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Universidad de Chile

Facultad de Ciencias Sociales


Departamento de Antropología
Cátedra: Culturas Andinas
Profesores: Mauricio Uribe Rodríguez y Francisca Urrutia
Ayudantes: Francisco Díaz, Nicolás Díaz, Catalina Navarro.

Educación intercultural:
una mirada etnográfica a los procesos educativos de
la comunidad de Camiña

Integrantes:
José Aguayo
Isadora Castillo
Vicente Galaz
Carlos Urízar

Introducción
Camiña es una quebrada precordillerana ubicada al interior de la región de Tarapacá, en la cual se emplazan,
de norte a sur, las localidades de Apamilca, Yala-Yala, Chapiquilta, Camiña, Cuisama, Quistagama, Saiña,
Moquella, Chillayza y Francia; asentándose los caseríos a lo largo del río homónimo a la quebrada que
transita. Esta, junto a la quebrada de Nama, conforman los únicos espacios actualmente habitados de la
comuna de Camiña, perteneciente a la provincia del Tamarugal. De acuerdo a los datos recogidos por el
Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el censo del 2002, la población asentada en la comuna
corresponde a unos 1.275 habitantes, de los cuales el 75,1% adscribe a la etnia aymara, mientras que un
porcentaje reducido afirma pertenecer a la etnia quechua o a otras etnias.

Su paisaje conformado por terrazas y chakras divididas por los canales de hormigón que las alimentan, dan
cuenta del carácter rural de la comuna, siendo la agricultura la principal fuente de ingresos para sus
habitantes. Desde el alba podemos ver como las tierras son trabajadas intensamente tanto por hombres y
mujeres, quienes se dedican mayoritariamente a la plantación de ajo, maíz y zanahoria. Junto a los extensos
campos no es raro encontrar corrales con animales como llamos, alpacos, corderos y cabras; en general
cuidados para consumo personal o la venta de su carne a vecinos. Pudimos ver que estas labores son
realizadas netamente por adultos, puesto los padres prefieren priorizar la asistencia de sus hijos a la escuela,
de manera que no se ven niños y niñas en las calles hasta el término de la jornada. Esta situación cambia
durante los fines de semana, en que se puede ver a niños y niñas jugando en las chacras mientras sus padres
trabajan, o bien a los hijos e hijas más mayores ayudando en las diversas labores requeridas para el cuidado
de los cultivos y animales.

Con esto podemos ver que la escolaridad se ha vuelto en la actualidad una realidad y una necesidad dentro
de la comunidad de Camiña, de manera que los padres, según las palabras de varios de ellos, apuntan a que
sus hijos puedan ir a la ciudad y ser universitarios, otorgándoles la oportunidad de poder optar a otro tipo
de trabajo que no sea la agricultura. De acuerdo a las estimaciones de Fanny, esta es una tendencia que
comenzó a darse en los últimos veinte años. Esto se ve se ve reflejado en que los adultos mayores tienden
a no tener estudios o no haber llegado más allá de octavo básico, ya que para ellos educarse en la escuela
era poco relevante para el trabajo agrícola. En cambio, para los adultos es más común haber terminado
cuarto medio, de manera que se puede reconocer una tendencia en el tiempo a escolarizarse cada vez más.

Considerando lo expuesto, la pregunta que guiará esta trabajo remite a los saberes propios de la realidad de
los camiñanos en su subjetividad como agricultores y como aymaras, y como estos se conjugan con los
saberes aprendidos dentro del sistema escolar. De esta manera se busca poder caracterizar cómo se gesta el
carácter intercultural al que lleva apuntando el Estado desde 2006 bajo el alero del programa Orígenes, y
en este sentido, si logra alcanzar los objetivos que engloba el concepto de interculturalidad como puente
cultural.

Contextualización del sistema educativo en Chile

Para poder caracterizar el funcionamiento del sistema educativo en Camiña es necesario contextualizar
cómo se da, desde la política pública, la relación con las escuelas. El sistema educativo actual se caracteriza
por la privatización, que tiene que ver con cómo la educación funciona bajo los intereses del mercado y del
sector privado. En ese sentido la privatización se puede entender desde dos esferas, la privatización
endógena y la privatización exógena (Adriao y Guaranha, 2015). La privatización exógena hace referencia
a la privatización de aquellas funciones que históricamente corresponden a los Estados durante la política
del Estado Docente de los siglos XIX y XX. Dado ello, el Estado ya no es un garante del derecho a la
educación ni genera un mayor financiamiento. Tampoco fiscaliza mayormente los procesos que se viven
en las escuelas o genera un apoyo técnico para las comunidades educativas. La privatización endógena tiene
que ver con la privatización en la educación, donde por un lado se dan dinámicas de administración propias
del sector privado (gerencialismo), y por otro lado la escuela entendida como comunidad educativa pierde
el rol central dentro de este proceso. Por ejemplo, los directores ya no son profesores elegidos por la
comunidad, la participación de estudiantes y apoderados se ve cada vez más limitada, la figura de los
sostenedores adquiere mayor importancia y los profesores limitan su rol al que juegan dentro del aula,
perdiendo la capacidad de realizar investigación y distanciados cada vez más de su comunidad educativa.

En este contexto de privatización de la educación, el educador popular colombiano, Marco Raúl Mejía
habla de la educación en el siglo XXI como un espacio de disputa, donde si bien existe un paradigma neo
liberal bastante fuerte, los supuestos en torno a los que se basa el poder euroamericano comienzan a ser
cuestionados, como así también el sentido de la educación en función de un desarrollo capitalista global
(Mejía, 2016). El paradigma hegemónico que se busca desestabilizar, centra sus competencias en la
creación del homo faber, humanos que saben hacer para el desempeño laboral, desechando así todo tipo de
valoración en el espacio pedagógico que no sea cuantificable. Se da una gestión entorno a un control
administrativo (que muchas veces desconoce lo pedagógico), y el trabajo docente funciona con una
valoración entorno a pruebas estandarizadas, a incentivos económicos y competencia entre los mismos
profesores (Mejía, 2016)

En el caso particular de Camiña, es necesario contextualizar entorno a como se ha estructurado la educación


desde la variante de la presencia indígena y la diversidad de culturas. Tal como explica Sergio González
(2002), en América Latina se habla hasta los años setenta de "educación indígena" y, posteriormente, de
"educación bicultural y bilingüe", teniendo como destinatarios exclusivos a los pueblos indígenas. No
obstante, en los años noventa surge la necesidad de generar un programa educacional que comprenda no
solo a estas comunidades sino que a todos los miembros de la sociedad, imponiéndose la idea de una
“educación intercultural y bilingüe”. Esto al alero de los procesos reivindicativos que tuvo que desarrollar
el aparataje estatal productor de una fuerte carga histórica de hostigamiento, represión y discriminación
hacia los distintos pueblos indígenas que habitan en el territorio nacional, representado desde la práctica en
el uso tanto de la fuerza como de políticas culturales utilizadas para la deslegitimación de sus creencias y
formas de vida. Con esto se espera respetar más el pluralismo cultural de los países latinoamericanos y,
además, apunta a una nueva etapa de renovación con el nombre intercultural, dejando atrás todos los
problemas y etapas fallidas que pudiesen haber tenido el concepto de bicultural (Riedmann, 2008).

Este problema se busca subsanar a partir de la Ley Indígena y la creación de la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena (CONADI) en 1993. En año 2000 se comienza a implementar el Programa Multifase
de Desarrollo Integral de Comunidades Indiǵ enas o Programa Orígenes, el cual tiene como propósito
promover, inicialmente, el desarrollo integral de las identidades Atacameñas, Aymara y Mapuche en el área
rural, considerando el ámbito social, económico, cultural, ambiental y jurídico; para poder mejorar las
condiciones de vida de estas comunidades. Las etnias beneficiarias fueron seleccionadas en base a los
resultados del CENSO de 2002, en que estas se posicionan como mayoritarias. En el caso de Camiña, un
profesor de la escuela básica, Juan Tapia, menciona que para ese año desde la municipalidad se le pidió a
la comunidad declararse Aymara, bajo la amenaza de que si no los beneficios que gozaban y podrían gozar
serían eliminados. Esto tuvo como consecuencia la invisibilización de otras etnias, como quechuas y
chipayas.

El programa nace de un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y se ejecuta con la
participación de los Ministerios de Desarrollo Social (MDS), Salud (MINSAL) y Educación, además de la
CONADI, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y la Corporación Nacional Forestal (CONAF);
en conjunto con las Intendencias, gobiernos regionales y municipalidades correspondientes. Su naturaleza
es interseccional y apunta al fortalecimiento institucional, el desarrollo productivo, la salud y la educación.
En este último ámbito, la política que llevó a cabo el Estado fue la implementación del Programa de
Educación Intercultural Bilingüe (PEIB o EIB). Para ello se plantean como objetivos fortalecer la identidad
y autoestima de las niñas y niños indígenas, incorporar contenidos didácticos pertinentes a su realidad
cultural y lingüística, mejorar los aprendizajes de niñas y niños diversos cultural y lingüísticamente, y por
último, incorporar la enseñanza de la lengua materna y una segunda lengua (indígena y/o inglés)
(Montecinos, 2004). Con esto es posible identificar una intención de producir diálogo y entendimiento entre
diferentes culturas, pues contiene la idea de intercambio. Además evita la idea de confrontación de los
contenidos de aprendizajes.

Cuando hablamos de educación intercultural, esta puede ser definida desde dos perspectivas: la primera,
una educación dirigida a los pueblos indígenas: “una educación de la misma calidad –lo que no significa
homogénea- a la de los pueblos no indígenas. Supone la oferta de una educación cultural y lingüísticamente
pertinente. Y supone por último, una educación que fortalezca su identidad y despierte el orgullo de su
pertenencia a una cultura propia.” (Schmelkes, 2007:4). Por otra parte, se hace necesaria una educación
intercultural dirigida hacia la población no indígena “ […] que permita que la población general conozca
las características y los aportes culturales de las poblaciones indígenas; que aprendan a respetar a los otros
diferentes y reconozcan que estos tienen derecho a ser y crecer desde su diversidad.” (Schmelkes, 2007:6).
De esta manera, la gran innovación del concepto de interculturalidad radica en que genera un puente entre
dos culturas para que se genere un diálogo entre las mismas, partiendo desde las base de que estas son
familiares para ambas partes.

Referente a ello, podemos identificar que dentro de los problemas de la implementación del PEIB se
encuentra la conceptualización de la diversidad La primera vez que la ley fue redactada en el año 1993,
establece como su finalidad “preparar a los educandos indígenas para desenvolverse en forma adecuada
tanto en su sociedad de origen como en la sociedad global” (Ley N° 19.253, 1993). Esto refleja un trasfondo
más bicultural que intercultural, es decir, que existen dos culturas que deben aprender a desarrollarse, sin
embargo, esto no significa que haya interrelación, ya que se gesta desde la idea de la existencia de un
nosotros y unos otros. Posteriormente esta se reformula, planteando que se debe “contribuir a mejorar los
logros de aprendizaje a partir del fortalecimiento de la identidad étnica de las niñas y los niños de
establecimientos educacionales de educación básica ubicados en contextos de diversidad cultural y
lingüística” (Ministerio de Educación, 2005). Con esto vemos que un giro hacia la eficiencia, de manera
que nuevamente se pierde de foco la interculturalidad y se busca satisfacer las necesidades del sistema a
través de lo étnico.

A la fecha se puede encontrar en la página del Ministerio de Educación los Programas de Educación
Intercultural Bilingüe desde primero a tercero básico, en las lenguas Aymara, Mapudungun, Quechua y
Rapa Nui. Estos cuentan con dos ejes centrales que son Oralidad (tradición oral y comunicación oral) y
Comunicación Escrita. Sin embargo, es importante mencionar que, como plantea Antonio Chihuaicura,
“esta mirada de la educación es actual y surge como una necesidad de la sociedad posmoderna, ya que esta
busca liberarse de la hegemonía del sistema capitalista y las bases de una educación ‘moderna’, que tenía
como objetivo la homogeneización, basado exclusivamente en el conocimiento científico” (2014:25).
Como podemos ver, en Chile la Educación Intercultural ha tenido distintos procesos que, en síntesis, tienen
como objetivo casi fundamental el producir una oferta educacional específica y más pertinente para los
educandos indígenas, sin embargo, carece del componente que busca educar al respecto a la población no
indígena.

Experiencia etnográfica en Camiña

Educación informal

La educación informal es entendida como el proceso permanente, no intencional ni organizado


especialmente, de adquisición de conocimientos, hábitos y actitudes por medio de la experiencia adquirida
en el contacto con los demás (Maranales, 1996). En Camiña pudimos ver distintas instancias en las que se
daba esta educación informal, siendo relevantes tanto en el plano de la vida productiva, como entorno a las
historias del lugar. Por ejemplo, en el Machaq Mara del jardín Ingacoyo, de Chapiquilta, mientras comíamos
la Calapurca, una de las apoderadas nos comentaba cómo se cocinaba la moquna, que es quinoa molida,
como un pino, pero de quinoa, el cual no es fácil de preparar ya que requiere ciertas etapas muy específicas,
como que la cocción debe ser solamente a vapor y que la quinua se muela en piedra, ya que al hacerlo en
fierro se pierde mucho sabor. La apoderada comentaba que sus nietos aprenden a cocinar con ella y que son
bastante hábiles para preparar la moquna, la cual la colocan en empanadas, incluso, al ser, en este caso, el
proyecto educativo del jardín uno abierto a la comunidad, ella ha institucionalizado este saber informal al
colocar un horno de barro en el establecimiento y enseñarle a los otros niños algo que partía como un
compartir cotidianamente conocimientos con sus nietos.

En otra ocasión, fuimos invitados a almorzar donde la Señora Eva, una señora ya mayor que vive en el
camino entre Chapiquilta y Yala Yala, allí vimos cómo los niños, hijos de sus vecinos, pelaban papas con
las manos, con una habilidad que no esperábamos y que fue la causa de que pelaran muchas más papas que
nosotros, algo que uno normalmente no esperaría debido a su corta edad. Ellos aprendían aquella destreza
manual en la casa, con sus padres. Otra situación que también se pudo apreciar en este mismo contexto es
el relacionado cuando estos mismos niños fueron mandados a revisar si es que la comida ya estaba cocida,
en esto ella, la Sra. Eva, les demostraba y nombraba los puntos de cocción que debía tener, en este caso, la
guata de llamo para poder después comerla.

Un proceso parecido se da en la agricultura, ya que como nos señaló Marcelino, en la quebrada existen
muchos medieros y bolivianos, gente de afuera que llega a Camiña a dedicarse a la agricultura, y tienen que
aprender como es el trabajo de la tierra desde lo que puedan enseñar familiares o vecinos. Así es como, por
ejemplo, la Señora Luisa, originaria de Pozo Almonte, llega a Camiña debido a que su marido era originario
del sector, y el junto a sus hermanos le fueron enseñando el cómo tratar la tierra, y hoy en día se especializa
en el cultivo de choclo y zanahoria, conociéndolos ciclos de la tierra y sus periodos de descanso. En este
mismo sentido, también fue posible apreciar el caso de la Sra Luisa y su hija, quien la estaba acompañando
a la hora en la que se estaba alimentando a sus animales, en esta situación pudimos apreciar cómo es que
esta madre estaba con ella en todo momento cuando se realizaba esta práctica de esta misma forma, ella le
enseñaba cómo debía ser el trato con estos animales, a los cuales no se les recomendaba andar asustandolos
ya que estos se podían defender y tirar algun golpe que podían causarle heridas. Con esto, se identifica que
con los niños, si bien sus familias no esperan de ellos para que se dediquen a la agricultura, la tía Génova,
del jardín infantil de Camiña, nos comenta que de todas formas se manejan bastante bien en términos de la
agricultura, ya que, al estar sus padres trabajando en la chacra, los niños deben acompañarlos para no
quedarse solos en la casa.

Los bolivianos que llegan a Camiña también comienzan a internalizar en las dinámicas del pueblo, y no
sólo en un ámbito productivo, sino que tuvimos una conversación con Martín, quien nos comentaba sobre
los gentiles, que vivían bajo tierra y que vivían muchos en un molino abandonado, “pasando la casa del
peruano”, donde ardería fuego los 25 de junio recordando el momento en que los gentiles fueron quemados
por el sol. Los gentiles son de conocimiento de la mayoría del pueblo, de manera que varias personas, como
la tía Génova, nos advirtieron de tener respeto y de que, si íbamos donde los gentiles, nos aseguraremos de
haber comido antes, ya que con el estómago vacío te encuentras propenso a que se metan dentro de tu
estómago.

