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ROTURA UTERINA

I. Definición:
Se denomina rotura uterina a la quiebra o abertura de las paredes del
útero producidas durante el embarazo o el parto, estableciéndose como
consecuencia un cuadro grave que es causante de elevada mortalidad
materna y fetal.

II. Frecuencia:
La incidencia es variable de acuerdo a las características de las
instituciones, el control prenatal, el manejo de embarazo de alto riesgo, la
atención domiciliaria, la práctica de maniobras obstétricas obsoletas y en
general de acuerdo a las normas y procedimientos que se sigan para la
dirección y manejo del embarazo, parto y sus complicaciones.
Consideramos que una incidencia de 1/1000 es la más frecuente como
límite de trabajo eficaz, mientras que frecuencias mayores deben ser
causa de auditoria médica.

III. Clasificación:
Independientemente de muchas clasificaciones, clínicamente interesa su
clasificación en espontaneas y traumáticas y según su extensión en
completas e incompletas.
a) Roturas espontaneas: Cuando se produce independientemente de
factores externos, debido a sobre distención de las paredes
uterinas, ya sea por exceso de contenido, presentaciones
anómalas, resistencia del canal o hiperdinamia.
b) Roturas traumáticas: La rotura traumática del útero se produce por
violencia externa ejercida sobre las paredes uterinas, tales como
las que pueden ocasionarse en intervenciones y maniobras
obstétricas, en unos casos por debilidad de los tejidos uterinos o
por yatrogenia al insistir en maniobras superadas para solucionar
algunas distocias.
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c) Rotura completa: Cuando se produce la abertura de todas las


capas del útero incluyendo la serosa peritoneal, estableciéndose
en consecuencia comunicación abierta entre las cavidades uterina
y abdominal.
d) Roturas parciales: Solo incluye algunas de las capas de la pared
uterina manteniéndose la cavidad uterina aislada de la abdominal.

IV. Etiologías:
Las causas de las roturas uterinas son variables según sean espontaneas
o traumáticas.
a) Etiología de las roturas espontaneas: Incompatibilidad feto pélvica,
presentaciones anómalas, situación transversa, parto acelerado,
multiparidad, hidrocefalia, tumores, miomectomías, primiparidad
añosa, cesárea anterior.
b) Etiología de las roturas traumáticas: Versión interna, extracción
pelviana, extracción manual de placenta, maniobras de crede,
dilatación cervical, indicación de oxitocina, anomalías de inserción
placentarias, aplicaciones altas de fórceps, embriotomía,
accidentes.

V. Clínica:
Durante el embarazo puede romperse el útero en forma “Silenciosa” sin
signos y síntomas que le adviertan en cambio durante el parto se
producen manifestaciones que hacen sospechar la amenaza de rotura
uterina el diagnostico de rotura ya producida.
a) Amenaza de rotura uterina: El mejor manejo del caso obstétrico
en la fecha, la menor tendencia al vaginalismo exclusivo, la
indicación precoz necesaria, etc. Han hecho disimular los casos
de parturientas que llegan a la amenaza de rotura uterina.
La amenaza de rotura uterina se establece con sensibilidad local
aumentada, que se adjetiva a la palpación y que se traduce por
dolor a nivel del segmento inferior y que espontáneamente
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aumenta de intensidad. La musculatura uterina que limita con el


segmento inferior se retrae y se eleva (anillo de bandl),
adelgazándose progresivamente cada vez más el segmento que
se puede objetivar distendido. Hay hiperactividad uterina
contráctil, tornándose las contracciones cada vez más intensas y
duraderas con desaparición del intervalo o pausa intercontractil y
hastatetanización del útero. La paciente se agita, esta intranquila,
subjetivamente adivina que el parto anda mal y expresa su
angustia y desesperación.
Hasta aquí, si el parto esta debidamente controlado, existen
suficientes elementos para establecer el diagnostico de amenaza
de rotura uterina y proceder al tratamiento oportuno. Si estas
manifestaciones clínicas pasan desapercibidas o la paciente no
esta bajo control. Se producirá la rotura del útero y sus
consecuencias.
b) Rotura uterina: Una serie de síntomas evidencian que el útero se
ha roto, aunque necesariamente no siempre se encuentren todos
ellos. El dolor en el momento de la rotura puede ser súbitamente
intenso, para desaparecer seguidamente como si se tratara de un
violento espasmo transitorio, aunque por lo general persiste
debido a la irritación peritoneal causada por las partes fetales y la
hemorragia. Esta ultima depende del calibre de los vasos
afectados por el trazo de rotura y del compromiso en las zonas de
inserción placentaria o los desgarros que en ella se produzca,
produciéndose como consecuencia de su intensidad pulso rápido
y débil, piel fría y pálida, disnea y sudoración. El estado de shock
puede establecerse favorecida además del dolor y la hemorragia
por la irritación peritoneal.
La actividad dinámica uterina por lo general luego de producirse
la rotura mejora notablemente hasta desaparecer la actividad
contráctil, aunque no siempre, para reiniciarse nuevamente pero
ya con las características aumentadas de la amenaza.
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El examen abdominal se puede como en algunos casos, objetivar


la rotura y el en otros palparse fácilmente las partes fetales,
directamente debajo de las paredes abdominales como un signo
confirmatorio e indiscutible de que la rotura se ha producido.

