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ENELAMBITO
PUBLICO
John Friedman
PLANIFICACION
ENELAMBITO
PUBLICO
Traducción
Silvia Godé Puyuelo
A Harvey S. Perloff
INMEMüRIAM
NOTA EDITORIAL
La publicación de la edición española de este libro no incluye ni la tercera parte ni el apéndice C de la obra
original por razones de relevancia para el lector español.
Edita:
Pág.
SUMARIO.................................................................................................. 7
LISTA DE ILUSTRACIONES 11
AGRADECIMIENTOS.............................................................................. 13
INTRODUCCION...................................................................................... 15
EPILOGO 333
7
INTRODUCCION A LA EDICION ESPAÑOLA
Decía hace poco Michel Rocard en un diálogo que sostenía con Paul
Ricoeur y que publicaba la revista Micromega, que sus más altos
funcionarios en Palais Matignon no le planteaban últimamente el cómo
abordar un cierto problema, o con qué instrumento jurídico sería mejor
responder a tal o cual cuestión, sino que invariablemente le decían: "¿Es
legítimo que el Estado deba ocuparse del tema?".
Plantearse hoy, como quizás siempre, la relación entre administraciones
públicas y sociedad conduce de forma inevitable a cuestionarse loas ámbitos
propios de dos formas, autoridad y libre regulación sociomercantil, de
resolución de los problemas colectivos, así como las diferentes formas de
prestación y relación con los afectados o usuarios. .
Nos encontramos en plena crisis de los modelos de economía centralmente
administrada, y en lo que parece una etapa de predominio de la respuesta
mercantil a los problemas sociales. A pesar de todo continúan existiendo
problemas, conflictos valores que resulta más operativo (¿racional?)
planteárselos desde instancias administrativo-públicas, y no dejarlos a la libre
regulación (resolución-agravamiento) del mercado.
El libro que aquí presentamos, fruto del magnífico trabajo del Profesor de
Planificación de la Universidad de California en Los Angeles, John
Friedmann, se sitúa en esta tesitura, y lo hace con la voluntad de establecer un
cierto balance teórico sobre las grandes corrientes planificadoras de nuestra
época, a partir del gran interrogante que relaciona pensamiento y acción.
Como afirma Friedmann, razón y democracia aparecieron en pleno siglo
XVIII como posibilidades de organizar y ordenar naturaleza y sociedad, y
hacerlo confiando en la capacidad de la gente común para su propio
autogobierno. Pero en seguida aparecieron dudas sobre el concepto de razón y
racionalidad. Desde una lógica de mercado, racionalidad implica
identificación entre medios y fines, siendo los propios de un individuo o
empresa. Pero, también se alude a racionalidad para referirse a aquel
comportamiento que resulta conforme con lo socialmente previsto. Ello
implica un cierto diálogo entre intereses más inmediatos y específicos, y un
entorno social que exige o plantea ciertas limitaciones o conductas.
Durante el pasado siglo va planteándose un cierto tipo de "racionalidad
social" como contrapunto a las realidades "indeseadas" del mercado. Desde
9
INTRODUCCION A LA EDICION ESPAÑOLA
JOAN SUBIRATS
Catedrático de Ciencias Política y de la Administración
10
ILUSTRACIONES
TABLAS
FIGURAS
11
ILUSTRACIONES
12
AGRADECIMIENTOS
Se tardó más de cinco años en hacer este libro, y nunca podré expresar
adecuadamente mi agradecimiento a todos aquellos que directa o indirecta-
mente han colaborado en moldear sus argumentos y su presentación. Particu-
larmente deseo expresar mi gratitud a Peter Marris, Carl Boggs, Goetz Wolff,
y Stephanie Pincetl, cuyos comentarios sobre varias partes del manuscrito me
fueron de gran utilidad al revisar los primeros esquemas. Marco Cenzatti pasó
más de un año discutiendo conmigo las ideas que aparecen en la Primera y Se-
gunda Parte. También redactó el Apéndice C y dedicó semanas enteras a la
preparación del Indice. Siento hacia él un profundo agradecimiento. Recono-
cimiento especial,asimismo, merecen Richard Foglesong y Manuel Castells,
quienes leyeron el manuscrito entero cuando se acercaba su finalización, y de
cuyos detallados comentarios me beneficié altamente.
Por encima de todo, quisiera dar las gracias a los estudiantes y a la facultad
del Programa de Planificación Urbana en UCLA, quienes crearon la atmósfera
necesaria para que las ideas que este libro contiene pudiesen florecer. Genera-
ciones de estudiantes lucharon conmigo a través de los cursos introductorios
sobre teoría de la planificación, y seguramente, sin sus preguntas penetrantes
y a menudo desafiantes, este libro nunca se hubiera escrito. Mis colegas Ed-
ward Soja, Allan Heskin y Dolores Hayden me ilustraron sobre las diferentes
facetas del pensamiento radical: el materialismo histórico, el anarquismo so-
cial y el feminismo socialista. Puede que no reconozcan sus contribuciones a
este libro y, desde luego, quizá no les guste lo que he escrito, pero de cual-
quier manera,me siento agradecido hacia ellos. Ellos fueron mis profesores.
Hace tres décadas, tuve otros profesores con los que estoy profundamente
en deuda. Sus nombres son Rexford G. Tugwel1, Edward C. Banfield, y, espe-
cialmente, Harvey S. Perloff, cuya prematura muerte en 1983 nos privó a to-
dos de mentor, decano, e inagotable fuente de inspiración. A él está dedicado
13
AGRADECIMIENTOS
14
INTRODUCCION
El siglo XVIII nos legó una doble herencia de razón y democracia. Razón
significaba confianza en la capacidad de la mente para comprender los equili-
brados procesos de la naturaleza y la sociedad, y hacerlos inteligibles. Demo-
cracia significaba confianza en la capacidad de las personas corrientes para
autogobernarse. Presuponía que todos nosotros poseemos capacidad para ra-
zonar (1).
Durante un breve instante en el curso de la historia, estas dos poderosas
creencias se unieron en la figura ilustre de Thomas Jefferson (1743-1826). El
deseo más sincero de Jefferson fué "ver al elemento republicano de control
popular forzado al máximo en su ejercicio práctico" (Garraty y Gay 1983,
793). Como escribió a un amigo en 1816, lo que él imaginaba era una repúbli-
ca autogobernada cuyas unidades básicas eran vecindarios rurales o distritos
(carta a Joseph C. Cabell, en Abbott 1947). Unicamente las cuestiones que no
se pudiesen resolver en este nivel inferior de gobierno se filtrarían hacia arri-
ba, para ser resueltas en niveles sucesivamente más elevados. La presunción
era que hay relatívamente pocos asuntos que la gente sea incapaz de manejar
adecuadamente por si misma en sus propias comunidades.
La imagen de Jefferson de una "república elemental de distritos" muestra
afinidades con las orgullosas tradiciones suizas de autogobiemo local y con
los principios federalistas anarquistas de Prouhdon (Prouhdon 1979;
orig.1863). Estos tres modelos (de los cuales solo el suizo se mantiene opera-
tivo) intentan prevenir contra una concentración excesiva de poder en manos
de un estado remoto y abstracto. Pero Jefferson fué el último de una gran sa-
ga. Fundamentalista agrario, era incapaz de imaginarse la América urbana e
industrial del futuro. Para él, los "escogidos de Dios" eran pequeños terrate-
nientes, granjeros autosuficientes, gente honrada que "trabaja la tierra" (Ga-
rraty y Gay, 1983, 793).
Alexander Hamilton, abogado y banquero, fué más profético sobre lo que
iba a ocurrir. Como Secretario del Tesoro bajo George Washington (1790),
Hamilton consiguió que el Congreso aprobara la creación del First Bank of
the United States. Mercantilista por convicción, propuso incesantemente me-
didas públicas para apoyar el crecimiento del sector industrial privado. Hamil-
ton creía en el estado, pero su fé en la democracia era notablamente más limi-
(1) Para una introducción clásica a la historia intelectual de la Ilustración, ver Cassier
(1951) y Gay (1969).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(2) Sobre los orígenes de la ingeniería como profesión moderna y su relación con la
planificación, ver Hayek (1955) y Noble (1977).
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INTRODUCCION
(3) En la raíz de la idea del progreso social, había una gran contradicción. Si progre-
so significaba un incremento estable en la felicidad general de las personas, el sistema eco-
nómico, que era una de las principales palancas del progreso invitaba a la búsqueda com-
petitiva e ilimitada del interés propio. El cálculo económico, que finalmente abarcaría
prácticamente todos los aspectos de la vida social, convirtió los métodos tradicionales de
autocontrol comunitario en antitéticos y, dado el objetivo de racionalidad económica, in-
cluso en irracionales. Fueron sustituidos por las leyes sin compasión del mercado y de los
poderes policiales del estado. Las pasiones naturales de los seres humanos tenían que ser
controladas, por tanto, mediante la planificación por parte del estado, especialmente ante
las injusticias flagrantes que la economía engendra y que podían avivar la ira de aquellos
que se convertían en sus víctimas. La teoría del control social (F.A. Ross 1901) expresaba
el temor de la burguesía de que su juego pudiese descubrirse, engendrando masivos desór-
denes civiles y revueltas.
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LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
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INTRODUCCION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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INTRODUCCION
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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INTRODUCCION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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INTRODUCCION
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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INTRODUCCION
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PRIMERA PARTE
CONCEPTOS
CAPITULO 1
EL TERRENO DE LA TEORlA
DE LA PLANIFICACION
Cuando decimos que alguien ha actuado racionalmente denotamos, nor-
malmente, aprobación. Pero, ¿qué queremos decir exactamente cuando habla-
mos de una acción "racional"? Para algunos, una acción es racional cuando se
ajusta a un criterio formal, como por ejemplo, el de la eficiencia económica.
Si puedo conseguir más de algo con el mismo coste, se dice que estoy actuan-
do racionalmente. Para otros, ajustarse al comportamiento socialmente espera-
do es racional. Por tanto, si dejo mi trabajo por otro que supone más dinero, la
gente asentirá comprensiva: he actuado racionalmente. ° si como industrial,
cierro mi empresa en Cleveland, porque puedo incrementar los beneficios de
mi compañía trasladando las operaciones a Arizona o Brasil, esta acción tam-
bién será ampliamente aclamada como racional. Aunque el cierre pueda dejar
sin trabajo a miles de personas, mi primera responsabilidad es hacia mi mismo
y mis accionistas.
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
importante de todos estos cambios fué el declive gradual del orden "orgá-
nico" de la sociedad feudal y el nacimiento de la economía como sistema
de mercados interrelacionados (Polanyi 1957). A medida que las activida-
des económicas empezaban a regirse por el principio del beneficio privado
y a ser espoleadas por la competencia, casi todas las relaciones sociales
fuera del hogar se hacían más dependientes del dinero. El segundo cambio
fué una ciencia de la sociedad que, junto con sus diversas disciplinas, tuvo
que lograr madurez y alcanzar una cierta aceptación social antes de que la
nueva planificación pudiese basarse en ella. El tercero, la revolución in-
dustrial, tuvo que madurar antes de que el estado burocrático tomase un
rol activo en la promoción de las nuevas fuerzas económicas, manteniendo
los equilibrios externos e internos necesarios, y haciendo frente a los
enormes problemas sociales que había engendrado la industrialización.
Antes del siglo XIX, había prevalecido un tipo de planificación muy
distinto. Puesto que tendía a imponer un orden racional, euclidiano, so-
bre las formas orgánicas de la naturaleza, lo denominaré diseño ortogo-
nal (Houghton-Evans 1980). Para arquitectos e ingenieros, que fueron
sus principales practicantes, las lineas y ángulos rectos del diseño orto-
gonal eran modelos clásicos de una ordenación racional y artificial del
espacio. Las proto-ciudades del mundo antiguo -por ejemplo, los centros
ceremoniales de la dinastía Chou; Teotihuacan en la meseta central de
México; y Angkor Wat, la magnífica ciudad-templo del imperio Khmer-
son ejemplos clásicos de diseño ortogonal (Wheatley 1971). En impresio-
nante diseño de Pierre Charles L 'Enfant para la capital federal en Was-
hington D.C. (1791) es una muestra más reciente. En su forma más pura,
el diseño ortogonal se puede encontrar en las concepciones dlel espacio
utópico expresado en la Ciudad del Sol de Campanella, en el siglo XVII,
con sus patrones simétrico-jerárquicos (Campanella 1981), y en la ciu-
dad de Brasilia (siglo XX), diseñada por Lucio Costa y Oscar Niemeyer
en forma de avión con alas en flecha. Fueron grandes arquitectos como
estos quienes diseñaron las grandes ciudades de la antiguedad; idearon
los complejos sistemas de irrigación de las primeras civilizaciones "hi-
dráulicas" de Egípto, Mesopotamia, el Valle del Indus, y China; y traza-
ron las carreteras que vieron a las legiones romanas desfilar desde el
centro imperial hasta las regiones más alejadas del imperio (Childe
1956; Wittfogel 1959, Mumford 1961) (2).
(2) Según Houghton Evans (1980), la gran virtud del diseño "ortogonal" es su inteli-
gibilidad. El diseño, afinna, exige "una aproximación ordenada", en la cual funciones se-
paradas están conectadas con el espacio, con lo que su lógica se hace visible, creando un
sistema coherente de relaciones espaciales. En esta visión, el diseño ortogonal aparece co-
mo el extremo opuesto del Design With Nature (1969), de Ian MacHarg. No es obede-
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
(5) El descubrimiento de un ámbito públic.o puede considerarse como ,el logro supre-
mo de la Ilustración. Como movimiento social, la Ilustración había proyectado por primera
vez a las masas dentro de la corriente de los acontecimientos históricos, había legitimado
una política democrática y había dado origen al "cuarto estado", la prensa, que ayudó a es-
tablecer, para una sociedad en rápida urbanización, un sentimiento compartido de lo "pú-
blico". Los problemas que ascendían a la conciencia pública eran, por definición, de inte-
rés general. Este hecho contribuye a explicar la multiplicación de actividades
planificadoras en el período posterior a la Ilustración.
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
Planificación Urbana
• utilización del suelo (zonificación, ubicación de servicios públicos)
• transporte local (autopistas, transporte urbano, aeropuertos, puertos)
• reurbanización
• diseño urbano
• conservación del entorno urbano
• desarrollo comunitario (planificación de barrios)
Planificación del Desarrollo Regional
• desarrollo de recursos naturales (irrigación, energía hidráulica, desa-
rrollo integral de cuencas fluviales)
• desarrollo económico regional (desigualdades interregionales, areas
con problemas especiales, "desequilibrio" urbano-rural)
• política migratoria y de población
• ubicación de la industria (núcleos de crecimiento)
• transporte regional
• desarrollo rural global
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(7) Muchos de los conceptos expresados .aquí fueron presentados por primera vez en
mi libro Retacking America (1973). Desde entonces he hecho algunos cambios en defini-
ciones y he considerado algunos conceptos nuevos que parecen relevantes para una discu-
si6n sobre la teoría de planificaci6n. La versi6n actual sustituye a la anterior en todos los
aspectos.
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
Práctica Política
Práctlca Burocrática
Orientación Social
Administración
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Planificación I
I
I
I
I
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Planificación Asignativa I
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I
I
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Planificación Innovadora I
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¡"'-P-Ianifi-·
-c-a-c-ió-n-y-Pra--cn-·c-a-R-a-d-iC-al-1
I Práctica Revolucionaria
47
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
El concepto más amplio del modelo se refiere a sistemas sociales que están
limitados geográficamente. Los ejemplos incluyen la nación-estado (Estados
Unidos, Canadá, Francia); estados o provincias que son parte de un sistema
federal (California, Quebec, Rh6ne); y ciudades (San Francisco, Montreal,
Lyon). Por encima de la nación-estado, los sistemas territoriales se encuentran
en forma de regiones multi-nacionales (Comunidad Económica Europea) y de
comunidad global (Naciones Unidas); por debajo del nivel de la ciudad, pode-
mos identificar los sistemas proto-territoriales de vecindario, distrito y pueblo.
Debemos tener en cuenta que los sistemas territoriales están organizados en
forma de jerarquía encajada, de manera que las personas pertenecen simultá-
neamente a varios órdenes de relación territorial.
Los sistemas muy grandes (el mundo, regiones multi-nacionales, un país
grande) son heterogéneos en cuanto a cultura, religión, sistema político, com-
posición étnica, e intereses económicos regionales. Pero a cualquier escala,
los sistemas territoriales tienden a compartir en el pasado una historia y en el
futuro un destino comunes. Aunque los individuos pueden escapar a este des-
tino mediante la migración, la mayoría de miembros de una comunidad terri-
torial no tienen más opción que la de quedarse donde están. Esto es obviamen-
te verdadero para todos nosotros respecto al mundo en su totalidad; hasta
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
Orientación Social
Administración y Planificación
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EL TERRENO DE LA TEORlA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
La Práctica Revolucionaria
(8) En una disección brillante de la larga lucha del pueblo contra el Narita Interna-
tional Airport cerca de Tokio, David Apter y Nagayo Sawa ofrecen un agudo comentario
sobre la relación entre protesta cuidadana y acción estatal en una democracia.
Todo sistema democrático que funciona es un ejemplo vivo de como la protesta extra-
institucional puede transformarse en reforma institucional. La protesta, incluso en su for-
ma extra-institucional, es un lugar común en la política democrática ... Al hacer de la res-
ponsabilidad una función de la oposición directa, las dos se vuelven inseparables, una
relación que transforma la democarcia como forma de gobierno en la cual la participación
política es pasiva, una especie de complicidad con el poder, en algo dinámico, una expre-
sión de sensibilidad mutua. (Apter y Sawa 1984, 276).
Pero ¿y si el estado no puede responder, porque el propio estado es el problema? En-
tonces, dicen Apter y Sawa, lo que necesitará una revisión detallada son todos los viejos
temas, anteriormente considerados resueltos: las jurisdiciones, la responsabilidad política,
las alternativas de oposición, la política institucional. (Ibid. 228).
Parecen estar diciendo que ya hemos llegado a ese punto.
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
alimenta de si misma, y se hace cada vez más costosa. Las críticas políti-
cas a las políticas de planificación son silenciadas. Con la comunidad po-
lítica inactiva, el estado se vuelve vulnerable a la práctica revolucionaria.
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(9) Una excepción puede ser el trabajo en economías del bienestar de Edward T.
Mishan (1976, 1981 a. 1981 b.) Sus teorías rondan incómodamente los márgenes de la
práctica de planificación contemporánea. Han sido tomados muy en serio por planificado-
res medioambientales; los teóricos de la planificación les han prestado poca atención.
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
Allí donde se dan estas actividades, podemos afirmar sin duda alguna que
existe planificación. En esta definición pragmática, la planificación aparece
como una forma de toma de decisiones anticipada, como una actividad que
precede tanto a la decisión como a la acción. Pero aunque es útil para identifi-
car qué hay en el núcleo de las habilidades de la planificación técnica, la defi-
nición es inadecuada para la investigación teórica. Debe articularse un con-
cepto más formal (lO).
(10) La definición pragmática de planificación es, sin embargo, útil para localizar de
manera precisa problemas en la metodología de planificación, por ejemplo cómo construir
modelos de políticas, como hacer pronósticos más fiables, qué criterios son adecuados pa-
ra seleccionar la ubicación de instalaciones públicas, como diseñar el espacio urbano, que
método de estimación de precios sombra debe adoptarse en el análisis de recursos, y como
hacer evaluaciones sociales más significativas. La educación y formación de planificado-
res se centra en estas y otras preguntas relacionadas, aplicadas a áreas problemáticas espe-
cíficas.
(11) En las siguientes lineas, no consideraremos la planificación del sector privado
(estratégico), para la toma de decisiones corporativa.
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(12) Además de la represión desnuda, el estado tiene varias opciones para tratar con la
práctica radical. Puede cooptar la política radical comprando a sus líderes, o dando un re-
conocimiento simbólico a movimientos radicales, o retirándose estratégicamente. Cual-
quiera de estas estrategias puede neutralizar eficazmente la imagen de la política radical
(Ver Apter y Sawa 1984 para ejemplos).
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
rutinario (una vía nueva o una práctica innovadora) como la iniciación de una
cadena de consecuencias que, a no ser por la acción, no hubieran ocurrido
(13).
DEFINICIüN 11. La orientación social es un concepto tomado de la ma-
crosociología (Etzioni 1968). Implica una participación central del estado e
incorpora tanto la forma de planificación asignativa como la innovadora.
Entre las teorías relacionadas se encuentran la economía neo-clásica e insti-
tucional' la teoría de la administración pública y el desarrollo organizacio-
na!.
DEFINICIüN 111. El lenguaje de la transformación social está tomado,
principalmente, de la literatura anarquista y marxista, y de lo que puede des-
cribirse como una tradición utópica distinta. Los conceptos relacionados de
comunidad política y movimientos socio-políticos están tomados, respectiva-
mente, de la teoría política y la sociología política.
Una exploracíon global del terreno de la teoría de la planificación debe se-
leccionar de entre todas las disciplinas relevantes aquellos elementos que son
centrales para una comprensión de la planificación en el ámbito público. La
teoría de la planificación es un campo ecléctico, que linda con la filosofía po-
lítica; la epistemología; la macro-sociología; la economía neo-clasica e insti-
tucional; la administración pública; el desarollo organizacional; la sociología
política; y la literatura anarquista, marxista y utópica. Es desde la rica fuente
de estas variadas tradiciones intelectuales que debemos desarrollar las res-
puestas a nuestras preguntas sobre la planif¡cación (14).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO _
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
(16) Estas breves alusiones a la filosofía de la ciencia están basadas en lecturas ecléc-
ticas. Una de las mejores historias de la ciencia como forma de conocimiento manipulativo
para dominar el mundo natural es Gillespie (1960). Para el supuesto de conocimiento obje-
tivo, he contado con Popper (1975), y para el posterior supuesto de continuidad entre los
mundos natural y social, y los dominios respectivos de la ciencia, he contado con los escri-
tos de evolucionistas, como Steward (1955), Montagu (1956), von Bertalanffy (1960,
1962), Dunn (1971), Monod (1971), Wilson (1975, 1978), Y Bateson (1979), además del
influyente trabajo de Popper. Sobre el conocimiento apreciativo, veré especialmente Lan-
ger (1953), y, para un punto de vista físico, Schoroedinger (1956 a, 1956 b). La tendencia
contemporánea de volver a una ciencia apreciativa es especialmente evidente en trabajos
híbridos como los de Chardin (1959), Capra (1975, 1982), Hofstadter (1979), y Lindholm
(1981).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(17) El método Delphi, desarrollado en Rand, se utiliza para aunar opiniones de "ex-
pertos" sobre el futuro en un proceso de iteración que tiende a moverse desde la diversidad
en el espectro de respuestas a una convergencia en un pronóstico relativamente estable.
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO'
La Cuestión de la Acción
1. ¿Quienes son los actores del ámbito público a los que se suministra co-
nocimiento? ¿Son individuos, organizaciones, colectivos? ¿Cuál es el esce-
nario institucional en el que trabajan los actores del ámbito público? ¿Cua-
les son las dinámicas de sus relaciones entre si? ¿Qué intereses materiales
los dividen, y qué valores estan en juego en las acciones que consideran?
¿Pueden los planificadores quedar indiferentes ante éstas y otras caracterís-
ticas del campo de la acción, o deberían de algún modo relacionar su pro-
pio trabajo con las dinámicas internas del campo? Si es así, ¿qué implica-
ciones se desprenden?
2. Para ser efectivos, los actores deben tener suficiente poder para con-
certar las acciones de otros y para vencer la resistencia de los intereses
personales. Por tanto, ¿se dirige siempre la planificación a aquellos que
son lo suficientemente fuertes como para emprender con éxito una ac-
ción? Y si es así, ¿podemos decir que la planificación es principalmente
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
CONCLUSION
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EL TERRENO DE LA TEORIA DE LA PLANIFICACION
65
SEGUNDA PARTE
TRADICIONES
CAPITULO 2
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA
PLANIFICACION: UNA VISION
DE CONJUNTO
INTRODUCCION
71
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
72
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
73
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
otros actores distintos al estado. Así, con el tiempo surgió una gran variedad
de corrientes de planificación. Algunas se inclinaban hacía el lado técnico de
la ecuación -toma de decisiones y diseño de alternativas-, otras hacía el lado
más político e institucional. El resto de este capítulo está dedicado a una pers-
pectiva de la historia evolutiva de la planificación científica.
74
1780
1789
1800
1820
1840
1848
1860
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
76
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
77
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
78
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICAClaN: UNA VISION DE CONJUNTO
puentes, túneles y canales. Con la misma lógica ¿Por que no iban a aplicar sus
conocimientos una nueva clase de "ingenieros sociales" a la tarea de recon-
truir la sociedad? En su brillante ensayo sobre la tradición de la École, Frie-
drich van Hayek explica como la nueva institución, nacida en tiempos revolu-
cionarios, moldeó el carácter y los puntos de vista de sus alumnos.
El tipo del ingeniero con sus característicos puntos de vista, ambiciones,
y limitaciones fué creado aquí. Ese espíritu sintético que no reconocería
sentido en nada que no hubiera sido construido deliberadamente, ese
amor por la organización, que emana de las fuentes gemelas de la prácti-
ca militar y de la ingeniería, la predilección estética por todo 10 que había
sido conscientemente construído por encima de 10 que había "simple-
mente crecido", fué un importante elemento que se unió -y con el curso
del tiempo incluso empezó a sustituir- al ardor revolucionario de los jó-
venes politécnicos... Fué en este ambiente donde Saint-Simon concibió
algunos de sus planes más tempranos y más fantásticos para la reorgani-
zación de la sociedad, y... fué en la École Polytechnique,durante los pri-
meros veinte años de su existencia, donde Auguste Comte, Prosper En-
fantin, Victor Cosnidérant y varios cientos de los últimos
saint-simonianos y fourieristas recibieron su educación, seguidos por una
sucesión de reformistas sociales en el curso del siglo hasta llegar a Geor-
ge Sorel (Hayeck 1955, 113).
El sentido de la certeza de los ingenieros (y su ignorancia de la historia)
inspiró a algunos de los más prominentes teóricos tardíos de la planificación,
entre ellos, Thornstein Veblen, Rexford Tugwell, y Herbert Simon, todos los
cuales estaban entusiasmados con la idea de "diseñar la sociedad". Incluso Si-
mon, que era desde luego consciente de las dificultades inherentes al proyec-
to, no pudo resistirse a referirse a la planificación social como la tarea de "di-
señar el artefacto evolutivo", como si la sociedad no fuese más que una
máquina algo compleja (Simon 1982). Es precísamente cuando nos desplaza-
mos desde el diseño de artefactos genuinos a la sociedad, cuando el modelo de
diseño deja de funcionar. Simon parece ser consciente de la contradicción.
Hacer diseños complejos que se implementan durante un largo periodo
de tiempo y se modifican continuamente en el curso de la implementa-
ción tiene mucho en común con pintar óleos. En la pintura con óleos,
cada nuevo punto de pigmento colocado en el lienzo crea un tipo de di-
bujo que supone una fuente continua de ideas para el pintor. Pintar es un
proceso de interacción cíclica entre el pintor y el lienzo en el cual los
objetivos presentes llevan a nuevas aplicaciones de pintura, mientras
que el dibujo gradualmente cambiante sugiere nuevos objetivos (H. Si-
mon 1982, 187).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
médicos que trabajan en la ciencia de los organismos vivos, cien serán mé-
dicos ocupados en el estudio de los animales, y cien serán matemáticos.
A esta cámara se le confiarán tres tipos de trabajo. (...) Elaborará un plan
de educación pública general...
La Cámara de los Comunes se reconstituirá cuando las dos primeras se
hayan formado; tomará entonces el nombre de Cámara de la Implementa-
ción. Esta cámara asegurará que, en su nueva composición, todas las ra-
mas de la industria estén representadas y tengan un número de diputados
proporcionado a su importancia.
Los miembros de la Cámara de Implementación no recibirán salario al-
guno, porque todos deberán ser ricos, dado que serán escogidos entre los
grandes líderes industriales.