Sala Cuna y Jardín Infantil

La sala cuna “Semillita” de Camiña es un establecimiento municipal inaugurado por la JUNJI en el 2010,
el cual recibe pequeños desde los tres meses hasta los dos años, siendo el único que abarca este rango etario
en la comuna. Con una capacidad de veinticuatro alumnos y alumnas, actualmente posee una matrícula de
once infantes, siendo hijos mayoritariamente de campesinos, pero también de funcionarios municipales. Al
entrar por primera vez al lugar, se escuchaban caporales desde el exterior de la sala. Cynthia, la educadora
del establecimiento, nos explica que a los pequeños les encanta escuchar música andina y bailar. El
establecimiento no participa del Programa Orígenes y por ende no posee el “sello intercultural”, no obstante,
se denota el esfuerzo de las educadoras por generar un ambiente culturalmente cercano a los infantes.
Ninguna de ellas domina el aymara, pero conocen palabras básicas como el saludo, números y colores, por
lo que les enseñan lo que pueden dentro de sus capacidades.

La existencia de la sala cuna permite a los padres dejar a sus hijos desde temprano hasta que terminan su
jornada laboral en la chacra, excepto los viernes que cierran a hora de almuerzo. A pesar de que se podría
pensar que esto podría irrumpir las enseñanzas del campo, las educadoras afirman que los niños y niñas
poseen vastos conocimientos respecto al trabajo agrícola realizado por sus familias. Más aún, admiten que,
no siendo ellas de Camiña, a veces sus alumnos conocen más del tema que ellas, por lo que aprenden en
conjunto. De esta manera, nos muestran que ellas aprovechan de reforzar dichas enseñanzas dentro de la
sala de clases, e incluso podemos ver que sus juguetes emulan herramientas propias del campo, como
carretillas.
En el caso de los jardines infantiles, también municipales, a estos pueden acudir niños desde los dos hasta
los seis años de edad. En la comuna existen cuatro de estos establecimientos: “Caranguito” en Camiña,
“Vizcachitas” en Moquella, “Ingacoyo” en Chapiquilta y “Cebollitas” en Francia. Los primeros tres
pertenecen a JUNJI y al Programa Orígenes, siendo considerados como jardines étnicos. La comuna cuenta
con una sola educadora tradicional, Cypriana, oriunda de Colchane, quien primero trabajó dos años en
Camiña y, actualmente, se desempeña en el jardín de Chapiquilta. Esta posee sus propias planificaciones,
encargándose de enseñarles aymara a los niños y niñas, así como también costumbres de la zona, como la
textilería, y las festividades propias del mundo Aymara, como por ejemplo el Machaq Mara o el día de la
suerte. En términos del PEIB, el educador tradicional se define como un “maestro formado
profesionalmente como profesor y un miembro de la comunidad indígena que se desempeña como profesor
en la escuela” (Acuña, 2012:3). Así es como genera una dupla pedagógica con algún profesor del
establecimiento, en este caso la tía Silvana, para poder integrar los contenidos de la educación intercultural.

El apoyo de Cypriana es fundamental, ya que las educadoras admiten carecer de las competencias para la
ejecución del PEIB. En el caso de Fanny y Génova, encargadas del jardín “Caranguito”, ellas cuentan ser
oriundas de Camiña, incluso Génova nos contaba que su familia pertenecía a los fundadores de Camiña,
donde su ancestro, Luis Contreras Luza, fue de los primeros habitantes del pueblo. A pesar de esto ninguna
es aymara hablante, ni tampoco recuerdan que alguien en su familia haya hablado la lengua. Esta dificultad
implica que solo pueden enseñarle a sus alumnos y alumnas palabras básicas del idioma, que aprendieron
en su tiempo con Cypriana. Asimismo, nos relatan que no pudieron celebrar el Machaq Mara como tal, a
diferencia de los años anteriores, dado su desconocimiento de la ceremonia en sí. No obstante, lo celebraron
replicando el momento de la salida del sol y comiendo Calapurca. Por otro lado, al igual que en la sala cuna,
vemos un refuerzo a la agricultura en las actividades cotidianas del jardín, inclusive los infantes tienen su
propio huerto, el cual los permitió acceder a la Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales.

En relación al discurso que tienen los apoderados del jardín, nos cuentan que en general la idea de que los
niños se queden a trabajar en las chacras se ha ido perdiendo, ya que ni a los padres ni a los niños les llama
la atención aquel trabajo por todo el sacrificio que implica. Los niños mantienen una relación con las chacras
y la agricultura, incluso manejan ciertos elementos sobre el cuidado de las plantas que a las tías les parecía
desconocido, pero como nos decía la tía Fanny, “la familia se ha modernizado y opta por el estudio”. Con
respecto al idioma, los apoderados generalmente entienden el aymara, pero no saben hablarlo, lo que
también dificulta la enseñanza del idioma. Desde el lado de las tradiciones, las tías nos cuentan que también
han tenido dificultades para realizar ciertas actividades, tales como el mismo Machaq Mara, ya que hay
ciertos apoderados, pertenecientes a la iglesia pentecostal y adventista, que no les gusta que sus niños
participen de aquellas actividades por considerarlas paganas, a lo que Génova responde diciendo que “son
nuestras tradiciones… al final le están quitando la infancia a ellos los niños que son los que tienen el derecho
de conocer sus raíces”.

En el caso del jardín “Ingacoyo” se produce una situación similar. En el establecimiento tenían un pequeño
huerto con diversas plantas y sus nombres, además de en la pared un papelógrafo con los animales que se
crían en la puna y sus nombres en aymara. Al igual que las otras educadoras, Silvana, a cargo del jardín, no
conoce el aymara ni tampoco se encuentra familiarizada con las ceremonias andinas, como pudimos ver en
el Machaq Mara realizado ese día en el jardín, no obstante, ella admite que su familia si es aymara parlante.
Al llegar, Cypriana se encontraba vistiendo a las niñas con akso y a los niños con aguayo, junto a la ayuda
de alguna de sus madres. Estas tenían que preguntarle a la técnico como se ponían los akso, y después
también se notó que desconocían la ceremonia. Silvana destaca el rol comunitario que se le ha intentado
dar al jardín, invitando a las mamás a venir con sus hijos e hijas, de manera que ellas aprenden en conjunto.
Durante el Machaq Mara, el cual oficio Cypriana con su esposo, esta fue explicando paso a paso a niños y
adultos en qué consistía y cómo se realizaba.

Nuestra propia experiencia también refuerza esa idea comunitaria ya que al salir del Jardín Caranguito,
después de conversar con las tías para dirigirnos al Jardín Ingacoyo a participar del Machaq Mara, la tía
Fanny nos dijo que cuando uno va a esas instancias siempre lo reciben bien, que se está preparado para
recibir a más personas. Aparte de nosotros también estuvo invitado el doctor de Chapiquilta y su pareja
embarazada, todos participamos de las ofrendas y los bailes junto a los niños, las educadoras, apoderadas y
Cypriana, la “tía” como le llamaban. La idea siempre fue que la celebración no se quedará solamente en los
niños, sino que permitiera relacionarse con más sujetos. Por ejemplo una apoderada iba preparada y nos
regaló llaveros de lana que ella misma confeccionaba como recuerdo. Esto es importante ya que tanto
educadoras como apoderadas buscan que el jardín sea significativo para la comunidad en la que se encuentra
y generar espacios de aprendizajes entre todos. Las mismas apoderadas van aprendiendo con “la tía” sobre
lo que enseña a sus niños al participar de la actividad, y la misma tía puede tener una retroalimentación, ya
que, por ejemplo, al preguntar si ella conocía el significado de los colores de la wiphala, respondió que no,
a lo que la tía Silvana replicó que ella sí sabía, que había estado investigando y que recordaba que el morado
hacía referencia a los educadores y a la enseñanza de las tradiciones.

Escuela Básica

Respecto a la escuela básica de Camiña, está ha pasado por diversos procesos históricos importantes las
que han ido configurando diversas maneras educativas correspondientes a los periodos históricos en las
cuales se vio enmarcada. Debido a esto las distintas generaciones de alumnos pertenecientes a Camiña
tienen experiencias divergentes respecto a su paso por la educación formal al igual que directores y
profesores dentro del establecimiento. La escuela nace en el año 1940, enmarcada dentro del gobierno de
Pedro Aguirre Cerda, quien bajo el lema “gobernar es educar”, inició un fuerte proceso de chilenización de
la cordillera, las escuelas fueron asignadas de un nombre en base al nombre de la localidad en la que se
encontraban y una letra que refería al número de estudiantes que tenía, así es como la escuela se llamó
Escuela Básica de Camiña F-62.

En estos primeros años se tiene que la escuela de Camiña vive un importante proceso de chilenización
guiado desde la dirección de la escuela hacia los profesores quienes se vuelven los medios para impulsar
estos primeros procesos en un contexto donde el alumnado no se identifica con una identidad chilena sino
más bien a una identidad dada desde sus grupos culturales respectivos. Con el tiempo este sentido de
chilenidad se va intensificando más aún luego de la dictadura militar donde profesores y directivos nos
comentaron que existían directores que enaltecían los signos patrios y las “grandes batallas y conquistas
del glorioso ejército chileno” delantes de muchos descendientes peruanos, quechuas, aymaras, bolivianos
entre otros generando una escena bastante contradictoria y alejada de la comunidad.
Luego con el periodo de la transición, la situación comienza a transformarse por medio de la CONADI y y
el Programa Orígenes, en un intento de generar una educación intercultural, como se mencionó
anteriormente. El actual director, Juan Flores, nos cuenta que al momento de su llegada espera a un
alumnado aymara-hablante, sin embargo, termina dándose cuenta que ninguno de los niños habla aymara a
excepción de los descendientes bolivianos, lo que comienza a sembrar la inquietud de cómo se manifiesta
el componente aymara dentro de los niños. El profesor Juan Tapia, por su parte, cuenta que a veces los
niños le preguntan en clases por elementos propios del sector en el que se encuentran, demostrando su falta
de conocimiento e involucración con el medio. Nos comentó de un diálogo que tuvo una vez que decía más
o menos: “profe, ¿qué son esas casas?” y él nos cuenta que esas casas no son casas, el niño no conoce del
río para allá.

El apoyo del Estado para lograr la interculturalidad y rescate de la identidad propuesta en las distintas
políticas públicas es muy escaso, ya que se delega el rol de generar aquellas instancias en proyectos que no
tienen un diagnóstico inicial, evaluación final, y la escuela no tiene un peso dentro de la asignación de
proyectos. Así es que, por ejemplo, Juan Flores nos contaba acerca de un proyecto que se realizó por parte
de la JUNAEB hace algunos años, donde los niños comían durante cierta cantidad de días de la semana
comida típica del sector y de las comunidades aymara. El proyecto iba bien, nos señaló el director, los niños
se comenzaron a familiarizarse y tomarle el gusto a aquellas comidas, sin embargo, un día el proyecto
terminó y no tuvo ninguna proyección ni evaluación. La homogeneización también es evidente, ya que se
recopilan leyendas y cuentos de la zona, pero estos son los mismos para todas las comunidades indígenas
del norte, perdiendo así la particularidad de cada etnia (aymara, quechua, colla, entre otras) y de cada pueblo
y quebrada.

El actual director llegó hace 7 años a la Escuela Básica de Camiña, bajo una influencia salesiana en su
formación, réplica (sin involucrar aspectos religiosos) las formas de enseñanzas de esta orden religiosa
dadas por Don Bosco, como lo explica él mismo, lo que implica. De esta manera, el director se involucra Commented [1]: Dale salesianooo
más severamente en los proyectos de enseñanzas de la Escuela Básica actuando a la par con los agentes de
la CONADI con sede en Iquique. Así comienza un proyecto educativo con la visión de “Ser una Escuela
que reconoce, valora y potencia los saberes e identidad cultural de la comunidad de Camiña y lo incorpora
en un trabajo escolar autónomo con la finalidad de desarrollar habilidades y aprendizajes en todas y todos
los estudiantes” además de “Ser una escuela que construye un espacio inclusivo de multiculturalidad, unida,
integrador, acogedora y amable, con participación activa de todos sus miembros, que respeta y valora al
otro en la convivencia y la participación ciudadana” siendo importante aquí el conocimiento de distintas
identidades además del aymara como los mencionados anteriormente, por último se plantea “Ser una
escuela con profesores con vocación, comprometidos con los aprendizajes de sus estudiantes, con alumnos
alegres, apoderados participativos y con autoridades atentas a las necesidades educativas”.

Si bien estos 3 puntos pueden verse como expectativas lejanas a lo que pasa realmente, la realidad es que
pueden ser vistos dentro del día a día de la escuela, un caso representativo es por ejemplo el de un alumno
que junto al profesor de música aprendió a tocar la Tarka sabiendo ciertas melodías, llegando a su casa con
el instrumento interpreto un poco de lo que sabía delante de su abuelo quien expresa conocer también
canciones en el instrumento y que las canciones que tocaba el alumno eran más modernas, de esta manera
el abuelo le enseñó antiguas melodías de tarqueadas de las que él tenía conocimiento, lo cual será también
llevado al colegio logrando una participación colectiva entre el alumnado, comunidad y colegio en cuanto
al rescate cultural del cual busca tomar la iniciativa la escuela básica.

Entre este y otros ejemplos significativos se observa el rol que ha tomado la escuela en este contexto de
multiculturalidad existente en Camiña, es notable observar además los cursos que se realizan aquí,
destacando el ramo de astronomía que se imparte a los niños, enseñando las constelaciones andinas
utilizadas por sus antepasados que no queda solamente como teoría sino que pasa a la práctica con el uso
de telescopios traídos a la escuela, por otra parte las clases de lenguaje se imparten con textos estatales
aymaras y quechuas lo que ha sido tal vez un acierto por parte de los programas del Estado con respecto a
las formas de enseñanza formal que se busca realizar para los sectores indígenas. Es importante también
señalar que lo que se busca es “recuperar las tradiciones sin lo folklorizante”, por ello es importante que
tanto niños como profesores sepan y entiendan el sentido de cada elemento dentro de las festividades y de
las actividades que apunten a este “rescate”. El profesor Alex ejemplifica al comparar el Machaq Mara de
la municipalidad con el de la escuela, donde este segundo fue más íntimo y se explicó cada etapa y elemento
del mismo, donde la hoja de coca sirve para pedir para el nuevo año, que la ofrenda se hace con agua para
nutrir a la tierra y en base a los 4 puntos cardinales, elementos que ni se explicaron en el Machaq Mara del
cerro, donde tampoco hubo un yatiri que instará a la reflexión más allá del alcohol y la parte festiva de la
celebración.

La participación de la comunidad escolar es fundamental para el proyecto educativo que se plantea en la


Escuela Básica, el director cita el ejemplo de que el Centro de Alumnos se da desde kinder y que las
decisiones que este toma tienen peso dentro de la realidad de la escuela, nos da el ejemplo de que hace un
tiempo la municipalidad quiso pintar la escuela de color celeste, pero que el Centro de Alumnos quería
hacerlo de color vainilla, por lo que el director exigió que este último fuese el nuevo color de la escuela, lo
que finalmente se logró. La escuela busca ser un segundo hogar para los niños, el director nos dice que
“aquí tienen taca taca,mesas de ping pong, televisión a cable, este es su mundo”, lo cual pudimos ver ya
que, aunque nuestra entrevista fue una vez terminada la jornada de clases, unos cuantos estudiantes, lo
cuales no eran internos, se quedaron jugando ping pong.

