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I.E.S.P.

ANTONIO LORENA

CARRERA DE ENFERMERÍA TÉCNICA

MONOGRAFÍA

La Fiebre Tifoidea y la Fiebre Paratifoidea

Este trabajo monográfico esta presentado con


la finalidad de brindar mayor información
acerca de los temas antes mencionados.

ASIGNATURA : Epidemiologia
DOCENTE : Mg. Verónica Cáceres Huillca
ALUMNOS :
 Ilia Bustos Najar
 Marriored M. Carlos Hualla

SEMESTRE : I

CUSCO – PERÚ
2019
ÍNDICE

ÍNDICE .................................................................................................................................... ii

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 1

Capítulo I ................................................................................................................................. 3

Fiebre Tifoidea ......................................................................................................................... 3

1.1. Causas ............................................................................................................................ 4

1.2. Síntomas ......................................................................................................................... 4

1.3. Etiología ......................................................................................................................... 5

1.4. Epidemiologia ................................................................................................................ 5

1.5. Anatomía Patológica ...................................................................................................... 5

1.6. Manifestaciones Clínicas ............................................................................................... 6

1.7. Prevención ...................................................................................................................... 7

1.8. Tipos............................................................................................................................... 7

Capítulo II ................................................................................................................................ 9

Fiebre Paratifoidea ................................................................................................................... 9

2.1. El agente causal .............................................................................................................. 9

2.1.1. La fiebre paratifoidea A .......................................................................................... 9

2.1.2. La fiebre paratifoidea B .......................................................................................... 9

2.1.3. La fiebre paratifoidea C .......................................................................................... 9

2.2. Modo de transmisión .................................................................................................... 10

2.3. Periodo de incubación .................................................................................................. 10

2.4. Periodo de transmisibilidad .......................................................................................... 10

2.5. Susceptibilidad ............................................................................................................. 11

2.6. Los síntomas ................................................................................................................ 11

2.7. Diagnóstico .................................................................................................................. 12

ii
2.8. Datos de Laboratorio .................................................................................................... 12

2.9. Diagnóstico Diferencial ............................................................................................... 14

2.9.1. Pronóstico.............................................................................................................. 14

2.10.Transportistas ............................................................................................................... 14

2.11.Prevención .................................................................................................................... 15

CONCLUSIONES ................................................................................................................. 16

RECOMENDACIONES ........................................................................................................ 17

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS................................................................................... 18

iii
INTRODUCCIÓN

El presente se realizó con la finalidad de obtener más conocimiento sobre la fiebre

tifoidea que es una enfermedad infecciosa aguda, febril, que se conoce también

con el nombre de fiebre entérica, es producida por Salmonella typhi, se adquiere

al ingerir agua o alimentos contaminados, es de curso prolongado, puede tener

complicaciones graves como la perforación intestinal, se dispone de varios

paraclínicos para el diagnóstico como el hemocultivo y mielocultivo.

La fiebre tifoidea y paratifoidea son enfermedades bacterianas sistémicas,

caracterizadas por un comienzo insidioso, con manifestaciones no específicas,

que consisten en fiebre continua, males- tar general, anorexia, cefaleas,

bradicardia relativa, tos no productiva, manchas rosáceas en el tronco,

estreñimiento o diarrea y afectación de los tejidos linfoideos. El cuadro clínico de

la fiebre paratifoidea suele ser menos intenso y con una tasa de letalidad menor.

Los agentes implicados son la Salmonella typhi para la fiebre tifoidea, del que se

pueden diferen- ciar 106 variedades, y para la fiebre paratifoidea las Salmonella

paratyphi A, B y C. Su distribución es mundial, habiendo disminuido su

incidencia en los países desarrollados por la mejora de las con- diciones

higiénico-sanitarias. En la fiebre tifoidea el reservorio exclusivo es el hombre

enfermo o portador, y en la paratifoidea por lo general el hombre y en raras

ocasiones animales domésticos.

