacueyó.
“Todo tiene un centro del problema, el incumplimiento por parte del
gobierno departamental y nacional ante los acuerdos pactados con
las comunidades en la distribución de tierras. A esto se suma que el
gobierno no ha cumplido el fallo de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos, que le obliga resarcir a las comunidades por la
masacre del Nilo perpetrada en 1991 donde murieron 21 indígenas
a manos de la Policía Nacional y sectores del narcotráfico, según
reconocimiento oficial del gobierno y del Estado colombiano”, ex-
presó.

El líder indígena de Tacueyó al igual que todas las autoridades y


comunidades indígenas del Cauca condenan las declaraciones de

102
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Chaux como funestas para el movimiento indígena y como el deto-


nante que ocasionara la muerte de Lorenzo. Las declaraciones del
gobernador del Cauca han sido repudiadas, por muchos sectores de
la opinión publica y organismos de Derechos Humanos, quienes las
califican de “irresponsables e injuriosas”, por poner en riesgo la vida
de un pueblo.

¿Desarrollo económico?

No obstante parece haber otros aspectos que confluyen en la muer-


te de Lorenzo y en todas las acciones que afectan a los indígenas del
Cauca. Para la Consejería Mayor del CRIC estos responde a una
represión contra los pueblos indígenas del Cauca y de Colombia,
que se ha gestado con la premisa de que los indígenas son un estor-
bo para el desarrollo económico.

El gobierno ha dicho que “con los indios no habrá desarrollo econó-


mico y que para que haya desarrollo económico en el Cauca tiene
que acabarse ese escenario político de los pueblos indígenas”, ma-
nifestó Aida Quilcué, una mujer indígena que ha salido en defensa
de la dignidad de su pueblo ante las continuas declaraciones del
gobernador Chaux, que ha generalizado al movimiento indígena
como insurgente, sin percatarse del riesgo que esto conlleva para los
indígenas.

La despedida

Muchas situaciones dejan en que pensar, pero acaso el dolor sea el


que más hace frágil al ser humano; máxime cuando se trata de una
humilde familia indígena, una comunidad que ha aprendido los prin-
cipios de convivencia comunitaria y un movimiento indígena cuya
bandera es defender la vida y la pervivencia de sus pueblos. Alrede-
dor de la muerte de este comunero nasa confluyen muchas reflexio-
nes; ¿dónde está el valor de la vida?, y ¿cuál es el deber de las autori-
dades colombianas?, ¿preservar y garantizar la vida o destruirla y de
paso destruir la dignidad de una persona, una familia y de un pueblo?

Estas reflexiones fueron planteadas, mientras se acompañaba a Lo-


renzo en su despedida final. La noticia de la muerte del joven indí-

103
Eduardo Andrés Sandoval Forero

gena se conoció el pasado 14 de diciembre a las seis de la tarde,


cuando el medico que le atendía en el hospital Rey David de Cali,
dio a conocer a sus familiares que su fin había llegado. Lorenzo ha-
bía llegado al hospital con una herida de bala de pistola, tal como lo
denuncio el área jurídica del CRIC. Lorenzo fue herido en la hacien-
da la Emperatriz el pasado 29 de noviembre “por efectivos de la
policía vestidos de civil y quienes portaban armas de fuego”, según
la denuncia de las Autoridades Indígenas del Cauca.

Pero no contentos con herir al comunero, emprendieron un asedio


en su contra y para presionar a sus familiares, aún estando herido en
el hospital; según denuncias de Autoridades Indígenas la policía in-
greso varias veces a la clínica a presionar a Lorenzo, tanto así que
tuvieron que acudir a disponer de guardia indígena en el hospital.
Pero no solo la policía custodio el centro de Salud, sino que también
sujetos sospechosos rondaban frecuentemente el área del hospital
indagando por Lorenzo y su familia, manifestaron líderes indígenas
de la región.

Todas estas acciones son con el propósito de hacer desistir al movi-


miento indígena de sus justas reclamaciones, coinciden autoridades
y comunidades indígenas del Cauca. “Tenemos un compañero muer-
to, pero con el espíritu vivo de fortalecer todo aquello que nos he-
mos propuesto en defensa de la vida y la pervivencia”, dijo Aida
Quilcué, invitando al movimiento indígena a no decaer en sus áni-
mos, sino a fortalecer la resistencia con el espíritu de un comunero
que permanecerá con ellos hasta siempre.

Las comunidades indígenas del cauca despidieron a Lorenzo en un


acto de unidad y solidaridad; desde el sábado en horas de la tarde,
a la Funeraria fueron llegando por lo menos unos 200 indígenas que
se alternaban, para acompañar los restos del joven nasa. El domin-
go, en una nutrida caravana, más de mil indígenas le acompañaron
desde Cali hasta Tacueyó. Actualidad Étnica acompañó cada acto
simbólico y las memorias que se hicieron a Lorenzo.

Canciones propias del movimiento indígena, que aluden a la vida, a


la paz, al territorio y la resistencia fueron acompañando la caravana
multitudinaria y los restos de este joven indígena. Luego de una

104
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

marcha conmovedora por el municipio de Santander de Quilichao


las comunidades indígenas se dirigieron a la Hacienda la Empera-
triz, sitio donde fue herido Lorenzo para realizar un acto simbólico
consistente en enterrar un féretro, en señal de que allí queda el espí-
ritu de este joven, que de ahora en adelante fortalecerá las luchas
del movimiento indígena.

Terminado el acto simbólico y cuando la comunidad empezaba a


retirarse, un soldado disparo una granada con gases, según él “por
accidente e intimidado porque un comunero lanzo unos palos”. Pero
la comunidad que estaba pendiente le reclamo al militar su inten-
ción de disparar el arma y por no respetar el dolor ajeno. Luego de
“ires y venires” los militares admitieron su error y tuvieron que pedir
disculpas a la comunidad.

La vocería de la Comunidad indígena la tomo la gobernadora del


resguardo de Huellas quien como mujer y madre les cuestiono a los
militares su frialdad frente al dolor de los demás y les increpó a que
respondieran que si era que no tenían mamá, hermanos o familiares
por quien velar. Los militares, en cabeza del Subteniente Quiñónez
de la Policía Militar admitieron, nuevamente su error y pidieron a la
comunidad que les aceptara sus disculpas, prometiendo una san-
ción ejemplar contra el soldado que disparó el arma.

Un conjunto musical del Pueblo Nasa acompañó todo el tiempo el


recorrido por estas vías del Norte del Cauca, donde se han gestado
grandes procesos organizativos y legítimas luchas en defensa de la
vida. Luego la conmemoración tuvo lugar en la Hacienda el Nilo
donde un 16 de diciembre, fueron masacrados hace dieciséis años,
21 indígenas. Allí se evocó a cada uno de ellos y se reconoció el
inmenso aporte que con su vida le han dado al movimiento indíge-
na del Cauca. Por supuesto el gran valor y aporte de Lorenzo fue
enaltecido por haber caminado la palabra en defensa de los propó-
sitos comunitarios.

El padre Antonio, quien celebró la misa en memoria de Lorenzo y


sus 21 compañeros, le recomendó al movimiento indígena que en
estos momentos tan difíciles y de tanta represión en su contra deben
aplicar tres principios fundamentales y esenciales de la cultura indí-

105
Eduardo Andrés Sandoval Forero

gena. El primero es tener mucha sabiduría política; los indígenas del


Cauca deben mantenerse unidos porque no es fácil el momento que
están viviendo. Segundo mucha madurez ética; en esto coincide un
abogado del CRIC, quien considera que los aportes del Movimiento
indígena ha sido grandísimo, al enfrentar con gallardía a los actores
armados para que respeten sus territorios y su vida, conminando
además a las autoridades del estado colombiano para que actúen
con ética. Finalmente el padre recomendó a los pueblos indígenas
tener mucha fuerza espiritual.

El 17 de diciembre pasado, se realizaron las exequias de Lorenzo en


el cementerio de su natal Tacueyó. El himno nasa acompaño la ce-
remonia de sepultura de sus restos; un momento trascendental y
muy conmovedor cuando las palabras de este canto rezan: “indíge-
nas, campesinos llevamos sangre paez…”, luego hace una evoca-
ción de aquellos grandes lideres indígenas que han caído en la lucha
resistencia e insta al pueblo nasa, indígena y campesino a resistir
“hasta que no se apague el sol”.

Finalmente la comunidad le dio el último adiós a un amigo, evocan-


do cada momento vivido al ritmo de una canción de amistad. Qui-
zás este clamor llegase a todos aquellos que atentan contra la vida y
quienes por defender un interés particular y/o económico la destru-
yen.

Tres indígenas heridos en


retoma de la Emperatriz

SIEC. Actualidad Étnica, 18/12/


2007. Por lo menos 500 indígenas
nasa, del norte del departamento del
Cauca, mantienen confrontaciones
con la fuerza pública en la Hacienda
la Emperatriz; los indígenas del Cauca
han dicho que hacen presencia en
este predio para exigir al gobierno que
cumpla con los acuerdos pactados.
Feliciano Valencia, Consejero del

106
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, dijo a Actualidad Étnica,


que tres comuneros resultaron heridos por quemaduras luego que
los militares disparan constantemente contra sus comunidades.