La Cámara de Implementación estará encargada de cumplir todos los
acuerdos; sólo ella será la encargada de fijar la escala de imposición y de
recaudar los impuestos.
Las tres cámaras juntas formarán el nuevo parlamento que será investido
de poder soberano, tanto constitucional como legislativo... (en Ionescu
1976, 147-149).
Podemos sonreir indulgentemente ante esta visión, pero deberíamos recor-
dar que Saint-Simon estaba describiendo lo que el consideraba "la organiza-
ción que precisa el estado actual de la civilización". Estaba escribiendo en el
año 1820, cuando el continente europeo estaba todavía en el umbral del capi-
talismo industrial (1).
Hay cuatro grandes disposiciones en su esquema para una nueva forma de
gobierno. En primer lugar, habría un parlamento compuesto por una merito-
cracia de científicos, ingenieros, industriales, artistas, e intelectuales -personas
cuyos intereses e inteligencia se combinarían de manera natural para provocar
las inevitables reformas. Sería un gobierno de "los mejores y los más brillan-
tes". En segundo lugar, la principal tarea del parlamento sería no sólo un plan
anual de obras públicas sinó también el presupuesto correspondiente y los ni-
veles apropiados de imposición (Esta idea de preparar planes finacieros y ma-
teriales paralelos, recordemos, es precursora del PPBS, el sistema de presu-
puesto por programas utilizado por Robert McNamara durante su cargo de
Secretario de Defensa de Estados Unidos desde 1961 a 1968). En tercer lugar,
habría una ingeniosa serie de fiestas cuyo propósito sería ganar un apoyo po-
85
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
pular más amplio para el plan, y, de paso, para el gobierno que lo propuso. Por
último, se reservaría un rol clave en este esquema a industriales ricos que ser-
virían al estado sin paga alguna (pero claramente se enriquecerían por su "ser-
vicio", tal como implica el texto) (2). Su trabajo sería implementar el plan, y,
sobre todo, fijar y recaudar los impuestos necesarios.
La reivindicación de Saint-Simon como padre de la planificación científica
no descansa exclusívamente en las nuevas páginas de la "Sexta Carta". Su de-
fensa de una meritocracia debe verse en el contexto de su visión global de la
sociedad, una visión a la que dedicó los últimos veinticinco años de su vida.
Saint-Simon, un noble desclasado, no era ciertamente un demócrata. El pue-
blo, pensaba, debe mantenerse a distancia del gobierno. Lo que el quería no
era un gobierno de los hombres sinó la administración de las cosas (Krygier
1979, 39) - un lema que sería repetido por Marx y una larga linea de teóricos
socialistas. Además estaba claro para él que la "administración de las cosas"
debería confiarse al verdadero motor de la nueva sociedad, los industriales,
que estarían ayudados por una corte de consejeros científicos con el talento
necesario para el cálculo y el diseño. En el mundo de Saint-Simon, la planifi-
cación y la administración se basarían firmemente en una ciencia de observa-
ción y medida, una nueva "física social" que descubriría las leyes básicas del
movimiento histórico. Esta, pensaba, apartaría finalmente a la planificación de
las pasiones de la política. De hecho, si a la política no le quedase otra tarea
más que ratificar las propuestas científicas que emergen de los laboratorios de
planificación del estado, quizás se volviese completamente inútil.
Antes que muchos otros, Saint-Simon comprendió que el sistema industrial
que estaba a punto de conquistar el mundo requería mercados en continua ex-
pansión. Se convirtió por tanto en un ardiente pamfletista de unos Estados Uni-
dos de Europa. Un parlamento federal, pensaba, compuesto de industriales,
eruditos y artistas -parecidos a los actuales Eurócratas- sería capaz de planificar
y llevar a cabo proyectos públicos a escala continental. Si hubiese vivido un
poco más, hubiera presenciado la unificación del mundo, no a través de la polí-
tica, sinó a través de los esquemas grandiosos de transporte, tales como los Ca-
nales de Suez y Panamá, concebidos por sus discípulos. Para ellos, escribe E.J.
Hobsbawm, "el mundo era una sola unidad, enlazada por raíles de mierra y mo-
tores de acero, porque los horizontes del comercio eran, como sus sueños,mun-
diales. Para tales hombres, el destino humano, la historia y el beneficio eran
una y la misma cosa" (Hobsbawm 1979, 58). En su "entusiasmo continental,
Saint-Simon previó un crecimiento sostenido de la producción que acabaría de
una vez por todas con los pequeños mundos cerrados del feudalismo agrario.
(2) Esta disposición recuerda a los "hombres de un dólar al año" que se congregaron
felizmente en Washington durante la 11 Guerra Mundial para servir a su gobierno.
86
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
Los héroes de su drama eran hombres que realizaban un trabajo honesto. Sus
criterios de planificación eran los de la ingeniería: ajuste funcional y eficiencia.
Como todos los utópicos proféticos de principios del siglo XIX, Saint-Simon
quería creer en la posibilidad de una sociedad consensual. "Lo que genuínamen-
te pensaba es que estaba proponiendo un sistema neutral, sin valores, casi podría
decirse... un análisis de sistemas, basado en la conceptualización científica y la
investigación empírica, y a través del cual podría predecir qué tipo de institucio-
nes y procesos requeriría la sociedad industrial emergente" (lonescu 1976, 7).
La cuestión del valor fué subsumida por lo que se suponía que era obvio y por
tanto, razonable para todos aquellos que estaban debidamente informados. Co-
mo dijo otro autor respecto a Durkheim, aunque el juicio podría igualmente per-
tenecer a Saint-Simon, "el conocimiento sobre el desarrollo espontáneo de los
valores podría... ser usado para fomentar el desarrollo planificado de una mora-
lidad adecuada a los tiempos modernos" (Gouldner 1958, xxi). La idea era sim-
plemente ponerse al día con lo que ya estaba allí -o sin duda se estaba acercan-
do. Una realidad espontánea se estudiaría como si fuese un suceso natural,y el
conocimiento así conseguido se aplicaría, como si lo hiciera un ingeniero, a la
construcción de un mundo nuevo y mejor. Este era el núcleo del pensamiento de
Saint-Simon. Más tarde emergería como la filosofía del positivismo, ejerciendo
una profunda y duradera influencia en posteriores teóricos.
Desencantado hacia el final de su vida, sin ver ni las bendiciones de una
prosperidad universal ni la armonía social, Saint-Simon desarrolló una nueva
religión -una ideología para la era industrial- que haría por las masas lo que la
ciencia había hecho por las élites: les daría fe en los poderes de la ciencia y
una ética de servicio. A los de alta como a los de baja posición, pregonaba es-
te constante estribillo: Amaos y ayudaos los unos a los otros.
La Nueva Cristiandad está llamada a conseguir el triunfo de los prinic-
pios de la moralidad universal en la presente lucha con las fuerzas que
apuntan a los intereses individuales en vez de a los públicos. Esta reli-
gión rejuvenecida esta llamada a organizar a todas las personas en un es-
tado de paz perpetua... mobilizándolas contra cualquier gobierno que sea
tan anti-Cristiano como para sacrificar los intereses nacionales en favor
de los intereses privados de los gobernantes. Está llamada a unir los inte-
reses de científicos, artistas e industriales y a convertirlos en los directo-
res gerentes de la raza humana...
Finalmente, la Nueva Cristiandad está llamada a pronunciar anatema sobre
teología y a condenar como impía cualquier doctrina que intente enseñar a los
hombres que hay otra manera de obtener vida eterna que no sea la de trabajar
con todas sus fuerzas para la mejora de las condiciones de vida de sus seme-
jantes (De "New Christianity", 1825, en Markham 1952, 105).
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(3) ¡El sueño de Comte de una ciencia unificada persiste a pesar de todo!. Inspiró
tanto la International Encyclopedia 01 Unified Science de atto Neurath, publicada en la
Universidad de Chicago, como la "General System Theory" de Ludwig von Bertalanffy.
Sobre la primera, ver Johnson (1972, c. 12); sobre la segunda ver von Bertalanffy (1962).
88
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
También es peligrosa. Dado que las leyes que "gobiernan" la historia serían
anunciadas por los propios científicos que las habóan "descubierto", se pedióa a
las personas que se sometiesen "en libertad" a la palabra de los científicos. Para
asegurar esta sumisión -y aquí se desliza en su trabajo una nota de realismo-
Comte se sentía llamado, al igual que su maestro, a participar en el más profun-
damente francés de los pasatiempos, inventar una religión cívica; en este caso
fué la Religión de la Humanidad, cuyo sacerdocio de sabios insistióa en la regu-
lación de las vidas públicas e incluso privadas mediante normas "que son infle-
xibles porque siempre admiten verificación" (Lenzer 1975,4).
De especial interés para nosotros, he aquí la concepción de la planificación
de Comte. En una época en la que todavía se identificaba fuertemente con
Saint-Simon, escribió en su Plan 01 Scientific Works Necessary lor the Reor-
ganization 01 Society (1822):
La elaboración de cualquier plan para la organización social abarca nece-
sariamente dos series de trabajos tan diferentes en sus objetos como en
los esfuerzos intelectuales que requieren. Una, teórica o espiritual, apun-
ta al desarrollo de la concepción conductora del plan -es decir, al nuevo
principio destinado a coordinar las relaciones sociales- y a la formación
del sistema de ideas generales, preparadas para guiar a la sociedad. La
otra, práctica o temporal, decide sobre la distribución de la autoridad y la
combinación de instituciones administrativas que mejor se adaptan al es-
píritu del sistema previamente determinado por los trabajos intelectuales.
(En Lenzer 1975, 19) (4).
Dos cosas merecen señalarse sobre este extracto. La primera y más impor-
tante es que hay una rígida división funcional del trabajo entre planificadores-
teóricos por un lado y administradores prácticos por el otro, o en lenguaje mi-
litar, una división entre "staff' y linea. En segundo lugar, la política se reduce
a un rol insignificante: no consigue aparecer como una fuerza autónoma, pro-
ductora de normas. Para Comte, la ciencia puede generar conocimiento no so-
lo sobre lo que es, sino también sobre lo que debería ser. Como vocación, está
más allá del alcance de las masas; es un discurso hierático entre iniciados su-
mergidos en la luz sin sombra de los cielos del Olympo (5). Así, escribe:
(4) Saint-Simon publicó este ensayo con su propio nombre en 1824. Fue por este te-
ma de prioridad en la autoría, que nunca se ha resuelto satisfactoriamente, por lo que los
dos hombres rompieron su larga asociación.
(5) Marx tenía una concepción muy diferente a la de Comte, y quizás es aquí donde
debemos buscar la ruptura radical entre la ciencia social burguesa y el materialismo histó-
rico. Para Marx, pensar y hacer, teoría y práctica, son parte de la misma operación. Los
dos ámbitos se interpenetran, coexisten, por así decirlo, en el mismo plano. La teoría y la
práctica, o bien funcionan juntas o no funcionan en absoluto.
89
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
No hay duda alguna de que el estudio de la naturaleza por parte del hom-
bre debe proporcionar la única base para sus acciones sobre la naturale-
za; solamente conociendo las leyes de los fenómenos, y por tanto, siendo
capaces de preverlos, podemos en la vida activa hacer que se modifiquen
entre ellos a nuestra conveniencia... La relación de la ciencia con el arte
puede resumirse en una breve expresión: de la ciencia se obtiene previ-
sión; de la previsión se obtiene acción (En Lenzer 1975, 88).
Según Comte, a la ciencia le corresponde establecer hechos y leyes inmu-
tables. A los planificadores se les asigna la tarea de guiar el curso del progreso
social de acuerdo con estas leyes. Al contrario que la moderna visión poppe-
riana según la cual los científicos establecen sus hipótesis mediante falsación
(6), Comte sostenía que la ciencia progresa mediante un proceso de verifica-
ción de sus hipótesis. Dada su concepción del trabajo científico como la regu-
lar acumulación de verdades, no es sorprendente que pensara que el estadio
más alto de la humanidad se alcanzaría cuando los sociólogos empezasen a
hacer el trabajo de Dios en la tierra. En su opinión, se trataba de un futuro no
muy lejano (7).
John Stuart MilI, más preocupado por las libertades reales que por un or-
den ficticio, llegó finalmente a repudiar las enseñanzas de Comte en los
90
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
términos más fuertes posibles. Habiéndose sentido atraído hacia sus primeros
trabajos, escribió en 1859:
Algunos de esos reformistas modernos que se han colocado a si mis-
mos en la oposición más radical a las religiones del pasado, no han sido
de ninguna manera diferentes de iglesias o sectas en su afirmación del
derecho de dominación espiritual: M Comte en particular, cuyo sistema
social, como se expone en su Systeme de Politique Positive, apunta al
establecimiento (aunque por dispositivos morales más que legales) de
un despotismo de la sociedad sobre el individuo, sobrepasando todo lo
contemplado en el ideal político de los más rígidos disciplinarios entre
los filósofos de la antiguedad (MilI 1974, 139).
La visión que se desprende de esta mirada retrospectiva hacia los orígenes
del pensamiento planificador nos es familiar, y su mejor descripción utiliza el
lenguaje de la ciencia directiva. También es, en retrospectiva, una visión ex-
tremadamente conservadora; al confirmar las relaciones de poder existentes,
se dirige a los gobernantes de la sociedad. Y al exigir las exenciones de la
ciencia, ignora a la comunidad política. Mientras los poderes establecidos
puedan reivindicar éxito en alguna medida, -principalmente en proporcionar
un crecimiento económico continuo cuyos frutos puedan compartirse, bien
que desigualmente, con las masas trabajadoras- los supuestos centrales tras es-
ta visión de la planificación se mantendrían indiscutidos. Pero estamos ahora
en una era en la que, como lo describe Jürgen Habermas, hay una crisis gene-
ral de legitimación: el sistema ya no lanza sus promesas de suficiencia mate-
rial, igualdad social y derechos democráticos. En ninguna parte es esto más
evidente que en los países descolonizados del mundo. Aunque están integra-
dos en el sistema capitalista mundial, la mayoría de ellos no pueden cubrir ni
las necesidades más básicas de sus crecientes poblaciones. Hay excepciones,
por supuesto: ciertos indicadores de "progreso", como la longevidad de la vi-
da y la media de años de escolarización, están creciendo. Pero, en conjunto, el
sistema les está fallando.
Al mismo tiempo, nuestra comprensión de la ciencia, y particularmente
de la ciencia social, se ha vuelto más sofisticada y sutil. Ya no estamos dis-
puestos a aceptar afirmaciones sobre "leyes inmutables del progreso huma-
no". Las ciencias físicas y de la ingeniería, habiendo hecho posibles las
maravillas tecnólogicas del mundo moderno, todavía están altamente consi-
deradas. Pero en lo que respecta a las ciencias sociales, el tema es bastante
diferente. El problema no es esencialmente de método sino de historia: el
constante flujo de sucesos enlazados se ha acelerado hasta un punto en el
que nuestra comprensión del mundo realmente parece estar disminuyendo.
Incluso la economía, la más precisa de las ciencias sociales, es incapaz de
91
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Reforma Social
IDEOLOGIA POLITICA
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Análisis de Políticas
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
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LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
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DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VIS ION DE CONJUNTO
Aprendizaje Social
99
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
Cuatro de Mayo. Como Dewey, Mao considera que las ideas surgen de la experiencia
práctica y, a la vez, moldean dicha experiencia. Para ambos, el mundo se percibe como
una serie de problemas, que proporcionan la ocasión tanto para la teoría como para la ac-
ción. Efectívamente, la semejanza estaba clara para Mao, dado que en más de una ocasión
se describió a si mismo como un pragmático...en opinión de Mao, sin embargo, el pragma-
tismo no es suficiente" (70-71).
100
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
Mobilizacion Social
101
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
102
DOS SIGLOS DE TEORIA DE LA PLANIFICACION: UNA VISION DE CONJUNTO
103
CAPITULO 3
LA PLANIFICACION COMO
REFORMA SOCIAL
La reforma social puede considerarse la tradición central en la teoría de
la planificación. En este capítulo, me propongo seguir la evolución de esta
tradición e identificar sus temas principales, sus modelos y sus personalida-
des.
Hay cinco secciones. Después de una breve relación de los principios del
"pensamiento a nivel de la planificación" en los Estados Unidos -una descrip-
ción que destaca la importante contribución de Thorstein Veblen-, esbozo las
teorías que dominaron las discusiones en los primeros años de la década de
1930 cuando, durante unos años críticos, la cuestión de la planificación formó
parte de la agenda nacional. La sección se cierra con una descripción de un
paradigma comprensivo de la planificación, introducido en 1934 por Harlow
S. Pearson, un economista consultor y presidente de la Taylor Society, el alto
baluarte de la dirección científica.
La sección dos aborda el complejo y polémico tema de la racionalidad. La
planificación moderna se considera científica o "racional" y, por tanto, es
esencial realizar una investigación seria sobre los varios significados de la ra-
cionalidad en la vida pública. El concepto se estudiará en los escritos de Max
Weber, Karl Mannheim y otros, y se mostrará su significado para las diferen-
tes tradiciones de la planificación.
Las secciones tres y cuatro plantean importantes debates en la tradición
reformista: la relación de la planificación con la política, y la cuestión es-
trechamente relacionada del cálculo y el control. La sección tres enfoca la
figura patricia de Rexford Guy Tugwell, cuya apasionada defensa de lo que
él denominó "mente colectiva" continua encontrando una resonancia favo-
rable entre los más destacados teóricos de la planificación. Charles E. Lind-
blom, un economista político en Yale, domina la sección siguiente con sus
argumentos no menos fundamentados y fuertemente razonados a favor de
un sistema de toma de decisiones radicalmente descentralizado, que él lla-
ma "incrementalismo desarticulado" o "ajuste mutuo entre las partes". Des-
de posiciones ideológicas opuestas, Tugwell y Lindblom enmarcan los de-
bates centrales sobre planificación en su forma institucional. Ambos
pretendieron haber descubierto la ruta exclusiva para la consecución de ma-
yor racionalidad en la dirección de los asuntos públicos. El capítulo conclu-
ye con algunas observaciones generales sobre la tradición reformista en la
teoría de la planificación.
107
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
SOCIOLOGIA
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108
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
Las grandes guerras parecen ser las causantes de las grandes divisiones de
la historia. Cualquiera que sea la razón -el trauma de la muerte y la destruc-
ción, la catársis de un esfuerzo colectivo cuyo objeto es destruir un enemigo
común o la necesidad de orientarse de nuevo al finalizar la guerra, parece que
los grandes conflictos a menudo originan nuevas formas de percepción, nue-
vas preguntas y nuevas voces.
La Primera Guerra Mundial no fué una excepción. Como ha observado Le-
wis Lorwin, la idea y la práctica de la planificación tuvo su origen en la eco-
nomía dirigida de guerra. La planificación americana, escribió, puede conside-
rarse la culminación lógica de dos movimientos básicos que ya antes de 1914
empezaron a segar los fundamentos del laissez-faire, el "scientific manage-
ment" y la reglamentación pública. El primero desarolló lentamente técnicas
que pueden ser utilizadas actualmente para la coordinación de relaciones in-
ter-fábrica e inter-industria. De la segunda proviene la doctrina económica que
postula que la industria está investida de interés público. (Lorwin 1932, 572;
cursiva añadida)
La guerra había acelerado un cambio en la opinión pública, de tal manera
que ya no se consideraba tan extravagante como antes la idea de que el go-
bierno regulase la industria con un interés público. Aunque la concepción de
controles sociales no es idéntica a la planificación, un número creciente de
personas influyentes empezaron a pensar que sin alguna forma de interven-
ción por parte del estado, la disciplina "espontánea" del mercado únicamente
exacerbaría los males de la ineficiencia, las pérdidas y la injusticia. La alguna
vez cómoda creencia en el progreso universal había sido borrada por un siglo
de expansión capitalista libre y por los horrores de la primera guerra mundial
de la historia.
Los poderes del gobierno podían utilizarse, naturalmente para una gran va-
riedad de fines. Cuando Herbert Hoover se convirtió en el nuevo secretario de
comercio en 1921 (puesto que ocuparía hasta llegar a la presidencia de Esta-
dos Unidos en 1929), no era el único en pensar que la racionalización científi-
ca y la ingeniería social podían alcanzar "una síntesis del viejo y el nuevo in-
dustrialismo sin sacrificar el esfuerzo individual, el compromiso popular y la
empresa privada" (Hawley 1974, 117). Como resultado de dicha síntesis, ar-
gumentó, el "Sistema Americano" llegaría a ser preeminente en el mundo.
Elevaría los estándares de vida, humanizaría la relaciones industriales e inte-
graría elementos soicales conflictivos en una armoniosa comunidad de intere-
ses. La clave para este desarrollo serían las instituciones cooperativas de la so-
ciedad civil: asociaciones comerciales, sociedades profesionales y
109
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(1) Para una valoración minuciosa del rol de Herbert Hoover como secretario de co-
mercio, ver Hawley (1981).
110
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
111
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
112
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
cierto, como algunos argumentaron, que el país necesitaba ser dirigido "científi-
camente" con un espíritu abierto de experimentación social. Mucho de lo escrito
durante este periodo era exhortatorio. Una parte era cautamente optimista. Los
puntos de vista abiertamente críticos fueron pocos. Casi todo el mundo estuvo de
acuerdo en que el país necesitaba planificación a una escala sin precedentes (3).
Para trazar el nuevo curso, Franklin Roosvelt, en el momento de acceder al
cargo, creó el National Planning Board. Constaba de tres miembros: el presiden-
te era Frederick A. Delano, tío de Roosvelt, un hombre de negocios que había
estado estrechamente asociado con la planificación metropolitana en Chicago y
Nueva York; los dos miembros restantes eran Wesley C. Mitchell, un economis-
ta de renombre que había fundado, en 1920, el National Bureau of Economic
Research, había ayudado a desarrollar la Survey 01 Current Business bajo el
mandato de Hoover en la Secretaría de Comercio, y desde 1929 había presidido
el President's Comitte on Social Trands, y Charles E. Merriam, un profesor de
ciencia política en la Universidad de Chicago. En su Final Report (National
Planning Board 1934), recordaban los buenos tiempos de la planificación con
Herbert Hoover, ese "fuerte individualista" bajo el liderazgo del cuál se dió "qui-
zás el más notable desarrollo del colectivismo en las tendencias gubernamenta-
les relacionadas con los negocios" (ibid. 71). Planificación, según el consejo, su-
ponía tres funciones generales: coordinación, proyección, y análisis científico.
Pero no todo requería planificación nacional, gran parte de la planificación podía
ser efectívamente descentralizada a los gobiernos locales y estatales.
En lenguaje no muy diferente del de Mannheim, que estaba expresando
pensamientos similares en Europa, el consejo señaló que "la planificación sa-
bia se basa en el control de ciertos puntos estratégicos en un sistema de traba-
jo... Implica la reorganización continua de este sistema de puntos de control a
medida que la función y situación varía periódicamente." (ibid. 31). Continua-
ba recomendando el establecimiento de una función permanente de inteligen-
cia y planificación para Estados Unidos (4).
El Final Report era un documento político elaborado por defensores de la
planificación dentro del gobierno federal. Su estilo tenía que ser cautamente
circunspecto. Tales imperativos no sofocaron el entusiasmo de Stuart Chase,
el más brillante publicista de su tiempo cuando, solo semanas después de que
Roosevelt fuese nombrado portador del estandarte del partido Demócrata,
(3) Para una buena muestra representativa de los escritos sobre planificación en la
década de 1930, ver el compendio Planned Society: Yesterday, Today and Tomorrov
(Mackenzie 1937). Lewis Mumford escribió el prefacio para este impresionante volumen
de casi mil páginas.
(4) Entre los sucesores del National Planning Board, se incluyen el National Resour-
ces Board (1934-1935), el National Resources Committee (1935-1939) y el National Re-
sources Planning Board (1939-1943).
113
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
publicó A New Deal, cuyas indicaciones marcaban la pauta del ala izquierda
del partido (Chase 1932).
Chase presento su libro con una ácida cita del The Engineers and the Price
System de Veblen. Sin la más mínima vacilación, la cita declaraba que el país es-
taría mejor en manos de la administración continua de expertos tecnológicos e
ingenieros de producción. En esta breve cita, dieciséis lineas en total, se pueden
encontrar todas sus principales preocupaciones: avance progresivo, sistema in-
dustrial, coordinación desde arriba, competencia, profesionalismo. Diez años
después de que Veblen escribiese su ensayo, estos términos habían entrado en el
lenguaje de la reforma social. Continuarían siendo las ideas principales sobre or-
ganización para la teoría de la planificación americana hasta la década de 1950.
En una serie de cortos ensayos exclamatorios despejados de toda duda,
Chase mostró el principal programa de reformas del New Deal. Habría plani-
ficación "segmentada" en América, con profesionales al mando, y todos ellos
trabajarían en aproximadamente las mismas cosas: medir, calcular, establecer
reglas, evaluar resultados, proyectar futuros, hacer presupuestos, y trazar pla-
nes físicos. Adicionalmente, sin embargo, se necesitaba de una directiva cen-
tral, sin la cual únicamente habría caos. Había, proclamó Chase, una necesi-
dad desesperada de control desde arriba.
El impulso para el colectivismo conduce hacia el control desde arriba... To-
das los puntos son partes relacionadas de un proyecto central -la construc-
ción de un sólido puente desde la producción a la distribución... al fm y al
cabo, la concepción de la planificación económica es que la ciencia supervi-
sa los presupuestos domésticos de las personas. No su moral ni sus juegos
ni sus amores o sus vidas. La ciencia es simplemente un buen cocinero ase-
gurando que tenemos suficiente para comer (Chase 1932,213-214).
Y según la lógica de Chase, esta coordinación de partes "no es un problema
financiero, ni un problema político, sinó un problema de ingeniería" (ibid. 215).
El modelo de planificación de Chase tenía un parecido más que superficial
con el trabajo de Harlow S. Person, una figura importante en el movimiento
del "scientific management". Person, un economista entre ingenieros, había
adquirido su competencia como consultor para la dirección corporativa. Aho-
ra, decía, había llegado el momento de aplicar las técnicas empresariales a la
empresa de gobernar (Noble 1977).
Person había sido designado para el Mississippi Valley Committee, que
debía investigar e informar sobre "principios, políticas, condiciones y proble-
mas del uso y control del agua en el Area Hidrográfica del Mississipi". Su
Informe publicado el primero de Octubre de 1934 incluía un capítulo sobre
planificación que había sido esbozado por el propio Persono En pocas pági-
nas, logró perfilar un paradigma completo de la planificación coordinativa
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
PLANIFICACION COORDINATIVA
~"Q"[O ~
••
-
••••
EL OBJETIVO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
EL TEMA DE LA RACIONALIDAD
(5) El porque Weber pensaba que la relación contradictoria entre la racionalidad for-
mal y la material era estructural, es particularmente ilustrativo de su comprensión de la di-
námica social. Los seres humanos persiguen la racionalidad formal en sus actuaciones, pe-
ro cuanto más lo intentan más problemas encuentran: la sociedad no es una estructura
lógica diseñada por ingenieros, más bien consiste en elementos y relaciones tanto lógicos
como ilógicos. Olvidar esto y enfatizar sólo los elementos lógicos, tal como tienden a ha-
cer los planificadores, conduce a los mencionados resultados contradictorios.
117
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(6) Fallows cita la puntualización del analista de defensa William D. White según el
cual "enfrentarse a la guerra no es diferente en principio de cualquier otro proceso de
transformación de recursos, y debería ser igualmente adecuado para las mejoras en la efi-
ciencia que se han derivado en otros campos de la sustitución tecnológica". Comentando
esta actitud, Fallows escribe "El legado natural de ver la guerra como un proceso de trans-
formación de recursos implica una dependencia excesiva de la tecnología y un énfasis in-
suficiente en los intangibles del liderazgo y el espíritu" (Fallows 1981, 34).