1
La vía de transmisión es a través de agua o alimentos contaminados con orina o

heces de un en- fermo o portador. Los alimentos involucrados pueden ser

mariscos, frutas o verduras contaminadas, leche o productos lácteos. Las moscas

también pueden actuar como vehículo de transmisión, in- fectando los alimentos.

El período de incubación depende de la magnitud de la dosis infectante y oscila

entre 1 y 3 semanas en la fiebre tifoidea, y de 1 a 10 días para la fiebre

paratifoidea. El período de transmisibilidad se mantiene mientras persistan los

bacilos en las heces, normalmente desde la primera semana de enfermedad hasta

el final de la convalecencia; este período es de 1 a

2 semanas en la fiebre paratifoidea. Un 10% de pacientes no tratados de fiebre

tifoidea dispersa- rán bacilos durante tres meses después del inicio de los

síntomas y del 2-5% se tornarán portado- res permanentes.

La susceptibilidad es general, y aumenta en personas con aclorhidria gástrica.

Tras enfermedad manifiesta, subclínica o inmunización activa surge una

inmunidad específica, pero no suficiente para proteger frente a una nueva

ingestión de gran número de microorganismos.

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Capítulo I

Fiebre Tifoidea

La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa sistémica que se caracteriza por que el paciente

presenta fiebre elevada y síntomas abdominales causados por la infección de la bacteria

Salmonella typhi. “Puede afectar a cualquier persona que no esté inmunizada frente a la

infección”, explica a CuídatePlus José María Marimón, microbiólogo y miembro de la junta

directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica

(Seimc), quien señala que la fiebre paratifoidea es similar a la tifoidea, pero, en general, tiene

un curso más benigno y está causada por la infección de la bacteria Salmonella paratyphi.

Incidencia

En la actualidad, la incidencia de la fiebre tifoidea en España es muy baja. Además, la mayoría

de los casos que se diagnostican suelen ser importados. Según las cifras que aporta el Servicio

de Vigilancia Epidemiológica del Centro Nacional de Epidemiología (Instituto de Salud Carlos

III), en el año 2013 se declararon en España únicamente 64 casos de fiebre tifo-paratifoidea, lo

que representa una incidencia de 0,15 casos por 100.000 habitantes. Respecto a las diferencias

entre la fiebre tifoidea y la paratifoidea, Marimón aclara que la fiebre tifoidea es, en general,

bastante más prevalente.

Sin embargo, se estima que se producen 22 millones de casos de fiebre tifoidea al año en todo

el mudno, que dan como resultado 200.000 muertes. De ahí la importancia de adoptar medidas

preventivas cuando se viaja a las zonas con mayor incidencia. "Los países donde se produden

más casos son los de sudeste asiático, subcontinente indio, África -sobre todo central y

occidental- y Susamérica", precisa Fernando de la Calle, facultativo especialista en Medicina

Tropical y del viajero del Hospital La Paz-Carlos III (Madrid).

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1.1. Causas

La causa de la fiebre tifoidea es la infección por la bacteria Salmonella typhi, mientras

que la fiebre paratifoidea está causada por la infección por Salmonella paratyphi. Tal y

como indica José María Marimón, de la Seimc, la ruta de infección de ambas es por vía

oral. “El ser humano es el único reservorio de la enfermedad. Por lo tanto, la infección

sólo se adquiere al ingerir agua o alimentos contaminados por estas bacterias por las

heces (raramente por la orina) de enfermos o portadores de la infección (transmisión

fecal-oral)”.

Las bebidas y los alimentos que con más frecuencia pueden estar contaminados por la

bacteria son la leche, el queso, los helados y otros derivados lácteos, los mariscos que

crecen en lugares cercanos a puntos de eliminación de las aguas residuales, las verduras

regadas con aguas fecales, los huevos, algunas carnes y el agua.

El contagio directo entre el enfermo y las personas de su entorno es posible, pero no

frecuente. Las moscas también pueden actuar como transmisoras.

