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El pulso arterial es la percusión (el latido) que se genera cuando la sangre que
bombea el corazón circula por las arterias y produce su expansión. Cada
bombeo, de este modo, impulsa la circulación sanguínea y ensancha las
arterías.
El método es muy simple: se deben apoyar los dedos sobre alguna zona
corporal en la cual haya arterias cercanas a la piel, como el cuello o la muñeca.
De este modo, se puede sentir en los dedos cómo las arterías laten con el
bombeo del corazón.
Concretamente, tenemos que
exponer que el pulso arterial, de esa
manera, se puede medir en
determinadas partes del cuerpo y en
base a esas recibe un nombre u
otro:
-Pulso radial. Este, por otro lado, es el que se toma colocando los dedos
anteriormente mencionados en la cara lateral y anterior de las muñecas. Es
uno de los métodos más frecuentes usados para conocer el pulso de una
persona.
El braquial, el poplíteo o el pedio son otros de los tipos de pulsos de los que se
habla en función de la zona del cuerpo donde se toman.
La persona que decide tomarle el pulso a otra debe tener en cuenta varios
aspectos relativos al mismo, tales como la velocidad que tiene, la forma de la
onda de pulso y también la amplitud e incluso el ritmo y la frecuencia.
Las personas adultas deben registrar entre 60 y 100 pulsaciones por minuto. La
cantidad de pulsaciones determina lo que se conoce como frecuencia cardiaca,
que revela a su vez los latidos del corazón. Cuando una persona realiza
actividad física, la frecuencia cardiaca se acelera (es decir, se incrementa el
número de pulsaciones). Una aceleración excesiva de la frecuencia cardiaca,
con una cantidad elevada de pulsos arteriales por minuto, puede poner en
riesgo la salud.
El pulso arterial puede palparse gracias a la presión arterial. Dicha presión
refiere a la fuerza que ejerce la sangre cuando circula por el cuerpo, mientras
traslada oxígeno y nutrientes a los diferentes órganos.
El atletismo es la forma
organizada más antigua de
deporte y se viene celebrando
desde hace miles de años.
Las primeras reuniones
organizadas fueron los juegos
olímpicos que iniciaron los
griegos en el año 776 a.C.
En el año 394 d.C., el emperador romano Teodosio abolió los juegos. Durante
ocho siglos no se celebraron competiciones organizadas de atletismo.
Restauradas en Gran Bretaña alrededor de la mitad del siglo XIX, las pruebas
atléticas se convirtieron gradualmente en el deporte favorito de los ingleses. En
1834 un grupo de entusiastas de esta nacionalidad acordaron los mínimos
exigibles para competir en determinadas pruebas. También en el siglo XIX se
realizaron las primeras reuniones atléticas universitarias entre las
universidades de Oxford y Cambridge (1864), el primer mitin nacional en
Londres (1866) y el primer mitin amateur celebrado en Estados Unidos en pista
cubierta 868).
El Atletismo Peruano, oficialmente, data del año 1918 en que fue fundada la
Federación Peruana de Atletismo con el nombre de Federación Atlética
Peruana. Pero la evolución de sus récords, empieza a regir desde 1922. A nivel
internacional, Perú inicia su participación con motivo del IV Campeonato
Sudamericano, realizado en la ciudad de Montevideo, en 1926.
El primer campeonato atlético se denominó “Santa Sofía” y fue entre
integrantes de la Colonia Británica.
El Dr. Luís Gálvez Chipoco, padre del que fue el Primer Campeón
Sudamericano de Atletismo y Presidente de la Confederación Sudamericana de
Atletismo por varios años, el vicealmirante Pedro Gálvez Velarde, quien fuera
en vida una verdadera Biblia del atletismo peruano y sudamericano, dio cuenta
en sus relatos que, allá por el año 1894, un peruano había campeonado en los
100 y 400 metros planos en las competencias universitarias de París. Se
trataba de Ricardo Ortiz de Cevallos.
Los atletas más destacados de aquellos tiempos entre otros, fueron Aljovín,
César Sánchez Aizcorbe y Juan Bautista Lavalle. Previamente colaboró con
Miguel Grau y Cavero – hijo del héroe – en la formación de la Liga Colegial
Deportiva que organizó su primer campeonato en 1898.
La Escuela Naval y la YMCA, fueron las más poderosas en los albores del
atletismo nacional. A nivel de equipos protagonizaron sensacionales
competencias.
La Federación Peruana de Atletismo fue la segunda institución deportiva oficial
que se constituyó en Sudamérica – después de la de Chile- ya que su
fundación data del 22 de Noviembre de 1918 con el nombre de “Federación
Atlética Peruana”, bajo la presidencia de Alfredo Benavides Canseco.
Salida: Debe estar señalada por una línea blanca de 50 mm de ancho. Serán
las voces de los jueces las que marquen la salida y se ejecutará con el disparo
del Juez. Deben estar agachados y con los pies en los tacos de salida, a la
orden de "A sus puestos" se acercará a la línea de salida sin tocarla, con una
rodilla y las manos en el suelo. Con la orden "Listos" deberán alzarse a la
posición de salida (manos en el suelo y pies en los tacos de salida).
Cada atleta debe ir por su calle y rebasar las vallas, si no, será descalificado.
También será descalificado si pasa su pie o pierna por el lateral de la valla o
tira una valla intencionadamente.
En todas las distancias, hasta los 110 m inclusive, la primera valla está a 13,72
m de la línea de salida y el resto de las vallas están separadas 9,14 m; la
distancia desde la última valla hasta la meta es 14,02 metros. En distancias
superiores a 110 m pero que no exceden de 200, la primera valla está a 18 m
de la salida y el resto están separadas 18 metros. En los 400 m, la primera
valla está a 45 m y el resto están separadas 35 m, quedando 43 m desde la
última valla hasta la meta.
El área de lanzamiento debe estar protegida por una jaula cubierta de una red,
de unos cuatro metros de altura para evitar posibles accidentes a atletas y
demás personal que interviene en otras pruebas dentro del propio estadio.
Para que el lanzamiento de disco sea válido, este tiene que caer dentro de la
parte inferior de las líneas que marcan el sector de caída. Y los atletas no
pueden salir del terreno hasta que el disco haya impactado en el suelo.
CONCLUSIONES
La actividad física, debe ser tomada como una práctica regular y sistemática en
la vida de todas las personas, sin distingo de edad, sexo, condición social u
ocupación, por el sinfín de beneficios para la salud orgánica, emocional y
psíquica de las personas, ya que ofrece herramientas que le permiten al
individuo afrontar la vida con una aptitud diferente, con mejor salud,
fortaleciendo la diligencia y la perseverancia, con sentido de
honradez, responsabilidad y del cumplimiento de las normas; en fin, permite
que las personas como entes individuales tengan la vitalidad, vigor, fuerza y
energía fundamentales para cumplir con su deber en el grupo social al que
pertenecen.