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Relleno Sanitario Doña Juana

Bogotá, Colombia

El relleno sanitario Doña Juana está ubicado sobre la Av. Boyacá (Vía al Llano) en la vereda
mochuelo bajo, fue inaugurado el 1 de noviembre de 1988, cuenta con 13 zonas específicas
para el tratamiento de basuras, entre las cuales se destacan las que están clausuradas y
empradizadas1, la planta de tratamiento de lixiviados, la zona de emergencia, la de residuos
hospitalarios, la de biosolidos, entre otras.

El 27 de septiembre de 1997 el Relleno sanitario Doña Juana tuvo una explosión de basura
por la acumulación de gases y lixiviados en la zona de II. Esta explosión tapono el cauce
del rio Tunjuelito con aproximadamente 500.000 toneladas de basura, se reportó una
desacomodación de 3.000.000 de toneladas de basura dentro del relleno, fue declarada
emergencia sanitaria en la ciudad de Bogotá.

La basura de la Zona II del relleno arrastró con árboles, piedras, una retroexcavadora que
se encontraba parqueada cerca de la zona de descargue. En ese momento, una decena
de trabajadores y dos carros del consorcio de Aseo Capital estaban sobre la plataforma.
Por fortuna, no lograron ser alcanzados por los escombros. “Cuando comenzó a caer la
basura, salió un líquido oscuro, como agua sucia. No sé qué era, pero ayudaba a que los
desechos bajaran más rápido”, dijo entonces Juan Aguirre, habitante del barrio
Monteblanco (Usme).

El derrumbe representaba la mitad de la cantidad de desechos que se producían en un año


en Bogotá. De acuerdo con la denuncia que interpusieron 1.472 personas en contra del
Distrito y el operador Proactiva, quedaron expuestos al aire libre toda clase de residuos
tóxicos: orgánicos, como tejidos de piel, sangre y órganos; químicos (material radioactivo y
medicamentos), e industriales provenientes de curtiembres, como plomo o mercurio.

Los afectados denunciaron enfermedades respiratorias, gastrointestinales, dolores


abdominales y de cabeza, afectación en los bronquios, así como sangrado por boca y nariz.
El médico Francisco Martínez, quien entonces trabajaba en el hospital de Usme, dijo dentro
del proceso que por este tipo de dolencias se disparó la atención de pacientes, debido a
que cada galeno recibía a diario entre 35 y 40 personas de todas las edades y todos los
géneros. La Secretaría de Salud informó que entre el día de la emergencia y el 15 de
diciembre de ese año realizaron 24.324 consultas en 37 barrios de la zona de influencia.

Los habitantes de la zona impactada, que se manifestaron frente a Doña Juana, atribuyeron
estos problemas a las emanaciones de gas sulfhídrico, gas metano, amoniaco y vapores
de azufre, y a la presencia de plagas, que produjeron las basuras que permanecían a la
intemperie. “Esa noche no pude dormir por el olor; hicimos sahumerios para mitigarlo, pero
era insoportable. Después empezó a causar escozor en la garganta, hubo personas a
quienes les produjo náuseas y fuertes dolores de cabeza, constantes. Esa situación se
prolongó por seis meses. Aunque algunas noches aumentaba, ese olor era fastidioso, más
picante que el que se sentimos por primera vez”, dijo Enrique Cañón, vecino del sector.

El 18 de diciembre de 1997, el Distrito canceló el contrato con Prosantana –encargada de


administrar y operar el relleno–, al considerar que no cumplió con los diseños acordados en
la firma del convenio; permitió que se depositara más basura de la capacidad; aumentó el
tamaño de las celdas, y no homogeneizó los desechos. Entre tanto, se realizaron labores
de readecuación del terreno y la basura que reposaba sobre el cauce del Tunjuelo fue
empezada a subir de nuevo.
Aunque se han tomado decisiones para tratar de mejorar la operación, como la construcción
de una planta de aprovechamiento de biogás y una de tratamiento de lixiviados, la primera
no opera a toda marcha y la segunda quedó mal hecha. Para completar, con el crecimiento
de la ciudad aumentó la cantidad de desechos. Pero el desastre ambiental no acaba ahí:
los líquidos tóxicos que no se tratan, muchos van a parar al río Tunjuelo.

“De forma diaria se realiza una inspección general de las vías, tanto para el circuito de
entrada como de salida de los vehículos recolectores a los frentes de descargue”, explicó
Celis, quien agregó que, como medida de refuerzo, se realiza también un raspado diario
con una moto-niveladora, para quitar de los corredores residuos de arcilla o lodo que
pueden generar afectaciones en la operación.

En paralelo, los operarios del relleno realizan la identificación de puntos críticos en las vías
de acceso para hacer la intervención. “Se hace un mantenimiento de forma diaria mediante
la aplicación de materiales pétreos, como recebo o triturado, luego se hace la compactación
y nivelación de ese material, con el fin, de sin importar las precipitaciones que se registren
en el mes, las vías sean transitables para los vehículos” puntualizó Celis.

Para concluir la CAR estima que si Bogotá no reduce la cantidad de basura que produce,
la vida útil del relleno sanitario no irá sino hasta el 2022. Más allá de ese cálculo, los vecinos
de Usme y de Ciudad Bolívar, afectados por Doña Juana, quieren que se saque de la zona
por problemas ambientales y de salud pública.

El lío es que en Bogotá no hay suelo para un nuevo relleno; la única opción es conseguirlo
en Cundinamarca, pero eso depende de un acuerdo de Bogotá con los municipios. “Cerrar
el relleno en este momento, ante la inexistencia de otro relleno que pueda servir para
disponer allí la basura de los bogotanos, es un imposible”, dice Néstor Franco, director de
la CAR.

Bibliografía:

 Proactiva Doña Juana E.S.P. S.A. Raúl Castellanos Martínez. Manejo Técnico y
Operativo Relleno Sanitario Doña Juana.
 Diario el espectador.
 Diario El Tiempo
 Noticias RCN
 Informe de Evaluación, SCS ENGINEERS.
UNIVERSIDAD DE LA COSTA

TRABAJO DE RESIDUOS SOLIDOS


TEMA: RELLENO SANITARIO DOÑA JUANA

DOCENTE:
HERNAN CHACON CONTRERAS

PRESENTADO POR:
ANGIE HERRERA SERRANO

BARRANQUILLA, COLOMBIA. 21 DE FEBRERO 2019.

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