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
ser brutalmente suprimidas del análisis (7). Los juicios de valor, afirmó, tie-
nen un origen no científico. Son el resultado de la cultura, la tradición, la posi-
ción social y las preferencias personales, y todo esto no tiene lugar en el dis-
curso científico (8).
Este compromiso metodológico -que, a pesar de la persistente crítica conti-
nua hoy dominando la práctica de las ciencias sociales-, llevó no sólo a la de-
marcación de dos esferas tangenciales de discurso, ciencia y política, sinó
también a la formulación del modelo decisional racional de Herbert Simon y
otros durante las décadas de 1940 y 1950. Cuando la intención es conseguir
un objetivo dado, declara Weber de una manera reminiscente de Bentham, los
científicos pueden legítimamente identificar las consecuencias tanto intencio-
nadas como no intencionadas que pueden esperarse de la acción propuesta.
Pero solo el decisor (significatívamente, Weber lo llama actor, o der Handeln-
de) puede evaluar los costes reales de su acción proyectada y deducir las con-
clusiones apropiadas. La decision de actuar o no actuar, así como la linea de
acción, es una elección política subjetiva, y el científico, como científico, de-
be permanecer en silencio (Weber 1956, 188, 273) (9).
El principio de racionalidad, por tanto, está fuertemente relacionado con la
noción de objetividad en el trabajo científico. Para Weber, la ciencia era un
medio para dominar lo irracional, y lo irracional, hacia lo que se sentía irresi-
sitiblemente atraído, podía contenerse en su propia esfera sólo mediante la
más severa de las luchas personales. Estaba decidido a abordar las fuerzas
(7) Esta idea de que lo existente debe separarse de lo deseado, no era original en
Weber. Weber se refiere a un ensayo de 1914 de Schumpeter, el cual, a su vez, atribuye la
separación de lo que "es" respecto a lo que "debería ser" a la introducción de Thomas
Malthus al Principies 01 Economy (1820) (ver Weber 1956,532).
(8) A la vista de la convicción de Weber de que la racionalidad formal y la material
están dialécticamente relacionadas, es curioso que mantuviese tan firmemente una posi-
ción que sabía que le conduciría a falsas conclusiones en la práctica. Las razones para ello
son sin duda complejas. Estaba en primer lugar su interés en la compresión contemplativa
mas que en la práctica política. Dado que estaba preocupado únicamente por los procesos
del pensamiento, las distorsiones introducidas por una metodología científica libre de va-
lores no le molestaban especialmente. En segundo lugar, probablemente influyeron facto-
res personales, como por ejemplo su propia inestabilidad física, que le hacía temer enfren-
tarse a las cuestiones humanas con toda su fuerza emocional. Para detalles sobre la vida de
Weber, ver Bendix (1962).
(9) Esta separación de hechos y valores, y la correlación de esta distinción lógica y
la distinción entre ciencia y política, sirve de base a la economía del bienestar moderna.
Economistas tales como T.W. Achultz argumentaron que su habilidad les permitía prescri-
bir el curso del crecimiento económico, pero no la manera en que el producto resultante
podía ser distribuido. Consideraban esto último una cuestión eminentemente política para
la cual los economistas, como científicos, no poseían habilidades particulares. Ver Schultz
(1949).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(10) El frontispicio que adorna The Passions and the Interest, de Hirschman (1977)
es un emblema que data de 1617 cuya inscripción reza: "¡Reprime las Pasiones!". Muestra
una mano emergiendo de una nube. Por encima de un paisaje tranquilo, en un par de len-
guas de hierro, la mano sujeta firmemente un corazón y lo sostiene rígidamente en el cielo.
Es una imagen espeluznante.
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
PLANIFICACION y POLITICA
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
política en realidad pudiese convertirse con éxito en una ciencia, dejaría de ser
política, en el sentido corriente de la palabra.
Para muchos racionalistas, la política era simplemente un residuo del pasa-
do. En la edad moderna, tomaría su lugar un "cálculo del acuerdo", Aunque
durante algún tiempo la política podía todavía desarrollar las limitadas funcio-
nes de fonnulación de objetivos y conversión de planes en leyes, la política
acabaría por mostrarse obsoleta gracias a la ciéncia y se convertiría en un ri-
tual más o menos vaCÍo. La planificación se consideraba una de las principales
fuerzas racionalizantes en la vida social. Y los planificadores se sintieron a
menudo tentados a percibir la política como un gran obstáculo para la materia-
lización de la razón en el mundo.
Más que nadie, Weber había ayudado a fonnar la fisura entre política y
planificación. Aunque no era original de él, la separación entre el estudio ob-
jetivo de lo que "realmente existe" y la creencia de uno sobre lo que "debería
existir" ha llegado a identificarse fuertemente con él. Su ética luterana de la
responsibilidad se basaba en la presunta capacidad de los científicos, por muy
limitada que sea, para proyectar las consecuencias hipotéticas de las acciones
en el futuro, y hacer lo que Bentham había propuesto un siglo antes: medir ob-
jetívamente los dolores y placeres que serían inflingidos a las personas por la
elección pública entre acciones alternativas.
Como sociólogo orientado a la planificación, Mannheim estaba menos pre-
ocupado que Weber por preservar la objetividad. Como el lado oscuro de las
sombras de la razón, veía en la política un fantasma casi en, ténninos jungia-
nos. Pero en América, había otras perspectivas. Un contemporáneo de Mann-
heim, un profesor de economía algo reservado de Nueva York, que en otros
tiempos podría muy bien haber sido un senador romano, declaró teatralmente
que la planificación era una actividad superpolítica. Para Rexford G. Tugwell,
iba a ser el Cuarto Poder del Gobierno (Tugwell 1940, 1975c).
Merece la pena describir con algo de detalle la carrera de Tugwell. Más
que cualquier otro teórico de la planificación, tuvo una carrera pública distin-
guida que lo condujo a las cimas del poder público. Cuando Roosvelt fué ele-
gido para ocupar la Casa Blanca en 1932, Tugwell era ya un economista de
éxito, de la universidad de Columbia, que había publicado mucho. Roosevelt
tomó simpatía al elegante y polémico catedrático de maneras arrogantes, y lo
designó como el nuevo subsecretario de agricultura (sería más tarde promo-
cionado a vice-secretario). Con el Departamento de Agricultura como base,
Tugwell ayudó a concebir la nueva legislación de emergencia conocida como
Agricultural Adjustment Act de 1933 que, al limitar la producción consiguió
elevar los precios de las cosechas, salvando así a millones de granjeros inde-
pendientes de una ruina casi segura. Dentro de su departamento, Tugwell era
asimismo responsable de la Resettlement Administration, que se ocupaba de
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
interés "general"; como Veblen (y también Comte), sentía horror por la división,
el conflicto, y la competitividad. La planificación lograría una visión nítida del
futuro, por encima del ruido mezquino de la política, al institucionalizarse como
una cuarta rama del gobierno con su esfera autónoma. Armados de autoridad
sustancial, los planificadores se encargarían de concebir un plan general o es-
quema para el desarrollo de la totalidad, sea esta la economía nacional, la forma
física de una ciudad, o cualquier otro conjunto de procesos sociales interelacio-
nados que requieran orientación social desde arriba. En muchos apsectos, el mo-
delo no era muy diferente del paradigma de la planificación de Persono
En su siguiente gran ensayo sobre planificación, Tugwell reiteró sus ideas
en un lenguaje más accesible. Describió la planificación como una
institucion coyuntural que, mediante un cambio gradual experimental
puede lograr dominar las tendencias sociales... La llegada de modelos y
procedimientos acordados de medida precisa, de especificación, ofrece la
oportunidad de excluir en areas cada vez más amplias, las apelaciones
políticas y de los negocios, y de admitir standards técnicos en la adminis-
tración, así como un sentido del tiempo más sofisticado que el que está
en vigor. Nuestra organización económica total muestra su inestabilidad
contemporánea porque evitamos hacer proyecciones amplias y exactas
de probabilidades con una ordenación temporal en forma de programa.
No podemos esperar conformidad con un diseño que no existe, ni con un .
programa secuencial que no está trazado. Y no lo esperamos. La cuestión
aquí es si, dado dicho diseño y dicho programa, se puede alcanzar la con-
formidad sin "política" (Tugwell 1940, 97-98).
Para Tugwell, la política significaba "competición personal para posicio-
narse". En este sentido, decía, es una actividad vergonzosa, competitiva, de
cortas miras, y deshonrosa en su práctica de wheeling and dealing (intercam-
bio de favores). Además, se dirigía frecuentemente a la consolidación de pri-
viliegios. Lo que se necesitaba era un poder compensatorio de expertos que
incorporarían al gobierno "libertad técnica, protección de la capacidad profe-
sional, garantía de la competencia." (ibid. 101). Los expertos expondrían el
futuro de todos por adelantado. Solo de esta manera se serviría al interés gene-
ral. Al hablar sobre la competencia técnica, Tugwell se vuelve casi poético.
La habilidad para permitir que el futuro gobierne la conducta social es
un viejo arte pero una ciencia nueva... El plan maestro y el presupuesto
son útiles para expresar lo que aquí se ha denominado un cambio hacia
la competencia, pero que podría describirse igualmente como el despla-
zamiento de la fantasía demagógica por la realidad futura, o al menos,
por lo que en base a la evidencia disponible puede juzgarse respecto a la
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
mo multicelular, algo parecido a una colonia de hormigas o una medusa (11). Pe-
ro dicha cooperación, consideraba Tugwell, se daría sin duda, con la condición de
que los expertos hicieran bien su trabajo. Podía haber audiencias públicas y cosas
parecidas, pero lo más importante era que los expertos pensaran y sintieran para
el organismo y decidieran lo que era correcto. Los pacientes no tienen tendencia a
discutir los diagnósticos cualificados de sus médicos.¿Por qué, entonces, debería
la sociedad desafíar a los profesionales que componen su mente colectiva?
La metáfora orgánica, que se había hecho tan querida para Tugwell, apartó
a muchos, incluso entre sus admiradores. De todas formas, el "individualismo
posesivo" no era una alternativa aceptable. Por muy colectivistas que fuesen,
y por tanto en contra del carácter americano, las ideas de Tugwell fueron gra-
dualmente absorbidas por otros y consiguieron entrar en la literatura como
una perdurable tradición de "planificación en el interés público" (12).
En el lado práctico, la maquinaria de planificación para Puerto Rico, en cuyo
diseño había jugado el rol principal, fué el primer ejemplo de una agencia de pla-
nificación del desarrollo en lo que llegaría ser conocido como Tercer Mundo.
Cuando John F. Kennedy ayudó a crear la Alianza para el Progreso para promo-
ver el crecimiento económico con justicia en Latinoamérica, muchas de las agen-
cias de planificación nacional establecidas en aquel tiempo tomaron Puerto Rico
como modelo (Perloff 1969). Tanto en la teoría como en la práctica, la influencia
de Tugwell en el mundo de la planificación ha sido potente y penetrante.
Entre los que trabajaron con el paradigma tugwelliano estaba Harvey S.
Per1off, que había sucedido a Tugwell como presidente de la Chicago School
of Planning. En su último libro, Planning the Post-Industrial City (1980), Per-
loff presenta en un lenguaje más técnico una visión de la planificación muy si-
milar a la de Tugwel1. Escribe:
En el núcleo de la planificación urbana está el concepto de una serie de
informes que ayudan a orientar el funcionamiento de una comunidad ur-
bana en el futuro hacia ciertos objetivos mediante estrategias preconcebi-
das (Perloff 1980, 91).
Aquí tenemos el "poder directivo" de Tugwell en un nuevo lenguaje. El uso
del término comunidad urbana es de particular interés. Aunque Perloff evita el
(11) Entre los biólogos citados por Tugwell en apoyo de su metáfora orgánica estaban
C. Warder Allee (1932), J.W. Bews (1935), y A.E. Emerson (1946). Ver también la secue-
la alusiva de Allee (1958).
(12) Yo fui estudiante de Tugwell en la Universidad de Chicago y estaba totalmente
familiarizado con sus ideas en aquella época. Aunque encontraba difícil aceptar lo que a
mí me parecía la visión corporatista del estado de Tugwell, muchos de sus temas, en parti-
cular la cuestión del interés público y la utilidad del futuro en el presente tuvieron una in-
fluencia duradera en mi pensamiento.
131
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
132
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
de "los métodos más nuevos del diálogo incluidos la televisión, los proyectos
de aula, juegos por ordenador y métodos similares" (ibid 231).
Debe fomentarse la variedad de objetivos para los diferentes vecindarios.
Pero "pocas ciudades han elaborado hasta ahora objetivos que reflejen la ver-
dadera diversidad de la vida y los habitantes de la ciudad" (ibid. 231). De qué
manera deberían ajustarse las demandas opuestas sobre los recursos globales,
es algo que no explica. Presumiblemente, los planificadores lograrían encon-
trar algún compromiso aceptable, alcanzado mediante audiencias públicas y
largas negociaciones. Como Saint-Simon, Perloff enfatiza, una y otra vez, la
necesidad de cooperación y diálogo. En esta búsqueda de consenso, las técni-
cas de planificación podían jugar un papel significativo.
El instrumento Delphi puede ser útil para la formulación de objetivos. El
propósito de un ejercicio Delphi es el establecimiento d~ un punto de
vista experto sobre un tema determinado. Así, el uso de cuestionarios so-
bre los objetivos preferidos de una variedad de grupos de expertos puede
ser un suplemento valioso respecto al típico esfuerzo de fijación de obje-
tivos orientado-al-vecindario. Ello ayudaría a asegurar que ciertas consi-
deraciones en la fijación de objetivos, tales como la tecnología cambian-
te y los cambios en la estructura de población, se aplicasen en los
esfuerzos de formulación de objetivos (Ibid. 232).
Para Tugwell, la política parecía tener "cierta connotación de falta de escru-
pulos" (Tugwell 1940, 98), mientras que la planificación pública era simple-
mente una "extensión y desarrollo normal" de la práctica de los negocios con-
temporánea (Tugwell 1932,76). Dicha planificación era obviamente poco
apropiada para un entorno en el que la política era el aire que la gente respira-
ba. En opinión de Perloff, medio siglo después, la planificación técnica necesi-
taba implicar a la gente; si iba a funcionar de alguna manera, y a mantener la
apariencia de ser "democrática", debía basarse en un consenso social en evolu-
ción. O bien las cuestiones lanzadas por los planificadores tenían que definirse
como un tema estrictamente técnico, como el diseño de un motor aéreo o la
convergencia de las curvas en una autopista, o bien tenían que encontrarse va-
rios medios prácticos para desmobilizar a la opinión pública. La nueva política
de fijación de objetivos iba a ser una parte de la ingeniería del acuerdo. Basada
en el "diálogo", el argumento racional y la negociación entre las partes intere-
sadas, sería descentralizada, civilizada y enfáticamente suburbana (13).
Durante los últimos años de la década de 1960, Amitai Etzioni había
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
134
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
Sensibilidad
I
¡ELITES,
Necesidades Mobilización y
Deseos y Valores
L PUBLICO ACTIVOJ
Control
I
Formación de consenso
(15) El lenguaje de Etzioni es algo opaco en este punto. En su definición fonnal, sin
embargo, no se anda con rodeos. Las élites, dice son unidades de control que se especiali-
zan en las funciones cibernéticas de los procesos del conocimiento y de la toma de deci-
siones y en la aplicación del poder (Etzioni 1968, 668).
(16) El modelo de sociedad colectivista de Etzioni se deriva de Durkheim y Marx,
aunque le es difícil distinguir su propia formulación de las de sus ilustres antepasados.
135
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
está "entrelazada" con los procesos más generales de la orientación social. Es-
te entretejido es una cuestión de grado, dado que los planificadores asumen
roles francamente políticos (son, naturalmente, miembros de la "élite social
interna"). Algunos pueden "intentar aprender algo sobre las perspectivas de
los decisores y tomar en consideración dichas perspectivas en su planifica-
ción". Otros desearán "explorar las perspectivas de aquellos que probable-
mente estarán afectados por el plan". Aún un tercer grupo de plalIlificadores
buscarán un nivel "mucho más alto" de articulación con las instituciones de
orientación social, como por ejemplo, los planificadores que trabajan para la
Comunidad Económica Europea, el Comisariado de Planificación Francés o el
Consejo de Desarrollo Económico Nacional Británico, todos los cuales, insis-
te Etzioni, son agencias de control "post-modernas" (ibid. 486-487).
La planificación entrelazada, entonces, es una función de élite, una parte
fundamental de los procesos gemelos de formación de consenso y de orienta-
ción social. Para ser efectivos, los planificadores deben navegar cerca de los
vientos del poder. Efectívamente, pueden sentirse tentados a manipular ellos
mismos el poder. Tugwell hubiera comprendido. Al igual que el antiguo go-
bernador colonial de Puerto Rico, Etzioni es desdeñoso con la política legisla-
tiva que, desde su punto de vista, se vuelve cada vez menos relevante para las
necesidades de la sociedad (ibid. 488-489).
Estas concepciones no estuvieron libres de controversias. Cualesquiera que
fuesen las diferencias que dividían a los críticos de la planificación tecnocráti-
·ca, todos ellos intentaron rehabilitar una política democrática, y mostrar que la
interacción política, lejos de haberse vuelto obsoleta por la planificación, con-
tinuaba jugando un rol principal en la "orientación social".
Los críticos se dividieron principalmente en dos grupos: aquellos que sos-
tenían que las reformas sociales desde arriba eran deseables y los que eran
escépticos ante cualquier forma de intervención gubernamental. Un posible
tercer grupo es más difícil de definir. Su propósito era no tanto criticar sinó
describir y dar cuenta de procesos de planificación reales. Sin embargo, el
trabajo de este grupo produjo conclusiones que son pertinentes a nuestro de-
bate.
El estudio de dos volúmenes de Karl Popper The Open Society and its Ene-
mies (1974), ha sido considerado a menudo como un ataque amargo a la plani-
ficación en todas sus formas. En realidad, sin embargo, la crítica de Popper
apunta únicamente a la "ingeniería utópica" que, en el actual contexto, englo-
baría los escritos no sólo de los primeros "managers" científicos, como Har-
136
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
low Person, sinó también las declaraciones más sofisticadas de Tugwell y Per-
loff. Popper escribe:
Lo que critico bajo el nombre de ingeniería utópica recomienda la re-
construcción de la sociedad como un todo, por ejemplo, cambios muy ra-
dicales cuyas consecuencias prácticas son difíciles de calcular, debido a
nuestras limitadas experiencias. Pretende planificar racionalmente para la
totalidad de la sociedad, aunque no poseemos nada parecido al conoci-
miento factual que sería necesario para hacer efectiva una pretensión tan
ambiciosa. No podemos poseer dicho conocimiento dado que tenemos
una experiencia práctica insuficiente en este tipo de planificación, y el
conocimiento de hechos debe estar basado en la experiencia. Actualmen-
te, el conocimiento sociológico necesario para la ingeniería a gran escala
simplemente no existe (Popper 1974,1,161-162).
Aquí, Popper parece estar diciendo que aunque el conocimiento que posee-
mos ahora puede ser inadecuado para la que el denomina planificación utópi-
ca, es concebible que podamos tener el conocimiento suficiente en alguna fe-
cha futura. Hay algo más que una cuestión de conocimiento, sin embargo. Es
una cuestión de principios, si engranar la planificación al perfeccionamiento
de la sociedad o a la ingenieria social por partes que busca eliminar pequeñas
heridas específicas.
El político que adopta este método puede o puede no tener un esquema
de la sociedad en su mente. Puede o puede no esperar que la especie hu-
mana haga realidad algún dia un estado ideal, y alcance la felicidad y la
perfección en la tierra. Pero será consciente de que la perfección si es
que puede conseguirse, está muy distante, y que cada generación de
hombres, y por tanto también los actuales tienen una pretensión; quizás
no tanto una pretensión de que los hagan felices, sino una pretensión de
que no los hagan infelices, en la medida en que pueda evitarse. Tienen la
pretensión de obtener toda la ayuda posible si sufren. La ingeniería por
partes, de acuerdo con esto, adoptará el método de búsqueda y lucha por
su mayor bien esencial (Ibid.158).
El orador aquí es un planificador-político. Por lo que respecta a Popper, la
planificación y la política van unidas. Aunque aparece aquí como incrementa-
lista, su interés parecería estar con la reforma a gran escala: la denomina un
"programa político racional para la protección de los económicamente débi-
les". La verdadera cuestión no es sobre el cambio en si mismo, sino sobre
quién debería estar al cargo. Popper está ansioso respecto a que las palancas
del poder central deben permanecer con los políticos y debe evitarse que se
apoderen de ellas los técnicos de la planificación con sus nociones ingenuas y
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
1951). Su tesis doctoral (Banfield 1951) era un estudio empírico de una de las
invenciones institucionales de Tugwell, la Resettlement Administration, y de
cómo había fallado. Escéptico respecto a las pretensiones de los racionalistas,
se centró en el estudio de la política urbana. En su trabajo clave sobre el tema,
escrito conjuntamente con su antiguo estudiante James Q. Wilson, también un
catedrático de Harvard, abogaba por una visión política de la planificación,
que el creía incompatible con crear esquemas sobre el futuro de la ciudad.
Los planificadores son... cada vez más conscientes de que la descentrali-
zación de la autoridad y el poder que es tan característica del gobierno
local americano es radicalmente incompatible con el ideal de la planifi-
cación maestra; ... el sistema político continua funcionando principalmen-
te por la negociación y el compromiso, no por "la implementación del in-
terés general", y la decisión más importante en un plan maestro debe
(como Mowitz y Wright dijeron que habian hecho los de Detroit) "reve-
lar la distribución de poder dentro de la comunidad en ese particular mo-
mento" (Banfield y Wilson 1963, 203).
Aquí, Banfield todavía dejaba abierta la posibilidad de la ingeniería por
partes en el sentido de Popper. Sólo cinco años más tarde, sin embargo, soste-
nía que el gobierno era totalmente incapaz de solucionar el problema urbano.
En realidad, añadió con ostentación, la intervención del gobierno tendería a
empeorar las cosas (Banfield 1968). Era una visión del mundo extremadamen-
te conservadora si no misantrópica.
La fe en la perfectibilidad del hombre y la confianza en que las buenas
intenciones unidas a grandes esfuerzos acelerarán su progreso hacia ade-
lante y hacia arriba, conducirán a programas intrépidos que prometen ha-
cer lo que nadie sabe como hacer y que quizás no pueda hacerse, y por lo
tanto, acabarán en frustración, pérdida del respeto y la confianza mutuos,
enojo, e incluso coerción (Banfield 1974,280-281).
Para entonces, el abismo intelectual entre Tugwell y Perloff y su antiguo
colega en la Universidad de Chicago se había vuelto inabarcable.
Aunque Aaron Wildavsky escribe en un estilo muy diferente del de Banfield,
al final él también se revuelve contra la tradición reformista. Planificar es derro-
chador, afirma. Sus valientes intentos de coordinarlo todo acaban atropellada-
mente. Los muchos planes entrelazados carecen de consistencia, y las pretensio-
nes de los planificadores sobre su contribución a una sociedad ordenada
racionalmente son autoengañosas. El sistema político, dice Wildavsky, funciona
mejor que la planificación; la interacción directa es preferible a la reflexión.
El mandato de planificar (¡Pensad!) está vacío. Los términos clave aso-
ciados a él son proverbios o tópicos. ¡Perseguid objetivos! ¡Considerad
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
que, dado que debe vencer oposición, es, no sólo inherentemente sesgada (de-
be al menos favorecer la reforma) sinó también política. Aunque no se refie-
ren explícitamente a la "planificación innovadora", la intención de Marris y
Rein es clara: la reforma social requiere un estilo de práctica política que está
a años luz de los modelos teóricos comprensivos. (El alegato de Hirschman a
favor de la "mano oculta", viene a la mente a este respecto). El conflicto es el
verdadero medio de la reforma social. Escriben:
Ningún movimiento de reforma en la sociedad americana puede esperar
suplantar a los conflictos de interés de los que surgen las políticas. Puede
actuar sólo como abogado, no como juez. Si ha de ser persuasivo, debe
concentrarse estrechamente en el interés que representa y, por tanto, debe
estar dispuesto a ceder en su pretensión de autoridad universal. Una vez
se reconoce esto, la acción comunitaria puede verse como el punto de
partida de una variedad de innovaciones, cada una de las cuales, si ha de
influir en el progreso de la reforma, debe desprenderse de la coacción de
sus rivales. Quizás el desarrollo de más largo alcance sea el de una nueva
estructura política (Marris y Rein 1982, 230).
Hay mucho más en este libro que merece la pena considerar, y aquellos in-
teresados en la planificación innovadora deben prestar particular atención a
sus últimos capítulos.
El segundo estudio empírico que deseo comentar es una corta historia que
escribí sobre CORDIPLAN (Friedmann 1965), la agencia de planificación na-
cional venezolana- una agencia que podría haber sido creada por el propio
Tugwell. Uno de los aspectos que más me sorprendió al estudiar las operacio-
nes de CORDIPLAN en 1963 fué, por un lado, la creciente discrepancia entre
los objetivos planeados y el comportamiento real de la economía y, por otro,
el creciente prestigio político gozado por la agencia. ¿Cómo es posible -pre-
gunté- que un fallo en la actuación a nivel de la planificación maestra (aquí se
denominaba Plan de Desarrollo Nacional) conduzca a un respeto público cre-
ciente para CORDIPLAN? La respuesta llegó como una sorpresa. Quizás el
trabajo de planificar no consistía principalmente en mostrar el futuro con anti-
cipación, sinó en servir a la presidencia como un instrumento político en lo
que Etzioni llamaría el proceso de formación de consenso.
Desde esta perspectiva, la creación de modelos económicos aparecía como
una actividad simbólica que, al mostrar la planificación como una habilidad al-
tamente técnica, legitimaría el rol de los planificadores en el proceso político
(planificación entrelazada). Mi atención se desvió, por tanto, hacia lo que llamé
las funciones latentes de la planificación nacional en Venezuela (ibid. 50ff.).
1. Reforzar la presidencia respecto a otros actores políticos en el sistema
de orientación.
142
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
CALCULO Y CONTROL
Cálculo
(17) Los aspectos más técnicos y epistemológicos del cálculo en relación a la planifi-
cación serán tratados en el Capítulo 4.
143
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
144
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
145
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Control
146
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
(y las palomas) hacían lo que se suponía que debían hacer -y disfrutaban hacién-
dolo- internalizando las órdenes implícitas que estaban ejecutando (Skinner
1971). Naturalmente, la jerarquía no se eliminaba; todo lo que hizo Skinner fué
suministrar a las élites dirigentes un instrumento de coerción benigna.
Los teóricos como Tugwell y Perloff habían ignorado ampliamente la
cuestión de los controles. Una vez que los planes se hacían oficiales se llevarí-
an a cabo, pensaban, mediante el funcionamiento normal de la burocracia es-
tatal. Los planes, naturalmente, deberían ser aceptables para las personas, y
con este propósito, aconsejaron audiencias públicas y otros medios para "in-
volucrar" a las personas. Pero los planificadores mantendrían el control sobre
todo el proceso.
Aparte de esta concesión, ellos esperaban que los públicos relevantes se
mantendrían pasivos y dóciles. En opinión de Tugwell los planificadores de-
berían siempre diseñar sus planes considerando lo que él denominaba el inte-
rés general de la colectividad (Tugwell 1975a). Su desprecio hacia la política
no admitía conflictos fundamentales de interés. El interés general se asegura-
ría mediante la mente colectiva.
Mannheim había percibido ya un problema a este respecto. En sus dos li-
bros principales sobre planificación (1949b, 1951), dedicó un espacio consi-
derable a la cuestión del control. Fué su buen sentido de sociólogo el que le
condujo a abogar por la planificación estratégica (no todo tenía que ser "pla-
nificado"), la selección de posiciones clave para la intervención del gobierno
y el empleo de controles indirectos que operarían en el campo subjetivo de las
expectativas, miedos y esperanzas de las personas. Mannheim, como Skinner,
prefería las recompensas positivas a las sanciones opresivas.
