Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
LA SOCIOLOGÍA: DEL ESTUDIO DE LA REALIDAD SOCIAL AL ANÁLISIS DE SISTEMAS
Marcos Roitman Rosenmann Universidad Nacional Autónoma de México Más allá de la división existente entre OUEN Ec EA El ir ME ole TEMA E MOI Tolo) Elo EMT Ao de estudio, la construcción social de la realidad (comunidad, sociedad o sis- tema), y el análisis de la acción y de las relaciones sociales entre los sujetos que INE le ETOR La realidad social, dice Marcos Roitman, EN ERA ESE Dicha construcción facilita el estudio de A EN e ER suceden en el espacio. La analogía RM EEN MEE leza, permea el desarrollo de la socio- TEMITA estado condicionadas por la dualidad DIANA SERE el autor analiza las definiciones de la oo OE US EME EOS DN TNA E! pesar de sus diferencias, postulan teorías de la acción social centradas en la preeminencia de la voluntad. Con la teoría de sistemas de Niklas Luhmann, CE EEE NR nía el sentido y otorgaba fines ético- IAE ATRAS sustituida por la descripción de un sistema autorreferencial. Se convierte INEM ERA EMS SEC Marcos Roitman NOT TAN DEN ciencias políticas, pro- fesor titular de Sociolo- gía en la Facultad de (AT o lle So MEMOS WERO o de Madrid. Es coordi- To ¡AM Ao "La formación de con- ceptos en Ciencias y EN O (MN TIO! [ATREA nes Interdisciplinarias MOSES NAVA ALEC MD ole) Mi Mies) Latina y La democracia ENE 20k LA SOCIOLOGÍA: DEL ESTUDIO DE LA REALIDAD SOCIAL AL-ANÁLISIS DE SISTEMAS Videoteca de Ciencias y Humanidades Colección Aprender a Aprender Serie Ciencias sociales: algunos conceptos básicos COORDINADORES DE ÁREAS Y ESPECIALIDADES: Luis de la Peña CIENCIAS DE LA MATERIA Pablo Rudomín CIENCIAS DE LA VIDA Pablo González Casanova CIENCIAS HUMANAS Rolando García TEORÍA Y METODOLOGÍA Beatriz Garza Cuarón CIENCIAS DEL LENGUAJE Raymundo Bautista MATEMÁTICAS Hugo Aréchiga CIENCIAS DE LA SALUD Felipe Lara Rosano INGENIERÍAS Y TECNOLOGÍAS LA SOCIOLOGÍA: DEL ESTUDIO DE LA REALIDAD SOCIAL AL ANÁLISIS DE SISTEMAS Marcos Roitman Rosenmann e mao ao” Universidad Nacional Autónoma de México Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades Coordinación de Humanidades México, 1998 Primera edición, 1998 Edición científica: José Gandarilla Salgado Diseño de portada: Ángeles Alegre Schettino y Lorena Salcedo Bandala D.R. O 1998 Universidad Nacional Autónoma de México Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades Ciudad Universitaria, 04510, México, D.F. Impreso en México/Printed in Mexico ISBN: 968-36-7362-7 MARCOS ROITMAN ROSENMANN Es doctor en sociología y ciencias políticas, profesor titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador académico en España del proyecto “La Formación de Conceptos en Ciencias y Humanidades” que propone el CEnCH de la UNAM. Entre sus libros se encuentran: Democracia y política en América Latina y La democracia de la razón. LA SOCIOLOGÍA: DEL ESTUDIO DE LA REALIDAD SOCIAL AL ANÁLISIS DE SISTEMAS* La sociología, en su desarrollo, se ha enfrentado desde sus inicios a un proceso explicativo de la realidad, que ha di- vidido a sus teóricos en escuelas y paradigmas contradic- torios e incluso antagónicos. Si nos plantearamos reconstruir sus debates, nos encon- traríamos, primero, con una variedad de definiciones de sociología, cuyo resultado más palpable es la amplitud o restricción con que se presentan los conceptos y las cate- gorías dependientes del propio enunciado. Asimismo, y en segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, se trata de responder las siguientes interrogantes: ¿qué estudia la sociología? o ¿en qué consiste el hacer del sociólogo? Situación peculiar que no debe angustiar o presuponer que se está en presencia de un fenómeno de relativismo teó- rico O de indeterminación conceptual. El relativismo teórico corresponde, en sí, a una opción de método que no com- Ponencia presentada en el seminario Restructuración de Conceptos en Ciencias y Humanidades. Taxco, Guerrero del 8 al 10 de noviembre de 1996. Organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM, México. promete a la sociología en su desarrollo como ciencia. Por mucho que se quiera no existen tantas definiciones de sociología como sociólogos hay en el mundo. De hecho, su definición ha quedado acotada estratégicamente por: a)su objeto de estudio; b) la construcción social de la realidad: comunidad, sociedad o sistema, y c) las formas con que son analizadas la acción y las relaciones sociales entre los sujetos que construyen la realidad. Ha sido, y ésta es condición de la sociología, la que ha favorecido y articula, desde sus orígenes, la diferencia en- tre escuelas, corrientes y opciones de método en su desarrollo interno. En este sentido posee una peculiaridad, quizás ausente en las demás disciplinas científicas. Como señala Theodore W. Adorno la sociología, en tanto ciencia social, no puede nunca ser una disciplina que esté definida por un objeto fijo, tal como suele encontrarse en el resto de las ciencias. Y creo que sólo se puede respetar la esencia de la sociología, si des- de un comienzo, se reconoce este carácter no disciplinario de la sociología [...] La sociología es el conjunto de re- flexiones sobre aspectos sociales dentro de cualquier campo concreto; reflexiones que abarcan desde la simple * constatación fisonómica de implicaciones sociales, hasta la construcción de teorías sobre la totalidad social. El he- cho de que la sociología se refiera a estos momentos sociales de un modo necesario, y no sólo periféricamente, es decir, el hecho de que pertenezcan a la sociología mis- ma contenidos y ámbitos de objetos que, en principio, le son ajenos, es lo que hace tan problemática su delimita- ción. (Adorno 1996: 137-138) Lo implícito, en la definición y propuesta que realiza Adorno, es su llamado a pensar la sociología en tanto que ciencia histórica. Es la historicidad de su saber lo que im- pone límites espacio-temporales a la explicación socioló- 10 gica de hechos, acciones y comportamientos sociales. Así, los vínculos sociales entre sujetos, actores y fuerzas políti- cas que interactúan en sociedad guardan una relación con las transformaciones que continuamente están desarrollando los individuos en el proceso mismo de construcción de lo social. Lo cotidiano, la vida en sociedad es resultado de mediaciones que articulan, mantienen y modifican el sen- tido de las estructuras y tipos de acción social que dan origen a una explicación específica: la explicación socio- lógica de los comportamientos humanos. Dicha historicidad presupone, igualmente, la construc- ción de un proceso donde la realidad emerge como resultado propio de la acción del hombre con su entorno natural. Así, la realidad, adjetivada como social, es el re- sultado de una relación construida por medio de la actividad consciente del ser. Realidad social y naturaleza serán, a partir de ese momento, dos esferas separadas, cuya dinámica