¿Qué papel juega la idiosincrasia en la creación de una narrativa que base de todo

producto audiovisual?

Ensayo Epistemología – Primer corte

Universidad Manuela Beltrán

Oscar Santiago Rodríguez

Bogotá D.C., Colombia

2/09/2018
¿Qué papel juega la idiosincrasia en la creación de una narrativa que base de todo
producto audiovisual?

La idiosincrasia refiere a la esencia de una persona a nivel cultural y social, la forma en la

que un individuo se comporta, lo que cree, como siente, como piensa, etc. Todos los rasgos
que definen a un individuo como ESA persona y nadie más. Partiendo desde aquí, la
idiosincrasia juega un papel muy importante en las relaciones del ser humano, no solo
desde la individualidad, sino desde una perspectiva grupal y esto se debe precisamente al
manejo de mercados, en donde existe el término “público objetivo”. Bajo esta perspectiva
el individuo pierde su idiosincrasia casi por completo, con el único fin de hallar ese común
denominador en un grupo específico.
Desde una perspectiva más psicológica, la empatía no solo representa la capacidad de una
persona para ponerse en el lugar de otro individuo. Representa por sí misma una
complejidad que existe en dos aspectos del cerebro, uno cognitivo y otro emocional. El
primer factor deriva de la capacidad que existe para entender o comprender una situación
ajena a la propia, la segunda se entiende como la habilidad para captar el estado emocional
y reactivo del otro, así como los factores que influyeron en el resultado.
Calcular el nivel de empatía de una audiencia de forma incorrecta representa un peligro
para cualquier producto, en especial dentro de un marco audiovisual que por definición
agrupa vertientes como comerciales, cortometrajes, largometrajes, realidad virtual, etc.
Que hacen parte del día a día de millones de consumidores potenciales pues es
precisamente la naturaleza de estos productos la que los convierte en los más consumibles.
Existen cuestionarios cuyo objetivo es identificar en una persona cómo funcionan las
conexiones neuronales que interpretan la información de forma tanto emocional como
cognitiva, demostrando que son de hecho distintas conexiones y que además nacen otras
interacciones dentro del cerebro que responden a la preocupación empática, inquietud y
compasión, revelando que causan por si mismas experiencias negativas para la persona, de
forma más fuerte que las positivas. Lo interesante en todo esto, es que, dependiendo de la
cercanía de un individuo a otro, la fuerza con la que se presentan estas interacciones puede
variar, es ahí en donde el estudio se tiene que llevar a la práctica.
En el caso de un producto audiovisual, la generación de empatía en el espectador hacia los
sucesos que ocurren dentro de la pantalla es muy importante, finalmente es la constante
(ajena a los aspectos técnicos) que los obliga a no irse de una sala de cine, a no apagar el
televisor o no quitar el video de YouTube. La importancia de construir historias que
comprendan no solo un carácter artístico sino uno lo suficientemente interesante para un
espectador reside en el éxito del mismo, por lo que el manejo creativo hacia la realización
de un producto, es clave, así como la audiencia a la que se va a presentar, es por ello que el
análisis del cine, por ejemplo, dentro del contexto colombiano, se vuelve tan importante.
Hace poco en Colombia se estrenaron dos películas, que funcionan como método de análisis
para explicar el contexto en el que la idiosincrasia en Colombia es importante para los
realizadores y que ayuda a despejar dudas respecto al éxito o fracaso de un producto
audiovisual. “Pájaros de Verano” es una película dirigida por Ciro Guerra y Cristina Gallego,
la trama se comprende dentro de los años 70 dentro de lo que se conoce como Bonanza
marimbera en la Guajira, en la película se cuenta la historia del inicio de la bonanza, los
distintos factores que jugaron papel dentro de un contexto en el que ambición y honor
entran en conflicto.
“Pájaros de Verano” tiene un par de cosas interesantes respecto al papel de la idiosincrasia
dentro de una película, primero que todo ejemplifica de forma perfecta la relación entre el
estilo de un director y las expectativas de una audiencia familiarizada con dicho director. En
el caso de Ciro Guerra ya se entiende una especie de patrón respecto a las historias que nos
va a contar y cómo lo va a hacer, me refiero a la presencia importantísima de las culturas y
etnias que hacen parte del territorio colombiano como medio para contar su historia. Esto
es importante, ¿qué hace que nosotros vayamos a escoger al cine una película u otra?
Lo que sabemos anteriormente respecto a un tema, representa un conocimiento que en
este caso atribuimos a uno de los directores, teniendo como punto máximo de partida “El
abrazo de la serpiente” la experiencia en esta instancia es el primer pivote que impulsa la
decisión de empezar a ver la película, y crea por sí misma una relación con el director por
parte del espectador, más allá de la historia que nos quieren contar, y esto es porque ya
conocemos al que nos la contará.
En el cine existen teorías que buscan comprender la finalidad de una experiencia
