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Napoleón Bonaparte puso fin al proceso revolucionario con un régimen personal que, investido del
poder imperial, intentó imponer en toda Europa el dominio francés y las ideas de la Revolución. Su
genio militar y la superioridad de su ejército fueron instrumentos de una desmedida ambición que,
finalmente, sucumbió ante la reacción combinada de las naciones europeas.
El Consulado
El golpe de Estado del 18 Brumario (9 de noviembre de 1799) puso fin al Directorio e instauró
el Consulado, régimen republicano en el que el poder ejecutivo correspondía a tres cónsules.
Napoleón Bonaparte (1769-1821), héroe de las campañas de Italia y Egipto(ver t48) e inspirador del
golpe, fue elegido primer cónsul, concentrando de hecho todo el poder.
En la política llevada a cabo por el Consulado destacaron:
Fechas clave
1799 Napoleón da un golpe de Estado contra el Directorio y proclama el Consulado.
1802 Napoleón se proclama cónsul vitalicio.
1804 Napoleón se corona emperador.
1805 Napoleón se corona rey de Italia.Victoria del almirante británico Nelson en Trafalgar.
Victoria de Napoleón en Austerlitz frente a austriacos y rusos.
1806 Victoria de Napoleón sobre los prusianos en Jena.
1807 Tras ser derrotado en Friedland, el zar Alejandro I firma la paz de Tilsit.
1808 Napoleón invade España y comienza la guerra de la Independencia española. Tras la derrota
de Bailén, el emperador ocupa la península con un gran ejército. José Bonaparte, rey de España.
1812 Derrota de Napoleón en Rusia.
1813 «Batalla de las naciones»: rusos, británicos, austriacos, prusianos y suecos vencen a
Napoleón en Leipzig. Derrota de los franceses en España.
1814 Los aliados entran en París. Napoleón es depuesto y enviado a la isla de Elba. Luis XVIII
es proclamado rey de Francia.
1815 Regreso de Napoleón y gobierno de los Cien Días.Tras la derrota de Waterloo, es desterrado
a la isla de Santa Elena.
La Restauración
Una vez restaurada la monarquía en Francia en la persona de Luis XVIII (1814-1824), las potencias
que habían vencido a Napoleón decidieron unirse para poner en práctica dos objetivos:
Restaurar el Antiguo Régimen sobre la base del legitimismo monárquico.
Lograr el equilibrio entre las potencias, para lo cual se creó un nuevo mapa de Europa sin tener
en cuenta la diversidad étnica y lingüística.
El Congreso de Viena se reunió entre mayo de 1814 y junio de 1815 con la participación de los
siguientes Estados:
Austria, representada por el canciller Metternich, que se convirtió en árbitro de las
deliberaciones.
Rusia, con el propio zar Alejandro I como valedor de sus intereses nacionales.
Inglaterra, representada por Castlereagh y Wellington. Su objetivo era contribuir al equilibrio
continental manteniendo su hegemonía en los mares.
Francia, que consiguió mantener su posición internacional gracias a la habilidad de su ministro
de Asuntos Exteriores, Talleyrand.
Prusia, aún con escaso protagonismo internacional, en espera del momento adecuado para ejercer
el liderazgo de Alemania.
Problemas políticos
Los criollos fueron los protagonistas activos de la emancipación. Hijos o descendientes de españoles,
controlaban el comercio y la industria, pero se sentían discriminados por no poder acceder a la
Administración. Sobre ellos actuaron diversas influencias:
Las ideas de la Ilustración: los criollos se mostraron muy receptivos a las ideas que propugnaban
la libertad y la soberanía nacional.
El ejemplo de la independencia de Estados Unidos (1783).
Los intereses comerciales de Inglaterra y Francia, que alentaron el descontento entre los
criollos.
La destrucción de la flota española en Trafalgar (1805), que supuso la interrupción de las
comunicaciones entre España y América y favoreció el comercio con otros países.
Entre los precedentes del movimiento independentista destacaron:
La rebelión de la población negra de Haití, iniciada por Toussaint Louverture en 1794.
La insurrección de los comuneros paraguayos (1733-1735).
