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Sea por la intensidad o duración de la noxa, por una inadecuada respuesta del huésped
secundaria a polimorfismos genéticos, malnutrición u otras causas, se produce un estado
de hiperactivación de las células inflamatorias, con liberación de células inmaduras y
activación de monocitos y macrófagos, que liberan poderosos mediadores
proinflamatorios e inducen un estado de inflamación sistémica generalizada o SRIS.
Numerosos procesos pueden dar lugar a esta respuesta inflamatoria (sepsis, traumatismos,
quemaduras, pancreatitis) con activación de los sistemas leucocitarios, endoteliales, de la
coagulación y de la respuesta neuroendocrina, lo que genera un complejo entramado de
mediadores (ubiquitina-proteasoma, citocinas, moléculas de adhesión y factores de
crecimiento, entre otros).
Etiopatogenia y fisiopatología
El cerebro responde en encefalopatía no solo ante el fracaso hepático sino ante la sepsis.
La situación creada tras el trauma, en que coinciden una disminución manifiesta del
aporte energético y un incremento en las necesidades de energía, motivada por la propia
actividad defensiva/autoagresiva y las exigencias que entraña la reparación de los tejidos,
determina la respuesta metabólica al estrés postraumático, el cual se caracteriza por:
1. Gran flujo de sustratos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) desde la periferia hasta
el hígado, que determina gran pérdida de nitrógeno con incremento de su eliminación
urinaria en forma de urea, hiperglicemia e hiperlactasidemia, con aumento de los
triglicéridos y ácidos grasos libres en el plasma.
3. Pérdida de potasio.
El mayor efecto metabólico del trauma es la acelerada lisis proteica.Se manifiesta por
aumento en las pérdidas urinarias de nitrógeno, incremento en la liberación periférica de
aminoácidos e inhibición de la captación de aminoácidos observada durante la sepsis.
En los pacientes con SRIS, sobre todo en aquéllos cuya etiología es la sepsis se
comprueba la presencia de un patrón uniforme de elevación de triglicéridos, con descenso
de colesterol total, HDL-colesterol y apolipoproteínas A y B, que tienden a normalizarse
al desaparecer el cuadro inflamatorio.
La LPA y/o el SDRA suelen ser las más tempranas. Su detección y un adecuado manejo
de la oxigenoterapia y de la ventilación mecánica resultan primordiales evitando, entre
otros problemas, el del biotrauma asociado a ventilación mecánica.
El fracaso renal es otra de las primeras complicaciones y debe de ser prevenido y tratado
inicialmente; el control de las situaciones prerrenales de riesgo y una monitorización de
los niveles de fármacos nefrotóxicos resulta esencial.