cinematográfica como necesidad del ser humano, una de ellas propone que vamos al cine
a vernos a nosotros mismos, ya sea como uno de los personajes, o idealmente como el
protagonista, en Pájaros de Verano esto se convierte en un arma de doble filo, debido a que
los protagonistas de la historia (dejando a un lado el contexto mismo como protagonista,
sino como herramienta en la cual ambientar la historia); son muy ajenos a lo que la mayoría
de los espectadores conoce. La cultura wayuu entonces se convierte en otra herramienta y
es entonces cuando el factor emocional se activa.
No conocemos las reglas dentro de este contexto desconocido, lo que busca desconectar el
lado cognitivo del espectador para que este solo funcione en reconocer las piezas que
conforman los puntos de la narrativa, el lado emocional, sin embargo, es explotado a través
de toda la película, en donde además se nos presentan los sucesos desde una perspectiva
muy femenina y que, dentro del contexto cultural presentado, es la perspectiva más
oprimida durante toda la trama. Por sí mismo es una decisión interesante en un género
dominado por un lente masculino.
El cine no tiene reglas, pero tiene un lenguaje muy flexible y cuya finalidad es expresiva por
sobre todas las cosas, el director escoge donde poner una cámara teniendo en cuenta la
función que esa toma representa dentro de la historia, así como todas las instancias dentro
de una producción van en pro a la necesidad expresiva del film, en Colombia existe una
necesidad narrativa en todas las artes que gira en torno a la violencia, pero hasta hace muy
poco (por lo menos en cine) se había intentado una mirada a través de los ojos de otra
cultura hacia el mismo tema, mucho menos una mirada que combinara eso con un lente
femenino sobre toda la trama, lo que resultó en una obra que conecta con la audiencia.
“Tres escapularios” es una película de Felipe Aljure, la trama habla de las motivaciones
humanas para matar, desde dos perspectivas muy distintas, la de una mujer que ya ha
asesinado, y cuyas motivaciones se sienten muy fuertes, y las de un hombre que por el
contrario nunca ha apuntado un arma y disparado, que viene de una decepción amorosa y
cuya misión es asesinar a la misma persona que la otra mujer quiere asesinar. La trama
comprende la relación entre estos dos personajes mientras intentan cumplir el objetivo.
Matar.
Esta película es un poco más habitual dentro del contexto cinematográfico colombiano, en
donde la violencia sigue siendo el centro del conflicto, sin embargo, esta presenta un
contexto con el que la audiencia se siente más familiarizada, no porque necesariamente
hayan vivido cosas similares, sino porque ya lo han visto antes. Una trama movida por la
venganza y que es seducida por el sexo en el segundo acto, mientras que en el tercero el
punto de giro arruina completamente la temática, y la convierte en otra cosa.
La razón por la que esta película puede parecer decepcionante, respecto al tema de la
idiosincrasia, es porque ya se ha visto antes, una y otra vez, como el chiste que de tanto
repetirse pierde gracia a pesar de que su contenido discursivo sea interesante, lo que lo
arruina es la ejecución, no a nivel técnico, sino a nivel emoción. A diferencia de Pájaros de
verano, Tres escapularios monta una trama en donde los protagonistas son conocidos, y en
vez de rediseñar una personalidad compleja hacia personajes tan repetitivos, continúa
usándolos de forma habitual, lo que los convierte en poco memorables en su propia
historia, lo que resulta en un fallo.
Felipe Aljure también había desarrollado un estilo no solo narrativo sino respecto a las
historias que contaba antes de tres escapularios, director de películas como El Colombian
Dream o La gente de la Universal, en donde el rol del humor, era la característica más
predominante, no por ser obviamente comedias, sino por el tipo de comedia que evocaban,
lo que resulto en algo nuevo para el espectador colombiano de aquel entonces que
empezaba a vislumbrar apenas una forma sistemática respecto a los temas que los cineastas
estaban trabajando.
Aljure con este trabajo busca obviamente representar un país distinto del que ya había
trabajado, uno que, marcado por la violencia, busca más violencia. Pero que lo lleva a otra
perspectiva respecto a lo que ya había hecho, fue entonces que la idiosincrasia de sus
espectadores se ve en conflicto, pues existe un choque respecto al carácter del cuentero,
en donde hay dos retratos sobre un mismo tema. Eh ahí para mí el problema con el marco
cultural en el que, tanto se desarrolla una obra, y en el que termina.
La idiosincrasia juega un papel importantísimo dentro de cualquier producto audiovisual,
ya que, si bien hay una intención artística en muchas de estas vertientes audiovisuales,
todas buscan también una intención comercial. La audiencia es importante, el mensaje
también, el cómo vaya a retratar ese mensaje, y en cómo la gente que lo vea lo termina
interpretando, en últimas una obra deja de ser del artista en el momento en el que alguien
la analiza, y es por eso que se comprende como un ciclo, en donde no hay arte sin artista,
ni artista sin espectador.