Dahl y Lindblom (1957) fueron bastante más ambiciosos en su clasifica-
ción. Identificaron cuatro procesos de control (19).
sistema de precios (control de y por los líderes)
jerarquía (control por los líderes)
poliarquía (dominio de la mayoría, o control de los líderes)
negociación (control entre líderes)
junto con cuatro técnicas de control
(19) Dahl YLindblom concluyen su tratado con una breve mención de un quinto pro-
ceso de control, al cuál se refieren como "procesos de pequeños grupos" (Dahl y Lindblom
1957, 519-521). Claramente intrigados por sus posibilidades, escriben, "Para aquellos que
persiguen la aventura y la Revolución en el marco del núcleo de valores Renacentista-libe-
ral-socialista, quizás ninguna otra ruta ofrece posibilidades tan excitantes" (ibid 521). En
la práctica, los procesos de pequeños grupos se usaron extensamente como medio de con-
trol en la China maoista (Whyte 1974). En un contexto muy diferente, fueron también pro-
puestos por Friedmann (1979 b), para quien los grupos dialogantes, orientados a las tareas
constituyen la verdadera esencia de una "buena sociedad".
147
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Estratégica
Desarticulada
Simple
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LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
152
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
ra que ninguno de ellos tiene significatívamente más peso que los de-
más. Ningún grupo se queda permanentemente sin capacidad para ac-
tuar.
4. La sociedad no está profundamente dividida respecto a cuestiones de
clase, etnia o cualquier otra cuestión. Además, los actores tienden a estar
amablemente dispuestos hacia los demás actores, no intentan ejercer una
influencia excesiva para conseguir sus objetivos, y están siempre dis-
puestos a acatar los tratos alcanzados mediante la negociación.
Excepto por el último, estos son también los supuestos requeridos por la
teoría clásica de precios. Sin embargo, dado que ninguno de ellos corresponde
a ninguna realidad conocida, la adopción del modelo de Lindblom con su de-
fensa del incrementalismo y del ajuste mutuo entre las partes parecería algo
imprudente como modelo general.
Lindblom parecía ser consciente de este dilema cuando emprendió el
examen del funcionamiento real de la sociedad americana. Ya en la mitad de
los años 70, estaba claro para él que no estábamos viviendo tiempos "nor-
males", que las grandes corporaciones privadas tenían poderes de veto efec-
tivos sobre decisiones en el ámbito público, y que había clases sociales defi-
nidas cuyos intereses eran a menudo divergentes. El sistema poliárquico,
por tanto, es en el mejor de los casos áspero. Y la realidad histórica es muy
diferente del tipo ideal de ajuste mutuo entre las partes. Aún con todo, cuan-
do se trata de resolver este conflicto, Lindblom se refugia en su modelo in-
cluso al hablar vagamente de reforma constitucional. La capacidad humana
para hacer análisis de planificación comprensivo es tan profundamente de-
fectuosa que estamos condenados a andar a tientas en la oscuridad para
siempre. Las respuestas que derivamos del análisis són ilusiones (22). Es
mejor, por tanto, depender de las "interacciones" a corto plazo entre las
principales figuras implicadas en situaciones determinadas -una política pIu-
ralista- que hacer grandiosos planes cuyas consecuencias no podemos espe-
rar controlar. Los resultados de dicha política pueden no ser los mejores que
podríamos esperar; son simplemente todo lo que podemos conseguir. Los
sistemas de planificación alternativos, basados en el análisis sinóptico, tales
como los de la Unión Soviética, donde los sujetos-ciudadanos se ven forza-
dos a vivir con los análisis propensos a error de los planificadores, son aún
peores.
(22) En un pequeño libro sobre las aplicaciones de las ciencias sociales en la solución
de problemas, Lindblom y Cohen relatan una conversación con un crítico. "¿Queréis suge-
rir", pregunta el crítico, "que la investigación social profesional no consigue hacer todo lo
que se espera de ella, o queréis también sugerir que a menudo obstruye positivamente la
solución de los problemas sociales?". A lo que Lindblom y su coautor replicaron fríamen-
te, "Queremos sugerir ambas cosas" (Lindblom y Cohen 1979,86).
153
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
CONCLUSION
154
LA PLANIFICIACION COMO REFORMA SOCIAL
como su contemporáneo inglés, era un perfeccionador del mundo del tipo más
ambicioso. En nuestro propio siglo, Mannheim buscó una "tercera vía" entre
la anarquía del mercado y la dictadura totalitaria, y toda una generación más
tarde, Etzioni soñó con una "sociedad activa", persiguiendo proyectos comu-
nes que definen su destino. En los primeros años 50, Dahl y Lindblom presen-
taron siete fines básicos de la acción; libertad, racionalidad, democracia,
igualdad subjetiva, seguridad, progreso, e inclusión adecuada. De una manera
u otra, estos valores han instruído a todos los que han contribuido a la tradi-
ción reformista. Entre ellos había centralistas, corno Tugwell y Perloff, que
consideraban necesario fortalecer el estado estableciendo en la rama ejecutiva
(o independientemente) una inteligencia institucionalizada que trazase el futu-
ro para la colectividad en su totalidad. Otros enfatizaban estrategias más des-
centralizadas, diseñadas para evitar problemas. Pero prácticamente todos los
reformistas creyeron en la necesidad de alguna forma de cambio institucional.
y cuando se presentó la oportunidad, como le ocurrió a Tugwell en los años
30 y principios de los 40, y a los planificadores del programa de acción comu-
nitaria en los años 60, se comportaron de manera muy similar a los planifica-
dores innovadores, reuniendo recursos y actuando de maneras comprometidas
y políticamente conscientes para producir un cambio significativo en el siste-
ma de orientación social.
Ha habido una tendencia a considerar estos esfuerzos como fracasos. No
creo que este sea un juicio exacto y justo. Es verdad que las esperanzas y ex-
pectativas a menudo dejaron atrás a los logros reales. Si no hubiese sido así,
los logros quizás hubiesen sido menos. Algunas formas de planificación fue-
ron institucionalizadas con éxito a niveles centrales en los Estados Unidos (en
la Office of Management and Budget, por ejemplo); el sistema de planifica-
ción portorriqueño continúa funcionando hasta ahora como una parte regular
del Gobierno del Estado; Wesley Mitchell presenció un Council of Economic
Advisors instalado en la oficina del presidente; y gracias en gran medida a los
esfuerzos de Harvey Perloff, la aproximación regional a la planificación se ha
convertido en una práctica mundial. Ninguna de estas instituciones de planifi-
cación han logrado todo lo que sus creadores soñaron que podían conseguir.
Quizás no han hecho que el mundo sea más perfecto. Pero decir esto no es lo
mismo que considerarlas fracasos.
Los reformistas sociales, es verdad, se dirigían típicamente a los regla-
mentadores de la sociedad. Las reformas venían de arriba, pensaban. Algu-
nos estaban convencidos de que sólo la planificación "comprensiva" tenía
mérito; otros se permitían sólo "ingeniería social por partes". La mayoría
de ellos desconfiaba de la política, que tendían a asociar con todo lo que
era "irracional" en la sociedad. Como Weber, estaban divididos entre un as-
cetismo de la mente y un compromiso apasionado con el cambio metódico.
155
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
156
CAPITULO 4
LA PLANIFICACION COMO
ANALISIS DE POLITICAS
¿QUÉ ES EL ANALISIS DE POLITICAS?
159
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
¡r-------problemas y Dinero----~I
OFERTA DEMANDA
160
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
A. Smith
Bentham
r-------------
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y-----:-----
I J.S. Mili I
II I II
I I
I I
I
I
ADMINISTRACION
PUBLICA
wilson
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Neumann &
Morgenstem
I ~ ..
Wiener Shannon
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Ashby
I
ANALISIS DE
SISTEMAS
Beer
Churchman
Ackoff Vickers
Hel~~
Quade + Boucher Orar, Ayres
I I
Emery Benveniste
Ber1lnski ~
Majone & Quade Bardach, Weiss Korten
I I I
Figura 9: La tradición del análisis de políticas en la planificación
161
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(3) Murray Aborn concluye su ensayo histórico sobre el proyecto de indicadores so-
ciales en el NSF con estas palabras: "El factor más importante para el éxito de cualquier
resurgimiento futuro del movimiento de los indicadores sociales no será 10 que las ciencias
sociales tienen para ofrecer, sino más bien la medida en que la sociedad se ha adaptado a
los conceptos que sostienen el empleo de los indicadores sociales además de los mecanis-
mos de su producción" (Aborn 1984,41; cursiva añadida). En resumen, dice Aborn, la so-
ciedad debe adaptarse a la tecnología de su dominación por los planificadores y los intere-
ses sociales a los que sirven. Pues es completamente idealista suponer, como hace Judith
de Neufville en su libro sobre indicadores sociales (1975) que los indicadores pueden ser-
vir a algún propósito neutro en la discusión sobre políticas.
162
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
163
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(4) Como Horowitz y Katz señalaron, el juicio profesional podía no estar muy solici-
tado.
Los decisores políticos prefieren el uso de aspectos cuantitativos de ciencia social en
la formación de decisiones. La presunta naturaleza exacta y metódica de la aproximación
cuantitativa tiene un atractivo inherente para los decisores políticos en sus intentos de or-
denar y verificar las opciones políticas y las implicaciones de sus elecciones. El creciente
valor de las ciencias sociales para los tipos básicos de decisiones requiere su uso creciente
en un tiempo de confusión interna sobre la naturaleza y las tareas esenciales de las ciencias
sociales (Horowitz y Katz 1975, 46).
164
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(5) Lo que sigue se desprende de la lectura ecléctica sobre teoría de sistemas. Ver por
ejemplo, von Bertalanffy 1968), Emery (1969), Ackoff y Emery (1972), Lilienfield
(1978), y Churcham (1979a, b).
165
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(6) Para una crítica mordaz de la Teoría general de Sistemas y los esfuerzos de crea-
ción de modelos a este respecto, ver Berlinski (1976).
(7) La emergencia de dicha "clase" había sido anunciado por la notoria obra The
Mangerial Recolution de James Burnham (1941), que ha lanzado a muchos sociólogos en
búsqueda de una nueva constelación de poder en América. Pero como observó astutamente
Goldhammer (1976), hay una enorme diferencia entre ser poderoso y ser asesor de los po-
derosos. Y los planificadores de políticas no tenian otra opción que convertirse en asesores
166
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
Los científicos sociales no eran más rehacios a escalar hasta la cima que la
gente corriente. El indómito Auguste Comte había pasado toda una vida bus-
cando el favor de los poderosos. Su deseo más sincero era ser escogido como
consejero de los gobernantes del mundo. Max Weber había sido miembro del
Verein Für Sozialpolitik, que se dedicaba al uso de estudios científicos como
instrumento de la reforma social. Karl Mannheim pensó que una inteligencia,
independiente, desconectada de cualquier clase social, estaba extraordinaria-
mente capacitada para las funciones de reconstrucción social; y Rexford Tug-
well había tenido éxito en su búsqueda de poder, convirtiéndose primero en
una fuerza importante en los consejos de gobierno en Washington D.C., y pos-
teriormente en gobernador de Puerto Rico.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el distinguido sociólogo ameri-
cano Robert Stoughton Lynd, escribió un pequeño libro que llevaba el urgente
título de Knowledge for What? (1939). Dirigido a sus compañeros académi-
cos, les presentaba una apasionante visión de cómo su trabajo, dirigido a lo
que el creía que eran las cuestiones adecuadas, podía contribuir a grandes re-
formas estructurales en la economía política del país. En una serie de lo que el
llamaba hipótesis extravagantes, sugiró que los cientfíficos sociales examina-
sen, entre otras cosas:
...la necesidad de una extensión amplia y penetrante de la planificación y
los controles a muchas areas que ahora se dejan a la iniciativa individual
casual...
...la necesidad de extender la democracia de manera apreciable como una
realidad eficaz en el gobierno, la industria y otras areas de la vida...
...la proposición de que el capitalismo privado no opera actualmen~e para
asegurar la cantidad de bienestar general a la que el estadio actual... nos
hace acreedores (Lynd 1939,209-220).
El conocimiento científico-social, exhortaba a sus semejantes, debería usarse
en el interés de "tipos funcionalmente más útiles de orden" (ibid.126). Debe
convertirse en un arma en la lucha contra los "intereses personales" de Veblen,
ayudando a reinstaurar un sentido de esperanza en una cultura en plena crisis.
Es irónico observar el contraste entre el radicalismo idealista de Lynd y los
roles técnicos que los académicos asumirían de hecho como analistas de políticas
públicas. Entre los científicos que trabajaban para la Rand Corporation y MITRE
en la década de los 50, se hablaba poco sobre reforma estructural: su cliente era
las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. Incluso cuando unas cuantas frrmas con-
sultoras, Rand entre ellas, empezaron a desviarse hacia el trabajo civil, siguió
167
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
siendo así; la reforma no era asunto suyo. Los analistas de políticas tenian una
imagen de si mismos como expertos trabajando para mejorar la toma de deci-
siones de los poderosos. Si tenían exito en esto, se reforzaría su poder. Bajo el
disfraz de la objetividad científica, jugaron un papel profundamente conserva-
dor (8).
Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos científicos sociales se des-
plazaron a Washington D.C., donde trabajaron en problemas de guerra psico-
lógica, selección y formación militar, información militar, propaganda, plani-
fiación de la producción, racionamiento y control de precios y servicios
estratégicos. Se unieron a otro grupo de científicos, matemáticos e ingenieros
que, aunque geográficamente más dispersos, estaban trabajando para el go-
bierno en nuevo armamento, como por ejemplo, radares, cohetes, y la bomba
atómica. Esta oportunidad de trabajar contra plazos límite y con pocas restric-
ciones en cuanto a gastos les posibilitó sin duda acelerar procesos de innova-
ción que de otra manera quizás hubiesen tardado décadas en alcanzar. Su es-
fuerzo en época de guerra resultó en nuevas teorias que encontrarían pronto su
aplicación práctica -mediante las computadoras electrónicas y los satélites de
comunicación, por ejemplo- también en la vida civil.
Después de la guerra, el Sputnik y la carrera armamentística aseguraron
que, al menos durante un tiempo, habrían muchos trabajos para analistas de sis-
temas e ingenieros. La situación era diferente para los científicos sociales. Ha-
biéndose movido en el ámbito del poder durante la guerra, muchos fueron rea-
cios, cuando llegó la paz, a regresar a sus trabajos mal pagados en el mundo
académico. En la estela del impresionante tratado de Stouffer de ellos volúme-
nes sobre The American Soldier (1949), se repusieron para producir una colec-
ción algo extraña de ensayos, valientemente titulada The Policy Sciences: Re-
cent Developments in Scope and Methods (Lemer y Lasswell 1951) (9). Los
autores difícilmente hubiesen podido adivinar que pasarían otros viente años
(8) Esto parece obvio por la implicación masiva del análisis de políticas con los ser-
vicios militares. Pero, como señalaron Horovitz y Katz, el asunto no es tan simple, y la
ciencia social puede también, en ocasiones, promover el cambio social. "La ciencia social"
escriben "no solo fomenta el cambio (cuando se disipa un consenso anterior) sino que pue-
de también proteger el orden (cuando un consenso anterior está presente). Por tanto, la
ciencia social no puede ser considerada únicamente como un "agente del cambio" o como
un "instrumento del orden establecido" (Horovitz y Katz 1975,50).
(9) La intención de los cambios de nombre es, a veces, que funcionen mágicamente,
creando una realidad que no está allí. En las primeras décadas del siglo dieciocho, cuando
la categoría de las ciencias naturales estaba en apogeo, una ciencia social acababa de na-
cer, aunque no era más que la antigua tradición del saber con nuevos ropajes. Cuando los
científicos sociales querían ser contratados como asesores por el gobierno, se llamaban a si
mismos científicos de las políticas. Y cuando observaron las posibilidades de intervención
planificada, añadieron psicología al conjunto y lo llamaron ciencia conductista.
168
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
169
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(10) En el lenguaje británico, que intenta suprimir el uso de los nO,mbre usados como
adjetivos, la investigación de operaciones se convierte en investigación operacional. Pero
ambas son idénticas en cuanto a significado.
(11) El ensayo de Woodrow Wilson "The Study of Administration" (1887) se conside-
ra el punto de partida de la administración pública como campo profesional. Rápidamente
absorbió las lecciones y conceptos de la dirección científica (Taylor 1919; Follet 1920;
1924) Y avanzó hasta desarrollar su propio lenguaje e intereses. Al igual que la dirección
científica, el estudio de la administración pública era comtiano en su inspiración, una in-
fluencia que finalmente se remonta a Saint-Simon. La temprana administración pública,
aproximadamente hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, se apoyaba profundamente
en la formulación de los principios "normativos" de la buena administración (Waldo
1948). Una administración pública de orientación conductista empieza en Simon (1976;
orig. 1945) y con el libro de texto al cual el propio Simon contribuyó de manera importan-
te (H. Simón el. al. 1950).
170
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(12) Esta cuestión recuerda al grito existencial de R. D. Laing: "Quiero vivir correcta-
mente. Vivir correctamente no puede ser una equivocación. Debe haber una manera co-
rrecta de vivir. Dicha manera debe adecuarse a la naturaleza de la vida, y a lo que marque
la norma". Así, ¿deberían los burócratas ser muy diferentes de los psiquiatras?
171
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(13) Uno nunca está del todo seguro con Simon de si está meramente describiendo
condiciones existentes o prescribiendo el comportamiento ideal. Esta es una dificultad in-
herente también a la economía neoclásica, de la cual deriva en gran parte Simon. Hubo
un tiempo en la carrera de Simon en el que estaba interesado en la cuestión de como to-
mar mejores decisiones. "La racionalidad de las decisiones" escribió, "es decir, su conve-
niencia para la consecución de objetivos específicos- se convierte en la preocupación
central de la teoría administrativa" (H. Simon, 1976, 240). En su introducción a la tercera
edición de Administrative Behavior, sin embargo, propone la "frontera entre los aspectos
racionales y no racionales del comportamiento humano" como una nueva preocupación
central (ibid. XXVIII). Para que no quede obscuro, Simon clarifica: "La teoría adminis-
trativa es particularmente la teoría de la racionalidad intencionada y limitada- del com-
portamiento de seres humanos que buscan la satisfacción, porque no tienen el ingenio pa-
ra maximizar" (ibid.).
172
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
173
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(16) La teoría organizacional de proceso llegó a ser conocida como desarrollo organi-
zacional y será estudiada en el próximo capítulo.
174
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(17) Un quinto paso, o verificación, fue añadido para la conclusión lógica. Dado que
los experimentos en el mundo real raramente pueden llevarse a cabo, la verificación es
normalmente imposible. Por ello, la curva de aprendizaje del análisis de sistemas tiende a
ser bastante baja: las propuestas ideales se suceden unas a otras a través del tiempo, pero
se avanza poco. (Ver, no obstante, las pospuestas para usar la experimentación social co-
mo método en la evaluación de políticas y programas: Campbell 1971 y Riecken y Boruch
1974).
(18) Según Quade:
No hay una linea clara de demarcación entre la investigación operacional y lo que es-
tamos denominando análisis de sistemas. Hasta hace poco, la investigación operacional ha
tendido a enfatizar los modelos matemáticos y las técnicas de optimización.... El analista
de sistemas, por otro lado, muy posiblemente se vea forzado a enfrentarse con problemas
en los que la dificultad radica en decidir qué debe hacerse, no simplemente cómo hacerlo.
En una situación así, debe dedicarse mucha más atención a establecer objetivos, criterios,
y alternativas. El análisis total es, por tanto, un proceso más complejo y menos claro y or-
denado, que raramente es adecuado para una optimización cuantitativa sobre el problema
entero, (Quade 1963,2).
175
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
La cuestión del juicio era difícil de discutir. Los libros patrocinados por
Rand preferían tratar con temas como la programación lineal, la teoría de jue-
gos, la programación dinámica aplicada, las técnicas de optimización matemá-
tica, y la teoría de procesos de bifurcación. Fué por su aproximación cuantitati-
va y otras "tecnologías sociales" esotéricas por lo que Rand consiguió la fama.
Después de todo, pueden haber muchas personas que pretendan conocer un
problema y tener un "juicio" sobre él. Pero los matemáticos son pocos.
176
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(19) Van Bertalanffy escribe: "Si los sistemas abiertos... alcanzan un estado de equi-
librio, esto tiene un valor equifinal o independiente de las condiciones iniciales. Una prue-
ba general es difícil por la falta de criterios generales para la existencia de estados en equi-
librio; pero puede ofrecerse para casos especiales" (van Bertlanffy 1968, 132).
(20) Parece que el anhelo de una ciencia unificada es una especialidad vienesa. Tanto
Otto van Neurath (fundador de la Encyclopedia of Unified Knowledge) como van Berta-
lanffy eran vieneses, y ambos habían alcanzado sus ideas básicas antes de ir a Estados uni-
dos y Canadá, respectivamente. Pero de un modo opuesto, que, a su manera, no es menos
177
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
vienés, los economistas austríacos -entre ellos Cad Menger, Bohm-Bawerk, Friedrich von
Hayek, y Karl Popper- estuvieron también entre los principales defensores del incrementa-
lismo en el análisis económico y, por implicación, en la vida misma. Para detalles, ver
Johnston (1972).
178
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
179
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
(21)Las palabras técnicas para "arreglárselas" variaban según el modelo. Simon pro-
puso "satisfacer", pero los teóricos de la decisión estadísticos derivaban su lenguaje de la
teoría de juegos y hablaban de estrategias "mínimas", el principio del "mínimo arrepenti-
miento" y otros conceptos así que diferían significatívamente de las reglas de maximiza-
ción y optimización.
(22) La equivalencia lógica de decisiones y acción podía mantenerse sólo bajo el su-
puesto de que la ejecución de las decisiones era un proceso automático y sin fricciones en
el que los actores en la obra ejecutarían a la perfección, cada uno de ellos, las partes que se
les asignaban en el guión. En este modelo, era esencial que la autoridad central -el analis-
ta-decisor-escribiera un guión que no restringiese sus propias acciones. Para una obra de-
terminada podía haber un solo actor poseedor de una libertad genuina de elección. Debía
asumirse, además, que no habían otras obras en proceso al mismo tiempo, y que el escena-
rio para la obra era un sistema cerrado (Ver también nota 14).
(23) Abom (1984) apunta que incluso aunque el trabajo sobre indicadores sociales ya
no está colocado como una rúbrica separada en el NSF, la recogida de datos a gran escala
continua estando consolidada a niveles sustanciales. Lo último ha asimilado, por decirlo
así, a lo primero. Como resultado, la ciencia social cuantitativa -la aproximación anti-teó-
rica preferida por los decisores políticos que buscan el consejo de los analistas políticos-
se ha vuelto más fuerte que nunca.
180
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(24) Weiss cae aquí en una trampa retórica que no debería pasar inadvertida. Asume
que los "estudios de investigación" deberían al menos "afectar algo al curso de los aconte-
cimientos". ¿Pero, por qué razonamiento? como vimos anterionnente, el problema de lo
que constituye una decisión mejorada no podía realmente resolverse argumentando que se
observaría una mejora con sólo que el "decisor" aceptase las recomendaciones del analista
de políticas. Uno retrocedía, por tanto, a la posición aún más débil de que sería suficiente
para que se notase una "mejora", que la investigación de políticas se usase como un "input"
en el proceso decisional, independientemente del resultado. Es, por tanto, fácil ver porqué
Weiss debería haber esperado otra cosa, poniendo el énfasis en los resultados. Pero el asun-
to es molesto. Por un lado, junto con sus compañeros debe haber sostenido la posición teó-
rica de que las decisiones y las acciones son prácticamente idénticas (ver nota 22). De un
modo más pragmático, si le hubiesen preguntado, hubiese dicho que las decisiones son una
cosa, e implementar acciones otra diferente. Aún con todo, en la estructura del análisis de
políticas, no tenía elección: a no ser que un nuevo paradigma viniese a sustituir al clásico
modelo decisional de Simon, la equivalencia lógica de decisiones y acciones debía mante-
nerse. Es por tanto una gran decepción y una fuente de frustración intenninable para los
analistas el hecho de que su trabajo nunca parece "hacer mella" en el mundo real.
181
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
semi-feudales, vagamente aliadas, cada una de ellas con una vida propia
sustancial. Los líderes gubernamentales se sientan formalmente, y, hasta
cierto punto también en la realidad, en lo alto de este conglomerado. Pe-
ro los gobiernos perciben los problemas a través de sensores organizacio-
nales. Los gobiernos definen alternativas y estiman consecuencias a me-
dida que sus organizaciones componentes procesan información; los
gobiernos actuan cuando estas organizaciones promulgan rutinas. El
comportamiento organizacional puede por tanto entenderse... menos co-
mo elecciones deliberadas y más como "outputs" de grandes organiza-
ciones que funcionan de acuerdo con pautas standard de comportamiento
(Allison 1971, 67).
La segunda alternativa a la racionalidad, o el modelo de "política guberna-
mental", se construyó teniendo en mente las dinámicas de la rivalidad buro-
crática. Como su predecesora, la política gubernamental
no ve un actor unitario sino muchos actores como jugadores-jugadores
que se centran no en un único asunto estratégico sinó también en muchos
diversos problemas intranacionales; los jugadores que actuan en térmi-
nos no de algún conjunto de objetivos estratégicos, sino más bien de
acuerdo con varios conceptos de objetivos nacionales, organizacionales y
personales; jugadores que toman las decisiones gubernamentales no me-
diante una única elección racional, sinó mediante ese proceso consistente
en presionar y estirar que es la política (ibid. 144).
Allison sugeria que las decisiones sobre políticas generalmente resultan de
una convergencia de rutinas burocráticas con luchas políticas, luchas que es-
tan frecuentemente vinculadas con la política más amplia del mundo exterior.
Uno no debería en absoluto deducir de esto que las decisiones sobre políticas
a las que se llega de esta manera son en algun misterioso sentido "irraciona-
les". La organizaciones, como los individuos, pueden muy bien diferir en
cuanto a objetivos que llevarían a resultados muy diferentes. Y dado que no es
probable que haya ningún criterio aceptable para todos los actores para decidir
entre objetivos o para asignarles pesos relativos, y dado que casi siempre hay
importantes valores laterales a considerar junto con los mayores intereses en
juego, un proceso compuesto tanto de rutinas burocráticas normales como de
política no es una proposición irracional. Como Lindblom diría, sustituye las
soluciones teóricas por estrategias interactivas.
Los resultados de los juegos burocráticos complejos, en realidad toda una
ecología de juegos que tienen lugar simultáneamente, son indeterminados. La
consecución de un objetivo esencial -de algún estratégico metajuego- puede muy
bien ser, para la mayoría de actores, una consideración meramente secundaria.
182
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
183
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(25) Las relaciones entre estos tres mundos del análisis de políticas se analizan en Fried-
mann y Abonyi (1976). El mundo académico y algunos grupos de investigación privados tam-
bién llevan a cabo investigación por contrato. Este aspecto de su trabajo no se revisa aquÍ, aun-
que su contribución a al práctica del análisis de políticas puede ser extremadamente importante.
184
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
185
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
186
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
CRITICAS EPISTEMOLOGICAS
¿Hay algo respecto a los problemas sociales que sea diferente de, por
ejemplo, un problema en ingeniería civil, como diseñar un aeropuerto? Y si lo
hay, ¿Cuáles son las diferencias, y qué implicaciones tienen para el análisis de
políticas?
En un temprano documento, dos profesores de la School of Environmental
Design de Berkeley pensaron que habían descubierto lo que había de único el
tipo de problemas sobre los que se pedía a los analistas de políticas que pensa-
sen: los problemas, decían Rittel y Webber, eran "perversos".
187
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
188
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
189
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
comprender cómo tiene lugar el aprendizaje. Sabemos mucho, pero los ex-
pertos no se ponen de acuerdo. No estan de acuerdo, en parte, porque sus
posiciones de partida y filosofias básicas sobre la educación difieren. La
educación, por tanto, es uno de esos problemas "perversos" y "malignos"
para los que nunca hay una solución. Para los que hacen las políticas y sus
analistas, hay solo un desarrollo continuo de las políticas -una evolución- y
en un momento determinado, uno hace lo que puede con el saber disponi-
ble' cualquiera que este sea.