La insurrección de José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru) en Perú(1780-1783), con el
apoyo de indios y mestizos.
La rebelión de los comuneros de Colombia, dirigida por Juan Francisco Berbeo (1782).
En México los protagonistas fueron los indios y los mestizos, dirigidos por sacerdotes que
defendían reivindicaciones sociales. Los criollos, muchos de ellos ricos hacendados, desconfiaron
de este movimiento y apoyaron a la autoridad virreinal.
En Caracas, la revolución fue impulsada por criollos intelectuales que no contaron con la ayuda
de los grandes propietarios.
En Buenos Aires, la mayoría de los criollos alentó la emancipación.
La Independencia De La América Hispana (II)
La restauración del absolutismo por Fernando VII frustró en América, como en España, las
esperanzas que muchos habían puesto en su regreso. El anhelo de emancipación, que se había ido
extendiendo durante la guerra de la Independencia española, creció al vincularse a la lucha de los
liberales americanos contra las autoridades leales al rey absolutista.
El inicio de la lucha
México: en 1810, el cura Miguel Hidalgo (1753-1811) inició la insurrección con el Grito de
Dolores. Fue apoyado por los indios y los mestizos, pero no por los criollos. Tras ser derrotado y
ejecutado, otro sacerdote, José María Morelos (1765-1815), continuó la lucha, pero también
fracasó (1815).
Argentina: en mayo de 1810 se constituyó la Junta de Buenos Aires, que obligó a dimitir al
virrey Hidalgo de Cisneros. En 1816 el Congreso de Tucumán proclamó la independencia.
Nueva Granada: en julio de 1811 el Congreso General de Caracas proclamó la independencia,
pero las fuerzas realistas vencieron a los sublevados. Tras la derrota y el apresamiento de Miranda,
Bolívar continuó la resistencia, pero fue derrotado y huyó a Jamaica.
Las Juntas de Gobierno de Quito y Bogotá fueron sometidas por el general Pablo Morillo (1778-
1837), enviado desde España (1815).
Chile: el Congreso Nacional de julio de 1810 puso en evidencia la división entre los dirigentes.
En 1815 el virrey Abascal(1743-1827), que se mantenía fiel a España en el Perú, sofocó el
movimiento.
Hacia la independencia
México: el general realista Agustín de Iturbide (1783-1824) se unió a los rebeldes y publicó
el Plan de Iguala (1821), que propugnaba una monarquía constitucional. Ese mismo año se
declaró la independencia, y en 1822 Iturbide se proclamó emperador de México. En 1824 se
instauró la República.
Centroamérica: la independencia se logró en 1823, cuando se constituyeron las Provincias
Unidas de Centroamérica.
Chile logró la independencia tras las victorias de San Martín frente a los españoles en las batallas
de Chacabuco (1817) y Maipú (1818). A continuación, San Martín se dirigió al Perú, de donde
huyó el virrey La Serna en 1821.
La independencia de Colombia fue protagonizada por Simón Bolívar, quien venció a los
españoles en Boyacá (1819) y conquistó Bogotá. En 1821, la victoria de Carabobo consolidó la
independencia de Venezuela.
Ecuador se independizó de la mano de Antonio José de Sucre (1795-1830), lugarteniente
de Bolívar, que logró la victoria en Pichincha, y en 1825 liberó el Alto Perú (Bolivia).
La independencia de Uruguay la inició José Gervasio Artigas (1764-1850) y, tras ser
anexionado por Brasil, el país se liberó con la sublevación de los treinta y tres orientales (1828).
La Revolución de 1830
Francia: el sucesor de Luis XVIII, Carlos X (1824-1830) da un giro ultraconservador a la
monarquía absoluta, lo que provoca un fuerte descontento. En julio de 1830, el rey disolvió la
Cámara de Diputados y restringió aún más las libertades, lo que desencadenó la revolución.
Durante las «tres jornadas gloriosas» (27, 28 y 29 de julio) los revolucionarios se adueñaron de
París. Carlos X abdicó y ocupó el trono el duque Luis Felipe de Orleans (1830-1848).
