Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
William Faulkner
Capítulo 1
Espíritu luchador
Capítulo 2
En el desierto
Capítulo 3
Una ciudad desmoronada
Capítulo 4
La cueva y su inquietante misterio
Capítulo 5
Ayuda ideal
Capítulo 6
El gobernante explica los impresionantes sitios
Capítulo 7
Visitando a los olvidados
Capítulo 8
La disputa por la centella
Capítulo 9
El guerrero afligido
Capítulo 10
Una grandiosa amistad
-¿Él solo?
-Así como te lo acabo de contar.
-¡Asombroso!
Después de rascar su blanca cabeza el veterano siguió
diciendo:
-Es una verdadera lástima que no pudimos hallar un dócil
caballo para evitar andar a pie.
-Me hubiese gustado que estuvieras cabalgando, en lo
personal estoy bien, además le guardo lealtad a Salif, yo no
cabalgo en otros caballos.
-Por supuesto, ahora cuénteme, ¿por qué no anda escudo?
-Podría ser una larga explicación, evitaré distraerte, mejor
sigamos concentrados en nuestro camino.
En los siguientes instantes el futuro monarca espantó la nube
de zancudos que succionaban sangre de su nuca, mientras el
anciano quitaba las mijeras pegadas a su ropa. Atravesando
altas malezas marcharon hasta llegar al serpenteante rio, en él
muchas mujeres lavaban sus ropas, los niños jugaban en las
orillas con pelotas hechas de trapo y numerosos hombres
pescaban con enormes redes. Entonces el viejo casi sin aire y
bastante sudado comentó:
-He aquí su majestad el ancho rio Misba, sus aguas se miran
algo turbulentas por la mucha lluvia que cayó, los moradores
de Tovac nos sentimos orgullosos de poseer esta riqueza
natural, ya que acá viven los peces comestibles más grandes de
todos los reinos del planeta, buena parte del dinero que se
Capítulo 11
Batalla sorpresa
Capítulo 12
De príncipe a náufrago
Capítulo 13
Capítulo 14
Tentaciones
Capítulo 15
Bonanza
Capítulo 16
El encuentro con el monstruo volador
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
-¿Tienes hambre?
-Sí tengo, sin embargo comeré en otra ocasión, es que tengo
que irme de prisa.
-Está bien, antes de tu partida te daré esto de obsequio.
-¿Un escudo plateado?
-Es hermoso y útil.
-Lo que pasa es que soy un guerrero bastante distinto a los
demás, pues no uso escudo ni armadura, yo sólo me concentro
en atacar, el enemigo es quien se debe defender de mí, gané
experiencia en muchas batallas y domino un potente
entrenamiento para nunca dejarme intimidar de nadie.
-Bueno, pero de todas maneras consérvalo, me sentiré
excelente.
-Gracias y así lo realizaré.
Capítulo 20
Capítulo 21
El espectro amarillo
Capítulo 22
FIN
César Henrríquez Juárez La gran odisea de Agnok
P á g i n a | 68