Tal como lo han venido anunciando autoridades indígenas la pre-


sencia de sus comunidades allí hace parte del proceso de Liberación
de la Madre Tierra, a lo que se suma la condena de las comunidades
indígenas por la muerte del comunero Lorenzo Largo Dagua, ente-
rrado el día de ayer en Tacueyó.

Los indígenas señalan que el gobierno del presidente Uribe además


de mostrarse reacio a dialogar con las comunidades, tampoco ha
cumplido con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que obliga al gobierno a entregar a sus comunidades va-
rias hectáreas y a resarcirlos por la masacre del Nilo, ocurrida el 16
de diciembre de 1991, donde murieron 21 personas. Por esta ma-
sacre el gobierno el asumió la responsabilidad, por resultar
involucrados algunos miembros de la policía nacional.

Las comunidades indígenas del Cauca continúan con la liberación


de la Madre Tierra en la Hacienda pepe Estela del municipio de
Silvia, Villa Carola y también en el Huila. La Consejería mayor del
CRIC y voceros de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte
del Cauca, ACIN, denunciaron arremetida de la fuerza publica, prin-
cipalmente de la Policía y del ESMAD contra sus comunidades.

Denunciaron también la presencia de civiles que caminan junto con


la policía para disparar contra la comunidades, teniendo como refe-
rente el triste caso de Lorenzo Largo dagua, quien resulto herido en
condiciones similares. La fuerza publica continua en su intento de
desalojar a los indígenas con gases lacrimógenas. Los indígenas han
dicho a este medio que responsabilizan al gobierno departamental
por los señalamientos que el gobernador, Chaux, ha hecho en su
contra y por las consecuencias que pueda tener el proceder de la
fuerza publica y que ya costo la vida de un guardia indígena y varios
heridos, a los cuales se suman los tres de hoy. Los indígenas también
responsabilizan al gobierno nacional por no cumplir los acuerdos
pactados ni el fallo de CIDH.

107
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Llamado al Mundo por Lorenzo Largo Dagua

Por: Consejo Regional Indígena del Cauca

SIEC-Actualidad Étnica. Popa-


yán, 15/12/2007. Lorenzo Largo
Dagua ha sido asesinado. Su muerte
es un llamado por la vida y la Liber-
tad para la Madre Tierra. Un llama-
do para que la vida triunfe sobre la
muerte y para que los Buenos Go-
biernos se hagan realidad y superen
para siempre a los Malos Gobiernos
que nos quitan la vida y nos roban la
dignidad. Porque frente a su muerte
y con dolor gritamos y exigimos, por-
que YA BASTA! No más silencio fren-
te al terror y la injusticia. No más apoyo a quien roba y mata desde
el poder.

El día 14 de diciembre del año 2007en la Clínica Rey David en la


ciudad de Cali, siendo aproximadamente las 6:20 PM fallece nues-
tro hermano y compañero Lorenzo Largo Dagua de 23 años de
edad, después de luchar 16 días contra la muerte a causa de un
disparo a la altura del pecho que le propinaron miembros del ESMAD
(Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional). Este hecho
ocurrió el día 29 de noviembre en la finca la Emperatriz en Caloto
Cauca, cuando Lorenzo al lado de su Pueblo luchaba exigiendo una
vez más el cumplimiento de los acuerdos y obligaciones de Estado
adquiridos con las comunidades a raíz de la masacre de El Nilo.
Durante este último proceso de exigencia de nuestros derechos re-
sultaron heridas 17 personas de los diferentes Cabildos. Quienes dis-
pararon contra nuestro hermano lo hicieron para asesinarlo y logra-
ron su cometido. El tipo de herida que le causaron, el hecho de que
se encontraba en medio de comuneros sin armas y fuera de los pre-
dios en disputa son algunas de las evidencias que nos permiten ase-
verar que se trata de un asesinato por el que deben responder sus
autores materiales y quienes desde el alto Gobierno y los altos man-
dos militares les dieron la orden de matarlo.

108
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Lorenzo Largo Dagua era miembro de la Guardia Indígena, al mo-


mento de su muerte se desempeñaba como Alguacil del Cabildo de
Tacueyó. La partida de nuestro hermano Lorenzo, ocurre faltando
dos días para el aniversario número dieciséis de la masacre El Nilo,
en la que 20 hermanos indígenas fueron asesinados por sicarios al
servicio del narcotráfico y miembros de la policía nacional el 16 de
diciembre de 1991. Masacre por la que el Gobierno ha tenido que
reconocer su responsabilidad ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, ante las autoridades indígenas y ante los fami-
liares de las víctimas. Masacre que es la causa directa y permanente
de nuestra recurrente movilización porque el Estado y los Gobiernos
sucesivos no han cumplido con su obligación de reparar a las vícti-
mas y garantizar los derechos fundamentales de nuestros pueblos.

El asesinato de Lorenzo Largo Dagua en la finca la Emperatriz se


suma al de Belisario Camayo caído en la hacienda el Japio el día 10
de noviembre del 2005 y al de Pedro Poscué caído en la María
Piendamó el día 16 de mayo del 2006 todos asesinados por miem-
bros de las fuerzas públicas del Estado Colombiano.

De acuerdo con las estimaciones del propio Gobierno y de sus


instituciones especializadas en temas agrarios (INCODER), son
218.000 hectáreas las que se requieren de inmediato para respon-
der a los derechos y suplir las necesidades básicas de los pueblos
indígenas del Cauca. 218.000 hectáreas de déficit que nos conde-
nan al hambre y a la muerte y nos obligan a movilizarnos y a lu-
char para sobrevivir. 218.000 hectáreas que son nuestras y deben
hacerse realidad de inmediato en los términos y según los procedi-
mientos que hemos propuesto y exigido sin otra respuesta que la
represión, la exclusión y la mentira.

Históricamente las justas luchas de los Pueblos Indígenas por la tie-


rra, el respeto al territorio y la exigencia de los derechos han sido
ahogadas en sangre por los gobiernos de turno.

En este orden, sobre los últimos hechos responsabilizamos al régi-


men de Álvaro Uribe Vélez y al gobernador del Cauca Juan José
Chaux Mosquera como autores intelectuales y a la Policía Nacional
como autores materiales en los asesinatos de Belisario Camayo, Pe-

109
Eduardo Andrés Sandoval Forero

dro Poscué y Lorenzo Largo Dagua. Hemos denunciado de manera


pública y pacífica la ilegitimidad del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez
y su desprecio por la vida y los derechos de nuestros pueblos. Hoy,
la muerte de nuestro hermano Lorenzo Largo Dagua ratifica la vali-
dez de nuestra denuncia.

La verdadera autoridad se basa en el respeto merecido. Un Gobier-


no que hace leyes contra su pueblo, que entrega la soberanía y la
autonomía, que tiene como prioridad la defensa y promoción del en-
riquecimiento de grandes grupos económicos, que incumple con sus
obligaciones y miente aseverando que cumple, que no asume la res-
ponsabilidad que le corresponde por su colusión con el narcotráfico,
el paramilitarismo y con crímenes horrendos y recurrentes y que ahora
ordena el asesinato de nuestro hermano, ha perdido su autoridad.

El poder, para nosotros los Nasa, se sostiene sobre la legitimidad.


Quien pretende ejercer el poder abusando de la fuerza, lo ha perdi-
do y no lo merece. El Gobierno que asesina a nuestros hermanos y
que utiliza la fuerza del Estado para sembrar el terror, defender privi-
legios y derramar la sangre de quienes defienden en paz sus legíti-
mos derechos, no merece el poder que detenta y por eso se escuda
en la represión.

En este contexto de muerte instaurado en Colombia, le decimos al


país y al mundo desde nuestro dolor sereno y ancestral que este
Gobierno no nos representa y nos persigue. Reclamamos y llama-
mos a los gobiernos del mundo para que se abstengan de hacerse
cómplices por apoyar diplomática, política y económicamente al ré-
gimen que preside Alvaro Uribe Vélez que sólo ha traído muerte,
persecución y desconocimiento de derechos para los pueblos. Múlti-
ples hechos, evidencias graves y testimonios irrefutables a los que se
suma el asesinato de nuestros hermanos dan fe de lo que asegura-
mos. Apoyar al Gobierno de Colombia y hacer acuerdos con quie-
nes lo presiden es respaldar a un régimen ilegítimo y criminal y ha-
cerse cómplices de sus delitos.

Lorenzo Largo Dagua ha dado la vida para que se haga justicia,


para que la Madre Tierra sea Liberada. No descansaremos hasta
cuando el llamado que reclama su muerte sea escuchado y la vida

110
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

derrote a la muerte y a la injusticia a que nos somete un régimen que


no representa al pueblo al que somete.

CRIC responsabiliza al gobierno por la muerte de


uno de sus comuneros

SIEC. Actualidad Étnica, 15/12/


2007. Autoridades indígenas del
Cauca informaron que el día viernes
falleció Lorenzo Largo Dagua, comu-
nero nasa en era Guardia Indígena,
originario del resguardo de Tacueyó,
municipio de Toribio, quien llevaba
varios días en cuidados intensivos;
“tras haber sufrido un impacto de
arma de fuego disparada por el
ESMAD, en la vía Caloto – Corinto,
el 29 de noviembre, cuando las co-
munidades indígenas del norte del
Cauca realizaban acciones de Liberación de La Madre Tierra”, de-
nunció el Consejo Regional Indígena del Cauca.