Bélgica: en agosto, la revolución se extendió a Bélgica. Tanto el partido liberal como el católico
estaban descontentos con la unión política con Holanda y, además, la floreciente burguesía
nacional veía con disgusto el autoritarismo de Guillermo I(1815-1840). En agosto, la revolución
se extendió por todo el país, con el apoyo de Francia e Inglaterra. Los holandeses se retiraron y
Bélgica obtuvo la independencia. La corona pasó a Leopoldo I de Sajonia-Coburgo (1831-1865)
y se promulgó una Constitución liberal.
Polonia: en noviembre de 1830 estalló la revolución, inspirada por el deseo de acabar con la
dominación rusa. En enero de 1831 la Dieta proclamó la independencia, pero el ejército ruso
venció a los polacos en Ostrolenka y ocupó Varsovia.
Otros movimientos revolucionarios de menor alcance se produjeron en el norte de Italia contra
el dominio austriaco y en diversas ciudades alemanas (1830-1833).
La libertad, cubierta con el gorro frigio y empuñando la bandera tricolor (los dos principales emblemas
de la Revolución) conduce a los ciudadanos al asalto de la barricada. Un niño, símbolo de la nueva
Francia, empuña dos pistolas. Un burgués, caracterizado con su chistera, avanza armado con un fusil.
La extensión de la revolución
Austria: en marzo estalló en Viena la revolución. El canciller Metternich (ver t51) se vio
obligado a dimitir y Fernando I (1835-1848) abdicó en su sobrino Francisco José I (1848-1916).
Se convocó una Dieta Constituyente, pero en marzo de 1849 se restauró el absolutismo.
Hungría: el caudillo nacionalista Lajos Kossuth (1802-1894) proclamó la independencia en
abril, pero en agosto el ejército austriaco aplastó la nueva República.
Bohemia: los checos consiguieron la autonomía con respecto a Austria, que concluyó con el
bombardeo de Praga.
Italia: en Nápoles y Palermo Fernando II (1830-1859) se vio obligado a conceder una
Constitución. En el Norte, Milán y Venecia se sublevaron contra Austria, con el apoyo de
Piamonte. El Papa Pío IX (1846- 1878) huyó de Roma y Mazzini (ver t63) proclamó la
República. En 1849 todos estos movimientos fueron sofocados.
Alemania: las insurrecciones se multiplicaron en los diferentes Estados alemanes, alentadas por
aspiraciones liberales y democráticas con un componente nacionalista. En Berlín, la revolución
obligó a Federico Guillermo IV de Prusia (1840-1857) a aceptar un gobierno liberal. El
movimiento revolucionario se extendió a Sajonia, Baviera y Hannover. A partir de 1850 el
ejército prusiano acabó con los movimientos republicanos y la reacción se extendió a toda
Alemania.
Napoleón III
En 1851, Luis Napoleón Bonaparte (1808-1873), presidente desde 1848 (ver t56) dio un golpe de
Estado. Al año siguiente fue proclamado emperador, con el nombre de Napoleón III. Nacía así
el Segundo Imperio francés.
Política interior: se caracterizó por la concentración del poder en el emperador, que ejerció un
gobierno autoritario y paternalista. El emperador persiguió a los revolucionarios, pero su amplio
programa de obras públicas creó empleo, lo que contribuyó a reducir el descontento. Implantó
el sufragio universal y con frecuencia recurrió al plebiscito para legitimar su política.
Política exterior: Napoleón III, empeñado en mantener la grandeza internacional, ejerció una
política exterior muy activa y creó un gran imperio colonial.
En África inició la colonización del interior desde Senegal y Argelia. Apoyó la construcción del canal
de Suez y en Asia impulsó la penetración en China y en el Sudeste asiático.
Interesado en construir un canal interoceánico en América, apoyó la coronación de Maximiliano de
Austria como emperador de México.
En Europa se opuso a la obra del Congreso de Viena apoyando a Turquía frente a Rusia en la guerra
de Crimea (1854-1856) y a los nacionalistas italianos frente a Austria.