1.2. Síntomas

Los síntomas de la fiebre tifoidea pueden oscilar desde manifestaciones leves hasta

síntomas muy graves que, incluso, pueden causar la muerte. “Inicialmente hay un periodo

de incubación de entre una y seis semanas, normalmente 1 ó 2 semanas, tiempo que varía

en función de las personas y la cantidad de bacterias”, explica el microbiólogo José María

Marimón. De la Calle coincide en señalar que "no son síntomas muy específicos".

El especialista indica que los síntomas se caracterizan fundamentalmente por una fiebre

elevada y sostenida (39ºC-40ºC). Además, las personas afectadas por esta patología

pueden presentar debilidad, dolor abdominal, dolor de cabeza y pérdida de apetito.

“También es frecuente la hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y del

bazo)”, matiza. “En algunos casos también aparece una erupción cutánea de manchas

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planas de color rosa. La diarrea, típica de la infecciones por el resto de serotipos de

Salmonella (las conocidas salmonelosis) es poco frecuente en la fiebre tifoidea".

El especialista del Hospital Carlos III añade que, coincidiendo con los picos de fiebre,

son "muy frecuentes los temblores o escalofríos".

1.3. Etiología

La S. Typhi es un bacilo gramnegativo, flagelado, no encapsulado, no esporulado y

aeróbico (anaerobio facultativo), cuenta con el antígeno O (somático), H (flagelar) y el

antígeno Vi.

1.4. Epidemiologia

La fiebre tifoidea se observa más en edad escolar y adolescentes, es excepcional en

lactantes y poco frecuente en preescolares. Debido a que los seres humanos son el único

reservorio natural de S. Typhi, es necesario el contacto directo o indirecto con una

persona infectada (enferma, o portadora crónica) para que se produzca la infección. La

forma más frecuente de transmisión es la ingestión de alimentos o de agua contaminada

por heces humanas; se observan brotes transmitidos por el agua debidos a saneamiento

deficiente y a transmisión fecal-oral directa por la mala higiene personal, especialmente

en países en vías de desarrollo. La incidencia ha disminuido notablemente en los países

desarrollados; en USA aproximadamente el 65% de los casos son el resultado de viajes

internacionales habitualmente implicados los viajes a Asia, América Central y del Sur

(especialmente México).

1.5. Anatomía Patológica

Es típica la hiperplasia de las placas de Peyer con necrosis y descamación del epitelio

que las recubre y producción de úlceras. Puede haber hemorragias; perforación, ya que

la lesión inflamatoria penetra hasta la muscular y la serosa del intestino. Los ganglios

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linfáticos mesentéricos, el hígado y el bazo están hiperémicos y generalmente muestran

áreas de necrosis focal. El hallazgo predominante es la hiperplasia del tejido

reticuloendotelial con proliferación de mononucleares. También puede observarse

inflamación en forma de abscesos localizados, neumonía, artritis séptica, osteomielitis,

pielonefritis y meningitis.

1.6. Manifestaciones Clínicas

El periodo de incubación suele ser de 7-14 días, pero puede variar entre 3-30 días,

dependiendo de la magnitud del inóculo ingerido. Las manifestaciones clínicas de la

fiebre dependen de la edad: Niños de edad escolar y adolescente: El comienzo de los

síntomas es insidioso, a lo largo de 2-3 días se presentan los síntomas iniciales de fiebre,

malestar, anorexia, mialgias, cefalea y dolor abdominal, puede haber una diarrea de la

consistencia del puré de guisantes, en fases posteriores se hace más llamativo un

estreñimiento. Las náuseas y los vómitos son infrecuentes y sugieren la existencia de una

complicación, en especial si aparece en la segunda o tercera semana. Puede haber tos y

epistaxis. la fiebre que asciende en escalera se hace continua y elevada en el plazo de una

semana, alcanzando con frecuencia los 40° C.