Liceo Técnico

Para los jóvenes que logran terminar el proceso de educación Básica llegan a tener la posibilidad de
continuar sus estudios dentro del Liceo Técnico Profesional que se encuentra en esta misma comuna,
presente desde en el año 2008. Este se funda mediante una serie de políticas públicas y consultas a la
comunidad, como la elección de las distintas carreras que se impartirán en el establecimiento. Posee un área
comercial con las carreras de contabilidad y administración de empresas, así como también un área
industrial con las carreras de electricidad y mecánica, con talleres acondicionados para su práctica y estudio.
La primera generación de egresados fue en el año 2013, pertenecientes a las carreras de contabilidad y
electricidad. La elección de estas carreras e incluso preferir un liceo técnico en vez de uno de tipo Científico-
Humanista, como fue anteriormente nombrado, fue un designio de la comunidad, pero cabe destacar las
críticas que se le han hecho a estos procesos, ya que está ha visto que algunas decisiones que habían tomado
no fueron respetada por la institucionalidad.
Sin embargo, no todos los estudiantes siguen sus estudios en los establecimientos de la comuna, emigrando
a Pozo Almonte, Alto Hospicio o Iquique, lo que los hace enfrentarse a un sistema educativo y sociedad
distinta a la que se desarrollan cotidianamente. Esto se llega a evidenciar mediante la baja en las matrículas
que se dan en este establecimiento educacional, lo que ha hecho que algunas carreras ya no se imparten,
pero también otras que se han añadido. Dentro de las primeras es posible identificar a contabilidad y
electricidad, las cuales según Ana, funcionaria administrativa del establecimiento, ya no llegan a ser
carreras llamativas para el estudiantado. Por otro lado es posible identificar el surgimientos de carreras
como técnico en enfermería, y que viene de la mano de este cambio de visión que tiene el liceo para generar
que los estudiantes se queden trabajando en la zona. En este sentido, tal como señala Ana, es posible
vislumbrar lo poco atingente que son las carreras técnicas con el contexto general de Camiña, ya que la
mayoría de la gente se dedica a la agricultura y al pastoreo de sus animales, de manera que las carreras
anteriormente nombradas tienen muy poco o casi nada que ver con el desarrollo cotidiano de la comunidad.

Retomando a los estudiantes que migran, la directora enfatiza que estos son propensos a la discriminación
racial y étnica, tanto en la educación media como en la educación superior, debido a las distintas formas de
entender su mundo y desenvolverse. Esto se refleja, por ejemplo, a través de la negación del consumo de
drogas, donde su uso llega a ser mal visto por las comunidades aymaras. Este tipo de ideas, así como el
mero hecho de provenir de comunidades como Camiña o del “interior” es y son causas para el desarrollo
de segregación dentro de los establecimientos de la ciudad o pueblos más grandes, la cual proviene tanto
del alumnado como del cuerpo docente. Por otro lado, la directora nos comentó sobre el PEI (Proyecto
Educativo Institucional), donde ponen énfasis en el rescate de las identidades étnicas, lo que es posible
reconocerlo mediante la celebración del Machaq Mara, donde los alumnos y alumnas preparan una muestra
de comidas típicas de la zona y los mayores les explican el significado de la festividad. Sin embargo, este
Proyecto educativo llega a estar bastante restringido a un Liceo Técnico-Profesional, donde el centro del
desarrollo se gesta sobre la base de que los alumnos y alumnas deben ser profesionales de excelencia, por
lo que el Alcalde de la comuna está siempre muy encima sobre los resultados de las pruebas estandarizadas,
en especial la Prueba Simce. Con esta identificación es posible entender el desarrollo de los jóvenes en su
enseñanza media, una que se distancia de las prácticas de la educación básica.

Finalmente, cabe destacar los procesos de nivelación de estudios que se implementará para el segundo
semestre en horario vespertino dentro de este establecimiento, para los adultos que desean terminar su
escolaridad, debido a la alta cantidad de personas que solamente poseen octavo y/o sexto básico y a las
exigencias que de la ley sobre obligatoriedad para terminar los estudios de enseñanza básica. Un punto que
llama la atención es la orientación científico-humanista de este programa en vez de la formación técnico-
profesional que se da regularmente en el liceo para los alumnos de la mañana.

¿Podemos hablar de interculturalidad?

De acuerdo a los elementos con los cuales nos encontramos en nuestra visita a Camiña, en tanto a sus 3
niveles educativos y a las experiencias de los adultos ya egresados (sea o no completando todos los años de
educación), la situación que se nos genera tiene 4 importantes puntos en torno los cuales se genera una
importante discusión centrada mayoritariamente en este caso a la situación actual de los establecimiento
para con la comunidad, estos serían el profesorado, la pertinencia de distintos proyectos educativos para la
comunidad, la integración y marginación en relación al resto del país y finalmente como se da la educación
multicultural e intercultural.

Para comenzar, un primer elemento a problematizar tiene que ver con los docentes de los distintos
establecimientos en Camiña, donde podemos ver que, en los dos primeros niveles, en el aula existe un
interés por parte de los educadores de abordar temáticas atingentes a la realidad de los niños y niñas a los
que enseñan. No obstante, la mayoría de estos no son aymara hablantes y poseen conocimientos parcelados
de la cultura andina, lo que dificulta la labor de realizar una educación efectivamente intercultural. El
profesor Juan Tapia nos señalaba que el lleva más de 30 años trabajando en la Escuela Básica de Camiña,
y que cuando el inició, se priorizaba que los profesores fueran del mismo sector, ya que le daba una mayor
cercanía con los estudiantes. Nos contaba que sus alumnos lo podían ir a buscar incluso los fin de semana
y él conversaba con ellos sin mayores problemas, sin embargo, como mencionamos al inicio de este trabajo,
existe un sistema educativo que piensa el rol docente desde los incentivos económicos y desde una labor
técnica de transmisión de conocimiento, lo que provoca que hoy en día, en palabras del mismo profesor,
“el compromiso vocacional no está, los profes no están no ahí, llegan el viernes y se van todos rapidito para
bajar a Iquique, a Arica”. La Señora Luisa también señalaba la permanencia de los profesores como un
problema, ya que duraban alrededor de un año, un año y medio y después se iban. Por su parte, Marcelino
nos contaba que lo central es diferenciar entre profesores de la zona rural y profesores urbanos, ya que los
primeros, al ser parte de la comunidad, o al menos compartir varias cosas en común, se la juegan más por
sus estudiantes, mientras que los profesores de la ciudad “no están ni ahí”, ya que tienen una mayor
distancia.

El caso de los directivos también presenta problemas, ya que, una vez que el rol central de la escuela en la
decisión de sus propios asuntos se pierde (privatización endógena), los directores también dejan de ser
miembros de lacomunidad educativa y llegan mediante una postulación a un concurso público. En el caso
de la Escuela Básica, se dio el caso de que el actual director era una persona interesada en las culturas
andinas y que tuvo toda una historia de docencia, tanto escolar como universitaria, que, en sus propias
palabras, le preparó para el desafío de dirigir esta escuela, sin embargo, tiene un periodo finito, después del
cual se abre un nuevo concurso, el cual perfectamente podría ser adjudicado por una persona que
desconociera elementos pedagógicos y particulares sobre los distintos grupos que habitan en Camiña y
podría así también romper con un proyecto educativo que busca integrar los elementos particulares de las
culturas andinas en la enseñanza de la escuela. Así es el caso del director anterior, Don Fernando, quien, en
palabras del director Juan Flores, “hacía una apología al nacionalismo… diciendo cosas como ‘hoy día
celebramos la batalla de Tacna, donde el glorioso ejército de Chile venció a las fuerzas del Perú’ ante niños
en su mayoría indígenas y algunos también bolivianos, mientras que ponía la canción del ‘Adiós al Séptimo
de Línea’”. Frases como esta, en un contexto donde juntaban a todos los estudiantes en el patio techado en
la mañana para dar inicio al día, nos muestra lo variable que puede ser el rol del director dentro del
establecimiento y el sello personal que puede colocarle. En el presente ha sido dialogado con la comunidad
educativa, pero nada garantiza que aquello seguirá así.

Existen profesores, tales como Juan Tapia, o las tías del jardín Caranguito, que viven en el pueblo,
generando un mayor acercamiento y también preocupación por el componente indígena dentro del espacio
de la educación formal, viéndose esto en el caso del jardín infantil, donde al no contar con el apoyo de
Cypriana, por su partida al jardín de Chapiquilta, las educadoras han tenido que aprender algunos elementos
del aymara, y dicen que hasta el momento se han adaptado bien a su ausencia. Por otro lado están los
profesores que no generan este acercamiento tiene una serie de incentivos económicos, como el pago extra
por trabajar en zona rural y la entrega de departamentos especiales para ellos por parte de la municipalidad,
lo que genera que, para una carrera no muy rentable en el mercado, esta sea una opción bastante viable
desde un plano económico. Esta situación parece tener características que llegan a ser transversales a la
educación en Camiña, lo que se evidencia con los profesores que se desempeñan dentro del Liceo Técnico
de Camiña. Macarena, directora del establecimiento, nos comenta que en su quehacer cotidiano ella debía
dejar todo zanjado antes del mediodía del viernes, ya que al ser la mayoría del equipo docente foráneo a la
comunidad, estos partían en el fin de semana para sus respectivas ciudades.

El rol de los profesores, además, se centra solamente en el hacer clases, lo cual es también un problema en
cuanto limita las mismas potencialidades de los profesores. En el Jardín Caranguito, las tías señalaban que
muchas veces se pierde tiempo juntando documentos y papeles para las evaluaciones que les hace JUNJI,
plantean de que si bien la supervisión es importante,muchas veces se pierde tiempo en juntar los papeles y
llenar los documentos, tiempo que podría ser utilizado con los niños. Juan Flores, nos señalaba que en el
caso de los textos escolares de aymara que produce el Ministerio de Educación, a los profesores no se les
permite participar en la elaboración de los mismos, por “no ser expertos, ni profesores de universidades”,
los textos son producidos por estos supuestos expertos en Santiago, lo que les quita también una posibilidad
gigante a los profesores de involucrarse más con el medio en el que trabajan. Lo anterior, produce la
necesidad de repensar el rol docente, dado que si se lo considera como un mero transmisor de cultura
seleccionada por otros, no tiene la autonomía necesaria para producir adecuaciones curriculares específicas
para distintos grupos indígenas con los que trabaja.

Otro nudo problemático dentro del sistema educacional en Camiña es el de la pertinencia para la comunidad
de estos establecimientos. En el caso del Jardín Infantil, estos buscan tener un carácter familiar, tanto en
Chapiquilta como en Camiña. El Jardín Caranguito se define como un Jardín Étnico Familiar, para lo cual
es importante el involucramiento de los apoderados en el aprendizaje de sus niños. En el caso del Jardín
Ingacoyo, en palabras de la Tía Silvana, se plantea como abierto a la comunidad, no se le prohíbe el ingresoa
nadie y todos pueden ir a compartir con los niños y compartir sus propios saberes. En nuestra experiencia
etnográfica esto se vio en el buen recibimiento que tuvimos al ser invitados al Machaq Mara del jardín y en
la importante presencia de apoderadas en la instancia, cada niño estaba acompañado de un adulto que
tomaba fotos y participaba de la ceremonia. En este caso se da una interesante articulación entre la
educación informal y la formal, ya que está el caso de la apoderada mencionada en la caracterización de la
educación informal, la cual trajo un horno de barro al jardín para poder enseñarle a los niños el arte de la
cocina que compartía, de una forma cotidiana y sin una mayor intencionalidad con sus propios nietos. La
Tía Silvana destaca mucho aquello y enfatiza bastante en que la gente puede asistir al jardín a enseñar a los
niños, que no es algo exclusivo de las funcionarias de el. La presencia de Cyprina además permite generar
un espacio del aprendizaje tanto para las apoderadas, funcionarias y los mismos niños.

En el caso de la escuela básica, se da una situación contraria a lo que ocurre en el jardín. Si bien se generan
instancias para “recuperar” tradiciones y saberes indígenas, tales como el taller de astronomía con énfasis
en constelaciones locales, el que para el contexto de Machaq Mara cada curso haya sido asignado una
temática pertinente para desarrollar y aprender de ella (en segundo básico fueron los instrumentos musicales
tales como los sikuri, y en tercero la wiphala y su significado), no existe una mayor retroalimentación de la
comunidad circundante acerca de si estos son o no los elementos en los cuales la escuela debería centrarse.
Aún más extremo es el caso de las especialidades que se imparten en el Liceo técnico y que no son una
respuesta adecuada a las necesidades que se tienen hoy por hoy en Camiña, más aún cuando desde el mismo
profesorado no existe un plan en vías de potenciar y adecuar estos conocimientos para hacerlos pertinente
con la situación que vive la comunidad, tal como apuntan Ana y Macarena.

Llama la atención también el cómo los establecimientos educacionales de Camiña se integran entre sí y con
la sociedad circundante. En este sentido es importante introducir el concepto de marginación, el cual puede
ser entendido como “[…] el proceso por el cual a ciertos individuos y grupos se les impide sistemáticamente
el acceso a posiciones que les permitan una subsistencia autónoma dentro de los niveles sociales
determinados por las instituciones y valores en un contexto dado” (Castells en Almonacid, 2007: 11). Según
este autor existirían tres tipos de marginación dentro del espacio escolar, la marginación total, la
marginación temprana y la marginación por inclusión. En el primer caso se encuentra por ejemplo el
analfabesitmo, al ser este causa de un paso nulo por el sistema escolar, lo cual después tiene repercusiones
en torno a la integración a las dinámicas sociales del presente. El segundo caso alude a personas que si bien
entraron al sistema educacional, por distintas razones se vieron obligadas a abandonarlo. Por último, la
exclusión por inclusión refieren a la falta de equidad en la enseñanza entre distintos sectores sociales, es
decir, se genera una inclusión aislada, que por esto termina siendo ficticia al no relacionarse con otros
segmentos de la sociedad,los que reciben contenidos que ni refieren a este diálogo cultural.

En el caso de Camiña se podría plantear que existe una marginación por inclusión, ya que si bien en la sala
cuna, el jardín infantil y en la escuela básica existen intentos desde los docentes y los cuerpos directivos de
generar instancias que rescaten la importancia de lo particular de las tradiciones, costumbres e ideas
aymaras, estas solamente se quedan en aquellos espacios, no generando una articulación con el liceo, que
al enfocarse en las carreras técnicas y los buenos resultados en pruebas estandarizadas deja de lado este
objetivo. El Programa Intercultural Bilingüe funciona hasta el cuarto año básico, lo que trunca la
continuidad del aprendizaje del aymara y la cultura, de manera que no se proyecta, al menos desde un plano
institucional, como una forma de vida de los estudiantes. En el liceo se evidencian las primeras
contradicciones y tensiones de haber pasado años estudiando y recalcando la importancia de los orígenes
indígenas de los estudiantes, a un sistema educativo donde esto adquiere un papel secundario ante otros
elementos.

La llegada a la universidad, o al “mundo de afuera” genera tensiones aún mayores, ya que los estudiantes
nunca fueron preparados para este choque cultural, y la sociedad chilena tampoco está preparada para
generar un diálogo cultural efectivo entre la ciudad y el mundo rural/indígena. Como nos decía Juan Flores,
muchas veces los niños de la escuela básica ni siquiera conocen la ciudad de Iquique, conocen el mercado,
algunos la Zofri, y casi ninguno la playa, están acostumbrados al mundo de su escuela y de la quebrada de
Camiña, por lo que irse después a estudiar al liceo o a la universidad genera un choque muy fuerte para
ellos. Les cuesta adaptarse, muchas veces son discriminados y a veces caen en el alcohol y las drogas al
presentarse de una forma desconocida. Marcelino, nos comentaba que en general, si bien hay profesores
que se la juegan por sus estudiantes, la educación siempre es un poco mejor y los niños salen mejor
preparados en la ciudad que en el mundo rural, lo que además provoca que el nivel de contenidos, de piso
mínimo para desenvolverse en el mundo universitario, favorece a estudiantes urbanos en desmedro de los
estudiantes del mundo rural-indígena, ya que todo el capital cultural que estos obtuvieron sobre sus raíces
indígenas, la lengua aymara y las tradiciones de los pueblos, no tienen cabida en el sistema de educación
superior ni secundaria.

Junto con esto, Macarena nos comento el caso de su hija y sobrino, quienes ya se encontraban estudiando
en la ciudad, la primera en la U. Catolica del Norte y el segundo en la U. de Chile, quienes llegaban a sufrir
una segregación por parte de sus compañeros. Ellos se sentían apartados por pertenecer a una “etnia
Indígena” y por su lugar de proveniencia. Por otro lado, a su sobrino se le llamaba constantemente la
atención debido a su consumo de drogas, esto debido a que según ella los aymaras no deben consumir
drogas, mientras que su hija se sentía apartada de sus compañeros por evitar el consumo de las mismas.
Ella nos recalca que estos dos jóvenes para poder sobrellevar las prácticas segregadoras comenzaron a
juntarse con gente que compartía las mismas prácticas culturales e identitarias, en el caso especial de su
hija, el hogar universitario en la cual ella reside posee la característica de que son en su gran mayoria son
jovenes Aymaras y comparten los mismas formas de ver el mundo. Por otro lado, la pareja de su sobrino es
también de una ciudad del Norte, lo que según Macarena lo ha ayudado para poder adaptarse de buena
manera a la ciudad de Santiago y el tipo de vida que se llega a realizar en esta ciudad. En este sentido, es
posible identificar que esto dos jóvenes decidieron formar núcleos que tuviesen ideales parecidos para así
poder sobrellevar su vida en los distintos ambientes a los cuales se debe enfrentar.