La Consejería Mayor CRIC, lamentó la muerte del comunero y re-


procho que las acciones de la fuerza pública que condujeron a la
muerte de Lorenzo. “Llevamos condolencias a la familia de Lorenzo
Largo Dagua con un mensaje de solidaridad para toda la comuni-
dad de origen, así como para sus autoridades tradicionales en el
resguardo de Tacueyó, al considerar que esta partida forzada por la
infamia es una pérdida irreparable para el pueblos Nasa y para los
procesos organizativos del departamento del Cauca”, manifestaron
las autoridades del CRIC.

Para los pueblos indígenas y sus autoridades tradicionales la muerte


de Lorenzo Largo Dagua es responsabilidad directa del gobierno
departamental y nacional. “Del primero por las calumnias del go-
bernador Juan José Chaux, proferidas contra los pueblos indígenas,
las cuales incitaron la acción violenta y desmedida del Escuadrón
Móvil Antidisturbios de la Policía, Esmad, contra la comunidad mo-

111
Eduardo Andrés Sandoval Forero

vilizada, y dos, por la política de seguridad democrática del presi-


dente Uribe que responde con acciones militares cuando se reclama
cumplimiento de sus compromisos” indicó la Consejería mayor del
CRIC.

La Muerte de Lorenzo Largo Dagua, “aumenta el número de vícti-


mas producto de la masacre del Nilo sucedida el 15 de diciembre de
1991. Por dicha masacre el gobierno nacional firmó un Convenio el
16 de diciembre del mismo año para realizarse en tres años con el
objetivo de resarcir el daño causado al pueblo nasa del norte del
Cauca, compromiso que no ha sido cumplido aún y que es una de
las causas por las cuales las comunidades indígenas se movilizan
con frecuencia”, señalaron las Autoridades Indígenas del Cauca.

Finalmente la Consejería mayor del Cric evoca a Lorenzo Largo


Dagua como “ejemplo de Dignidad y Resistencia. Lorenzo Largo
Dagua: Semilla para la Liberación de La Madre Tierra. Lorenzo Lar-
go Dagua: Los pueblos indígenas del Cauca, acompañaremos tu
retorno al seno de la Madre Tierra”.

Comunicado Consejo Regional Indígena del Cauca


(CRIC)

SIEC. Actualidad Étnica, Cauca,


12/12/2007. Con mentiras, señala-
mientos y excesivo uso de la fuerza se
expresa la política oficial del país, sien-
do el Cauca donde tiene su reflejo más
eficiente, así lo demuestran las respues-
tas institucionales a las acciones de Li-
beración de La Madre Tierra en dife-
rentes municipios y las declaraciones
del gobernador del Cauca a través de
diferentes medios de comunicación, en
especial en la entrevista concedida al
Periódico El Liberal de la ciudad de
Popayán y publicada el domingo 9 de diciembre de 2007, en don-
de, con cifras amañadas dice haber cumplido compromisos e insiste

112
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

en señalar que la guerrilla está integrada por indígenas o que las


movilizaciones se realizan para esconder problemas del narcotráfico.

Producto de esta política ayer en La María Piendamó, 11 de diciem-


bre, 90 comuneros del pueblo Guambiano, que hacen presencia en
la Finca La Macarena, fueron visitados a las 5 de la mañana del día
11 de los presentes, por más de 300 ESMAD y 50 efectivos de la
policía nacional provenientes, al parecer, de la ciudad de Popayán,
situación por la cual los comuneros abandonaron momentáneamente
la finca reclamada, recordando que esta acción la están realizando
para denunciar que las instituciones han inventado trabas jurídicas
inconstitucionales, como la del Plan de Ordenamiento Territorial
emitido por el Consejo municipal de Piendamó en el año 2003,
donde prohíbe la venta de tierras para comunidades indígenas, con-
trariando las aspiraciones y reclamaciones de la comunidad indíge-
na guambiana y a la voluntad de algunos propietarios de vender sus
predios a esta comunidad.

Días anteriores, la comunidad había denunciado la detención irre-


gular realizada por la fuerza pública, la cual se hacía acompañar de
una persona cubierta con pasamontañas y que decía ser guerrillera.
Según versiones, la policía ingreso a la propiedad colectiva del pue-
blo guambiano, vestida de civil, y solo después de allanar una casa,
interrogar a las personas que laboraban en una Minga, y se llevaran
detenidos a dos jóvenes indígenas, se pusieron chalecos del B2. Los
comuneros fueron dejados en libertad, pues no se encontró merito
para judicializarlos.

Por otra parte el día 7 de diciembre pasado, después de arremeter


con violencia y haciendo uso de gases, armas de fuego y explosivos,
contra la comunidad que se encuentra en la finca La Perla, situada
en el municipio de Silvia, la fuerza pública, con maltratados físicos, y
afectando la dignidad de las personas, retuvo a 5 guardias indíge-
nas, en una acción policial que se desarrolló fuera del sitio donde la
comunidad Nasa de Tierradentro, desplazada por el volcán Nevado
del Huila desde hace más de 6 meses, está haciendo presencia para
reclamar del Estado protección de sus derechos. Los indígenas, que
finalmente fueron dejados en libertad, habían sido sindicados de
secuestro, lo cual fue desmentido en la audiencia judicial.

113
Eduardo Andrés Sandoval Forero

Un hecho, en apariencia aislado, fue denunciado por un guardia


indígena del CRIC, quien observó la noche del domingo 9 de los
presentes como un carro azul de vidrios polarizados y sin placas se
parqueó a unos 30 metros de la sede indígena en Popayán. Indicó
que a eso de la una de la mañana un individuo con gafas oscuras y
gorro se bajo del auto y se acercó en actitud sospechosa a la edifica-
ción por lo cual el guardia activo la alarma. El sujeto volvió al auto
rápidamente y 15 minutos después prendió el auto y tranquilamente
se alejó. Llama la atención que nadie acudió al alerta del sirena,
siendo que a no más de 200 metros está establecida una estación de
policía.

Para el Parlamento Indígena Popular, todos los hechos narrados son


producto de las indicaciones que entregan los mandatarios en las
ordenes que dan al personal encargado de la seguridad ciudadana,
bien sea en sus discursos institucionales o en las declaraciones de los
funcionarios ante los medios de comunicación, por lo tanto conside-
ramos que el Estado colombiano tiene alta responsabilidad en las
situaciones denunciadas; por lo cual reclamamos:

Del gobierno nacional y departamental acatamiento a sus obligacio-


nes constitucionales, así como del cumplimiento efectivo de los com-
promisos adquiridos con nuestras autoridades tradicionales median-
te convenios y contratos firmados desde hace más de 20 años.

De los organismos de control del Estado colombiano presten la vigi-


lancia debida sobre los funcionarios públicos, reclamando que cum-
plan con sus obligaciones constitucionales en materia de derechos
humanos; actúen con neutralidad en todo tipo de situaciones, en
especial frente a los conflictos por la tierra, y que viabilicen los com-
promisos que tiene el Estado nacional con los pueblos indígenas del
Cauca.

De la comunidad internacional que observe de forma permanente


los procesos de Liberación de La Madre Tierra, demandando del
Gobierno colombiano evitar las discriminaciones y el racismo en sus
actuaciones y expresiones públicas, igualmente para que cumpla de
forma diligente y efectiva los compromisos adquiridos con la Comi-
sión Interamericana de los Derechos Humanos en 1998, para la re-

114
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

paración integral del pueblo Nasa del norte del Cauca que sufrió la
masacre del nilo perpetrada por narcotraficantes con participación
de agentes del Estado colombiano. Igualmente servir de facilitadores
hacia el cumplimiento de los acuerdos firmados por el Estado co-
lombiano, entre ellos los establecidos en el decreto presidencial 982
y el acuerdo de diciembre de 2005.

De la opinión pública y de los organismos nacionales e internacio-


nales de derechos humanos instar al Estado colombiano para que
detenga la política de señalamientos, detenciones y judicializaciones
arbitrarias sobre comuneros y autoridades indígenas, exigiendo que
atienda las críticas formuladas a las leyes ambientales y otras que re-
cortan derechos fundamentales de los colombianos y para que agilice
procedimientos que permitan brindar soluciones a la problemática
social y de tierras que viven las comunidades rurales del país en espe-
cial los pueblos indígenas.

De la Defensoría del Pueblo y de los organismos de derechos huma-


nos exigir que las instituciones de vigilancia e investigación respeten
los procedimientos legales, usen distintivos que eviten generar des-
confianza zozobra entre los pobladores, reclamando del estado na-
cional se garanticen los derechos humanos y fundamentales de las
autoridades y líderes, así como de las comunidades indígenas en
general.

Parlamento Indígena Popular, 11 de Diciembre de 2007


Comunicado No.16.

Acciones encubiertas de
organismos del Estado
contra indígenas del Cauca

SIEC-Actualidad Étnica, Popayán/


Cauca, 07/12/2007. El Consejo Regional
Indígena del Cauca, CRIC, denunció que el
Estado colombiano ataca procesos de libe-
ración de la Madre Tierra con acciones en-
cubiertas y el uso de la fuerza armada. “De

115
Eduardo Andrés Sandoval Forero

acuerdo con las determinaciones adoptadas por el gobierno nacio-


nal de reprimir a toda costa las acciones de exigibilidad que los pue-
blos en el Cauca venimos realizando, los miembros de la fuerza pú-
blica y los cuerpos de seguridad del Estado han actuado
extralimitando sus facultades y sin observar el debido proceso” ex-
presaron las autoridades indígenas.

