Profesorado para la Enseñanza Secundaria en la Modalidad
Técnico Profesional en Concurrencia con el Título de Base
RESIDENCIA
Trabajo Práctico: EVALUACION
Profesoras: Carolina Flematti y Daiana Siboldi
Alumno: Víctor Mariano Losio
3º Año - 2016 Trabajo Práctico: EVALUACION
• Texto: Evaluar para conocer, examinar para excluir. (2001)
• Autor: Álvarez Méndez
1- Álvarez Méndez cuando se refiere a la evaluación la toma como parte
integrante del aprendizaje, no como un anexo o un hito de comprobación de saberes. Sino más bien como una instancia más de ese aprendizaje. “el alumno aprende de y a partir de la propia evaluación y de la corrección, de la información contrastada que le ofrece el profesor, que será siempre crítica y argumentada, pero nunca descalificadora ni penalizadora”. Álvarez Méndez pone la evaluación al servicio del conocimiento y del aprendizaje. Ilusiona pensar de esta manera, como podríamos construir una renovada educación, aunque el contraste con la realidad de las prácticas evaluativas distan mucho de su pensamiento. Pienso que son muy fuertes los modos instituidos durante décadas de practicas e instrumentos de evaluación, que están tan arraigados en nuestros aprendizajes individuales y grupales, que funcionan como limitantes a la hora de repensar y rediseñar el sistema educativo y por ende el sistema de evaluación. Es central en la expresión de Álvarez Méndez “la buena evaluación que forma,.. Convertida en medio de aprendizaje”… característica plena de lo que denominamos “evaluación formativa”, “evaluación educativa”. Evaluación formativa, seguramente para muchos esta oración tan simple y paradigmática significa una inspiración, y motiva a producir cambios mas allá de los anquilosados y arcaicos métodos e instrumentos de evaluación. Pero también muchos, estimo que aquellos que sienten una falsa seguridad en repetir y repetir formulas y acciones, sin duda interpretan como incompatibles las palabras clave que resalta nuestro autor. Son muchos aun para los que la evaluación es una comprobación de saberes, una prueba a superar, un examen que aprobar, y tantas expresiones que encontramos en los discursos docentes. Álvarez Méndez plantea aquí un modo diferente de pensar, casi podríamos decir que se sitúa en la vereda de enfrente de estas practicas.
2- El poner características o rasgos a la evaluación, nos posibilita realizar
un contraste, una lectura con los hechos que se dan cotidianamente en las aulas, y que son muchas veces asumidas como validas por el simple hecho que siempre se hicieron así. Describir las características nos aporta una fresca mirada a lo que hacemos, y que de ello podemos comenzar a delinear y modificar. En primer lugar Juan Manuel, nos plantea el aspecto democrático de la evaluación educativa. A quien podría ocurrírsele dar la autoridad para ser protagonista de la “evaluación” a aquellos que están en el lugar de aprendices, aquellos que aun les queda todo por aprender? ¿Qué criterios podrán tener?... ya me parece oír las voces de muchos docentes y no docentes quejarse por platear semejantes cosas. Pero es mucho más allá donde pone el lápiz el autor, no solo los protagonistas pueden decir, y reflexionar, e interpretar, sino que también participan en las decisiones. Aquí en este punto a más de uno se le cae la estantería. Los profesores han venido desempeñando un papel decisivo además de decisorio, de un modo unidireccional. Como podríamos saber que esta pasando por esa cabecita de estudiante con un mundo por descubrir, si no le brindamos la posibilidad de cuestionar, preguntar, reflexionar, y darse cuenta sobretodo de que se transforma en un sujeto que aprende en la medida que va haciendo esto. Pensar la evaluación al servicio de los protagonistas me hace también pensar en la necesidad que esto sea así, pues de esta manera quienes ensenan y aprenden se favorecen y pueden mejorar, adecuar, definir mejor sus acciones para posibilitar mayores posibilidades. Cuando ponemos la palabra negociación, surgen los que se sitúan en una postura contractual formal, distante, como si en algún momento podrían necesitar hacer uso de los acuerdos que cada un firmó. Quien necesite tener un contrato firmado solo está cimentando su autoritarismo. El dialogo, orientado hacia la comprensión de los roles, de los compromisos, de las funciones y tareas, es el camino correcto de la negociación, nos da la posibilidad de situarnos y comprender el contexto de la relaciones y los fines mismos de la educación. “la evaluación forma parte de un continun y como tal, debe ser procesual, continua, integrada en el curriculum y con el en el aprendizaje. No son tareas discretas, discontinuas, aisladas, insignificantes en su aislamiento. Tampoco es un apéndice de la enseñanza.”
Este párrafo lo transcribo completamente ya que expresa una fuerte
diferencia con las características de la evaluación tradicional. Para el autor, el aprendizaje y la evaluación deben estar orientados y dirigidos por el currículo y por la enseñanza que debe inspirarse en él. Y expresa que en ningún caso la preocupación por los exámenes deben condicionar o dirigir el aprendizaje, ni tampoco condicionar el curriculum y la enseñanza.
3- El autor al referirse a las técnicas de triangulación, como una de las
formas de participar en la evaluación, expresa una relación directa entre los términos “autoevaluación” y “autocalificación” de la siguiente manera: “proclamar la autoevaluación que no conlleve autocalificación es romper o encubrir las reglas de entendimiento”. Desde que comprendemos la responsabilidad del sujeto como protagonista de su propio aprendizaje, también lo será de su evaluación, y consecuente calificación. Poder decir de sí mismo cuales han sido sus progresos, sus aprendizajes, sus dificultades, sus esfuerzos y caídas, forman parte de una seria autoevaluación. La calificación surgirá como culmen del proceso, y revelará el juicio sobre la valoración que del mismo se ha efectuado, ya no solo por parte del profesor, sino también del protagonista y los compañeros.
4- Como reflexión, pienso que cualquier instancia de evaluación es un
aprendizaje, tal vez el aprendizaje no pueda ser determinado previamente, ni por el mismo que diseño el instrumento evaluador. Ya que el aprendizaje tiene que ver con la experiencia, que es personal y única, y la experiencia de un examen, evaluación, etc., tienen una carga importante ya que actúan sobre la autoestima y la autovaloración personal. Puede que los aprendizajes que surjan de la evaluación los posicionen para asumir nuevamente el desafío de aprender, ya con nuevas estrategias, con nuevas miradas, que la experiencia acumulada le va brindando. Puede que aun alunas evaluaciones los estudiantes dejen de aprender según las pretensiones de sus profesores, según los requisitos estipulados unilateralmente, en cambio sí aprenderán aquellos que les sea significativo, que hayan podido conectar con su vida, y darle el sentido y relevancia en la medida que les pueda ser útil y comprensible. La propuesta de Álvarez Méndez de asumir una evaluación formativa, tiene características revolucionarias, pues habrá que derribar algunos cimientos que aún perduran de la educación tradicional, y que limitan una aplicación de la misma. Partiendo del curriculum, pasando por la organización de los cursos y grados, la enseñanza bancaria, por los sistemas de acreditación centrados en los docentes, etc. No obstante podemos generar experiencias que viabilicen procesos integrados de aprendizajes con la evaluación, que esta misma sea el sustento de afianzamiento de las prácticas y estrategias puestas en juego. Así también abrir espacios para las preguntas, para la reflexión, para una mirada introspectiva, para buscar elementos que permitan echar luz sobre las cosas que son objeto del conocimiento y los modos de aprendizajes consecuentes.