EL EXILIO DE HELENA

Camus analiza la tragedia del pensamiento moderno en una Europa en ruinas, en un

mundo por reconstruir, que empujó a la humanidad a la cima de la crueldad. Camus
acusa al positivismo dominante (la fe con decisión y total convencimiento, en el
progreso, a través de la razón y la ciencia), de haber quebrado los límites que,
paradójicamente, la razón impone. Resulta trágica la pérdida de la gracia y la belleza,
simbolizada por la figura mítica de Helena (en ella encontramos la hermosura de la
mujer y la fealdad de la guerra; el límite entre lo permitido y lo prohibido) figura que
sobrevuela el misterio del deseo y la desgracia; pero Camus no se limita a criticar
ciertos vicios del pensamiento moderno, sino que nos pone en el camino para
reconstruirlo sobre bases sólidas. La propuesta de recuperar la clara modestia o el
orgullo de nuestra ignorancia elemental, así como el equilibrio y la mesura de los
clásicos griegos (por oposición a la razón pasional de los modernos), dibuja el
movimiento, característico en Camus, que va de la lucidez en las tinieblas a una firme
voluntad de luz.
Critica ciertos vicios del pensamiento moderno, además que nos pone en la vía para
reconstruirlo sobre bases sólidas. La proposición de recuperar la lúcida modestia o el
orgullo de nuestra ignorancia elemental, así como el equilibrio y la mesura de los
clásicos griegos.