A los estudiantes se les trata de inculcar la importancia de sus raíces y que estas estén incluidas en el mundo
actual, sin embargo al salir de la escuela se encuentran con que aquella supuesta interculturalidad nunca se
dio fuera de sus espacios de confort, ¿que es lo que sucede entonces con los programas de educación
intercultural? Con respecto a cómo se da la supuesta educación interculturalidad en Camiña, es necesario
señalar que la conceptualización del PEIB no es azarosa, ya que se debe entender de qué Latinoamérica se
encuentra vinculada a las temáticas de la biculturalidad, esto debido a que primer lugar, estos proyectos
resaltan que la expresión ìintercultural evita la connotación de confrontación de los contenidos de
aprendizaje: tradicional frente a moderno. En segundo lugar, con la expresión intercultural se espera
respetar más el pluralismo cultural de muchos países latinoamericanos En tercer lugar, se señala el hecho
de que ya se han realizado muchos proyectos bajo la designación bicultural, los cuales no han cumplido
con este requisito, por lo cual serÌa sensato un nuevo inicio bajo una nueva etiqueta .

En el caso de Camiña, vemos que, en la práctica, se da más un proceso de biculturalidad que de


interculturalidad debido a que se desarrolla lo indígena por un lado, y lo “chileno” por otro, sin generar un
encuentro y un diálogo entre dos formas de ver el mundo. Juan Flores señalaba que, por ejemplo, es
necesario que existan historiadores aymaras, historiadores indígenas que recuperen la historia del lugar y
sus habitantes, y no el historiador occidental que construye la historia en función del Estado y de la
nacionalidad chilena. La historia de los pueblos indígenas ha sido sepultada, plantea, en el caso de los
españoles que llegaron por primera vez a Chile desde el Cuzco pasaron por las quebradas del norte, por
Camiña, ¿que pasó en estos pukaras?, alrededor de los cerros se encuentra enterrado Visa, uno de los
generales de la revolución de Tupac Amaru, camiñano, sin embargo, si un niño tiene ese apellido, en vez
de sentirse orgulloso, no sabe de dónde viene su apellido. Sería fundamental entonces, lo ideal, que un
sistema de educación intercultural permitiera que los estudiante se formarán en su propio contexto local, y
que al momento de salir a la ciudad para continuar su formación, tuviera una clara conciencia en el volver,
volver a aportar a su comunidad con nuevas ideas y conocimientos.
Dentro de los intentos desde el poder estatal de recuperar y rescatar saberes y tradiciones indígenas es
importante señalar que “una hegemonía no es la anulación del conflicto sino, más bien, el establecimiento
de un lenguaje y un campo de posibilidades para el conflicto. No implica que los subalternos no puedan
organizarse y reclamar, sino que lo hagan en los términos que establece la hegemonía” (Grimson, 2011:
46). Esto quiere decir que no porque se promueva una política supuestamente intercultural está
efectivamente apunte a generar una restitución a los pueblos por todos los siglos de opresión y despojo,
sino que tiene que ver con que el lenguaje que establece el poder para debatir sobre la diversidad cultural
se enmarca en una folklorización de la misma, que crea la imagen estática de un indígena poco conflictivo,
con un sin fin de tradiciones pintorescas, para así legitimarse. Como señalamos en la contextualización, la
legitimación en un mundo posmoderno pasa por romper con la homogeneización de la modernidad, en este
sentido la presencia de lo andino serviría para validar la presencia del estado al ser una parte particular de
su historia.

Vemos entonces que “la diferencia cultural puede utilizarse tanto para intentar subordinar y dominar a los
grupos subalternos como para reivindicar los derechos colectivos de esos grupos. Por ello el reconocimiento
de las diferencias culturales no tiene un valor ético político esencial y su sentido último depende de la
situación social” (Grimson, 2011:77). En el caso de Camiña, la supuesta educación intercultural está
marcada por con un contexto de privatización, donde el componente identitario no adquiere un valor ni las
comunidades tienen derecho a participar en la elaboración de estas directrices y en políticas específicas
diseñadas para folklorizar lo indígena más que para reivindicar su particularidad e importancia del diálogo
cultural, aislandolo del resto del país y centrándose solamente en la fase inicial del desarrollo educativo de
las personas.

Conclusión

Ante una experiencia etnográfica de una corta duración como fue la nuestra, quedamos con más preguntas
que respuestas. Nuestras distintas conversaciones con la gente de Camiña nos permitieron caracterizar
algunos elementos centrales de los establecimientos de educación formal, así como también algunos
elementos de la educación informal, sin embargo, no tenemos una cantidad de información ni de
experiencias suficiente para ver en qué medida estos dos elementos se relacionan, complementan, entran
en contradicción, etc, tampoco pudimos tener una cantidad de información suficiente para problematizar de
buena manera el cómo se relaciona la educación formal con la informal. Pudimos caracterizar los discursos
de docentes y directivos hacia cuales el rol de los distintos establecimientos educacionales en Camiña, pero
no tenemos la suficiente información para ver en qué medida esto es significado por los apoderados, y
mucho menos con los estudiantes.

En investigación educativa, la Teoría de la Reproducción es una de las más utilizadas a la hora de plantearse
de forma crítica ante el sistema de educación formal. Según Bourdieu y Passeron (1998) existe una clase
dominante que legitima el sistema educativo a través de la constitución de un sistema de enseñanza que sea
ad hoc para mantener su riqueza, estableciendo así ciertas funciones de la escuela que hacen que esta
adquiere determinado rol en una etapa histórica, en este caso, marcada por la privatización de la educación
y un intento de recuperar las tradiciones ancestrales indígenas, pero con un claro carácter folklorizante, que
rescata lo pintoresco y lo “bonito” de ellas. Lo anterior se relaciona directamente con los contenidos y
“cultura” que se transmite en la escuela, la cual no sería arbitraria ni producto de la espontaneidad, sino que
sería producida y legitimada por determinada clase social. Así, la cultura que se enseñaría en las escuelas
estaría orientada en función de dos directrices. Una reproducción en parte económica y social, y por otra,
también cultural.

Observar la reproducción en sus distintas manifestaciones (currículum, sala de clases, reglas del
establecimiento, etc) no es una tarea simple, es por ello que la antropóloga Elsie Rockwell (2009) propone
algunas preguntas clave para orientar la investigación educativa y analizar el cómo se da la reproducción:

a) ¿Que se reproduce?, aludiendo esta pregunta al contenido concreto de la reproducción.


b) ¿En qué nivel de abstracción se encuentra el contenido?, siendo esto de importancia ya que existen
contenidos tan abstractos que obvian el elemento contextual y como este va variando(por ejemplo
es distinto hablar de la Guerra del Pacífico en términos abstractos y de los grandes hitos de esta,
que hablar de cómo está afecto al contexto particular de Camiña)
c) ¿A qué escala ocurre el proceso?, donde introducimos la variable temporal, ya que existen
contenidos, tales como roles de género, la estructura de la familia, la importancia del orden, entre
otros, que tienen una escala de tiempo mucho mayor que hitos más coyunturales (como lo podría
ser el énfasis en la importancia de continuar los estudios)
d) ¿Desde donde se genera la reproducción?, introduciendo aquí el elemento de la agencia, ya que ni
todo lo que se vive en la escuela tiene que ver con un reproducción orquestada desde el poder, sino
que la misma comunidad puede introducir contenidos que para ella son importantes de reproducir.

Con la información recabada no tenemos la capacidad de comenzar a responder estas preguntas


orientadoras, ni mucho menos poder integrar y relacionar los componentes de la educación formal e
informal entre sí, por lo que sería necesario profundizar el estudio, con una experiencia etnográfica más
prolongada que permita internalizarse en las dinámicas propias del lugar y caracterizar los discursos que
fueron obviados en la caracterización de los distintos establecimientos educacionales (estudiantes y
apoderados fundamentalmente).

Por otro lado, nos gustaría cerrar reflexionando sobre otro caso donde la forma en la que se piensa la
educación se acercaría un poco más a la supuesta interculturalidad que promueve el Estado chileno.
Hablamos del caso Boliviano, donde el año 2010 se promulga la Ley Avelino Siñani Elizardo Pérez, esta
ley tenía el objetivo de ser descolonizadora, despatriarcalizadora y desneoliberalizadora, ya que busca
reformar la anterior ley general de educación, del año 1994, que se caracterizó por darse en función de
requerimientos que realizó el Fondo Monetario Internacional al gobierno boliviano (Aguilar, 2015).

La idea fue seguir y profundizar los planteamientos de un Estado Plurinacional como distinto del clásico
Estado Nación, ya que, como plantea el Ministro de Educación boliviano Roberto Aguilar (2015):

La teoría del estado hegeliana, weberiana, o incluso marxista, nos plantean que la respuesta a los indígenas…
¿y quien lo dice?, lo plantean los grandes teóricos constitucionalistas, ¿de donde?, bueno en el contexto el
desarrollo constitucional europeo se plantea, ¿y para donde escribieron ellos?, ¿conocen la realidad aymara,
conocen la realidad quechua, conocen la realidad diversa que tenemos en los guaranies?

Por ello se crea una ley con la participación de todos los actores de la comunidad educativa, donde está
tuvo que ser aprobado por sindicatos de profesores, apoderados y consejos indígenas, para que
efectivamente fuese una ley “de todos”. La ley se articula desde la experiencia de la Escuela Ayllu de
Warisata, que fue un intento de generar, en el año 1931, una escuela de carácter intercultural, retomando
los elementos comunitarios-productivos que permitieran este diálogo cultural (Mejía, 2016).

Se busca una creación material e intelectual situada en su contexto particular, es por ello que, por ejemplo,
los estudiantes indígenas pueden egresar de sus liceos con cartones que acrediten ciertas competencias en
saberes y prácticas ancestrales de la comunidad, tales como el tejido. Asimismo, no existe un mínimo de
estudiantes con orígenes indígenas para que el currículum sea de carácter intercultural, sino que esto tiene
que ser transversal a todos los establecimientos, para generar una conciencia de la alteridad y lo que esta
tiene para aportar a una nación pluriétnica. Los profesores,por su lado, tienen una formación integral, que
los hace investigadores y creadores dentro del espacio escolar, y no meros transmisores de información
(Aguilar, 2015)

Si bien no manejamos en profundidad la experiencia boliviana, sus resultados y evaluaciones desde las
mismas comunidades educativas y ayllus en los que estas se enmarcan, se plantea este como un proyecto
“en coherencia con el Vivir bien, Suma Qamaña, Sumak Kawsay y los derechos de la Pachamama” (Mejía,
2016: 16). Así, puede ser una experiencia que, con el debido estudio, sirva de antecedente a la hora de
analizar como se ha dado la educación intercultural en Camiña, ya que, en primera instancia, podemos ver
diferencias entre programas educativos que se plantean como “descolonizadores” y “restitutivos”
respectivamente, pero también similitudes al ser proyectos impulsados desde un Estado. Finalmente,
planteamos más preguntas que respuestas, con la intención de formular posibles orientaciones para
continuar un estudio dentro de una Camiña compleja, llena de discursos que se entrecruzan y crean un
entramado social y cultural intrincado, donde es importante también generar una vinculación grande con el
lugar y sus habitantes, que permita hablar desde las voces de las mismas personas que viven en el día a día
en aquel espacio.

Anexo: Cuaderno de campo grupal

Lunes 19 y Martes 20 de Junio

Comienza nuestro viaje hacia la desconocida Camiña, tendremos la fortuna -o infortunio- de recorrer el
camino en bus y poder observar ese cambio notable del paisaje, para mí que he empezado el viaje desde
Concepción se vuelve una transformación drástica y que genera esa incertidumbre sobre por qué este
“desierto inhóspito” es capaz de atraer tantas miradas hacia él. Poco a poco los árboles y el verdor
característico de la zona centro-sur comienza a decaer lentamente y cambiarse por tonos cafés, pequeños
arbustos, tamarugos y cactus que van acaparando la mirada desde la ventana del bus. La imagen del tímido
río Loa -probablemente “río” sea un concepto demasiado grande para definirlo-, rodeado de un acotado
espacio de verdor contrastante con el desierto, invita a cuestionarse cómo esta podría ser una cuenca tan
importante.

El viaje de Iquique a Camiña está marcado también por un basto espacio de puna, la cual pareciera un
océano con un horizonte sin fin que se toma esta primera parte del viaje. Cada vez que nos acercamos a
nuestro destino la precordillera comienza a imponerse y las quebradas nos obsequian nuevos paisajes,
porciones de terreno de un verdor dado por un curso de agua que si bien angosto a primera vista se va
convirtiendo en una imponente imagen la cual va demostrandonos cual es esta magia que procede de esta
zona del país, para alguien como yo, me demuestra en este territorio “difícil” y “desierto” mil posibilidades,
cientos de respuestas a necesidades, no hace falta más, nada que envidiar a los paisajes sureños, en esos
pequeños espacios puede verse que este “desierto” es mucho más que la palabra que le define y representa.

Llegados a nuestro destino instalamos las carpas en un camping de la municipalidad. Terminadas nuestras
labores recorrimos brevemente Camiña, mientras el sol se escondía tras los imponentes cerros y sumía en
la oscuridad las chakras que parecían llenar todos los espacios, dando paso a un cielo cubierto de tantas
estrellas que hacía difícil ubicar las constelaciones en el espacio. Ese día bajamos por primera vez a la plaza,
con sus estatuillas del cóndor, el maíz y el ajo, haciendo alarde de -como luego descubrimos- los productos
insignes de la quebrada. Llama la atención que aun en un lugar tan apartado se hayan implementado en la
plaza los típicas máquinas para hacer ejercicio que se encuentran en todo Chile.

Al regresar al campamento terminamos de organizar los preparativos para lo que será nuestra primera
jornada que comenzará a las 4 AM, cuando seamos testigos de nuestro, para muchos, primer Machaq Mara,
día en que se celebra el solsticio de invierno y, con ello, el primer día del año.

Miércoles 21 de Junio

Comienza este día con nuestra levantada a las 4 AM, aún oscuro y gélido, y nos preparamos rápidamente
para congregarnos en la plaza de Camiña, frente a la iglesia, dándonos cuenta que éramos los únicos seres
en pie en todo el pueblo. Al rato llegaron los músicos por el costado de la plaza, una comparsa de zampoña
seguida por otra de bronces, los cuales tocaban simultáneamente ritmos diferentes pero que de alguna forma
parecían congeniar, dando inicio a una procesión para levantar de sus camas a los camiñanos. Además de
nosotros solo estaban acompañando los funcionarios municipales, además de una que otra persona más.
Finalmente la procesión culmina en la rotonda, donde tomaríamos un bus con los músicos rumbo hacia
unos de los cerros aledaños, el cerro ceremonial.

Llegados a este nos ubicamos en un lugar que nos hace recordar mucho la experiencia de Pukara que
tuvimos en nuestro primer año y donde la disposición de las piedras amuralladas recordaban
inmediatamente la figura de la chakana. Sin embargo, estábamos aquí en presencia también de corrales,
como más tarde le comentaría Juan Castro a José. Se reunió una cantidad de aproximadamente treinta
personas -además de nosotros- para presenciar lo que sería este Año Nuevo de Camiña, el cual comenzaría
con la salida del sol. Llama la atención la total ausencia de infantes y jóvenes a la cita, a excepción de un
pequeño bebé en brazos de su madre. Quizás se deba por lo frío de la hora.