queda definida por la historicidad de la primera, frente a la determinación ahistórica de la segunda. En este sentido, la realidad social es una forma cultural subjetiva de representar el mundo y su entorno. Diversidad y dife- rencia cultural son, de esta manera, parte constituyente de las distintas formas que adopta la construcción social de la realidad en tanto acción consciente de sujetos que la crean. Será dicha construcción social lo que facilite el estudio de los hechos y acontecimientos que se suceden en el espa- cio configurado por la acción de los hombres en su relación con la naturaleza. Asimismo, si la realidad social es resul- tado de la capacidad y facultad de los hombres para desarrollar su vida, la vida social podrá ser explicada como parte de un sentido y racionalidad en la configuración de los hechos sociales. La mediación está concluida: natura- leza, hecho social, realidad social y sociedad. El nacimiento de la sociología, en tanto ciencia social, en el siglo XIX, es justamente producto de la cristalización del concepto de sociedad. Conocer sus movimientos, di- 11 recciones y explicar el comportamiento social de los indi- viduos, posibilita entender y explicar sus acciones en función del propio desarrollo de la sociedad. Una situa- ción similar se produjo con el desarrollo, en el siglo XVIII, de la economía política. La misma pudo desarrollar su que- hacer teórico al delimitar como objeto de estudio el concepto de población, haciendo de sus necesidades el punto de par- tida para sus análisis. El para quién producir estuvo claro: la población. De sus necesidades posteriores se derivaron las interrogantes: ¿qué, y cómo producir? La perspectiva de la población, la realidad de los fenóme- nos propios de la población permitirá eliminar definitiva- mente el modelo de la familia y centrar la noción de economía sobre algo distinto. De hecho, si bien la esta- dística había funcionado hasta entonces en el interior de un marco administrativo y, en consecuencia, del funcio- namiento de la soberanía, esta misma estadística descu- bre, muestra, poco a poco que la población tiene su regularidad propia: su número de muertos, de enfermos, su regularidad de sucesos, etc.; la estadística muestra tam- bién que la población conlleva, por el hecho de su aglo- meración, efectos específicos e irreductibles a los de la familia: las grandes epidemias, la mortalidad endémica, la espiral del trabajo y de la riqueza, etc; muestra, en fin, que a través de sus asentamientos, de sus modos de ac- tuar, de su actividad, la población produce efectos eco- nómicos específicos: la estadística, al permitir cuantificar los fenómenos propios de la población, pone de manifies- to una especialidad irreductible al estrecho marco de la familia. La familia desaparece prácticamente como mode- lo de gobierno si se exceptúa un determinado número de temas residuales que pueden ser de tipo moral o religioso; por el contrario, lo que aparece en este momento es la familia como elemento de la población y como instru- mento fundamental de su gobierno [...] La constitución de 12 un saber de gobierno es absolutamente indisociable de un saber acerca de todos los procesos que se refieren a la población en sentido lato, saber que llamamos precisa- mente “la economía” [...] En otros términos, el paso de un arte de gobierno a una ciencia política, de un régimen dominado por la estructura de la soberanía a otro domi- nado por las técnicas de gobierno se opera en el siglo XVIII en torno a la población y en torno al nacimiento de la economía política. (Foucault 1981: 22-23) La sociología, un siglo más tarde, seguirá el camino ini- ciado por la economía política al delimitar como su objeto de estudio la sociedad. Así, el concepto de sociedad pasa- rá a designar una forma histórica de construcción de la realidad social, quedando su sentido acotado a brindar una explicación de los comportamientos de los seres humanos a su lógica interna. Este presuponer la existencia de com- portamientos sociales derivados de vivir en sociedad planteó, inmediatamente, una dualidad en la explicación acerca de ¿qué es? y ¿qué representa vivir en sociedad? La sociedad se vuelve autoconsciente, cobra vida propia, su naturaleza permite estudiar sus mecanismos, sus formas y, lo más importante, su autoconservación y movimientos. La desaparición del estado monárquico implica la disolu- ción del “orden estamental”: a la presunta armonía “cuerpo social unificado” orgánicamente como “cuerpo político” sucede la abierta lucha de clases, clave del desarrollo eco- nómico capitalista y determinante de la democracia como nueva forma política. Pero así la realidad autónoma de la sociedad se desprende de su secular y engañosa identi- dad jurídico-política: en la manifestación inmediata de sus contradicciones —revolución, conflicto social— se hun- de su ideológica reducción tradicional a mero ámbito de la voluntad del príncipe, en cuanto representante de una metafísica voluntad colectiva regida por leyes teológico- 13 naturales. Con la destrucción revolucionaria de su propia alienación estatal, la sociedad deviene autoconsciente de su protagonismo histórico, de su auténtica realidad: como sis- tema autónomo de determinación su realidad específica entra en el primer plano de la conciencia secularizada de sus miem- bros: así la sociedad se constituye como objetividad posible para el conocimiento científico. (Moya 1990: 31) El estudio de la sociedad cobra una nueva dimensión. Su análisis se verá entrecruzado por una presentación analógica entre sociedad humana, realidad social y natu- raleza. El método con que se analizará la “vida” de la sociedad guardará relación con la forma y vida que pre- senten, en la naturaleza, las distintas especies animales. Relación que permite establecer y corroborar una base evolutiva de orden natural desde la ameba al cuerpo com- plejo del hombre social (Homo sapiens sapiens). Charles Darwin y su teoría de la evolución de las especies se trans- forman en fuente de inspiración no sólo para naturalizar y dar vida a la sociedad, sino para fortalecer la racionalidad de un método propio derivado de las ciencias físico-mate- máticas. En esta dirección, la física, la biología o la medicina son fuentes de las cuales se nutrirá la sociología para explicar la vida de los hombres en sociedad. Igual- mente, conceptos como movimiento, función, relación, fisiología, Órgano, fuerza o poder, serán trasladados de los campos científicos de las ciencias de la materia, la vida o la salud para dar razón de la sociedad. Todo el desarrollo de la sociología está permeado por esta analogía entre cuerpo social, sociedad y naturaleza. Natura- leza, sociedad y realidad social se intentan hacer confluir en una explicación donde los comportamientos sociales sean consecuencia de un fin impuesto a los individuos por vivir en sociedad. La realidad espacio-temporal de la sociedad se pre- senta articulada a una razón constitutiva de tal manera que determina el devenir social del hombre en su entorno societal. 