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A. Puentes Domtngue z / J. López Quiroga
Para el área Noroeste, contamos con cinco estudios. Galicia y Norte de Portu-
gal, han sido analizadas por J. López Ouiroga (Casa de Velázquez-Universidad de
Alcalá), y M. Rodríguez Lovelle (Universidad de Santiago), en la ponencia titulada: "El
poblamiento rural en Galicia y Norte de Portugal (ss. V-X): propuestas interpretativas
a partir de la arqueología». Tras una breve introducción historiográfica y un comen-
tario sobre el carácter y problemática de las fuentes textuales y arqueológicas, se
hace un análisis sobre las fluctuaciones del poblamiento rural en esa vasta región
entre los ss. V Y X, a partir del análisis micro y macro-regional. Para el primero, se han
escogido 8 micro-regiones (4 en Galicia: el territorio en torno a Lugo, del Tambre al
Lérez, el bajo valle del Miño y la meseta central lucense; y 4 en el Norte de Portugal:
del Limia al Cávado, del Cávado al Duero, el alto Támega y la Limia alta y del Sabor
al Duero), en las que se analizan el período pre-romano y romano, la tardo-antigüedad
(ss. V-VIII) y el período pre-feudal (ss VIII-X). La dialéctíca entre el análisis micro-
regional (como método de trabajo) y el macro-regional (como modelo de interpreta-
ción), ofrece dos modelos, contrapuestos pero complementarios, con una primera
diferenciación entre la costa (más "romanizada», especialmente entre el Lérez y el
Duero, estructurada y organizada desde el punto de vista de la organización territorial
y de la red de poblamiento) y el interior (menos "romanizado», menos estructurado y
organizado); y con otra clara diferenciación entre el espacio al Norte del Miño y al Sur
de este río, que subraya las diferencias señaladas anteriormente. Se insiste en la
necesidad de diferenciación y de definición de las patrones de asentamiento tardo-
antiguos y, especialmente, los pre-feudales, a partir de los datos arqueológicos. La
necesidad de superar la elaboración de modelos excluyentes, originales pero poco
útiles, mediante el análisis de las diferencias micro-regionales. la necesidad de supe-
rar el binomio continuidad/ruptura, sustituyéndolo por el término de transformación y
en la importancia, si se quiere avanzar en el tema en cuestión, de la utilización de los
datos arqueológicos que hay que tratar en paralelo con los textuales y toponímicos.
En definitiva, para el espacio galaico-portugués, el poblamiento sería un fósil director,
reflejo de una estructura social dinámica en transformación y en un contexto de tran-
sición.
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El poblamiento rural en el Norte de la Península Ibérica (ss. V-X):
continuidades, rupturas, transformaciones
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A. Fuentes Domtnguez / J. López Qttiroga
La última ponencia del área noroeste fue la presentada por el Prof. A. Gutiérrez
González (Universidad de Oviedo), con el título: "Poblamiento y ocupación del espa-
cio en la transición del mundo antiguo al medieval en la meseta leonesa (ss. V-X)>>.