Durante la segunda semana de la enfermedad, existe fiebre elevada mantenida y la fatiga,

anorexia, tos y los síntomas abdominales aumentan de intensidad. El paciente acude con

una enfermedad aguda, desorientado y aletargado, puede haber delirium y estupor. En la

exploración puede detectarse bradicardia, hepatomegalia, esplenomegalia y distensión

abdominal con dolor difuso a la palpación. Aproximadamente en el 50% de los pacientes

aparece un exantema maculoso (roséola) o maculopapuloso hacia el 7° ó 10° día. Las

lesiones son habitualmente discretas, eritematosas, de 1 a 5 mm de diámetro, están

discretamente elevadas y palidecen con la presión; aparecen en brotes en la parte inferior

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del tórax y el abdomen y duran 2-3 días, al curarse dejan un ligero color marrón en la

piel. En la auscultación del tórax pueden escucharse roncus y estertores dispersos.

1.7. Prevención

En zonas endémicas la mejora del saneamiento y el agua corriente limpia son esenciales

para el control de la fiebre tifoidea. Para reducir al mínimo la transmisión de persona a

persona y la contaminación de alimentos son necesarias medidas de higiene personal, el

lavado de manos y prestar atención a los hábitos de elaboración de los alimentos. Se

recomiendan los esfuerzos por erradicar S. Typhi de los portadores, pues los seres

humanos son el único reservorio.

Se dispone de varias vacunas contra S.typhi. Una vacuna parenteral de gérmenes

inactivados con calor y acetona brinda una protección limitada y se asocia a efectos

adversos como fiebre, reacciones locales y cefalea. Se administra a dosis de 0.5 ml por

vía subcutánea a mayores de 10 años y 0.25 ml a menores de 10 años, se aplican dos

dosis con intervalo de un mes. Se obtiene inmunidad por 3 años. La efectividad de las

vacunas depende de los programas de vacunación y de factores que tienen influencia en

la inmunidad. Estos factores incluyen distribución demográfica, susceptibilidad e

inmunidad de la población, grado de cobertura de la vacunación, duración de la

inmunidad asociada a la vacuna. La vacuna más indicada para ser aplicada a los viajeros

es la Vi, ya que es igualmente efectiva y mucho menos tóxica que las demás. La vacuna

de células es la más efectiva que la Ty21 y Vi pero se asocia más con eventos adversos.

1.8. Tipos

Hay dos tipos:

 Fiebre tifoidea

Este tipo se origina por la infección de la bacteria Salmonella typhi.

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 Fiebre paratifoidea

Esta segunda está causada por la bacteria Salmonella serotipos paratyphi A, B y C. El

cuadro clínico causado por estos tres serotipos es similar al de la fiebre tifoidea, aunque,

en general, este tipo es más benigno. En la actualidad no existe vacuna Salmonella

paratyphi.

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Capítulo II

Fiebre Paratifoidea

Es una enfermedad infectocontagiosa es decir causada por una bacteria o agente infeccioso que

invade a un ser humano el que a su vez puede contagiar a otro ser humano.

2.1. El agente causal

Los agentes causales de la fiebre paratifoidea son principalmente Salmonella Paratyphi

A y Salmonella Paratyphi B (exceptuando la variedad Java productora de salmonelosis),

aunque también podría causarla Salmonella Paratyphi C.

2.1.1. La fiebre paratifoidea A

Es una enfermedad infecciosa intestinal. Es provocada por la Salmonella paratyphi.

síntomas son muy parecidas a la de la fiebre tifoidea. Pero la enfermedad se presenta de

repente, y con síntomas más leves y una duración muy corta. Suele haber mucha fiebre

2.1.2. La fiebre paratifoidea B

es una enfermedad infecciosa intestinal, causada por la Salmonella schottmuellen. La

enfermedad se presenta como algo parecido a la fiebre tifoidea o una gastroenteritis muy

severa, o las dos a la vez. El diagnóstico es lo mismo que para la fiebre tifoidea y se trata

con cloranfenicol o cotrimoxazol. Esta enfermedad suele ocurrir en Europa.