La denuncia la hicieron luego que las comunidades indígenas de la


región –Algunas de ellas afectadas por la erupción del Volcán Neva-
do del Huila– se concentran en predios de la Finca la Perla, munici-
pio de Silvia para exigir al gobierno nacional que cumpla con los
acuerdos pactados y fueran agredidos por la fuerza publica. El CRIC
manifiesta que hay una acción encubierta por parte del Estado con-
tra el Proceso de Liberación de la Madre Tierra y contra todas sus
justas acciones de exigibilidad al gobierno para que cumpla con sus
obligaciones y acuerdos pactados.

Las autoridades indígenas denuncian una fuerte represión contra


sus líderes y actos de seguimiento contra varios comuneros por par-
te de sujetos sospechosos que hacen averiguaciones sin identificar-
se. “Más grave si se tiene en cuenta que al hospital donde se encuen-
tra el comunero herido, llegan dos sujetos indagando a sus familia-
res sobre cómo y dónde había resultado herido el comunero Loren-
zo, dónde se estaban quedando en Cali. Los desconocidos nunca
dijeron quiénes eran ni a que institución pertenecían y sin dar expli-
caciones se marcharon del hospital”, manifestaron las autoriddes

La comunidad indígena del Cauca se encuentra muy preocupada


por estos hechos y exigen respeto a la vida y que se les garantice sus
derechos y el libre desarrollo de sus rituales de Liberación de la Ma-
dre Tierra.

Actos represivos contra comuneros indígenas, denunciados


por el CRIC

• El día 4 de diciembre del presente año, personal vestido de civil,


y una mujer encapuchada, ingresaron de forma irregular a la
propiedad colectiva de la comunidad Guambiana de La María
Piendamó, interrumpieron una minga y allanaron una casa, lle-

116
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

vándose a dos comuneros. Después de realizada la acción se


colocaron chalecos azules, mostrando que eran agentes del CTI,
que, según se dijo, actuaban con una guerrillera infiltrada.

• El día 2 de diciembre del año 2007, en el área urbana de Mora-


les, cinco (5) sujetos, dos de ellos armados, que se movilizaban
en una camioneta de color blanco, tipo cuatro puertas, llegaron a
las oficinas del Cabildo y preguntaron por su gobernador, al soli-
citarle cual era el motivo y para que lo necesitaban, uno de los
sujetos se identifico con el nombre de Ever Sarria propietario del
predio la Sierra quien con lista en mano manifestó que andaban
buscando a los comuneros: Irmo Ordoñez, Yolanda Guacheta,
Rober Guacheta, Juan Antonio Velasco, Francisco Zambrano,
Lisbet Orozco y Santiago Pajoy a quienes acusó de ser los pro-
motores de las tomas de tierras. Finalmente y en tono desafiante
y amenazante reiteró que estaba aliado con la propietaria de la
finca la Marqueza y que no iban a permitir que le robaran la
tierra.

• El día 6 de diciembre de manera violenta la fuerza pública arre-


metió contra la comunidad y retuvo a 5 miembros de la Guardia
Indígena, quienes responden a los nombres de: Miguel Ángel Peña,
Yamid Hernando Pechene, Rafael Antonio Cuene, Carlos An-
drés Calambás y Sandra Patricia Campo, algunos de ellos de
Tierradentro, desplazados por la erupción del volcán nevado del
Huila. Ellos –según el CRIC- fueron exhibidos y golpeados bru-
talmente por los militares en el parque central de Silvia y luego
fueron judicializados.

De otra parte la comunidad Nasa que hace presencia en la finca La


Balsa de Itaibe Páez, informó a la Organización Indígena departa-
mental que los funcionarios: Deisy Medina, secretaria de gobierno;
Eliana Álvarez, comisaria de familia; Jesús Tejada, inspector de po-
licía y Manuel Montilla, personero de Páez, llegaron hasta donde los
nativos se concentran y amenazaron con la acción violenta de la
fuerza pública si los indígenas no abandonan el predio.

La Consejería Mayor del CRIC, denunció graves atropellos por par-


te de la fuerza pública a sus comunidades. A los ya conocidos hechos

117
Eduardo Andrés Sandoval Forero

donde las autoridades indígenas denunciaron ataques de la fuerza


pública; disparando armas de fuego contra sus comunidades y en
donde resultaron heridos cuatro personas, uno de ellos de suma gra-
vedad, se suman detenciones de varios comuneros, líderes regionales
y miembros de la guardia indígena por efectivos de la fuerza pública
sin previa orden judicial.

Por estos hechos y todos los que han ocurrido en los últimos días el
Parlamento indígena denuncia “estas situaciones vividas por los pue-
blos en resistencia, donde la represión militar es la respuesta del go-
bierno nacional a nuestras justas exigencias. No obstante de estas
dramáticas situaciones las comunidades indígenas ratificamos nues-
tra firme decisión continuar las acciones de exigibilidad programa-
das y convocadas por las comunidades y autoridades espirituales
bajo la indicación de realizar Rituales de Liberación de la Madre
Tierra y la continuidad de la Sesión del Parlamento Indígena y Po-
pular”.

El Consejo Regional Indígena del Cauca, reitera su preocupación


por los procedimientos velados del Estado colombiano y por el uso
exagerado de la fuerza para reprimir las exigencias de las comunida-
des. Alertan a los organismos humanitarios de carácter nacional e
internacional, a los gobiernos democráticos y todas las instituciones
defensoras de los derechos humanos, por el trato recibido en el pro-
ceso de Liberación de La Madre Tierra. Así como por los señala-
mientos racistas e irresponsables que hacen los voceros institucionales
para referirse a los procesos indígena y se exija la libertad inmediata
de los detenidos políticos que reclaman garantía al derecho a la tie-
rra, a los derechos fundamentales y a los acuerdos incumplidos por
más de 20 años.

“Fuerza Pública irrumpe en territorio indígena


intimidando y agrediendo a sus comuneros”

SIEC-Actualidad Étnica, Silvia/Cauca, 05/12/2007. Otro ata-


que de la fuerza de la fuerza pública a indígenas que adelantan Pro-
ceso de Liberación de la Madre Tierra, denuncio el Consejo Territo-
rial de Autoridades Indígenas del Oriente Caucano, COTAINDOC.

118
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

En un comunicado reciente las autori-


dades indígenas del Oriente Caucano
denunciaron que “el día 3 de diciem-
bre ingresaron, a su territorio, por lo
menos 100 efectivos del ESMAD en
conjunto con la policía arrojando gas
y disparando con las armas de dota-
ción Oficial, igualmente intimidando
con amenazas verbales muy graves
como: A ustedes lo único que les cabe
es plomo o quieren que les partan el
culo con motosierra como lo que hici-
mos en el Naya”.

Los hechos sucedieron en predios de la Hacienda Ambaló de la


Familia Estela, donde comunidades del pueblo nasa se manifesta-
ban por “el incumplimiento y las mentiras de los gobiernos para
atender la Emergencia Social, Cultural, Territorial y Económica de
los Pueblos Indígenas planteados en el decreto 982 para el departa-
mento del Cauca; la negación a la emergencia por la erupción del
Volcán Nevado del Huila y la falta de presupuesto para la recons-
trucción integral de Tierradentro por parte de la entidad Nasa Kiwe”,
manifestaron las comunidades del Pueblo Nasa procedentes de la
región de Tierradentro.

Las autoridades indígenas manifestaron que se han visto en la nece-


sidad de manifestarse para exigir la atención del gobierno local, de-
partamental y nacional desde el ejercicio del reencuentro por la Li-
beración de la Madre tierra.

Los cerca de 400 comuneros nasas de los resguardos de Huila, San


José, Yaquiva, San Andrés, Santa Rosa y Belalcazar, acompañados
por las comunidades de La Gaitana Pueblo Nuevo, Quichaya, Pitayo
y Ambaló, en cabeza de sus autoridades afirmaron que siguen resis-
tiendo a pesar de los violentos ataques que han recibido por parte
del ESMAD desde el 30 de noviembre pasado cuando se manifesta-
ron al respecto. “Desde ese día el Escuadrón Móvil Antidisturbios de
la Policía Nacional, ESMAD atacaron indiscriminadamente con Ga-
ses Lacrimógenos a Hombres, Mujeres, niños y mayores que se en-

119
Eduardo Andrés Sandoval Forero

contraba en el Ritual de liberación, donde gracias a la protección de


la Guardia Indígena no hubo hechos que lamentar”, Denunció el
COTAINDOC.

Las autoridades indígenas de esta región se preguntan qué clase de


personas hacen parte de las Fuerzas de seguridad del Estado que
siguen colocando en riesgo la integridad física y la vida de los secto-
res vulnerados que reclaman sus derechos.

El Consejo Territorial de Autoridades Indígenas del Oriente Caucano


rechaza y condena las acciones de la fuerza pública llevada a cabo
en el Resguardo Indígena de Jebalá; “donde la semana pasada fue-
ron detenidas arbitrariamente las autoridades tradicionales Manuel
Santos Osa y Arcecio Yunda del Cabildo Nasa de Jebalá, los cuales
fueron torturados psicológica y físicamente”.

