Vous êtes sur la page 1sur 9

Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

La construcción de una identidad indígena: implicancias lingüísticas

Jorge R. Alderetes
Asociación de Investigadores en Lengua Quechua

Introducción
En esta última década las organizaciones indígenas se han convertido en importantes actores sociales y
han logrado producir algunos cambios formales en los sistemas políticos y jurídicos nacionales e
internacionales. En el marco propicio de estas luchas y de los logros alcanzados, asistimos en el
Noroeste Argentino, particularmente en Tucumán y Santiago del Estero, a la aparición de casos de
reidentificación étnica o de reetnización, con la manifestación pública de personas que sorpresivamente
se autorreconocen como indígenas y a la constitución o a la reformulación de organizaciones ya
existentes, de origen campesino, en nuevas organizaciones etno-políticas.
Al respecto Miguel Bartolomé (2005) señala:
“Nos encontramos ante procesos que podríamos considerar de reetnización, derivada de la experiencia
de participación política adquirida en los años anteriores y mediada por la influencia de las
organizaciones etnopolíticas, que contribuyeron a dignificar lo étnico y otorgarle un sentido positivo a la
condición indígena . Se desarrollaron así procesos sociales de identificación que ahora expresan la
emergencia de nuevas identidades, asumidas como fundamentales por sus actores, dentro de contextos
históricos y contemporáneos en los cuales se mantienen fronteras entre grupos percibidos como
diferentes. La persistencia de un “nosotros” diferenciado proviene también de la existencia de otro
grupo que los considera como “otros”; la etnogénesis propone entonces un nuevo contenido y una
designación étnica posible a la diferenciación históricamente constituida. En estos casos las
identificaciones no se “inventan” sino que se actualizan, aunque esa actualización no recurra
necesariamente a un ya inexistente modelo prehispánico. Se trata de recuperar un pasado propio, o
asumido como propio, para reconstruir una membresía comunitaria que permita un más digno acceso al
presente”.

Los procesos de reetnización


Coincidiendo con los primeros síntomas sociales del modelo económico neoliberal de explotación, y
también coincidiendo con el renacer de las luchas de los pueblos originarios en toda Latinoamérica, en
Santiago del Estero y Tucumán comienzan a multiplicarse los casos de autorreconocimiento de una
identidad indígena, ya sea de carácter individual o comunitario, en regiones donde tradicionalmente
esos pobladores eran visualizados como “campesinos”. Un análisis superficial seguramente vincularía
estos casos con el contexto internacional de agitación del movimiento indígena cuya presencia se hace
sentir con gran intensidad en diversos foros y congresos por todo el mundo. Sin embargo, en un análisis
más profundo y a la luz de los conflictos que tomaron estado público, estos casos más bien se vinculan a
estrategias para la obtención y el manejo de los recursos. Y en general, cuando se habla de recursos se
hace alusión al reclamo de tierras o al manejo de subsidios. Al respecto, Bartolomé (2005) advierte que:
“ ... el hecho de que la etnogénesis pueda servir en determinada coyuntura para obtener algún recurso
crucial, tal como la tierra, no supone que la colectividad étnica se haya configurado exclusivamente para
ese fin, o no habría demandas sobre el reconocimiento de los lugares sagrados, sobre revitalización
lingüística o la edificación de Casas de Cultura huarpe o selk’nam”.
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

No es el propósito de este trabajo hacer una reflexión antropológica ni un análisis político de estos
procesos de reetnización, ni tampoco evaluar sus consecuencias socio-económicas. Nos interesa
plantear el caso de aquellos grupos étnicos que se consideraban cultural y lingüísticamente extinguidos,
y que “resucitan” procurando recuperar un pasado asumido como propio, pero cuyas acciones de
autoadscripción étnica aparecen como escindidas de la tradición cultural reclamada e incluso algunas
referencias históricas invocadas no guardan continuidad con la memoria histórica de las propias
comunidades.
El hecho de que aspectos históricos y culturales ajenos a una región, en algunos casos tomados de
fuentes no indígenas, sean introducidos de manera forzada, tanto por particulares como por
organizaciones e incluso por organismos del Estado, y la utilización de textos carentes de todo rigor
científico, ha generado un intenso debate acerca de la legitimidad de estos casos de autodefinición
étnica. Pero lo que nos interesa de estos procesos es que su emergencia contemporánea constituye un
nuevo referente para las políticas públicas en contextos multiculturales, especialmente las relacionadas
con la educación. En los párrafos siguientes mostraremos cómo se vincula esta última cuestión con los
derechos lingüísticos de los quichuahablantes.