La prevención es lo mismo que para estos tipos de enfermedades. Se sabe que la vacuna

de la fiebre tifoidea también es eficaz para la paratifoidea b.

2.1.3. La fiebre paratifoidea C

Es una enfermedad infecciosa intestinal, provocada por la Salmonella hirschfeldii. Es

una enfermedad muy rara y suele ocurrir en el Lejano Oriente. Cursa con septicemia con

abscesos metastásicos. Puede haber colecistitis. El diagnóstico es por sangre y el

tratamiento es con cloranfenicol.

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2.2. Modo de transmisión

La transmisión se produce tras la ingestión de comida o agua contaminados por heces y

orina de pacientes y portadores. Los alimentos involucrados pueden ser verduras, frutas,

leche o productos lácteos y mariscos contaminados. Las moscas también pueden actuar

como vehículo de transmisión, infectando los alimentos. Algunos estudios

epidemiológicos sugieren que mientras la transmisión por agua de S. Typhi está

producida normalmente por un pequeño inóculo, la transmisión por alimentos se

relaciona con inóculos mayores y con altas tasas de ataque. Aunque la transmisión

persona a persona es infrecuente, se ha documentado la transmisión de S. Typhi durante

las prácticas sexuales.

2.3. Periodo de incubación

El período de incubación depende del tamaño del inóculo. Oscila entre 3 y 60

días (normalmente de 8 a 14 días) en la fiebre tifoidea y de 1 a 10 días en la fiebre

paratifoidea.

2.4. Periodo de transmisibilidad

La transmisión se mantiene mientras persistan los bacilos en las heces, normalmente

desde la primera semana de enfermedad hasta el final de la convalecencia; en la

fiebre paratifoidea este período es de 1 a 2 semanas. Un 10% de pacientes con fiebre

tifoidea no tratada excretarán bacilos durante tres meses después del inicio de los

síntomas y el 2-5 % se harán portadores crónicos.

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2.5. Susceptibilidad

La susceptibilidad es general y aumenta en personas con aclorhidria gástrica. Tras la

enfermedad, manifiesta o subclínica, o la inmunización activa, surge una inmunidad

específica relativa.

¿Como actúa la bacteria?

Comienza cuando la bacteria Salmonella typhi se transmite de otra persona debido a la

mala higiene tales como no lavarse las manos después de usar el baño. Una vez ingresada

al tubo digestivo la salmonela tiene como primera barrefra el jugo gástrico, el cual, puede

detener su avance si tiene una acidez normal y no ha sido modificado por antiácidos u

otros factores. Finalmente, la bacteria pasa hasta el intestino, penetra en la mucosa

intestinal (recubrimiento) en el tejido subyacente. Si el sistema inmunológico es incapaz

de detener la infección aquí, la bacteria se multiplica y luego se extendió al torrente

sanguíneo, tras lo cual los primeros signos de la enfermedad se observan en forma de

fiebre. La bacteria penetra más a la médula ósea, hígado y vías biliares, de la cual las

bacterias se excretan en el intestino.

2.6. Los síntomas

La fiebre paratifoidea se asemeja a la fiebre tifoidea, pero se presenta con un inicio más

brusco, los síntomas más leves y un curso más corto. La infección se caracteriza por una

fiebre prolongada, dolor de cabeza, dolor abdominal, malestar general, anorexia, tos no

productiva (en la etapa temprana de la enfermedad), un pariente bradicardia (frecuencia

cardíaca lenta), y hepatoesplenomegalia (agrandamiento del hígado o del bazo).

Aproximadamente el 30% de los caucásicos se desarrollan manchas rosadas en el cuerpo

central llamadas roséolas. En los adultos, el estreñimiento es más común que la diarrea.

Sólo el 20% a 40% de las personas inicialmente tener dolor abdominal. síntomas

inespecíficos como escalofríos, diaforesis (sudoración), dolor de cabeza, anorexia, tos,

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debilidad, dolor de garganta, mareos y dolores musculares se presentan con frecuencia

antes de la aparición de la fiebre. Algunos síntomas son muy raros psicosis (trastornos

mentales), confusión y convulsiones.

