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COSMOVISIÓN MAYA EN GUATEMALA

(Última actualización: febrero 19, 2017)


EspañolK’iche’Mam

Fotografía recuperada el 21 de octubre de 2010, de flickr. Material publicado por Todo_por_mi_Guate, bajo la licencia
Reconocimiento no comercial y compartir igual, 2.0 Genérica”

La Cosmovisión Maya se refiere a la visión del mundo del pueblo maya, según la cual “toda la naturaleza se encuentra
integrada, ordenada e interrelacionada” (García, Curruchiche & Taquirá, 2009, p. 55). Para este pueblo, “todos aquellos
elementos que existen en la naturaleza, es decir, todo lo que hay en el universo es animado o tiene vida. Cada ser, se
complementa y completa a los demás” (García, Curruchiche & Taquirá, 2009, p. 55).

De acuerdo con Verdugo (2009, p. 855), el pueblo maya es el pueblo indígena más numeroso en Guatemala, representa
al 39,3% de la población total y está conformado por 22 comunidades lingüísticas: achi’, akateko, awakateko,
chalchiteko, ch’orti’, chuj, itza’, ixil, jakalteco o popti’, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam, poqomchi’, q’anjob’al,
q’eqchi’, sakapulteko, sipakapense, tektiteko, tz’utujil y uspanteko.

1 Contenido
2 Cosmovisión
3 Sistema interrelacionado
4 Aspectos de la cosmovisión maya
5 Referencias bibliográficas
Cosmovisión
El término cosmovisión está asociado a la manera de observar e interpretar el mundo (Real Academia Española, 1984).
De acuerdo con Ferrater (1965), la cosmovisión es una concepción del mundo que penetra la vida espiritual del hombre
y sirve como marco orientativo de la acción práctica de los individuos (p. 244). En este sentido, ayuda a los individuos a
percibir el universo como ordenado e incluye teorías cosmogónicas que revelan el origen del mundo natural y de la
especie humana; contiene ideas sobre las fuerzas que sostienen el universo material, la vida individual y colectiva. Hay
diferentes tipos, algunas representan estas fuerzas como leyes naturales y filosóficas, y hay otras que las consideran
dioses, espíritus u otras entidades, los cuales se manifiestan en símbolos y tienen nombres propios según la sociedad en
particular (Rupflin, 1999).

Una cosmovisión es, pues, la relación entre la cultura y el individuo que se manifiesta mediante las creencias y
conocimientos particulares de una comunidad (Palma, 2006).

Sistema interrelacionado
El pueblo maya interpreta el mundo como un sistema interrelacionado y como un orden espiritual vigilado y moral, que
demanda respeto, gratitud y moderación (Chochoy, et al., 2006; Palma, 2006). El Gobierno de Guatemala reconoció, a
través del Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas, que la cosmovisión maya se fundamenta en la
relación armónica de todos los elementos del universo, en el que el ser humano es un elemento más, la tierra es la
madre que da la vida y el maíz un signo sagrado (“Acuerdo sobre identidad”, 1997).

Para este pueblo, todos los individuos tienen una misión determinada dentro de la totalidad de elementos que
constituyen el universo, todos traen un trabajo y una función ineludible (Lima, 1995). En la concepción maya del mundo,
la misión de cada ser en esta vida “es otorgada por la naturaleza, para guardar correspondencia y armonía con los
demás seres y el cosmos” (García, Curruchiche & Taquirá, 2009, p. 233).

Aspectos de la cosmovisión maya


Según Aj Xol Ch’ok (2008), los aspectos más significativos de la cosmovisión maya son los siguientes:

Todo es sagrado.
El maíz es la base de la vida.
Todo tiene Winaqil o es Winaq, término que refiere a la vida, imagen, corazón y espíritu que comparten todos los seres
vivos del universo.
Todo tiene vida. Todo lo que existe en el sagrado Kaj Ulew (universo) está vivo y cumple una función por la cual se le ha
dado esa existencia.
Todo tiene Rajawal, madre y padre.
Todo necesita alimentarse y sustentarse.
Todo es parte de cada ser que existe.
Todo tiene un lenguaje. A cada situación, a cada ser vivo, a cada actividad, a cada instrumento se le debe hablar
respetuosamente, todo tiene un discurso. En la cosmovisión maya, el maíz es sagrado y constituye la base de la vida
(García, Curruchiche & Taquirá, 2009, p. 155):
El sagrado maíz es la base de la vida, es un elemento central de la cosmovisión maya, desde el inicio de nuestra
existencia hasta hoy día. Según el Popol Wuj, nuestros abuelos y nuestras abuelas formaron al hombre y a la mujer
usando el maíz, por eso el proceso de realizar la siembra del maíz es trascendental e importante, el sagrado maíz ha
marcado y dado sentido a la vida, por lo que hay que guardar respeto, fundamentalmente, por los cerros.
La siembra del maíz es sagrada porque está unida con la vida del ser humano, el cual, al igual que el maíz, nace, crece,
florece, produce, madura y muere. El maíz es un ser vivo y está establecido un orden lógico de cómo se debe hacer cada
procedimiento practicado por nuestros abuelos.

Referencias bibliográficas
Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas. (1995). En S. García (s.f.). Los acuerdos de paz. Presidencia
de la República de Guatemala.
Chochoy, M.F., Yac, P.C., Yaxón, I., et al. (2006). Raxalaj mayab’ K’aslemalil Cosmovisión maya, plenitud de la vida.
Guatemala: PNUD.
García, A. P., Curruchiche, G. & Taquirá, S. (2009). Ruxe’el Mayab’ K’aslemäl: Raíz y espíritu del conocimiento maya.
Guatemala: Dirección General de Educación Bilingüe Intercultural, Instituto de Lingüística y Educación de la Universidad
Rafael Landívar, Consejo Nacional de Estudios Mayas.
Lima Soto, Ricardo E. (1995). Aproximación a la cosmovisión maya. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.
Aj Xol Ch’ok, H. (2008). Historia Mayab’ Capítulo: Mayer Maya’nawom B’aanuhom. Guatemala: Asociación Maya
UK’U’XB’E.
Palma, D.A. (2006, julio). Conocimientos y prácticas mayas: una aproximación. Revista Voces Instituto de lingüística y
educación, año1, número 2, 41-119.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22da. Ed.). (2 vols.). Madrid, España: Espasa-Calpe.
Rupflin Alvarado, W. (1999). El Tzolkin. Guatemala: Fundación CEDIM.
Verdugo, L. (2009). Guatemala. En: I. Sichra (Ed.). Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina (pp. 852-
874). Bolivia: Unicef y FUNPROEIB Andes.

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