Los estereotipos
La sociedad dominante les exige a las comunidades indígenas que, para ser consideradas como tales,
rindan permanente muestra de que conservan las pautas culturales que – casi siempre – es esa misma
sociedad dominante la que las define como características de la condición de indígena. Esto es lo que
hacen los organismos gubernamentales argentinos, especialmente los del área educativa, que plantean
como requisito previo demostrar que algo queda de hace siglos para aceptar que una sociedad de hoy
es indígena y recién permitirles el acceso a algún proyecto educativo.
Actitud similar a la de muchas organizaciones internacionales, gubernamentales o no gubernamentales
que, para el acceso a congresos, publicaciones y colaboración, exigen como requisito la comprobación
de la pertenencia a alguna etnia indígena en base a criterios biológicos antes que culturales.
Los estereotipos con los que la sociedad dominante identifica a los indígenas han logrado penetrar en
las propias comunidades quienes los adoptan convencidos de su legitimidad. No obstante ello, es válido
el comentario de Bartolomé (2005):
“En los procesos de afirmación étnica, y en especial en los encuentros interétnicos, es frecuente que se
recurra a emblemas identitarios, es decir a rasgos materiales o ideológicos, propios o apropiados, que
argumenten de manera explícita la identidad de sus poseedores: de esta manera las ropas o las
artesanías (ponchos, fajas, sombreros, etc.) son resignificadas y pasan a detentar un valor emblemático
que estaba ausente en su uso cotidiano. Este aspecto externo, esta exposición pública de la identidad,
suele confundir a los observadores que lo ven sólo como un interesado exhibicionismo étnico”.

La manipulación de la identidad étnica


Este mismo autor (Bartolomé 2005) sostiene que la manipulación de la identidad étnica no implica
necesariamente la falsificación de la misma y advierte sobre la inconveniencia de aplicar al caso de las
culturas indígenas las tradicionales explicaciones basadas en la perspectiva de la “invención de la
tradición”.
Dice Bartolomé:“Aquellos que perciben a la etnicidad, a la afirmación contestataria de la identidad, sólo
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

como un medio para obtener fines, deben recordar que toda acción humana es motivada por algún tipo
de interés específico. Pero el interés no implica la obligatoriedad de motivaciones espurias. Se pueden
movilizar recursos lingüísticos o culturales para alcanzar determinados propósitos, pero esto quiere
decir que los recursos existen y no que se están inventando en ese momento. La manipulación de la
identidad étnica no incluye necesariamente la mentira o la falsificación de la misma, aunque es
indudable que es un recurso para la acción”.
Sin embargo, así como muchos indígenas niegan su condición de tales por temor a la estigmatización,
otros autores consideran que puede ocurrir una situación extrema distinta y es la del falseamiento de la
identidad o una identidad artificial que no responde para nada a patrones culturales de un grupo, sino
más bien a una visión que tiene la sociedad occidental de los indígenas. Pero el problema parece ir más
allá de la mera adopción de rasgos o elementos de procedencia incierta, ya que inclusive la memoria
histórica, transmitida de generación en generación, puede ser cubierta por información que no resiste el
menor análisis científico.
El caso de los tonocotés de Santiago del Estero puede servirnos para mostrar no sólo la compleja
relación existente entre lengua, cultura y etnicidad, sino también cómo la sociedad dominante puede
manipular estos conceptos para generar nuevos motivos de exclusión. A través de éste y otros
ejemplos, intentaré mostrar cómo el tratamiento de la problemática de las lenguas aborígenes basado
primordialmente en la identidad étnica o en factores biológicos, configura una nueva forma de
discriminación.
En un reportaje realizado en el 2006, la dirigente tonocoté Solita Pereyra afirmó que la lengua originaria
de su pueblo se perdió como una consecuencia de la imposición lingüística del quichua cuando se
produjo la expansión del imperio incaico. Ante una pregunta sobre su nombre, ella respondió: “-Mi
nombre es Sapallitan Pereyra Atojpa, que significa Solita de la undécima generación de la Gran Casa del
Sol, ese es mi nombre nativo”. Cualquiera que sepa algo de quichua, no puede menos que sonreir ante
tamaño dislate. En realidad, su supuesto nombre originario se construyó a partir del sobrenombre
español “Solita” que portó durante toda su vida. Al adjetivo sapalla “sola” le agregó el diminutivo
español –ita y con eso ya obtuvo su equivalente quichua. Ahora, qué tendrá que ver el zorro con la Gran
Casa del Sol, es algo que excede mi imaginación. Esta costumbre de “traducir” los nombres y apellidos
españoles no es privativa de los tonocotés: el Sr. Balbín Aguaysol, presidente de la Fundación Amauta
de Amaicha del Valle, llegó a decir que su verdadero apellido era Yakuta Inti demostrando el más
profundo desconocimiento de sus raíces.
Hace pocos días, el gobierno de la provincia de Santiago del Estero difundió unos folletos que habían
preparado los dirigentes de las comunidades tonocoté. En uno de ellos hay una descripción de los rasgos
físicos del Pueblo Tonocoté:

 Tonocoté o Tunukuti, significa “Hombre Colorado”, se caracteriza por su piel colorada y


pinceladas rojizas en los cabellos.
 Son de estatura media a alta, de piernas largas
 De cabellos lacios o semi ondulados
 Braquicéfalos – cráneos cortos y anchos, cara ancha, pómulos marcados y nariz de mediana a
grande.
 Ancestralmente y hasta la llegada de los invasores vestían con un delantal de plumas de suri.
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

Más allá de la poco feliz idea de definir a un pueblo a través de características físicas, nótese la falsedad
de la traducción del etnónimo “tonocoté” para forzar su coincidencia con los rasgos mencionados.
En un otro folleto hay una descripción de la organización social de las comunidades tonocotés y está
tomado del Capítulo IV “Organización y Autoridades” de la citada Ley:

 El KAMÁCHEJ es la autoridad máxima de cada comunidad Tonocoté.


 Es elegido mediante asamblea cada cuatro años
 La asamblea se realiza durante el Inti Raymi, en el solsticio de invierno, entre el 20 y el 24 de
julio, fecha en que se celebra el año nuevo indígena.
 Actualmente en Santiago del Estero el Pueblo Tonocoté cuenta con 19 KAMÁCHEJ, uno por cada
una de las 19 comunidades ubicadas en los departamentos San Martín, Avellaneda y Figueroa.

El verbo kamay y el tema verbal derivado kamachiy, ya no existen en el quichua santiagueño. Tampoco
la figura del Kamachej, mencionado en el folleto. En rigor de verdad, todos estos elementos, el
Kamachej, el Inti Raymi, la Unancha, el Tinkina, el Kipukamayoj, mencionados en el Capítulo IV, no son
santiagueños. Aún más, estas palabras pertenecientes al dialecto cuzqueño-boliviano, ya no están en
vigencia en el quichua santiagueño.
Si tenemos en claro que nuestra sociedad está conformada por grupos heterogéneos, esa sola idea
basta para quebrar la idea hegemónica impuesta por occidente. No sirve disfrazarse o buscar
mimetizarse para lograr una aceptación. No sirve inventar ceremonias que no han sido recibidas de los
mayores. No sirve defender una parte de la identidad cuando hay un toda una cultura en riesgo. Por lo
tanto en el escenario del drama de la identidad étnica de los diferentes grupos nativos de la Argentina,
no basta con antropologizar los actores sino partir de una reelaboración crítica, sin lo patrones de la
sociedad occidental, para que realmente operen los verdaderos constituyentes de la identidad.
Cuando a Solita Pereyra le preguntan acerca de las creencias religiosas de su pueblo, hace una gran
ensalada con términos quechuas: “la Madre Tierra ... nos permite dejar nuestra huella sobre la faz del
“Kai Pacha“ (este mundo), y nos recibe cuando nos vamos, al “Úray Pacha”, abajo, para renacer después
y subir y trascender nuestro ”Uqurunanchys” que es nuestro yo, nuestro espíritu, al “Anaj Pacha””. No
sólo los conceptos son ajenos a la región, sino también frases como “uku runa”. Para completar la
ensalada, incluye a la Pachamama andina, el Taniku (un dios prehispánico de Salavina), y a la Mayup
Maman (una mujer rubia con cola de pez semejante a las sirenas de la mitología europea).
Obviamente, no estamos en contra de la recuperación de arcaísmos ni de la introducción de
neologismos, siempre y cuando se haga de manera criteriosa y con la aprobación de toda la comunidad
quichuahablante. Y aquí está el nudo de la cuestión: ¿es que deliberadamente se trata de presentar a la
lengua de los tonocotés como un dialecto derivado del santiagueño?
¿Cuáles son las implicancias lingüísticas de este planteo? Lo que va a suceder es que en las escuelas
santiagueñas donde asisten niños quichuistas, algunos tendrán derecho a recibir una educación en su
lengua materna por haber sido reconocidos como tonocotés, los otros, que hablan la misma lengua, que
viven en el mismo pueblo, que poseen la misma cultura pero cuyos padres no se autoreivindican como
tonocotés, serán alfabetizados en la lengua oficial, el castellano. De hecho, la mayoría de la población
quichuahablante de Santiago del Estero ha quedado fuera de los programas de EIB del gobierno, por
considerarla población criolla. Es decir, aún se tiene el concepto de que la EIB es una educación para
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