En el mismo sentido las Autoridades indígenas se pronunciaron frente


a “la detención arbitraria e infundada de los comuneros: Luis Felipe
Yalanda y el menor James Ulluné Tenebuel, los cuales fueron obli-
gados a declararse como colaboradores de la guerrilla por parte
miembros del Ejército nacional del Batallón José Hilario López en la
mañana del día 3 de diciembre de 2007”.

Por todas estas acciones la Consejería mayor del COTAINDOC re-


chaza y exige seriedad del Gobierno frente al cumplimiento de los
acuerdos firmados con los Pueblos Indígenas del Cauca y demás
sectores sociales, al tiempo que alerta a la sociedad nacional e Inter-
nacional, a organismos de Derechos Humanos y demás sectores
afectados por las políticas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez a estar
pendientes y prestos a atender la situación que pueda acontecer en
este ejercicio de exigibilidad de los pueblos indígenas del Cauca y
así responsabilizar al gobierno departamental y nacional de los atro-
pellos que pueda cometer.

Finalmente ratificaron que “la unidad y la organización es la única


opción para exigir nuestros derechos como Pueblos Originarios. Los
principios fundamentales del Derecho a la Vida, a la Integridad a la
pervivencia y Autodeterminación de los Pueblos Indígenas son ele-
mentos que se deben tener en cuenta en las diferentes sesiones de

120
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

discusión y análisis del Parlamento Indígena por ser considerado


como un organismo máximo para direccionar políticas y legislar desde
el derecho Propio el ejercicio autónomo de los pueblos indígenas
de Cauca y de Colombia.

Las autoridades indígenas se pronunciaron en contra de cualquier


acto de violencia; venga de donde venga, porque preservar la vida y
respetarla es deber de todo ser humano y no destruirla. Condenaron
los actos violentos de los actores armados que en nombre de una
ideología violan los Derechos Humanos y atentan contra la integri-
dad de la persona. Y solicitaron al Parlamento Indígena que actué
como ente supervisor para que se garantice el respeto, la media-
ción, el diálogo con el gobierno nacional sobre las acciones de atro-
pellos por parte de la Fuerza Pública en territorios indígenas.

El mundo es ancho y ajeno


Por: Cabildo Cerro Tijeras

Actualidad Étnica, Cauca, 26/11/


2007. Dicen los mayores que un indio
sin tierra no es indio. Dice la historia que
de La Gaitana a Quintín Lame los indí-
genas hemos tenido que pelear por nues-
tros derechos. Dicen los espíritus que la
fortaleza está en la acción soportada en
la prudente palabra. Dicen los hechos
que aquí y allá nos siguen violentando,
despojando e incumpliendo por eso, los
Pueblos Indígenas del Cauca, las Nacio-
nes Originarias de Colombia, no cejamos
en nuestra meta de liberar a la madre tierra. Liberarla de aquellos
que dicen ser sus dueños sin saber siquiera que la tierra no le perte-
nece a nadie, se pertenece a si misma.

A nosotros nos fue encomendada la tarea de cuidarla, es así como


respondiendo a la directriz del Consejo Regional Indígena del Cauca,
los Nasa enarbolamos los bordones de mando y caminamos decidi-

121
Eduardo Andrés Sandoval Forero

mos a liberar a la Madre Tierra que debe retornar a sus guardianes


originales. Este mandato del CRIC fue reafirmado en el recién insta-
lado Parlamento Indígena Popular que insta no solo a las comunida-
des indígenas sino a todas en general a que caminemos en pos del
mismo propósito, tal como viene ocurriendo con los resguardos de
Munchique Los Tigres, Quizgó, Jevalá y Polindorá, Paleterá, Hue-
llas, Poblazón, así como en Pitalito y San José de Itsnos.

El Cabildo Indígena de Cerro Tijeras siente el vibrar de la tierra y por


eso estamos liberando también las fincas La Carolina y El Canadá
(municipio de Suárez) que fueron adquiridas en condiciones bastan-
te ventajosas por parte de la empresa Cartón de Colombia, que con
dinero en mano viene comprando tierras por doquier y desplazando
a familias y comunidades enteras, a la usanza de los terratenientes.
Por eso estamos aquí, dispuestos a permanecer en las tierras que
años atrás producían comida para muchas familias. Al igual que
ella, otras tantas empresas hacen lo propio movidas por la fiebre
minera que está sumiendo en la miseria infinita a las poblaciones.

Ante el incumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno na-


cional para con los indígenas, las acciones de hecho son nuestra
única salida. Desde ya le exigimos al gobierno y a las fuerzas milita-
res y de policía que no recurran a su peligrosa y baja estrategia de
estigmatización y señalamientos. Desde ya les decimos que efectiva-
mente nuestras comunidades están infiltradas: por justas razones,
por valerosas mujeres, por la sangre derramada por otros tantos en
iguales luchas, por los niños que desde pequeños aprenden a pelear,
por los espíritus del bosque que saben de nuestro sufrir, por los mé-
dicos tradicionales que no paran de mambear, por las y los mayores
que nos han marcado el camino, por los jóvenes que quieren poder
ser en la tierra que los vio nacer.

Todos somos indios. Esta pelea no es tan solo por nosotros. A cada
cual nos han despojado o lo están haciendo de nuestros más precia-
dos bienes. Es hora de que nos levantemos hasta recuperar lo hurta-
do, debemos romper el miedo.

Cabildo Indígena Cerro Tijeras

122
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Pensar con el corazón: Parlamento Indígena


y Popular en el Cauca

Por: Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC)

Actualidad Étnica, La Maria,


Piendamo-Cauca, 23/11/2007. Con
la participación de delegaciones oficia-
les provenientes de ocho zonas Indíge-
nas del Departamento del Cauca y la
presencia del Senador Indígena Jesús
Enrique Piñacue Achicue, el Ex constitu-
yente Alfonso Peña Chepe y delegados
de organizaciones sociales como el CIMA,
Universidad Nacional y de Derechos Hu-
manos, entre ella la Fundación Minga y
NOMADEC, se dio inicio al Parlamento
Indígena Popular el día 23 de noviembre
del presente año en el Territorio de Con-
vivencia Dialogo y Negociación de la María, Municipio de Piendamo.

Los delegados ingresaron al recinto a través del camino simbólico


construido por la guardia indígena.

Aprobada la agenda de trabajo tanto el gobernador del territorio


indígena de la Maria, como la Consejería Mayor del CRIC, dieron la
bienvenida a los Parlamentarios Indígenas y Populares quienes a
nombre de sus territorios y organizaciones, saludaron el evento y con
la exposición de Gabriel Pavi, Indígena Nasa, se abordo el tema del
derecho propio, recordando la importancia de la relación Comuni-
dad - Madre Naturaleza, del pensar con el corazón, entender el terri-
torio, trabajar por la armonía y el equilibrio en perspectiva de la con-
vivencia, en ultimas de entender la relación con los espíritus, la ley de
origen y el derecho mayor.

De acuerdo con los informes el parlamento definió:

Enviar un saludo de solidaridad a los familiares de los secuestrados


ante la lamentable decisión del gobierno nacional de romper de for-

123
Eduardo Andrés Sandoval Forero

ma unilateral el proceso de facilitación hacia un acuerdo humani-


tario.

De igual forma saludar el proceso de movilización de las mujeres


hacia la frontera con el Ecuador, deseando que sus iniciativas contri-
buyan con la paz que requiere el pueblo colombiano.

También el Parlamento manifestó su respaldo a las acciones de Li-


beración de la Madre Tierra, por ser una decisión comunitaria para
exigir el cumplimiento de los acuerdos que tiene el estado con los
Pueblos Indígenas, así como la plena garantía de los derechos histó-
ricos y constitucionales. En este sentido, el parlamento rechaza la
posición gubernamental de mantener una relación de fuerza ten-
diente a reprimir las comunidades movilizadas y confundir a la opi-
nión publica.

El Parlamento Indígena Popular se ratifica como un escenario de


análisis y construcción de un país para todos, y seguirá sesionando
en la búsqueda de propuestas donde el derecho propio contribuya
con el fortalecimiento de las luchas populares y la autonomía de las
regiones.

Parlamento Indígena Popular


Sesión del parlamento, 23 de Noviembre de 2007.
Comunicado No. 09

Nuevos actos de violencia y


medidas represivas contra
comunidades indígenas del
Norte del Cauca

SIEC- Actualidad Étnica, Santan-


der de Quilichao/ Cauca, 16/11/
2007. Con indignación y preocupación
Autoridades indígenas del Norte del
Cauca denunciaron una serie de atro-
pellos contra varios de sus líderes y co-
muneros. En hechos recientes fue dete-

124
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

nido, intimidado y amenazado el gobernador del Resguardo de Ca-


noas Marino Ulcué, quien luego de ser sometido a intimidaciones y
largos interrogatorios sobre las actividades de su comunidad y las
asambleas que allí se realizan fue dejado en libertad.

Una fuente indígena de la región informó a Actualidad Étnica que la


presencia militar es la medida más acertada que ha impuesto el go-
bierno. Claro está que la arremetida militar es para intimidar y vigilar
a los comuneros; “los militares protegen permanentemente las fincas
de los grandes hacendados, mientras que a la población civil la man-
tienen asediada impidiendo su libre movilización”, manifestó.