El autor subraya las dificultades que los modelos de Sánchez Albornoz y de Barbero
y Vigil, presentan a la hora de explicar la transición del mundo antiguo al medieval en
el norte peninsular. Para superarlos, propone estudiar la evolución de los patrones de
asentamiento y los modelos de ocupación y explotación del territorio, desde época
pre-romana, romana y, sobre todo, tardo antigua. El área elegida es la meseta leonesa,
diferenciando las zonas de montaña y las de valle. Para las primeras, se centra en el
estudio de la creación de territorios campesinos por "comunidades castreñas
preteudales», anteriores al s. IX. A través de la arqueologia, el autor analiza la terri-
torialidad castreña en el abandono de los "castros campesinos» y la superposición
física y social de torres en algunos en la época de Alfonso 111. La construcción de
otros castillos posteriores, ss. X-XI, suponen el dominio sobre un territorio mayor y una
reorganización de la producción. En lo que se refiere a las zonas de la meseta, el
autor distingue diferencias regionales. Para época prerromana, existen castros esca-
samente jerarquizados. Con la integración de ese espacio en la órbita de Roma, se
produce una fuerte jerarquización de territorio ("civitates» y «villae»), En época
tardoantigua, se daría un "empobrecimiento» de los centros de poder, lo que impli-
caría una desarticulación estatal, con una menor jerarquización de los asentamientos
y su "invisibilidad» para el registro escrito y arqueológico. Explicable por una reduc-
ción de la presión fiscal, una mayor autonomía campesina con la consiguiente tenden-
cia a la dispersión y economía de subsistencia. Así, los ss. VIII-IX serían los momentos
de autonomía y crecimiento campesino sin presión señorial. Ello explicaría, según el
autor, el contraste de esta imagen con la que ofrece la documentación altomedieval,
con una vuelta a la jerarquización sobre las «civitates- y castros antiguos y los mo-
nasterios, que serán los nuevos centros reordenadores de los territorios feudales.
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El poblamienro rural en el Norte de la Península Ibérica (ss. V-X):
continuidades, rupturas, transformaciones
El espacio Navarro fue abordado por J.J. Larrea (Universidad del País Vasco),
con la ponencia titulada: "La villa altomedieval como pieza clave de una nueva época.
El ejemplo de Navarra». Hacia el año Mil, el espacio de la Navarra "nuclear» (cuencas
y valles pirenaicos), responde al siguiente modelo: por debajo de los 600 m. de
altitud, hay una tupida malla de pequeños hábitats concentrados y muy próximos. Se
trata de minúsculas aglomeraciones de una o dos decenas de hogares, con iglesias
en posición algo exterior y en posición dominante. Emplazadas en pendiente, en la
articulación entre «saltus» y -aqer», las -villae» organizan en torno a ellas espacios
agrarios con una fuerte fragmentación parcelaria. Esta estructura de poblamiento,
radicalmente diferente a la romana, es situada por el autor a finales del s. VIII, y se
verifica documentalmente a la altura del 900. La "villa» altomedieval, sería el resultado
de dos procesos convergentes: uno, es el protagonismo campesino en la expansión
agrícola y del poblamiento; el otro, un poder que se restablece de la debacle del
Estado hispano-visigodo adaptándose a las realidades emergentes, contribuyendo así
a su cristalización. La "villa» navarra, según el autor, no representa algo original, sino
que sería una variante de un fenómeno más general.
El área cantábrica fue objeto de la ponencia de R. Bohigas y Roldán (Santander),
con el título: "Arqueología del poblamiento en Cantabria». Se hace un análisis y
valoración de los distintos materiales y yacimientos existentes para el período entre
los ss. V y X. Se mencionan los «trernisses- de La Hermida, los hallazgos de la Cueva
del Cudón, el broche de Limpias y la ocupación del yacimiento de Maliaño (Camargo).
Especial atención merece el caso de la Liébana, con los trabajos sobre el eremitorio
de Cueva Santa (Santo Toribio de Liébana), que es adscribible ahora a época hispa-
no-visigoda. Para el Sur de Cantabria (cabeceras del valle del Ebro y del Camesa),
el problema se plantea en relación a la evolución tardía del poblamiento romano de
la zona. Para ese espacio hay tres yacimientos romanos de importancia: luliobriga-
Retortillo, Camesa-Rebolledo y la "villa» romana de Santa María del Hito. Los datos
disponibles sólo permiten aproximaciones parciales y debe de centrarse en Camesa-
Rebolledo, que gracias al C-14, permite hablar de la instalación de una necrópolis
sobre las ruinas altoimperiales desde finales del s. VI, el VII y el VIII, con una orga-
nización en torno a una iglesia prerrománica. Evolución similar sería la de la necrópo-
lis asentada sobre la "villa» tardorromana de Santa María del Hito, también del s. VII.