indios.
Ahora bien, se podrá plantear que precisamente en base al principio de autoadscripción, quien no se
siente indio, no es indio. Cuando hablar quichua en las escuelas estaba prohibido, hasta el límite de
recibir castigos corporales, cuando el silencio voluntario era la única manera de no ser discriminado,
cuando ser bilingüe era una pesadilla, cuando desde la sociedad “culta” se estigmatizaba al indio, el
habitante del monte santiagueño ¿estaba en condiciones en declararse públicamente como
perteneciente a una parcialidad indígena?. Ahora corremos el riesgo de tener dos clases de
quichuistas: los que tendrán derecho a recibir una educación culturalmente apropiada y los que
continuarán marginados del sistema educativo.
Vemos entonces que estas acciones de reetnización, cuando se realizan de manera caprichosa, impactan
sobre los derechos lingüísticos de los propios miembros de las comunidades involucradas.
En el caso de la población quichuahablante de Santiago del Estero, sus derechos lingüísticos se ven
amenazados adicionalmente por nuevas formas de discriminación originadas en prejuicios acerca de la
identidad étnica de sus integrantes. Si los organismos pertinentes, especialmente los gubernamentales,
insisten en marginar a los “quichuistas” por no autorreferenciarse como indígenas, la implementación
de un programa de educación intercultural bilingüe en territorio santiagueño, será una meta
inalcanzable.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Bartolomé Miguel Alberto (2005). Los pobladores del “desierto”. Genocidio, etnocidio y etnogénesis en
la Argentina.
Machoni de Cerdeña, Antonio. 1877 (1732). Arte y Vocabulario de la Lengua Lule y Tonocote. Buenos
Aires: Pablo E. Coni.
Colombres Garmendia Mariana (2006). Pueblo tonocoté: sabiduría milenaria. Entrevista a Solita Pereyra
(30-1-2006). On line: http://www.lagranepoca.com/news/6-1-30/1844.html
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

Los procesos de reetnización


En Santiago del Estero y Tucumán comienzan a multiplicarse los casos de autorreconocimiento de una
identidad indígena en regiones donde tradicionalmente esos pobladores eran visualizados como
“campesinos”. Al respecto, Bartolomé (2005) advierte que: “ ... el hecho de que la etnogénesis pueda
servir en determinada coyuntura para obtener algún recurso crucial, tal como la tierra, no supone que la
colectividad étnica se haya configurado exclusivamente para ese fin..”

El caso de aquellos grupos étnicos que se consideraban cultural y lingüísticamente extinguidos, y que
“resucitan” procurando recuperar un pasado asumido como propio, pero cuyas acciones de
autoadscripción étnica aparecen como escindidas de la tradición cultural reclamada e incluso algunas
referencias históricas invocadas no guardan continuidad con la memoria histórica de las propias
comunidades; ha generado un intenso debate acerca de la legitimidad de estos casos de autodefinición
étnica. Pero lo que nos interesa de estos procesos es que su emergencia contemporánea constituye un
nuevo referente para las políticas públicas en contextos multiculturales, especialmente las relacionadas
con la educación.

