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Estas previsiones generales han sido desarrolladas por los operadores jurídicos
encargados de su interpretación y aplicación. En el caso del sistema mundial,
por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos ha fijado algunas pautas
hermenéuticas en relación con esta garantía, particularmente en las
Observaciones Generales 13 y 32 y en el ámbito interamericano, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido la garantía del juez
natural como un elemento constitutivo del derecho al debido proceso y ha
fijado algunos criterios para determinar su alcance, tanto en el contexto de los
procesos contenciosos, como en el contexto de las opiniones consultivas[895].
Por su parte, en múltiples oportunidades este Tribunal ha reconocido que esta
garantía hace parte integral del derecho al debido proceso, ha fijado sus
elementos constitutivos, y con base en estos ha evaluado la validez de la
legislación que fija o altera las reglas competenciales para el juzgamiento de
las personas[896].
Y, en segundo lugar, la garantía del juez natural exige que las controversias
jurídicas sean asignadas a órganos constituidos regularmente, a partir de las
reglas definidas de manera general para todo el poder judicial, y que cuenten
con todo el haz de garantías procesales establecidas para litigios
estructuralmente equivalentes. Este segundo componente de la garantía del
juez natural se traduce en la prohibición de tribunales o jueces de excepción, o
de jueces ad hoc. Como la configuración de los órganos judiciales obedece,
entre otras cosas, a la necesidad de garantizar su independencia e
imparcialidad, a través de reglas asociadas a su sistema de selección y
vinculación al sistema de justicia, a las reglas sobre su permanencia y
desvinculación, etc., la variación de la competencia podría impactar e incidir
en la independencia e imparcialidad del operador de justicia, que es una de las
condiciones esenciales de la judicatura. En este orden de ideas, la garantía del
juez natural es contraria a la constitución de tribunales o jueces ad hoc, o de
instancias paralelas a la administración de justicia, y se estructura en función
de los principios de independencia e imparcialidad. Se trata entonces de que
las variaciones en las reglas de competencia no se traduzcan en una
disminución de las garantías de independencia, imparcialidad y neutralidad de
los operadores de justicia para sus destinatarios.
5.2.5.2.3. Partiendo del marco anterior, este Tribunal ha examinado dos tipos
de problemáticas: una referida a la facultad del constituyente secundario o del
legislativo para ordenar la aplicación de reglas de competencia establecidas
con posterioridad a los hechos que dan lugar a la controversia judicial, y otra,
referida a la facultad del constituyente secundario y del legislador de crear
instancias especializadas encargadas de asumir el conocimiento de cierto tipo
de asuntos, sustrayéndolos de los órganos que de ordinario y de manera
regular tenían la competencia para resolverlos. En este orden de ideas, la
validez de las excepciones a la regla general sobre la inmodificabilidad de la
competencia vendría a estar en función del impacto potencial de la variación
competencial en los citados principios.
Es así como este Tribunal ha entendido que es posible crear nuevas instancias
jurisdiccionales especializadas para que atiendan ciertas materias o
problemáticas especiales, pero siempre que estas instancias respondan al
mismo esquema institucional de la denominada “jurisdicción ordinaria”, y que
por tanto, detenten sus mismas garantías de independencia, imparcialidad e
idoneidad.
5.2.5.2.6. Así las cosas, la Corte concluye que el derecho al debido proceso,
incluida la garantía del juez natural en los términos que se han dejado
sentados, constituye un eje transversal insustituible de la Carta Política, que
aunque no impide la variación de las reglas de competencia de los operadores
de justicia, sí exige que los cambios en la definición ex post del juez
competente en materia penal, no se pueden traducir en una pérdida o
afectación de las garantías de independencia e imparcialidad.