1. Los experimentos que se lleven a cabo sean aquéllos para los que las
condiciones que rodean a los experimentos puedan controlarse.
2. Los acontecimeintos que se predicen sean recurrentes y parte de una
secuencia ordenada.
3. Las metodologías de investigación adoptadas no tengan ninguna in-
fluencia significativa sobre los resultados del experimento.
4. La investigación en si misma apunte a falsear las hipótesis, más que
a aportar evidencias de apoyo que establezcan más firmemente la pre-
dicción.
5. Las predicciones sean o bien parte de una secuencia causal, o bien re-
(28) Para una comprensión muy diferente de la actividad científica, ver los trabajos de
Kunhn (1970), Lakatos (1971), y Feyerabend (1975).
190
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(29) Durante la última década sin embargo, la idea de los experimentos de políticas ha
ganado algún terreno, como, por ejemplo, sobre la viabilidad de pruebas educacionales.
Ver Riecken y Boruch (1974).
191
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
determinantes, la lógica de los pronósticos resulta ser circular: dados los su-
puestos, los pronósticos representan la elaboración de las conclusiones inevi-
tables. Los supuestos en si mismos, por otro lado, están sujetos únicamente al
juicio experto, y no están controlados. (Miles y Irvine 1979).
A pesar de la invención de varios métodos ingeniosos para espiar a través
del velo del tiempo, las perspectivas para los pronósticos sociales y económi-
cos son bastante poco prometedoras (30). Las pretensiones de que cualquier
cosa parecida a una gama completa de consecuencias de una acción puede
predecirse con anticipación a la acción en si misma no pueden sostenerse. A
pesar de todo, el arte y ciencia de la predicción tiene pocas probabilidades de
desaparecer: nuestro deseo de conocer lo que está escrito en el "libro del tiem-
po" es más poderoso que toda lógica. y no es un ejercicio completamente inú-
til. Debidamente concebido, el pronóstico puede jugar un rol significativo en
el análisis de políticas, incluso cuando no alcanza a colmar nuestro ardiente
deseo de conocer el camino que tenemos por delante. Por ejemplo:
192
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(31) Pitfalls tiene precedentes. Desde el principio, el análisis de políticas fue muy
consciente de su debilidad. Ver el trabajo anterior de Koopman (1956), Kahn y Mann
(1957), Hitch y McKean (1960), Morgenstern (1963), y Quade (1968).
193
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
ILUSTRACION O INGENIERIA:
LOS MODELOS DE LA SEGUNDA GENERACION
194
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
195
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
197
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(35) Para una crítica de los tres mundos de Popper desde la perspectiva de una episte-
mología del aprendizaje social, ver Friedmann (1978).
(36) Majone propone tratar este espacio de las políticas como una subserie del Mundo
3 de Popper.
(37) La "terminación de temas de políticas" como criterio de desarrollo de políticas no
es un concepto vacío como puede parecer a primera vista. Encaja en la visión evolutiva de
las políticas, en la que los problemas nunca se resuelven sino que meramente se suceden
unos a otros en secuencia histórica. La "terminación de un problema" fue también el crite-
rio sugerido por Dewey para el valor de verdad de una afirmación.
198
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
(38) Wildavsky había argumentado que el proceso de análisis de políticas debe conce-
birse más bien como implicando pares contradictorios, tales como descriptivo/prescriptivo
y objetivo/argumentativo (Wildavsky 1979, 14-15).
199
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
200
LA PLANIFICACION COMO ANALISIS DE POLITICAS
Parece, mientras nos acercamos al siglo XXI, que por fin estamos dejando
atrás la visión comtiana de una sociedad ingenierizada. Permanece no obstan-
te el sistema de dominación del estado y el enorme poder de las corporaciones
e imperios financieros que operan cada vez más a una escala global. La razón
técnica se conserva aún religiosamente en estos sistemas, aunque el análisis de
políticas como "ciencia" ha desviado su énfasis desde la optimización a un
modelo menos rígido en el que el diseño organizacional juega un papel tan
importante como la asignación eficaz de recursos.
CONCLUSIONES
201
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
202
CAPITULO S
LA PLANIFICACION COMO
APRENDIZAJE SOCIAL
Los escritos en la tradición del aprendizaje social tienen raices intelectua-
les comunes y muchas ramificaciones. Para algunos, aprendizaje social sirve
principalmente como metáfora para denotar un cierto estilo de vincular el co-
nocimiento con la acción; para otros, es una tecnología social, muy parecida al
análisis de políticas. Y sin embargo, contrasta agudamente con él.
El análisis de políticas se centra en las decisiones; es una forma de toma de
decisiones anticipada, un proceso cognitivo que usa la razón técnica para ex-
plorar y evaluar los cursos posibles de acción. El cliente de este ejercicio es
un "decisor racional" que se contempla implícitamente también como el eje-
cutor de una política que acompañará su elección de las acciones implementa-
doras adecuadas. Un modelo estructural de análisis de políticas sería algo pa-
recido al diagrama de la Figura 12.
205
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(1) Esta declaración necesita ser calificada en la medida en que un modelo de apren-
dizaje social a gran escala fue aplicado con éxito durante la revolución china.
206
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
Qué es la Acción?
207
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
CIENCIAS DE LA
INGENIERIA
-----,------.
I o.
I
I
I
I
I
I
I
"SCIENTIFIC
MANAGEMENT"
~ Follet
I
Person
I
Mayo
I
Urwick
Bamard
...............................1
DESARROLLO
ORGANIZACIONAL
I
Lewin
I
Trist
Lippitt
I
Bennis, Benne, &
Chin
Argyris
I
Lawrence &
Lorchs
Schon
Argyris & Schon
I
Figura 14: La Tradición del aprendije social (selectivo)
208
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
las resistencias con éxito, el actor adquiere información útil que puede condu-
cir a aprendizaje acumulativo. Cada nuevo ciclo de acción, sin embargo, con-
duce a un nuevo comienzo.
¿Quién Es el Actor?
¿Quién Aprende?
209
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
210
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
ANTECEDENTES Y DESARROLLO
211
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
El Pragamatismo de Dewey
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LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
(2) Dewey tenía treinta y cuatro años cuando Frederick Jackson Tumer proclamó su
famosa teoría de la frontera de la historia americana, y en el mismo momento declaró el
fin de la "era de la frontera".
213
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
experiencia, término con el cual designaba la interacción entre los sujetos hu-
manos y su entorno material. "En su integridad primaria", dijo, "la experien-
cia no reconoce ninguna división entre acto y materia, sujeto y objeto, sinó
que los contiene a ambos en una totalidad sin analizar" (Dewey 1958, 8; orig.
1929). Era un modo activo de estar en el mundo. A través de la experiencia,
llegamos no solo a comprender el mundo, sinó a transformarlo. La manera co-
mo aprendemos es, como en un movimiento en espiral, desde la práctica al
plan y otra vez de vuelta a la práctica.
Los planes que se forman, los principios que el hombre proyecta como
guias de acción reconstructiva, no son dogmas. Son hipótesis para ser
elaboradas en la práctica, y ser rechazadas, corregidas, y ampliadas al
fracasar o al conseguir dar a nuestra experiencia actual la orientación que
precisa (Dewey 1950,89, orig. 1920).
Cada "plan" es un experimento, y la historia se desarrolla como una suce-
sión de experimentos en un movimiento progresivo. Con cada cido de hipóte-
sis y pruebas, consolidamos lo que sabemos, y eliminamos los errores. Pero
en la práctica histórica, ¿como sabremos qué constituye verdad y qué error?
Dewey se esforzó mucho en evitar estos términos problemáticos. Aunque eli-
minó verdad y error, la cuestión de si una afirmación era válida, permaneció.
Su primera y tentativa respuesta fué bastante simple: las hipótesis deben ser
rechazadas, corregidas y ampliadas al conseguir o no aportar a la experiencia
la orientación que necesita (ibid. 128-130).
Al final, esta respuesta se revelaria insatisfactoria. Para un creador de vio-
lines, puede ser bastante evidente cuando sus "hipótesis" de como construir un
instrumento maestro han tenido éxito: musicos experimentados se lo harán sa-
ber. Pero en el ámbito de la práctica histórica, donde los problemas son noto-
riamente "resbaladizos" e incluso "perversos", éxito y fracaso no se determi-
nan tan fácilmente. La cuestión de qué es conocimiento válido requiere una
exploración más profunda.
Hacia 1929, Dewey, pensó que había avanzado respecto a su formulación
anterior. La verdad, siempre había sostenido, es adverbial. "Aquello que guía
verdaderamente es verdad". Y dado que no hay ninguna verdad final, su bús-
queda como tal es una locura. Cada declaración es tentativa, provisional. El
conocimiento se valida -esta era su idea básica- sólo cuando ayuda a un actor
a poner fin o resolver un problema (Dewey 1980, 229; orig. 1929). Y un pro-
blema está solucionado cuando "surgen conclusiones en las que los objetos
antes inciertos y confusos se muestran claros y estables" (ibid. 230).
Parecía una solución razonable. Bajo una inspección más detallada, sin
embargo, esta respuesta también se reveló problemática. ¿Era posible que ca-
da actor tuviese conocimiento que fuese válido solo para si mismo? ¿No era
214
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
215
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
públicos, afirmó Dewey, son los vigilantes o "guardianes" del interés público,
o, para ser más precisos, de los intereses especiales bajo su tutela. Es la tarea
del público discutir aquello que es de su interés y, en forma de deseos y que-
jas, transmitirlo a los oficiales del estado. Pero el estado consulta sólo consigo
mismo. Este proceso potencialmente ordenado y estable es difícil de llevar a
cabo, sin embargo, porque al surgir nuevos temas, el estado está en un flujo
contínuo, barajando una y otra vez agencias y públicos.
El problema de descubrir el estado no es un problema de investigadores
teóricos ocupados únicamente en examinar instituciones que ya existen.
Es un problema práctico de seres humanos en asociación unos con
otros... La formación de estados debe ser un proceso experimental (Ibid.
32-33).
Una apariencia de orden en medio del caos es mantenida por un cuerpo de
expertos de élite, los tecnócratas del estado moderno. La mayoría de preocu-
paciones públicas son asuntos técnicos, decía Dewey. Suponen los mismos ti-
pos de problemas que el diseño y construcción de una máquina eficiente. Ta-
les problemas
han de ser solucionados mediante una investigación sobre hechos; y de la
misma manera que la investigación puede efectuarse solo por aquellos
especialmente preparados para ello, así también los resultados de la in-
vestigación pueden ser utilizados solo por técnicos formados. ¿Qué tiene
que ver contar cabezas, la decisión por la mayoría y todo el aparato del
gobierno tradicional con dichas cosas? (Ibid 124-125).
Incluso mientras escribía estas lineas, en aparente aprobación de las deci-
siones tomadas por expertos (repitiendo en esto la llamada de Thorstein Ve-
bIen a la formación de un "soviet de ingenieros"), Dewey estaba preocupado
por el declive de la política. "¿Qué es, después de todo" exclamaba "el públi-
co bajo las condiciones actuales? ¿Cuáles son las razones para su eclipse?"
(ibid 125). Incapaz de resolver la contradicción entre la necesidad de expertos
técnicos y la recuperación de la política, buscó refugio en una utopía de la
Gran Comunidad, que estaría sostenida, argumentó, por un diálogo íntimo so-
bre cuestiones públicas.
Signos y símbolos, lenguaje, són los medios de comunicación por los
que una experiencia fraternalmente compartida se inicia y se sostiene.
Pero las palabras aladas en el intercambio inmediato de una conversa-
ción tienen una importancia vital de la que carecen las palabras fijas y
congeladas del discurso escrito. La investigación contínua y sistemática
sobre todas las condiciones que afectan a la asociación y su difusión
mediante imprenta es una precondición de la creación de un verdadero
216
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
La Influencia de Dewey
217
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(3) Para esta y otras observaciones sobre la relación entre Dewey y Mao, estoy pro-
fundamente agradecido a John Bryan Starr de la Yale University, que fue tan amable de
dejarme ver un borrador de su próximo ensayo sobre el tema (1983).
218
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
de que los periódicos y revistas de aquel periodo, que sabemos que Mao
seguía con interés, estaban llenos de comentarios sobre las ideas de De-
wey. Por tanto hubiera sido imposible para Mao evitar un amplio contac-
to (aunque de segunda mano), con estas ideas (Starr 1983,4-5).
El ensayo de Mao, fué elaborado en 1937, dieciocho años después de que
Dewey pisara China por primera vez. De acuerdo con los editores oficiales de
Mao, el ensayo estaba motivado por su deseo de "exponer los errores subjeti-
vistas del dogmatismo y empirismo en el Partido, y especialmente el error del
dogmatismo, desde el punto de vista de la teoría Marxista del conocimiento"
(Mao Tse-tung 1968a, 1-2). La insistencia de Mao, incluso en estas tempranas
fechas, y en la retórica de un discurso filosófico, en una vía china hacia el soi-
calismo, tuvo una gran importancia en el futuro de su país. Las circunstancias
históricas de China eran muy diferentes de las de la Unión Soviética -la auto-
proclamada madre patria del socialismo internacional en la época- y si los re-
volucionarios chinos querían tener éxito, tendrían que examinar su propia rea-
lidad,tendrfan que aprender de su propia práctica.
El ensayo no menciona a Dewey. Aun con todo, en una primera lectura las
semejanzas son sorprendentes.
Los marxistas sostienen que la práctica social del hombre es el único cri-
terio de la verdad de su conocimiento del mundo externo. Lo que ocurre
realmente es que el conocimiento del hombre se verifica solo cuando al-
canza los resultados anticipados en el proceso de práctica social (produc-
ción material, lucha de clases, o experimento científico). Si un hombre
quiere triunfar en su trabajo, es decir alcanzar los resultados anticipados,
debe llevar sus ideas a una correspondencia con las leyes del mundo ex-
terno objetivo; si no se corresponden, fracasará en su práctica. Después
de fracasar, extrae sus lecciones, corrige sus ideas para hacerlas co-
rrespnder con las leyes del mundo externo, y puede por tanto transformar
el fracaso en éxito; esto es lo se quiere decir con "el fracaso es la madre
del éxito" y "una caida en el pozo, una ganancia en tu juicio". La teoria
dialéctica-materialista del conocimiento sitúa la práctica en la primera
posición (Ibid., 3).
En esta cita, que ofrece la clave para el ensayo de Mao, la práctica social
está definida de varias maneras; como producción material, lucha de classes, y
experimento científico. Esto es un enfoque más nítido, más definido que la ca-
tegoría de la experiencia de Dewey, que el describía como una totalidad inte-
ractiva entre los humanos y su entorno.
Un segundo punto de diferencia con el pragmatismo de Dewey es la insis-
tencia de Mao en que la práctica debe llevarse a una "correspondencia con
las leyes del mundo externo objetivo". Mao adopta la posición realista según
219
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
(4) Cuando Mao hablaba de teoría, tenía en mente, naturalmente, la teoría marxista-
leninista de la práctica revolucionaria. La réplica en Dewey era una hipótesis científica.
Pero Dewey usó la opción de una hipótesis inconsistentemente. A veces, parecía referirse
a todo un capítulo en la historia, como en "América: an experiment in democracy". Otras
veces, se refería simplemente a una "hipótesis de trabajo". Sus convicciones pragmáticas
le dificultaron plantear una hipótesis global de práctica histórica. El era un reformista y un
pluraista de corazón, que creía en la corrección esencial de los procedimientos democráti-
cos, especificamente en su forma americana, como el medio que reconciliaria las contra-
dicciones de la práctica histórica.
220
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
221
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
la naturaleza del estado. Para Dewey, el marco político para el aprendizaje so-
cial estaba en la tradición anglo-americana de la democracia liberal: pluralista,
de fines abiertos, igualitaria, y respetuosa con los derechos civiles. Para Mao,
era la teoría del centralismo democrático (Starr 1979, 148-156 passim).
Lewis Mumford El segundo teórico del aprendizaje social significatíva-
mente influído por el pensamiento de Dewey fué Lewis Mumford. La influen-
cia fué indirecta, porque las raices intelectuales de Mumford no estaban en el
pragmatismo, y era menos dado que Dewey a la teorización abstracta. Su pa-
sión era la ciudad en su concreción histórica (podríamos recordar aquí la falta
de interés de Dewey en el pensamiento histórico). Su primer gran libro fué
una síntesis maestra de la historia cultural de la ciudad (1938).
En dos cortos capítulos sobre la unidad de ciudad y campo en la planifica-
ción regional, unas quince páginas en total, Mumford esboza una visión de la
planificación que se mantiene insuperada hasta nuestros dias. En la década
precedente, Mumford había pensado mucho sobre planificación regional
(Sussman 1976). Ahora destiló su pensamiento para proponer una visión de la
planificación como un proceso auto-educativo de transformación social pro-
yectado sobre una región entera. Desde las manos de los expertos en los que
casi todo el mundo había colocado su confianza, Mumford devolvería la plan-
ficación, como forma de praxis regional, a la propia gente.
Según con Mumford, la práctica de planificación regional tiene dos fases
distintas: (1) una serie inicial de informe para obtener una imagen multiestra-
tificada de la región en su dimensión histórica; (2) un perfil de las necesidades
y actividades regionales expresadas en términos de ideales sociales y propues-
tas críticamente formuladas (5); (3) una reconstrucción y proyección imagina-
tiva del futuro de la región; y (4) Y más importante, la "absorción inteligente"
del plan por la población regional y su traslación en acción mediante las agen-
cias económicas y políticas apropiadas (Mumford 1938, 375-380).
El esfuerzo entero fué concebido por Mumford como un proceso educati-
vo.
Los planes regionales son instrumentos de educación comunal; y sin esa
educación, solo pueden esperar una realización parcial. Si falta la parti-
cipación y comprensión inteligentes, en cualquier etapa del proceso,
desde la más pequeña unidad hacia arriba, los planes regionales deben
permanecer inertes. De aquí la necesidad de órganos positivos de asimi-
lación. Los planes regionales deben suministrar en su propia constitu-
ción los medios para futuros ajustes. El plan que no deja el camino libre
(5) Mumford había escrito, "La planificación no requiere meramente... una visualiza-
ción de recursos y actividades y procesos, mediante la encuesta regional: precisa una for-
mulación -y revisión- crítica de los valores actuales" (Mumford 1983, 377).
222
LA PLANIFICAClaN COMO APRENDIZAJE SOCIAL
(6) Ver la carta de Jefferson a Joseph C. Cabell en "The E1ementary Repub1ics of the
Wards", escrito en 1816 (Reproducida en Fridemann 1981,219-222).
223
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(7) Para una perspectiva más amplia del pensamiento de Mumford en el regionalismo
americano, ver Friedmann y Weaver (1979, especialmente c. 2).
224
LA PLANIFICAClaN COMO APRENDIZAJE SOCIAL
225
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(8) Ver, por ejemplo, Likert (1967), en el que las variables de resultados finales de la
"organización del sistema" preferidas son mayor volumen de ventas, menores costes de
ventas, mayor calidad de ventas, y mayores ganancias de los vendedores.
226
LA PLANIFICAClaN COMO APRENDIZAJE SOCIAL
sus personalidades destacadas, tales como Warren Bennis y Chris Argyris, lle-
vaban un mensaje casi mesiánico. Su visión humanista para América prometía
transformar el capitalismo industrial del pasado en una sociedad "post-indus-
trial" fluida, de la que el poder coercitivo, la explotación y la opresión estaban
ausentes (ver, por ejemplo, Mc. Cluskey 1976). La tendencia era mostrar estas
características como residuos atávicos de una era anterior. El poder coercitivo,
decian las personalidades, ya no era necesario. La organización del futuro se-
ría descentralizada, espontánea y no jerárquica.
El Experimento Hawthorne y Sus Lecciones Nuestro interés en el DO se de-
riva de su explícita aproximación de aprendizaje social, que perfeccionó como
método clínico de intervención y cambio organizacional. La historia Hawthor-
ne, donde empezó todo, nos lleva a mediados de los años 20, cuando el movi-
miento del "scientific management" estaba en alza y Harlow S. Person estaba
desarrollando ideas sobre planificación científica que pronto se abririan camino
en el debate nacional sobre la planificación del futuro de America.
En colaboración con el National Research Council y la Westem Electric
Company, la Harvard Graduate School of Business inició en 1927, en la fabri-
ca de Westem de Hawthome, Chicago, una serie de experimentos que harían
historia. El trabajo en Hawthome continuó hasta 1932. Era la primera vez que
las ciencias socio-behavriistas se ponían a prueba como tecnología; según pa-
rece, los resultados fueron un éxito total (Mayo 1933; Roethlisberger y Dick-
son 1939).
Los estudios originales tenian que ver con la relación entre condiciones de
trabajo y la incidencia de la fatiga y la monotonía entre los trabajadores. La
segunda fase de estos estudios implicó a seis trabajadores que fueron segrega-
dos de un departamento de operación normal de la planta para estudio y ob-
servación especial.
La operación seleccionada era la de ensamblar relés de teléfono. Consis-
tía en unir una bovina, una armadura, muelles de contacto y aislantes en
un dispositivo y fijando las partes en posición mediante cuatro tomillos;
cada ensamblaje requiere aproximadamente un minuto, cuando el trabajo
va bien. La operación está calificada como repetitiva; la realizan mujeres
(Mayo 1933,55).
El problema a resolver era qué cambios en las condiciones de trabajo con-
ducirían a un crecimiento sostenido del rendimiento por trabajadora. Para su
gran sorpresa, los investigadores descubrieron que los cambios en el entorno
físico de las mujeres no suponian prácticamente ninguna diferencia en el nivel
de su actuación. Los cambios en las condiciones de trabajo sociales, por otro
lado, no solo conducían a un mayor rendimiento, sinó que también incremen-
tar la satisfacción de las trabajadoras. Los científicos de Harvard, hicieron el
227
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
descubrimiento "de la época": los trabajadores son seres humanos que respon-
den favorablemente cuando son tratados con consideración y respeto. Conclu-
yeron que una organización industrial era esencialmente un sistema social cu-
yas regularidades pautadas podían medirse y cuyo comportamiento podía
alterarse mediante las intervenciones adecuadas de la dirección (9).
Los estudios Hawthome demostraron que las mujeres, incluso como traba-
jadoras industriales disciplinadas, retenían un nucleo de elección libre sobre su
trabajo, que a pesar de sus tareas repetitivas de tipo máquina, no eran robots, y
que una reserva escondida de motivación podía ser utilizada por la dirección
siempre y cuando las trabajadoras fuesen tratadas como seres pensantes y con
sentimientos, con otras necesidades más allá de la necesidad de ganarse la vida.
Elton Mayo cita a M.L. Putnam de la Westem Electric Company sobre las lec-
ciones que la dirección dedujo de los experimentos Hawthome.
Los informes de la sala de pruebas mostraban una continua mejora en la
actuación de las operadoras sin tener en cuenta los cambios experimenta-
les que se dieron durante el estudio. También se notó... que hubo una me-
jora remarcable en su actitud hacia el trabajo y el entorno laboral. Esta
mejora simultanea en actitud y efectividad indicaba que podía haber una
relación definitiva entre ellas. En otras palabras podíamos atribuir más
lógicamente el incremento en la eficiencia a una mejora en la moral que
a cualquiera de las... alteraciones realizadas en el curso del experimento.
Concluimos que la misma relación podía existir en toda la planta y que la
mejor manera de aumentar la moral... era mediante la supervisión mejo-
rada (Ibid. 74).
La aproximación de los científicos behavioristas que emprendieron estos
estudios era, desde luego, altamente manipulativa. Habían penetrado en el se-
creto de la motivación humana y habían usado su conocimiento para alterar
el comportamiento de los trabajadores de una manera en definitiva beneficio-
sa para la dirección. En su propia ciencia, las consecuencias fueron de amplio
alcance, y lo que había empezado como un oscuro microexperimento en una
(9) El sabor de estos experimentos se capta en esta descripción de Elton Mayo, que
inspiró el trabajo en Hawthome. Sin duda, había habido un cambio remarcable de actitud
mental en el grupo. Nos referimos al grupo de mujeres implicadas en el experimento. Esto
se mostraba en sus conferencias recurrentes con altas autoridades ejecutivas. A principio
tímidas e incómodas, silenciosas, y quizás algo recelosas de la intención de la compañía,
más tarde su actitud está marcada por la confianza y el candor. Antes de cualquier cambio
en el programa, el grupo es consultado. Sus comentarios se escuchan y discuten; a veces
sus objeciones permiten desechar una sugerencia. El grupo sin duda desarrolla un sentido
de participación en las determinaciones críticas y se convierte en algo parecido a una uni-
dad social. Esta unidad social en desarrollo está ilustrada por las visitas mutuas en sus res-
pectivos hogares, especialmente las operadoras uno, dos, tres y cuatro (mayo 1933, 69).
228
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
229
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
grupo como un todo y entre ellos de maneras distintas, los grupos tienen una
potencia excepcionalmente alta para todos nosotros. Desde la infancia, esta-
mos acostumbrados a usar las relaciones de grupo para conseguir nuestros fi-
nes. Dado que somos miembros de grupos ubicuamente, un cambio en las cir-
cunstancias personales es a menudo resultado directo de un cambio en la
situación de los grupos de los que formamos parte. Finalmente, eH grupo es
para todos nosotros parte del espacio vital en el que nos movemos, y alcanzar
o mantener cierto estatus o posición dentro de un grupo es uno de nuestros ob-
jetivos vitales (Lewin 1948, 85-86 orig. 1940).
Para estudiar el comportamiento grupal científicamente, los teóricos tuvie-
ron que concebir una metodología apropiada. Una vez más, el experiemnto
Hawthorne suministró la clave: la manera de estudiar los grupos era intentar
cambiar su comportamiento. La investigación de dinámica de grupos fué por
tanto, una forma de "investigación de acción" en la que la teoría estaba unida
a la práctica de cambiar la realidad. Fué precísamente en este punto donde el
estudio de dinámica de grupos que pronto se transformaría en el DO, se vincu-
ló directament a la aproximación del aprendizaje social de Dewey (Lewin
1951, c.7; orig. 1943-1944) (11).
La diferencia principal entre la dinámica de grupos y el paradigma del
aprendizaje social tal como había evolucionado hasta ese momento era que se
consideraba que el cambio del comportamiento de los grupos requería un
"agente" exterior que, desde los buenos tiempos de los experimentos Hawt-
horne era también, inevitablemente, un investigador. Estríctamente hablando,
el actor no era el grupo en si mismo, sinó el "agente del cambio" externo,
quién, además de estar implicado en la modificación del comportamiento del
grupo,estaba también estudiando el propio proceso de este cambio.
Fué solo una cuestión de tiempo, sin embargo, que imperase un concepto
diferente. Ahora, se pensaba que lograr un cambio de comportamiento por
parte de los grupos -Lewin lo llamaba proceso de reeducación- requería que
los miembros experimentasen por si mismos, como sujetos actuantes, y que el
grupo como tal, al actuar colectívamente sobre su propio entorno, se convir-
tiese en el sujeto relevante para el aprendizaje. A partir de ese momento, los
agentes del cambio fueron denominados con términos más suaves, menos
amenazadores, tales como facilitador y entrenador (12).
Para dar realidad a esta nueva concepción, que llegó a estar incluida en el
método de laboratorio, se creó un taller de formación en New Britain, Con-
necticut, en 1946.
230
LA PLANIFICAClaN COMO APRENDIZAJE SOCIAL
231
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
232
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
1. Apertura.
2. Deseo de autenticidad.
3. Escepticismo respecto a la ciencia y la tecnología.
4. Deseo de intimidad.
5. Personas de proceso ("la certeza de la vida es el cambio").
6. Actitud atenta (corteses, sutiles, no moralistas, que no juzgan").
7. Cercanía y preocupación hacia la naturaleza elemental.
8. Antipatía hacia cualquier institución altamente estructurada, inflexible,
burocrática.
9. Confianza en las experiencias propias y una profunda desconfianza
hacia la autoridad externa.