Dentro de esta estructura en la cual nos reunimos al aire libre se puede observar un altar pequeño con
distintos elementos encima: una pequeña taza, licores, hojas de coca. Delante de este altar se encontraba un
pequeño forado en el piso cuya intención conoceríamos más adelante. Al extremo contrario las mamitas
preparaban otro altar, mucho más largo que el otro, sobre el que se dispusieron hojas de coca, caliche y
todos los cultivos que se producen en la quebrada, todo esto rodeado de serpentina. Atrás se izaron la
wiphala, la bandera municipal y la de Chile, una junto a la otra. Ya cercanas las 7AM vemos aproximarse
frente al altar un llamo tan manso que se debaja recostar y mover cual muñeca de trapo. Lo que sucederá
luego se comienza a volver evidente. Lo vuelve evidente además la calma del animal, podría interpretarse
como una resignación a la muerte, sus ojos observar tranquilamente el lugar, a la gente reunida a la espera
de lo que sería su sacrificio. Sus verdugos se encuentran lado a lado, dos personas con una relación
notablemente de maestro-alumno, el de notoria más edad explica calmadamente como faenar el animal
mientras todos alrededor esperan impacientes la salida del sol. Una mujer de avanzada edad menciona que
se ha demorado más lo normal, lo que significa algo positivo para ellos.

Se encuentran además en la escena personas que han sido traídas a grabar la ceremonia. El encargado de
ellos, José, le pide a nuestro José ayudarlo con el dron encargado de enfocar desde las alturas todo lo que
acontecerá luego de la salida del sol. Son cercanas las 8 AM y comienza a aparecer el invitado de honor
entre los cerros, por lo que se da inicio a la ceremonia bajo las múltiples miradas de las cámaras. El molesto
ruido del dron en el cielo perturbando el momento. El Machaq Mara es oficiado por un hombre mayor,
denominado Yatiri, en compañía de otra mujer mayor, quienes encienden un incienso y se posicionan al
costado del altar, dejando que el humo inunde el ambiente. La mujer se retira a un punto más apartado y el
hombre comienza las libaciones entorno al altar con una pequeña tacita, ofreciendo el licor a la tierra.

Los verdugos vendan al llamito y se preparan para su sacrificio. El maestro saca su cuchillo para degollar
la cabeza del llamo, cruda imagen para algunos, rápidamente el cuello es abierto y la sangre, expulsada
desde la incisión es ofrecida delante del altar en la misma zona donde se ubica el forado delante de este. El
anciano toma pequeñas dosis de sangre que escapa por la garganta del llamo con la tacita y las va ofreciendo
a la tierra de manera casi reiterada. Cuando el animal ya no es capaz de dejar escapar más parte de si, es
dejado ahí en espasmos constantes mientras el Yatiri comienza a realizar otros preparativos, como ofrecer
los licores también a la tierra y quemar hojas de coca. Todo esto es realizado en completo silencio por su
parte, a ratos la mujer le llama la atención para que no se equivoque. El sol se eleva finalmente sobre el
cielo y todos levantamos las manos para recibir su llegada: ha iniciado un nuevo año. Le siguen los abrazos
y los deseos de año nuevo, los anfitriones comienzan a ofrecer cerveza y los músicos alegran el ambiente.

Paralelamente el animal es cargado por sus verdugos hacia un lado de la estructura donde estamos, cercanos
de donde se encontraba José. Por lo mismo es llamado por Bernardo, el maestro de la faena para ayudarlo
a despellejar el llamo. De aquí se entera que Bernardo enseñaba este oficio a su alumno porque él no se
mantendría por mucho más realizandolo. Es cuidadoso en su trabajo lo que genera un ambiente aparte del
que se está viviendo en el centro de la estancia, con la gente abrazándose y bailando, festejando este nuevo
año. Como en cualquier fiesta fuera del ambiente central hay diversos actores desarrollándose tras
bambalinas, así es para Bernardo que alienado de este ambiente festivo, realiza su trabajo con una
minuciosidad notable al igual que su ayudante que a falta de experiencia es vasto en energías para seguir y
aprender cuidadosamente cada lección que Bernardo le entrega. Luego de un rato otros compañeros vienen
a acompañar la labor y asisten a Bernardo mientras me piden traer más brasas para un pequeño brasero que
está detrás del altar.

Terminado esto me dirijo hacia las mujeres y al Alférez que están detrás de la estancia preparando los
alimentos que serán repartidos a todos los asistentes. Sentados cerca de ellos soy invitado por el Alférez
para ayudarle a cortar ramas que serán utilizadas para mantener los fuegos de las cocinas, el trabajo es bien
particular, no existe hacha pero si hay rocas de diversos tamaños y pesos, es todo lo que se necesita me dice
el Alférez, me dice que elija alguna roca de un peso que sea para mi, acomoda las varas de manera inclinada
en una roca de poca altura, y me invita a lanzar la piedra que escogí hacia la vara inclinada para con el peso
romperla, así comienza mi tarea acumulando leña para las cocinas las cuales me van pidiendo regularmente
para mantener el fuego. Luego de esto la esposa del Alférez me pide poder acarrear agua con un balde la
cual hay que traer desde unos contenedores que están más abajo, para esta tarea me acompañara un fiel
compañero en esta jornada que será Juan Castro, un hombre de edad quien entre risas y trabajo me dará una
agradable conversación.

Mientras realizamos la tarea le cuento a Juan que el trabajo me recuerda a las idas al pozo del campo en el
sur de la familia de mi padre para ir a buscar agua para cocinar el almuerzo, a lo que el sorprendido me
pregunta que de donde vengo y enterandose que provengo de Concepción queda más sorprendido aún y me
pregunta qué tal las cosas por allá. Respondiendo a sus preguntas comienzo a tener la curiosidad de como
ha sido en su caso la vida en base al trabajo en la tierra, él amablemente con una tranquilidad muy
característica me explica cómo ha ido sembrando sus chacras, como ha aprendido por parte de sus abuelos
este trabajo y cómo se reparten los sembrados a lo largo de la quebrada “el agua dulce sirve para las frutas
pero el agua de aquí es para sembrar ajo y maíz” me explica. Me enseña además que hay dos tipos de cactus
donde nos encontramos y que ambos producen frutos, el que puede observarse a simple vista en el piso
genera un pequeño fruto dulce, mientras que el de mayor tamaño nos entrega uno más ácido. Además por
si fuera poco me explica que los cactus más grandes eran ocupados en tiempos de su abuelo para construir
los techos de las viviendas los que se amarraban con cordeles hechos del cuero del llamo.

Me comienza a mencionar además de su juventud pastoreando llamas en el cerro de La Misiña y me muestra


y enseña los demás nombres de los cerros circundantes y aquellos más alejados de donde estamos, nombres
como Alto Camiña, Nama, Tolompa, Pachacururu, La Escalera y Santa Cruz son algunos de los que se van
asociando a los destacables cerros de la zona. Luego de acarrear bastantes baldes de agua me invitan a
comer una sopaipilla y calapurca, aceptando me siento con Juan y le invitó la mitad de la sopaipilla para
hacer más amena la conversación, la acepta y seguimos hablando de la vida de experiencia suya que
contrasta con mis jóvenes vivencias hasta el día pero que tienen enseñanzas en común, “quien no trabaja
no come” es el acuerdo al que llegamos entre risas. Luego de conversar con Juan durante la comida me
preparo para ayudar a Eva en el lavado y enjuague de los platos que han sido utilizados por los asistentes
al Machaq Mara, ella me cuenta que nunca ha salido de la zona y que la vida ha sido una larga jornada de
trabajo, me dice además que desde pequeña le han enseñado el nombre de los cerros lo que me hace pensar
del profundo respeto que se le tienen a estas entidades prácticamente vivas con las que interactúan
diariamente.

En el centro de la fiesta los músicos se turnaban para tocar. Las rondas de cerveza siguen una a la otra. Al
pedir una se debía ch’allar en el altar con ofrendas de cultígenos, vertiendo parte del líquido al centro y a
los costados de la mesa, para después echar sobre las plantas coca y azúcar. Una vez terminado en la mesa
todos brindaban tras decir “jallalla”. Mirando a mi alrededor me di cuenta que, entre los camiñanos, sólo
los hombres tenían latas de Cristal en la mano, mientras que las mujeres preferían bebida o bien, Lemon
Stone, un tipo de cerveza más suave. Inclusive, en algún momento del día le preguntan con sorna a una
señora si es que estaba tomando cerveza, a lo que ella respondió que sí, pero que era cerveza de mujer. No
obstante, a nosotras que éramos invitadas, nos habían ofrecido la misma cerveza que al resto de los hombres.

A medida que el sol calentaba el ambiente llegaban más personas al festejo, especialmente al momento en
que servían la calapurca. Es en este momento en que vemos llegar al único grupo de niños y niñas,
estudiantes de la escuela de Apamilca traídos por su profesor a compartir un rato. Así nos percatamos que
la ausencia de jóvenes probablemente se debía a que estaban en el colegio. Esto fue corroborado por una
de las acompañantes de la señora María, para quien era lamentable que se restara a los niños del evento. Se
acaba la comida y vuelven a salir los bailarines a la pista. Para bailar se tomaban de las manos y se formaba
una ronda, luego nos contó la señora María que la idea era dar dos pasos al frente y dos atrás, y que debía
intercalarse un hombre con una mujer. Ella nos decía que para ganarnos el almuerzo debíamos salir a bailar,
por lo que pronto se comenzó a llenar el centro de parejas, tanto de nosotros como camiñanas. En un
momento, tuve la oportunidad de preguntarle a la señora María por sus hijos y nos contó que ellos se habían
ido a estudiar a la ciudad y que eran universitarios, por lo que se habían quedado viviendo en Iquique. Dijo
que se sentía muy orgullosa de ellos, y sus ojos se pusieron vidriosos al recordar que estaban lejos y ya no
los veía tan seguido.

Antes del almuerzo me siento a conversar con Sigfredo, quien me cuenta es presidente de la comunidad
indígena en Quisama. Proviene del interior y es el que más sabe de las viejas costumbres. Me comenta el
nombre del los cerros que nos rodean y de las chullpas, que existían mucho antes de los cementerios y
mucho antes de los españoles. Le pregunté si le enseñaba a sus hijos de las cosas que sabe él y me dijo que
si, además agrega que habla quechua y que les enseñó a hablar a sus hijos. Me pregunta por mi carrera y
me cuenta que está muy orgulloso de su hija, también universitaria, quien estudia pedagogía diferencial en
la U. de Tarapacá, así como también de sus nietos. Para él, la educación era lo más importante.

A mi lado estaba sentado un grupo de personas, y yo me acerqué a hablar con Hugo Rodriguez. Me preguntó
a qué hora habíamos llegado al cerro y le hizo mucha gracia que hayamos llegado tan temprano, pues en
realidad la mayoría empezó a llegar cuando se acabó el frío de la noche. Conversamos de nuestras familias
y hablamos de la universidad. Me contó que pertenece a una de las familias más antiguas de Camiña y que
vive en un poblado más allá de Francia. Él llegó a duras penas a IV° medio y, admitió, sólo gracias a su
poder de disuadir a los profesores de que lo pasaran de curso. Considera que estudiar en la universidad es
innecesario si se puede vivir del campo, que es mucho mejor que trabajar apatronado. Me cuenta que su
hermano, más viejo que él, se fue a estudiar afuera pero se enamoró y volvió a las chacras, entonces estudiar
tanto no le sirvió de nada. Su hijo es ingeniero en minas y siempre le dice que deje de trabajar, que él lo
mantiene, pero Hugo prefiere seguir viviendo de su chacra.

Al terminar de almorzar se comienza a retirar el grueso de la gente, incluso se va una de las comparsas que
amenizaban la fiesta. Con esto se da por finalizada la fiesta. Amablemente, nos regalan a nosotros los
cultivos que se encontraban sobre la mesa de ofrendas, dejándonos sacar todo lo que quisiéramos. Llegando
al campamento surgen ciertas inquietudes como el hecho de que durante la ceremonia de la mañana
fuéramos nosotros más que las personas de Camiña presentes, o de que esta celebración sea organizada por
la municipalidad. Por último, la presencia molesta de los camarógrafos que grababan el evento hace
preguntarse porqué el municipio querría grabar un momento como ese, quitando quizás lo poco de íntimo
que le quedaba, considerando nuestra presencia en el lugar.

Jueves 22 de Junio

Este día comenzó con una levantada en la mañana tipo 8:00-8:30, el dia anterior habiamos decidido partir
hacia las distintas chacras que se encontraban dentro de toda la comuna de Camiña para poder comprender
cómo se daban los quehaceres cotidianos del pueblo y como estos se llegaban a relacionar con los
aprendizajes y saberes que esas personas han y siguen adquiriendo a lo largo del tiempo. Para esto nos
dividimos de a dos para así poder abordar una mayor extensión de territorio como también de personas con
las cuales poder conversar. Definido esto comenzamos nuestro camino hacia Juanka, donde nos
encontramos primeramente con Ramon Roman, quien nos comentó sobre su quehacer en las chacras y de
que recien habia terminado de cosechar las zanahorias y que con los restos que había quedado se los iba a
ir a dejar a sus llamos para así alimentarlos, junto con esto el nos relata sobre que esto es un trabajo
sacrificado y que todo lo que él llegaba a realizar en su chacras lo había aprendido de sus padres, en esto
Ramón recoge y se lleva al hombro todos los restos de zanahorias y los lleva a un corral que se encontraba
bajando por el camino que se dirige a Camiña.

Nos comentaba sobre los cambios que han sufrido debido al cambio en el clima como a los trabajos que
ellos alguna vez llegaron a desarrollar, junto a esto nos dice sobre que antes sus padres tenían más llamos
de los que él tenía en la actualidad, junto con eso nos llegó a comentar que su padres, en especial su madre
tejía ponchos con las lanas que se le sacaba a los animales que eran de su propiedad, pero que ahora ya no
lo hacían y que no sabían tejer los ponchos como se hacía anteriormente, aunque siempre demostrando un
alto conocimiento tanto de las chacras como de sus animales, donde nos relataba que recientemente tuvo
que separar a uno de los machos que se encontraba en su corral debido a que este se ponía a pelear con los
otros animales, en especial con el joven llamo que tenia. Nosotros le preguntamos si es que estos animales
los soltaba o si solamente estaban en el corral, Ramón nos respondió de que él no los soltaba ya que los
tenia para generar abono y que se comieran las sobras que se generaban en las cosechas, explicandonos que
estas se iban complementando, ya que no le suponía una gran inversión de dinero mantener a estos animales
y que también le daban no solo el abono sino que carne para su consumo, otro tipo de animales que nos
comento que tenia en su poder se relacionaba con una cuantas vacas que tenía por el camino subiendo a
Camiña. Junto a esto, nos comentó que para el inicio de las vacaciones de invierno su hijo y sus nietos
vendrían a visitarlo por todo el transcurso de las vacaciones y que para recibirlos mataría una de sus vacas
para poder esperarlos con una rica comida, ellos estaban radicados en Iquique, aunque su relación siempre
era cercana y donde cada cierto tiempo él mataba un llamo para enviarle la carne a su hijo.

Es por esto que le preguntamos cómo es que hacía para sobrellevar todo el sacrificio que corresponde tener
chacras y mas encima cuidar animales, es por esto que el nos cuenta sobre la llegada de personas bolivianas,
las cuales eran gente muy trabajadora y esforzada, en eso le preguntamos hace cuanto tiempo es que el
estaba en Camiña o si es que él era “originario” de esa zona, el nos respondió que nació en Camiña, pero
que sus padres eran de origen peruano, aunque habían llegado muy jovencitos a esta zona. Después de estar
con él un rato y ver a los llamos comer y seguir su desarrollo cotidiano, es que nos despedimos de Ramón,
agradeciendole por su tiempo y haber conversado con el. Con esto nos pusimos a caminar buscando alguna
persona con la cual poder entablar una nueva conversación.

En el mismo camino nos encontramos con Martín, un boliviano que llevaba sólo alrededor de un año
viviendo en Camiña y vive con su esposa e hijo de 8 años. Lo encontramos trabajando mientras que
escuchaba música y nos acercamos a hablar con él, quien nos comentó que su casa aún no estaba construida,
debía tapar las piedras con tierra para poder nivelar el suelo. Tenía una solicitud echa en Santiago para que
se le aprueben y así lleguen máquinas allí a Camiña que pudieran hacer ese trabajo. Quiere construir su
casa de madera y nos cuenta que en general el construir la casa no es un proceso solitario, sino que la gente
siempre acude a ayudar, tiene amigos en Santiago y Antofagasta que se harán parte cuando haya que ponerle
el hombro, él mismo ha ayudado a otras personas del pueblo a construir sus casas, por lo que le deberían
devolver la mano.