La Cueva de Hornucos o de Suano plantea también interesantes cuestiones, aún por
resolver, que podrían enmarcarla en el fenómeno de ocupación de cuevas caracterís-
tico de estos momentos. Hay también evidencias de poblamiento altomedieval anterior
al s. X, gracias a las dataciones de C-14 de la necrópolis del Conventón de Santa
Olalla, Tresileja, San Julián, castillo altomedieval de Camargo y la cercana necrópolis
de San Pedro.
Para el área de la Meseta, el trabajo del Prof. A. Fuente Domínguez (Universi-
dad Autónoma de Madrid), tuvo como título: "Poblamiento rural entre ambas mesetas
en la Antigüedad tardía». El autor insistió en el papel de la ciudad, de las «villae»
(transformadas o reutilizadas como necrópolis) y de los -vici- (éstos mucho menos
conocidos), y de los poblados de altura (tipo castro u «oppida») para el período
tardo-antiguo. Un ejemplo, es el Cerro del Castillo de Bernardos, situado a 1.000 m.
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A. Fuentes Domínguez / J. López Quiroga
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El pobl amiento rural en el Norte de la Pen insula Ibérica (ss. V-X):
continuidades, rrqrturas, transformaciones
oriental (donde se encuentran las mejores tierras de labor). La formación de las al-
deas (consecuencia de la descomposición de los sistemas castrales) se relaciona con
la afirmación de ciertos grupos aristocráticos. Ello no supone el final de los castros
sino que éstos permanecerán como centros de poder con una reordenación de su
papel: centros de control militar, núcleos de culto y enterramiento o simple referencia
espacial. Las aldeas continúan siendo muy dispersas, correspondiéndose con un
poder local todavía poco articulado hasta que el crecimiento agrario y la nueva cons-
trucción socio-política (Condado de Castilla y luego monarquía castellana) culminará
el proceso a favor de la feudalización, con el triunfo de la aldea y la desaparición de
los castros. Para la zona oriental, la diferente evolución de las zonas centrales y
periféricas hace que se pueda hablar de modelos distintos a partir de idénticos pun-
tos de partida. A pesar de los datos fragmentarios, parecería haber una mayor per-
duración de la dispersión, incluso de un hábitat de tipo rupestre y de los castros,
aunque permanecen las estructuras a ellos ligadas y su reformulación como "aldeas
castrales» ,
El espacio comprendido entre los ríos Arlanza y Duero fue abordado por E.
Pastor Díaz de Garayo (Universidad del País Vasco), con la ponencia titulada: "El
poblarniento rural entre el Arlanza y el Duero (ss. V-X)>>. Tres fueron las cuestiones
abordadas por el autor: el interés que el estudio del hábitat tiene sobre la evolución
de las estructuras de larga duración, como manifestación del nivel de desarrollo de
las fuerzas productivas; una fuerte crítica (que a su vez suscitó un vivo debate) a los
trabajos arqueológicos referentes al sector meridional del condado castellano (y a la
Arqueología en general), respecto a cuestiones de método, de cronología y de tipología;
la exposición de un modelo de evolución del poblamiento rural para el espacio en
cuestión entre el Bajo Imperio y el año Mil: poblamiento romano que se desestructura
en el s. V; poblamiento visigodo precario, inestable e itinerante; poblamiento prefeudal,
en torno al cambio de milenio, caracterizado por una densa malla de núcleos de
habitación -Ias aldeas- consecuencia del crecimiento agrario altomedieval -idea de
la Reconquista como expresión del crecimiento agrario- y con un marcado carácter
de estabilidad y permanencia.