De otra parte las comunidades se sienten asediadas por sujetos sos-


pechosos que tratan de sacar información de las actividades y pla-
nes que las organizaciones adelantan para la liberación de la Madre
Tierra. La fuente indicó que se adelanta un plan malsano para pre-
sionar a la gente que no obedezca órdenes de los cabildos y autori-
dades tradicionales y se maneja toda una estrategia de desinformación
para generar confusión en las comunidades. Sin embargo las comu-
nidades, autoridades y guardia indígena se mantiene en pie de lu-
cha por sus derechos y por su territorio que es lo que les alienta a
continuar los procesos de resistencia y organización.

La Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN,


expresa su rechazo y preocupación por estos nuevos hechos de vio-
lencia y actos represivos. Reclaman justicia para una serie de actos
de violencia que atentan contra los Derechos Humanos y la digni-
dad de sus comuneros. “De las denuncias que hemos hecho como
el asesinato de José Clímaco Chocué Camayo, gobernador suplente
del Cabildo Indígena de Guadualito y el comunero Yhon Beiman
Basto Tenorio, otra serie de retenciones y el asesinato del sacerdote
Álvaro Ulcué siguen en completa impunidad”, Manifestó Ezequiel
Vitonas, presidente de ACIN.

El dirigente indígena dijo que ya se están adelantando gestiones para


denunciar la detención de Marino Ulcué ante la Personería munici-
pal de Santander de Quilichao y ante la Fiscalía respectivamente, se
mostró escéptico porque de otras denuncias que hechas, anterior-
mente, no han obtenido respuesta alguna.

125
Eduardo Andrés Sandoval Forero

El pronunciamiento de las Autoridades Indígenas se dio luego que el


pasado 13 de noviembre en horas de la tarde, “a solo dos (2) cua-
dras de la estación de policía fue retenido el gobernador indígena
del Cabildo del resguardo de Canoas, comunero Marino Ulcué, por
tres sujetos vestidos de civil, que portaban armas automáticas de
uso privativo de las fuerzas militares (ametralladoras mini-uzi)”, de-
nunció la ACIN.

El comunero fue presionado para que explicará qué están haciendo


los indígenas para la retoma de las fincas. Hecho que según las Au-
toridades Indígenas vulnera el proceso organizativo del movimiento
indígena del Cauca, ya que allí el acceso a tierras se ha convertido
en un calvario para campesinos e indígenas. Y más preocupante si
se tiene en cuenta las advertencias que los sujetos que detuvieron al
comunero le hicieron al repacto que “si lo veían en las recuperacio-
nes de tierra lo asesinarían”.

“Es preocupante que esta situación se haya presentado bajo estas


circunstancias con nuestra autoridad tradicional, máxime si tenemos
en cuenta que se dio en pleno centro de la ciudad, a escasas dos
cuadras de una estación de policía y en uno de los municipios más
militarizados y con fuertes retenes de control policial en las entradas
y salidas del área urbana”, denunció la Asociación de Cabildos Indí-
genas del Norte del Cauca, ACIN.

Según las Autoridades indígenas este hecho se une a los múltiples


acontecimientos de atropellos que están ocurriendo en la región con-
tra sus comunidades. Una fuente de la región del Norte del Cauca
advirtió que las denominadas Águilas Negras se mueven libremente
en esta región, poniendo en riego la tranquilidad y seguridad de las
comunidades indígenas y sin que el Estado colombiano actué al res-
pecto.

Hechos recientes denunciados por las Autoridades


Indígenas del Norte del Cauca

• El día 20 de septiembre de 2007 en el resguardo indígena de


Jambaló, fueron capturados por miembros de la fuerza pública
los comuneros Jesús Adán Tróchez, José Martínez Ortiz, Edil Ortiz

126
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Dagua, Jaime Ipia Cuetia a quienes de manera infundada los


acusaron de ser subversivos pertenecientes a las FARC.

• El día 25 de septiembre del año 2007, en la vereda Bajo San


Francisco municipio de Santander de Quilichao Cauca, fueron
asesinados por sujetos desconocidos, el exgobernador y gober-
nador suplente del Cabildo indígena de Guadualito José Clímaco
Chocué Camayo y el comunero Yhon Beiman Basto tenorio.

• El día 05 de octubre en el sitio conocido como Tierra Amarilla


vereda Campo Alegre municipio de Miranda, fue asesinado por
sujetos desconocidos el presidente de la Junta de Acción Comu-
nal de la vereda Caraqueño y comunero del Cabildo indígena de
la Cilia la Calera, señor Carlos Burbano Mera.

• El día 17 de octubre del año 2007 en el municipio de Tulúa Valle,


específicamente en la Estación de Policía la Marina, fueron rete-
nidos y registrados de forma arbitraria por miembros de la Policía
Nacional, los comuneros Eduardo Fredy Cuchillo gobernador
suplente del Cabildo Indígena de Tacueyó, Germán Campo coor-
dinador del programa de tierras de la Asociación de Cabildos
Indígenas del Norte del Cauca ACIN y Herney Lago conductor
del vehículo propiedad del Cabildo, a quienes acusaron de ser
personas sospechosas en la región. Los hechos se presentaron
cuando realizaban visitas a varias fincas ofertadas para compra
al Cabildo de Tacueyó.

• El día 30 de octubre del 2007, en la vereda Santa Lucia resguar-


do indígena de Munchique los Tigres municipio de Santander de
Quilichao, fue retenido de manera arbitraria por miembros de la
Policía Nacional el comunero Libardo Menza, a quien sindicaron
falsamente de ser miliciano de las FARC. Al no encontrarle nin-
gún antecedente, pues es persona trabajadora y de bien, fue de-
jado en libertad en la Estación de Policía Santander.

Autoridades indígenas consideran que estos hechos son materia de


preocupación tanto para ellos como para la comunidad en general,
máxime si se tiene en cuenta que la región ha sido golpeada por
diferentes actos de violencia que se encuentran en la más completa

127
Eduardo Andrés Sandoval Forero

impunidad. Contrario a esto, se incrementa la militarización en la


zona. “Por otro lado, resalta el hecho de que estas situaciones se
presenten cuando las comunidades en cabeza de las autoridades
tradicionales de la región, hayan nuevamente decidido ante el in-
cumplimiento del gobierno nacional, reanudar las acciones de
exigibilidad durante estos meses, tendientes a que el gobierno cum-
pla con los compromisos y convenios adquiridos con las comunida-
des indígenas” explicaron las Autoridades Indígenas.

Autoridades indígenas de la región hicieron un llamado a sus co-


munidades a permanecer en estado de máxima alerta e informar de
cualquier situación que se presente.

Llamado de las Autoridades tradicionales del cauca al go-


bierno nacional y a la sociedad civil

“Llamamos al gobierno nacional para que facilite los aspectos nece-


sarios y pertinentes que permita el acceso a la tierra y la satisfacción
de las necesidades básicas de indios, negros, campesinos y trabaja-
dores. Convocamos el apoyo y acompañamiento permanente de
organismos garantes y defensores de los derechos humanos nacio-
nales e internacionales en la región. Llamamos la solidaridad de los
pueblos indígenas de Colombia y el mundo para que tengan los ojos
y oídos puestos y nos acompañen en la posición y acciones de resis-
tencia por la defensa de la vida que adelantamos los pueblos en el
Cauca”.

Asamblea en territorios indígenas del Cauca

Por: Consejería mayor CRIC

Popayán, 26/10/2007. En el Cauca la coyuntura de elecciones


marca una dinámica que aumenta la amenaza para población civil y
coloca en alto riesgo tanto a los candidatos a las alcaldías municipa-
les como a quienes han sido avalados para conformar las listas a
Concejos y Asambleas departamentales. Tres situaciones claramente
identificadas en esta coyuntura hacen parte de la agenda social en el
Cauca para hacerle seguimiento y evitar su continuidad:

128
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

1° La corrupción del sistema elec-


toral. El Cauca sigue siendo una zona
liberada para los controles de la demo-
cracia; aquí los varones electorales cuen-
tan con altas formas de clientelismo; la
institucionalidad marca los niveles de pre-
sión o chantaje a través de la promesa
de empleo para limitar la conciencia po-
lítica; otro fenómeno es el hábito del
conteo amañado, con altos niveles de
eficacia, que no permite el ingreso a las
corporaciones y administraciones públicas de fuerzas renovado-
ras de la política (la máxima de quien escruta gana en este depar-
tamento es una verdad de a puño).

2° Las amenazas. Gustavo Mejía, Líder popular del norte del


Cauca, quien contribuyó a la creación del CRIC en 1971, y quien
gozaba del apoyo popular como firme aspirante a la Cámara por
el MRL, fue asesinado en 1973. Desde esa época, ser candidato
alternativo y apoyar los procesos sociales, se ha considerado una
mezcla peligrosa contra los poderes autoritarios. Hoy, esta mez-
cla sigue causando escozor, tanto en las líneas tradicionales como
en los grupos políticos de extrema, razón por la cual siguen apa-
reciendo panfletos amenazantes provenientes del paramilitarismo
y de la guerrilla o voces irresponsables desde las instituciones
contra personas o movimientos que han asumido procesos elec-
torales. Los asesinatos del candidato a la alcaldía de Morales y
del ex presidente de la Asamblea departamental en Corinto mar-
can el riesgo que vive el proceso electoral en el Cauca.