14 Estudiar la vida de la sociedad y el desarrollo de las conductas de los individuos en su entorno es buscar res- puestas a los intereses, motivos y sentido que se mueven, dando forma a la voluntad y las pasiones de los sujetos a partir de su vida en la sociedad. Sociedad pensada como resultado natural y configuración de estructuras cambian- tes cuyo fin es realizar la autoconservación, reproducción y desarrollo de sí misma. La sociedad adquiere, así, una racionalidad —propia o creada— donde el cambio, el con- flicto, el disenso y consenso social son parte de una explicación que se haya inmersa en la definición que pro- yectan las acciones de los individuos en su dinámica social. Si la vida de la sociedad se construye de forma analógica con la naturaleza, y sus principios se configuran a partir de dicha analogía, surgen distintas propuestas sobre las cua- les es posible constituir una explicación sociológica de la vida en sociedad. ¿Qué es el ser social?, ¿cuáles son sus fines?, ¿qué cua- lidades presenta?, ¿qué tipo de racionalidad construye?; éstas son algunas de las interrogantes que presenta el estu- dio de la sociedad. Si Aristóteles configura el problema desde la filosofía preguntándose ¿qué es el ser?, la sociolo- gía reconstruye la pregunta bajo la siguiente formulación: ¿qué es la sociedad? La pregunta hecha por Aristóteles, desde la filosofía, propone una respuesta y definición social del ser, donde no cabe la paradoja entre nomos y physis. La naturaleza humana y el orden jurídico-social, creado por el hombre, deben ser coincidentes. Su principio de explicación confi- gura una teoría del movimiento social hacia la total realización de las facultades de los seres humanos. Facul- tades que no pueden abstraer la naturaleza social del hombre en tanto que su realización consiste en desarrollar sus propias potencialidades. La polis, principio, causa pri- mera y causa final, es el movimiento propio que realiza la especie social humana para su conservación. 1.5 Si, pues, de las cosas que hacemos hay algún fin que que- ramos por sí mismo, y las demás cosas por causa de él, y lo que elegimos no está determinado por otra cosa —pues así el proceso seguiría hasta el infinito, de suerte que el deseo sería vacío y vano—, es evidente que este fin será lo bueno y lo mejor. ¿No es verdad, entonces, que el co- nocimiento de este bien tendrá un gran peso en nuestra vida, y que aquellos que apuntan a un blanco alcanzaría- mos mejor el que debemos alcanzar? Si es así, debemos intentar determinar, esquemáticamente al menos, cuál es este bien y a cuál de las ciencias o facultades pertenece. Parecería que ha de ser la suprema y directiva en grado sumo. Ésta es, manifiestamente la política. En efecto, ella es la que regula qué ciencias son necesarias en las ciuda- des y cuáles ha de aprender cada uno y hasta qué extremo. Vemos, además, que las facultades más estimadas le están subordinadas, como la estrategia, la economía, la retóri- ca. Y puesto que la política se sirve de las demás ciencias y prescribe, además, qué se debe hacer y qué se debe evitar, el fin de ella incluirá los fines de las demás cien- cias, de modo que constituirá el bien del hombre. Pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciu- dad, es evidente que es mucho más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para las ciudades. (Aristóteles 1985: 130-131) No se trata de incorporar a Aristóteles entre los “pa- dres” fundadores de la sociología como ciencia. Pero sí de exponer su pensamiento en cuanto propone la unidad de existencia entre fin social de las acciones humanas y natu- raleza biológica de la especie. Si la polis es, en Aristóteles, el fin sobre el cual se pueden explicitar la vida y las accio- nes de los sujetos como especie, la política es la ciencia específica que determina los comportamientos derivados 16 de dicho fin, soun politicon. Nomos y physis realizan bajo los principios de causación y movimiento todas y cada una de las propuestas que la sociología, en el siglo XIX, hace para analizar las acciones sociales. Análisis que pueden caer bajo las categorías, hoy diferenciadas, de comunidad, sociedad o sistema social. Esta circunstancia es reseñada con claridad desde la biología actual que recupera el pen- sar de Aristóteles en su dimensión autopoiética. Los seres humanos somos seres sociales: vivimos nuestro ser cotidiano en continua imbricación con el de otros. Esto es general, lo admitimos sin reservas. Al mismo tiempo los seres humanos somos individuos: vivimos nuestro ser co- tidiano como un continuo devenir de experiencias individuales intransferibles. Ser social y ser individual pa- recen condiciones contradictorias de existencia. De hecho, una buena parte de la historia política, económica y cul- tural de la humanidad, particularmente durante los últimos doscientos años en Occidente, tiene que ver con este di- lema. Así, distintas teorías políticas y económicas, fundadas en diferentes ideologías de lo humano, enfatizan un as- pecto u otro de esta dualidad, ya sea reclamando una subordinación de los intereses individuales a los intereses sociales, o al revés, enajenando al ser humano de la uni- dad de su experiencia cotidiana. (Maturana 1996: 3) Partimos de esta presentación para reinterpretar las propues- tas iniciales que han dado lugar a las definiciones “clásicas” de sociología en tanto ciencia estratégica de lo social. En este sentido, se puede afirmar que sus definiciones han quedado condicionadas por la dualidad nomos-physis enun- ciada con anterioridad. Dualidad que cobra una importancia decisiva a la hora de explicitar los criterios de método y las proposiciones teóricas que para el estudio de la realidad so- cial se han presentado. Realidad social que, hay que aclarar, es distinta del enunciado realidad sociológica. 17 Auguste Comte, Herbert Spencer, Emile Durkheim, Pitirim Aleksandrovich Sorokin, George Simmel, Theodor W. Adorno, Max Weber, C. Wright Mills o Talcott Parsons están sometidos a esta presentación dual de la condición del ser en su dimensión biológica: individuo-sociedad. Todas su propuestas de definición tienden a confluir y mostrar dicha circunstancia. ¿Cómo explicar las acciones sociales? ¿Cómo se confi- guran los comportamientos colectivos de los sujetos? ¿Tienen fines éticos las acciones sociales? En definitiva: ¿qué debe estudiar la sociología?, ¿qué respuestas busca y qué preguntas formula? Todos los sociólogos señalados han presentado su es- quema desde dicha contradicción. En cada uno de ellos es posible contemplar la dualidad nomos-physis y su particu- lar manera de resolverla.! Para constatar la afirmación realizaré un pequeño análisis descriptivo de la propuesta de definición de sociología presente en Comte, Durkheim y Weber. Dicho análisis hace hincapié sólo en la forma de configurar la dualidad y en la formalización posterior que se hace de la sociología y la sociedad en tanto sujeto-obje- to específico de su estudio. Auguste Comte (1798-1853) pensó la sociología como culminación del pensamiento racional y del desarrollo complejo de un orden científico, donde las ciencias socia- les y la sociología en particular era el resultado lógico del devenir del pensamiento positivo. La razón positiva pasó a ser efecto del proceso de secularización del pensar del hombre, toda vez que se eliminaban las visiones teológicas y metafísicas que impedían su desenvolvimiento. Su pro- puesta de división de las ciencias según sea el grado de 1. Excluyo conscientemente a Karl Marx, aunque no así su planteamiento de método; sólo que Marx no entró en el debate de la definición misma de la sociología como ciencia social. Marx hizo sociología. 