10. No importancia de las cosas materiales.
11. Anhelo de lo espiritual ("sus heroes son personas espirituales -Ma-
hatma Gandhi, Martin Luther King, Teilhard de Chardin. Algunas veces,
en estados de conciencia alterados, experimentan la unidad y la armonía
del universo") (Ibid.35 Iff)
233
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(15) El desarrollo organizacional situaba el énfasis principal en los dos sistemas objeto
del medio mientras el movimiento del potencial humano popular se centraba en el cambio
de personalidad. A pesar de sus prometedores principios (ver, por ejemplo, los capítulos 6
y 7 en Bennis et al. 1976), la aplicación de metodologías de DO a comunidades enteras si-
guió siendo más una promesa que un servicio real.
(16) Los primeros corresponden aproximadamente a lo que hemos denominado la tra-
dición del análisis de políticas y los segundos a la mobilización social.
234
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
Deseando gobernar bien sus estados, primero regularian bien sus fami-
lias. Deseando regular sus familias, cultivarian primero sus personas. De-
seando cultivar sus personas, rectificarian primero sus mentes. Deseando
rectificar sus mentes, buscarian primero sinceridad en sus pensamientos.
Deseando sinceridad en sus pensamientos, ampliarian primero sus cono-
cimientos. La extensión del conocimiento reside en la investigación de
las cosas (de Bary et al. 1960, 115; orig. ca. 200 B.C.).
"El Gran Aprendizaje", como lo denominan los seguidores de Confucio,
es, sin duda un sabio consejo moral. ¿Pero arreglaría el imperio? Uno puede
cuestionar la lógica encajada del pasaje. Los principios o desarrollo organiza-
cional de Chin y Benne puede cuestionarse de la misma manera. Violan la re-
gla básica de la epistemología pragmática según la cual el aprendizaje provie-
ne exclusivamente del intento de cambiar la realidad. En los escenarios de
laboratorio del NTL, los participantes pueden afrontar un bombardeo psíquico
a través de una experiencia de grupo intensiva, pero no hay ninguna práctica
objetiva más allá de la práctica narcisista del grupo en si mismo. Y segura-
mente, mientras los participantes nutren sus mentes entre si, deben ser ligera-
mente conscientes de que de vuelta al trabajo, en el mundo real de la oficina y
la fábrica, están implicados en intrincados y a menudo brutales juegos de po-
der. Hacer el papel de una Persona Rogeriana del Mañana, como si estos jue-
gos no existiesen, parece una receta poco recomendable para la superviencia
humana.
El trazado de las teorías reeducativas de dinámica de grupos y las teorias
normativas del crecimiento personal en los lienzos más amplios del DO re-
quería una comprensión más profunda de las organizaciones como tales (17).
Y este llamamiento condujo a unas contribuciones de un tipo algo diferente de
la literatura que hemos comentado hasta ahora.
La teoría de la organización corta transversalmente muchas tradiciones di-
ferentes de investigación científica social. Podemos llamarla una teoría social
"intermediaria", situada entre el microanálisis del comportamiento del pe-
queño grupo y la macroteorización de autores como Marx, Mannheim y Et-
zioni, quienes investigaron la estructura y la dinámica de la sociedad entera.
Ya hemos destacado anteriormente las contribuciones a nuestro conocimiento
de las organizaciones de académicos como Max Weber, James March y Her-
bert Simon, Anthony Downs y Michael Crozier. Rensis Likert (1967) fue el
primero desde las tradiciones del DO en escribir sobre organizaciones. Como
235
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
sus colegas profesionales en el NTL, Likert era un behaviorista con una mi-
sión. Su interés era cambiar las organizaciones, y para este objetivo desarrolló
cuatro modelos normativos de sistema de "management", dispuestos en una
jerarquía ascendente de conveniencia: Sistema 1, explotador-autoritario; Siste-
ma 2, autoritario benevolente; Sistema 3 consultivo; y Sistema 4 participativo.
La evidencia experimental, afirmaba Likert, mostraba que el Sistema 4 de
gestión, participativo, es probablemente el más efectivo en hacer lo que se su-
pone que los negocios deben hacer: comprar, vender, conseguir beneficios. El
punto crítico para un teórico del DO, sin embargo, era que los sistemas de di-
rección existentes pudiesen ser cambiados realmente y pudiesen conformarse
a las características del Sistema 4.
Las variables causales tienen dos características esenciales: O) pueden
ser modificadas o alteradas por miembros de la organización, no están fi-
jadas ni controiadas por circunstancias externas; (2) son variables inde-
pendientes, por ejemplo, cuando se cambian, hacen que otras variables
cambien, pero no están, como norma, influidas directamente por otras
variables (Likert 1967, 75, 77).
De manera no inesperada, las principales "variables causales" identificadas
por Likert eran lo que él denominaba el principio de las relaciones de apoyo;
la toma de decisiones grupal en una estructura de grupos múltiple, superpues-
ta; y los objetivos de alto desempeño.
La principal contribución teórica de Likert fué su formato propuesto para
el Sistema 4, que suavizó la tradicional teoría del organigrama de administra-
ción de la organización al introducir la noción de una "estructura de grupos
múltiple, superpuesta". Este, afirmó Likert, es un requisito fundamental que
debe ser cumplido en los sistemas de aprendizaje adaptativos.
Likert venía de la rama de la Universidad de Michigan del DO. En el pe-
riodo en que fué publicado su libro, dos profesores de la Harvard's Graduate
School of Business Adminsitration, Paul R. Lawrance y Jay W. Lorsch, elabo-
raron uno de los estudios teóricos sobre organización más importantes de toda
la literatura de DO (1967). Reafirmaron sucintamente sus tesis dos años más
tarde en un trabajo que era parte de una serie de textos cortos de DO (1969).
Los autores empiezan con una concepción sutil y original de una organiza-
ción, que, dicen, es "la coordinación de diferentes actividades de colaborado-
res individuales para llevar a cabo transacciones planeadas con el entorno"
(Lawrence y Lorsch, 1969, 3). Esta definición abarca la división tradicional
del trabajo y establece la coordinación y la orientación como los atributos
esenciales de una organización. La singularidad de esta concepción, sin em-
bargo, es su reconocimiento explícito de que una organización opera en un en-
torno que no puede controlar completamente y al que por tanto, debe aprender
236
LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
a adaptarse, al mismo tiempo que debe llevar a cabo transacciones con él, para
sobrevivir y crecer. Pero las organizaciones realizan muchas funciones y acti-
vidades diferentes; su trabajo está diferenciado en subsistemas, cada uno de
los cuales trata con una "región" diferente del entorno organizacional total
(18). Según con los autores, la efectividad a largo plazo de las organizaciones
dependerá de la medida en la que su estructura interna refleje el entorno exter-
no diferenciado y la capacidad de la organización como un todo para integrar
sus varias partes en una estrategia común de acción.
El entorno, dicen Lawrence y Lorsch, puede caracterizarse por los dos con-
tinuos intersectados de certeza/incertidumbre y estabilidad/cambio (Figura
15).
Certeza
Estabilidad ~~ambiO
ZONA DE TRUBULENCIA
Incertidumbre
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
CRITICA Y PERSPECTIVA
Fundamentos Filosóficos
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
Hay cuatro grandes críticas que pueden dirigirse al DO, el único intento se-
rio hasta el momento para traducir la teoría del aprendizaje social a una serie
de prácticas profesionales. Dado que estas críticas ya han sido mencionadas,
será suficiente recordarlas brevemente en este punto.
Primera, y más importante, el DO rehusa tanto afrontar las diferencias en
el acceso de las personas a a las bases del poder social como tomar en serio
las relaciones básicas de dominación y dependencia que existen en todo siste-
ma social. El acceso desigual al poder, que incluye tiempo sobrante por enci-
ma de las necesidades de reproducción, conocimiento, organización, medios
de producción, información, redes sociales, recursos financieros y espacio fí-
sico adecuado, debe ser abordado como una preocupación central en todo pro-
ceso de cambio. A menos que se conciban fuertes medidas compensatorias, la
tendencia será a reproducir las relaciones de poder existentes o, aun peor, a
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO APRENDIZAJE SOCIAL
utópico (19). Sin embargo, tampoco él logra confrontar la cuestión del po-
der, y su mensaje sigue siendo incompleto.
Un segundo ejemplo del movimiento para aplicar el modelo del aprendiza-
je social al ámbito público está siendo visto acutalmente en relación con pro-
blemas de desarrollo rural en el Tercer Mundo. David Korten (1980~ Korten y
Alfonso 1981; Korten y Klaus 1984) ha introducido una aproximación de
aprendizaje social en la administración del desarrollo, un subcampo de la ad-
ministración pública. Ello llama un desarrollo "centrado en las personas" que
implica construir economias locales, basadas en el territorio, en un espíritu de
autosuficiencia; ayuda mutua en la provisión de servicios sociales; gestión a
nivel de comunidad de los recursos naturales~ y reorientación de las prácticas
burocráticas, lo que facilita el aprendizaje social en las organizaciones locales
y comunidades (20).
En tercer lugar, un ejemplo espléndido de una aplicación de la visión
de Lewis Mumford de planificación regional como proceso de aprendizaje
social es la bella publicación del personal de RAIN (Portland, Oregon),
llamada Knowing Home: Studies for a Possible Portland (1981) (21). Co-
mo ella, hay un número creciente de publicaciones explorando otros luga-
res en América. En Europa, donde el regionalismo toma formas algo dife-
rentes, hay un aumento notable de interés en el desarrollo de pequeñas
(19) El mensaje pragmático del libro no ha sido generalmente notado; los criterios han
estado más impresionados por su imaginería poética y la manera inusual en la que las citas
de otros autores se introducen en el texto. Sin embargo, la intención del libro es ser una
contribución seria a la teoría de la planificación, y así debiera ser leido.
(20) Para una aproximación paralela, ver Friedman (1982). Para un estudio de caso
. chileno ver Chonchol de Ferreira (1982).
(21) La introducción de este pequeño volumen ilumina el proceso de la autoeducación
regional.
Este libro empezó hace más de un año como un breve párrafo describiendo un posi-
ble panfleto sobre "auto suficiencia comunitaria en Portland..."Pronto nos dimos cuenta
de que habíamos encontrado algo mayor y más excitante de lo que habíamos anticipado.
Los planes para un panfleto se convirtieron en planes para un libro, y el libro se convir-
tió en algo más que una simple guía para los proyectos de autosuficiencia comunitaria
en Portland. En cientos de notas de investigación garabateadas, en discusiones intermi-
nables entre nosotros, y en fascinantes conversaciones con docenas de personas de Por-
tland que generosamente compartieron sus ideas y conocimientos especiales, explora-
mos toda una gama de cuestiones desafiantes en relación con valores comunitarios,
economía y ecología... Al buscar respuestas... hemos llegado a una comprensión mucho
más completa de quién somos y donde estamos en este lugar especial llamado Portland...
Una visión ha surgido en nuestras mentes y en estas páginas de como Portland y otras
comunidades del país pueden afrontar los especiales retos de las próximas décadas, y
convertirse en lugares más democráticos, más bellos, más autosuficientes en los que vi-
vir (RAIN 1981, 5-6).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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CAPITULO 6
LA PLANIFICACION COMO
MOVILIZACION SOCIAL
MOVIMIENTOS DE OPOSICION
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
UTOPICOS
ANARQUISTAS
SOCIALES Y
ngels) - - - - - - I RADICALES
L - - - - - - - Owen
I '
I Fourier
I I
: proidhon
L - - - - - - - Bakunin
I
Kropolkin
I
Sorel
1 Luxemburg
L - - -Lenin
ESCUELA DE
FRANKFURT
(Adorno,
Horkheimer)
Marcuse
~0 Poulilzas ¡Habermas
Kotler
Illich
Freire
Lefebvre Bookchin
Hayden
casfell! I
Piven &,Cloward
Figura 16: La tradición de la movilización social en la planificación
250
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(1) Con este propósito, trataré la "teoría crítica" de la Escuela de Frankfurt como una
rama del materialismo histórico, aunque su situación ideológica real está exactamente en-
tre este movimiento y los movimientos radicales de la Izquierda no Marxista.
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(2) Era precisamente en este último punto donde la Escuela de Frankfurt disentía,
lanzando su contraataque contra la cosecha de la Ilustración -una cosecha de serpientes, tal
como ellos la veían. Su argumento se oponía a los marxistas y otros que veían en la cien-
cia y la tecnología los instrumentos para la liberación de la necesidad. El racionalismo
científico había creado un nuevo sistema de dominación que regimentaba y controlaba
hasta tal punto la vida humana que convertía a los seres humanos en calibanes, deseando
8U sumisión y esclavitud continua a la máquina. Los teóricos críticos tenían que incluso la
voluntad de liberación pudiese ser aplastada por el nuevo sistema de dominación total y
hegemonía ideológica (Horkheimer y Adorno 1982; Adorno 1978; Marcuse 1964).
252
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
El Movimiento Utópico
El impulso utópico nos lleva hacia los nebulosos orígenes del pensamiento
humano. Concierne a la perfectibiidad de la vida en la tierra. Las utopias mo-
dernas, sin embargo tienen sus principios en dos hombres notables: Robert
Owen (1771-1858) un escocés y su contemporáneo francés, Charles Fourier
(1772-1837). Fué su imaginación visionaria la que dió origen a la construc-
ción de "comunidades intencionales", que seguían los esquemas para la per-
fección. El movimiento comunitario que inspiraron floreció especialmente en
America -un país que, podría argumentarse, era en parte una fantasía utópica
en si mismo- en las tres décadas entre 1830 y 1860.En otra ola de sentimiento
utópico, durante la década de 1960, disfrutó de un breve resurgimiento (Kan-
ter 1972; Rexroth 1974).
La utopía no es como otras tradiciones intelectuales, en las que los autores
estan vinculados entre si a través de las generaciones, cada uno de ellos cons-
truyendo sobre elaboraciones anteriores. Más bien, cada instancia de pensa-
miento utópico se sostiene por si misma, sin antecedentes reconocidos. Las
utopias son invenciones. Sus inventores podían tomar prestados elementos
unos de otros (aunque generalmente sin reconocerlo), y usar ideas en divisas
comunes. Pero como ha observado Arthur Bestor (1950) cada utopia es un
"modelo de oficina de patentes" de una comunidad, diseñada con todo en su
sitio. La historia implosiona en un momento único, extático que se espera que
dure para siempre.
Los utópicos estan principalmente preocupados por el ordenamiento moral
de las vidas humanas. Como ha expresado Rosabeth Kanter:
Las ideas que informan el estilo de vida comunal -perfectibilidad, or-
den, hermandad, unión de mente y cuerpo, experimentación, y la sin-
gularidad de la comunidad-todas representan su cualidad intencional,
con la armonía como su tema principal: armonía con la naturaleza, ar-
monia entre las personas, y armonía entre el espíritu y la carne (Kanter
1972,54).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Esta manera de expresar las cosas estaba a años luz del malhumorado cál-
culo moral de Jeremy Bentham. Después de leer a Fourier, uno se pregunta si
Bentham entendía algo de vida apasionada. Fourier, precursor de Alex Com-
fort y Fitz Pearls- proclamó el reino de los placeres sensoriales. El dolor sería
abolido en este reino. Era una idea popular.
Fourier propuso que todo placer, incluida toda "manía inocente" debería ser
satisfecho "siempre que sus devotos puedan reunir el núcleo de al menos nueve
personas, y unirse en un grupo regular". De manera característica, continuaba:
No importa lo cómico que un antojo pueda ser, sería honorado como una
pasión útil y respetable, si puede ofrecer esta característica de unión cor-
porativa. Tiene derecho a un estandarte en sus reuniones, a insignias vi-
sibles para sus miembros, y a un lugar en los ceremoniales de un cierto
grado, provincia, o región, si no puede figurar en los de la Falange. Así
Dios sabe como conseguir el objetivo de la unidad por la doble vía-o
De los infinitamente pequeños así como de los infinítamente grandes; De
los infinítamente ridículos así como los infinitamente encantadores (Ibid.
161-162; orig. 1822).
La vida, decía Fourier, debía ser experimentada apasionadamente. Un siglo
antes que Freud, el planteó la conexión entre la represión de la libido y la mi-
seria humana. Su catálogo de miserias era impresionante: extorsión... el arte
de devorar el futuro ... saqueo y picardía comercial... la decadencia de la agri-
cultura... el derrocamiento de cuerpos intermedios que imponían límites al po-
der central... alienación... costumbres bárbaras, venganzas, guerrillas... gue-
rra... la inmoralidad de la política (ibid. 94-95).
Contra el caos social inicipente, Fourier ofrecía la Falange o Falansterio,
una comunidad ideal que ha sido descrita como una especie de hotel-pensión
para más de 1800 personas. Su base económica debía ser la agricultura, pero
habían también talleres que producirían para sus habitantes.
Aunque la vida en el Falansterio iba a regirse por el reloj, el reloj marcaba
el tiempo de manera diferente para ricos y pobres. Todo el mundo se levanta-
ba a las 3.30 de la mañana. Pero en el curso de su trabajo todo el dia en los es-
tablos y campos, los pobres comían solo tres veces y se retiraban a las 10,
mientras los ricos se entregaban a cinco comidas, iban a cazar y pescar, leían
periódicos, discutían sobre horticultura, iban a la iglesia, visitaban la bibliote-
ca, se ocupaban de la jardinería exótica y la cría de peces, y finalizaban el día
con entretenimientos de las artes: teatro, bailes, recpciones (ibid. 167-168). La
idea de Fourier era que si todo el mundo hacía lo que le apetecía, y 1110 realiza-
ba durante demasiado tiempo una misma actividad -aquí la pasión de papillo-
ne hacía su trabajo- todo se conseguiría, y sin embargo no seria necesaria nin-
guna coerción.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Anarquismo Social
(3) La mejor y más legible historia del pensamiento anarquista es de George Wood-
cock (1962), un historiador canadiense.
(4) Proudhon se llamaba a si mismo un anarquista, o, a veces, un "mutualista". En su
panfleto sobre la huelga de masas (1971; orig. 1906), Rosa Luxemburg ignora las contri-
buciones de Proudhon a la teoría de al anarquía social y singulariza a Bakunin como el
"fundador" del movimiento anarquista. Bakunin estuvo, efectivamente más en el centro
del movimiento de la clase trabajadora de lo que Proudhon había estado nunca. Aún con
todo, dejando a un lado la política práctica, es Proudhon quién puede ser justamente llama-
do padre intelectual del anarquismo social, aunque incluso él tuvo antecesores, notable-
mente William Godwin (1756-1836).
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(5) Para una síntesis de la tradición comunal, ver Friedmann (1982), donde se cita la
literatura relevante.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(6) Es difícil leer los muchos pasajes en los escritos de Bakunin que tratan este tema
sin pensar en ejemplos contemporáneos- la banda Baader-Meinhoff en Alemania, las Bri-
gadas Rojas italianas, y los adolescentes destructores de PoI Pot en Camboya. Hay algo in-
mensamente seductor, incluso erótico en el acto de violencia total, al menos para el macho
de la especie. En su vida personal, Bakunin fue un hombre cauto, inocente de cualquier ac-
to de violencia física. Su defensa de la destrucción global brotaba del teatro de su imagina-
ción trágica.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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(8) Según George Woodcock es un robo. El propio concepto de robo implica un de-
recho legal sobre la cosa expropiada. "La audacia de la expresión (de Proudhon) era una
forma de énfasis chocante, y lo que deseaba que se entendiese por propiedad, era, como
más tarde explicó 'la suma de sus abusos'. Estaba denunciando la propiedad del hombre
que la usa explotar el trabajo de otros sin ningún esfuerzo por sus parte. Por la 'posesión',
el derecho de un hombre a un efectivo control sobre su morada y la tierra y las herramien-
tas que necesita para trabajar y vivir, Proudhon no tenía más que aprobación; de hecho, la
contemplaba como la piedra' angular de la libertad, y su principal crítica a los comunistas
era que ellos deseaban destruirla" (Woodcock 1962, 113-114).
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Materialismo Histórico
(9) Para la distinción clásica ente socialismo "utópico" y científico", ver Engels
(1975). El materialismo histórico se trata aquí como la base teórica del socialismo científi-
co, que, dado que es un movimiento revolucionario, debe extender su significado a la teo-
ría además de la práctica.
(10) Para la mejor discusión de los compromisos metodológicos de Marx que continú-
an informando la academia del materialismo histórico, ver Ollman (1980). La siguiente
descripción miniaturizada sigue a üllman solo en parte.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
práctica
política
(11) Para una descripción del sistema de clases rurales de China en 1962, ver Mao
Tse-Tung (1965).
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(12) Estas cuestiones no dominan lo que Perry Anderson ha llamado el "Marxismo oc-
cidental" de los últimos cincuenta años (Anderson 1976). Los que han contribuido a sus
debates eran principalmente militantes que estaban privados de actividad política signifi-
cativa, tales como Gramsci cuyo trabajo principal fue escrito en una celda de una prisión
fascista, o profesores y filósofos universitarios, como Horkheimer, haber mas, Sartre, Co-
lletti, Poulantzas, y otros, incluido Louis Althusser, que se convencieron a si mismos de
que su práctica política podía justificarse en términos de su trabajo teórico por si solo. Es-
tos hombres (habían pocas mujeres entre ellos hasta la aparición de feministas socialistas a
finales de los años 60) tenían pocas razones para preocuparse sobre la conciencia de clase
del proletariado, estaban principalmente interesados en sistematizar y expandir las catego-
rías marxistas.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(13) Gertrud Himmelfarb ha apuntado el significado del uso de Marx y Engels del
concepto clase trabajadora para referirse a grupos de población que los no marxistas pre-
fieren llamar los "pobres urbanos". Citando el comentario de Steven Marcus sobre The
condition 01 the Working e lass in England de Engels (1845), ella nota con interés que el
término pobres "se toma para connotar una actitud de pasividad o acquiescencia, y "clase
trabajadora" o "proletariado" una actitud de "rebeldía" (Himmelfarb 1983, 495). Observa
que el proletariado de Engels era "algo más que una abstracción histórica... una clase
'mundial-historíca' fomentando el movimiento 'mundial-historÍco' del comunismo". Era,
en realidad, una "producción específicamente inglesa, situada en pueblos y ciudades reales
viviendo en chozas y sotanos reales, trabajando en empleos reales, participando en aconte-
cimientos reales sufriendo dificultades reales, y cediendo a vicios reales" (ibid.)
Este aspecto dual del proletariado -como clase mundial- histórica y como seres huma-
nos vivientes atrapados en situaciones reales- tipifica la dialéctica de teoría y práctica en el
socialismo científico. Puesto que son las clases sociales reales las que deben ser mobiliza-
das para hacer que ocurra la revolución. Y para este fin, necesitamos una descripción tanto
teórica como adecuada en términos prácticos de los principales actores colectivos. El con-
siderable dilema que esto plantea para los historiadores está discutido en profundidad en
McLennan (1981).
(14)A nivel de la práctica diaria, efectívamente, es cuestionable si el paradigma mar-
xista de lucha revolucionaria tiene relevancia contemporánea en los paises industrializados
occidentales, esencialmente en Estados Unidos. Por esta razón, además de por otras razo-
nes que el aclara, Manuel Castells ha hecho público recientemente su desencanto con el
marxismo de Althusser y Poulantzas que habían sido sus profesores. El se inclina ahora
hacia un socialismo radical menos rígidamente articulado basado en la creencia en las ac-
ciones políticas progresivas de movimientos sociales urbanos en sus luchas por una vida
mejor. Estos movimientos ya no son necesariamente de naturaleza clasista sino que se ad-
hieren a cuestiones de lo que el llama por su falta de interés en la formación de clases en el
punto de producción, pero su formulación como mínimo tienen el mérito de tratar con lu-
chas realmente existentes en el mundo, más que con abstracciones mundiales-históricas.
Para una crítica brillante del trabajo anterior de Castells, ver Evers (1981).
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
Estrategia:
Organización
U: La formación de comunidades "intencionales" por individuos de pen-
samientos similares que se adhieren libremente a los principios de la
Buena Sociedad personificados en el orden comunal.
AS: Para Bakunin, era necesario que "en medio de la anarquía del pueblo,
que es la propia vida y la energía total de la revolución, la unidad del
pensamiento y la acción revolucionarios encuentren un órgano. Este
organo debe ser la asociación secreta y universal". Pero para los
proudhonistas y desde luego para la mayoría de anarquistas sociales,
no se necesitaba ninguna organización secreta ni de ningún otro tipo,
porque los grupos participativos, no jerárquicos de trabajadores se
unirían para llevar a cabo la revolución y establecer unidades de tra-
bajo asociado por su libre consentimiento, siendo esta la forma básica
de la sociedad anarquista. Una rama del anarquismo, los anarcosindi-
calistas, trabajaban mediante organizaciones laborales o sindicatos
que tenian una estructura más formal, pero los sindicatos eran nor-
malmente pequeños, y su liderazgo estaba descentralizado.
275
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Estrategia:
Naturaleza de la Lucha
U: Retirada de la sociedad;establecimiento de comunidades "intenciona-
les". Medios y fines de la acción se consideran en gran parte idénti-
cos: los medios escogidos deben ser éticamente coherentes con los fi-
nes.
AS: Según Bakunin, las estructuras de dominación del estado deben ser
destruidas para crear las condiciones para la reconstrucción de la so-
ciedad siguiendo las lineas anarquistas. "Destruir" es un acto físico
que implica la violencia apocalíptica de un movimiento revolucionario
espontáneo basado en las masas. Alternatívamente, hay un terrorismo
simbólico, o "propaganda por la acción" La política institucional debe
evitarse a cualquier coste. En su lugar, los anarquistas proponen accio-
nes económicas, tales como la huelga general, que a principios del si-
glo veinte se convirtió en un arma estratégica para los anarcosindica-
listas. La creación de unidades autónomas de trabajo asociado se
adecúa a la naturaleza humana emancipada y es, en consecuencia un
proceso espontáneo que no requiere ni previsión ni coerción.
MH: Lucha revolucionaria, usando medios tanto políticos (institucionales y
legítimos) como extrapolíticos (violentos). El acto revolucionario cul-
minante es la toma del poder del estado. En general se argumenta que
el fin justifica los medios, los cuales mantienen una relación puramente
instrumental con los objetivos inmediatos de la lucha revolucionaria.
276
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
Estrategia:
Ritmo
U: El futuro es ahora
AS: Inmanencia de la Buena Sociedad, aunque se admite la posibilidad de
progreso mediante aprendizaje social.
MH: Explotación de las contradicciones internas de la sociedad capitalista.
La lucha por el control del estado debe emprenderse pragmáticamente
en relacion con la "conjetura" histórica real. La creación de una "si-
tuación revolucionaria" es crítica para el éxito del movimiento revo-
lucionario. Una vez que el proletariado ha tomado los poderes del es-
tado con éxito, sigue un largo periodo de "transición" (llamado
socialismo) en la dirección de una "fase más alta de sociedad comu-
nista" en la que el estado como instrumento de dominación de clase
"se marchitará" (Esta visión definitiva es en muchos aspectos similar
al estado final del anarquismo social).
El Enemigo
U: El enemigo es una sociedad moralmente corrupta y en bancarrota. Pe-
ro el enemigo es ignorado, ya que la comunidad "intencional" se en-
cierra en si misma.
AS: El enemigo es la burguesía, que, junto con las instituciones mediante
las que se asegura la dominación burguesa, ha expropiado los medios
de producción y reducido a los trabajadores a esclavos del salario.
Aunque todas las relaciones de dominación son rechazadas como mo-
ralmente perniciosas, el mal definitivo es el estado. Solo las relacio-
nes de autoridad que surgen espontáneamente desde dentro del orden
moral de una comunidad libre son genuinas.
MH: El enemigo de clase es la burguesía, que, al controlar los medios de
producción, se ha establecido como la clase dirigente en la sociedad
capitalista y es la fuente definitiva de explotación, opresión, y aliena-
ción de la clase trabajadora.