La III República
Thiers, representante de la burguesía conservadora, ejerció la presidencia provisional de la República
hasta 1873. A cambio de una cuantiosa indemnización y de la entrega de Alsacia y Lorena, consiguió
la evacuación del ejército prusiano de ocupación.
En 1873 fue elegido presidente Mac Mahon, militar partidario de la restauración monárquica. Durante
su presidencia, los republicanos lograron la mayoría en la Asamblea Nacional y, bajo la dirección
de Léon Gambetta (1838-1882), consolidaron las instituciones republicanas.
El presidente Jules Grevy (1879-1887) buscó el apoyo de los republicanos, divididos entre los
radicales de Clemenceau (1841-1929) y los oportunistas, entre los que destacó Jules Ferry (1832-
1893), ministro y presidente del Gobierno en varias ocasiones. Ferry estableció la enseñanza primaria
laica, obligatoria y gratuita, mejoró la enseñanza secundaria e impulsó la expansión colonial.
La caída de Ferry en 1885, coincidente con una aguda crisis económica, dio lugar a un periodo de
inestabilidad política en el que la República se vio amenazada tanto por la izquierda socialista como
por la derecha nacionalista del general Boulanger (1837- 1891). El enfrentamiento político se agudizó
como consecuencia del affaire Dreyfus (ver t68), que propició la victoria del bloque de izquierdas en
1899.
El movimiento obrero
Las nuevas fábricas surgidas con la Revolución Industrial (ver t44) necesitaban grandes cantidades
de obreros. La falta de regulaciones legales acerca del trabajo fabril dio lugar a formas abusivas
de explotación de la mano de obra, que fueron contestadas con el sindicalismo.
Las primeras formas de organización sindical aparecieron en Inglaterra. Las Trade Unionslucharon
por los derechos de los trabajadores: aumentos salariales, reducción de la jornada de trabajo, mejora
de las condiciones laborales y control legal de los abusos en el trabajo y sobre todo de mujeres y niños.
En 1838 apareció en Inglaterra el movimiento cartista, que vinculó las reivindicaciones sociales a la
lucha política. La Carta del Pueblo tenía un contenido democrático, que incluía la petición
del sufragio universal.
Con la extensión de la Revolución Industrial a otros países se desarrolló también el movimiento
obrero. En 1864 se creó la I Internacional, en la que se enfrentaron Marx y Bakunin, líderes de las
dos principales ideologías obreras, marxismo y anarquismo. En el Congreso de La Haya (1872) los
anarquistas fueron expulsados de la Internacional.
En 1889 se creó la II Internacional, que agrupó a los partidos socialdemócratas e intentó sin éxito
evitar la guerra mundial.
Socialismo utópico
Los principales socialistas utópicos fueron:
Henri de Saint-Simon (1760-1825): defendió un tipo de sociedad industrial en la que el poder
pasara a la clase productora (industriales, negociantes, trabajadores, agricultores).
Charles Fourier (1772-1837): intentó llevar a la práctica la sociedad basada en los falansterios,
pequeñas comunidades en las que los medios de producción eran comunes.
Robert Owen (1771-1858): fundó en América una colonia en la que intentó demostrar la bondad
del socialismo y sus efectos sobre la naturaleza humana.
Anarquismo
En la segunda mitad del siglo XIX apareció el anarquismo, un tipo de socialismo radical que se
oponía tanto al capitalismo como al Estado. Entre sus teóricos más destacados figuraron William
Godwin, Max Stirner, Proudhon, Bakunin y Kropotkin.
Mijail Bakunin (1814-1876) participó en la revolución de 1848 en Praga y mantuvo una fuerte
polémica en el seno de la I Internacional con Karl Marx, a quien acusaba de propugnar un
socialismo autoritario.
El anarquismo pretendía instaurar una sociedad sin Estado, formada por comunas libremente
federadas en régimen de autogestión, en el que la propiedad sería colectiva.
El marxismo
Karl Marx (1818-1883) fue, junto con Friedrich Engels (1820-1895), el creador de la doctrina
marxista o comunista, a la que Engels llamó socialismo científico para diferenciarla del socialismo
utópico, al que tachaba de idealista.