Martin escucha radio mientras trabaja, es una radio local de Camiña que pone música para animar el trabajo,
destacan Juan Luis Guerra, Los Kjarkas, Miguel Bosé, entre otros que alcanzamos a escuchar. Nos cuenta
que ha recorrido los cerros ya que le gusta caminar y es bueno para ello, en estas caminatas conoció un
molino, “pasando la casa del peruano”, y le contaron que en ese lugar viven los gentiles, que después de
haber sido quemados por el sol debido a que por error pusieron las puertas de sus casas hacia el este se
hundieron bajo tierra, y que cada 25 de junio allí arde fuego provocado por los mismos gentiles.

Paralelamente, con José nos detuvimos a hablar con una mujer que se veía de aproximadamente unos 30
años, la cual estaba alimentando a sus vacas junto al camino asfaltado. Se llamaba Mabel Flores Castro,
tenía pareja y dos hijos pequeños. Era la menor de nueve hermanos y cuando era niña nunca tuvo que
trabajar en la chacra, solo se dedicaba a jugar, por lo que tuvo que aprender el oficio después de juntarse,
como se refirió al formar pareja. Sus papás eran de Colchane y se venían del interior a trabajar a Camiña.
Con el tiempo compraron chacras y se asentaron en el pueblo. Ahora ella trabajaba unas tierras que
arrendaba con su pareja, junto a las de sus suegros. Las vacas las tenía netamente para tener abono para sus
cosechas. Además tenía un corral con corderitos para consumir con la familia y para criar. Lo mismo con
sus llamos, los cuales cuidaba junto a su suegra.

En sus tierras cultivaban ajo, choclo y zanahoria. Nos decía que ahora se ganaba menos que antes, ya que
la faena se había encarecido. Las plagas eran una amenaza latente para ellos, por lo que preferían gastar en
fertilizantes antes que perder una cosecha completa. Ella pensaba que esto pasaba porque las tierras estaban
gastadas. Le preguntabamos si hacía algo para pedir por la fertilidad de sus tierras y nos respondió que ella
era pentecostal y que no creía en las tradiciones cristianas. Por lo mismo no había ido al Machaq Mara.
Menciona que en general la gente de Camiña era evangélica, y que los cristianos tendían a ser de afuera.
Su suegro era cristiano y ella lo veía hacer ese tipo de cosas para sus tierras, lo cual respetaba pero no
compartía. De hecho no le molestaba que en el jardín celebrarán este tipo de festividades ya que consideraba
que no había que prohibir a los niños. Además, les enseñaban a bailar y otras cosas relacionadas con su
raíces aymara.

De todas formas nos dice que trabajando la tierra se gana bien, sin embargo, ella quiere darle a sus hijos la
oportunidad de ir a la universidad, para que no tengan que vivir de la tierra como ellos, pero tampoco
trabajando apatronados con un mal sueldo en la ciudad. Por eso con su pareja intentan ganar dinero extra
trabajando en otras cosas, él antes manejaba la ambulancia de la posta y ahora ella quería instalar una
pastelería. A sus hijos los manda al jardin y nos cuenta que antes eso era poco común, que la gente
desconfiaba y preferían seguir llevándolos con ellos a la chacra. El jardín habrá llegado hace unos veinte
años atrás, cuando llegó la luz gracias a la gestión del alcalde. Ella menciona que varias cosas de las que él
ha hecho han sido buenas para Camiña, pero le recrimina su postura favorable ante la llegada de la
termoeléctrica que se quiere instalar en la quebrada, lo que sería nefasto para ellos como agricultores y
arruinaria la capacidad de cultivo.

Además menciona que el alcalde le da todas las facilidades a los bolivianos que vienen a trabajar a las
chacras como jornaleros, pagándoles $10.000 la jornada. Esto se debe a que en Camiña es difícil encontrar
personas que quieran realizar la labor. Se queja de que encuentra que los bolivianos abusan de la
hospitalidad, porque les deben dar almuerzo cuando trabajan y siempre comen más de la cuenta. Agrega
que el municipio siempre les da beneficios que ellos, siendo chilenos, no reciben. Que les regalan casas que
después quedan botadas o que arriendan cuando se vuelven a Bolivia. Admite no ser xenófoba pero qué le
parece que el país debería cerciorarse de la calidad de vida de sus propios ciudadanos primero. Y que
además a veces los migrantes tenían que vivir en malas condiciones, como veía en la televisión, por lo que
el país no estaba preparado para la llegada de tantos extranjeros. Finalmente nos despedimos y le
agradecimos por su tiempo.

Después de esta conversación nos juntamos con el resto de nuestros compañeros y seguimos caminando,
en lo cual fuimos abordados por el profesor Dante, quien iba en su camioneta y se detuvo para consultarnos
sobre cómo íbamos. Junto con esto nos realizó una serie de acotaciones y comentarios para poder desarrollar
un mejor trabajo, estas se centran en no tener que forzar las discusiones y dedicarnos a hablar con la gente
de lo que ellos quisieran hablar y de ahí poder identificar relatos y conocimientos de las personas de la
comunidad de Camiña. Además nos sugirió no dicotomizar lo formal con lo informal, sino ver como ambos
saberes podrían llegar a converger. Después de estos consejos él se volvió a subir a su camioneta y siguió
su camino hacia Camiña.

Seguimos caminando y llegamos a Juanka, donde nos internamos en el lugar buscando jeroglifos que no
logramos ver. Saliendo del lugar decidimos dividirnos nuevamente y con mi compañero caminamos de
vuelta a ver si lográbamos encontrar a las mismas personas que vimos a la distancia cuando pasamos por el
lugar. Terminamos llegando a medio camino del que habíamos emprendido en el origen, entramos a las
chacras y comenzamos a andar por los surcos, caminando hacia una señora que vimos a la distancia. En
general estaba todo plantado por lo que teníamos cuidado de caminar por sobre los camellones. Al llegar
nos encontramos con la Señora Luisa, quién le estaba dando comida a sus animales junto con su hija de 2
años. Al estar ella, pudimos comenzar la conversación enseguida por la parte de los hijos y su educación,
donde ella nos indicaba que existía un liceo desde hace 4 años, pero que uno de los problemas más grandes,
y que era para todos los centros de educación, era que los profesores duraban uno o medio año y se iban,
no tenían una permanencia estable y prolongada en la comunidad. Además, las carreras que se ofrecían en
el liceo muchas veces no eran del interés de los jóvenes, por lo que muchos migran a Pozo o a Iquique,
provocando que la mayoría de las personas que se quedaban fueran adultos.

Ella por su parte nació y se crió en Pozo, pero su marido era de Camiña, por lo que finalmente la convenció
para que se asentaron allí. Camiña le gustó por su tranquilidad, incluso para sus historias es tranquilo ya
que la mayoría de las que se cuentan tratan de la laguna roja y no de Camiña propiamente tal. Al comienzo
le costó aprender la agricultura pero su marido y sus hermanos le fueron enseñando, y ahora trabaja en su
mayoría con el choclo y la zanahoria, las cuales han sido afectadas por las plagas, ya que si la zanahoria se
moja con la lluvia muere rápido. En relación a los niños dice que juegan alrededor de las chacras, porque
así los pueden cuidar, pero en general ni ayudan, todo depende de si les gusta o no, no existe una obligación.

La educación para adultos comenzó hace poco tiempo, que se realiza para terminar octavo básico ya que la
mayoría de laspersonas de Camiña no lo tiene debido a que en su momento no le vieron la importancia a la
educación. Nos cuenta de días en los que noes necesario trabajar mucho la tierra, lo que da espacios de ocio
que cada uno aprovecha de manera distinta, pero que hay mucha gente que lo dedica al tejer. En caso de
una emergencia, ni existen veterinarios, estos tienen que venir desde abajo, aunque los abuelos manejan
algunos remedios caseros como el darle mate a los corderos cuando se hinchan o pegare con una chala
izquierda para también bajar la hinchazón.

Para realizar trabajos en el pueblo generalmente se contratan a bolivianos, ya que hay muchos dando vueltas
y buscando trabajo, por lo que hay que salir a buscarlos. A los inmigrantes se les trata bien porque vienen
a aportar y a hacer trabajos que muchas veces hacen falta. El arriendo de su chacra le cuesta 500.000 pesos
anuales, trabajando las dos temporadas se saca un buen margen de ganancias, pero si se trabaja solo para
una cosecha al año se alcanzaría apenas para pagar la renta. Para que produzca bien, la tierra tiene que
descansar entre cada producto, el cual también debe ser cambiado de lugar para no gastar la tierra, por ello
se le echa guano de los mismos animales que ella tiene para fertilizarla.

Después de esto, volvimos hacia el pueblo de Camiña debido a que todo el curso había sido invitado a ver
el partido de Chile v/s Alemania en el marco de la fase de grupos de la Copa Confederaciones por parte de
la Municipalidad. En el transcurso de este camino nos dimos cuenta que unos de los actores principales
dentro de la comunidad de Camiña eran los distintos centros educacionales que se hallaban en esta comuna,
es por eso que entendiendo que el siguiente dia era viernes y último día de clases de la semana decidimos
centrarnos tanto en lo que quedaba de día como el siguiente en poder tener toda la información y
apreciaciones que se tenían de estos, definiendo así los objetivos que tendríamos para esos días. Al partido
llegamos tarde, por lo que ya estaban todos instalados en sus puestos frente a la pantalla y se había acabo
la comida.

En particular nos llamó la atención que en medio del pequeño patio que tiene la Municipalidad dentro de
su edificio, se encontrara un collage de fotos de distintas celebraciones que se habían efectuado hasta ese
momento, como el dia de la madre o del trabajador. La más llamativa de todas estas se relacionaba con las
fotos de los niños que estaban conmemorando el 21 de Mayo y el combate naval de Iquique, donde todos
los niños y niñas aparecían vestidos con los típicos trajes de marineros que se utilizan para esa fecha, como
también lo fue un tipo de desfile que realizó el alumnado, con los estandartes del colegio y demases.
Después de ver el primer tiempo, un grupo de compañeros del grupo se quedó viendo el partido y otro se
fue al camping donde nos estábamos alojando a descansar, para después seguir entrevistando a más gente.

Después de haber descansado de este día agotador o de haber visto el partido, ambos grupos que
anteriormente se habían separado decidieron dirigirse a los distintos centros educacionales. Se nos había
comentado que la Escuela Básica terminaba sus clases a las 3:45, que resultó ser justo la hora de término
del partido, por lo que una vez tocado el pitazo final partimos el rumbo hacia el lugar. Entramos y vimos
muchos niños y algunos profesores saliendo mientras comían yogur. Le preguntamos a un tipo que se
encontraba allí si es que había una sala de profesores ya que teníamos que hablar con alguno para nuestro
trabajo ,nos dijo que esperamos mientras él llamaba al director, quien al escucharlo se acercó a él y a
nosotros y comenzamos conversar.

Los temas fueron variados, ya que en primer lugar comenzamos a hablar del Machaq Mara del cerro, que
fue definido por el director Juan Flores como “asqueroso”, como una instancia de la municipalidad, que ni
siquiera era convocante, que tenía la finalidad de rescatar lo “folklórico” de la instancia. En la escuela, en
cambio, realizaron un Machaq Mara más íntimo, donde se buscaba explicar la importancia y sentido de
cada elemento ya que todo tiene una explicación. El profesor Alex, que también se unió a la conversación
señaló que en el cerro no hubo nadie que hiciera de yatiri, es decir, que cumpliera el rol de explicar el por
qué, que no era sólo tomatera. Por ejemplo el pago a la tierra debiera ser con agua y no con alcohol ya que
esta es la que la riega y nutre, la hoja de coca se usa para pedir para el año nuevo que viene llegando.

El profesor Juan Tapia nos dice que hemos llegado a una Camiña moderna, con internet, electricidad,
transporte, etc, antes se daban cosas como que al llegar a octavo básico los profesores bajaban con los
estudiantes para ayudarles a entrar a un liceo, pero ahora los niños se quedan en Camiña al existir un Liceo
Técnico en el pueblo. Los profes antes se caracterizaban por un compromiso vocacional que ya no está,
eran parte de la comunidad y tenían una permanencia importante en esta, ya que vivían de lunes a domingo
allí, esto cambia en el presente ya que al ser los profesores gente externa, llega el día viernes y se van rápido
de vuelta a Iquique o Arica. Nos cuenta de un caso que le sucedió que un alumno le preguntó “profe, ¿esas
casas que están allá de que son?”, y esas no eran casas, “los niños no conocen más allá del río”.

Nos hablan también de la religión en el espacio escolar, donde la escuela,a pesar de que la mayoría de los
apoderados y niños profesan alguna religión, es laica. Esto de todas formas genera algunos problemas ya
que por ejemplo los apoderados evangélicos a veces ni dejan a sus pupilos participar de fiestas y bailes. En
séptimo y octavo básico deben ver en educación física bailes folklóricos y a muchos apoderados eso ni les
parece, generando conflictos entre la escuela y ellos, sin embargo, en muchos también prima la identidad
andina por sobre la religión, por lo que no ven una incompatibilidad en sus creencias y las manifestaciones
de su identidad.

A medida que hablábamos lentamente la escuela se comenzaba a desocupar, sin embargo, muchos niños se
quedaban jugando ping pong o conversando entre ellos. Mientras esto sucedía, el profesor Alex se retiraba
y nos quedamos con Juan Tapia y Juan Flores, quienes nos hablaban de la CONADI y el Programa Orígenes,
los cuales incidieron de manera importante dentro de la comunidad. En tanto la escuela básica habría
recibido de esto varios proyectos en mejoramiento de estructuras y la obtención de equipos como
computadores, radios entre otras. Se nos cuenta cómo llegaron distintos proyectos a la escuela, traídos desde
varios FONDART que trataban de mostrar la vida andina los que fueron mostrados a los niños pero que sin
embargo no tenían mucho sentido ni reflejaban nada de lo que era ser andino a juicio de ellos, entre esos
había una puesta en escena de títeres de una profesional española, otro baile echa por una profesional de
danza que trato de hacer un trote nortino “moderno”, etc. Luego Juan Flores se retiró y nos quedamos
conversando con el director quien nos contó la historia de la escuela básica de Camiña desde sus inicios
como un proyecto de colegio que localizado en un lugar estratégico podía albergar un batallón de 200
personas. Distintos directores habían pasado por la escuela, en tiempos donde la chilenización se hacía notar
más que nunca, asimismo la escuela impartía estos valores patrios a niños que como nos cuenta el director
no tenían relación con esto. A su llegada nos cuenta que el buscaba hacer un “rescate” de todas estas
tradiciones que se habían reprimido durante tanto tiempo, las historias, los bailes, los símbolos entre otros
elementos. De esta manera empezó a postular a proyectos y codearse con agentes estatales para poder dar
una mejor forma educativa a los niños en concordancia a su realidad.

Por otro lado el otro grupo se dirigió a la sala cuna que se encontraba en Camiña, ahí llamamos a la puerta
y mientras esperábamos que saliese alguien prestamos atención a la musica que tenian puesta en este
establecimiento, ya que correspondía a los Caporales, en eso nos abre una tecnico en educacion de Parvulos
y nos pregunto que queriamos ahi, a lo cual respondimos de que estabamos hablando con la gente y
queriamos ver si se podía conversar con alguna de las “tías” del establecimiento, con esto ella nos dejó
entrar y llamó a su compañera (que al parecer estaba a cargo) para que conversara con nosotros, ella nos
hizo pasar a la sala de Dirección del establecimiento, ahi conversamos sobre distintas temáticas que se
daban dentro de esta sala cuna, esta educadora nos dijo que se llamaba Cynthia, la que nos dijo de que esta
sala cuna había surgido en el año 2010 y que esta pertenecía a la Junji y donde su nombre correspondía al
de “Semillita” y en la cual el rango etario de los y las alumnas va desde los tres meses hasta los dos años,
relacionado a esto, ella nos comentaba de que la capacidad máxima de alumnos era de 24 personas, pero
que actualmente sólo había 11 alumnos matriculados. Con esto nosotros le preguntamos sobre cómo era la
relación de los padres con el establecimiento, y ella nos comento de que estos eran responsables con los
niños y su asistencia a la sala cuna, donde cada vez que llegaban a faltar estos justifican su inasistencia,
donde la mayoría de estas inasistencias se relacionaban con que los padres no alcanzaban a ir a dejar a sus
hijo/as debido a que debían estar muy temprano trabajando en la Chakras, especialmente en la época de la
cosecha.

