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En espacios externos de la
escuela (actividades recreativas,
En el culturales y deportivas
transporte propiciadas por la escuela)
En sus escolar
alrededores
Los centros
educativos
Desde Olweus (1996), para quien el bullying ocurre cuando “un alumno es agredido o
se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida u durante un tiempo,
a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos”, y considerando
los estudios de Ortega (1998), Vallés (2001), Castro Santander (2006), Avilés (2012),
Carozzo (2010), la dimensión conceptual del bullying sigue respetándose sin mayores
variantes reafirmándose su estructura esencial: se trata de:
Un episodio de violencia que tiene como escenario la institución educativa o sus alrededores
Hay presencia de otros estudiantes que están presentes cuando tiene lugar el incidente de
violencia
La problemática del bullying o acoso entre iguales es un asunto que concierne a todas
las instituciones educativas de la región, variando acaso lo referido a su incidencia y a
sus modalidades. Los factores de riego para su presencia son igualmente muy
parecidos, del mismo modo que las escasas medidas de prevención que se han
diseñado para su abordaje. Empero, debemos hacer algunas precisiones que son
importantes considerar:
Llegar a la violencia y al bullying tiene mucho que ver con la casi completa
inoperancia de las instituciones educativas en la educación para el conflicto y su
resolución pacífica.
La mayor o menor incidencia del bullying en las escuelas de todas formas está
alterando el clima de convivencia que debe imperar en las escuelas.
Agresor
Espectadores Víctima
La triada del bullying (existen tres elementos: agresor, víctima y espectadores) es uno
de los componentes característicos de este fenómeno de violencia y vamos analizarlo
para conocerlo mejor, ya que los estudiantes que no son víctimas o victimarios, son
espectadores. Mayormente están presentes todos ellos y la presencia de los
espectadores es tan importante que los agresores atacan pocas veces a su víctima
cuando se encuentran solos frente a ella. Necesitan un auditorio de espectadores
donde puedan exhibir su poder y hacerles llegar un mensaje de su poder al que
deben someterse.
En esta triada cobra un papel muy destacado los llamados espectadores y cada vez
son más los estudios que se centran en ellos para implementar programas de
prevención, debido a que ellos pueden contribuir en la perpetuación del bullying y
acrecentar la indefensión de la víctima, así como mantener viva la impunidad del
agresor.
El salón de clases,
cuando no está El patio durante el Los servicios Los pasillos del
presente el recreo. higiénicos. colegio
profesor.
El transporte
El comedor.
escolar.
Si esto es así, las instituciones educativas deben tomar medidas de protección a los
estudiantes disponiendo una mayor vigilancia de los lugares señalados. Las acciones
a tomar en estos casos son llamadas medidas de contención y requieren de una
mayor vigilancia.
5. TIPOS DE BULLYING
Los estudios realizados hasta hoy dan cuenta de la existencia de una variada gama de
modalidades de bullying, entre los que se destacan:
•Empleo del poder y fuerza física del agresor (puñetes, patadas, empujones,
cachetadas, poner zancadillas, etc.) , acciones que impiden el tránsito de la
Físico:
víctima en el patio o el baño, así como dañarles sus útiles escolares y el
uniforme.
Otras formas de bullying que se han reconocido y tienen presencia muy grande en las
instituciones educativas son:
El bullying homofóbico,
En donde los agresores centran toda su hostilidad y humillación contra los comportamientos,
reales o supuestos, próximos a una opción de género distinta a la de su sexualidad.
Bullying étnico
Cuando las víctimas los son objeto de burlas y agresiones debido a su pertenencia racial y
social.
El bullying de género
Para referirse a las acciones de acoso que recaen sobre las mujeres a quienes los agresores
varones eligen esencialmente basados en el género femenino
.
6. EL BULLYING ES UNA RELACIÓN DE VIOLENCIA Y NO UNA SITUACIÓN DE
VIOLENCIA
¿Qué hace la diferencia que se dice en el título? ¿Es que tiene alguna relevancia
hacer algunas puntualizaciones sobre situación y relación?