Lactantes y niños pequeños (<5 años): En este grupo de edad es rara la fiebre entérica,

aunque puede haber clínica de sepsis, la enfermedad es sorprendentemente leve en el

momento de la presentación, lo que hace difícil el diagnóstico y que sea posible

infradiagnosticarla. En lactantes con fiebre tifoidea demostrada por cultivo se observan

cuadros de fiebre ligera y malestar, que se atribuye erróneamente a un síndrome viral. La

diarrea es más común en niños pequeños con fiebre tifoidea que en los adultos, lo que

conduce al diagnóstico de gastroenteritis aguda. Otros pueden presentarse con signos y

síntomas de infección de vías respiratorias inferiores.

2.7. Diagnóstico

El diagnóstico se hace con los síntomas anteriores, el antecedente probable de haber

ingerido comidas contaminadas, y los exámenes que en general son precisos. El

hemograma incluye disminución de los glóbulos blancos y rojos. Otras alteraciones

pueden ser aumento de las pruebas hepáticas y más raramente del sedimento de orina. El

exámen que hace el diagnóstico definitivo es el cultivo sanguíneo de una o mas muestras

tomadas después de la primera semana (en el periodo febril). Otros exámenes como la

prueba de windal se han mostrado inespecíficos.

2.8. Datos de Laboratorio

En el diagnóstico de fiebre tifoidea son útiles los siguientes estudios paraclínicos:

Biometría Hemática: Con frecuencia se observa anemia normocítica y normocrómica tras

varias semanas de enfermedad y esta relacionada con pérdida de sangre por el intestino

o con depresión de la médula ósea. Los recuentos leucocitarios son frecuentemente bajos

en relación con la fiebre y con la toxicidad, pero los límites son muy variables: con

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frecuencia se observa leucopenia, habitualmente no inferior a 2 500 células/mm3, tras

una o dos semanas de enfermedad. Cuando se producen abscesos piógenos, los leucocitos

pueden alcanzar 20 000-25 000 células/mm3. La trombocitopenia puede ser llamativa y

persistir durante un periodo de hasta una semana. Frecuentemente están alteradas las

pruebas de función hepática. Es común la proteinuria, muy frecuente la presencia de

leucocitos y sangre en heces.

Reacción de Widal: Es útil en la segunda semana y tercera de enfermedad, por que es

cuando se encuentran los títulos elevados de anticuerpos, arriba de 1:160 son títulos

significativos, el antígeno O se encuentra elevado durante la fase aguda de la enfermedad,

mientras que el antígeno H permanece elevado por varios meses, esta prueba debe

tomarse con reserva para el diagnóstico por que los anticuerpos O y H de S. Typhi no

son únicos para este serotipo ni tampoco para la salmonelosis.

Reacción de fijación de superficie: Es considerada de un amayor susceptibilidad y

especificidad que la reacción de Widal, tiene una sensibilidad del 90% y falsas negativas

menores de 15%.

Henocultivo: Positivo durante la primera semana de enfermedad en el 80% de los casos.

Mielocultivo: Le atribuye mayor porcentaje de positividad que el anterior (90%).

Coprocultivo: Empieza a ser positivo al final de la primera semana con mayor frecuencia

en la segunda y tercera, es útil en portadores sinstomáticos.

Urocultivo; Es positivo en la primera semana.

Cultivo de aspirado de roséola: Se presenta en el 25-30% en los niños, permite la

identificación del germen en el 90% de los casos.

Cultivo de líquido duodenal: Se aprecia en individuos con sospechas de ser portadores.

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2.9. Diagnóstico Diferencial

Durante la etapa inicial de la fiebre puede confundirse clínicamente con una

gastroenteritis, un síndrome viral, bronquiolitis o bronconeumonía. Posteriormente el

diagnóstico comprende la sepsis por otras bacterias patógenas.