En 1848, Marx y Engels publicaron el Manifiesto comunista, donde se resumían las ideas básicas de
su pensamiento. La obra principal de Marx fue El capital.
El marxismo parte de un método de análisis inspirado en la filosofía de Hegel: la dialéctica, según la
cual, a partir de la contradicción entre tesis y antítesis, se alcanza la síntesis o superación de dicha
contradicción.
La doctrina de Marx es económica y política. Sus principales puntos son:
El materialismo histórico, según el cual la historia se mueve fundamentalmente por los aspectos
económicos, que enfrentan a los hombres de una manera dialéctica.
La lucha de clases, en la que la unión del proletariado posibilitará su llegada al poder por medio
de la revolución, superando las contradicciones de la sociedad capitalista.
La dictadura del proletariado, fase transitoria en que el Estado obrero acabaría con los restos
de la antigua sociedad y avanzaría hacia la sociedad sin clases, el comunismo.
Las ideas de Marx, apoyadas en una sólida base filosófica, adquirieron una rápida difusión entre los
medios obreros e intelectuales de Europa.
El Gran Capitalismo
En el último tercio del siglo XIX se produjo una aceleración del crecimiento económico, con la
aparición de novedosas técnicas y nuevos sectores productivos. El capitalismo financiero, basado en
las grandes empresas y en el poder de los grandes bancos, dominó la economía, que adquirió un
carácter mundial.
El gran capital
A partir de 1870 se produjo una segunda revolución industrial, que marcó el inicio de una nueva
fase del capitalismo caracterizada por:
El enorme aumento del tamaño de las empresas, en términos de capacidad productiva,
instalaciones y mano de obra.
La aparición de nuevos sectores productivos: acero, química, petróleo, electricidad.
La necesidad de inversiones cada vez mayores en las empresas, constituidas como sociedades
anónimas (por acciones pertenecientes a muchos propietarios).
La participación directa de los bancos en el capital de las empresas.
La formación de grandes asociaciones de empresas, trusts, holdings y cárteles, que llegan a
controlar sectores productivos completos, a veces en régimen de monopolio (lo que sustituye la
libre competencia del primer capitalismo industrial).
La creación de un mercado mundial, en el que las potencias europeas, Estados Unidos y Japón
producen los artículos industriales y el resto del mundo los consume y aporta las materias primas
para su fabricación.
Innovaciones tecnológicas
La electricidad: la utilización de la electricidad en el alumbrado y en motores constituyó uno de
los grandes avances tecnológicos de la humanidad. Thomas Alva Edison (1847-1931) inventó
en 1879 la bombilla eléctrica, que habría de sustituir al sistema de alumbrado de gas. El motor
eléctrico se aplicó al ferrocarril en la misma época, y en 1887 empezó a construirse el metro de
Londres. A finales de siglo aparecieron los tranvías eléctricos en las grandes ciudades.
Metalurgia: las nuevas aleaciones de hierro, y especialmente el acero, un material a la vez duro
y elástico, ofrecieron múltiples posibilidades no sólo para la expansión de los ferrocarriles, sino
también para las industrias de la construcción, naval y armamentística. Otras novedades se
produjeron en el uso del aluminio, el cobre, el zinc, etcétera.
La industria química: los fertilizantes químicos, los colorantes sintéticos y los explosivos,
como la dinamita, inventada por Alfred Nobel (1833-1896) fueron algunas de las principales
aplicaciones de los descubrimientos químicos en la industria.
Expansión territorial
El presidente James Monroe (1758-1831) justificó la expansión en el continente frente a la presencia
de las potencias europeas con la llamada doctrina Monroe (1823), resumida en la fórmula «América
para los americanos».
Buscadores de oro en 1848. La «fiebre del oro» atrajo a California a decenas de miles de buscadores
a mediados del siglo XIX. Gran parte del país se pobló con los numerosos pioneros buscaban una vida
mejor.
La democracia estadounidense
El partido federalista y el republicano se turnaron en el poder hasta la elección de Andrew
Jackson (1767-1845), representante del nuevo partido demócrata, como presidente (1829).