El área occidental de la Meseta ha sido objeto de análisis por parte de J. Morin
de Pablos (Colegio de Arqueólogos, Madrid), con la ponencia titulada: "Arqueología
del poblamiento visigodo en el Occidente de la Meseta Norte (ss. V-VIII)>> El objetivo
del autor se centró en un análisis muy pormenorizado de los restos materiales de
época visigoda en las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca. La falta de
trabajos de excavación sistemáticos, los datos fragmentarios procedentes de las pros-
pecciones de superficie o de hallazgos casuales han impedido al autor poder propo-
ner un modelo teórico que explique las transformaciones de las pautas del poblamiento
para el área objeto de estudio. Sí han sido abordados aspectos referentes a la vida
cotidiana (indumentaria, artesanía, cultura ....) para el período visigodo,
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A. Fuentes Domin guez / J. López Qttiroga
señala el autor la existencia de lo que denomina una "expansión rural". con la pre-
sencia de «villae» (Santa Cristina de la Polvorosa, Camarzana de Tera o Fuente de
San Pedro en Villafáfila) y otros asentamientos de llanura aún por definir. Entre éstos
encontramos los «vici» y los establecimientos de tipo defensivo. No se trataría de
yacimientos romanizados sino con ocupación en época tardoromana (castro de San
Esteban en Muelas del Pan, con restauración de las murallas en ese momento). Otro
aspecto tratado por el autor, ha sido el de las "necrópolis del Duero" (que dio lugar
a un interesante debate), entre las que destacan la de Fuentespreadas, las de Villárdiga,
Villalpando y Vadillo de la Guaraña, que tendrían un carácter militar (algunas, no
todas) que perduraría en época visigoda.
Las conclusiones de este encuentro fueron realizadas por el Prof. M. Rouche
(Universidad de París-Sorbo na, París-IV) y el Prol. L. A. García Moreno (Universidad
de Alcalá). El Prof. Rouche, trató cuatro cuestiones que consideró fundamentales para
abordar el tema objeto del seminario. En primer lugar, la necesidad de la comparación
constante entre las informaciones de tipo textual y las arqueológicas. Así se diferen-
cian, al menos, cuatro tipos de romanización: una muy fuerte, caracterizada por la
ciudad; otra menor, observable a partir de las centuriaciones; una tercera débil,
detectable a nivel de los -conventus», de la explotación minera y las «villae»: y una
muy débil, visible sólo a través de la influencia comercial. La paleoantropología de las
necrópolis permitiría, a su vez, abordar el problema de los típos de presencia humana
(tribal, semi-nómada o sedentaria). En segundo lugar, subrayó la importancia de la
ausencia o presencia de la moneda en unas determinadas coordenadas espacio-
temporales y, particularmente, en el período objeto de estudio. En tercer lugar, la
relación entre el factor religioso y la evolución del poblamiento y, en concreto, de los
factores escatológicos. En cuarto lugar, los factores políticos: presencia o ausencia
del Estado. Los acontecimientos políticos (crisis internas/invasiones externas) influyen
en la evolución del poblamiento y dan lugar a respuestas diferentes según las dife-
rentes zonas. El Prof. García Moreno, insistió en la idea de continuidad ocupacional,
distinguiendo ésta del concepto de continuidad del poblamiento. Hay continuidades
de tipos de poblamiento (ideas ya referidas por M. Bloch y G. Duby) y de las fases
de crecimiento y decrecimiento con carácter multisecular. Trazó una posible triple
evolución de las «villae» a partir del siglo V: la creación de nuevas -villae- tipo
«burqus», sería muy escasa; la desaparición de la -pars urbana" de la -villae» y su
ocupación por fondos de cabaña, sería más frecuente; finalmente, la construcción de
martyria, basílicas y monasterios constituiría un fenómeno generalizado. Una serie de
propuestas de líneas de investigación centraron la parte final de su intervención: la
necesídad imperiosa de un diálogo fructífero entre historiadores y arqueólogos; el
estudio del problema del colonato; el problema de la estructura de la renta señorial;
la cuestión de la moneda, sobre todo para los siglos VII-IX; y el problema de la
segmentación social, insistiendo en la idea de la permanencia de la unidad de la
-villae» a pesar de las -portiones».
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