2.9.1. Pronóstico

La mayoría de los síntomas se resuelven a la cuarta semana de el inicio de las molestias

si no fue tratado, la mayoría de las complicaciones de la tifoidea suceden entre la tercera

y cuarta semana de enfermedad. La enfermedad no es mortal. Con detección oportuna,

un buen diagnóstico y debido a los antibióticos. La azitromicina es muy eficaz contra las

bacterias. Entre las complicaciones tenemos perforación intestinal, infecciones en otras

partes del cuerpo (osteomielitis, artritis, meningitis) y un shock séptico letal.

2.10. Transportistas

Los seres humanos y, en ocasiones, los animales domésticos son los portadores de la

fiebre paratifoidea. Los miembros de una misma familia puede ser transitorio o

permanente transportistas. En la mayor parte del mundo, portadores fecales de corta

duración son más comunes que las compañías urinario. El estado de portador crónico

urinaria se produce en aquellos pacientes con infección por Schistosoma (golpe de suerte

la sangre parásitos).Es posible continuar esparciendo Salmonella paratyphi hasta por un

año y, durante esta fase, una persona se considera ser un portador. El estado de portador

crónico puede seguir a una enfermedad aguda, leve o incluso infecciones subclínicas. Los

portadores crónicos son más a menudo las mujeres que fueron infectadas en su edad

madura.

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2.11. Prevención

Los niños y los adultos deben ser cuidadosamente instruidos sobre la higiene personal.

Esto incluye lavarse cuidadosamente las manos después de defecar y el contacto sexual,

antes de preparar o comer alimentos, y especialmente la disposición sanitaria de las heces.

Los manipuladores de alimentos deben ser educados en la higiene personal antes de

manipular alimentos ni utensilios y equipo. Las personas infectadas deben ser advertidos

de evitar la preparación de alimentos.

Los que viajan a países con condiciones sanitarias pobres deben recibir una vacuna contra

el tifus, que protege contra la infección paratifoidea B, antes de la salida. Las personas

sexualmente activas deben ser educados sobre los riesgos de prácticas sexuales que

permita el contacto fecal-oral.

Los propietarios de los peces tropicales deberían asegurar una limpieza escrupulosa de

acuarios para eliminar posibles S. paratyphi B organismos.

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CONCLUSIONES

La efectividad de las vacunas depende de los programas de vacunación y de factores que tienen

influencia en la inmunidad. Estos factores incluyen distribución demográfica, susceptibilidad

e inmunidad de la población, grado de cobertura de la vacunación, duración de la inmunidad

asociada a la vacuna. Se concluyó que la vacuna más indicada para ser aplicada a los viajeros

es a Vi, ya que es igualmente efectiva y mucho menos tóxica. La vacuna de células es la más

efectiva que la Ty21 y Vi pero se asocia más con eventos adversos.

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RECOMENDACIONES

Existen dos maneras de prevenir la fiebre tifoidea: “Una, es no ingerir agua o alimentos

contaminados con la bacteria. Para ello hay que beber agua potable y alimentos libres de la

bacteria o bien cocinados, ya que el calor las destruye. Esta medida, además, puede ayudar a

prevenir otras infecciones gastrointestinales”.

Así, el control de la manipulación de alimentos y la conservación de la comida y el tratamiento

adecuado de las aguas residuales, con el fin de evitar la contaminación de las aguas de consumo,

junto con la educación sanitaria de la población, pueden ser herramientas eficaces para prevenir

el contagio de la fiebre tifoidea. Las medidas individuales son fundamentales:

o Higiene básica, como lavarse las manos antes de comer.

o No comer alimentos preparados en puestos callejeros.

o No tomar bebidas con hielo de dudosa procedencia.

o Abstenerse de tomar infusiones o té en lugares que no gocen de su confianza, a no ser que

se hayan tratado correctamente o se hayan preparado con agua mineral.

o No ingerir productos lácteos, excepto si está completamente seguro de que han sido

pasteurizados.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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