Apoyado por los pioneros del Oeste, Jackson consolidó la democraciaestadounidense con la
introducción del sufragio universal (1830).
Jackson ocupó la presidencia durante dos mandatos seguidos, hasta 1837, pero la «democracia
jacksoniana», que permitió la participación política de sectores más amplios de la sociedad, fue
continuada por los posteriores presidentes, republicanos o demócratas.
La expansión hacia el Oeste, cuyos colonos demandaban del Gobierno tarifas proteccionistas para su
incipiente producción agrícola, supuso una amenaza para los estados esclavistas del Sur, partidarios
del libre comercio.
El enfrentamiento entre los estados del Norte y el Oeste con los del Sur se agravó por la denuncia
que los primeros hicieron del esclavismo. Una serie de compromisos mantuvieron el equilibrio
político hasta el estallido de la guerra de Secesión (ver t64).
El Imperialismo
A finales del siglo XIX, el desarrollo capitalista y la necesidad de las grandes potencias de exportar
productos, capitales y hombres, dio origen al imperialismo.
El reparto de África
África, casi inexplorada hasta el siglo XIX, fue el continente en el que se manifestó con mayor
virulencia la rivalidad imperialista. Para intentar ordenar la actuación europea en el continente
africano, el canciller alemán Bismarck convocó la Conferencia de Berlín en 1884. En ella se
establecieron las «reglas del juego» de la colonización:
La potencia que hubiera ocupado una franja de la costa tendría derecho a entrar en el hinterland o
zona interior correspondiente.
Internacionalización de la navegación por los grandes ríos africanos.
La posesión de un territorio requería su ocupación efectiva.
La ambición de las potencias imperialistas fue ocupar grandes zonas transcontinentales. Inglaterra creó
un corredor Norte-Sur desde El Cairo a El Cabo, mientras Francia intentó unir Senegal con Djibouti.
Los choques fueron inevitables. Ingleses y franceses se encontraron en el Nilo, y los portugueses
desistieron de unir Angola y Mozambique ante la resistencia británica.
Las potencias imperialistas
Inglaterra construyó el mayor imperio que había conocido la historia (ver t57). Entre sus
posesiones destacaban la India, gran parte de África, Australia y Canadá.
Francia fue el segundo gran imperio colonial (ver t58), con posesiones en África (Túnez,
Senegal, Sudán, Guinea, Costa de Marfil, Chad, Marruecos), Asia (Unión
Indochina), América (Guadalupe, Martinica, Guayana) y Oceanía.
Rusia extendió sus dominios a la costa del Pacífico, el Turquestán y el Pamir.
Alemania consiguió en África los territorios de Togo, Camerún y Tanganika, y en Oceanía parte
de Nueva Guinea, las islas Bismarck, las Carolinas y las Marianas.
Italia ocupó Eritrea, la costa somalí del océano Índico y Libia (Trípoli y Cirenaica).
Bélgica adquirió el Congo, bajo la soberanía personal de Leopoldo II hasta 1908.
Japón, en pleno proceso de modernización desde 1868, cuando comenzó la era Meiji, arrebató a
China la isla de Formosa(1895) y, tras vencer en la guerra ruso-japonesa (1905), adquirió el
protectorado sobre Corea, el dominio de Port Arthur, el Sur de la isla Sajalín y la hegemonía
sobre Manchuria.
El imperialismo estadounidense
El rápido crecimiento demográfico y económico dio paso a una expansión exterior, impulsada por los
gobiernos republicanos que se sucedieron hasta 1908. La doctrina Monroe sirvió para disfrazar esta
expansión imperialista: cuyos principales hitos fueron:
La compra de Alaska a Rusia por una ridícula cantidad de dinero.
La guerra contra España de 1898, que dio lugar a la intervención en Cuba y a la ocupación
de Puerto Rico y las posesiones españolas en el Pacífico.
La apertura del canal de Panamá (1914), que facilitó el control sobre el Caribe y Centroamérica,
donde el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) puso en práctica la política del big-stick o
«palo duro».