Los estereotipos
La sociedad dominante les exige a las comunidades indígenas que, para ser consideradas como tales,
rindan permanente muestra de que conservan las pautas culturales que – casi siempre – es esa misma
sociedad dominante la que las define como características de la condición de indígena. Esto es lo que
hacen los organismos gubernamentales argentinos, especialmente los del área educativa. Actitud similar
a la de muchas organizaciones internacionales, gubernamentales o no gubernamentales que, para el
acceso a congresos, publicaciones y colaboración, exigen como requisito la comprobación de la
pertenencia a alguna etnia indígena en base a criterios biológicos antes que culturales.
Los estereotipos con los que la sociedad dominante identifica a los indígenas han logrado penetrar en
las propias comunidades quienes los adoptan convencidos de su legitimidad. No obstante ello, es válido
el comentario de Bartolomé (2005):
“En los procesos de afirmación étnica, y en especial en los encuentros interétnicos, es frecuente que se
recurra a emblemas identitarios(…)que argumenten de manera explícita la identidad de sus
poseedores..”

La manipulación de la identidad étnica


El falseamiento de la identidad o una identidad artificial no responde para nada a patrones culturales de
un grupo, sino más bien a una visión que tiene la sociedad occidental de los indígenas.
El caso de los tonocotés de Santiago del Estero puede servirnos para mostrar cómo la sociedad
dominante puede manipular los conceptos lengua, cultura y etnicidad para generar nuevos motivos de
exclusión. (el tratamiento de la problemática de las lenguas aborígenes basado primordialmente en la
identidad étnica o en factores biológicos, configura una nueva forma de discriminación.)
Hace pocos días, el gobierno de la provincia de Santiago del Estero difundió unos folletos que habían
preparado los dirigentes de las comunidades tonocoté. En uno de ellos hay una descripción de los rasgos
físicos del Pueblo Tonocoté:
 Tonocoté o Tunukuti, significa “Hombre Colorado”, se caracteriza por su piel colorada y
pinceladas rojizas en los cabellos.
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

 Son de estatura media a alta, de piernas largas


 De cabellos lacios o semi ondulados
 Braquicéfalos – cráneos cortos y anchos, cara ancha, pómulos marcados y nariz de mediana a
grande.
 Ancestralmente y hasta la llegada de los invasores vestían con un delantal de plumas de suri.
Más allá de la poco feliz idea de definir a un pueblo a través de características físicas, nótese la falsedad
de la traducción del etnónimo “tonocoté” para forzar su coincidencia con los rasgos mencionados.
En un otro folleto hay una descripción de la organización social de las comunidades tonocotés y está
tomado del Capítulo IV “Organización y Autoridades” de la citada Ley:

 El KAMÁCHEJ es la autoridad máxima de cada comunidad Tonocoté.


 Es elegido mediante asamblea cada cuatro años
 La asamblea se realiza durante el Inti Raymi, en el solsticio de invierno, entre el 20 y el 24 de
julio, fecha en que se celebra el año nuevo indígena.
 Actualmente en Santiago del Estero el Pueblo Tonocoté cuenta con 19 KAMÁCHEJ, uno por cada
una de las 19 comunidades ubicadas en los departamentos San Martín, Avellaneda y Figueroa.

El verbo kamay y el tema verbal derivado kamachiy, ya no existen en el quichua santiagueño. Tampoco
la figura del Kamachej, mencionado en el folleto. En rigor de verdad, todos estos elementos, el
Kamachej, el Inti Raymi, la Unancha, el Tinkina, el Kipukamayoj, mencionados en el Capítulo IV, no son
santiagueños. Aún más, estas palabras ya no están en vigencia en el quichua santiagueño.
Si tenemos en claro que nuestra sociedad está conformada por grupos heterogéneos, esa sola idea
basta para quebrar la idea hegemónica impuesta por occidente. No sirve disfrazarse o buscar
mimetizarse para lograr una aceptación. No sirve inventar ceremonias que no han sido recibidas de los
mayores.