18 abstracción y complejidad teórica presenta un esquema particular de desarrollo de éstas. Desarrollo que va desde la astronomía, la física, la química, la biología y por últi- mo la física social. Física social que será rebautizada como sociología. Esta evolución en el devenir de las ciencias reproduce, según Comte, la marcha que señala la relación existente entre el hombre y la naturaleza. La complejidad que presenta el estudio de las formas so- ciales, así como los órdenes en ellas comprendidos, es lo que define el problema posterior de la sociología (física social). La división del proceso de secularización que determina el na- cimiento y vida de la sociedad partiendo de la concepción de los tres estados: teológico, metafísico y positivo, guarda relación con el desarrollo histórico de la civilización. Comte entiende el orden social positivo como el verdadero estado de libertad de los individuos. Estado que se alcanza cuando la sociedad puede ser tratada como objeto científico. Así, la sociología es la síntesis final de todo conocimiento: En el fondo sólo debe concebirse una sola ciencia, la cien- cia humana o más exactamente, social, que tiene como principio y a la vez como fin nuestra existencia en la que se fundan, naturalmente, el estudio racional del mundo exterior en el doble aspecto de elemento necesario y preámbulo fundamental, igualmente indispensable en cuanto a método y en cuanto doctrina. (Comte 1978: 26) Por esta razón, para Comte será: la comprensión de la autonomía relativa del ámbito del objeto de la “sociología” lo que supuso el paso decisivo para la constitución de la sociología como una ciencia relativamente autónoma. (Elias 1995: 52) Para Comte, la sociedad es considerada una realidad objetiva de análisis y de interés por la reflexión científica, 19 dado que facilita comprender la configuración y estructu- ra teórica no sólo de la sociedad sino de las propias ciencias sociales. Más allá de toda la presentación de la sociología comtiana, lo importante en nuestro análisis es rescatar la articulación que propone entre sociedad y sociología. Al considerar un orden positivo y proponer una racionalidad interna a dicho orden, producto del desarrollo de las rela- ciones industriales y la articulación del capitalismo, se ponen los cimientos para fundamentar la sociología como ciencia social que estudia la sociedad. Así, la dualidad nomos-physis en Comte es considerada parte de la unidad existente entre estática social y dinámi- ca social: orden y progreso. En primer lugar, orden. Orden cuya institución es ante- rior al individuo: el hombre no puede alterar lo que Dios quiere por naturaleza. En este contexto el contenido de la religión es la realiza- ción de la naturaleza del individuo. La religión es entendida por Comte como la forma común del pensamiento cientí- fico. En consecuencia, la religión cumple su función en cuanto que extiende a todos los individuos la conciencia del carácter natural del orden. (Bilbao 1982: 50-51) En segundo término, progreso. Progreso basado en la ra- zón misma del hecho industrial. La individualidad y la liber- tad como condición para el desarrollo material. En este contexto la aportación de Comte a la razón socio- lógica radica: en primer lugar, en una peculiar solución al problema de las relaciones entre libertad individual y or- den exterior. En la medida en que el orden social es racional en sí, la libertad es la posibilidad de ejercer aquello que es conforme a la razón |...] La oposición positivista entre democracia y organización social es un reflejo episódico de la concepción de la sociedad como naturaleza, cuyas 20 consecuencias él contribuye a explicitar y desarrollar para la teoría social. A partir de la tradición positivista la socio- logía define con precisión su objetivo: los mecanismos de subordinación del individuo a la organización social. En segundo lugar, la caracterización de la naturaleza del in- dividuo como objeto de la sociología en términos físico-biológicos. En este sentido la teoría social positiva se contrapone a todas aquellas teorías desarrolladas a par- tir de la concepción histórico-social de la naturaleza del individuo. (Bilbao 1982: 51) Emile Durkheim (1858-1917) seguirá el mismo camino en el análisis de la dualidad y el intento de configurar unas reglas del método sociológico. Sus fundamentos de la ac- ción sociológica cobrarán vida a partir de una concepción morfológica y fisiológica de la sociedad. La distinción en- tre Órgano-estructura y función recorre toda la sociología de Durkheim. Su análisis, a diferencia del de Comte, ex- presa una relación más directa con la medicina que con la física, cuestión que se hace explícita en tanto asume los principios de Claude Bernard, fisiólogo y fundador de la medicina contemporánea, como punto de partida para explicitar su concepción de la sociedad y de la sociología. La palabra función expresa la relación de corresponden- cia que existe entre esos movimientos vitales y algunas necesidades del organismo, sin prejuzgar nada sobre la cuestión de saber cómo se establece tal correspondencia, si resulta de una adaptación intencional y preconcebida o de un arreglo tardío. Las funciones son formas de hacer definidas que se repiten idénticas a sí mismas, en circuns- tancias dadas, puesto que están vinculadas a las condi- ciones generales y constantes de la vida social. Las relaciones que se establecen entre estas funciones no pue- den dejar de alcanzar el mismo grado de fijeza y regulari- dad. (Durkheim 1985: 57) 21 Así, Durkheim presenta los elementos básicos para de- finir el quehacer de la sociología desde la división del trabajo social presente en la sociedad industrial. La cate- goría de solidaridad permite a Durkheim señalar las pautas para hacer explícito el sentido y comprender la diversidad y el conjunto de hechos sociales posibles de estudio: soli- daridad mecánica y solidaridad orgánica. Su objetivo, al establecer la relación-función entre solida- ridad