El Individuo Humano
U: Diferentes concepciones, de acuerdo con diferentes versiones de la
Buena Sociedad. En una versión famosa (Fourier, Reich, Marcuse),
los seres humanos son caracterizados como, por encima de todo, seres
sensuales, apasionados.
AS: Los seres humanos tienen una tendencia natural a ser cariñosos,gene-
rosos y cooperativos; son seres sociales innatos. Esta naturaleza ha
sido distorsionada, y los seres humanos están reducidos a minusváli-
dos morales, porque están sujetos a las instituciones represivas de la
violencia organizada, principalmente el estado. El trabajo productivo
277
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
Hasta ahora, hemos dicho poco sobre la relevancia de esta historia para la
planificación y, más específicamente, para el tipo de planificación que yo de-
nomino radical (Capítulo 1). Hace escasamente una década que algunos plani-
ficadores empezaron a admitir ser, en algún sentido, radicales, pero el número
está creciendo regularmente, aunque el movimiento no es aun muy grande. Lo
que tengo que decir, por tanto, en las siguientes páginas, no descansa en un
amplio consenso. No ha surgido ninguna doctrina acordada. No obstante, de
diversas maneras,sus miembros destacados tienden a adecuarse al modelo de
planificación radical que me propongo trazar.
Los planificadores radicales se inspiran selectívamente en todo el cuer-
po de literatura y experiencia relevante. Al pretender la existencia de una
tradición intelectual de "planificación radical", soy consciente de que me
aparto de las maneras acostumbradas de considerar los movimientos de
oposición que la componen. En el pasado, cada movimiento ha defendido
celosamente su propio terreno. Además, tanto el anarquismo como el mate-
rialismo histórico están vinculados a movimientos revolucionarios que no
tienen nada en común con la "planificación" tal como se entiende normal-
mente. Para los revolucionarios, "planificar" es simplemente otra forma de
dominación burguesa que debe ser resistida (ver Apéndice C). Si deseára-
mos por tanto considerar los movimientos clásicos de oposición como una
tradición dentro de la teoría de la planificación, se requeriría una reconcep-
tualización. Esto es posible cuando la planificación se define como una ac-
tividad en la que el conocimiento se une a la acción en el curso de la trans-
formación social.
Puesto que estamos interesados en la planificación en el ámbito público,
argumentaré que la mobilización social debe incluirse en cualquier discusión
278
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(15) Ver Piven y Cloward (1979), Katznelson (1981), y Castells (1983) para una dis-
cusión sobre movimientos sociales urbanos, y su potencial como agentes de transforma-
ción revolucionaria. En Europa occidental, el actual debate político afecta a las estrategias
del llamado eurocomunismo, que es la vía parlamentaria hacia el poder revolucionario.
Ver Boogs y Plotke (1980).
279
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(16) El concepto de clase trabajadora es demasiado estrecho y sectario para servir co-
mo base exclusiva para la planificación de la MS. En sociedades agrarias, por ejemplo, "el
pueblo" incluye los pequeños campesinos, los trabajadores sin tierras, las masas urbanas
subempleadas o desempleadas, además de trabajadores que gozan de empleo regular. En
Estados Unidos, los vínculos cohesivos de la etnia y el sexo son frecuentemente más fuer-
tes que los de clase, y los movimientos sociales urbanos tienden a cruzar las fronteras de
clase, uniendo a las personas en acciones comunes sobre la fuerza de su identificación pri-
maria. No deseo excluir la clase como un concepto organizador relevante para la práctica
radical, pero considero su designación exclusiva para este propósito simplemente equivo-
cada. Ver Katznelson (1981) para un tratamiento extenso de este argumento.
(17) Hay, dentro de la tradición de la propia MS, una tendencia a jugar con un modelo
de sociedad que contempla la integración armónica de todos los elementos en un todo úni-
co no contradictorio. Esta tendencia es especialmente fuerte en la utopía, aunque pueden
identificarse algunos rasgos dentro del anarquismo e incluso dentro del materialismo his-
tórico (la visión "utópica" de Marx del pleno comunismo). En su doctrina política, sin em-
bargo, el proceso histórico insiste en una visión dialéctica del proceso histórico. Es esta
instancia de naturaleza dialéctica de la lucha aquí y ahora la que deseo apropiar para la tra-
dición de la MS como un todo.
280
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
CONCIENCIA CRITICA
281
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
"Hay una epidemia que impera aquí entre la gente: los enfennos que son
llevados al hospital se recuperan tan pronto como han tomado alimento".
Su enfermedad por tanto, es HAMBRE: uno no necesita ser un brujo pa-
ra adivnar eso, puesto que se curan tan pronto como han comido algo.
No tengáis miedo de que esta epidemia ataque a los grandes: no veréis ni
al Lugarteniente ni al Arzobispo de Dublin caer enfermos de lhambre, si-
nó más bien de indigestión.
y en lugares donde las masas civilizadas no mueren de hambre apre-
miante, mueren de hambre lenta mediante privaciones, de hambre espe-
culativa que los obliga a alimentarse con comida no sana, o de hambre
inminente por demasiado trabajo, por implicarse en actividades pernicio-
sas, soportando demasiada fatiga, lo que provoca fiebres, enfermedades
(Fourier 1976, 84-85).
En estos pasajes uno percibe la profundidad de la ira moral de los auto-
res. Pero en contraste con siglos anteriores, su invectiva tiene raices secu-
lares: es el derecho a la excelencia y la felicidad personal el que está sien-
do violado. En común con muchos de sus contemporáneos, Owen y
Fourier estaban convencidos de que la vida podía ser algo más que una
historia de privación y represión, que los males del sistema de manufactu-
ra podían ser abolidos, que estaba dentro de la capacidad humana cambiar
el mundo y adecuarlo a una visión de la vida tal como podía y como debía
ser.
La principal fuerza motivadora en los escritos de estos críticos y soñado-
res, la ética de su crítica social, era la idea de la emancipación, por la cual te-
nian en mente la desaparición de aquellas barreras sociales "artificiales" que
bloquean el pleno desarrollo del potencial humano.
He aquí como Jean-Jacques Rousseau percibía el ser individual en su pleno
esplendor.
El moi (yo) ideal ha educado armoniosamente los poderes manuales y
mentales; no puede concebir la luxuria; es autónomo, entero, un todo. Vi-
ve plenamente y totalmente dentro de los límites del tiempo y el espacio
que resultan ser su entorno. La identidad, la conciencia del yo, crece co-
mo una planta. Una vez que está forjada, el hombre puede preservar ese
yo cualesquiera que sean las vicisitudes de la fortuna (Manuel y Manuel
1979,442).
El "moi ideal", así, era un ser generoso y cariñoso. Era además un ser es-
pontáneo, simple y puro en sus intenciones. Adecuadamente nutridos me-
diante la educación, y en comunión con la naturaleza, los seres humanos se
282
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(18) Colletti cita un expresivo asaje del Emile de Rousseau. El hombre de naturaleza
es todo para si mismo, él es la entidad numérica, el todo absoluto... El hombre civil es sólo
una fracción del todo, su valor descansa en su relación con el todo, que es el cuerpo social.
Las buenas instituciones sociales son aquéllas que mejor despojan al hombre de su natura-
leza, eliminando su existencia absoluta para darle una relativa, y transfiriendo su yo a una
unidad común; de manera que cada individuo ya no cree que es uno en si mismo, sino una
parte de una unidad, y ya no es consciente excepto en el todo. (Colletti 1976, 173).
El comentario de Colletti sobre este pasaje es revelador. "Crear una sociedad es crear
un interés común, una asociación o socialización real de interese... Esta es la originalidad
básica del 'contrato' de Rousseau".
(19) Para Robert Owen, un entorno benigno incluía escuelas primarias que estaban
abiertas a la luz y al aire, en las que bailar, cantar, y hacer gimnasia eran parte del currícu-
lum diario y en las que el juego y el patio de juegos eran tratados como un medio educati-
vo. "Tan originales eran estas concepciones educativas" escribe John F.C. Harrison "que
Owen tenía dificultades para encontrar profesores en quienes poder confiar para llevarlas a
cabo" (Harrison 1969, 160).
283
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(20) Dada la creencia en la perfectibilidad humana- en la chispa divina en cada ser hu-
mano, como una generación anterior lo habría expresado- no había ningún límite natural
para la emancipación. Tenía que ser una liberación total. Les tocaría finalmente a los fi-
lósofos freudianos derribar los demonios de nuestra alma y, aún más tarde, a la "situación
de discurso ideal" de Jürgen Habermas con su demanda de que incluso el más leve impul-
so para ganar poder sobre los demás fuese eliminado para siempre del ámbito público (Ha-
bermas 1979).
(21) Las fuentes básicas para una discusión de la antropología filosófica de Marx in-
cluyen Avineri (1970), Schaff (1970) Heller (1976) YOllman (1980).
(22) El concepto de trabajo de Marx, es equivalente a una actividad consciente, auto-
generada. El lo concibe en los mismos terminos que la propia vida. Para una lectura muy
diferente, ver Arendt (1958). Arendt no solo distingue "labor" de "work" sobre la base de
284
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
lo que está siendo producido (el primero produce el sustento, mientras el segundo produce
nuestro ente físico) sino que también identifica la acción política como una tercera catego-
ría, que se sitúa, como un coronamiento, sobre los elementos restantes de la práctica huma-
na.
Bajo el capitalismo, sin embargo, el trabajo se reduce a una expresión cuantitativa. Es
equivalente a la capacidad de trabajo abstracta que el trabajador, en competición con otros,
vende en un mercado "libre" a potenciales compradores. Limitando así el concepto de tra-
bajo, todo trabajo no remunerado, como el tradicional de las mujeres en el hogar, es dismi-
nuido y rebajado. El lenguaje del capitalismo nos fuerza a una esfera de consumo y ocio
que se considera esencialmente reconstituyente o hedonista, y por tanto es privada de su
significado más amplio.
(23) Incluso antes de la aparición de la economía del intercambio, había, naturalmente,
expropiación por la Iglesia y el señor feudal, además del intercambio primitivo que se da
en todas las sociedades. La idea de que el producto del trabajo era propiedad del productor,
fue articulada por primera vez por John Locke, que la usó como fundamento para su teoría
de la propiedad:
Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores son comunes a todos los hombres, to-
do hombre tiene una propiedad de su propia persona. A ella nadie tiene ningún derecho
excepto él mismo. El trabajo ("labor") de su cuerpo y el trabajo ("work") de sus manos,
podemos decir que son propiamente suyos. Cualquier cosa que transforma del estado en el
que la naturaleza la ha proveido y en el que la ha dejado, él ha mezclado su trabajo con
ella y la ha unido con algo que es suyo, y por tanto la convierte en su propiedad. Habiendo
sido modificada por él del estado común en el que al naturaleza la colocó, tiene por este
trabajo algo añadido a ella que excluye el derecho común de otros hombres. Pues siendo
este trabajo la propiedad incuestionable del trabajador, ningún hombre excepto, él, puede
tener un derecho hacia ella una vez está unida, al menos donde queda bastante, e igual-
mente bueno, en común para otros. (Locke 1948, 17-18; orig. 1690).
La teoría de la explotación de Marx, que es fundamental para su concepción de los
procesos de acumulación en el capitalismo y la fuente de gran parte de su fervor moral, es-
tá basada en la noción de Locke de que el producto del trabajo pertenece al que trabaja por
derecho. La explotación existe cuando los capitalistas expropian ese producto. La tasa es-
pecífica de explotación es la diferencia entre los costes de reproducción social del trabajo
y el valor de las mercancías producidas por el trabajo.
285
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
corriente cercana, debe obtenerse en intercambio la sal hecha por otros traba-
jadores. Y así, resulta que nuestra individualidad puede desarrollarse plena-
mente solo en un contexto de grupos sociales en los que todos piensan en los
demas.
Desde esta imagen del individuo emancipado, Marx procede a una primera
crítica del capitalismo. La alienación ocurre, dice, cuando los propietarios del
capital se apropian del producto de nuestro trabajo y venden lo que produci-
mos como mercancias en un mercado. Arrancadas así de una relación natural
con el yo y la comunidad, las cosas que producimos se objetivizan, se con-
vierten en fetiches. Las ganancias pecuniarias de su venta se recidan para pro-
ducir aun más, resultando en la acumulación siempre mayor del capital y el
control más rígido de los obreros en el lugar de trabajo mediante la dirección,
y en el lugar de residencia mediante la propaganda. La alienación estropea
nuestra humanidad; destruye nuestra sociabilidad natural; nos hace dependien-
tes de otras personas poderosas; y al final, nos reduce a la lastimosa condición
de "hombre unidimensional" (24).
A medida que el nexo pecuniario del mercado fuerza intereses propios en-
tre trabajador y trabajador, rompe los vínculos espontáneos de cooperación
humana. La división social del trabajo crea una distinción mayor e innatural
entre trabajo manual e intelectual, siendo este último el dominante, y a medida
que las tareas se van definiendo siempre más estrechamente y van especiali-
zándose, los trabajadores pierden su sentido del proceso del trabajo como un
todo y se vuelven progresívamente inhábiles (Braverman 1974).
286
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
287
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
presente. El capital destruye el pasado, destruye todo lo que necesita para ali-
mentar su insaciable apetito de beneficios y poder -personas, paisaje, recursos,
vínculos con la comunidad y el lugar, autonomía de producción- destruye muy
posiblemente más de lo que crea, junto con valores que nunca podrán ser re-
emplazados. Para protegerse a si mismas de la memoria de estos horrores, las
personas desarrollan amnesia histórica. Y careciendo de historia, son más fá-
cilmente controlables (25).
Marx señaló el impulso innato del capitalismo a expandirse por el globo, or-
ganizando mercados mundiales para el capital, las mercancías y el trabajo.
Ofreció una explicación de la "anarquía" destructuiva del mercado, con sus cri-
sis siempre recurrentes, siempre más profundas, de superproducción. Y pro-
nosticó lo que él consideraba la inevitable polarización de las clases sociales.
A medida que las luchas crecían en gravedad, el estado, que Marx consideraba
un instrumento de dominación de clase, dejaría a un lado la retórica y las institu-
ciones de la democracia liberal, mientras intensificaba su represión de la clase tra-
bajadora. Pero al [mal también esto se revelaría inútil. Impulsado por contradic-
ciones internas y luchas revolucionarias, más allá de un punto de no retomo, el
capitalismo entraría en su fase [mal de crisis sociales crecientes y colapso interno.
Un vástago bastante curioso del materialismo histórico es la teoría crítica.
El término se refiere al trabajo de un grupo de académicos que, en 1923 fun-
daron el Institute for Social Research en la Universidad de Frankfurt. Desde
entonces, la teoría crítica ha desarrollado una vasta investigación de todo lo
que el marxismo clásico había relegado a la zona crepuscular de la superes-
tructura ideológica del modo de producción dominante.
Obligado a emigrar durante el periodo nazi, el Institute se instaló en Nueva
York y más tarde en Los Angeles, pero no logró encontrar un ]hogar perma-
nente en Estados Unidos. Sus dos personalidades más destacadas durante este
periodo, Max Horkheimer y Theodor Adorno, regresaron a Alemania después
de la guerra. Sin embargo, muchos de sus antiguos asociados y compañeros de
trabajo, entre ellos Herbert Marcuse, Erich Fromm, Bruno Bettelheim, Franz
Neumann y Karl Wittfogel, decidieron tomar un camino independiente en el
Nuevo Mundo (Jay 1973; Hugues 1975; Connerton 1980).
Lo que distinguía el trabajo de la escuela de Frankfurt del materialismo histó-
rico -aunque no era algo inmediatamente aparente- era su total falta de interés en
la práctica revolucionaria. La clase trabajadora habia sido cooptada por la socie-
dad burguesa; la conciencia revolucionaria estaba anticuada. A pesar de la identi-
(25) Podemos recordar aquí una práctica de la revolución china llamada "hablar amar-
gura". Viejos campesinos, tanto jóvenes como viejos, para recordar ante ellos sus sufri-
mientos a manos de terratenientes, usureros, jefes guerreros y bandidos, en los días ante-
riores a la revolución. Era historia oral en un escenario colectivo y uno de los medios más
efectivos para la mobilización social.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(26) "Vivir sin ansiedad" -ohne Angst leben- es una frase tomada del ensayo de Ador-
no sobre Richard Wagner, Angst, sin embargo, es más que ansiedad: es un pavor existen-
cial, y es la emancipación completa de este pavor lo que Marcuse llama la libertad definiti-
va. ¿Otra utopía? ¿Retomo al Jardín del Eden?
(27) "La fuerza mediante el Júbilo" es una alusión a un movimiento cultural organiza-
do por el estado en la Alemania de Hitler. La frase final de la cita se refiere al reconoci-
miento de Marcuse de que la superación de la necesidad es solo relativa, y que una cierta
cantidad de "represión" será siempre necesaria para afrontar los requisitos materiales de
una vida cómoda (!).
289
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Jürgen Habermas, una generación más joven que Marcuse, tomó finalmen-
te un rumbo similar. Su utopia, sin embargo, era infinitamente más austera:
acababa en la búsqueda y la contemplación de la verdad más que de la belle-
za. Habermas iniciaba su proyecto con una crítica de Marx, quién, pensaba, no
había logrado percibir la crucial importancia de la interacción simbólica como
un dominio co-igual e interdependiente con el dominio de la acción instru-
mental, o trabajo. Como Marcuse, buscaba la incorporación de la psicología
freudiana, junto con la lingüística al análisis social. Pero su programa de in-
vestigación le condujo a regiones enrarecidas de pensamiento abstracto, muy
alejadas de las preocupaciones apremiantes de la vida cotidiana.
Habermas imaginaba una "situación de discurso ideal" en la que las pre-
tensiones de validez de lo que se estaba afirmando descansarían en un consen-
so respecto a la inteligibilidad de lo expresado, la verdad de su contenido pro-
posicional, la sinceridad del orador, y la adecuación del "acto de discurso"
particular a la situación. Una ruptura de este consenso requeriría una justifica-
ción discursiva más elaborada, "el poner fuera de juego todos los motivos ex-
cepto el de una disposición a llegar a un acuerdo; y... una disposición a sus-
pender el juicio respecto a la existencia de ciertos estados de cosas y respecto
a la legitimidad de ciertos valores" (Connerton 1980, 103) (28). Una situación
de discurso ideal existe, entonces, "sólo cuando para todos los participantes
hay una igualdad efectiva de oportunidades para tomar parte en el diálogo"
(ibid.)
La acción comunicativa está orientada a lograr un acuerdo, idealmente sin
intentar influir demasiado a los compañeros en el diálogo racional. Es el ideal
de un seminario de una escuela universitaria, aunque para Habermas, describe
las condiciones de una política perfecta.
Fué precísamente este impulso utópico y la densidad de su lenguaje lo que
convirtió a Habermas en un héroe de culto entre sociólogos (Thompson y
Held 1982). Les permitía sentirse radicales sin serlo realmente. Aunque muy
pocos se molestaron en leer la letra pequeña, oportunas frases del tipo de "cri-
sis de legitimación" sugerían una transformación radical de la sociedad, pero a
la manera típica de Frankfurt, no implicaban en absoluto ningún tipo de prác-
tica política.
Al final de Legitimation Crisis (1973), en un mini capítulo titulado "Partia-
litY for Reason", Habermas usa ambiguamente los conceptos de acción y no
acción, de manera similar al filósofo Louis Althusser, que denominó "práctica
290
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(29) Recientes análisis críticos de la teoría feminista, desde muy diferentes perspecti-
vas, incluyen Barret (1980), Elshtain (1981) y Jagger (1983). Para una instancia de aplica-
ción directa de la teoría feminista a la práctica ver Hayden (1984).
(30) El uso del concepto de unidad doméstica en vez del de "familia" es debido al in-
tento de subrayar la historicidad de la familia (unidad doméstica) burgesa, la institución en
la que estamos principalmente interesados. Nos permite dejar abierto al desarrollo futuro
de unidades domésticas en direcciones nuevas y no familiares.
291
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(31) Ofrezco los siguientes párrafos con algo de inquietud. Son una caricatura de una
posición proto-feminista que se refiere con ligereza a una unidad doméstica burgesa como
si no fuese importante un análisis de clase más preciso, como si las diferencias nacionales
y étnicas no contasen para nada, como si la unidad doméstica estuviese congelada para
siempre en una estructura particular. Además, las feministas son de muchos tipos diferen-
tes, desde lesbianas-radicales a heterosexuales-liberales, y en absoluto conciben la unidad
doméstica de la misma manera. Sin embargo, incluso una caricatura tiene valor si captura
algunas características esenciales, aunque la importancia de esas características pueda es-
tar exagerada. El rol de las mujeres ha sido servil incluso en la era moderna. Su servilismo
es de un tipo específico, y en la sociedad americana es mucho menos oneroso que, por
ejemplo, en la Turquía rural. Sin embargo, en su mayor parte el servilismo continua exis-
tiendo. Con mi intento de una exposición sumaria (la "caricatura"), espero capturar algo de
este servilismo. Para una valoración de la unidad doméstica por dos autoras socialistas-les-
bianas-radicales, ver Helmhold y Hollibaugh (1983).
292
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
debajo del que recibe un hombre por un trabajo equivalente. Por esta razón, las
mujeres tienden a considerar sus ganancias como meramente complementarias a
las de sus maridos, y sufren una pérdida de autoestima.
La mujeres no son normalmente alentadas a recibir una educación más allá
de los simples rudimentos del conocimiento, a no ser que, impelidas por su
clase y posición en la vida, necesiten convertirse en una "buena y valiosa
compañía" para sus maridos. Reducida al grupo nuclear de marido, esposa e
hijos, la unidad doméstica burguesa se convierte en un mundo claustrofóbico,
privatizado, dominado por hombres que se mueven libremente en el mundo
del trabajo y la política y buscan, en la intimidad de su hogar un "refugio en
un mundo despiadado".
La literatura feminista sobre la economía de la unidad doméstica intenta
dar cuenta de estas condiciones,especialmente en relación con el funciona-
miento del capitalismo. Señala la historicidad de la unidad doméstica familiar
y su carácter cambiante con el tiempo. Explora modelos alternativos de vivir
juntos,prestando una atención particular a la organización del trabajo domésti-
co y la división sexual del trabajo. Examina con gran detalle el problema del
cuidado de los niños con la intención de permitir a las mujeres una participa-
ción plena en la vida pública, e investiga ordenes físicos alternativos que harí-
an posible una unidad doméstica reconstruída.
Las feministas insisten en que sus preocupaciones se extienden a todas las
esferas humanas, públicas y privadas, y que ya no es aceptable tratar a la hu-
manidad como si estruviese dividida únicamente por la clase social. La estruc-
tura sexual debe introducirse en todos los debates críticos; es la base de la
opresión de las mujeres, y su reconstrucción, empezando por la institución de
la unidad doméstica, es la única via para la liberación de las mujeres, y en
consecuencia, es también la vía para la liberación de los hombres.
La crítica social -esa curiosa amalgama de pasión moral, reflexión filosófi-
ca, economía política, y profecía- es el primer y necesario paso en la construc-
ción de un marco ideológico para la acción. Dicho marco es necesario para
sostener y orientar toda práctica política. Como compuesto de varios elemen-
tos, incluye generalmente una descripción y explicación de la realidad desde
una perspectiva crítica, una visión del futuro y una indicación de lo que debe
hacerse. Fué el poder extraordinario de la crítica marxista enraizada en un
concepto del individuo humano y en el análisis histórico, y apuntando a las lu-
chas históricas entre la burguesía y el proletariado como el camino necesario
para la liberación de la humanidad de la dominación de clase, lo que lo hizo
vencer sobre ideologías alternativas, incluso aunque estaba poderosamente in-
fluido por ellas, siendo la más reciente el movimiento feminista.
Esto no es un intento de argumentar a favor de la totalidad ni la corrección
de la crítica o la doctrina revolucionaria a la que está unida. La ideología es un
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
LA CUESTION DE LA ESTRATEGIA
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
Levantamientos Espontáneos
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Formación de redes
Los grupos de acción local puden unirse unos con otros formando movi-
mientos más amplios. El menos formal de estos consiste en la formación de re-
des, un acuerdo voluntario que facilita las condiciones de entrada y salida -la
misma esencia de la organización anarquista- que demanda poco de sus miem-
bros más allá de compartir información y hacer pequeñas contribuciones finan-
cieras para mantener la red (listas de "mailing", folletos informativos etc.). De
vez en cuando, los grupos de acción local pueden mobilizarse para acciones
combinadas, más amplias (una protesta nacional, un referéndum), pero el esce-
nario real para la lucha sigue siendo local. La energía colectiva req¡uerida para
trabajar en red es mínima, porque las acciones de los miembros no están "coor-
dinadas" en la manera usual, sinó, más bien, tienden a ser convergentes.
Coaliciones
(35) Uno de los mejores manuales para la mobilización de grupos de acción social,
que refleja una aproximación Cuáquera, es Coover et al. 1977.
298
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
Organizaciones FO/'males
299
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
Las luchas basadas en las masas están a menudo centradas en aRguna iden-
tidad social inclusiva, como clase, raza, religión o sexo. Ocasionalmente, tam-
bién, la identidad puede ser territorial, como un barrio, o región, aunque las
luchas llamadas territoriales a menudo coinciden con las luchas de un grupo
social particular, como en los barrios negros del centro de las ciudades,o la
provincia francófona del Quebec. Cuando los grupos que comparten una iden-
tidad social y ocupan un territorio definido se sienten amenazados o explota-
dos, las luchas populares son las más amargas y prolongadas (37).
Marx distinguió hace tiempo entre identidades de clase subjetivas y objeti-
vas. La clase trabajadora era tanto una categoria objetiva, definida por científi-
cos sociales sobre la base de algún criterio, como acceso a los medios de pro-
ducción -era, como decía Marx, una clase "en si"- y una categoría subjetiva,
(37) Hay también luchas populares que no requieren un grupo o identidad territorial
específico. Este parece ser el caso con el movimiento pacifista, el movimiento de defensa
de consumidores y el movimiento ecologista. Su base un interés común de oposición, y en
los casos específicos mencionados, podría argumentarse que el interés en cuestión es pre-
dominantemente de clase media, y blanco. Dado que los blancos de clase media constitu-
yen una mayoría dominante, tienden a no ser conscientes de su propia identidad, encon-
trando, más conveniente expresar su oposición en términos universales, más que
explícitamente clásicas o radicales.
300
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(38) Existe, sin embargo, una percepción creciente de una "clase por debajo" penna-
nente en América (en su mayor parte coincidente con ciertas minorías raciales), y durante
periodos de militancia trabajadora, algo parecido a una identidad de clase trabajadora, de
cuello azul, con su propia cultura, ha existido de hecho en este país. Pea esto está muy le-
jos de ser una identidad de clase trabajadora general, incluyendo todos los asalariados.
(39) El enigma de porqué la clase trabajadora americana no se ha convertido en una
clase "para si" ha preocupado a muchos autores. Ver, por ejemplo. Ollman 1972; Katznel-
son 1979; ami y Winant 1983).
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(42) Ver el fascinante debate en democracy, que implica a William Appelman Wi-
lliams (1981), un comentario ed Robert Ross (1982), y una réplica de Williams en la
misma edición (1982), que gira precísamente entorno a esta cuestión. William argu-
menta a favor de una política socialista regional; sin ofrecer su propia alternativa, Ross
cuestiona la relevancia de una política así frente al capital global y el estado internacio-
nal.
(43)Lo que implicaría enfrentarse al capital global y al estado es denominado por
Omi y Winant la estrategia de "cruzar muchos ríos" (1983, Pt. 2, 61 ff). Los socialistas
deberían reconocer, dicen los autores, que "en una mayoría de casos, los proyectos polí-
ticos basados en minorías (1) tienen un contenido económico progresivo... (2) tienen
mucho que enseñar a cualquier agrupación de oposición que aspire a una política mayo-
ritaria, sobre diveridad cultural y la variedad de aproximaciones organizacionales reque-
ridas para mobilizar diferentes grupos en contra del orden social dominante; y (3) puede
descansar en bloques vagamente unificados y alianzas que no requieren acuerdo general
sobre la necesidad de la revolución, la cuestión nacional, o la naturaleza de la Unión So-
viética" (Ibid. 62).