3° Falta de garantías para sufragar. Son muchas las zonas apar-


tadas de los cascos urbanos, donde los grupos armados amena-
zan con quemar las urnas; razón por la cual las administraciones
municipales, en vez de fortalecer los niveles civiles de garantía,
piden el ingreso de la fuerza pública, situación que no aminora el
conflicto sino que lo activa, o, trasladan los puestos de votación
para sitios cercanos a las cabeceras municipales, situación que
limita la participación popular que acompaña las candidaturas
alternativas.

129
Eduardo Andrés Sandoval Forero

En la actual coyuntura electoral, asumiendo las indicaciones y man-


datos provenientes de los congresos indígenas y juntas directivas re-
gionales de cabildos, recomendamos:

a) Continuar nuestros procesos de asambleas permanentes.


b) Asumir el control territorial y exigir de las instituciones del Esta-
do, en especial de las instituciones civiles, coordinar con los ca-
bildos las acciones tendientes al buen desarrollo de la jornada
electoral.
c) Activar el control de las zonas de votación, a través de acciones
propias de la guardia indígena y otras formas de protección tra-
dicional de nuestras comunidades.

Finalmente, como Consejería Mayor del Consejo Regional Indígena


el Cauca, CRIC, invitamos a todas las personas integrantes y acom-
pañantes del proceso organizativo a asumir con responsabilidad y
altura la coyuntura electoral que culmina el 28 de octubre, para que
desde sus diferentes estructuras orgánicas y comunitarias, progra-
mas, cabildos y asociaciones acompañemos, promovamos, obser-
vemos y apoyemos la transparencia del proceso electoral, invitando
a que la gente brinde apoyo a sus candidatos, que en el caso indíge-
na fueron definidos en procesos propios y autónomos, avalados por
la Alianza Social Indígena.

Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC


Popayán, octubre 25 de 2007

“Nos movilizamos por la defensa de nuestro


territorio y la Madre Naturaleza”

SIEC- Actualidad Étnica, Bogotá, 08/08/2007. “Los pueblos


indígenas nos hemos identificado por la defensa a la vida, la defensa
a la autonomía territorial, por mantener sólida una autonomía cul-
tural y de justicia; y esa autonomía ha sido mal vista por el gobierno
y por sectores económicos, porque les impide controlar el país a sus
anchas. Por eso estamos aquí para movilizarnos y enarbolar nuestro
grito de esperanza y de reivindicación”, expresó el abogado indíge-
na Fernando Ortiz, para dar inicio a la movilización indígena que

130
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

convoco más de 1000 indígenas de di-


ferentes zonas del país.

Alicia Chocué líder indígena del Cauca


habló con Actualidad Étnica y explicó
que la movilización o Jornada por la
Dignidad de los Pueblos Indígenas y
Sectores Sociales convoca a la defensa
del territorio y la madre naturaleza.
“Nuestros recursos naturales; hídricos y
forestales se han ido vendiendo sin con-
sultarnos; gracias a las políticas de go-
bierno que permiten el ingreso a las mul-
tinacionales a nuestro territorios sin con-
sulta previa. Cuando nos damos de cuenta estos recursos los han
vendido y con el tiempo nos van a desterrar de nuestros territorios
ancestrales. Lo que buscamos con la movilización es visibilizar nues-
tras luchas y visibilizarnos como pueblos indígenas, que estamos pre-
sentes en el Cauca y en muchas regiones de Colombia como here-
deros ancestrales del territorio que nos pertenece. Y por otro lado
unirnos a sectores sociales y campesinos, para ir consolidando nues-
tro movimiento con miras a la gran movilización nacional a realizar-
se en noviembre de manera contundente”.

La jornada comenzó con un ritual tradicional de la cultura indígena,


que se desarrolló en el popular Chorro de Quevedo, por ser este un
sitio sagrado para los indígenas Muiscas, quienes lo consideran como
un sitio ancestralmente suyo. En el ritual se rindió tributo a la Madre
naturaleza y se ofrecieron ofrendas para reparar el daño que se le ha
hecho; contaminándola y destruyendo sus fuentes sagradas como el
agua y sus recursos forestales.

En lugar de los portentosos desfiles militares que la sociedad colom-


biana acostumbra ver en la conmemoración de sus fechas históri-
cas, el día de ayer lo que vimos marchar fue una caravana de más
de 1000 indígenas y un desfile de bastones de mando de la guardia
indígena del Cauca; las principales avenidas del centro de Bogotá se
convirtieron en un bonito espectáculo de protesta pacifica. Los dis-
cursos los fueron alternados las principales autoridades tradiciona-

131
Eduardo Andrés Sandoval Forero

les de las principales regionales del país. “Los bastones son la defen-
sa de nuestro mayores y nuestro hermanos porque ellos van absor-
biendo todas las malas energías que nos acechan. Pero también son
por excelencia el símbolo de apoyo a nuestra autoridad y a nuestro
proceso de reivindicación y de autonomía”, explicó uno de los Mamos
nasas tradicionales.

Para los bastones también hubo ritual de purificación. Una vez que
los bastones de mando liberan de malas energías a la comunidad
indígena, también, ellos deben ser liberados de toda influencia ne-
gativa para convertirse, nuevamente en elemento y símbolo de pro-
tección. Centenares de bastones fueron expuestos en el lugar donde
el Chorro de Quevedo ya no vierte sus fuentes para recibir un baño
tradicional con efusiones medicinales y la bendición de los Mamos,
quienes explicaron que este acto muestra simbólicamente que la
Pacha Mama también está protegida por sus hijos: aquellos que como
los indígenas valoran todo la riqueza del territorio y la naturaleza.

El Chorro de Quevedo es considerado por los indígenas como el


centro espiritual de gran connotación; para lo cual autoridades indí-
genas de varias regiones del país, bajo la dirección de Mamos
kankuamos y nasas, quienes coordinaron el ritual de la palabra dul-
ce: homenaje al Ayo, hoja de coca, considerada como la planta sa-
grada y representativa de la cultura indígena.

Paradójicamente el Chorro de Quevedo está seco. Las autoridades


indígenas consideran que es a causa de la profanación que se ha
hecho a la Pacha Mama, Madre tierra. Por eso ellos ofrecieron el
pagamento a los dioses del universo cósmico para evitar que llegue
el verano eterno a nuestro desolado mundo. “Un mundo arrasado y
avasallado por el gran capital que solo le interesa el poder económi-
co, sin importar el desangre de la naturaleza, ni las necesidades de
sus gentes”, expresó uno de los mamos.

Un Tewala y una autoridad tradicional del Cauca expresaron en su


lengua natal el motivo que les convoca a la movilización. El primero
de ellos dijo que gracias a estos espacios se logra la unidad y se
encamina el querer del pueblo indígena a exigir respeto por el terri-
torio y que por lo tanto lo que se haga debe ser para el bien de un

132
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

colectivo y no de pocos sectores particulares. Criticó la intromisión a


sus comunidades de actores externos, “que quieren desplazarnos y
desaparecernos; pero no hay porque temer la fortaleza espiritual
nos permite mantenernos unidos”, dijo. Por su parte el médico tradi-
cional expresó que “hay que armonizar con la naturaleza para estar
en paz con ella y se debe ofrendar al agua, la tierra, el aire, el fuego,
porque son elementos que hacen parte de la vida de los pueblos
indígenas”.

Terminado el acto simbólico de agradecimiento a la vida y a la ma-


dre naturaleza más de 1000 indígenas provenientes de muchas re-
giones se dieron la tarea de caminar la palabra y convertir las princi-
pales avenidas del centro de la ciudad en un desfile de autoridades
y guardia indígena para reclamar por sus derechos fundamentales
que el actual Congreso y gobierno desconoce. Nasas, paeces, guam-
bianos, yanacunas, emberas, kankuamos, awa entre otros empren-
dieron una marcha organizada pacíficamente desde la calle 3ª a la
avenida Jiménez hasta la carrera décima; de allí a la calle 26 y de
retorno por la carrera séptima hasta la Plaza de Bolívar.

Durante la movilización el movimiento indígena expreso su descon-


tento con un Congreso que, según ellos, no tiene la autoridad moral
para legislar en nombre del pueblo colombiano. “El pueblo colom-
biano ha sido oprimidos por las políticas de gobierno y macroeco-
nómicas que quieren silenciar nuestro grito de reivindicación y espe-
ranza; por lo tanto debemos enarbolar nuestros planes de vida y
pervivencia para liberarnos del yugo que nos subordina. Nuestro
llamado es al movimiento campesino, afrocolombiano, al movimiento
social, a los sectores agrarios marginados ya que somos los que va-
mos a sufrir el rigor del TLC y del Estatuto Rural; medidas adopta-
das para lesionar nuestra autonomía”, expresó un vocero de la
marcha.

El mamo kankuamo Rafael Cáceres en diálogo con Actualidad Étnica


expresó su voluntad de unirse a la movilización por la dignidad. “El
sufrimiento de nuestros hermanos por tanta violencia, la marginación
por parte del gobierno y las trasnacionales que cada vez más ame-
nazan nuestro derecho territorial nos ha convocado a esta gesta por
la vida; nos movilizamos por nuestra dignidad y la defensa del terri-

133
Eduardo Andrés Sandoval Forero

torio y de la madre naturaleza. La movilización y la unidad nos per-


miten obtener una solidez de nuestra cultura y nuestra idiosincrasia;
de esta forma podremos afianzar el derecho territorial que cada vez
más las políticas trasnacionales y el gobierno han ido reduciendo”.

