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Hoy estamos entre 500 y 1.000 veces más expuestos a metales pesados que nuestros
ancestros, la minería, la fundición de metales, el uso industrial y energético del petróleo
y sus derivados, los fertilizantes y pesticidas, entre otras fuentes, producen residuos que
contienen metales pesados y que acaban transfiriéndose al ambiente.Estas partículas se
acumulan en la cadena trófica y son trasladadas a lugares alejados del punto de origen de
la contaminación, generalmente a través del agua y el aire
Se llama metales a los elementos químicos situados a la izquierda y centro de la tabla del
sistema periódico. Se clasifican en metales alcalinos y alcalinotérreos de los grupos I y II
A, los metales de transición y los grupos III y IV A. Algunos elementos intermedios como
el As del grupo VA se estudian habitualmente junto a los metales.
Así, los elementos metálicos dan lugar a diferentes tipos de compuestos:
- Metales en estado elemental.
- Compuestos inorgánicos: halogenuros, hidroxilos, oxoácidos.
- Compuestos orgánicos: alquilos, acetatos, fenilos.
Los metales en forma inorgánica son los componentes fundamentales de los minerales
de la corteza terrestre por lo que se cuentan entre los agentes químicos tóxicos de origen
natural más antiguamente conocidos por el hombre.
El contacto humano con compuestos metálicos se produce a través del agua y los
alimentos, normalmente a dosis bajas, pero su toxicidad a lo largo de la historia se ha
expresado sobre todo por una exposición profesional en las actividades mineras y, más
anecdóticamente, al emplearse con fines homicidas. Los principales autores clásicos que
se ocuparon de temas toxicológicos describieron ya intoxicaciones crónicas por metales
relacionados con la minería de los elementos más tóxicos como el mercurio o el plomo.
Por otra parte el semi-metal arsénico ha sido uno de los tóxicos más empleados con
fines suicidas y homicidas.
Los programas de vigilancia ambiental deben considerar las distintas etapas de identificación y
cuantificación. Dependiendo de las cantidades de estos metales con que se trabaje, de los
procesos involucrados y de las concentraciones ambientales, se deberá proceder con mayor o
menor rigurosidad.
Entonces, si hablamos de la exposición por trabajos de soldadura, el control mediante extracción
localizada y protección respiratoria, podría resolver gran parte del problema. No obstante,
cuando hablamos de metales como el plomo, el que puede estar en cantidades variables e
importantes (como en el caso de fundiciones de chatarra o en recuperadoras de baterías), las
medidas de control deben ir mucho más allá.
En este último caso, las medidas de higiene del personal deben ser estrictas y requieren de una
infraestructura que complemente los procedimientos básicos de higiene (lavado de manos,
aseo). En efecto, el uso de casilleros dobles y la segregación de un área sucia (donde se retendrá
la ropa de trabajo contaminada), procurando separarlas totalmente entre sí, es la única forma de
mantener al plomo, arsénico u otros metales pesados presentes en cantidades importantes,
absolutamente confinados al lugar de trabajo. Es tan crucial esta medida, que ni el mejor sistema
de extracción será suficiente para mantener a los trabajadores libres de la contaminación por
metales, si no se cumplen estrictas medidas de higiene que aseguren que cada vez que el
trabajador vaya a su colación y cada vez que se retire de la empresa, se encuentre libre de
metales en su cuerpo, ropa y otros efectos personales.
Además de lo anterior también se debe tener en cuenta otras medidas tales como:
• Extracción localizada: Es importante que los focos generadores de polvo o humos metálicos se
encuentren idealmente encerrados por campanas extractoras de estos contaminantes. Estos
sistemas deben ser diseñados con la capacidad de responder ante situaciones de alta demanda y
manejarse bajo un programa de monitoreo periódico que asegure su eficacia en el tiempo. Más
aún, deben considerar un sistema de filtros retenedores que no descarguen al ambiente exterior
todo el material contaminante capturado.
• Gestión de selección, uso y mantenimiento de protección respiratoria: Para que sea efectiva
esta medida, se debe operar bajo un programa de gestión que asegure una selección adecuada de
filtros de alta eficiencia y la realización sistemática o periódica de pruebas individuales de
ajuste, como las de presión negativa controlada (PNC), que aseguren la hermeticidad perfecta
entre la máscara y el rostro del usuario. Todo ello debe ser apoyado con un programa de
capacitación permanente y el stock suficiente para el recambio oportuno de los filtros y
máscaras.
• Control de la exposición vía dérmica: Los trabajadores que manipulen y tengan contacto con
metales pesados en forma de polvo o humos, también deberán proteger su piel, para lo que
podrán requerir guantes, gafas o protectores faciales que eviten el depósito de estos agentes
sobre manos y rostro, como en el caso de los soldadores. Sin embargo, cuando se trabaje con
concentraciones importantes de estos metales, se requerirá, adicionalmente, trajes o buzos de
cuerpo entero, pudiendo escogerse entre ocupar del tipo desechables o efectuar el lavado de la
ropa de trabajo en la empresa, con el objetivo final de evitar que sus trabajadores pudiesen
llevarse el plomo o el arsénico a sus hogares.
Capacitar al personal con las ocupaciones que se han tratado en este trabajo, con el objetivo que
implementen medidas de protección adecuadas y que tengan conocimiento acerca del adecuado
uso de las sustancias químicas con las que trabajan.
- Incentivar el uso de medidas de bioseguridad y protección.
- Fortalecer la capacidad de los trabajadores de la salud para el diagnóstico precoz, el
tratamiento y la rehabilitación de las personas expuestas a los efectos tóxicos de los metales
pesados.
Efectuar exámenes periódicos a los trabajadores expuestos, teniendo en cuenta el nivel de riesgo
del puesto de trabajo para establecer la frecuencia del examen médico.
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