mecánica y solidaridad orgánica, es fundamentar la vida de la sociedad bajo la forma de estructuras-función depen- dientes de un todo. Funciones de lo social cuyo fin consiste en permitir y legitimar determinadas estructuras que garanti- zarán la superviviencia de la sociedad. El no cumplimiento o rechazo de los individuos a regirse por dichas funciones, pre- supone un estado anormal e impropio de la racionalidad que configura la vida de la sociedad. La desviación social, en el comportamiento de los individuos, grupos o clases sociales será conceptualizada como anomia social, que se presenta como el resultado de una falta de solidaridad orgánica: El conflicto social, como concurrencia violenta, son he- chos posibles dentro del sistema social siquiera se definan como hechos “anormales” en cuanto impiden o pertur- ban el pleno desarrollo de tal sistema según su tipo morfológico. (Moya 1990: 64) Igualmente, la división del trabajo no pone en relación individuos, sino fun- ciones sociales [...] La naturaleza del hombre es, en gran parte, ser un Órgano de la sociedad, y su acto propio, por consiguien- te, el de jugar su papel de órgano. (Durkheim 1985: 403) A partir de la pregunta ¿qué es una sociedad? Durkheim aclara y acota los límites que otorga a la explicación so- ciológica. Dicha proposición la hace explícita en su obra: 22 Las reglas del método sociológico. En ella, el método, en tanto que objetivo, se configura analógicamente en rela- ción con el método de las ciencias naturales. Ello debe ser así, dado que los hechos sociales son cosas y deben ser tratados como tales, es decir, como cosas sociales. Así: La sociología no es, pues, un anexo de ninguna otra cien- cia; es en sí misma una ciencia distinta y autónoma, y el sentimiento de lo que tiene de especial la realidad social llega a ser tan necesaria al sociólogo, que solamente una cultura especialmente sociológica puede prepararlo para la inteligencia de los hechos sociales. (Durkheim 1976: 110) En esta lógica Durkheim concluirá: la explicación sociológica consiste exclusivamente en es- tablecer las relaciones de causalidad, ya sea que se trate de relacionar un fenómeno con su causa o, por el contra- rio, una causa con sus efectos útiles. Puesto que, por otra parte, los fenómenos sociales evidentemente escapan a la acción del operador. (Durkheim 1976: 99) En definitiva, para Durkheim, un método neutral- valorativo es el principio sobre el cual se puede definir y construir la sociologia. Es más: la sociología entendida de esta manera no será individua- lista, ni comunista, ni socialista, en el sentido que habi- tualmente se da a estas palabras. Por principio, ignorará a estas teorías, a las que no puede reconocer valor científi- co, ya que tienden directamente, no a expresar hechos, sino a reformarlos. Por lo menos si se interesa en ellos, es en la medida en que los percibe como hechos sociales que pueden ayudarla a comprender la realidad social, mani- festando las necesidades que están activas en la sociedad. (Durkheim 1976: 109) 23 Así, Durkheim presenta la sociología como un esfuerzo de sistematización explicativa de la vida que presenta la sociedad en cuanto organismo social. La dualidad sociedad- individuo se resuelve por el tipo de acción que compromete a los sujetos a realizar su actividad en beneficio del todo y como parte de la sociedad cuya existencia ontológica implica determinar su rea- lidad y su movimiento en medio de las estructuras que dan lugar a la solidaridad orgánica y mecánica. El resultado final es el surgimiento del estructural-funcionalismo como método de análisis para el estudio de la sociedad y de los hechos sociales. Así, para Durkheim, la dualidad expresada en términos de nomos y physis adquiere una dimensión específica al referir el estudio de la realidad social como parte de una nueva naturaleza del individuo: Cuando decimos que la vida social es natural, no es que encontremos su fuente en la naturaleza del individuo; es que aquélla deriva directamente del ser colectivo, que es, por sí mismo, una naturaleza sui generis. Descartando al individuo, no queda más que la sociedad; es en la natura- leza de la misma sociedad donde hay que explicar la vida social. (Durkheim 1976: 84) Como señala Carlos Moya: El supuesto de este naturalismo biologizante es la duali- dad “sujeto-objeto”, radicalizada hasta adquirir una clara connotación ontológica; individuo y sociedad resultan naturalezas diversas. Gracias a ello es posible distinguir radicalmente la sociología de la psicología, eliminando a ésta como posible fuente de explicación. Así Durkheim se separa definitivamente del organicismo psicologizante de Comte y Spencer. (Moya 1990: 59) Max Weber (1864-1920) ha sido quizá el sociólogo que más influencia ha ejercido sobre el conjunto de las cien- 24 cias sociales del siglo XX y cuya propuesta teórica se con- figura como fundamento de la sociología comprensiva y la teoría de la acción social. Su polémica con Durkheim, mediatizada por la crítica a George Simmel en Sociología: estudios sobre las formas de socialización, busca diferen- ciar la categoría de acción, de acción social. Weber inicia así una etapa nueva en la definición y alcance de la socio- logía como ciencia comprensiva de la acción social. En su respuesta a la construcción durkheimiana de hecho social contrapone una diferencia entre acción y acción social. Diferencia caracterizada por el sentido y orientación que los sujetos enlazan en la dinámica de la acción. Es el sen- tido de dicha acción el factor que distancia la interpretación en cada caso. Tal y como Weber indica: Toda interpretación persigue la evidencia. Pero ninguna inter- pretación de sentido, por evidente que sea, puede pretender, en méritos de ese carácter de evidencia, ser también la inter- pretación causal válida. En sí no es otra cosa que una hipótesis causal particularmente evidente. (Weber 1977: 9) Este punto de inflexión permite a Max Weber señalar qué debe entenderse por sociología: “una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa ma- nera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos” (Weber 1977: 5). Si se trata de entender la acción social para, con posterioridad, interpretarla y explicarla causalmente, la distancia que separa el concepto de acción de acción social cobra toda su importancia a la hora de distanciarse del plan- teamiento estructural-funcionalista de la sociedad y por ende de la sociología. De esta manera: Por acción debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir O permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen en ella un sentido subjetivo. La acción social, por 25 tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orien- tándose por ésta en su desarrollo.? (Weber 1977: 6) A la noción estructural-funcional de la sociedad pre- sentada por Durkheim: organismo y función (morfología, fisiología-solidaridad