Durante todo el transcurso de la conversación y como pudimos apreciar al principio cuando llegamos a esta
Sala Cuna, fue la constante “música andina” que sonaba en la salas del colegio, nosotros le preguntamos si
es que eso era algo común aquí, donde ella respondió que sí era algo común, además de que en esa semana
fue el machaq mara, por lo que también habían adornado el lugar con Aguayos, sombreros e instrumentos
típicos de la zona, Cynthia nos comentaba que a sus alumnos y alumnas les gustaba mucho este tipo de
música y que incluso la prefieren por sobre el reggaeton, cumbia, etc.. , donde estos bailaban cuando
sonaban estas canciones, en especial con la saya y el caporal. Estas niñas y niños eran enseñados con los
curriculums que entrega la Junji, aunque nos remarcaban que estos no poseían un intento de integración
étnica, pero que ellas (las educadoras y técnicos) se esforzaban en poder enseñar y adaptar este currículum
a las temáticas de la comunidad. Ella lo reflejó mediante el caso de los distintos juguetes que poseen los
niños y niñas, los cuales se relacionaban con las temáticas de la agricultura, y donde la mayoría del
alumnado posee amplias nociones sobre estos ámbitos, quienes incluso a veces eran corregidas por los
mismos niños cuando se les enseñaba del clima o de los procesos de siembra y cosecha, lo que llega a
evidenciar el tiempo y enseñanzas que le dan los padres a sus hijo/as. Todo esto se juntan con que una de
las Educadoras de Párvulos Leoisa, quien es de esta zona posee una gran cantidad de conocimientos, sobre
las prácticas aymaras de estos lugares, donde ella conocía los nombres e historias de los cerros, las que eran
contadas hacia los estudiantes, para que estos llegasen a integrarse de buena manera a su cotidiano. Después
de esto, Cynthia nos muestra los libros y materiales con los que llegaban a desempeñar su labor con los
niños, después de esto, nos despedimos y le dimos las gracias por su recibimiento y hospitalidad.

Tras salir del jardín nos dirigimos al liceo técnico, con intención de poder hablar con la directora o algún
profesor. Nos recibe una funcionaria del lugar, quien nos dice que están todos en consejo de profesores,
que volvamos a las 19.00 hrs. Regresamos a la hora indicada y nuevamente nos encontramos con ella. Se
llamaba Ana y trabajaba en el liceo desde principio de año, antes atendía en el hostal Santo Tomás. Es
camiñana y toda su familia también, sin embargo no habla aymara. Agrega que en general los hablantes de
la lengua son de Colchane, Isluga y Bolivia, no obstante, no es común verlos hablar de manera cotidiana.

Nos cuenta que en la comuna no hay un liceo científico-humanista, de modo que solo existe este técnico
para todos los estudiantes, algunos de ellos se quedan en el internado del liceo. Los profesores que hacen
clases vienen todos de afuera, por lo que llegado el viernes se retiran a sus casas en la ciudad. Señala que
en general los alumnos tienden a terminar sus estudios en Pozo Almonte o en Iquique, como fue el caso de
sus hijos. En general, los más jóvenes se van a estudiar y no regresan, prefieren quedarse trabajando allá.
De los que estudian en el liceo, o continúan sus estudios en la ciudad o comienzan a trabajar en las chacras.
Las técnicos en enfermería tienen más posibilidades de trabajar en la posta del pueblo. Nos cuenta que acá
se puede estudiar ese técnico, administración de empresas y mecánica, carreras que no mucho tienen que
ver con la realidad de la comuna. Cuenta además que en el liceo ya no les enseñan aymara ni mucho de sus
costumbres, pero que en la escuela básica si.

A pesar de ello, nos cuenta que en el liceo se celebró el Machaq Mara el martes pasado, en un patio techado.
Esta consistió en una muestra de comidas típicas organizada por los mismos alumnos, además de bailes.
Afirma que esto es algo reciente, ya que cuando ella fue a la escuela no se hacía. Ellos solo celebraban el
día de las glorias navales y el 18 de septiembre. Recuerda que a los profesores no les gustaba que bailaran
música andina en esas instancias, ya que era poco chileno. Cuenta que no todas las personas participan de
las festividades cristianas, puesto también hay pentecostales y adventistas. A ella en lo personal le dio
flojera ir al Machaq Mara del Miércoles, era demasiado temprano. En general no le gusta ir a las festividades
que se celebran en el cerro ceremonial, como las cruces, porque queda muy lejos. Nos cuenta que estas
fiestas siempre se han celebrado ahí, pero que antes no estaba la construcción amurallada, que era solo
tierra. Prefiere las fiestas que son en la plaza del pueblo, como semana santa y corpus christi, las cuales son
financiadas por un alférez, contratan músicos y bailarines de afuera y hay mucha comida y bebida para
todos.

También nos cuenta acerca de la fiesta del choclo en noviembre, en que se preparan platos que tengan como
ingrediente a este cultivo, pudiendo degustar diversos platos. Nos dice que este año han habido problemas
con las cosechas, ya que las heladas han quemado los cultivos. Nos cuenta además que, cuando llueve
mucho, existe el peligro de que ocurran aluviones, a los que les tiene mucho miedo. En particular contó de
una vez que llovió por no más de 15 minutos, y que quedó la embarrada. Empezó a bajar barro del cerro,
arrastrando todo lo que encontraba a su paso. Hasta refrigeradores habían. Finalmente salieron los
profesores de su reunión y le pedimos un rato a la directora para hablar con ella, sin embargo, nos dice que
en ese momento no puede y que volvamos mañana a la hora del recreo.

Devuelta en el campamento, y considerando también lo expuesto por nuestros compañero y compañeras,


pensamos en cómo la temática de educación podría relacionarse con el cambio climático. Podemos ver que
se reconoce un encarecimiento de la actividad agrícola en el último tiempo, haciéndola menos rentable. Las
heladas y plagas parecen ser de los problemas más importantes. La presencia de la termoeléctrica también
es un conflicto que sigue latente, y que podría afectar la fuente de agua de toda la quebrada. Por otro lado,
también es clara la tendencia de los jóvenes a migrar a la ciudad para ser universitarios, la educación parece
tener un rol relevante para la mayoría de los padres. También destacar que el liceo no produce profesionales
útiles para la realidad camiñana, como sería un técnico agrícola, por dar un ejemplo. Por el contrario, estos
profesionales vienen de afuera. Considerando lo dicho por Mabel, quizás es el cambio climático lo que ha
afectado el desarrollo agrícola y esto ha conllevado que los adultos del pueblo apuntan a que sus hijos e
hijas sean universitarios.
En cuanto a los establecimientos educacionales que visitamos hoy, de acuerdo a lo conversado podemos
vislumbrar que existe un esfuerzo por parte de los profesores en reforzar un componente aymara y agrícola,
generando un ambiente que se conecte con la realidad de los niños y niñas. Esto parece ser más fuerte en la
escuela que, como dijo el profesor Alex, buscan generar una identificación con Camiña para que, cuando
salgan a estudiar a otros lados, después vuelvan al pueblo y ayudar como profesionales al desarrollo del
mismo, ya que actualmente los profesionales del pueblo son de fuera. Sin embargo, este proceso llevado a
cabo tan concienzudamente se pierde en el liceo, produciéndose un truncamiento de este componente
identitario.
Viernes 23 de Junio

El dia viernes comienza para nosotros con nuestros compromisos previstos a las 10 AM. Isadora y Vicente
van al jardín de niños mientras Carlos ha quedado de hablar con Alex, el profesor de música de la escuela
básica para luego partir al Liceo Técnico. Por mi parte, yo he quedado de hablar con Juan Tapia el director
de la Escuela Básica. Al momento de entrar al establecimiento, el director me invita a pasar a una de las
salas en donde se estaban realizando las clases respectivas en un curso mezclado entre 3ro y 4to básico, la
clase que están llevando a cabo es para mi sorpresa una sobre Astronomía, pero no la astronomía que se
maneja normalmente sino que una basada en los elementos andinos. Cada niño está dibujando una
constelación de la amplia gama de observaciones andinas. Laja Manta, Wiphala Warawara, Uma Jalsu,
Kapu Warawara, Kotu Sankha entre otros son los nombres que los niños comienzan a enseñarme mientras
el director me explica que estas constelaciones están asociadas a las constelaciones zodiacales occidentales,
en sus palabras este corresponde al “zodiaco andino” y cada uno de estos tiene un significado importante
tanto en el significado que portan como en los ciclos del año.

Mientras algunos de los estudiantes van finalizando su trabajo, se acercan hasta donde nos encontramos
con el director y este se suma a la conversación, me explica que ha hecho participar a los niños en diversos
concursos de cuentos para que ellos relatan aquellas historias aprendidas por sus abuelos, es así como uno
de ellos me cuenta la historia del cerro La Misiña, el que rodeado de misterio y eventos fabulosos se centra
en la existencia de oro dentro de este cerro, el cual fue explorado por una persona que al adentrarse dentro
de este fue devorado por el cerro y encerrado para siempre dentro de este. Me doy cuenta que los niños
hablan con mucho ánimo y orgullo de estas historias, no las miran como algo anticuado ni mucho menos
aún cuando están inmersos (quiérase o no a pesar de la distancia) en un mundo “moderno”, con alcance a
las tecnologías que a pesar de ofrecer otras posibilidades no son factores de distancia frente a los elementos
tradicionales que ellos tienen en Camiña. Es más uno de los estudiantes me hace escuchar su música por
medio de un equipo de sonido y para mi sorpresa este tiene un mix de diversas canciones, tanto de corte
andino como metal y post hardcore, lo que me hace entender que a pesar de la distancia frente a las ciudades,
la tecnología ha permitido acercar otros elementos a la gente de Camiña al alcance de su espacio
comunitario.

Luego de esto y del recreo soy invitado a una clase de Lenguaje con los niños de 4to básico, donde
esperando una clase regular de Lenguaje me veo en la sorpresa de que la clase trata sobre lengua aymara,
con textos de estudio acordes a esto. Otro elemento que me sorprende en el consumo de hojas de coca
dentro de la sala, el cual actúa como un snack asimilando de alguna manera con la realidad que vivo a
diario. Esto también me hace ver que las tradiciones y la cultura misma se entremezclan en toda esta
secuencia de la educación formal, son elementos normales, diarios que dan una gran sorpresa para quien ha
recibido su educación en una urbe.

Mientras José se encuentra en la escuela, con Vicente nos dirigimos al jardín “Caranguito”. Por dentro, este
luce como un jardín común y corriente, con algunos dibujos de cultivos y lamas en las paredes. En ese
momento se encuentran unos ocho niños y niñas en la sala. Allí conocimos a las tías Fanny y Génova,
siendo la primera la encargada del jardín. Ambas son de Camiña y no son educadoras, solo tienen IV medio.
Hablándonos de sus familias mencionan que no recuerdan que alguien haya hablado aymara. Recién
vinieron a aprender algunas palabras con la técnico, Cypriana, que trabajó durante dos años con ella y sus
alumnos, actualmente trabaja en el jardín de Chapiquilta. La técnico usaba sus propias planificaciones. A
pesar de ello se las arreglan para seguir enseñándoles algunas cosas a los niños. El Machaq Mara no lo
pudieron celebrar propiamente tal dado a que no había quien oficiara la ceremonia, sin embargo, hicieron
una recreación del momento en que el tata Inti, como señaló Génova, se eleva en el cielo y todos levantan
las manos.

Los padres de sus alumnos trabajan en sus chacras, pero la gente aspira a que sus hijos puedan ir a la ciudad
a estudiar. Incluso, la tía Fanny agrega que, por lo mismo, todos sus hijos viven en Pozo Almonte. Nos
cuentan que en general son muy comprometidos con la asistencia de sus hijos al jardín, a excepción de los
viernes en que cierran más temprano, a la hora de almuerzo. A pesar del tiempo que pasan en el
establecimiento, no son ajenos a la agricultura y es un tema más dentro de lo que ven en el jardín. Más aún,
nos mostraron que en el patio posee un pequeño huerto hecho por los niños, gracias al cual ganaron una
Certificación Medioambiental para establecimientos educacionales. Para Fanny, el interés por la educación
en establecimientos formales probablemente comienza más o menos cuando ella tenía unos 12 años, con la
llegada de la luz y el primer camión al pueblo. Antes de eso no había carreteras y todo se hacía en burro.

Para ayudarnos, nos dijeron que podíamos ir al jardín de Chapiquilta con la tía Silvana, quien, junto con
Cypriana, estaban preparando un Machaq Mara para los niños y la comunidad educativa. Nos pidieron que
llevaramos un aguayo y serpentinas, y que les trajeramos calapurca de vuelta. Así, llegamos hasta el jardín
Ingacoyo cuyo letrero señalaba que era un jardín familiar. Entramos y las tías estaban preparando ya la
ceremonia. Cypriana se encontraba vistiendo a las niñas con akso y a los niños con aguayo, junto a la ayuda
de alguna de sus madres. Estas tenían que preguntarle a la técnico como se ponían los akso, y después
también se notó que desconocían la ceremonia. Silvana destaca el rol comunitario que se le ha intentado
dar al jardín, invitando a las mamás a venir con sus hijos e hijas, de manera que ellas aprenden en conjunto.
Aparte de nosotros también estuvo invitado el nuevo dentista de Chapiquilta y su pareja embarazada, todos
participamos de las ofrendas y los bailes junto a los niños, las educadoras, apoderadas

Durante el Machaq Mara, el cual oficio Cypriana con su esposo, esta fue explicando paso a paso a niños y
adultos en qué consistía y cómo se realizaba. Primero llamó al dentista y su esposa, después a nosotros y
luego a las tías para ch’allar. Con Silvana, el esposo de Cypriana intercambió coca, algo que al parecer la
tía nunca habia hecho, ya que se le notaba un poco perdida. Luego fueron pasando los pequeños en pareja,
hombre y mujer, también a ch’allar, mientras que sus madres les tomaban fotos. Terminada la ceremonia
se puso música y bailamos todos juntos. Luego, se dispuso la mesa y nos sentamos a comer calapurca
acompañada de maíz tostado.En la mesa la tía Silvana nos contó un poco más de ella: su familia era
camiñana, sus padres hablaban aymara pero ella no, incluso su madre sabía tejer. Los akso que estaban
usando las niñas eran de ella. A otra apoderada, que era boliviana, dice que ella no habla ni aymara ni
quechua. Silvana nos dice que en el jardín se esfuerzan por revertir esa situación, para que los niños y niñas
conozcan sus raíces, por eso es tan importante la labor de técnico. La misma Cypriana nos cuenta que ella
es de Colchane, y que antes trabajaba en Camiña y ahora estaba acá. También cuenta que su hija es técnico
intercultural en Iquique. Su trabajo consiste en enseñarle aymara a los niños, pero también hablarles de las
costumbres e historias propias. Además, les enseña a tejer.

En eso, llega otra apoderada que parece saber mucho más que las otras. Nos comentaba cómo se cocinaba
la moquna, que es quinoa molida, como un pino, pero de quinoa, el cual no es fácil de preparar ya que
requiere ciertas etapas muy específicas, como que la cocción debe ser solamente a vapor y que la quinua se
muela en piedra, ya que al hacerlo en fierro se pierde mucho sabor. La apoderada comentaba que sus nietos
aprenden a cocinar con ella y que son bastante hábiles para preparar la moquna, la cual la colocan en
empanadas, incluso, al ser, en este caso, el proyecto educativo del jardín uno abierto a la comunidad, ella
ha institucionalizado este saber informal al colocar un horno de barro en el establecimiento y enseñarle a
los otros niños algo que partía como un compartir cotidianamente conocimientos con sus nietos. También
nos cuenta que es tejedora, pero no parte de la asociación, y que vende sus textiles en San Pedro de Atacama.

