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EDUCACIÓN INFANTIL
EL TEATRO
Dice Juan Cervera que «la Dramatización ofrece al niño la capacidad de proyectarse, de
experimentar nuevas vivencias y de manifestar sentimientos distintos de los propios»51.
Constituye, pues, un vehículo didáctico en el que el alumno se convierte en actor de su propio
proceso de aprendizaje ya que «la participación del niño debe ir mucho más allá de corear una
canción o hacer cabriolas detrás de un payaso o de un gigantón. Debe tener la facultad de
modificar el mismo hecho artístico en el que se le pide que participe»52.
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Conviene matizar, aunque sin entrar en el análisis detallado de las diferentes formas de
dramatización y los pormenores escénicos del teatro, y antes de continuar el desarrollo de
estas ideas, que «la dramatización no es una actuación dramática menor, especie de
domesticación escolar del teatro, sino una actividad con entidad propia en el campo educativo,
distinta y anterior al teatro en un proceso de educación dramática. Luego las palabras teatro y
dramatización no han de sonar nunca como la misma cosa (...). La dramatización es la vía
lenta, pero la única vía, para conseguir la presencia efectiva del teatro en la educación»56.
El teatro, «un género que despierta no solo curiosidad intelectual y estética entre los
entendidos, sino un interés cada vez mayor debido a su espectacularidad y a sus posibilidades
didácticas»57, se centra más en el espectáculo y en el espectador, y la dramatización, en el
proceso para llegar a la representación. Entre ambos existen, siguiendo a Evaristo Carrillo et
al.58, unas:
Il. de Felipe López Salam para La leyenda de las palabras, de Juan Cervera (Valladolid: Miñón, 1983, p. 53).
Semejanzas:
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Diferencias:
-En el teatro preocupa el espectáculo como resultado final con su acabado estético-
artístico y su efectividad, lo que exige múltiples ensayos; mientras en la dramatización
interesa el proceso de creación que utiliza ciertas técnicas y elementos del lenguaje teatral
como apoyo lúdico o didáctico.
En el aula, especialmente con los niños de los primeros cursos de la Educación Primaria,
prescindiríamos de algunas de las connotaciones asignadas al término teatro ya que lo
realizarían los propios niños en un rincón del aula con los demás compañeros como
espectadores y, al mismo tiempo, como partícipes en el entramado, cobrando mayor interés y
acrecentando la creatividad. La posibilidad de rectificar si se equivocan porque los temas y el
carácter desenfadado lo permiten, convierten esta actividad, en algunos momentos, en un
recurso cercano a la dramatización.
En la dramatización los personajes pueden ser marionetas o títeres, lo que resulta muy
atractivo para los niños pequeños, o los propios alumnos como actores 61. Por tanto, utilizar
marionetas puede servir de ayuda a los tímidos y reservados para desarrollar su capacidad
creativa. Los muñecos actúan como catalizadores y son un medio para expresarse y establecer
relaciones62.
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Realizaríamos de esta manera juegos de dramatización en los que los niños representarían
situaciones de la vida real en sus diversos aspectos de comunicación oral, asumiendo los
«roles» o papeles de otros seres como propios, actuando de forma similar e incluso
identificándose con ellos.
Il. de Felipe López Salam para La leyenda de las palabras, de Juan Cervera (Valladolid: Miñón, 1983, p.