orgánica, mecánica) Weber contrapo- ne una sociedad nacida como una mera probabilidad de sentido y constitutiva de acciones sociales. La permanencia y vida de una sociedad estará, pues, determinada por la capa- cidad de dotar las acciones sociales de legitimidad, racionalizando las conductas de los sujetos por la vía de una acción social más global y específica a la vez. De esta con- ducta plural nace y se define el contenido, definición y alcance de la relación social, que va más allá de la distinción entre tipos de dominación —tradicional, carismático y racional de acuerdo con valores o fines— quizás la parte más conocida de la teoría weberiana de la acción social. Así: Por “relación” social debe entenderse una conducta plu- ral —de varios— que, por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable; siendo indiferente, por ahora, aquello en que la probabilidad descansa.? (Weber 1977: 21) En este sentido, Weber señala en su ejemplo de los ciclistas: “No toda clase de contacto entre los hombres tiene un carácter social; sino sólo una acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. Un choque de dos ciclistas es un simple suceso de igual carácter que un fenómeno natural. En cambio, aparecería ya una acción social en el intento de evitar el encuentro, o bien la riña o consideraciones amistosas subsiguientes al encontronazo.” (Weber 1977: 19) Las cursivas son del autor. 26 Weber busca dar validez a un orden social más que es- tablecer los criterios de su vigencia. Es la dualidad —lega- lidad-legitimidad— lo que está presente en su pensamiento. La expresión más clara de este sentimiento de validez de un orden lo explicita cuando señala que: Un “estado” deja pues de existir sociológicamente cuando desaparece la probabilidad de que ocurran determinadas acciones sociales con sentido. Esta probabilidad lo mismo puede ser muy grande que reducida casi hasta el límite. En el mismo sentido y medida en que subsistió o subsiste de hecho esa probabilidad (según estimación), subsistió o sub- siste la relación social en cuestión. No cabe unir un sentido más claro a la afirmación de que un determinado “estado” todavía existe o ha dejado de existir.* (Weber 1977: 22) Establecidas las diferencias entre las categorías de ac- ción, acción social y relación social, y propuesta una socio- logía comprensiva que interpreta y explica causalmente en su desarrollo el sentido que los sujetos enlazan en di- cha acción social, Weber profundiza las distancias que separan una relación social de comunidad de una relación social de sociedad, cerrando con ello su propuesta teórica de sociología. Llamamos comunidad a una relación social cuando en la medida en que la actitud en la acción social —en el caso particular, por término medio o en el tipo puro— se inspi- ra en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de constituir un todo. Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social se inspira en. una compensación de intereses por motivos racionales (de 4 Las cursivas son del autor. 27 fines o de valores) o también en una unión de intereses con igual motivación. La sociedad, de un modo típico, puede especialmente descansar (pero no únicamente) en un acuer- do o pacto racional, por declaración recíproca. Entonces la acción, cuando es racional, está orientada a) racionalmente con arreglo a valores: en méritos de la creencia en la propia vinculación; b) racionalmente con arreglo a fines: por ex- : pectativa de la lealtad de la otra parte.? (Weber 1977: 33) Sin embargo y a pesar de las diferencias que sepárarra Weber * de sus contemporáneos y de los fundadores de la sociolo- gía, el punto común que los une está definido por la existencia de una teoría de la acción social. Es la preminencia de la voluntad, independientemente de su configuración como interés, decisión, deseo o acción racional, lo que per- mite establecer la unión entre la sociología del siglo XIX y la desarrollada entre guerras y postsegunda guerra mundial.* El cuestionamiento dé la teoría de la acción social, en torno a la cual giró la construcción social de la realidad y de la sociología, iniciará a partir de la década de los años setenta. Su máximo exponente es Niklas Luhmanmn. DE LA TEORÍA DE LA ACCIÓN A LA TEORÍA DE SISTEMAS Si bien podría hablarse de una unidad en el quehacer de la sociología como ciencia que estudia la vida de y en socie- dad, un nuevo fenómeno, propio del desarrollo de la teoría de sistemas vinculado a la cibernética y la informática, mn Las cursivas son del autor. Para una explicación y conocimiento global de la teoría de la acción social, puede consultarse la reciente obra de Luckmann, Thomas. 1996. Teoría de la acción social. Barcelona: Paidós. 28 será el nuevo punto de partida para redefinir la sociología y la teoría de la acción social racional weberiana. La obra de Ludwig von Bertalanffy, Teoría general de los sistemas, publicida en 1968, será la fuente básica de la cual se nu- trirá la nueva sociología en su formulación sistémica. Sin embargo, la transición en la sociología, de ser una ciencia que estudia la sociedad a una ciencia que estudia el orden sistémico, pasó primero por una sistematización de la propia teoría de la acción social. Dicha sistematiza- ción corresponde a Talcott Parsons. La propuesta teórica de Talcott Parsons contiene ya una clara alusión a un tipo de acción social configurada como sistema; sin embargo, su razón es aún propositiva de una sociología cuyo eje es el análisis de la voluntad, es decir, de las acciones humanas. Como él mismo señala: El tema empírico del presente estudio es el de la acción humana en sociedad [...] Es un hecho, cualquiera sea su interpretación, que los hombres asignan motivos subjeti- vos a sus acciones. Si se les pregunta por qué hacen una determinada cosa, contestarán refiriéndose a un “motivo”. Es un hecho que manifiestan los sentimientos, ideas, mo- tivos subjetivos asociados a sus acciones por medio de símbolos lingúísticos [...] Estos hechos y otros parecidos son los que suscitan los problemas metodológicos centra- les peculiares a las ciencias relativas a la acción humana. Hay un “aspecto subjetivo” de la acción humana. Se ma- nifiesta por medio de signos lingúísticos a los que se asigna un significado. Este aspecto subjetivo implica las razones que nosotros mismos damos para actuar como lo hace- mos. Ninguna ciencia relativa a la acción humana puede, en caso de trascender un nivel superficial, soslayar los pro- blemas metodológicos de la relevancia de hechos de este orden con respecto a la explicación científica de los otros hechos de la acción humana. Este estudio se referirá in- tensamente a ellos. (Parsons 1968: 61-62) 29 Lo novedoso de Parsons es su referencia inmediata a la existencia de un análisis teórico y empírico de la acción so- cial, bajo la configuración de un orden lógico constituido por el sistema de la acción social. Así, la sociedad