(44)Gramsci distinguía entre guerras (de clase) de movimiento y de posición. En las
primeras, el objeto era atacar al estado en si mismo, en las segundas, a la sociedad civil.
Las guerras de posición incluían de manera importante una lucha ideológica para la hege-
monía cultural.
Gramsci pensaba que la "guerra de posición" era la estrategia más apropiada para la
sociedad burgesa occidental, donde la sociedad civil estaba en alto grado de desarrollo,
culturalmente creativa, y resistente. Sobre esta base, criticó el panfleto de Rosa Luxem-
burg sobre la huelga de masas (1971) por su intento de ofrecer una justificación teórica de
la guerra de movimiento en el mundo occidental. Una exposición concisa pero muy clara
de estos conceptos difíciles y a veces contradictorios se encuentra en McLellan (1979,
188-193).
305
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Existe, en la práctica, una asimetría básica entre luchar por algo y luchar contra
un mal percibido. Es de conocimiento común, por ejemplo, el hecho de que es más
fácil hacer que la gente se ponga de acuerdo en lo que está mal -por ejemplo,orga-
nizar a comunidades y trabajadores contra el cierre de fábricas en América hoy-
que en decidir como construir un mundo nuevo y mejor. No faltan modelos visio-
narios, desde la "democracia económica" hasta la "autosuficiencia". La dificultad
es conseguir que las personas se pongan de acuerdo en con cuál de los muchos fu-
turos que parecen atractivos y posibles deberían comprometerse. Pues dicho com-
promiso es bastante más que la relatíavamente inconsecuente tarea de escoger un
"mañana" que será solo marginalmente diferente del hoy. Es un compromiso para
la transformación estructural de la sociedad, para embarcarse en un curso de ac-
ción cuyas consecuencias definitivas no se pueden prever (45). Por ello, ha sido
más fácil organizar movimientos de protesta y unir a las personas en su lucha con-
tra algo profundamente injusto, que mobilizar10s en tomo a un programa recons-
tructivo para una "nueva sociedad". En las continuas luchas contra un enemigo, to-
do lo que se necesita es ofrecer algún bien general, un símbolo de emancipación.
Sostenemos que estas verdades son auto-evidentes, que todos los hom-
bres son creados iguales, que están dotados por su Creador con algunos
Derechos inalienables, que entre ellos estan la Vida, la Libertad, y la bús-
queda de la Felicidad.
Empezando por Marx, los socialistas han sido notablemente reacios a ex-
plicar los fines definitivos de su lucha y uno se queda con poco más que un
puñado de frases hechas, como "de cada uno según su capacidad, a cada uno
según su necesidad", "la socialización de los medios de producción"; la aboli-
ción del estado"; y lemas similares (46). El argumento siempre ha sido que la
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
¿Sabeis lo que los pobres de América, o, podría añadir, los pobres del
mundo, quieren? Quieren una parte mayor y más gruesa de estos valores
decadentes, degenerados, quebrados, materialistas, burgueses, y todo lo
que va con ello (Ibid. 229).
Al rechazar cualquier forma de contra-ideología, Alinsky acepta inevita-
blemente la ideología reinante. Su radicalismo afecta a los medios de la ac-
ción, no al fin. Consiste en ir directamente a las personas para organizarlas pa-
ra su propio beneficio:actuando juntos, sin duda, pero cada uno actuando solo
para si mismo. Así, combina su comprensión básica del mundo "tal como es",
con la grandiosa declaración populista de que "si las personas tienen el poder,
la oportunidad de actuar, a largo plazo tomarán, la mayor parte de las veces,
las decisiones correctas". Para arreglar el mundo, todo lo que se necesita es
dar poder a las personas.
Háy aquí un rechazo implícito de la doctrina de Gramsci, que empieza des-
de una serie de supuestos muy diferente y trabaja específicamente dentro de
un marco materialista histórico. Una década antes, Gramsci había argumenta-
do la necesidad de una "contra-hegemonía" de la clase trabajadora que socia-
lizaría al proletariado en una serie de categorías culturales e ideológicas dife-
rentes de las de la clase hegemónica. El estado burgués,decía, no sería
"capturado" con éxito hasta que el proletariado hubiese desarrollado su propia
ideología global hasta el punto en el que pudiese hablar por toda la sociedad y
así, sustentar la pretensión de ser una clase "universal".
Para establecer su propia hegemonía, la clase trabajadora debe hacer
más que luchar por sus propios estrechos intereses sectoriales: debe ser
capaz de presentarse como el garante de los intereses de la sociedad co-
mo un todo. El establecimiento de una contra-hegemonía proletaria era
imposible sin la participación activa de los intelectuales de la clase tra-
bajadora. El Partido era también un elemento esencial aquí (McLellan
1979, 187).
El tema no podría expresarse más claramente. Alinsky se alejó de la "ideo-
logía" -en realidad la expresión de una "contra-ideología" en el sentido de
Gramsci- porque su propio pensamiento estaba siendo alimentado en sus raíces,
invisiblemente, por el propio orden burgués que había causado la pobreza de la
clase trabajadora que el quería cambiar. Su radicalismo era acomodaticio. Que-
ría que la gente pobre tuviese un trato mejor, pero sin transformar la sociedad.
y la manera de hacer esto, se convenció, era mobilizando a las personas donde
vivían, en sus propios "patios", y no en el lugar de producción. El concepto de
Gramsci de una contra-hegemonía, por otro lado, requiere un partido político
completo, con un liderazgo de élite, vanguardias militantes, un comité central, y
disciplina de partido. Su contra-ideología implica una estructura social opresiva
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
Farmas de Lucha
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
derrota militar del frente popular en España y por la posterior asfixia del
movimiento revolucionario de los trabajadores en toda Europa, culminando
en el pacto Hitler-Stalin en Agosto de 1939. Hoy, las esperanzas han resur-
gido. La reestructuración de la economía global en los años 70, la naturaleza
inestable del sistema finaciero interancional, y el avance gradual del milita-
rismo, autoritarismo, y fascismo en todos los continentes han despertado
otra vez la fé milenaria en que la transición histórica a un socialismo revolu-
cionario no puede estar lejos.
(49) Un caso marginal de no violencia es la violencia contra uno mismo como símbolo
de protesta, como en el caso de una huelga de hambre o una auto-inmolación.
(50) La política electoral como una forma importante de lucha no violenta, se comen-
tará en la sección titulada "La Estrategia de la Lucha Política o Extra-Política".
311
LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
Las luchas que implican violencia son de dos tipos: terrorismo y guerra
civil prolongada (51). Dentro de las tradiciones de la MS, la propensión a
la violencia puede remontarse hasta Baukunin, cuya defensa de métodos te-
roristas le llevó a un fuerte conflicto con el propio Marx. La imaginación
anarquista de Bakunin se deleitaba en las posibilidades de la violencia es-
pontánea, mientras arremetía contra la via política de Marx, que atrapaba a
la clase trabajadora en las telarañas de las instituciones burguesas y el esta-
do.
Pero la táctica terrorista puede también usarse de manera más disciplinada.
Así Carl Boggs nos dice que los terroristas de izquierda italianos, cualesqueira
que sean las diferencias ideológicas que puedan haber entre ellos, comparten
un único objetivo como guía:
Operar como un catalizador, a través de la acción armada directa, de una
lucha de clases intensificada que llevará a la insurrección civil y, final-
mente, a una conquista revolucionaria del poder... [y] explotar las contra-
dicciones del "estado corporativo multinacional" mediante luchas ejem-
plares, abriendo las puertas a la expansión de una insurrección popular
anti-estado (Boggs 1982, 99).
Las tácticas terroristas, naturalmente, pueden ser usadas por la Derecha ade-
más de por la Izquierda; pueden tener blancos concretos o bien ser sembradas
al azar; y las formas específicas que toman -bombas, secuestros (de personas o
aviones), linchamientos, asesinatos- son tan variadas como la propia muerte. El
impacto psicológico del terrorismo, sin embargo, es a menudo mucho mayor
que el daño real causado. Magnificado por los medios de comunicación y por
el inevitable drama de la violencia, el miedo al terrorismo está fuera de toda
proporción respecto al sufrimiento real de las pérdidas materiales y las muertes
(52). Los terroristas son tildados de criminales, y su represión oficial, junto con
la de grupos no terroristas radicales por añadidura, encuentra una amplia apro-
bación entre el público, incluída la Izquierda "oficial" (53).
(51)La Rand Corporation opina que estos modos de conflicto tienen muchas probabi-
lidades de ser las formas dominantes en los próximos años. Ver Jenkins (1983).
(52) Esto no es verdad, sin embargo, en el caso del terror de derechas de los escuadrones
de la muerte latinoamericanos, cuyas víctimas totales se cuentan ya por cientos de miles.
(53) Después del secuestro y asesinato del antiguo primer ministro Aldo Moro en Italia,
el Partido Comunista Italiano (peI) adoptó una firme posición anti-terrorista, presumible-
mente para distanciarse de grupos terroristas como las Brigadas Rojas. Controlando aproxi-
madamente un tercio del voto popular, el PCI es un partido de masas que refleja necesaria-
mente los impulsos conservadores de la clase media-baja y los votantes trabajadores; en
general, estos votantes son ciudadanos respetuosos con la ley, que votan al partido comu-
nista no para lograr una revolución proletaria sino para conseguir un mejor trato económi-
co. El partido intercede por ellos con el estado, al cual no tendrían, de otra manera, acceso.
312
LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(54) Recientes ejemplos de guerras civiles con éxito se han dado en Cuba y Nicaragua,
pero otras guerras continúan causando estragos, por ejemplo, en El Salvador, Filipinas, In-
donesia, y Sudán.
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(57) Los socialismos burocráticos en la Europa del Este llegaron en la estela de las re-
alineaciones políticas de la postguerra y, en todos los casos excepto en Yugoslavia, fueron
impuestos a una población contraria por la Unión Soviética.
(58) Carl Boggs, en una comunicación privada conmigo, escribió: "Tu tiendes a ro-
mantificar la experiencia Bolonesa, o más bien, crees a pies juntillas el tratamiento de Jag-
gi et al. , que es muy poco crítico con el rol del peI allí. Según mi propio estudio de la si-
tuación hay muchas características negativas que deben considerarse, incluido el rol
institucionalizado del PCI y su relación orgánica con los interese particulares de la comu-
nidad".
(59) La cuestión de si el capitalismo como sistema global puede ser "aplastado" con-
tinua estando abierta. Las revoluciones son actos políticos y toman necesariamente como
su objetivo la captura del poder territorial del estado. Pero como sistema global, el capita-
lismo tiene pocas probabilidades de estar muy afectado por una revolución socialista con
éxito en algún país, y siempre contraatacará a su ofensor desde sus gestiones en Estados
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
Rosa Luxemburg estaba animada por un espíritu muy diferente. Para ella,
el colapso inminente del capitalismo era una conclusión segura. Quedaba por
tanto, la tarea de trazar el curso para el periodo de transición y prepararse para
el acontecimiento. La energía real de la revolución vendría, pensaba, de las
propias personas. Su lenguaje era apasionado, y su tono profético.
Solo en el periodo de la revolución, cuando los fundamentos y los muros
sociales de la sociedad de clases estén sacudidos y sujetos a un proceso
constante de desorden, cualquier acción de clase política del proletariado
puede despertar de su condición pasiva en unas pocas horas, a secciones
enteras de la clase trabajadora, que han permanecido hasta ahora no afec-
tados, y esto se expresa inmediatamente y naturalmente en una lucha
económica tempestuosa. El trabajador, despertado súbitamente a la acti-
vidad por el shock eléctrico de la acción política, se apodera inmediata-
mente del arma más próxima a su mano para la lucha contra su condición
de esclavitud económica: el gesto tempestuoso de la lucha política le ha-
ce sentir con una intensidad inesperada el peso y la presión de sus cade-
nas económicas (Luxemburg 1971, 50; orig. 1906).
Comparado con este espíritu ardiente, revolucionario, o mejor, con este
idealismo puro, la política electoral era como nada. En el movimiento de la
historia, apenas llegaría a ser un murmullo.
La "huelga de masas" se convirtió en un tópico de debate acalorado entre
el liderazgo central de los Socialdemócratas alemanes. Karl Kautsky, el "po-
pe" marxista, era crítico con la bravata romántica de la "camarada" Luxem-
burg, y aconsejaba cautela. Para él, como para Bemstein, la huelga de masas
no era más que un arma defensiva, un instrumento de "último recurso"
(Kautsky 1914)
Pero el tema de la política electoral como un camino válido hacia el socia-
lismo no desapareció para siempre. Apareció de nuevo en los años 70, disfra-
zado esta vez como Eurocomunismo. En 1976, el partido comunista francés
renunció oficialmente al dogma marxista clásico de la "dictadura del proleta-
riado". Desde ese momento, si el partido llegase alguna vez al poder, se con-
duciría de acuerdo con el procedimiento parlamentario normal: ¡se presentaria
a la reelección! En el año siguiente, Santiago Carrillo, ellider de los comunis-
tas españoles, publicó su polémico Eurocomunismo y Estado (1977), que ar-
gumentaba largamente a favor de una vía democrática hacia el socialismo.
En un astuto comentario sobre el futuro del eurocomunismo, Carl Boggs
cuestiona si es "socialismo" lo que verdaderamente habrá al final de este ca-
mino en concreto.
Después de casi cincuenta años de desarrollo, la democracia social ha es-
tablecido una presencia amplia y duradera dentro del estado burgués en
317
LA PLANIFlCACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
(Cloward y Piven 1983). Uno sólo puede inferir de esta aproximación contra-
dictoria a la lucha de clases -insurrección espontánea entonces, política electo-
ral ahora- que su verdadera estrategia es de la de una astucia radical. Las insti-
tuciones burguesas han de ser usadas para fines transformadores cuando sea
conveniente usarlas. El proceso electoral puede utilizarse para derrotar al ca-
pital en su propio terreno. Las elecciones de 1984 serían una escaramuza,
exactamente como las escaramuzas y batallas de los 60, y la guerra de clases
continuará. Pero dado que siempre hay sólo escaramuzas y batallas que librar,
la táctica correcta asume una importancia extrema.Y ¿quién deberia concebir
esta táctica? No está claro. Piven y Cloward son coherentes al rechazar la or-
ganización formal de los movimientos de protesta.
Cómo se resuelva finalmente el tema de la lucha política versus la extra-
política dependerá de dos cuestiones que tienen aspectos tanto teóricos co-
mo prácticos.La primera ya la hemos comentado: es la perspectiva inme-
diata del capitalismo como sistema y como coyuntura favorable a la
revolución. La segunda requiere un breve comentario. Concierne a la auto-
nomía relativa del estado (60).
Para Marx, el estado aparecía en su rol algo simplista como un instrumento de
dominación de clase. Era parte de la superestructura ideológica, un instrumento de
coerción, y podía esperarse que actuase en el interés de la burguesía a la cuál ser-
vía. Esta visión clásica imperó hasta principios de los años 70, cuando fué seria-
mente puesta en duda por O'Connor (1973), Offe (1974, 1975), Y Poulantzas
(1980; orig. 1978). Estos autores percibían el estado en términos "estructuralis-
tas", no como una entidad hacia si misma, sinó como un sistema de relaciones, y
más particularmente (siguiendo el lenguaje de Poulantzas), como una condensa-
ción de relaciones de clase, y, por tanto, como un terreno para la lucha. Esta vi-
sión posibilitaba pensar en el estado en términos dialécticos en vez de monolíti-
cos, y hacía parecer razonable el implicarse en la política electoral como
estrategia, siempre que se entendiese que la política era parte del mundo de la lu-
cha revolucionaria -un mero episodio en la larga marcha hacia un futuro socialista.
En su importante estudio comparativo de grandes revoluciones naciona-
les (Francia, Rusia, China), Theda Skocpol,encuentra que la toría estructu-
ralista del estado es insuficiente para describir la realidad. Su estado está
históricamente determinado. Los estados son actores en un sistema interna-
cional, y tienen una materialidad institucional que no puede disolverse en
relaciones de clase.
Podemos encontrar sentido a las transformaciones social-revolucionarias
solo si tomamos el estado seriamente como macro-estructura. El estado
319
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
¿Qué tiene que ver la planificación con las tradiciones de MS que hemos
comentado? La cuestión surge por dos razones.
1. Durante casi doscientos años, la planificación ha estado vinculada a
una tradición reformista. Siempre ha significado planificación por el es-
tado y ha implicado orientación y dirección central en apoyo del desarro-
llo capitalista, incluyendo la planificación social y física que suavizaría,
mediante los programas de bienestar social, diseño urbano y controles de
terrenos, los peores efectos del crecimiento económico no restringido.
2. La MS está interesada en los cambios estructurales en la misma sociedad
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
(62)Para la crítica anarquista, ver especialmente Goodman (1971); las críticas desde
un punto de vista explícitamente marxista incluyen Roweiss y Scott (1977), Harvey
(1978), y Preteceille (1982; orig. 1974).
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
¿Cuál es el Proyecto?
¿Quién es el Cliente?
(63) Esta declaración es válida solo para la práctica radical en el mundo occidental.
Como argumentaré más tarde, en paises de la periferia campesina, el proceso de cambio
transformador, debe estar orquestado por un estado revolucionario. Pero dicho estado no
se ocupa de la "planificación radical". Tal como yo utilizo el término aquí, planificación
radical se refiere siempre a una práctica de oposición. E incluso un estado revolucionario
es un estado, y por tanto, reclama un monopolio sobre el uso de fuerza represiva.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
PLANIFICADORES PERSONAS
conciencia práctica
crítica radical
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
(64) Más tarde, argumentaré que esta afirmación, de hecho, es incorrecta, y debería
sustituirse por "la mediación de teoría y práctica en la transformación social". Sin embar-
go, retengo la formulación original por su valor heurístico. No estamos aún preparados pa-
ra una "ruptura epistemológica" que mostraría que la planificación radical es algo total-
mente diferente de la planificación para la orientación social.
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
* Técnicas comunicativas
* Técnicas de proceso de grupo
* Familiaridad con el paradigma del aprendizaje social, sus requisitos y
sus aplicaciones
* Familiaridad con la teoría de la planificación (historia, problemas, es-
collos)
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
CONCLUSIONES
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LA PLANIFICACION COMO MOVILIZACION SOCIAL
los príncipes de este mundo como pueden mantenerse en el poder. Incluso los
mejores reformistas sociales pensaban en el conocimiento de manera positi-
vista, más que como un proceso en el que los actores sociales intervenían a to-
dos los niveles, puesto que el conocimiento tenía que ser intemalizado por
ellos y relacionado con su propia práctica. Como consecuencia, dentro de la
tradición de la reforma social, se consideraba que los planificadores ejercían
funciones tecnocráticas en las que los puntos de vista de las personas podían
ser oídos, pero no necesariamente tomados en cuenta. La principal preocupa-
ción del reformista estaba en las instituciones y las técnicas de orientación so-
cial "desde arriba".
Las tradiciones del análisis de políticas y el aprendizaje social son aún más
unidimensionales. Las cuestiones centrales en ambas son epistemológicas.
Los valores de la clase dirigente se aceptan hasta un punto aún mayor que en
la tradición de la reforma social, aunque los modelos de aprendizaje social
pueden adaptarse también a la planificación radical. En el análisis de políti-
cas,la tarea es presentar las opciones ante los decisores y explicar las conse-
cuencias probables y las incertidumbres de cada una de ellas.El aprendizaje
social se ha convertido en un instrumento del "management" burocrático.
Por las cuestiones que plantea al debate, la tradición de la mobilización so-
cial es intrínsecamente irresistible. Sin embargo es también fuertemente de-
fectuosa. Los utópicos han fallado en el intento de acercar el mundo a sus ide-
ales. El anarquismo social no tiene manifestaciones vivas, y cuando se intentó
seriamente, acabó en un patético fracaso (Mintz 1982). El materialismo histó-
rico, finalmente, ha logrado éxitos mayores en la crítica a la sociedad burgue-
sa que en la construcción de un socialismo democrático. Su legado es el esta-
do burocrático, totalitario.
(1) (N. del T.) El concepto que Marx utiliza aquí es el de "labor" cuya traducción di-
recta sería labor, distinguiéndose así del término trabajo ("work" en inglés). No obstan-
te dado que la diferencia de matiz entre estos dos conceptos es mínima, se ha preferido uti-
lizar la palabra trabajo que en nuestra lengua tiene un significado más adecuado a este
respecto. Así pues, el lector deberá saber que el término trabajo en este texto se refiere al
concepto de "labor".
(2) (N. del T.) La traducción más correcta del término inglés household, utilizado
aquí por el autor, es la de "unidad familiar". Sin embargo para separarlo de las connotacio-
nes del concepto familia, no deseadas, como se verá, por John Friedmann, se ha preferido
utilizar el concepto "unidad doméstica".
(3) (N. del T.) Como explica el autor en las siguientes lineas, el término "advocacy
planning" cuya traducción literal sería planificación de defensa, hace referencia a un mo-
vimiento que postula que los planificadores deben adoptar una postura "de defensa" e las
masas pobres ante el estado. En este sentido, el término planificación pro-social, con el
que nos referiremos a este movimiento a partir de ahora, parece más adecuado, pues evita
posibles confusiones el significado de "defensa".
331
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
Pero por otro lado, y para ser justos, han habido cientos de experimentos
utópicos, y aunque a menudo fueron poco más que "pasiones de mariposa"
(Fourier), llegarón más allá de las palabras valerosas hasta los hechos de
creyentes comprometidos. La visión anarquista se ha mantenido viva, junto
con su sueño de coooperación, mutualidad, y autoproducción del sustento.
Ha desafiado la existencia de la jerarquía y ha hecho que ese desafío quedase
prendido. Y el materialismo histórico ha servido como fundamento intelectual
de algunas de las revoluciones más grandes de la historia, incluidas las de Ru-
sia y China, y ha hecho del mundo un lugar muy diferente, aunque quizás no
nos pongamos de acuerdo en si el carácter de estos cambios ha sido siempre
políticamente benigno.
Con todo lo que pueda haber de manifiestamente erróneo en la mobiliza-
ción social como tradición en la planificación, es sin embargo la única tradi-
ción que puede resistir al orden dominante. Apunta a una economía, una polí-
tica y una sociología que rechazan la aparente inevitabilidad del desarrollo
desigual, la impotencia, la explotación y la alienación que son el sello del sis-
tema mundial capitalista.
332
EPILOGO
Doscientos años de razón post-Ilustración nos han llevado a donde estamos:
el globo se ha encogido: unas pocas horas bastan para recorrerlo; en unos mi-
cro-segundos se establecen comunicaciones intercontinentales que transmiten
billones de mensajes cada dia y transfieren billones de dólares en el' rentable
"management" de los negocios globales; un logro asombroso. También nos ha
conducido a la condición actual, que consideramos una crisis estructural de lar-
ga duración y que amenaza nuestro sustento y nuestra supervivencia a una es-
cala que también es global. Los paises del Primer Mundo, con Estados Unidos
a la cabeza, han sido hasta ahora capaces de evitar lo peor, en el lado económi-
co mediante gastos masivos en armamento militar y espacial, y políticamente,
implicandose en un juego global de poder que muy a menudo les ha permitido
imponer su voluntad política (Vietnam es la mayor excepción).
No sería justo, desde luego, culpar de nuestra situación actual a una única
"causa", ni siquiera a una causa tan general y abstracta como la razón objeti-
va, técnica. Sería igualmente injusto, sin embargo, descartar la conexión y
continuar con soluciones que se derivan de las respuestas tradicionales de la
planificación racional.
Los filósofos de la Ilustración argumentaron que las formas más altas de
razon se realizarían al servicio de la ciencia y sus métodos, que estaban tosca-
mente modelados según la física newtoniana. Por su parte, los ingenieros,que
hacia el final del siglo dieciocho estaban empezando a formar sus propias aca-
demias profesionales para la mejora del mundo, argumentarían que la aplica-
ción del conocimiento científico al mundo natural aseguraría la dominación
del hombre sobre la naturaleza. Algunos, como Auguste Comte, fueron más
allá afirmando que se podía conseguir igual dominio sobre el mundo social
mediante el conocimiento de leyes científicas y la "ingeniería humana".
La planificación todavía se practica en gran medida a la manera de Comte;
como Rexford Tugwell (l975b) dijo hace casi cuarenta años,es una "actividad
científica". Y en esa tradición, el agente específico de dominación y control,
es, en primer lugar, en último lugar, y siempre, el estado. La planificación iba
a ser el instrumento de alta precisión que permitiría al estado dirigir las fuer-
zas sociales que operaban dentro de sus límites de acuerdo con principios que,
conocibles en si mismos, podrían usarse para "predecir" el futuro. Predecir era
controlar, había enseñado Comte, y en el siglo veinte, la rama del conocimien-
to interesada en las predicciones científicas, o los pronósticos, se convirtió en
una parte importante de la tecnología de la planificación.
335
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
336
EPILOGO
337
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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EPILOGO
339
APENDICEA
LA PLANIFICACION COMO FORMA
DE DIRECCION CIENTIFICA
PLANIFICACION *
l. SOBRE LA NATURALEZA DE LA PLANIFICACION
* Capítulo elaborado por Harlow S. Person para el Report of the Mississippi Valley
Cornrnittee of de Public Works Adrninistration (1934, 221-228).
343
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO FORMA DE DIRECCION CIENTIFICA
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LA PLANIFICAClaN EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO FORMA DE DIRECCION CIENTIFICA
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LA PLANIFICACION COMO FORMA DE DIRECCION CIENTIFICA
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO FORMA DE DIRECCION CIENTIFICA
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LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
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LA PLANIFICACION COMO FORMA DE DIRECCION CIENTIFICA
353
APENDICEB
LA PROFESIONALIZACION DEL
ANALISIS DE POLITICAS
Desde fmales de los años 60, el análisis de políticas se ha movido hacia una ca-
tegoría profesional independiente. Esta dirección está ilustrada por la proliferación
de nuevas revistas profesionales, programas de estudios universitarios, sub-especia-
lizaciones profesionales, y una creciente auto-conciencia crítica. Esta evolución se
comenta brevemente a continuación, con las referencias bibliográficas pertinentes.
357
LA PLANIFICACION EN EL AMBITO PUBLICO
abrió sus puertas. Hoy hayal menos siete programas de este tipo en el pais en
las principales universidades, incluidas Berkeley, Camegie-MelIon, Duke,
Harvard, Michigan, Stanford, y Texas. En 1979, la Association for Policy and
Management se estableció como el terreno de encuentro común para académi-
cos, estudiantes, y profesionales.
Dado que Rand jugó un rol decisivo en la emergencia del campo y fué el
primero en ofrecer un currículum válido para el doctorado en análiisis de polí-
ticas, su declaración de objetivos educativos puede muy bien tomarse como
definitivo. Refiriéndose a los propósitos y objetivos del Rand Graduate Insti-
tute, que es el brazo académico de Rand, un anuncio reciente de su programa
explica:
El currículum del Institute fonna a los estudiantes para aplicar y adaptar
las teorías académicas (p. ej. en economía, organización y análisis de po-
líticas, y cambio tecnológico) e instrumentos (p. ej. técnicas estadísticas,
métodos de encuesta, e investigación operativa), con el objetivo de resol-
ver problemas de políticas reales dentro de los límites a menudo severos
de los presupuestos, el tiempo, el panorama organizacional, y la política.
El programa está diseñado para cultivar tanto una afición como una ca-
pacidad hacia el análisis interdisciplinario -para pensar, hablar y escribir
oportunamente cruzando las fronteras familiares de la tecnología, la eco-
nomía y la política. Y mediante las actividades de investigación, en las
que están implicados tanto profesores como estudiantes, el Institute con-
tribuye al desarrollo del campo del análisis de políticas (Rand Graduate
Institute 1982-1983, 2).
Areas de Especialización
358
LA PROFESIONALIZACION DEL ANALISIS DE POLITICAS
Auto-Conciencia Crítica
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