En América del Sur también impuso el Gobierno estadounidense su influencia con el
llamado «imperialismo del dólar». Mediante la concesión de grandes préstamos, los bancos y
empresas norteamericanas conseguían la concesión de minas, obras públicas, cultivos, líneas
ferroviarias, etcétera.
La «sociedad de masas»
Durante milenios, la historia había sido protagonizada por reyes, generales, sacerdotes y pensadores.
La nueva sociedad industrial, inspirada por los principios democráticos surgidos tras la Revolución
Francesa, dio un nuevo relieve al papel de la población en el gobierno de sus vidas y sus estados.
El término «masa» se aplica al conjunto de los trabajadores de una sociedad determinada y, por
extensión, a la totalidad de la población. Aunque es una palabra característica de las teorías de corte
socialista preconizadas por Marx y Engels durante la segunda mitad del siglo XIX, en la actualidad se
utiliza en todo tipo de contextos políticos.
El empleo de niños en los primeros tiempos del desarrollo capitalista fue habitual.
Como características básicas de las sociedades de masas es posible destacar:
Participación del pueblo en el gobierno de la nación. El grado de participación puede variar
mucho de unos estados a otros.
Movimiento obrero y sindical.
Mejoras sociales: el bienestar de la población constituye la finalidad principal del Estado.
La prensa
Una de las consecuencias de la participación popular en la vida pública fue el desarrollo de la prensa.
Desde el primer momento los medios de información se convirtieron en una herramienta política de
primer orden, dado su gran potencial para manejar y crear las corrientes de opinión pública.
Debido a su gran influencia, el periodismo recibe el nombre de «cuarto poder». El primer periodismo
era escrito, pero rápidamente fue asimilando los nuevos medios de comunicación que iban surgiendo,
como la radio.
El siglo XIX, también conocido como el siglo de la razón, va desde 1801 hasta 1900. Fue el siglo
de los grandes inventos de la influencia de las generaciones profundas transformaciones socio-
políticas y económicas posteriores. Todos estos cambios fueron apoyados fuertemente las ideas
de renovación de la filosofía y publicado por la Ilustración como Voltaire, Montesquieu, Rousseau,
D’Alembert, Diderot y otros en el siglo XVIII – también conocido como la Ilustración.
En ese momento, la sociedad francesa estaba compuesta por tres grupos de base social,
formada por el clero (elementos de la iglesia) nobleza (los propietarios de tierras y títulos), los
comerciantes burgueses, banqueros, industriales, artesanos, trabajadores industriales y
campesinos que pertenecían a la tercera capa social.
La burguesía tenía el poder económico debido a sus actividades industriales y financieras, pero
no tuvo la participación política, ya que el poder se concentró en las manos del rey
(aAbsolutismo). Esa fue la razón por la Revolución Francesa de 1789 (siglo XVIII).
Hubo beneficios sociales de la Revolución Francesa hacia la burguesía, entre los que se
mencionan en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entre finales del
siglo XVIII y XIX, Napoleón Bonaparte hizo promoción de una nueva constitución, se definió la
reestructuración de la burocracia, se comenzó la creación de la educación pública y se produjo
la separación el estado de la religión, las garantías de la libertad individual, la igualdad ante la
ley, el derecho a la propiedad privada , el divorcio y la adopción del código de comercio en primer
lugar.
Las actividades artísticas y culturales del siglo XIX revelan una preferencia romántica, que a su
vez influye en la idea política y social adoptada por la burguesía revolucionaria. Los ideales de
libertad, igualdad y fraternidad fueron manifestaciones asociadas a la filosofía, política, religión,
sociedad y ciencia del siglo XIX-
Estas ideas conducen a los excesos del cientificismo en el que la fe en la ciencia se convierte en
la verdadera fe. En la Inglaterra del siglo XVIII, William Godwin desarrolló el pensamiento
anarquista, del que emergen en el siglo XIX, dos corrientes principales.
Allan Kardec en su misión de la iluminación y el consuelo fue acompañado con una galaxia de
los socios y colaboradores, cuya acción es regenerativa y no sólo se manifiesta en problemas de
una doctrina, sino en todos los departamentos de la actividad intelectual del siglo XIX.