VI. Diagnóstico:
La dirección y control del trabajo de parto permiten las variaciones y
desviaciones que se produzcan. Descartada hiperestesia, el dolor intenso
debe ser evaluado como un síntoma de alarma, lo mismo que el aumento
de la actividad dinámica del útero. El examen abdominal que revela zonas
de sensibilidad local aumentada y la retracción del anillo de contracción
con adelgazamiento de segmento, son por demás signos suficientes para
diagnosticas amenaza de rotura uterina.
Las variaciones en el dolor y en la dinámica uterina, así como la
hemorragia y la percepción de partes fetales libres por debajo de las
paredes abdominales, conjuntamente con signos premonitores de
colapso, son evidencias diagnostica que el útero se ha roto.
El diagnostico diferencial con placenta previa y desprendimiento
prematuro de placenta es fácil, cada uno de los cuadros tiene
características propias que lo identifican y hacen con frecuencias sencillo,
el diagnostico de cada entidad.
El antecedente de cesárea anterior, el tipo de ella, así como
intervenciones anteriores sobre el útero tales como las miomectomías,
son antecedentes de importancia que deben de tenerse muy en cuenta
para el diagnostico precoz y sobre todo para la dirección y manejo del
trabajo de parto y su vigilancia especial para no darse con sorpresas
tardías que comprometan la vida de madre y feto.

VII. Pronóstico:
El pronóstico de la rotura uterina depende del momento en que se
produce, de la extensión que abarque, de la zona que afecta del lugar
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donde se esta atendiendo el parto y por supuesto si el diagnóstico es


precoz como amenaza antes que se establezca la rotura.
Actualmente el pronóstico es menos sombrío que en épocas anteriores,
Que la mortalidad materna y fetal era elevada, por la costumbre del parto
domiciliario, la falta de control prenatal, la mala dirección y control del
trabajo de parto, así como lo limitado de recursos quirúrgicos y de medio
para luchar contra la infección.

VIII. Tratamiento:
Si se tienen en cuenta los factores etiológicos de la rotura uterina, ya sean
traumáticas o espontaneas, es obligatorio deducir la necesidad de un
manejo preventivo en todos los casos y que su profilaxis se fundamente
en la dirección y control del embarazo, detección del embarazo de alto
riesgo, detección precoz de distocias y su tratamiento oportuno sin
“esperas prudenciales” ni “expectación armada”.
Producida la amenaza el caso debe ser considerado de emergencia
debiéndose proceder de inmediato al tratamiento correspondiente.
Generalmente la cesárea practicada de urgencia evita que la amenaza se
convierta en rotura, bastando como tratamiento rápido y efectivo, para
prevenir que se establezca el cuadro de rotura, con todas sus graves
complicaciones, secuelas y manejo delicado.
Cuando se a producido la rotura del útero, el tratamiento debe estar
encaminado urgentemente a combatir el shock, para proceder lo más
rápidamente al tratamiento quirúrgico.
La conducta operatoria, siempre por vía abdominal, se realizará de
acuerdo a los hallazgos:
a) En los casos de dehiscencia de herida por intervenciones
anteriores bastara su sutura, si no se a extendido más o
compromete zonas vitales del órgano o de las partes vecinas.
b) La sutura puede realizarse en casos de desgarros de poca
extensión o que no comprometa zonas fundamentales del útero y
aun en desgarros extensos, Cuando la gravedad de la paciente
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exija premura en el tratamiento, aunque definitivamente el


porvenir obstétrico del útero para un nuevo embarazo esta
limitado para poder resistir el trabajo de futuros partos.
c) La histerectomía su total ya supone la mutilación del órgano y
debe realizarse habiendo indicación de extirpar el útero, en casos
de que el estado general de la paciente apremie por una
intervención rápida o que las condiciones del campo operativo
estén tan deformadas que no permitan con seguridad su
extirpación total, que es lo indicado.
d) La histerectomía total debe realizarse siempre que sea posible,
ya que el dejar el muñón cervical no cumple ningún objetivo, si no
que por el contrario expone innecesariamente a la mujer sin
capacidad ya de concebir, a la patología del cuello, inclusive el
cáncer.

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