De esta manera, podemos ver el carácter comunitario que se le da al jardín. Vemos que están preparados
para recibir gente y que la ultima apoderada que llegó había hecho llaveritos de recuerdo para los invitados.
Cypriana menciona que le gustaría celebrar la fiesta de la suerte con más personas de la comunidad y el
sacrificio de un llamo. Luego dice que deben sentirse orgullosos de sus raíces, que no hay que esconderse.
Finalmente, los niños empiezan a retirarse de a poco y nosotros volvemos con calapurca al otro jardín. Ahí
la tía Génova nos dice que podríamos aprovechar de ir a la laguna roja o a ver los petroglifos. Le
preguntamos si eran los mismos que no pudimos encontrar en Juanka a lo que nos responde que no, que ahí
están las tumbas de los gentiles y que nos conviene ir con cuidado. Los gentiles son gente pequeñita que
vivía acá hace muchos años. Y si vamos con la guata vacía se nos pueden meter en el cuerpo. Nos
despedimos de ellas y regresamos al campamento.

Durante todo este transcurso me dirigí a hablar con Alex, quien era profesor de Música en el Colegio de
Camiña, con él conversamos sobre las distintas temáticas que tenían que ver con la enseñanza del ramo que
impartía y como este le daba un giro desde las temáticas andinas, él me comenta de que les estaba enseñando
a los niños a tocar la tarka, la cual es uno de los instrumentos autóctonos y más antiguo de la zona, este
profesor lleva años trabajando en colegios que son del “interior”, primeramente el estuvo trabajando en el
pueblo de Putre, la que se encuentra en la Región de Arica y Parinacota, allí él también llevó a cabo este
proyecto con los niños de este lugar, quienes formaron una comparsa de tarkeadas, estos llegaron a tocar
en la ciudad de Arica, además de que eran invitados a distintos eventos para que demostrar sus saberes. Por
temáticas del destino, el se cambio de Putre para poder trabajar en el pueblo de Camiña y estaba intentando
poder generar estos acercamientos hacia las raíces de los y las niñas con la música andina, nuevamente con
la Tarkeada, pero ahora quería poder formar una comparsa completa, tanto con los músicos como los
bailarines que debían estar en ella. Alex comentaba de que muchos de los abuelos de estos alumnos, tocaron
la tarka cuando eran jóvenes, y que cuando veían a estos niños/as tocar estos instrumentos, ellos recordaban
sus años de juventud y le terminan enseñando algunas de las antiguas canciones de su repertorio.
Los procesos y metodologías de enseñanza que tenían para enseñar resultaba problemático para poder
acercarlos a los niños, esto se debe a que los instrumentos de música andina no poseen las mismas escalas
musicales que los instrumentos clásicos o occidentalizados, es por esto que él tuvo que diseñar una
metodología mediante secuencias numéricas para lograr una buena enseñanza sobre estos instrumentos,
otra de las problemáticas que él nos llega a nombrar se relaciona con el cancionero y mucha de las letras
que llegan a poseer estas canciones, ya que algunas de estas llaman al consumo de alcohol y es bien
conocida esta situación dentro de las comunidades aymara, es por esto que el cambiaba o adaptaba las letras
de las canciones para los niños.

Con él se pudo apreciar lo que es el sufrimiento y costos que tiene la labor de los docentes que tienen que
vivir lejos de su hogar y su familia, lo que se apreció mediante las llamadas de su familia que estaban
viviendo en Arica y donde no podía hacer mucho por las problemáticas que estaban teniendo en la ciudad
y él tan lejos de ellos, esto hacía que el tuviese ganas de dejar su trabajo, pero sabia que tenia compromisos
y que el trabajo que estos estaban realizando conllevaba un trabajo que no era solamente el de enseñar, sino
que también de la recuperación de las raíces de las y los niños de Camiña a través de la música.

Después de hablar con él, me dirigí hacia el Liceo técnico para hablar con la directora, quien me había dicho
el dia anterior que fuese tipo 10:00 a 10:15 am, debido a que en ese lapso de tiempo se encontraba la hora
del recreo y ahi habria tiempo de poder conversar. Después de esperar unos momentos nos sentamos en su
oficina y ella me dijo que su nombre era Marena Taucare la que era originaria de Huara, donde se crió y
vivió, gran parte de su vida hasta que llegó a la Umce (ex-pedagógico) para poder realizar sus estudios en
la ciudad de Santiago en la carrera de Pedagogía, ella nos comentaba que recién este año ella había asumido
como directora, ya que el director de ese colegio había renunciado hace poco, anteriormente ella se
desempeña en labores administrativas y de docencia, ya ella estaba encargada de la Unidad Tecnico
Pedagógica (UTP) A lo largo de la conversación fue muy notorio ver las distintas problemáticas que tenía
el colegio en ese momento, lo que se vio mediante la realización de inventarios que tenía que hacerse al
taller mecánica y la pérdida de ciertos papeles, es por esto que los profesores la iban a buscar cada ciertos
minutos para buscar los papeles, después de esta interrupción, ella nos comento de que este Liceo tenía
facultades de ser Técnico-Profesional, el cual fue fundado en el año 2008 debido a una serie de proyectos
educativos que llevaron a cabo en la región, junto con esto ella hace referencia de que funcionan bajo un
PIE (Proyecto de Integración de Escolar) la que se basaba en un rescate de las identidades étnicas de los
niños que habitan en esta zona. Lo que se evidencia por ejemplo con la realización del Machaq Mara en el
Liceo, el cual fue auspiciado por el protocolo de convivencia y no por fondos de la Municipalidad, en
relación a las distintas carreras que se dan en esta, es posible encontrar administración de empresas,
mecánica y enfermería. Donde cada una de las carreras fueron elegidas por la comunidad, donde se le hizo
una consulta tanto a los apoderados como a los niños, donde la mayoría de estos no eligieron la opción de
carreras relacionadas con la agronomía. La elección de las carreras está orientada para que las y los jóvenes
de Camiña se quedaran en el pueblo, esto debido a todas la problemáticas que se les llegan a dar a los
jóvenes que deben salir del pueblo para realizar y terminar sus estudios en la educación media.

Otro de los puntos que ella toco se relaciona con la segregación que sufren los jóvenes en la ciudad y como
ella lo ha visto desde la historia de su hija y su sobrino, quienes han sufrido de primera mano las
problemáticas de venir de un ambiente rural como Camiña y de tener distintas visiones debido a que
provenían de estos lugares, entendiendo también, nos contaba ella, sobre cómo estos sujetos deben aprender
a adaptarse a los nuevos ambientes en las que se llegan a desarrollar, Macarena nos comentaba sobre cómo
su hija y sobrino hicieron grupos de amigos que tuviesen una visión similar a la de ellos. Después de haber
hablado esto, ella nos comentó sobre las distintas historias que tenía el pueblo y los geoglifos que se
encontraban en esta zona, en esto, ella me preguntó sobre lo que uno estudiaba y nos dijo que seria bueno
realizar charlas para que los niños puedan conocer de mejor manera al desarrollo del patrimonio
arqueológico que posee esta zona. Después de eso partí rumbo al Campamento para esperar a que llegaran
los demás miembros del grupo.

Sábado 26 de Junio

Ya que la directora le había dicho a Carlos que si subíamos encontraríamos a las personas más
conservadoras con sus costumbres, decidimos seguir su consejo y llegar hasta Apamilca, para después bajar
por las chacras en búsqueda de gente, dividiendonos. Con José fuimos hasta una plantación de maíz, donde
había un señor trabajando. Le preguntamos si podíamos ayudarle pero él ya se iba a su casa, pero nos dejó
ir a ver a sus animales. A lo lejos vimos otra señora alimentando a sus llamos, por lo que nos dirigimos
hacia ella. Se llamaba Demetria Choque y nos contó que ese día se iba a Iquique, de modo que yo era de
mala suerte para ella y José de buena suerte, dado que el es hombre. Uno de los llamitos hacia bastante
ruido a lo que la señora nos dijo que ese siempre se quejaba, porque los llamos se comunicaban con ella
aunque no hablaran. Antes eso era distintos y si hablaban, y los zorros también hablaban. Mientras
conversábamos le ayudamos a dar agua a los animales y recolocar las piedras que se habían caído del corral.

La acompañamos de vuelta a su casa y, en el camino, nos contó que además tenía una chacra pero que por
su edad debía contratar jornaleros para que trabajaran la tierra. En general estos eran bolivianos, que eran
los únicos que se ofrecían para el trabajo, a pesar de que a ella no le agradaban mucho. En el caminos nos
fue enseñando cómo se disponen las piedras en las chacras, las cuales tienen una cabeza y una cola. Estaba
sola porque todos sus hijos se habían ido a vivir a Iquique, pero ella no se quería mudar a la ciudad. Sus
hijos fueron al colegio allá y se quedaron, por su parte nunca fue a la escuela. Llegamos a su casa y nos dijo
que nos hubiera invitado si no hubiese tenido que viajar, pero estaba justa de tiempo y necesitaba arreglarse.
Le dimos gracias por su tiempo y seguimos recorriendo Yala-Yala.

En la Iglesia nos reencontramos todos, nosotros esperábamos poder hablar con alguno joven de esta Iglesia,
pero para nuestro asombro, surgió un hombre que nos saludo y que después logré reconocer, el era
Marcelino, una persona que habíamos conocido en Machaq Mara, con el cual compartir un grato momento
de conversación, con esto volvimos a sentarnos a conversar en debajo de un pequeño techo y dentro de las
cuales había unas bancas, donde nos pudimos sentar y tener una conversación distendida con él, dentro de
las temáticas que hablamos el me dijo de que estaba viniendo a esta Iglesia Adventista hace algún tiempo.
El nos comentaba que cuando él iba al colegio a los profesores les gustaba de que todos fuesen con su
uniforme, limpio y puntuales, donde prácticamente se daba mucho la frase de que “la letra entra con sangre”
esto debido a los golpes que alguna vez algún profesor le dio a algunos de sus alumnos.

Otro comentario que nos llegó a realizar estaba relacionado con el trabajo infantil que se daba en su época
en comparación con los niños que trabajan actualmente, esto se relacionaba con que antes los niños y niñas
que iban a 1° Básico tenían entre 12 a 13 años, donde después del salir del colegio, estos debían estar
trabajando en la chakra o incluso por su edad ellos tenían que realizar solo hasta 4° Básico, pensando de
que eso era lo mínimo de escolaridad que se necesitaba, según Marcelino, lo único que se necesitaba era
leer y escribir, como también el conocer y dominar las operaciones básicas de las matemáticas. En los
tiempos actuales, existe una mayor fiscalización para que los niños y niñas tengan su educación completa,
es decir, terminar todo su proceso de escolaridad, lo que ha provocado que ahora menos niños dejen la
escuela para dedicarse a las chakras. Después de hablar sobre estos temas nos pusimos en rumbo para volver
a Camiña.

Ya casi en Chapiquilta nos acercamos a un caserío sobre unas terrazas, con pequeñas construcciones de
madera. Así llegamos a la casa de Eva, quien nos invitó a su casa. Este era una sola habitación con un
refrigerador junto a la puerta y un colchón, además de varias cajas esparcidas por el suelo. Nos contó que
era boliviana y que, sendo huérfana de padre y madre, se vino con sus hijos huyendo de su ex pareja. Por
mucho tiempo había estado viniendo a Camiña a trabajar. Al principio ganaba $2000, monto que aumentaba
con el tiempo, pero siempre ganaba menos que los hombres, a pesar de trabajar tanto como ellos. Finalmente
decidió arrendar una chacra y quedarse a vivir allí. Sin embargo, considera que los precios que ponen los
dueños de las tierras son altos, que ellos ya no saben porque no viven en Camiña. La mayoría de las tierras
son de personas que ya no viven en Camiña.

Ha trabajado toda su vida en agricultura, que aprendió cuando era jóven en Bolivia. Nunca fue al colegio
pero sus hijos si, por eso ellos ya no trabajan en el campo y viven en la ciudad. Casi nunca vienen a visitarla.
Parece que sus nietos mayores asisten a la universidad. Por eso casi siempre está sola, pero se lleva bien
con los vecinos. De hecho quería matar a un llamito para venderle a las vecinas pero no tenía quien le
sujetara el animal. Se quejaba de que el alcalde los tenía botados, que no tenían agua potable y él no hacía
nada al respecto, que incluso había ido a decirle eso a su cara. A pesar de ello trabajó para la municipalidad
en el Machaq Mara, encargándose de la cocina. Se acordó de José y nos preguntó por él, le había dicho que
iría a verla. Entonces, nos pidió si podíamos ayudarla mañana con sus llamas. Nos comprometimos a
regresar al día siguiente, le dimos las gracias y nos devolvimos a Camiña.

Domingo 25 de Junio

Por la mañana salimos temprano al corral de doña Eva, el cual se encontraba antes de llegar a Chapiquilta,
entre varias chacras. Una de esas chacras la arrendaba para plantar tener chala, maíz seco con el que
alimentan a los animales. En el corral había cinco llamos y uno fuera, el cual nos dijo que se había
enfermado y por eso lo separó del grupo. Ella ya llevaba trabajando un buen rato, pero estaba cansada por
que, por su edad y las extensas jornadas de trabajo a las que ha estado expuesta toda su vida, le han
provocado problemas en las articulaciones. El trabajo era sencillo pero pesado: nos paso paños para
cubrirnos la cabeza, y luego nos indico que debíamos levantar la mayor cantidad de chala posible y apilarla
sobre un montón, apretado para que cupiera toda.

Tras un rato de trabajar nos preguntó que queríamos almorzar, ofreciéndonos picante de guatita. Me pidió
que la ayudara y nos dirigimos hacia su casa. Antes de partir, envolvió un zapallo y se lo puso a la espalda,
tenía una fuerza impresionante. Mientras caminábamos me fue contando acerca de los aluviones que a veces
ocurren con la lluvia, y que uno de esos se había llevado la casa de sus hijos. Casi llegando a la casa nos
encontramos con otras señoras, a las que les ofreció partes del llamito que pensaba matar. Cuando seguimos
nuestro camino me contó que se le habia caido el celular al canal y por eso estaba incomunicada, ya se
había comprado otro pero no tenia el numero de nadie.

Llegamos a la casa y me di cuenta que no solo era suya la mediagua en la que habíamos estado el día
anterior sino que también la que estaba contigua a esa. Además, había un baño comunitario con ducha para
todas las casas del sector. Me dijo que llenara varios baldes con agua y que echara un poco en una paila
para lavar la guatita del llamo. Esta había que apretarla para que le saliera la suciedad de adentro. Después
se trozaba y se metía en una olla a presión para que se ablande. En eso llegó la vecina y sus hijos pequeños,
un niño y una niña, y más rato el resto de mis compañeros. Proseguimos a pelar papas junto a los niños, los
cuales claramente eran mucho más habilidosos en la tarea que nosotros. Una vez estuvo listo se echó todo
a la olla y esperamos que estuviera listo mientras escuchábamos el partido.

Nos sentamos en la mesa y a todos nos sirvieron un plato contundente de guatitas y arroz, con aji de rocoto
al lado. Nos contó más de su familia y de que le encantaba ir a Oruro para el carnaval. Junto a la mesa habia
un foleto de la CONADI y le pregunté que le parecían los talleres. Me respondió que ella no participaba ya
que era solo para chilenos. Le pregunté porque no se nacionalizaban, ya que vivía en Chile hace más de 10
años, a lo que me contesto que no quería abandonar sus raíces Bolivianas porque estaba orgullosa de ellas.
Luego del almuerzo la ayudamos a armar un corral un poco más arriba de su casa, moviendo piedras para
armar un gallinero.

Con esto dimos por terminado nuestro trabajo, sin embargo, quedamos con más dudas que claridades. Los
lineamientos de los establecimientos educacionales quedaron bastante claros, sin embargo, son los saberes
informales los que quedan inconclusos. Pudimos ver que Camiña es un pueblo diverso que junta más etnias
que solo la aymara, dependiendo del lugar de procedencia. En este sentido, parece ser que la gente del
interior posee una raigambre mucho más fuerte con los saberes ancestrales de su cultura. No obstante,
también parece haber un componente etario, en el que las costumbres que existían para una población adulta
mayor, una conocimiento vago por parte de los adultos, y una enseñanza de dichas costumbres a las nuevas
generaciones. Lo más probable es que esta generación intermedia haya sido producto del proceso de
chilenización que se vivió dentro del sistema educacional. No obstante, cabe destacar también juega un
papel relevante la religión, puesto no solo hay cristianos sino que también evangélicos y adventistas.

Anexo 2: Fotografías
Sala cuna “Semillita”. Aguayo, akso y chuspa.

Gimnasio del
colegio de
Camiña
Liceo técnico-profesional. Mural al fondo del establecimiento.

Chakras de
Camiña
Llamo.

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