No solo existe una diferencia entre
situación y relación, sino que tiene una
En cambio el bullying, el
relevancia muy importante para la
acoso entre iguales, tiene
diferenciación de la forma de violencia que como característica esencial
constituye el bullying y las gradientes de el ser sostenida en el tiempo y
ocurre sistemáticamente sin
daño que encierra esa diferenciación. que existan situaciones que
Cuando nos referimos a episodios de lo promuevas o provoquen;
se trata de una forma de
violencia que tienen una ocurrencia
violencia que se programa, es
ocasional y coyuntural, sin intencionalidad proactiva y el receptor de la
programada (puede ser sólo violencia no puede eludirla
porque convive con el
circunstancial), se trata de una situación de
agresor en el mismo salón de
violencia que, incluso, no tenemos certeza clases
de cuando vuelva a ocurrir.
Conducta •El agresor planifica sus acciones de violencia, organiza las formas
agresiva de maltrato a su víctima, sabe que lo que hace no está bien y por
intencional: eso niega y oculta su tiranización.
Habitual,
•Las relaciones de agresión se mantienen en el tiempo, por lo que la
persistente,
víctima sufre aún sin la presencia de su victimario/a.
sistemático:
Conductas agresivas y
Síntomas
hostiles con sus
psicosomáticos, reales Llega a casa con la Puede presentar
hermanos menores o
o simulados, como ropa y los útiles cuadros depresivos e
cualquier otra persona
coartadas para no destruidos, ajados. ideas suicidas
que juzgue más
asistir al colegio.
vulnerable que él.
Estas características pueden, y deben, ser identificadas tanto por los padres de familia
como por los docentes, ya que son tan evidentes que no pueden pasar inadvertidas.
Por supuesto tenemos que considerar que todos las personas, incluido los niños,
tenemos malos momentos y nos sentimos desanimados, tristes sin ánimo de estudiar
y asistir a la escuela, pero si eso está ocurriendo con regularidad y nos muestra que
no se trata de una situación transitoria, entonces es nuestro deber investigar lo que le
está pasando al niño, niña o adolescente.
Quién conoce bien a sus hijos y a sus alumnos no puede pasar por alto detalles
comportamentales tan visibles que están presentes en el estudiante agresor. Se ha
dicho que para muchos adultos las características de impulsividad y descontrol son
naturales en los niños y jóvenes, claro, en unos más que otros y por eso se marca que
hay que tener cuidado en el conocimiento de la persona señalada.
Viven temerosos de que el agresor pueda escogerlos como las próximas víctimas.
Es notorio que casi todas las explicaciones que se han proporcionado sobre el papel
de los espectadores en el bullying giran únicamente en torno al hecho de violencia en
sí misma, soslayándose una mirada holística, más social de la conducta de los
espectadores y del fenómeno del bullying que, como señalamos líneas arriba,
reconoce numerosos eslabones de la cultura de la sociedad, la familia y la escuela,
como para dejar de evaluarlos como indiscutibles condicionantes comportamentales,
los que al ignorarlos y no ser visibilizados por completo dejan de ser abordados y
con ello se elimina un mejor conocimiento de este fenómeno así como de su
influencia, haciendo estéril los cambios que se proponen desde la escuela.
Carozzo (2012) afirma que las conductas de indiferencia y silencio ante la violencia
entre pares existen porque el sistema social no tolera ni premia la denuncia contra
toda forma de relaciones sociales que emane de la entraña misma de su
organización, y para asegurarse este tipo de respuestas, históricamente ha sentado
una clara política de castigo cuando ellas se han promovido y producido al margen de
su decisión última. Las excrecencias de la gestión social sólo pueden ser subsanadas
o sancionadas por las autoridades y las normas que ellos dispongan, mediante lo cual
se infiere que las estrategias de prevención a procurarse son descendentes y anulan
cualquier participación de las propias víctimas de la violencia.
Los espectadores son pasivos ante los actos de violencia contra uno de sus compañeros por
qué consideran que no es asunto suyo y no tiene por qué inmiscuirse (indiferentes), o
porque temen ser elegidos como las próximas víctimas del matón por el hecho de oponerse
a él (miedo a intervenir) y aquellos que piensan que las víctimas se merecen lo que les
ocurre por no saber defenderse (connivencia de los testigos).