La mayoría de la población quichuahablante de Santiago del Estero ha quedado fuera de los programas
de EIB del gobierno, por considerarla población criolla. Es decir, aún se tiene el concepto de que la EIB
es una educación para indios.
Ahora bien, se podrá plantear que precisamente en base al principio de autoadscripción, quien no se
siente indio, no es indio. Cuando hablar quichua en las escuelas estaba prohibido, hasta el límite de
recibir castigos corporales, cuando el silencio voluntario era la única manera de no ser discriminado,
cuando ser bilingüe era una pesadilla, cuando desde la sociedad “culta” se estigmatizaba al indio, el
habitante del monte santiagueño ¿estaba en condiciones en declararse públicamente como
perteneciente a una parcialidad indígena?. Ahora corremos el riesgo de tener dos clases de
quichuistas: los que tendrán derecho a recibir una educación culturalmente apropiada y los que
continuarán marginados del sistema educativo.
Vemos entonces que estas acciones de reetnización, cuando se realizan de manera caprichosa, impactan
sobre los derechos lingüísticos de los propios miembros de las comunidades involucradas.
En el caso de la población quichuahablante de Santiago del Estero, sus derechos lingüísticos se ven
amenazados adicionalmente por nuevas formas de discriminación originadas en prejuicios acerca de la
identidad étnica de sus integrantes.
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

Publicación: (Jorge R.Alderetes) En: "Primer Lanzamiento de la Red Nacional de Investigadores sobre
Discriminación". INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, 13 y 14 de Diciembre de 2007.

Glosario:

Cultura: La cultura es el conjunto de símbolos (como valores, normas, actitudes, creencias, idiomas,
costumbres, ritos, hábitos, capacidades, educación, moral, arte, etc.) y objetos (como vestimenta,
vivienda, productos, obras de arte, herramientas, etc.) que son aprendidos, compartidos y transmitidos
de una generación a otra por los miembros de una sociedad, por tanto, es un factor que determina,
regula y moldea la conducta humana.

Etnicidad o identidad étnica: Hace referencia a un proceso de construcción de conciencia colectiva. Este
concepto encierra una dimensión histórica y se encuentra íntimamente vinculada con los problemas de
clasificación de la gente y de las relaciones grupales (como se auto clasifica un grupo y como clasifica a
los demás como se jerarquizan en la sociedad). Por lo tanto la etnicidad no solo describe un conjunto de
relaciones intergrupales dentro de un orden social sino también es una forma de conciencia cambiante
en el tiempo. La etnicidad se construye a partir de compartir uno o más de los siguientes elementos:
mitos, ancestros, u origenes comunes, religión, territorio, memorias de un pasado colectivo, vestimenta,
lenguaje, o, inclusive rasgos físicos como el color de la piel.

Etnogénesis: Es el proceso mediante el cual un grupo de seres humanos pasa a ser considerado como
étnicamente distinto. Algunos pueblos que se consideraban extinguidos, han iniciado un proceso de
etnogénesis. En este caso se trata de la búsqueda de su reconocimiento como grupos socioculturales
diferentes.

Sociedad dominante: Conjunto de personas que comparten una etnia y/o pautas culturales dominante
en una determinada región.

Pautas culturales: Se refiere a los lineamientos que tiene una cultura (sociedad) o sea los limites o
normas de dicha cultura.

Factores biológicos: Características y rasgos físicos de una persona o un grupo de personas.

Autoadscripción étnica: Identificación de sí mismo como perteneciente a una etnia. Actualmente el


criterio de autoidentificación o autopercepción étnica es el indicador más discutido.

Derechos lingüísticos: Derechos humanos en materia lingüística (también derechos humanos


lingüísticos) son aquellos derechos humanos y civiles tocantes al derecho individual y colectivo a elegir
el idioma o idiomas en que comunicarse, tanto en privado como en público, sin tener en cuenta la
nacionalidad, etnia o número de hablantes de dichos idiomas en determinado territorio.

Estereotipo: Es la percepción exagerada y con pocos detalles que se tiene sobre una persona o grupo de
personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que buscan «justificar o
racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social. Están constituidos por
Belén Gigena 4ºaño Estudios Interculturales en Lenguas

ideas, prejuicios, actitudes, creencias y opiniones preconcebidas, impuestas por el medio social y
cultural, y que se aplican de forma general a todas las personas pertenecientes a una categoría,
nacionalidad, etnia, edad, sexo, orientación sexual, procedencia geográfica, entre otros.

Discriminación: Es un acto de separación de una persona o un grupo de personas a partir de criterios


determinados. Creerse superior a otra persona y así, maltratarla física y/o mentalmente causando
efectos negativos en la otra persona. En su sentido más amplio, la discriminación es una manera de
ordenar y clasificar otras entidades

Nuestra opinión:

Nosotras estamos de acuerdo con la postura del autor, porque creemos que la actitud de la sociedad
dominante hacia

Vous aimerez peut-être aussi