No más intromisión del gobierno a nuestros


entes de Justicia

Actualidad Étnica, Bogotá, 03/08/2007.


Luego de la gran movilización promovida por
las autoridades indígenas del Cauca y tal como
lo tenían previsto, una comisión delegada es-
tará llegando a Bogotá, la próxima semana,
para avanzar en las exigencias y cuestio-
namiento al Estado colombiano en cuanto a
sus funciones y deberes. “La situación nos
obliga expresar que las leyes emitidas por el
Congreso de la República son contrarias a la
Constitución y atentan contra la vida de los
pueblos por lo cual deben declararse inexequibles” expresaron las
autoridades tradicionales en un comunicado reciente.

Desde el 7 hasta el 10 de agosto próximos, la comisión presente en


la capital se ha trazado una agenda donde tendrá la oportunidad de
interlocutor con los principales órganos legislativos y jurídicos del
país. La intervención ante la Corte Constitucional será fundamental
para le delegación, pues ahí se centra un de los objetivos de la pro-
puesta indígena: cuestionar la legitimidad gubernamental. El ente
de justicia recibirá la comisión indígena el 8 de agosto a las 8 de la
mañana.

El día 7 de agosto la Comisión iniciará su marcha, en la cual partici-


parán otras regionales indígenas del país, con las cuales realizará
actividades en diferentes puntos de la capital, entre ellos el Parque
de los periodistas, la ONIC y la Plaza de Bolívar.

La comisión está integrada por la Consejería Mayor del Consejo


Regional Indígena del Cauca, CRIC, los presidentes de las Asocia-

134
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

ciones de Cabildos y la guardia indígena con sus Autoridades Tradi-


cionales de Cabildos y otras organizaciones sociales del Departa-
mento del Cauca. En el aspecto jurídico lo que busca la comisión es
mostrar la situación de crisis que viven las instituciones de justicia
intervenidas por el ejecutivo, situación que no garantiza la indepen-
dencia de los poderes y pone en duda la imparcialidad que exigen la
ética y la Constitución en Colombia.

Los objetivos de la Comisión a cumplir en su visita a la capital son


los mismos que se viene trabajando en el marco de la Movilización
Nacional por la Dignidad, tales como cuestionar la legitimidad de
algunas instituciones gubernamentales, especialmente el Congreso
de la República y la compenetración de algunos de sus miembros
con el paramilitarismo. De otra parte cuestionar las leyes emitidas
por el órgano legislativo tales como el Estatuto de Desarrollo Rural,
que va contra los intereses de las mayorías y los sectores rurales del
país y otras medidas legislativas aprobadas o en curso como el TLC,
la ley de transferencias y las que ordenan la fragmentación territorial
en las leyes ambientales, que según ellos, favorecen al capital multi-
nacional.

“Este gobierno no garantiza la convivencia, desconoce la constitu-


ción, y no atiende el llamado de las mayorías, en especial hacia una
real protección y garantía del derecho de las víctimas del conflicto
armado y a la realización de un Acuerdo Humanitario”, manifiestan
las autoridades indígenas. Por eso consideran que el mundo debe
saber las inconsistencias de este gobierno y deben iniciar procesos
jurídicos ante los organismos internacionales por las constantes vio-
laciones a los Derechos Humanos y al derecho humanitario en sus
territorios para buscar que cese la impunidad.

El 9 de agosto la comisión se unirá a la conmemoración del Día


Internacional de los Pueblos Indígenas, declarado por las Naciones
Unidas. Se realizarán actos conmemoratorios y un acto central en
las instalaciones del Congreso de la República, el cual dará inicio
con una rueda de prensa a las 11 de la mañana. En horas de la
noche las delegaciones regresan a sus lugares de origen. Sin embar-
go una de ellas se quedará para acompañar al pueblo Awa, en el
acto donde se dará a conocer la Resolución Defensorial, en la sede

135
Eduardo Andrés Sandoval Forero

de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Bogotá, el día 10 de


agosto.

El evento por la Dignidad de los pueblos se enmarca en los procesos


de movilización social y en las iniciativas populares que avanzan en
propuestas civiles tendientes a la construcción de un nuevo país, con
un Estado Democrático Social y de Derecho, cuya máxima expre-
sión, dicen las comunidades, se realizará en el mes de noviembre de
este año.

Parlamento Social, proponen indígenas del Cauca

Por: Consejo Regional Indígena del Cauca

Popayán, 03/08/2007. Una comisión


integrada por la Consejería Mayor del
CRIC, los presidentes de las Asociaciones
de Cabildos y la guardia indígena con sus
Autoridades Tradicionales de Cabildos y
otras organizaciones sociales del Depar-
tamento del Cauca viaja a Bogotá.

Atendiendo las sugerencias y mandatos


de los Congresos y Juntas Directivas re-
gionales de Cabildos, la Comisión indí-
gena delegada, saldrá de la ciudad de Popayán el día 5 de agosto
para avanzar en la jornada de denuncia y exigibilidad al Estado co-
lombiano, programada para realizarse entre el 5 y 10 de agosto, con
los siguientes objetivos:

1. Cuestionar ante el país y el mundo la legitimidad del Congreso


de la República comprometido con la parapolítica lo cual pone
en duda su condición moral para legislar para el pueblo colom-
biano.

2. Mostrar la situación de crisis que viven las instituciones de justicia


intervenidas por el ejecutivo, situación que no garantiza la inde-
pendencia de los poderes y pone en duda la imparcialidad que
exigen la ética y la constitución en Colombia.

136
La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

3. Decirle al mundo que el Gobierno de Colombia no garantiza la


convivencia de los colombianos, desconoce la constitución, y no
atiende el llamado de las mayorías, en especial hacia una real
protección y garantía del derecho de las víctimas del conflicto
armado y a la realización de un Acuerdo Humanitario.

4. Cuestionar las leyes emitidas por el Congreso de la república en


contra del querer de las mayorías y los sectores rurales del país,
tales como el TLC, la ley de transferencias, el Estatuto de Desa-
rrollo Rural y las que ordenan la fragmentación territorial en las
leyes ambientales para favorecer al capital multinacional.

La situación nos obliga expresar que las leyes emitidas por el Con-
greso de la República son contrarias a la Constitución y atentan con-
tra la vida de los pueblos por lo cual deben declararse inexequibles.
Igual, siendo que un gran número de parlamentarios se encuentran
implicados en la parapolítica, el Congreso debe dejar de emitir leyes
hasta tanto su legitimidad moral esté demostrada jurídicamente.
Debemos expresar también, nuestra preocupación como pueblos
originarios y como pueblo colombiano, ante las amenazas al Estado
Social de Derecho, y, a la cada vez menor vigencia de los Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales.

Igualmente es nuestro deber iniciar procesos jurídicos ante los orga-


nismos internacionales por las constantes violaciones a los Derechos
Humanos y al derecho humanitario en nuestros territorios, buscan-
do que cese la impunidad.

En esta jornada, reiteramos la convocatoria pública a otros sectores


de la sociedad colombiana, invitando a la conformación de un par-
lamento social que elabore y proponga leyes acordes a los requeri-
mientos sociales y alternativas al Estatuto de Desarrollo Rural, a las
leyes ambientales y mineras, así como a todas aquellas que privati-
zan los derechos fundamentales. En síntesis, avanzaremos sobre la
palabra empeñada en el Congreso Indígena de Cota 2001 y lo acor-
dado con los sectores sociales, durante la marcha indígena y popu-
lar que llegó a Cali en el año 2004.

La Comisión Indígena partirá de la Sede del CRIC, a las 5 p.m. de la


tarde del día 5 de agosto, llegará a Soacha el día 6 del mismo mes,

137
Eduardo Andrés Sandoval Forero

desde donde avanzará en caminata hasta Bosa, barrio al sur de


Bogotá; allí compartirá con sectores sociales y descansará hasta el
día siguiente. El día 7 de agosto la Comisión avanzará en marcha y
se encontrará con otras regionales indígenas del país, con las cuales
realizará actividades en diferentes puntos de la capital del país, entre
ellos el Parque de los periodistas, la ONIC y la Plaza de Bolívar.

El 8 de agosto la Corte Constitucional recibirá a la Comisión a las 8


de la mañana y en el curso del día se realizarán encuentros y reunio-
nes con delegados de los sectores organizados del país.

El día 9 de agosto, en el marco del Día Internacional de los Pueblos


Indígenas, declarado por las Naciones Unidas, se realizarán actos
conmemoratorios y un acto central en las instalaciones del Congre-
so de la República, el cual dará inicio con una rueda de prensa a las
11 de la mañana. En horas de la noche las delegaciones regresan a
sus lugares de origen.

El día 10 de agosto una delegación acompañará al pueblo Awa, en


el acto donde se dará a conocer la Resolución Defensorial, en la
sede de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Bogotá.

El evento por la Dignidad de los pueblos se enmarca en los procesos


de movilización social y en las iniciativas populares que avanzan en
propuestas civiles tendientes a la construcción de un nuevo país, con
un Estado Democrático social y de derecho, cuya máxima expre-
sión, dicen las comunidades, se realizará en el mes de noviembre de
este año.

Conserjería Mayor, Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC,


Popayán, agosto 1 de 2007.

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