En su libro, Isabel Fernández (2005) hace más énfasis sobre las consecuencias del
bullying en sus protagonistas y, al referirse a los espectadores afirma que en ellos
destaca su actitud pasiva y complaciente ante la injusticia y un modelado equivocado
de la valía personal. Además de manifestar una clara falta de solidaridad.
Olweus (1998) ha interpretado la falta de apoyo de los compañeros hacia las víctimas
como:
El resultado de la influencia que los agresores ejercen sobre los demás, hechos muy
frecuente en estos procesos. Sin embargo la pasividad o indolencia que muestran los
espectadores no se limita al temor frente al agresor y a la recurrente tolerancia de todos
respecto al agresor en la escuela, sino que, a ello se debe añadir la formación que
nuestra cultura nos provee y tiene el sello de la no solidaridad con el otro.
Admite la especial importancia que viene cobrando el estudio del papel de los
compañeros que no participan directamente en el acoso y destaca que la pasividad de
los espectadores guarda relación al perfil de la víctima porque ellos se encuentran
habitualmente aislados, no tiene amigos y son bastante impopulares.
14. LOS UMBRALES DE SENSIBILIDAD Y EL IMPACTO DEL BULLYING
Los umbrales de sensibilidad guardan relación con la tolerancia que las personas
tienen o sienten frente a los estímulos del medio ambiente, sobre todo de aquellos que
resultan adversos e impactan en el comportamiento psicológico de los individuos.
Existen ciertos criterios generales que se suelen emplear para estos casos, como los
de la edad, el género, la cultura y el nivel intelectual. La mayor tolerancia puede estar
relacionada al clima de violencia y adversidad al que está habituado a soportar el
individuo, o a la insensibilidad aprendida en su experiencia social-personal
Respecto al bullying, en donde se reconoce la presencia de una armonía de factores
concurrentes para su producción, gracias a lo cual se habla de una multicausalidad, es
una razón para poner en tela de juicio las generalizaciones antes señaladas.
En efecto, los individuos pueden tener una mayor sensibilidad a estímulos adversos en la
escuela que en el seno de su familia y una mayor tolerancia a reconocer maltratos de un
adulto que de un compañero de su edad; lo que no es casual porque estos estereotipos
forman parte de la llamada violencia simbólica
Aun así, la tolerancia o sensibilidad a que hemos hechos referencia en las personas
no significa que entre todos ellos exista una similitud reactiva a cada uno de esos
estímulos; es decir, se parecerán pero son distintos, diferentes y pueden condicionar
respuestas y efectos igualmente distintos en cuanto a la intensidad afectiva (Carozzo,
2015, en prensa), se necesita conocer cómo la intensidad y la durabilidad de la
violencia relacional afecta a las personas victimizadas.
Los umbrales no solo se encuentran en las víctimas, también se hallan en los
agresores para poder entender porque pueden llegar a alcanzar niveles de crueldad
inexplicables para la edad de los agresores. No es suficiente decir que tienen poca
empatía, se debe investigar que interfiere en el desarrollo de su empatía o que
obstaculiza su elemental expresión con quienes convive.
Lo propio debemos decir de los espectadores. ¿Cómo explicar que existan entre ellos
personajes completamente indiferentes a la violencia que se percibe y no reaccionar
ante esos eventos? ¿Y los que son solidarios con el agresor y los alientan a seguir
abusando de su víctima? ¿Por qué quienes no comparten el abuso de su compañero y
sienten compasión o solidaridad con su el compañero no se deciden a actuar para
detener el abuso? No todo, pero muchas conductas van a ser mejor comprendidas con
la valoración de esta sensibilidad que tiene mucho de condicionamiento social.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
Avilés, José María (2012) Manual contra el bullying. Guía para el profesorado.
Ediciones Libro Amigo. Lima
Carozzo, Julio César (2015) Los espectadores y el código del silencio. Revista
Espiga. Año XIV-Nº 29. Enero-Junio 2015. UNED. Costa Rica