resulta ser un sistema social donde la acción puede ser referida y estudiada ordenadamente bajo: “un concepto vital para toda ciencia [...] El concepto de sistema” (Parsons 1968: 67). Concepto que “en sustancia, no es más que la aplicación del criterio de la integración lógica de proposiciones generales”. (Parsons 1961: 32) Las partes son al todo y por ello se puede inferir un sistema social de la acción. Sistema que representa la “Gran teoría” donde a la sociología le cabe el lugar privilegiado de analizar la estructura de la acción social. El estudio de las partes o unidades de los sistemas de acción es naturalmente clasificable en dos grupos: el de la defini- ción y clasificación de las unidades elementales y el de la determinación de las relaciones relevantes de las unidades en los sistemas. El último puede, a los efectos presentes, de- nominarse de las relaciones estructurales. El esquema fundamental del presente estudio puede, pues, considerarse un análisis del aspecto estructural de los sistemas de acción; en cierto sentido, su anatomía. (Parsons 1968: 76) Parsons, con su primogénita definición de sistema social, favorece el entramado que, con posterioridad, se hará para reubicar el quehacer científico de la sociología. Su propuesta de ser la sociología una ciencia que estudia la estructura y funciones de la acción en el sistema social, configura una nueva práctica sociológica. Ya se busca y se plantea reali- zar el análisis del sistema social; así, la sociedad deja de ser ese sujeto protagonista y autoconsciente, su espacio es aho- ra ocupado por el sistema social. La sociología se transforma y con ello también su propia definición. Sin embargo, los puntos de convergencia entre la no- ción de sistema y sociedad serán aún visibles. El sistema 30 de Parsons no hacía más que referencia a una estructura- función de la acción social. Al mantener la noción sistémica en el interior de una acción social volitiva y vitalista el en- cuadre no se había roto. Eran los individuos, partes del todo, quienes determinaban con su existencia la acción social sistémica. Parsons fue, en ese sentido continuador de la lí- nea tradicional de la sociología. Su propuesta no rompe la visión causal propositiva de Weber para interpretar y com- prender el sentido y motivo de la acción social. Así, será esta relación de causación, como método de análisis de la sociología, la que sufrirá la crítica, derivando hacia una nueva concepción de la sociología y del sistema social. Niklas Luhmanmn será quien desarrolle con mayor vehemen- cia dicha posición teórica y de método. Invertirá el concepto de estructura-función para proponer una función de estructu- ras cuya lógica simbólica se traduce en la propuesta de una teoría comunicativa de la acción. Teoría comunicativa de la acción que tiene como finalidad reducir la complejidad y replantearse el concepto mismo de racionalidad causativa. Esto puede hacerse más claro en ciertos ejemplos impor- tantes: hay diversos problemas sustitutivos para la complejidad: en la dimensión temporal, sobre todo el pro- blema de la existencia, en la dimensión fáctica, el problema de la escasez, en la dimensión social el problema del di- senso.” (Luhmann 1984: 122) Así, su crítica implica ya un cuestionamiento del que- hacer de la sociología: Véase Luhmann, Niklas. Fin y racionalidad en los sistemas: Sobre la función de los fines en los sistemas sociales (1984). Funda- mentalmente su introducción y los capítulos 11 y IV. Igualmente consúltese sus obras publicadas en castellano por la Universidad Iberoamericana de México: Sistemas sociales (1991), Sociología del riesgo (1992), Teoría de la sociedad (1993), Poder (1996) y Confianza (1996). 31 La sociología tendrá que redefinir la racionalidad de ac- ción como racionalidad de sistema y referirla a su concepto de sistema. En consecuencia, regiría como racional todo experimentar constitutivo de sentido y todo hacer en tanto contribuya a la solución de problemas de sistema y, de tal modo, al mantenimiento de estructuras reductivas en un mundo extremadamente complejo. (Luhmann 1973a: 122) Así, el sistema de acción social, estructura-función, se rechaza por partir de un sentido explicativo de carácter ontológico y por señalar como principio de explicación la necesaria existencia de sujetos y actores, cuyos fines no pueden ser eliminados para el desarrollo y construcción posterior del sistema social. La idea básica común de todas estas especulaciones era Una vez propuesta su definición para una nueva socio- logía sistémica, puede arremeter definitivamente contra la teoría de la acción social estructural-funcionalista. la de que a las teorías funcionales de las ciencias causales no les resultaba posible establecer relaciones invariables entre determinadas causas y efectos, porque no lograban Para Parsons los sistemas son sistemas de acción, cuyos actos dependen unos de otros y en esa dependencia son relativamente invariables respecto al medio, es decir rela- tivamente independientes de los cambios del medio. Todo efecto que contribuya al mantenimiento de tal sistema tiene a través de ello una función. En consecuencia una función es caracterizada como una clase especial de efec- to. Cuando se comprende que formulaciones como “contribución al mantenimiento de un sistema”, “solución de problemas de sistema”, “fomento de integración o adap- tación de un sistema” aluden a simples relaciones causales, que en el fondo deben tomarse como afir- maciones del tipo “A influye a B”, surgen muchas interrogantes. Tal descubrimiento llama la atención so- bre las reglas metódicas usuales de la ciencia cause ' sobre el fin de predecir y explicar datos empíricos a tra- vés del establecimiento de relaciones invariables entre determinadas causas y determinados efectos y sobre las técnicas teóricas y experimentales necesarias para ello. Esta estricta metodología de la ciencia causal implica la capacidad de veracidad de los juicios causales. Sin ella las declaraciones causales sobre relaciones entre causas y efectos carecen de toda relevancia científica. (Luhmann 1973b: 12) 32 excluir otras posibilidades. Los efectos funcionales acti- van la existencia de un sistema no en el sentido de la seguridad ontológica de persistir, es decir, no de manera que la verificación del “ser y no no ser” pueda realizarse con seguridad. La exclusión del no ser y de las otras posi- bilidades es el principio de toda explicación causal que permanezca dentro del marco de las suposiciones espe- culativas ontológicas. (Luhmann 1973b: 18) Lenta y gradualmente se está cuestionando la formula- ción de una sociología de la acción social cuya dinámica se configura a partir de la intersubjetividad de las relacio- nes sociales y la voluntad existencial de los individuos que dan vida a la sociedad. Se busca simplificar el grado de complejidad que supone comprender y explicar una ac- ción social cuyo sentido culmina en fines de existencia y en condiciones sociales de transformación de estructuras y por ello de funciones. Una de las críticas más lúcidas al planteamiento de Luhmann proviene de Humberto Maturana, biólogo chileno quien señala: Esta discrepancia con Luhmann no es trivial [...] Cierta- mente se puede hacer lo que Luhmann hace al distinguir un sistema cerrado definiblemente autopoiético en el es- pacio de las comunicaciones que él llama sistema social. 33 Lo que yo me pregunto es si la noción de lo social como ésta surge en el ámbito de lo cotidiano y se aplica adecua- damente a ese sistema: es decir, me pregunto si el sistema que Luhmann distingue como sistema social genera los fenómenos y experiencias que en la vida cotidiana con- notamos al hablar de lo social. Yo pienso que no, que no lo hace, y pienso, por lo tanto, que la noción de lo social está mal aplicada al tipo de sistemas que Luhmann llama “sistemas sociales” [...] Lo social no pertenece a la socio- logía, pertenece a la vida cotidiana, y la sociología sólo hace sentido como intento explicativo de la vida cotidia- na, si no, es sólo literatura. Todo lo que Luhmann parece querer explicar con su teoría de los sistemas sociales se- parando lo humano y dejándolo como parte del entorno, y mucho más que él no puede explicar, como el origen del lenguaje, como el origen de lo humano, se puede ex- plicar sin ese argumento. (Torres 1996: XXVI-XXVII) Negar la existencia como un fin problemático en la confi- guración de uno o varios sistemas sociales es articular, como ya señalamos, un proceso de redefinición de las ciencias sociales y la sociología a partir del principio de pervivencia del sistema de forma autónoma e independientemente del tipo de acción y relación social que realizan quienes vi- ven en su entorno. El funcionalismo de la ciencia causal imperante define la función como la efectivización de la existencia o de las condiciones individuales de la existencia de un sistema de acción. De ahí que con frecuencia los efectos funcio- nales sean referidos expresamente a la supervivencia de un sistema de acción. Sin embargo, un examen detallado de esta fórmula ha puesto de manifiesto considerables di- ficultades. Dicha fórmula procede de la biología, que relaciona los efectos funcionales de los órganos con la superviviencia de un organismo vivo o con una especie 34 de organismo. Sin embargo, en el concepto de organismo vivo la biología posee un sistema de referencia empírico unívoco del que carecen las ciencias sociales |...] En cam- bio un orden social puede sufrir profundos cambios estructurales sin abandonar su identidad y su existencia continua [...] Con esto está íntimamente relacionado el hecho de que en las ciencias sociales no se plantea en forma claramente determinada el problema empírico de la muerte, mientras en la biología ese problema sirve como criterio respecto a la perpetuación. De esta manera, en las ciencias sociales el problema de la perpetuación de un sistema se desvanece en lo indeterminado. (Luhmann 1973b: 29) Más allá de los problemas que conlleva aceptar una propuesta como la desarrollada por Luhmann, la sociolo- gía institucional ha pasado de ser una ciencia que estudia la sociedad y las acciones de los individuos en su intersubjetividad a convertirse en una ciencia cuya fun- ción queda reducida a explicar la organización del sistema social. Organización autorregulada que permite eliminar del campo de estudio la contradicción entre naturaleza y orden social. Si como señalamos al comienzo de este análisis, la con- tradicción entre nomos y physis, dualidad presente en todo el quehacer del hombre, definía el sentido y otorgaba fines ético- morales a las acciones sociales para reproducir su naturaleza; hoy, negada la contradicción entre naturaleza y convención, rota la relación de causación entre socie- dad y naturaleza social del hombre, la sociología se convierte en una ciencia para y de operadores sistémicos. Operadores que dan cuenta de una acción comunicativa donde la existencia y vida de los sujetos es desplazada por la existencia y vida del sistema social. En esta dinámica resulta revolucionario, en la configu- ración de una crítica sociológica a la argumentación de la 35 teoría sistémica —función-estructura—, rescatar el pensa- miento Aristotélico, del cual surge toda la tradición crítica del pensar ético-político en nuestra civilización y razón cultural de Occidente. RESUMEN Comte pensó la sociología como la ciencia nacida para el estudio del estado positivo. El principio de secularización total del individuo y con ello la superación de los estados metafísico y teológico. Dinámica y estática social. Spencer desarrolló su conceptualización desde la función orgánica de los individuos en un orden. Durkheim buscó interpretar la acción social desde la división del trabajo social: solida- ridad orgánica y mecánica. Weber nos llamó la atención hacia una sociología comprensiva de la acción social: co- nexión de sentido y racionalidad de acuerdo con fines. Adorno y la llamada sociología crítica presentan una so- ciología reflexiva, consciente, histórica y fundada en los postulados de la dialéctica marxista. Hoy, Niklas Luhmann nos propone una sociología como ciencia social del sistema, abandonando la propuesta de acción social y sustituyendo su estudio por la descripción y el análisis del sistema autorreferencial. 36 BIBLIOGRAFÍA Adorno, Theodore W. 1996. Introducción a la sociología. Barcelona: GEDISA. y Horkheimer. 1979. Sociológica. Madrid: Taurus. Arendt, Hannah. 1996. La condición humana. Barcelona: Paidós. Aristóteles. 1985. Ética Nicomáquea. Madrid: Gredos. Bauman, Zygmunt. 1998. Modernidad y holocausto. Ma- drid: Sequitur. Bertalanffy, Ludwig von. 1968. Teoría general de los siste- mas. Fundamentos, desarrollos, aplicaciones. México: FCE. Bilbao, Andrés. 1982. “Introducción”. 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Barcelona: Anthropos, México: Universidad Iberoamericana- TESO: Weber, Max. 1977. Economía y sociedad. México: FCE. Wright Mills, Charles. 1978. La imaginación sociológica. México: FCE. 39 La sociología: del estudio de la realidad social al análisis de sistemas, de Marcos Roit- man Rosenmann, terminó de formarse e im- primirse en la ciudad de México, durante el mes de diciembre de 1998, en los talleres de Signum Editores, S.A. de C.V., Calzada del Hueso 140, Col. Exhacienda de Coapa. Se tiraron mil ejemplares sobre papel bond de 90 grs. y en su composición se utilizaron ti- pos Optima de 12, 10, 9 y 8 puntos. La co- rrección de estilo estuvo a cargo de Clara Elizabeth Castillo Álvarez; la lectura de prue- bas de Juana Xóchitl Escamilla Barranco.
De La Belleza Que La Apariencia de Utilidad Confiere a La Personalidad y Los Actos de Los Hombres y en Qué Medida La Percepción de Esta Belleza Puede Ser Considerada Como Uno de Los Principios Fundamentales de La